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Se acerca histórica confirmación

La juez Ketanji Brown Jackson, es originaria de Miami, es graduada de Harvard College y Harvard Law School.

Se acerca histórica confirmación

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Juez Ketanji Brown Jackson, sería la mujer primera afroamericana en Corte Suprema

Redacción

El Senado de los Estados Unidos

adelantó la histórica nominación a la Corte Suprema de la juez Ketanji Brown Jackson en una votación procesal de 53-47, después de que el Comité Judicial se estancara en las líneas partidistas.

Los senadores republicanos Susan Collins de Maine, Lisa Murkowski de Alaska y Mitt Romney de Utah votaron con los 50 demócratas del Senado en la votación de procedimiento; se espera que el mismo bloque de 53 miembros vote para confirmar a Jackson a finales de esta semana y convertirla en la primera mujer negra en sentarse en la Corte Suprema.

La previa votación del comité 11-11, con todos los demócratas a favor y todos los republicanos en contra, forzó la votación adicional en el pleno para que la elección del presidente Joe Biden triunfara en la jubilación del juez asociado Stephen Breyer.

El líder demócrata del Senado, Chuck

Schumer, de Nueva York, lamentó en el pleno del Senado el lunes que los republicanos del comité hicieron que Jackson enfrentara un obstáculo adicional, pues una mayoría simple de los miembros del comité habría sido suficiente para enviar su nominación al pleno.

Los senadores de ambos partidos elogiaron las calificaciones y la experiencia de Jackson en las semanas transcurridas desde que Biden la nominó para reemplazar al juez asociado retirado Stephen Breyer.

Jackson fue juez federal de primera instancia antes de ocupar su puesto actual en el Tribunal de Apelaciones del Circuito de D.C. También fue vicepresidenta de la Comisión de Sentencias de Estados Unidos y fue secretaria de jueces en todos los niveles del poder judicial federal, incluido Breyer.

Originaria de Miami, es graduada de Harvard College y Harvard Law School.

Los senadores de ambos partidos elogiaron el carácter de Jackson durante la reunión del comité, incluso cuando los republicanos renovaron sus objeciones a una filosofía judicial que, según dijeron, no se adhiere lo suficiente al texto legislativo y a un historial de sentencias que, según dijeron, era demasiado indulgente.

El senador estadounidense Lindsey Graham, republicano de Carolina del Sur, fue el único miembro del panel que cambió su posición sobre Jackson desde la votación de 2021 para confirmarla en su puesto actual en el Tribunal de Apelaciones del Circuito de D.C.

Graham fue uno de los tres republicanos del Senado (Collins y Murkowski fueron los otros) que votaron a favor de Jackson el año pasado.

El lunes, Graham, que nunca antes había votado en contra de un candidato a la Corte

Suprema, se quejó del creciente partidismo en las confirmaciones judiciales durante las últimas dos décadas y anticipó una escalada en ese ámbito.

Graham había presionado para que Biden nominara a la jueza del Tribunal de Distrito de Carolina del Sur, Michelle Childs, para el puesto en lugar de Jackson.

El presidente del comité, Dick Durbin, un demócrata de Illinois, dijo el lunes que la mayoría de los republicanos en el comité se comportaron bien e hicieron preguntas justas durante las 24 horas de audiencias el mes pasado. Sin embargo, algunos fueron demasiado lejos al interrogar a Jackson sobre casos de pornografía infantil mientras la “interrumpían y acosaban”, dijo Durbin.

El principal republicano del panel, Chuck Grassley de Iowa, dijo que no podía votar por Jackson, a pesar de sus calificaciones, porque no estaba de acuerdo con su filosofía judicial y culpó a los demócratas y a Schumer por introducir ese criterio.

El senador estadounidense Josh Hawley, un republicano de Missouri que, junto con Ted Cruz de Texas, lideró el esfuerzo republicano para desacreditar el historial de sentencias de Jackson en casos de pornografía infantil, dijo el lunes que su desacuerdo político con Jackson le impedía apoyarla.

Condena Papa masacre en Ucrania

El Papa Francisco sostuvo la bandera mientras recibía a media decena de niños ucranianos.

Redacción

El papa Francisco besó el miércoles una bandera ucraniana que, según él, le trajeron desde la “martirizada” ciudad de Bucha, denunció la “masacre” perpetrada allí y reiteró su llamado a poner fin a la guerra.

Francisco sostuvo la bandera mientras recibía a media decena de niños ucranianos en la sala de audiencias del Vaticano. Le regaló a cada uno un gran huevo de Pascua de chocolate y exhortó al mundo a rezar por ellos y por todos los ucranianos.

“Las noticias recientes de la guerra en Ucrania, lejos de traer alivio y esperanza, trajeron testimonios de nuevas atrocidades, como la masacre en Bucha, una crueldad horrenda perpetrada contra civiles, mujeres y niños indefensos”, declaró.

“Son víctimas cuya sangre inocente clama al cielo e implora que se detenga esta guerra y que callen las armas. Basta de diseminar la guerra y la destrucción”, agregó.

Alzó una bandera ucraniana sucia, que según él arribó al Vaticano desde Bucha, abandonada por los rusos, quienes perpetraron una matanza intencional de civiles, según las pruebas que han surgido.

El papa la besó y dijo: “Esta bandera viene de la guerra, de la martirizada ciudad de Bucha... No los olvidemos. No olvidemos al pueblo de Ucrania”.

Y señalando a los niños, dijo que “estos niños tuvieron que huir para llegar a un lugar seguro. Esto es fruto de la guerra”.

Después de una respuesta inicial tibia, Francisco ha expresado indignación ante la invasión rusa, aunque se ha abstenido de mencionar a Rusia o al presidente Vladimir Putin por su nombre, acorde con la tradición diplomática de la Santa Sede.

Francisco ha tratado de mantener abierto un camino de diálogo con el líder de la Iglesia Ortodoxa Rusa, el patriarca Cirilo, quien es un aliado de Putin. En declaraciones a la prensa al regresar de Malta la semana pasada, Francisco

dijo que intentaba organizar un segundo encuentro con el patriarca, que aparentemente ha justificado la guerra al decir que rusos y ucranianos son “un solo pueblo” y al describir el conflicto como una batalla “metafísica” contra Occidente y sus “desfiles gays”.

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