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Todos somos Escuela

Nuestra propia Odisea

Los peligros y aventuras que pasó Ulises antes de llegar a su tierra natal

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POR AULADE "REESCRIBIEN-

DOMITOS" (RUFI ÁLVAREZ, JOSEFINA ÁVILA, ELOÍSA CARRASCO, DORI DÍAZ, GLORIA GARCÍA, PILAR GARCÍA, RAMÓN JIMÉNEZ, MARGARITA LAS HERAS, TERE PÉREZ, MARTÍN VERA, MILAGROS VILLAVERDE)

DESPUÉSDE ULISES, cualquier viaje por las zonas mediterráneas evoca grandes y sorprendentes historias como las que vivió él en la Odisea. Y todo lo que le sucedió a él se ha leído en todos los países, alumbrando las mentes de la gente que revive sus aventuras al leerlo. Cuando terminó la guerra de Troya, Ulises hizo lo que hicieron otros combatientes: cumplir generosamente con los dioses del Olimpo, que tanto le habían ayudado en la guerra, con grandes ofrendas y, a la vez, les pidió que velaran por él en el viaje de vuelta a casa. Pero Ulises dejó esto sin hacer o no lo suficiente para ganar todo su favor, porque los héroes que lucharon con él en Troya llegaron a sus respectivas islas sin tantas tragedias. Los templos de Delfos y sus columnas, por su grandeza, bien podían ser habitados por los dioses que atendían a Ulises. Ulises se acercó a Delfos a buscar respuestas para llegar a su casa. Allí contactó con Atenea a través de sueños y esta le dijo lo que tenía que hacer: unas ofrendas a los dioses durante tres días y luego salir a la mar. Le dijo también que pasaría por pueblos antes de llegar a su casa y viviría muchas aventuras, pero saldría de todas ellas victorioso. Tras hablar con Atenea, Ulises sabía que tenía que ir a Sicilia, pero estaba en Delfos. Había un mar por medio, del que se contaban solo tragedias y desastres. El temor le invadió, no podía dormir. De tanto darle vueltas, recordó que en Delfos estaba el templo dedicado a Apolo y que, en él, la Pitonisa aconsejaba a todo el que tenía dudas para solucionar algún problema. Su oráculo era cierto o, al menos, eso se pensaba. Se decidió, después de mucho pensarlo, a ir y exponer a la Pitonisa todas sus dudas. Ella le aconsejó que cogiera un barco, lo más pequeño posible. Un mascarón con un mástil y una sola vela. Que fuese solo, para que viendo lo poco que tenía, los piratas no lo tocasen. Se embarcó como le dijo la Pitonisa, solo y con poco avituallamiento. Los piratas no lo atacaron, pero el mar estaba muy picado y las olas pasaban sobre él como si fuese un cascarón. Mucho rezó pidiendo protección a

los dioses en los tres días que tardó en llegar a Sicilia. Cuando vio la costa de la isla, quedó anonadado por su hermosura y hasta el volcán, aún apagado, era impresionante. La isla de Sicilia es la que en otros tiempos se llamó Ogigia y donde vivía Calipso, una semidiosa, en un bonito palacio situado en una colina rodeada de jardines llenos de flores, árboles frondosos que daban buena sombra y fuentes que manaban abundante agua, como las que pueden encontrarse todavía hoy en Sicilia. Calipso lo acogió con alegría y quería que se quedara con ella para siempre. Pero, a pesar de que la isla era muy agradable para quedarse allí a vivir, Ulises ardía en deseos de volver a su hogar y abrazar a sus seres queridos y todos los días lloraba por no poder irse. Sicilia le parecía un sitio acogedor para quedarse, si no deseara volver a su casa. Cuando por fin Calipso lo dejó salir, se embarcó otra vez y llegó a Palma de Mallorca. En la Calobra, en Palma de Mallorca, fue donde el terrible Polifemo lanzó la piedra para destruir las naves de Ulises y de sus compañeros de guerra. Tras abandonar Ulises la isla de Palma de Mallorca, entristecido por no saber nada de Telémaco y Penélope, navegó durante quince días en su balsa sin perder de vista jamás las estrellas y siempre en la dirección por donde se pone el sol. Recuerda que estando en Troya unos marineros mercenarios que estaban allí ayudando a los aqueos le dijeron que venían de un lugar llamado Península Ibérica, una tierra muy frondosa en la que sembraban muchos cultivos, árboles frutales y donde había ríos caudalosos. A él los iberos le parecieron buena gente y acogedora. Según remaba y recordaba todo esto, el cansancio se le olvidaba. A los cuatro días en el mar se levantó una gran tempestad. No podía sujetar la balsa. La diosa Atenea le ayudó suavizando el viento y las olas. Ulises pudo alcanzar la tranquila boca de un río. Entró en su corriente dejándose llevar por el agua dulce. Al tocar por fin el suelo donde quedó largo rato dolorido y sin fuerzas, agradecido Ulises besó con humildad aquella tierra que lo había acogido. Se acercaba rápida la noche y pensó buscar refugio en el bosque. Con unos arbustos y hojas secas se preparó un lecho para dormir. La benévola Atenea le extendió un dulce sueño sobre la mente y los ojos cansados. Al día siguiente descubrió que estaba en la tierra de aquellos iberos que había conocido en Troya y, dentro de ella, en Gandía, donde podría comer todas las naranjas que quisiera. Desde Gandía también se puede ir a Ítaca, todos los caminos llevan a Roma. Desde Gandía atravesó la Mancha y, próximo a Mérida, Badajoz, se encontró la laguna de Proserpina. Corre el rumor entre los paisanos emeritenses de que en el centro del pantano se encuentra un monstruo de siete cabezas, que cuando sube a la superficie despide chorros de agua como cascadas de cuatro metros de altura y, cuando se introduce en las profundidades de la laguna, forma un inmenso remolino a su alrededor que puede absorber a cualquiera atre-

