Yo soy poollomán

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YO SOY POOLLOMÁN

Leonard1655


A mi padre


PRESENTACIÓN Si a todos nos pusieran un revolver en la cabeza y, nos preguntaran quienes somos, muy probablemente diríamos nuestro nombre, más aún si fuera esto de improviso. También muy probablemente si quien tiene el revolver sabe que no es la respuesta correcta, o ya conoce la respuesta verdadera, seguramente nos pegaría un tiro. La respuesta a esta pregunta es desconocida para muchos de nosotros, pero aunque parezca casi imposible encontrarla con exactitud, esta realmente existe. Si me lo preguntan a mí diría que, en mi opinión, somos la suma de todo lo que hacemos, decimos, pensamos, deseamos, soñamos, vivimos y logramos. Nuestro nombre puede variar, se nos puede poner un sobrenombre, pero seguimos siendo nosotros en esencia. Somos en conclusión lo que vivimos. Esta es la historia de un muchacho que no sabía quien era y qué quería de la vida, un loco soñador idealista y romántico, muy sensible pero a veces impulsivo y agresivo, en la búsqueda de su identidad. La esencia del ser está en el “soy”. Esta historia comienza con las palabras que coloca un chico en su diario: “Conoce la historia tras mi mirada”, pues como el personaje cree, los “ojos son las puertas del alma”. Por otra parte quisiera aclarar los siguientes puntos: por qué no elegir un personaje de temática nacional, las teorías filosóficas, los fines de esta novela y porqué elegí el tema del superhéroe. El nombre Poollomán tiene un significado personal muy importante en mi vida. De pequeño era un niño extravagante y algo nerd, por lo que gustaba de hacer cosas como imitar los sonidos de animales. Entre mis mejores imitaciones estaban la del pavo, e indudablemente la del pollo. Un par de amigos, algo idiotas ellos, me pusieron por ello de apodo pollo, pronunciado con acento argentino, “pocho”. Yo, en una explosión de ridiculez, impulsado por mis deseos infantiles de ser un superhéroe, corregí el apodo y me autonombré Poollomán. Y así nació la idea de la historieta, pasando el personaje por diversas etapas en mi imaginación. Con dos historietas de argumentos distintos, y dos novelas que diferían también. Esta última es la que quedó. Por otra parte las teorías filosóficas que uso en este libro no creo que hoy sean aplicables en la realidad, pero me gustaría que lo fueran algún día. Sin embargo son fácilmente rebatibles, así que si mis queridos amigos marxistas de San Marcos – marxistas, que no es lo mismo que senderistas -, pueden revolcarme filosóficamente cuanto quieran, claro, yo no pienso responderles. Ahora bien, sería mentir decir que elegí el tema solo porque me interesa rescatar la idea de que no solo en EE UU pueden existir estos personajes, si no también en Perú, y que los países tercermundistas solo producen villanos. No, si bien este es uno de los motivos, no es el más fuerte. Yo, como todo niño fui influenciado por la cultura extranjera, amé a Marvel y sus personajes y fantaseé más de una vez con ser uno de ellos. Ahora que escribo, puedo serlo… y sí, soy “un cholo alienado”. Para terminar quiero aclarar que esta obra es un proyecto sin terminar. Esta novela fue creada para convertirse en algo más gráfico. Bien podría ser un manga, un anime, un cómic, o en el mejor de los casos, una película (siempre y cuando se respete la esencia de la obra), aunque esto último lo veo bien difícil. Por el momento eso es todo lo que quiero decir. Siempre tomo muy en serio lo que hago, y fue así con la obra presente, sin embargo, amigo lector sé que tú te reirás mucho de lo que he escrito (para empezar del título), así que no me queda más que resignarme y decirte que espero que te rías mucho, y si es posible te emociones.


Prólogo Hace unos meses durante uno de mis paseos en bicicleta, mientras recorría los exteriores de la Universidad Mayor de San Marcos pensaba en mi futuro profesional como escritor – cosa que me tenía preocupado por varios días, pues sabía que era una profesión casi imposible de ejercer debido a problemas como piratería, poco interés a nivel nacional en la lectura, y lo difícil que es hallar trabajo como literato, entre otras cosas-. Iba por la esquina que da con la avenida Colonial, hoy llamada Oscar R. Benavides, cuando encontré lo que parecía ser un gran cuaderno de contabilidad, muy maltratado y sucio en una mochila rota, entre algo de basura… no me juzguen de cochino por buscar en la basura, la razón por la que lo agarré fue solamente el hecho que parecía algo de valor, y como un buen reciclador…. Suena mejor un buen investigador en extremo curioso. Tomé dicha mochila y dicho cuaderno y, para variar hice uno de los más grandes hallazgos de mi vida: al abrir dicho cuaderno hallé escrito en él una historia que me intrigó de principio a fin y que capturó por completo mi atención. Era un relato sobre un chico, al parecer un diario o una novela autobiográfica. Puesto que tenía nombre decidí devolverla, pero al no tener a quien dar razón en un principio decidí llevármela a casa. Al abrir dicho cuaderno encontré escrito una extravagante historia, la cual está reproducida en su totalidad y exactitud a continuación.


