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El alma de la educación católica

RYAN MAYER ARQUIDIÓCESIS DE SAN FRANCISCO se alejaría de su fundamento. Es del contacto con Cristo, de donde la Escuela Católica obtiene la fuerza necesaria para la realización de su propio proyecto educativo y crea para la comunidad escolar una atmósfera animada de un espíritu evangélico de libertad y caridad”. ¿De qué manera la identidad católica informa e “impregna” los demás ámbitos?

Las escuelas católicas tienen una reputación de excelencia en todas las facetas de la formación. Sabemos que las escuelas católicas sobresalen en muchas áreas: académicas, atléticas, en su dedicación al servicio, y la lista continúa. Esto se reafirmó en la recién publicada Evaluación Nacional de Progreso Educativo (NAEP, por sus siglas en inglés), también conocida como Boleta de Calificaciones de la Nación. Las escuelas católicas siguen superando a sus homólogos de las escuelas públicas en casi cada área calculable, y esto fue especialmente verdad durante los últimos dos años cuando el 92 % de las escuelas católicas abrieron para aprendizaje presencial durante la pandemia a diferencia de apenas el 43 % de las escuelas públicas.

A mí, estos resultados no me sorprenden. En la Arquidiócesis de San Francisco, no hemos visto ninguna pérdida significativa de aprendizaje en matemáticas o lectura en nuestros datos de Renaissance STAR a lo largo de la pandemia. Estos resultados reflejan el arduo trabajo que los maestros y líderes de las escuelas católicas han demostrado durante la pandemia, atendiendo a los estudiantes y a las familias y abriendo nuestras escuelas meses antes que las escuelas públicas. También reflejan lo que está en el corazón de la educación católica. Al educar al niño en su totalidad, con Jesús en el centro de todo lo que hacemos, los estudiantes y las familias a las que servimos forman parte de nuestra propia familia de fe, donde los estudiantes son y seguirán siendo siempre nuestra máxima prioridad.

Para quienes lean este periódico y ya formen parte de nuestra comunidad de escuelas católicas, espero que puedan unirse a nosotros para celebrar los grandes logros de nuestras escuelas y estudiantes durante esta Semana de las Escuelas Católicas. Para aquellos de ustedes que aún no forman parte de nuestra familia de escuelas católicas, los invito a visitar una escuela católica y experimentar por sí mismos todo lo que tienen para ofrecer. Estamos dedicados en nuestra misión de hacer crecer la comprensión de nuestros estudiantes que son amados de Dios para que puedan realizar plenamente el plan de Dios para sí mismos. Ven y únete a nosotros para conceder a tus hijos un don que será inestimable a lo largo de sus vidas: el don de la fe.

LYONS es la superintendenta del Departamento de Escuelas Católicas de la Arquidiócesis de San Francisco.

¿Qué hace que las escuelas públicas sean realmente únicas? ¿Qué les da a las escuelas católicas su identidad única y cómo se ve y se oye la identidad católica en una escuela católica?

En las cuatro referencias y 21 estándares del sector de la “Misión e Identidad Católica”, los Estándares Nacionales y Puntos de Referencia Eficaces para las Escuelas Primarias y Secundarias Católicas se refieren a lo que tal vez esperaríamos ver en una escuela católica, como un compromiso declarado a la misión católica, oportunidades para rezar y ofrecer servicio, y catequesis y formación en los conocimientos de la fe católica. Una escuela católica que destaque en el ámbito de la misión y la identidad católica tendrá una declaración de misión inspiradora y claramente articulada que identifique a la escuela como escuela católica. Ofrecerá a los fieles una excelente formación en el conocimiento de la fe católica y proporcionará frecuentes oportunidades para la oración y la participación en los sacramentos, especialmente la Misa. Una escuela católica excelente será un centro de formación no sólo para los jóvenes, sino también para los adultos de la comunidad: para los maestros/profesores, como formadores necesitados de formación permanente, y para los padres, en la medida en que la escuela colabora con los padres como primeros educadores. Estos son elementos esenciales e indispensables de las escuelas católicas excelentes, y una escuela católica difícilmente podría llamarse “católica” sin ellos. Pero el carácter distintivo de las escuelas católicas no viene sólo del hecho de que haya crucifijos en las paredes o de que los estudiantes reciban clases de religión, o de que participen en proyectos de servicio. Lo que hace verdaderamente únicas a las escuelas católicas es que su identidad católica impregna todo lo que hacen. Como observa el documento “La Escuela Católica” de la Congregación para la Educación Católica (1977), “Sin la constante referencia a la Palabra y el encuentro siempre renovado con Cristo, la Escuela Católica

El documento, “La Escuela Católica”, continúa afirmando que la escuela católica es un lugar “un centro donde se elabora y se trasmite una concepción específica del mundo, del hombre y de la historia”. Esto significa que la identidad católica afectará también la excelencia académica y las disciplinas ajenas a la teología y la religión ya que, como proclamó el Concilio Vaticano II, “En realidad, el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado” (22). El estudio de la historia se convierte no sólo en una lista de fechas, sino en una oportunidad para inspirarse en el modo en que los santos transformaron el mundo en que vivieron y en el estudio de la acción y la providencia de Dios en la historia humana. Las matemáticas pueden estudiarse no sólo con fines utilitarios, sino porque la geometría es bella y porque las matemáticas son, como dijo Galileo, “la mente de Dios”.

El deporte no es sólo una actividad extraescolar o una oportunidad para obtener becas universitarias, sino una escuela de excelencia en la que los jóvenes practican la fortaleza, la perseverancia y las demás virtudes. La excelencia en el ámbito de la vitalidad operativa adquiere la dimensión de la administración agradecida de los recursos materiales que se nos confían y de la colaboración en la misión con las partes interesadas y los bienhechores. El gobierno y el liderazgo en una escuela católica es un ejercicio de discipulado misionero y de vocación vivida.

Aunque la misión y la identidad católica es la primera de las cuatro áreas de los puntos de referencia y estándares, no es simplemente un área entre otras. Sirve como fundamento de todas las demás áreas de dominio y es lo que hace que las otras áreas de dominio sean únicas y que nuestras escuelas sean únicas. El compromiso con la misión y la identidad católica amplifica y eleva todos los aspectos de una escuela católica como la gracia eleva la naturaleza. Es el alma de la educación católica y de todos los puntos de referencia y estándares del documento.

MAYER es el director de la Oficina de Formación y Evaluación de la Identidad Católica de la Arquidiócesis de San Francisco.

ESCANEAR AQUI PARA SABER MÁS SOBRE LA IDENTIDAD CATÓLICA EN NUESTRAS ESCUELAS, o visita: http://bit. ly/3GFUNJk

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