vido o indisciplinado que sobrepase la zona roja. Gracias a la grima que produce esta historia, nadie por el momento ha osado acercarse a dicho espacio. Ulises se acordó de los monstruos Escila y Caribdis, ante los cuales había tenido que elegir cuando la maga Circe le advirtió de ambos peligros: si escogía navegar próximo a Escila, el monstruo de siete cabezas capturaría a siete de sus compañeros de viaje y, si, por el contrario, escogía acercarse a la tormenta Caribdis, se exponía a que toda la tripulación fuese absorbida hacia las profundidades del mar. La sensación de incertidumbre le causó tanta angustia y congoja que una vez recurrió a la diosa Atenea, quien solícita, acudió en su ayuda: de inmediato produjo en él un profundo y dulce sueño y ella se presentó como un reptil alado de proporciones descomunales. Así, con sus garras, lo trasladó a una barca en el río Tajo, a la altura del valle del Jerte, famoso por su fiesta del "cerezo en flor". Cuando Ulises despertó, se sintió desorientado, confundido, no sabía cómo había llegado allí, ni adónde le conducía. Aun así, no tenían otra opción que seguir el cauce del río y enfrentar cualquier nueva aventura. Tuvo suerte, porque las truchas y carpas se introdujeron en su barca, sin saber que iban a servir de alimento para Ulises. Al divisar encinares y grandes extensiones de olivos, le entró la curiosidad de saber en qué país estaba. Ató la barca a un roble próximo a la ribera y se adentró en las dehesas, donde encontró piaras de cerdos de pata negra, toros bravíos y rebaños de ovejas merinas. Al preguntar a los ganaderos del lugar, estos le confirmaron que estaba en Cáceres, por la zona próxima al parque de Monfragüe. Estaba emocionado al contemplar la belleza del paisaje, el planear de los buitres, águilas y cigüeñas y quedó embelesado ante tanta belleza natural. A pocos kilómetros de allí, siguiendo el cauce del río, llegó a Alcántara, a su majestuoso puente romano. Allí bajo el puente se aseó y se adentró en el municipio. Para su sorpresa y como si lo estuvieran esperando, se encontró en la plaza con un coro de danza típica extremeña, con sus trajes regionales, bailando el redoble, los fandangos y jotas en general. Después lo invitaron a comer la caldereta de cordero extremeña acompañada de vino y tarta del Casar. Le causó tal embeleso la alegría a raudales que aquella gente desprendía, que a Ulises le entraron ganas de quedarse a vivir en Alcántara con esa gente tan acogedora. Allí conoció también a los dueños de un castillo que le acogieron y escucharon sus aventuras. Durante nueve meses Ulises estuvo en Alcántara. Cada día se sentaba con unos perros junto a un camino de árboles que daban miedo y trataba de ayudar a todo el que pasaba por allí. Nunca se supo quiénes eran las gentes con las que vivía. Transcurrido ese tiempo, un alcantareño de nombre Joseph, experto en navegación, ya que toda su vida se había dedicado a la pesca, se ofreció a viajar con Ulises. Siguiendo el curso del río Tajo, llegaron los dos hasta Lisboa a aparcaron su barca cerca del estuario donde se mezclan las aguas del río con las del mar. Al adentrarse en Lisboa les llamó la atención una músi-

