PRESTIGE magazine number 101

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Dream Destinations

y lustrosos candelabros de cristal de Murano. Un auténtico ambiente de palacio. El hotel ha sido refugio de todo tipo de personalidades, convirtiéndose durante el siglo XIX en lugar de referencia de reyes, príncipes escritores y financieros. Desde el rey Guillermo de Prusia, Dickens, Wagner, Balzac, Proust y George Sand o Alfred de Muset. Un museo de la alta sociedad. Saliendo del hotel caminando hacia la derecha, llegamos a la Piazza San Marco. En ella nos encontramos con La Basílica, obra maestra de estilo bizantino coronada por cinco cúpulas. El Campanile de 99 metros de altura (se derrumbó el 14 de julio de 1902 sin causar víctimas y afortunadamente en sentido contrario a la Basílica). El Palacio Ducal, de estilo gótico que fue residencia ducal, sede del gobierno, de la corte de justicia y prisión de la república de Venecia, y desde 1923 convertido en museo. La Torre del Reloj de finales del siglo XV. Dos grandes figuras de bronce, dos moros, dan la hora desde la parte más alta de la torre que es visitable y ofrece unas vistas espectaculares. La plaza con sus soportales no es solo monumentos. También son de visita obligada sus cafés y entre ellos el famoso Caffè Florián, fun88

dado en 1720, historia viva de Venecia y del que eran asiduos autores como Balzac, Proust o Twain. De estilo rococó, sus pequeñas salas cargadas de dorados, pinturas y espejos acogen en torno a sus veladores de mármol al visitante. Los cócteles de la casa llevan nombres como Bellini, Titoretto o Tiziano. Cuando toca la orquesta el precio de las consumiciones se dispara. Enfrente, el elegante Caffè Quadri donde una orquesta con violines y su bollería típicamente austriaca le dan su atmósfera vienesa. Preferible visitarlo al atardecer cuando la plaza se vacía de turistas.


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