Religiosidad Popular Dominicana

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Religiosidad popular dominicana Mons. Ramón Benito de la Rosa y Carpio B Devociones marianas B Nuestra Señora de la Altagracia

refieren a Jesucristo. Al venerar cualquier imagen sagrada, veneramos siempre a Cristo. La iconografía, ciencia y praxis que se ocupa de las imágenes (íconos), nació como medio de expresión del mensaje cristiano, igual que la palabra oral o escrita. La imagen, como los evangelios, representa “la fe de la Iglesia” y merece igual veneración que estos. Es preciso señalar que el mensaje cristiano, comunicado mediante signos no-verbales –símbolos e imágenes–, no es caprichoso. Pueden crearse símbolos e imágenes como se crean obras literarias pero, una vez creados, tienen un significado exacto y preciso. Su interpretación, su lectura, no depende de las ocurrencias del que los contempla o lee. De ahí que ante un determinado signo cristiano no-verbal o conjunto de signos podemos hacer una lectura exacta, conociendo su contenido, como se lee una palabra o un conjunto de palabras. La exactitud, o la no caprichosa lectura de un signo, no excluye el que tenga necesidad de ser explicado. Los signos no-verbales, símbolos o imágenes cristianos, necesitan ser explicados de la misma manera que es explicado un texto bíblico, litúrgico o teológico. Así, el verdadero iconógrafo –pintor de imágenes– es considerado en la Tradición Cristiana como un escritor. Es un escritor con otro tipo de estilo. Su tarea era –y sigue siendo– transmitir la fe de la Iglesia, expresar sus enseñanzas y la de los textos sagrados. De ahí que no firmaba sus obras: era un servicio que rendía a la gloria de Dios. Como el teólogo o el catequista, el iconógrafo no puede crear arbitrariamente sus símbolos, imágenes o figuras. Ellos, como las palabras del predicador, han de responder a las verdades de fe. Su creatividad está en la técnica y en nuevas maneras de expresar su fe, pero siempre fiel a los principios de ésta. El arte cristiano sufrió serias desviaciones desde el Renacimiento a nuestros días, quedando prácticamente a la libre inspiración de los artistas. Sin embargo, hay que repetir que la iconografía, el arte cristiano y las imágenes tienen como función primera la enseñanza y formación doctrinal del pueblo cristiano B Una imagen sagrada puede ser considerada, pues, como una obra de arte y como un libro que comunica la fe con lenguaje diferente a los signos escritos o verbales. Se convierte en “carismática” o “milagrosa”, cuando Dios, además, realiza a través de ella obras maravillosas fuera de lo común. Allí donde surge por voluntad de Dios una Imagen de este tipo se suele edificar un templo, que se le llama normalmente “Santuario” B Cuando a la pintura religiosa se le ve más como obra de arte se la coloca en un museo o adornando una pared y se admira su belleza. Cuando vemos más su dimensión religiosa, la colocamos en el templo, en el hogar o en cualquier otro lugar digno y la veneramos. Cuando es “carismática” o “milagrosa” ejerce en nosotros una influencia especial, y vamos a ella en peregrinación: queremos llevarla con nosotros y colocarla en todas partes B La Altagracia de Higüey se sitúa en la más genuina y auténtica tradición de la iconografía cristiana: es una obra de arte, una pintura; es un libro con símbolos y colores, rico en enseñanzas, en el que el pueblo dominicano puede leer muchas verdades de su fe. Es además, una Imagen “carismática”, “milagrosa”. Amada y venerada profundamente por este pueblo debe ser, en verdad, “su primer catecismo” B Por otra parte su autor español también se sitúa en esta primera tradición: sus símbolos tienen un significado exacto. No pueden leerse o interpretarse caprichosamente. Además, no firmó la Imagen y no conocemos su nombre. Murió, tal vez, sin saber que Dios elegiría su obra para regalarla a esta isla como su don más precioso y valioso. 157


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