ca que se escuchaba a lo lejos, que sonaba similar a un violín, y un músico cantando un Fado. Desprendía mucha nostalgia y melancolía y los ojos de quien lo escuchaba se rociaban de lágrimas. Hipnotizados por su melodía, por el sentimiento del canto, y por lo que sus palabras expresaban, Ulises creyó que el fadista se dirigía a él "Vive tu vida donde seas feliz, haz el bien a los demás, y al final del camino te sentirás recompensado porque en cualquier parte del mundo serás feliz". Entre la brisa del mar que acariciaba su piel, la música del fado que elevaba su espíritu, la belleza de la costa donde se divisaban las islas Azores, por un momento Ulises pensó que estaba soñando y que el espectáculo que veían sus ojos desde aquella atalaya era su Ítaca adorada. Al día siguiente Joseph lo acompañó rumbo a las Azores y se asentaron en Sao Miguel, una isla que derrochaba belleza natural; hicieron un tour por toda la ciudad y les pareció un paraíso, por su exuberante vegetación, por sus volcanes, por sus edificaciones, por sus gentes, por sus Fados. Ulises, cansado de luchar contra corriente, pensó que allí había encontrado la paz, ese idílico lugar donde podría vivir y ser feliz. Ulises confesó a Joseph que, después de haber llenado su vida de experiencias, conocimientos y aventuras, aquí y ahora en ese oasis de Sao Miguel, quería sentir el relax, la calma y la felicidad. Pero tuvo que volver a la realidad de Alcántara y su castillo. Los dueños necesitaban ir a Béjar a comprar telas y lo invitaron a viajar con ellos. Al llegar a Béjar, se separaron y Ulises conoció a los hombres de musgo. En aquel tiempo, en un lugar llamado Betonia, en una agreste vegetación, los moros tenían al pueblo reprimido y esclavizado, y nadie podía salir de las murallas. Pero ellos se las ingeniaron para que los moros se fueran de esta manera. Hicieron un túnel por debajo de la muralla para poder salir sin que los vieran. Se fueron al monte a buscar musgo y volvieron a entrar para hacerse con él cinco monos como los trajes de los buzos. Se pusieron en los dedos cuchillos que parecían grandes garras. No se les veía el cuerpo, solo el musgo y la cara embadurnada con carbón. Parecían unos monstruos. Así vestidos salieron por el mismo túnel, arrastrándose hasta donde estaban sus opresores. Y a estos, al ver los monstruos, les entró tanto pánico que se fueron corriendo sin mirar atrás y no volvieron nunca más. Desde entonces, para dar las gracias, cinco hombres vestidos de musgo salen el día del Corpus en la procesión con trajes nuevos que hacen cada año, porque el musgo se seca. Ulises vio que aquí no terminaba su viaje y decidió unirse a un grupo de titiriteros. Con ellos fue pasando por diversos pueblos y aldeas y trabajó para los del circo por su sustento. Cuando se quiso dar cuenta, estaba deambulando por un territorio que no conocía. No sabía por qué estaba allí, ni cómo había llegado. Tenía un lejano recuerdo de una cruel guerra. También creía que se llamaba Ulises, pues era el nombre que llevaba bordado en todas sus ropas ahora ya andrajosas. Estaba en la Alberca, un precioso pueblo medieval,

