Noviembre 3, 2019

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MIGRANTES:

SÍNODO:

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Almuerzo anual recauda fondos para los jubilados

San Ignacio busca vías de solidaridad

Roban y tiran al río estatuas de la Amazonía

SAN FRANCISCO CATÓLICO Periódico de la Arquidiócesis de San Francisco

SIRVIENDO LOS CONDADOS DE SAN FRANCISCO, MARÍN Y SAN MATEO

NOVIEMBRE 3, 2019

$1.00  |  VOL. 8 NO. 17

Un grupo de parejas desfilan frente a la iglesia San Pedro en San Francisco donde se realizó una ceremonia en la cual se casaron 31 parejas el 19 de octubre.

(FOTO ZAC WITTMER/SAN FRANCISCO CATÓLICO)

31 parejas dan testimonio de la necesidad del sacramento matrimonial LORENA ROJAS SAN FRANCISCO CATÓLICO

Freddy Arroyo estaba listo para casarse por la Iglesia en el 2012 cuando su mamá Guillermina Castellanos contrajo matrimonio con Samuel Serratos en San Pedro en unas bodas comunitarias. Desafortunadamente, para entonces él cayó en prisión. Sin embargo el sueño de él y Julia Arroyo

se hizo realidad el sábado 19 de octubre cuando la pareja se unió en el sacramento del Matrimonio. Tras 13 años viviendo juntos, los Arroyo se casaron en una ceremonia de bodas comunitarias en la cual contrajeron matrimonio 31 parejas en la iglesia San Pedro en San Francisco. Durante los seis años que Freddy estuvo ausente del hogar por los asuntos legales su joven esposa Julia se entregó al cuidado de la hija de ambos y a

aprender bailes aztecas, hasta convertirse en una danzante profesional, hoy es la líder de un grupo en el cual danza también la pequeña hija de ellos, Guillermina Arroyo de 8 años. Para Julia el matrimonio por la Iglesia Católica le da un nuevo comienzo a su relación y fortalece la base de la unión, pero también siente que ella VER 31 PAREJAS, PÁGINA 3

Religiosas hacen llamado a mujeres para que consideren la vocación ARACELI MARTÍNEZ SAN FRANCISCO CATÓLICO

Hermanas de tres órdenes religiosas en el área de San Francisco hablan de su propia experiencia e invitan a las mujeres a darse la oportunidad de considerar la vocación religiosa en sus vidas. La hermana Lucy García Muñiz de la orden de las Hermanas Oblatas de Jesús Sacerdote descubrió su vocación religiosa alrededor de los 15 años cuando vivía en su pueblo Jesús María en San Luis Potosí, México. “Yo veía llegar a muchas religiosas a las casas de retiro a mi pueblo. Ahí me nació la inquietud. Yo quería ser como ellas”, dice la hermana Lucy. Cuando a los 18 años, Lucy estaba decidida a irse al convento, su padre enfermó de cáncer y tuvo que posponer sus planes. “Decidí esperar y quedarme a ayudar a mi mamá.

(FOTO LORENA ROJAS/SAN FRANCISCO CATÓLICO)

La Hna. Rosalba Vargas, madre superiora de la orden de las Hermanas de la Perpetua Adoración habla con Marta y Pedro García, fundadores de la Cruzada Guadalupana en la capilla del convento en San Francisco el 6 de septiembre, antes de la misa de renovación de los votos matrimoniales de los García.

Éramos 12 de familia. Mi papá falleció cuando yo ya tenía 21 años”, cuenta. Fue entonces cuando se unió a la orden de las Hermanas Oblatas de Jesús Sacerdote en la ciudad de México. “A los 26 años hice la profesión religiosa de mis votos. Anduve en diferentes comunidades en México hasta que me mandaron a Roma, luego a Nueva York; y este año, en junio llegué al Seminario Saint Patrick en Menlo Park”, dice la hermana. Las hermanas Oblatas de Jesús Sacerdote tienen como apostolado principal la oración, pero en especial rezan por las vocaciones sacerdotales y de los seminaristas. La eucaristía es el centro de sus vidas, la liturgia de las horas, el rosario, la meditación del Lectio Divina y tienen exposición diaria ante el santísimo Sacramento. VER RELIGIOSAS, PÁGINA 4


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