En comunidad, guiados por el Espíritu Santo. GUÍA 2 CONFIRMACIÓN

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Para caminar como Iglesia

PARADA 1

Creados libres, en el amor y para amar Finalidad de las paradas Nuestro tiempo reclama una ciudadanía más comprometida y con una conciencia activa que comprenda las implicaciones que la realidad determina para las personas y las sociedades. Es un tiempo complejo que invita a la sugerencia y realización de alternativas comunes que aseguren el desarrollo humano, la dignidad y la fe. Es un tiempo que recuerda que debemos evangelizar para afirmar la vida. Como catequistas, nuestra labor enfrenta el desafío de conocer la realidad y comprenderla para aprender con ella. El conocimiento de la realidad pasa por el filtro de la razón y de la emoción. Apreciamos la realidad con las ideas, con las interrogantes que nos provocan sus manifestaciones y también con los afectos que surgen al experimentarla: confianza, alegría, tolerancia, o temor, ansiedad, tristeza. La variedad de conceptos y sentimientos que configura la experiencia humana en el contacto con la realidad es materia de aprendizaje.

Estructura de las paradas En este contexto, hemos integrado tres paradas a lo largo del ciclo de catequesis:

• La primera parada es un momento para ver la realidad, observarla con una mirada

que nos permita dejarnos cuestionar por ella. Aunque hay pistas propuestas previamente, cada grupo, cada catequista y cada persona puede decir algo distinto según su apreciación; la labor del catequista será unir todas estas miradas para tener un punto de partida en común. • La segunda parada nos invita a juzgar la realidad que hemos mirado y comprenderla. Para esto nos apoyamos en la Sagrada Escritura, el Magisterio del papa Francisco y de los obispos de México. Pero también es un momento de ser Iglesia que dialoga con otras ciencias, personas, instituciones para descubrir caminos comunes. La labor del catequista, entonces, consistirá en animar a sus catequizandos a no desistir en la tarea de buscar información y lazos de comunión. • La tercera parada es la concreción de un proyecto para actuar sobre la realidad mirada y comprendida. Es un momento para construir caminos que nos permitan transformar la realidad. Es deseable que cada grupo realice un proyecto distinto, pues se comprende que la forma en que miran y asimilan su entorno difiere en cada grupo. La labor del catequista es mediar y animar la creación del proyecto, así como darle seguimiento para su realización. Deberá tener cuidado de no “limitar” la creatividad del grupo, sino dejar que sea el Espíritu quien dirija y motive las diversas propuestas, ajustándolas, claro está, a la edad de sus catequizandos.

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