también de tradiciones milenarias, al sur de la provincia de Salamanca, con casas de tres alturas, balcones llenos de flores, las calles estrechas y empedradas. Una de las tradiciones del pueblo es la "Moza de ánimas". Al anochecer salen tres mujeres vestidas de negro con una esquila. En las esquinas del pueblo la tocan tres veces y dicen esta jaculatoria: "Fieles cristianos, acordémonos de las almas del purgatorio (y bisbisean un padrenuestro y un avemaría), por el amor de Dios". Esto, todos los días del año. En este pueblo una familia acogió generosamente a Ulises. La primera noche allí, la familia, al tañer la esquila, abrió el balcón para orar con la moza de ánimas. Al empezar la jaculatoria, Ulises dio un salto, recobró la memoria. ¡Ya sabía por qué estaba allí! Pensó: "Aquí invocan todas las noches a las almas del Purgatorio o Hades, donde está el adivino Tiresias. La maga Circe me dijo que él me ayudaría en la vuelta a casa, así que ¡estoy en el buen camino, llegaré a Ítaca!" Pasó cuatro años en la Alberca porque lo perseguía Polifemo para vengarse de él por haberlo dejado ciego. Ulises se metió en una cueva para esconderse y Polifemo no lo encontró. Los vecinos de la Alberca se portaron muy bien con Ulises. Le daban de comer y él les ayudaba en las faenas del campo. Pero una tarde les dijo que tenía que seguir su camino y que había decidido ir a Salamanca. Tuvo que atravesar un monte, donde había muchos animales salvajes. Ya tenía hambre. Cazó dos conejos y los asó para comérselos. Pero un lobo que estaba por allí cerca olió la carne asada, fue y se la comió. Ulises se asustó mucho, cogió una flecha y el arco y mató al lobo. Después pasó por unos campos de cebada, trigo y girasoles. Se sentó a descansar y comer de estas semillas para alimentarse. Pero Polifemo, que andaba buscándolo, como no lo encontraba, habló con su padre Poseidón pidiéndole que Ulises nunca llegara a su tierra natal Ítaca. Como su padre es el dios de las aguas y el mar, mandó llover nueve días y nueve noches para cortarle el paso. Tanto, tanto llovió, que el agua cubrió la cueva. Sin embargo Ulises encontró una salida y nadando, nadando, llegó a Salamanca. Fue un viaje muy trágico y penoso. En Salamanca pasó varios días, pero cansado de tanto bullicio y de tanta gente joven, Ulises quiso salir de allí. ¡Cómo deseaba volver a su Ítaca! En una de las visitas que hizo fue al puente romano y, en la margen derecha del río, vio un pequeño embarcadero con una barcaza. Bajó al río para hablar con el barquero. Era un hombre mayor, enjuto, con barba blanca, piel curtida. Le pareció estar ante Caronte, solo que este irradiaba vida. Ulises, sin más, le preguntó si podría llegar a Ávila por el río. El barquero, rascándose la cabeza, le contestó: "No es fácil, vamos contra corriente, el cauce del Tormes no es todo tranquilo, hay rápidos. Para salvar todos estos obstáculos solo tenemos nuestros brazos y un varal… pero se puede. A favor tenemos el buen tiempo, muchas horas de luz y dos pantanos donde podemos tomar aliento y comer algo". Con este informe, Ulises se hizo con viandas y agua y salieron. Ulises relevaba al barquero con el varal para que descansara. Y el barquero, mientras, le contaba muchas

de sus experiencias. Este hombre era un pozo de sabiduría. Como que, cuando le dijo "¡Ulises! ¿Ves aquello allá a lo lejos?" "Sí, claro, son unas murallas". "Estamos en Ávila", se le había hecho el viaje corto. En las dehesas de Ávila pastaban las vacas del Sol, en una gran zona con mucha hierba para alimentarlas. En la Nava hay árboles frutales y hortalizas y grandes humedales y pozos de agua para regar la legumbre y los frutales. Allí se juntan la garganta, el río y los arroyos, donde Nausícaa y sus amigas encontraron a Ulises y donde estuvo Ulises seis o siete años. En la Fuente de la Sabina hay explanadas de trigo, centeno y algarrobas donde pastaban las ovejas y las cabras. Y en las Matillas, una zona de encinas y bellotas, Eumeo, el porquerizo estaba con la piara de cerdos. Finalmente topó con una finca en Ávila para la trashumancia de ovejas. Ulises se comprometió a dirigir unos rebaños que iban de Extremadura a Soria. Cuando iban de camino se desvió buscando pasto para las ovejas por las sierras y una señora le indicó que fuese a su pueblo, llamado Mazaterón, que no era nada imposible. Hace tantos años no había coches ni forma de transporte, más que las caballerías y las abarcas. Le indicó el camino para que no se perdiera, ni pasara tantos trabajos y llegase con bien. Una vez que estuvo en el pueblo, la señora lo llevó al lugar donde se habían encontrado los fósiles de dos tortugas. El paisaje le gustó mucho a Ulises, pero, como venía tan cansado, se echó a dormir a la sombra de un roble, con un sueño muy profundo. Después de un buen rato empezó a oír ruidos y chillidos y se despertó. Vio que corrían hacia él dos dinosaurios. Se asustó mucho e imploró a la diosa Atenea que le ayudara. Esta se presentó en forma de águila y se lo llevó volando, pues pensó que ya iba siendo hora de que Ulises que tanto había padecido, llegar a su querida Ítaca. Después de descansar unos días en unos bosques de olivos que le proporcionaban una buena sombra, emprendieron el viaje de la misma forma. Volaron hacia Francia y siguieron a Suiza. Allí también hicieron un alto en el camino para reponer fuerzas, pues el viaje era largo. Cuando disfrutaron también allí de bellos panoramas y se vieron preparados, volvieron a emprender la marcha, esta vez bajando ya por Italia hasta las islas griegas. Allí, muy animado Ulises por pensar que ya quedaba poco para terminar su periplo, muy contento volvió a emprender un nuevo viaje que le acercaba cada vez más a ver su casa. Su águila benefactora cargó con él por última vez y, sin mayores tropiezos, llegaron a Ítaca sanos y salvos. Allí Ulises le hizo a la diosa Atenea muchas ofrendas y sacrificios para darle gracias por todo lo que había hecho por él dejándole regresar a su adorada tierra, donde le esperaba su familia hacía tantos años con deseos de verle de nuevo. Cuando Ulises ya en su isla se repuso, se dio a conocer a su gente y a su hijo y, ya todo aclarado, contó con ellos para resolver los problemas que tenían y vivir luego todos en armonía y felices.

