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Resguardan a los desamparados
Un refugio ofrece alimentos y alojamiento a los indigentes, durante las noches, en Mérida
Con el propósito de darle a los indigentes dónde dormir, comer y bañarse, para evitar que delincan o padezcan de alguna enfermedad, nació desde hace casi una década el refugio nocturno “Hogar del Desamparado”, recordó la tesorera del sitio Esperanza Bernés Rivera, en el cual atienden a más de 40 personas, a quienes se les da vestido, calzado y atención médica.
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Comentó que, dentro del recinto altruista, tienen más de 25 voluntarios que los ayudan a mantener el sitio en orden, además de proporcionar los alimentos, entre otras actividades.
El refugio abre a las 19:00 horas y cierra al día siguiente, a las 7:00 horas, lapso en el que los “desamparados”, que son hombres de entre 50 y 70 años, descansan tranquilos. “En las horas que permanecen aquí se les da ropa, aseo, descanso y alimentación. Ellos llegan, se les reparte su ropa para bañarse, mientras las señoras voluntarias están sirviendo la cena; vienen cenan y luego se van a dormir, donde tienen un descanso digno, pues están las sábanas limpias los colchones adecuados, y con eso nos aseguramos de que estén salvaguardados y que tengan un techo donde pasar la noche sin exponerse”.
“Por las mañanas se les ofrece un desayuno, que realmente lo obtenemos a base de donativos y después de que comen ya se tienen que ir del refugio, se regresan a donde normalmente andan, que la mayoría de estas están en la periferia del centro de la ciudad en calidad de indigencia, algunos recogen basura u otras cosas”, explicó.
Comentaron que, debido a que en muchas ocasiones los indigentes llegan con la ropa inservible, por lo que se tiene que tirar para no contaminar, por lo que requieren constantes donativos de prendas de vestir.
“Lamentablemente muchos vienen muy sucios y pues no es que ellos quieran, solo que viven prácticamente en la calle; lo que nosotros buscamos es ofrecerles una mejor calidad de vida, nosotros no juzgamos, lo que si aquí se portan bien, independientemente de que se alcoholicen o droguen e incluso roben en las calles aquí no los vamos a juzgar, si los ven aquí están todos bien portados, la única condición es que no vengan ebrios causando destrozos, mientras cenen y se acuesten a dormir bien nosotros los recibimos”, comentó.
Aseguró que le gustaría ampliar el refugio, para poder aceptar a más personas desamparadas, sin embargo, debido a que se mantiene por donaciones y voluntariado no tienen refugio para hacer.
Comentó que quienes quieran donar no solo lo pueden hacer en forma de efectivo, sino en cosas, ya que hacen falta muchos insumos tanto de limpieza como vestido, calzado y demás.
“Les pedimos a la sociedad que el que quiera ayudar lo puede hacer, será muy bien recibido todo, por ejemplo, aquí llega gente que por diversas cuestiones está muy sucia, por lo que ocupamos, jabones de los chicos individuales, o habón liquido para que usen dispensador, cloro para dejar todo siempre limpio”.
“Además de ropa como playeras, pantalones, cinturones, todo en tallas pequeñas como entre los
32 y 36, chanclas, y eso por mencionar algunas, aunque atendemos a puro hombre, también aceptamos cosas de mujer, con las que hacemos luego como un tianguis para recaudar fondos”, externó. Comentó que dentro del refugio se han dado milagros y hay gente que ha salido de las calles para integrarse a la sociedad, de igual manera, también comentó que han fallecido personas y se les ha dado tratamiento médico a otras.
“Aquí a lado está el Cottolengo, y como el padre Raúl Kemp
Lozano, es el que está al pendiente tanto de allá como del refugio pues muchos van y se rehabilitan y ya no vuelven, de repente los vemos y nos dicen ‘ya tengo trabajo’ y dónde vivir y es algo que nos llena de alegría inmensa, nos ha tocado también que fallezcan, como un señor que vino dijo que se sentía mal; por la tarde, le dimos su almuerzo se bañó y se acostó y ya no despertó, y me siento tranquila porque al menos le dimos un lugar digno para morir y no murió en las calles”.
“En el caso del servicio médi- co, también; hay quienes se les ha brindado el servicio, como el caso de Eliceo, a quien se le hizo la operación de cataratas y ahora se está recuperando”, recordó.
Eliceo Sarabia Dzul, de 61 años, nos platicó que no había podido encontrar un mejor lugar, porque le han dado la oportunidad que necesitaba, comentó que desde los 10 años vive en las calles, que era alcohólico, pero al llegar al Hogar del Desamparado a podido dejar el ‘vicio’ y ser funcional.
(Darcet Salazar)