A la izquierda, casa con amplio respiradero en el frontispicio que da aspecto de un radiador. Los Naranjos, Cabrera. A la derecha, amplio jardín frente a una casa en Candelón, Villa Isabela.
sombra y la ventilación adecuada que definen, en términos de “funcionalidad”, nuestra arquitectura tropical, si bien una casa protegida y ventilada no completa por sí misma el concepto de casa tropical. El concepto de casa tropical trasciende el funcionalismo y se adentra en lo referente a la memoria histórica, la cultura y las idiosincrasias de los conglomerados sociales de esta parte del planeta. Sin la aproximación al contexto sociocultural de los pueblos no habrá definición de la vivienda ideal. Ha transcurrido demasiado tiempo desestimándose lo histórico, lo popular y lo vernáculo en arquitectura. Las academias han ofrecido a la sociedad un arquitecto obsesionado por las soluciones “racionales” y la figurativa abstracta y reductivista, cuyas obras se han ganado el mote de “cajitas de fósforos”, “media naranja” o “huacales”, cuando la gente de la calle no encuentra ninguna referencia a su cultura cotidiana o a su historia. El rompimiento con estos parámetros que son entendibles para los usuarios, han llevado, a nuestro entender, a la producción de un tipo de arquitectura que aun y cuando dé soluciones efectivas desde el punto de vista climático, poco podría considerarse como arquitectura tropical. En arquitectura, las respuestas a través de los períodos históricos han sido cónsonas con las influencias de las diversas culturas dominantes: la indígena, la hispánica la africana, la francesa y así sucesivamente hasta llegar a nuestros días con su Moderno y su Posmoderno. La imagen de la vivienda tropical debería entonces responder a esa suma de culturas digeridas de acuerdo a nuestras particularidades como grupo social inserto en un Trópico muy específico, cuyos valores arquitectónicos sin ser enteramente propios han adquirido una configuración muy nuestra. El uso del color, la diversidad y variación en la utilización de los materiales, la aprehensión del espacio urbano y del espacio privado, la informalidad propia de nuestra gente, todos estos son valores que inciden sobre la idealización de la casa tropical que nos concierne. El detenernos en el estereotipo que definimos al principio sería limitar el concepto de vivienda tropical a su implicación física-climática, lo que sería desvirtuado en gran medida al negar su contenido cultural. Si hiciéramos un símil con una “situación” tropical conocida compararíamos la vivienda tropical con una prenda de vestir masculina conocida: la chacabana, que es fresca e informal, pero dignifica en el vestir. Arquitectura popular dominicana
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