POR AULADE ARTE

RECONOCER es un verbo muy rico con muchas acepciones, la partícula "re" nos invita a volver dos veces sobre el conocer, nos empuja a reflexionar y a admitir. RECONOCER además es un palíndromo, una palabra que se lee igual de izquierda a derecha que de derecha a izquierda. Cuando iniciamos este curso, todo era incierto e incluso tristón, el deseo de encontrar una escuela con alumnos sentados en las aulas flotaba por todas partes pero el miedo y la responsabilidad soplaban con más fuerza. Finalmente se impuso la valentía en equilibrio con la cordura. Regresamos a la escuela, separados en los pupitres pero con una distancia tan ajustada como la necesidad de acompañarnos y sentirnos cerca. Poco a poco las tareas se fueron regularizando y llegamos a la Navidad con el deseo común de que el 2021 trajera como regalo de Reyes la vacunación masiva. En clase coincidieron estas fechas con el arte en Grecia y además de dialogar sobre belleza, canon y equilibrio, le dedicamos una clase a los Juegos Olímpicos y en concreto al Maratón. El personaje de Filípides y su hazaña, recorriendo la distancia entre Maratón y Atenas para alertar de la llegada de los persas, nos inspiró para proponernos un reto personal que cumplir, algo pequeño y asequible, o grande e imaginado, lo mismo daba pero compartido en voz alta con el resto de la clase. Así surgió un compromiso individual y colectivo a la vez, un impulso para no dejarnos acomodar por la pereza, "una deuda indivisible", que llegado el final de curso pondríamos al cobro, con los intereses, no usureros, de quien invierte en uno mismo pero la ganancia es a repartir entre todos. Ha llegado el momento y aquí comparto el cabal orgullo de los retos conseguidos, algunos están en proceso porque requieren de más tiempo o de que abran fronteras, otros ya nadan con regularidad en piscinas sin miedo, hay telas cortadas y modelos en pasarelas, dibujos coloridos en mandalas de paciencia, bandadas de miradas siguiendo aves a través de ventanas, bastones que descansan en paragüeros, papeleos y sellos para lograr que llegue el retiro laboral pero no el del sueldo, una luna rosa en un parpadeo, plantas y flores que crecen en macetas con tierra húmeda y mucho esmero y citas con dioses con el descaro de quién se sabe reina del Parnaso y mimada por las Musas. Se mire como se mire de principio a fin o de fin a principio, este año he de RECONOCER que ha sido un reto personal y colectivo del que todos hemos aprendido que para recorrer un maratón, es más fácil llegar, si se cuenta con la ayuda de un grupo de amigos.

Reconocer

VOLAREN PRIMAVERA

POR ANA MARÍA GONZÁLEZ

¿Qué me gustaría? ¿Qué me haría ilusión? Me gusta la primavera, pues a pesar de los problemas de salud que la alergia conlleva para mí, en primavera ya empezamos a tener horas de luz y si miras al cielo, ves cantidad de aves que vienen o van en grandes bandadas. A mí esto me encanta contemplarlo, soy una gran admiradora de las aves. Por eso, mi reto es disfrutar de las figuras que dibujan y que veo desde mi ventana, con atención como en un ensueño. Todo un regalo en el cielo. ¡Me asusta que la flor se pase pronto! ¡Me asusta querer mucho y que me quieran!

