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DE JERSEY RETRO

Ray Epps, según el texto de la demanda, fue un fiel televidente de Fox, cadena a la que pidió en marzo pasado a través de su abogado que se retractara de las cosas que habían dicho de él. Ni Carlson ni Fox News accedieron a ese ruego y se verán ahora las caras en los tribunales.
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Arizonense demanda a FOX News
Lo acusaron de ser infiltrado en el ataque al Capitolio y ha sido acosado
Redacción
El 6 de enero de 2021, Ray Epps, vecino de Arizona, estaba en Washington. Había votado dos veces a Donald Trump y aquel día volvió a demostrar su fidelidad al aún presidente: se enfundó su gorra roja y acudió a la convocatoria de la protesta que acabó en el ataque al Capitolio.

En los videos supervivientes de aquella jornada, la más infame de la historia reciente de la democracia estadounidense, se lo ve animando a sus compañeros a marchar sobre el Capitolio. También aparece, al rato, cuando ya la cosa se empezó a poner fea, tratando de calmar a la turba. No consta que entrara, junto a 2.500 insurrectos, en el edificio donde se estaba certificando el triunfo de Joe Biden en las elecciones de noviembre, una victoria que Trump hizo creer sin pruebas a sus seguidores, Epps incluido, que era el resultado de un enorme fraude electoral. Pese a que un juez detrás de otro han sentenciado que nunca se produjo tal engaño, ni el expresidente ni muchos de sus acólitos se han apeado aún de ese bulo. Epps acabó haciéndolo por la fuerza.
Así consta en la denuncia presentada este miércoles por sus abogados contra la cadena de noticias por cable Fox News por lo que pasó después de aquel día, cuando el presentador estrella del medio conservador Tucker Carlson difundió otro bulo, que decía que actuó aquel 6 de enero como un agente infiltrado del Gobierno estadounidense para incitar a la revuelta y así dañar la imagen de Trump y de su legión de seguidores. Los amantes de las teorías de la conspiración no necesitaron más pruebas después de ver unas imágenes del 5 de enero en las que un grupo parece dirigirse a él al grito de “Fed!” (abreviación de “agente federal”) y otras, del 6, en las que sale susurrando al oído algo inaudible a otro tipo con gorra roja.
Las consecuencias de aquella insidia fueron, según la denuncia, muchas y duraderas, y aún están lejos de cerrarse. El siguiente capítulo de esa historia se escribirá en el mismo juzgado de Wilmington, Delaware, que estudió el caso por las mentiras difundidas a sabiendas por la Fox y sus empleados relativas a la empresa de máquinas de recuento electoral Dominion Voting Systems.
Aquel proceso se resolvió por un acuerdo extrajudicial antes de empezar, y le costó al magnate de los medios Rupert Murdoch, propietario de la cadena, 787,5 millones de dólares. No ha trascendido aún cuánto dinero reclama Epps. Y aún queda pendiente resolver la demanda de otra compañía de conteo, Starmatic.
El hecho de que, pese a la participación de Epps en la algarada, el Departamento de Justicia no le haya hecho en este tiempo responsable por sus actos de aquel día, una erupción violenta que ha desembocado en el encausamiento en el palacio de justicia federal de Washington de más de un millar de personas, llevó a Carlson a la conclusión, repetida hasta una veintena de veces en antena, de que solo podía haber una explicación: que era un enviado del FBI con instrucciones precisas para provocar a los manifestantes.
Antes de su despido en abril como consecuencia del anterior juicio, Carlson era el presentador de televisión por cable más seguido de Estados Unidos, y contaba con una legión de fieles dispuestos a creer cualquier cosa que este les dijera.