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¡A nadie se lo deseo!

Habla trabajadora humillada por contratista que protagonizó video viral

Leo Hernández

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La inmigrante mexicana Guadalupe Solano jamás imaginó ser la protagonista de un video que se haría viral a nivel mundial; al cierre de esta edición, su video que ella misma subió al Tik-Tok y al cierre de la edición tenía casi 9 millones de reproducciones.

Lamentablemente no es un video “nice” y mucho menos se trata de un desafío que haya alcanzado, sino la grabación de un bochornoso incidente en su lugar de trabajo aquí en Phoenix el martes 16 de mayo, donde su jefe, la insulta, la humilla y le da un golpe en la mano para despojarle de su teléfono para que dejara de grabar, lo cual no logró.

Pero esa humillación la transformó de una mujer temerosa e indefensa en una guerrera valiente, que está dispuesta a llegar, “tope en lo que tope”, hasta las últimas consecuencias con tal que su agresor sienta todo el peso de la ley porque, en sus palabras, “esto no se quedará así”.

El video difundido por Solano exhibe al contratista para el que ella trabajaba como electricista, identificado como Brent Hospelhorn, de 46 años, quien no conforme con proferir contra de ella toda clase de improperios, llega al grado de ponerle una mano encima.

Del incidente hizo un reporte la Policía de Phoenix, que fichó al contratista abusivo y le dio un citatorio, por lo que deberá presentarse en la Corte este 26 de mayo para responder a un cargo de agresión.

PRENSA ARIZONA transmitió en vivo por Facebook y Youtube una primera exclusiva con esta trabajadora, en la que aún conmocionada expresó sus emociones encontradas.

Al cumplirse una semana de los hechos tuvimos otra exclusiva, más tranquila y ya con algunas restricciones en sus declaraciones por consejo de su abogado, Guadalupe habló como madre, como esposa y como una inmigrante que ahora sabe que, independientemente de tener o no documentos, todas las personas tienen derechos fundamentales que nadie puede vulnerar, pero es necesario que todos los conozcan para que los hagan valer.

P. ¿De dónde es y cuándo llegó a este país?

R. “Soy de México pero por lo que le expliqué no puedo decir de qué parte, pero a este país llegué hace 18 años”.

P. ¿Nos puede hablar de su familia?

R. “Mi esposo y yo tenemos 3 hijos, no puedo decir sus edades porque así me lo piden”.

P. ¿Cuánto tiempo trabajando en la construcción y qué hace?

R. “Ya son 7 años trabajando como electricista, realmente me gusta mi trabajo, me siento orgullosa de hacer lo que hago”.

P. ¿Qué se siente ser protagonista de un video tan viral?

R. “Nunca creí que se haría viral, qué le puedo decir, lo subí sin pensar el alcance que tiene, lo hice por la rabia, impotencia e indignación que sentí al ser humillada de esa manera. El hecho de que tanta gente lo vea y me comenta palabras de apoyo me da fuerzas y seguridad”.

P. ¿Qué sucedió, en esos momentos?

R. “Era hora de lonche, yo estaba con una amiga cuando este hombre pasó, y al ver unos rayones en un gabinete que según él yo hice por estar recargada, se puso como loco y empezó a gritarme groserías en la cara, tan cerca que me escupía, luego me apuntaba con el dedo en la cara. Cuando vio que yo grababa se me vino encima y me pegó con su puño en mi mano para que se me cayera el teléfono pero no lo solté; mi amiga también grabó”.

P. ¿Qué sintió usted al momento?

R. “No pude reaccionar, me quedé en shock, me asusté, no supe qué hacer ni qué decir; me sentí impotente, pisoteada, humillada, asustada, atacada y con miedo que me fuera a seguir golpeando, eso no se lo deseo a nadie”.

P. ¿Qué hizo enseguida?

R. “Llamé al 911 para pedir que viniera la Policía, pero llegó 2 horas después”.

P. ¿Por qué, qué le dijeron?

R. “Que no era una emergencia y me dieron otro número para que llamara, lo hice pero hasta los 10 minutos me contestaron; me fui al estacionamiento y mi amiga siempre estuvo conmigo, eso me hacía sentir más segura”.

