Este vecino está en un momento de vulnerabilidad, su posición económica es muy favorable, pero su mujer está constantemente preocupada y algo triste, empeñada en convertirse en una revendedora de productos de belleza. Actividad en la que no parece triunfar. La relación de esta pareja es fría y monótona. Pero de pronto se muda esta maravillosa familia que lo tiene todo, la vida perfecta. Y en seguida (tanto ella como el) los toman de referencia para decidir si son mejores o peores y en base a eso generar un valor sobre ellos mismos. La necesidad de imitar a Los Joneses se manifiesta de manera clara cuando el vecino le cuenta a Steve la cantidad de regalos que le da a su mujer para mantenerla contenta y hacer que su relación sea fantástica. Steve también le cuenta lo contento que lo pone comprarse autos de calidad, buenos palos de golf, etc. Básicamente le hace creer que los objetos materiales son responsables por la calidad de vida que él tiene. Y también se genera un lazo de afectividad propio de la comunidad a partir de los hábitos de consumo. El vecino toma los consejos de Steve y comienza a comprar objetos de lujo en gran cantidad. Y su vida por un momento parece estar en un punto alto de disfrute, tenía un buen auto como el de Steve y le regalaba joyas costosas a su mujer para agasajarla y de pronto se sintió mejor con su vida. Cada vez que se compraba algo lo compartía con su amigo Steve. Este hombre de pronto se sintió mejor con su vida, hasta que la agencia de ventas renovaba el stock del hogar ficticio creado para comercializar. Y es entonces cuando Steve se presentaba con un mejor auto y mejores cosas que las de su vecino. Quien ya no se sentía tan satisfecho con sus adquisiciones, es más, se sentía miserable porque no superaban o igualaban las de Steve. Como consecuencia de esto el vecino de Steve se endeuda de manera exagerada, razón por la cual el hombre se suicida. Finalmente, Steve cobra dimensión del daño que causa en sus vecinos. En una de las enseñanzas de Kate (la esposa ficticia) a Steve, ella le dice: “¿Cuán lejos estás dispuesto a llegar para obtener lo que quieres? Se llama ‘instinto asesino’, si logras encontrarlo, puedes tener lo que quieras, cualquier cosa”. El final del film se encarga de transmitir como la felicidad no va de la mano con la necesidad o posibilidad de compra de objetos materiales, sino por el contrario. Lo que la película quiere enfatizar es precisamente, que la infelicidad de las personas las lleva a creer, o es lo que se les inculca, que comprando más van a lograr ser felices. Este planteo queda en evidencia en una frase que le dice Kate a su falso marido: “eras un gran vendedor de autos. La gente confiaba