RAÍLESDEMAR

POR SERGIO MARTÍN

Mi sueño, mi reto, quisiera hacer un Interrail, un viaje en tren con un billete especial que te permite durante un mes viajar y viajar por Europa. Ya fui con mis compañeros cuando era un boy scout en Chamberí y lo disfruté mucho. Quiero hacer otro igual con mis amigos y mis primos, ya tengo pensado el recorrido: París- Amsterdam y de Amsterdam a Berlín y de Berlín a Praga, de Praga a Budapest, de Budapest a Viena y de Viena vuelta a Madrid. De estas ciudades hay algunas en las que yo ya he estado pero hay otras que me encantaría conocer; claro que pensándolo bien, nunca he embarcado en un crucero y quizás también estaría bien esta experiencia. ¿Quién se apunta a un "INTER-CRUCERO"?

COLGAREL BASTÓN

POR PAULINA LOZANO

Dejar el bastón y subir la escalera este es mi reto. ¿Por qué dejar el bastón? Desde hace tiempo sé que es una dependencia, no tengo fuerza en las piernas y el bastón me da seguridad. Yo quiero avanzar, no pretendo arrugarme pero a veces estoy muy baja de energía y me falla el ánimo. Voy al médico y confío en el criterio de la especialista, hay que poner remedio a los achaques. También sé que con el buen tiempo volverán las ganas y el bastón se quedará colgado en el armario como los abrigos y el Covid y yo subiré la escalera de la Escuela, ahora sí con el ímpetu de llegar a clase sin ayuda y la primera.

RETOVAQUERO

POR YOLI VEGAS

¿Qué hacer con vaqueros usados? ¡¡Transformarlos!! Pues eso hice durante la pandemia. Tenía un montón que me iban trayendo mis hijos y cómo lo que más tienes durante este periodo es tiempo, me dio por coser. Tenía ganas de hacerme un peto-falda. En unos cuantos vídeos saque ideas, y sin patrón, solamente con las medidas de cintura, cadera y largo me puse a ello y me quedó tan chulo que mi nieta también quiso que le hiciera uno y ya puestas, le hice dos. Luego mi nuera me pidió otro. Como seguía teniendo tiem-

po empecé también con una mochila y pasó lo mismo, me pidieron que hiciera más y al final fueron seis. Mi reto era estrenarlo pero como apenas llevo vestidos o faldas todavía no he encontrado el momento. Prometo que lo haré un día para ir a clase, sólo es pereza porque estoy más cómoda con pantalones pero después de este esfuerzo y de pasarlo bien haciéndolo creo que no tengo excusa para no ponérmelo.

MANDAUN MANDALA

POR RUFI CAMPOS

El mandala proviene de la cultura tibetana. En las grandes celebraciones de los monasterios los monjes hacían bonitos mandalas en el suelo con tierra y arena en colores vivos.

Con la invasión china y la destrucción de los inmensos monasterios, durante décadas este arte desapareció. En la película "Siete años en el Tibet" se ve como un militar de alto rango pisotea un precioso mandala.

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Pilar profesora de Historia del Arte nos propuso un reto y pensé en hacer un mandala como homenaje al oprimido pueblo tibetano que sufre la invasión China. -Un Mandala es un dibujo basado en círculos y figuras concéntricas que se repiten como símbolo de la naturaleza, la armonía y el universo. Estos conceptos también los hemos analizado en la cultura griega y en su búsqueda del equilibrio. Es una técnica de relajación que no requiere ningún conocimiento previo, ya que quien está haciéndolo lo colorea según sus gustos estéticos e imaginativos. Repitiendo de forma paciente y precisa las formas que componen el mandala potenciamos la concentración. Cualquier edad es buena para comenzar, siendo además una actividad que fortalece la creatividad, aporta serenidad y contribuye a gestionar situaciones de ansiedad. ¿Has probado a colorear o dibujar uno? Te lo recomiendo, si el mandala manda sobre tu mente: el sosiego aparecerá.

MANOSVERDES

POR AURORA ARROYO

Mi reto es conseguir tener unas bonitas macetas. Siempre me ha gustado disfrutar de una terraza colorida y variada y colocar también tiestos en las ventanas pero desde hace unos años no consigo que las del interior de casa crezcan con alegría. Cuando intento trasplantarlas siempre se me mueren y no hay manera, no sé si es que lo hago fuera de época. También creo que las riego demasiado y no las dejo secar lo suficiente pues se ponen las puntas negras. Ahora en este año parece que las tres o cuatro que tengo dentro están bastante bien, bonitas. Para conseguir el reto prometo tomar interés y anotar los riegos para controlarlos con más cuidado utilizando un método más científico. Al conseguirlo podré presumir en clase de "manos verdes". Porque la otra manera sería preguntarles a ellas que les sobra o qué les falta, ¿luz, tierra, agua? pero ¿alguien sabe cómo hablan las plantas?