P. ¿Y el agresor, se fue o qué hizo?

R. “No se fue, todo ese tiempo anduvo como si nada, pasaba y volvía a pasar frente a nosotras; ya no me sentía a gusto por temor a que se acercara de nuevo”.

P. ¿Está satisfecha la Policía?

R. “No, yo no me sentí segura desde que ese hombre me agredió, fue una agresión, así lo reporté, pero como le dije, tardaron más de 2 horas; hasta que les dije que ahí había herramientas, martillos, taladros y otras cosas con las que me podía golpear”.

Abusos laborales son comunes

Pocos abogados toman casos porque “no les dejan” muchas ganancias, consideran

Leo Hernández

El caso de la trabajadora mexicana de la construcción que fue insultada y humillada por su supervisor abrió una “cloaca” a la que muy pocos voltean a ver, pero está llena de podredumbre, como análogamente se consideran los casos de abusos laborales de que son víctimas tanto mujeres como hombres, sobre todo inmigrantes indocumentados.

“Tenemos que decirlo, hay que denunciarlo. Las autoridades deben actuar para poner fin a tanto abuso laboral; hay explotación y maltratos no solamente en la construcción, también se da en los hoteles, en la limpieza de casas y oficinas, también en restaurantes, entre ellos hispanos”, dijo a PRENSA ARIZONA José Guzmán, director de Padres y Madres de Víctimas de Crimen, quien realiza una destacada labor en la defensa de la comunidad latina de Arizona y otros estados del país.

“Es triste decirlo, pero los abusos contra los inmigrantes también son por nuestra misma gente, no solo son cometidos por patrones blancos con tendencias racistas”, enfatizó.

Indicó que a su oficina acuden con frecuencia personas que trabajan en la construcción, donde los hacen laborar varias horas y luego se niegan a pagarles o quieren pagarles menos; esta práctica es muy común en los subcontratistas y generalmente las víctimas son personas sin papeles a las que pagan en efectivo.

Algo muy similar ocurre en la industria de la limpieza de casas y oficinas, aseveró el entrevistado, donde las víctimas, en su mayoría mujeres, son sometidas a extenuantes jornadas de trabajo; también sufren maltratos verbales que van desde gritos hasta insultos y amenazas en caso de quejen o denuncien.

“Hasta 40 denuncias recibimos cada semana en nuestras oficinas, de personas que ya no aguantan los maltratos, pero no van ante las autoridades porque tienen miedo de ser detenidas y deportadas. Nos tienen más confianza a nosotros”, afirmó el activista y fundador de Padres y Parientes de Víctimas de Crimen.

Ley protege a explotadores

Por su parte, sobre este tema PRENSA ARIZONA solicitó la opinión del también activista Salvador Reza, líder de los Comités de Defensa del Barrio, quien coincidió en que “los abusos en el trabajo no son necesariamente cuestión de racismo, porque ocurren mucho entre la propia raza, hispanos abusando de hispanos”.

Añadió que esto se da en parte porque la gente no conoce sus derechos, y ni siquiera saben que hacer ni a donde acudir para presentar su queja o denuncia y fue más allá al señalar que: “La ley parece proteger más los explotadores y pocos abogados toman casos, porque en algunos casos son muchos los trámites”.

Cito algunos casos uno donde él mismo constató que hubo explotación, maltrato y hasta robo de salario, pues una persona llevó a un jornalero a hacerle unos trabajos, pero al terminar lo acordado le exigió trabajar más por la misma cantidad a lo que el inmigrante se rehusó; eso fue causa que le grito, lo maltrató verbalmente y se negó a pagarle por lo que el jornalero le llamó para que fuera a auxiliarlo.

