3 minute read

Editorial

ALFINALIZARESTECURSO tan especial, podemos manifestar que nuestra experiencia es altamente positiva. La Escuela ha sabido mantenerse abierta con eficaces protocolos para evitar los contagios y, especialmente, con el esfuerzo y la ayuda de todas las alumnas, profesores y algunos alumnos. Hoy se dibuja un escenario más optimista que al comienzo del curso gracias a las vacunas que hacen posible afrontar mucho mejor los retos de esta pandemia. En este curso hemos hecho posible la presencialidad, bastante menor que en cursos anteriores, pero que considerábamos necesario y como medio para saber afrontar la situación. Hemos sido capaces de mantener las aulas abiertas con nulas incidencias y con enorme provecho tanto para alumnas como profesores. Todo un logro por el que cabe felicitarnos ya que hemos sido capaces de soportar las restricciones con admirable capacidad de adaptación. Cuando en octubre comenzábamos el curso decíamos que lo hacíamos con mucho miedo pero que era una oportunidad y un desafío para todos nosotros. Nuestro objetivo entonces fue CUIDARNOS UNOS A OTROS y creo que lo hemos conseguido con nuestra responsabilidad y nuestro respeto a las normas establecidas. Ha sido un curso un poco frío y, a veces, congelador para que el virus no residiera en nuestras aulas pero ha merecido la pena porque hemos sido capaces de convivir y aprender alegremente que es la mejor respuesta a tanta seriedad e incertidumbre. Se nos decía al comienzo que debíamos redoblar cuidados sin perder la alegría, ¡cuántos momentos alegres en nuestras aulas!; apostar por la compasión sin perder la esperanza, ¡cuántas veces hemos llegado a la Escuela tristes y hemos salido plenos de esperanza e ilusión!; levantar la voz indignada sin perder la ternura, ¡cuántas oportunidades hemos tenido para poder reflexionar de la situación mundial sin perder la compostura y respetar las opiniones de los demás! Esta es la escuela que hemos ido creando y

¡Gracias! hemos vivido en situación difícil y complicada. Esta es la escuela que sigue adelante contra viento y marea, miedos y desafíos. Esta es la escuela que "cuando vuelvo a casa, traigo algo para indagar, pensar, escribir y hacer" o "una segunda casa a la que tenemos que mimar" o donde "he aprendido a cuestionar todo"; así escriben unas alumnas y que podéis leer en páginas interiores. Con todos estos desafíos con los que nos hemos topado, al finalizar este curso podemos dar gracias, si gracias en toda la amplitud de lo que esta palabra significa. Gracias porque en este curso de coronavirus, en el que cada uno estamos amenazados de ser contagiados por otra persona o ser "contagiador" del otro, hemos sido capaces de superar el miedo y hemos favorecido el intercambio cultural con todo lo que implica aprender a pesar de… Gracias por ser animadoras culturales intentando tomar conciencia participativa y creadora para un mejor desarrollo personal y social. Gracias porque habéis demostrado que no sois meros espectadores o consumidores de cultura sino protagonistas y creadores de ella que nos ayudan a construir nuestra sociedad y en lo posible transformarla para una mayor igualdad. Gracias por habernos sentido cuidados unos por otros relacionándonos todos (profesores y alumnas) sin diferenciarnos en sabiduría sino conviviendo durante unas horas al día, enfrentándonos a la aventura de convivir y aprender sin dogmatismos, con claridad y pasión en búsqueda de la verdadera sabiduría. Esa sabiduría que es hija de la experiencia como decía Leonardo da Vinci. Si al terminar este curso tenemos la impresión de haber aumentado nuestras dudas es señal de que hemos sido capaces de aprender porque como personas sabias sabemos que ignoramos mucho. Este es nuestro reto para seguir en la Escuela: Ser conscientes de que nos queda mucho por aprender y especialmente por aprender a ser, uno de los pilares básicos de la educación.

Advertisement