COMOPEZEN ELAGUA

POR ASCENSIÓN GÓMEZ

El reto me lo había propuesto hace poco más de un mes. Dado que mi estructura ósea está hecha una pena, sobre todo la columna,

necesito hacer ejercicio para conseguir una musculatura adecuada que tenga el menor impacto posible en las articulaciones. Yo hacía natación desde hace varios años, hasta que la pandemia me obligó a abandonarlo. Venciendo todos los miedos, he vuelto a retomar este ejercicio que tan bien me va para "lo mío". El reto era, conseguir hacer los mismos largos de piscina, en el mismo tiempo que lo hacía antes. Lo he conseguido en apenas dos semanas, me siento muy satisfecha, ya que cuando empecé, no creí que lo lograría en tan poco tiempo. P.D. Lo siento, no es demostrable pero es evidente que me muevo como pez en el agua.

LUNAROSA

PARA L

El reto de L es encontrar un reto. Cuando a bote pronto te hacen una pregunta tan directa y apenas te dan cinco segundos para responder, no siempre están las respuestas preparadas. Quizás no pueda ser compartido en voz alta porque sea algo tan íntimo que prefieras arroparlo en tu interior, o quizás estás apático y sólo el pensarlo te da pereza, quizás no es el momento. Encontrar el momento, ese es el secreto. Los momentos son únicos y nosotros elegimos cuál es su sentido. El 27 de abril, fue un día "único" la Tierra y la Luna se encontraron más cerca y la luna nos pareció mayor y más brillante. A este fenómeno se le llama "Luna Rosa". ¿Pero por qué recibe el apelativo de 'rosa' esa Luna descomunal? La explicación se encuentra en una planta silvestre de Estados Unidos y Canadá llamada "Phlox" y en el momento de su florecimiento. Este tipo de vegetación se viste de ese color rosa justo en el mes de abril. Por esta razón, las culturas antiguas asociaron este fenómeno con el florecer de esta planta y la llamaron 'Superluna rosa'. Han pasado ya unos días y a esta luna ya no la vemos ni tan cerca, ni tan rosa. Los recuerdos como los colores se matizan y atenúan en nuestro pensamiento, nos acompañan pero no deben impedirnos mirar otras lunas. L, si te tomas tu tiempo, buscarás dentro de tus deseos para encontrar tu "Luna rosa", para encontrar, no lo dudes, un nuevo reto, cuando tú decidas su momento.

VUELVA

USTED MAÑANA

POR DORI DÍAZ

Nuestra profe de Historia del Arte nos ha pedido escribir acerca de un reto que queramos conseguir, pues el mío en estos meses es poder arreglar los papeles para mi jubilación. Este asunto no debería ser complicado puesto que es un derecho regulado y por ello, la administración tiene unos cauces estipulados, sin embargo con los problemas del virus, cada vez es más difícil. Hay que pedir cita previa y el problema es que hay centros cerrados y los que están en servicio te dicen que no hay horas disponibles. Larra hace dos siglos ya arremetía contra la lentitud y complejidad de la burocracia en su famoso artículo: "Vuelva Usted mañana". En este relato el protagonista, llamado con ironía "Sansdelay" (sin retraso) viene a realizar unas gestiones que calcula estarán resueltas en quince días pero no cuenta con que la efectividad de la administración no siempre alcanza la misma velocidad

que nuestras intenciones. Con el Covid, se han complicado algunos procedimientos todavía más. Muchas delegaciones se han adaptado a otra forma de trabajo en la que se traslada al administrado la responsabilidad de actualizarse por medios informáticos. Afortunadamente todavía quedan "puertas abiertas" con atención presencial y espero que en breve pueda conseguir mi reto: "mi pensión y vivir con más tranquilidad".