Narra Salvador: “Fui a donde estaba y lo primero que hice fue llamar a la Policía; incluso también llamé a la (entonces) jefa Jeri Williams, al City Manager y al (entonces) concejal Carlos García, pero la Policía llegó a las horas, y luego de tomar nota de lo sucedido el agente dijo que no podía hacer nada porque era un asunto civil”.

El activista destacado también por lucha durante varias décadas por la comunidad hispana de Arizona, dijo que es importante que las autoridades hagan una revisión de las leyes laborales vigente, acusando por ahora “la ley está más a favor de los explotadores Aunado a todo eso, añadió que muy pocos abogados toman los casos de abusos laborales “porque no les dejan dinero, ellos si no les va a dejar por lo menos unos $2,000 dólares un caso simplemente no lo toman.

P. ¿Cómo el incidente ha afectado su vida?

R. “La verdad siento que me marcó para siempre, ese ha sido uno de los peores días de mi vida, fue muy difícil. A nadie se lo deseo”.

P. ¿Sus hijos vieron el video?

R. “Sí, y les ha afectado mucho, sobre todo al más pequeño (omite la edad de los 3), me pregunta que por qué ese hombre malo me trato así, pero este jueves (hoy) empezaremos a recibir terapia psicológica”.

P. Hoy día, en estos momentos ¿Cómo está Guadalupe Solano, cómo se siente?

R. “Hoy ya no tengo miedo, fuera temores, basta de callar, basta de silencio. Nadie, ningún trabajador sea hombre o mujer debe permitir que le humillen y maltraten, menos que le pongan una mano encima. Tenemos derechos y hay que hacerlos valer”.

P. ¿De quién o quiénes ha sentido más apoyo en estos días tan difíciles?

R. “De mi familia principalmente, también de mis compañeros de trabajo, de la compañía, de muchas personas que no conozco y que por las redes me mandan mensajes de apoyo. Gracias a todos. Agradezco al señor José Guzmán y su fundación (Padres y Parientes de Víctimas de Crimen) que fueron los primeros que me escucharon, a los medios de comunicación, y al Consulado de México que me llamaron para ofrecerme su apoyo. También me ha ayudado mucho acercarme a Dios, Él me está dando fuerzas”.

P. Usted mencionó que ya está recibiendo asesoría legal ¿Planea alguna demanda? ¿Contra quién o quiénes sería?

R. “Lo único que me interesa por ahora es que se haga justicia porque esto no se puede quedar así, quiero que ese hombre sea castigado conforme a la ley”.

P. ¿Qué le diría a su agresor si lo tuviera frente a usted, lo perdona?

R. “Lo que puedo decir es que lo perdono, yo no soy Dios para negar el perdón a nadie; pero exijo que se aplique la ley”.

P. A pesar de lo desagradable de esta experiencia ¿Le deja algo positivo, alguna enseñanza?

R. “Aprendí que puedo y debo hacer valer mis derechos de mujer en primer lugar, también mis derechos en el trabajo y sobre todo que no debo permitir que nadie pisotee mi dignidad. Hoy me valoro más como mujer, como madre, como esposa, como inmigrante y como una trabajadora de la construcción de lo cual me siento orgullosa”.

P. ¿Algo que usted desee añadir o enviar algún mensaje a la comunidad?

R. “Ya basta de callar, no más silencio, fuera miedos; como mujeres, como inmigrantes no nos dejemos humillar, hagamos valer nuestros derechos, no permitamos que nos pisoteen. Que mi experiencia sirva para que nadie pase por lo mismo, y si eso sucede denunciarlo inmediatamente, hay ayuda. Quiero ser y seré la voz sobre todo de las mujeres que son maltratadas en el trabajo”.

Esta entrevista la realizamos en la víspera del regreso de Guadalupe Solano a su trabajo; ya no verá a su agresor porque la compañía principal le quitó los contratos que supervisaba.

“Ya mañana temprano a madrugar para ir al trabajo, vamos adelante, ahora con más ganas a pesar de lo vivido y convencida de que nadie debe pisotear mis derechos y mucho menos mi dignidad de mujer; por mí, por mi familia, por mis hijos, por mi gente”, manifestó Solano.

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