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BARRIO LAS AGUAS, BOGOTÁ. SEPTIEMBRE 2019. EDICIÓN No.53.
Editorial: Delimitación de la UAU-3 Fotonoticia: Inauguración con bombos, platillos y energía renovable. Columna: Los beneficios del Programa de Alfabetización Informática para la comunidad
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Especial: ¿Cómo está avanzando el proyecto?
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Sociales - Los desarrolladores se ponen al día. - Llega la música al proyecto. - Reunión en el CRU. - Del Pacífico al Refuerzo.
María Teresa no se cansa de aprender
Hizo un curso de belleza, uno de confección y quiso inscribirse a las clases de inglés, ahora está en Alfabetización Informática.
La primera vez que María Teresa Castillo se puso en frente de un computador tenía 41 años y estaba validando su bachillerato. Después de que se graduó, no volvió a utilizar un equipo y olvidó lo que había aprendido. Actualmente, viene cada miércoles al programa de Alfabetización Informática de Progresa Fenicia con el propósito de recordar lo que sabía y de mejorar sus habilidades, pues, como dice ella, “ahora, todo, todo, hasta una cita médica, se hace por Internet”. Hace cuatro años llegó a vivir al barrio Las Aguas con sus dos hijos, David y Allison Reinoso. Es una de las casi ochenta personas del barrio y sectores cercanos que se ha beneficiado del programa que tiene como objetivo ayudar a los adultos a entrar al mundo digital. Esto es precisamente lo que busca María Teresa, quien encuentra en el computador la oportunidad de enriquecerse intelectualmente. Cuando estaba haciendo el bachillerato, asegura, fue difícil aprender, pues las clases de sistemas eran cada quince días, a veces las cancelaban y los computadores no alcanzaban para todos los estudiantes. “De todas maneras, yo aprendí porque me iba a la Biblioteca Luis Ángel Arango o a un café Internet por aquí en La Candelaria a hacer las
tareas y mi hijo me acompañaba”, cuenta mientras camina hacia la Universidad de los Andes, donde tomará su clase. Un año después de terminar el bachillerato, consiguió el primer computador para su casa, que está en la habitación de su hijo David. Sin embargo, para entonces no recordaba cómo usarlo. “A veces me toca pedirle ayuda a mi hijo para que me redacte algo, me lo pase a una USB y yo pueda ir a imprimirlo”, dice. María Teresa quiere aprender a manejar el computador de nuevo porque le gusta leer y sabe que ahí puede encontrar libros. También quiere buscar moldes para confeccionar ropa o implementos de cocina como limpiones, cogeollas y guantes de tela con motivos navideños con los que espera tener un ingreso económico adicional. Ella trabaja en una oficina de abogados, donde, dice, hace de todo. Allí también nota que le hace falta recordar sus conocimientos de informática. “A mí a veces me toca ayudarle a redactar algunos informes que la doctora le pide”, dice su hijo David frente al computador al que las teclas le alumbran de todos los colores. Antes de entrar al salón de Alfabetización Informática, María Teresa cuenta que la doctora le ha dicho que practique allí en
la oficina, pero, asegura tímidamente, “a mí me da miedo porque en esos computadores hay mucha información y qué tal que yo mueva algo o haga algo y eso se borre”. En la Universidad sabe que puede practicar con confianza de la mano de los tutores voluntarios Daniel Chaves, estudiante de Derecho y Narrativas Digitales, y Laura Sánchez, estudiante de Ingeniería Mecánica con opción en Diseño. Durante la primera sesión con computadores, María Teresa ayudó a los compañeros que tenía junto a ella a hacer lo que los tutores les indicaban. Las clases comenzaron la primera semana de septiembre con personas de diferentes edades y con diferentes conocimientos de sistemas e irán hasta la última semana de noviembre. Para final de semestre, María Teresa tiene como propósitos refrescar la memoria, saber buscar los tutoriales sobre cómo utilizar el computador y entender cómo, por ejemplo, inscribirse y aprovechar los cursos virtuales del SENA. “Así uno puede hacer cursos de inglés o de otras cosas sin tener que salir de la casa y sin tener que gastar dinero y tiempo en desplazamientos”, sostiene.