Obra artesanal utilitaria La gran variedad de obras utilitarias que existen en el país es reflejo de una permanente vocación inmersa en la tradición artesanal y que robustece ese sistema simbólico que todos llamamos cultura. Ha sido la zona rural el escenario por excelencia en este tipo de elaboraciones, debido básicamente al distanciamiento de los centros industriales, a la abundante disponibilidad y obtención de materia prima, muchas veces sin costo alguno, a las habilidades propias del hombre y la mujer rural, pero sobre todo a la precariedad de su situación material. v Lucernarios de piso hechos en barro que se exhiben en la tienda Tarros Dominicanos. Sonador, Bonao. v Sillas de palito y asientos en fibra de guano, obras de los hermanos artesanos Ricardo y José Peralta. Inoa, San José de las Matas. v Juego de cucharas y tenedores hechos en madera de guayacán por el artesano Faustino de la Rosa. Los Alcarrizos, Santo Domingo Oeste. v Conjunto de anafes de barro monococido en el taller Tarros Dominicanos. Sonador, Bonao. v Recipientes para líquidos de higüero esgrafiado (decoración), creados por Guillermo Mejía Ponceano. Sabana Grande de Boyá, Monte Plata.
La significación estética en las obras utilitarias no parece ser una consideración importante, más bien ha representado siempre un consumo de tiempo y recursos que resta a la producción. En cambio, otros han comprendido las solicitudes del mercado y han incorporado detalles estéticos como la aplicación de color, el decorado, el uso de texturas, además de perfeccionar la terminación, para lograr diversificarse y mantener buena presencia comercial. De aquí surge esa obra artesanal que ofrece una respuesta tanto a lo utilitario como a lo decorativo.
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Artesanía dominicana l un arte popular