CUÁNTATELA

POR CRESECN HERRANZ

LUENGO

Eso es lo que llevaba tiempo pensando, ¡cuánta tela!, de cortar, quiero decir. Así que durante el confinamiento me propuse como reto, convertir una variedad de cortes de tela que tenía en casa, en ropa para ponerme: una falda, una blusa, un chaquetón, una chaqueta… Me gusta coser y las tenía desde hace tiempo, venían de una tienda de tejidos de Segovia, propiedad de un señor de mi pueblo, familiar de mi hermana, que murió en el 2014; su hija que era la que llevaba el negocio, decidió liquidar, lo mejor que pudo, así que por amistad, unas cosas las compré y otras me las regalaron, y me encontré de pronto con una colección, como si tuviera que preparar un desfile de moda, ya que casi todas eran para prendas de vestir. La verdad es que me hacía ilusión rebajar la cantidad de telas, de diferentes colores y calidades que tengo en casa, aplicándolas para lo que fueron pensadas: un corte de falda, (lana o mezcla) que combina con un chaquetón, otras dos chaquetas de tejido de entretiempo (algodón)…todo ello, con sus forros respectivos… y bueno, conseguí entretenerme y aliviar el tiempo que estuvimos confinados, aunque no acabé con todo el material que tengo. Digamos que mi reto, está conseguido, puesto que sobre todo, era terminar las prendas que empezara, y como mis conocimientos de costura son a través de revistas de patrones, a veces alguna pieza se me queda atascada y sin terminar por mucho tiempo. Ahora resulta, que con esta vida que llevamos, seguimos con la pandemia y no se puede salir a ningún sitio, y no encuentro momento de estrenarlo, así que he conseguido cambiar las telas de lugar: han pasado a ocupar sitio en el armario.

UNAVISITAAL DIOS ZEUS

POR ÁNGELINES

Me siento muy afortunada por tener unos profesores en Arte muy convincentes, es más, yo diría que he aprendido más con este método de reflexión y equilibrio, entendiendo con mayor exactitud los temas expuestos por los profesores, basado en una sencilla realidad y que en muchas ocasiones el aprendizaje ha sido a través de demostraciones naturales, como si fuéramos espectadores de una secuencia de cine y todo ello aprendido en clase. Mario y Pilar se complementan con mucha armonía. Con Mario hemos dado distintas civilizaciones, Egipto, Grecia, Roma

todo ello explicado con una gran dosis de destreza, nos hace vivir el Arte haciendo que muchas veces nuestra imaginación vuele a los sitios relatados. Y Pilar es la bomba ella siempre nos sorprende de manera agradable haciendo una clase participativa y amena, Pilar siempre se inventa cosas para despertar nuestro interés y nuestra imaginación. Hace unos días nos propuso hacer un reto, algo que fuera para nosotras fácil y convincente, y nos pusimos manos a la obra… Yo, en mi reto, me hubiera gustado ser una actriz y también una diosa griega, Palas Atenea hubiera sido mi preferida. Pero lo que de verdad me entusiasmaba era tener una cita con el Dios Zeus, y pensé… si los héroes se enfrentaban a la magia de los dioses, yo, con mi propia voluntad y con la ayuda de los amiguetes me sería más fácil obtener esa cita tan deseada. Si, ya sé que era muy difícil casi imposible porque la agenda de Zeus estaba repleta de compromisos y yo no sabía cómo comunicarme con él, entonces recordé que en la mitología griega Zeus era una divinidad a la que se denomina a veces con el título de "padre de los dioses y los hombres" que gobierna a los dioses del Olimpo como padre de una familia, y por ahí seguí mis pasos para poder hablar con él y consumar mi reto. Cuando lo conseguí, en una audiencia muy personal, no carente de emoción, me recibió muy amablemente, iba revestido con su rayo y el trueno y me comentó que tenía muy poco tiempo para dedicarme, pues en unos minutos sería entrevistado en el Olimpia para dar una conferencia en la cual quería hablar de los próximos Juegos Olímpicos, me pregunto qué quería de él, yo toda confundida al estar tan cerca de un Dios, (tan guapo) célebre por su inmensa longevidad, su fuerza sobrehumana y agilidad, le expuse que venía de España y que concretamente estudiaba en la Escuela de San Federico y me quedé "pasmada" cuando me dijo que le sonaba mucho nuestra Escuela ¡¡¡hasta en el Olimpo es conocida!!!… Seguí diciéndole que nuestra profesora de Arte nos había pedido escribir un reto que nos fuera ameno y pudiéramos conseguir, yo le explique que me gustaba mucho la mitología y concretamente "él". Me hizo sentar y me dijo que era muy osada al enfrentarme a ese reto y que había tenido suerte pues no era fácil tener contactos con las divinidades en ese mundo dominado por dioses y no por mortales. Me pregunto si quería algo más, me ofreció un néctar delicioso, afrodisiaco para ellos y me dijo si me interesaba conocer algo más de su historia, yo, le dije que sí, llamó para que me trajeran unos documentos y demostrar que yo una mortal, alumna de una clase de adultos en San Federico, en Madrid había sido recibida con honores por un Dios griego llamado Zeus y que obviamente había demostrado que mi reto fuera de lo más verosímil. Me despedí del Dios Zeus, él muy galante me obsequió con una corona de laurel, galardón que me dedicó por mi atrevimiento y que quedaba a mi disposición en los siglos venideros.