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E
l mundo empresarial no es fácil de manejar ni comprender. Tener aptitudes de liderazgo, ganas de sobresalir y organización no es algo con lo que se nace; forjar hábitos que logren cumplir los sueños es un reto para cualquier persona. Sin duda, crecer en una familia con buenas costumbres y valores fomenta el desarrollo de estas habilidades. Cuando se habla de una organización funcional, podemos decir que la primera es la familia, ya que surge como la escuela principal antes de cualquier otra a la que querramos permanecer. Con el simple hecho de pertenecer a una familia, se es conciente que deben establecerse las primeras bases de la jerarquía, el trabajo en equipo, principios, y cumplimiento de metas. El trabajo en conjunto y los fuertes lazos que unen a hermanos y padres se dotan de flexibilidad, desarrollando en la familia una absoluta disposición para elaborar estrategias de sucesión, que en el futuro garantizarán permanencia. Si los negocios van más alla de la vida familiar, los integrantes tienden a fomentar valores como la lealtad, el compromiso y la dedicación; se aseguran de delegar autoridad, responsabilidad y manejo de recursos; aprenden a capacitar y entrenar al sucesor, involucrándolo en la toma de decisiones cada vez más trascendentales. Dora Martínez Sada
alberto Martínez Sada
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Evaristo Martínez Sada