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Denuncian desapariciones forzadas
Habitantes de Xulhá acusan que además de inseguridad hay cateos sin órdenes judiciales
CHETUMAL.- Pobladores de la comunidad Xulha denunciaron el acoso constante de autoridades de Seguridad durante los últimos dos meses. Aseguran que “levantones”, desapariciones forzadas y cateos sin órdenes judiciales han sido una constante, y no distinguen entre adultos, jóvenes o niños.
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Afi rman que incluso ya presentaron dos denuncias ante la Fiscalía local y una queja ante la Comisión Estatal de los Derechos Humanos para tratar de “frenar” los constantes acosos de los agentes de esa Corporación.
Dos mujeres relataron en exclusiva a PorEsto!, que desde diciembre del 2022, un grupo de elementos de la Seguridad acosa a los habitantes de esa localidad. Varios jóvenes fueron “levantados” y torturados para “sacarles información”, aunque se trataba de campesinos y artesanos.
Guadalupe “N” señaló que a fi nales del año pasado, la presencia de uniformados en dicha localidad comenzó a incrementarse, lo que en un principio les dio confianza, pues pensaron que se trataba de una estrategia para acabar con los ilícitos y brindar protección a la población.
Sin embargo, después de varios días comenzó a ocurrir, una serie de hechos que hicieron a los pobladores cuestionar la integridad de los operativos de la corporación.
“Un día me avisaron que mi sobrino, quien trabaja conmigo en un local de artesanías, había sido detenido por elementos de la Segu- ridad, pero al comenzar a indagar descubrí que se lo habían llevado supuestamente a Chetumal, por lo que comenzamos a dar vueltas para averiguar dónde estaba, pero nunca lo encontramos”, contó.
Un afectado acusó que lo torturaron para que informara de puntos de venta de droga.
La mujer explicó que el joven apareció horas después, pero había sido torturado, pues le golpearon los glúteos con una tabla, además que fue sometido a una “paliza” que le dejó cicatrices, por lo que comenzaron a cuestionar al joven acerca de lo ocurrido, pero éste sólo atinó a decir que había sido golpeado y durante la tortura le hacían preguntas acerca de personas que no conoce, y le exigían que informara de puntos de venta de d roga. “Mi sobrino se dedica junto con nosotros a un negocio de artesanías, en el que la familia trabaja desde hace más de 11 años y que es nuestra única forma de subsistir, y aunque en muchas ocasiones pedimos una explicación, nunca nos la dieron” señaló la mujer.
Karla, nombre ficticio de otra mujer, recordó que el pasado 26 de diciembre se encontraba en casa y recibió la visita de su primo, con quien platicó durante varios minutos, hasta que llegaron elementos de la Seguridad, que ingresaron a la propiedad, sin una orden de cateo y le exigieron a ella y su madre que les entregaran