Libro I Origen: Vida y Muerte


Capitulo I: ORÍGENES DEL HÉROE Esta historia empieza hace millones de años, en un pequeño planeta de un sistema aparentemente poco importante, con una pequeña criatura unicelular procariota, que a pesar de su simpleza aparente, engloba toda la potencia de un universo con su pequeño chispazo de vida. Quizás un creador ya le había dado un alma con un espíritu, aunque simple, con todo el deseo de ir más allá de sus limitaciones. Pronto su espíritu (si es que se le puede llamar así), presente en cada una de sus moléculas, en cada una de sus organelas, incontenible en su microscópico ser se desencadenó en materia y dio luz a la evolución… ¡Procariota, eucariota, multicelular, pluricelular y luego invertebrado marino! ¡Cordado, pez óseo, anfibio, reptil! La vida se había desencadenado, no había quien la detuviese. Pronto unos reptiles gigantes dominaron la tierra y nacieron dos ramas, de una brotaron los mamíferos, de otra las primeras aves… ¡No!... Un inconveniente, la muerte deseaba parar este universo en potencia. Un enorme trozo de hierro y minerales calló en la tierra intentando callar la vida!... y luego el silencio. Pero no era el fin. Una vez desencadenada la vida no había quien la detuviese. Sobrevivieron las aves y los mamíferos, y estos se adaptaron. Ambas ramas siguieron caminos distintos… Estos pequeños mamíferos crecieron en cuerpo y alma y desencadenaron en un género: los primates. Y de este nació el hombre, un ser con cuerpo y mente evolucionado, con todo el potencial de aquella primera célula. Pronto los hombres poblaron toda la tierra y se creyeron el pináculo de la evolución. Ahora en su ególatra estupidez luchan hombres contra hombres y no preservan su hogar que los vio nacer, la tierra. ¡Hombre recuerda que eres un ser de esta tierra, tal como los demás, sólo distinto en tu grado de desarrollo! Todo ser tiene el mismo derecho que tú. ¡La fuerza que te dio la vida, esa evolución, debes encausarla a ese paraíso que tanto buscamos!... Cuando creían que el hombre era la más alta cumbre en la evolución llegué yo, como rayo de esperanza. Yo pertenezco a este género humano, sin embargo, soy algo distinto a los demás. Ahora tengo habilidad y potencia, soy un sui generis… y esto no es simple narcisismo, es verdad. Demostraré que tengo derecho existir, que tengo derecho a poblar este mundo. Justificaré mi existencia. ¡Yo cambiaré este mundo, y seré el único que lo haga de verdad! La vida se ha desencadenado en mí y ya no hay quien la pare. Mi nombre es Paulo y me dicen Poolo, pero ahora soy POOLLOMÁN! *** << Hace cuatro años un chico de trece años, llamado Poolo W… se dispone a retornar a su hogar, como todas las tardes en su bicicleta. Es de noche y la oscuridad cubre las calles de sombras, esa misma oscuridad cubre su corazón de temores, de temores como delincuentes limeños al acecho de sus victimas esperando al primero que se descuide. Estando él en esas reflexiones se disponía a cruzar una calle, para lo cual se adelantó a un bus sin saber lo que luego ocurriría… el bus le tocó su bocina y, aceleró de repente en la curva, creo que no vio al chico, él aceleró también, y dejó atrás al ruidoso bus cuando oyó el estruendo. “¿Qué pasa” se dijo a si mismo y volteó a ver. El bus se había estrellado contra la casa a gran velocidad. Pedazos de ladrillos salían disparados como proyectiles, junto con vidrios y trozos de metal… cuando oyó un zumbido: vio un trozo de metal producto del impacto se dirigía directamente a su cabeza y, casi por instinto, pero más por inteligencia se deslizó a ras del suelo. Todo se veía como en cámara lenta. Salían chispas de su bicicleta al rozar el metal con el pavimento. El


muchacho rodó violentamente por el suelo raspándose sus piernas descubiertas y, el trozo de metal pasó justo al mismo momento rozando su frente, causándole un pequeño corte. Sobrevivió ante la mirada atónita de lo peatones. Se levantó y vio el bus. Pensó en las personas y saltó ágilmente hacia él. Rompió una luna y se dispuso a sacar una niña inconsciente producto del impacto, por la ventana cargándola con sus brazos delgados y débiles, vueltos fuertes por la adrenalina. Era hora de que por primera vez se arriesgara por ser un héroe. Ese chico soy yo. Mi nombre es Paulo Ruiz, pero me hago llamar Poolo. Tengo quince años y les quiero contar la historia tras mi mirada, quiero decir el porqué de mi mirada. Les contaré mi historia... >> Así empieza a escribir Poolo – O sea, Paulo, a quien llamaremos Poolo después, pues así le gusta que lo llamen – en la primera página de su diario. La historia es uno de las tantas creaciones de su vivaz imaginación. Se la pasaba soñando en ser una especie de superhéroe siempre mientras comía su rica cena. Sí, se raspó las piernas aquella vez, y sí se distrajo con un bus que iba detrás de él, pero no hubo ningún choque y, por ende nada de lo subsiguiente. Al voltear para ver el bus y ponerse a soñar no vio la vereda y salió catapultado de su bicicleta contra el pavimento raspándose las rodillas. La vergüenza ante la mirada burlona de los peatones le dolía más que las heridas, así que se levantó tragándose el dolor, se sacudió el polvo su bermuda como para hacer creer que no le había pasado nada, levantó su bicicleta y siguió su camino. Al verlo, sus padres lo atendieron como si el raspón se tratase de una herida mortal, como siempre, sus padres exageraban los cuidados. Poolo es un chico como ya dijo, de trece años, que le encanta leer libros de fantasía como Harvy Parker, él es su ídolo pues también usa lentes como él, además lo ve como un personaje heroico e idealista, le parece que es más real y autentico que muchas otras personas que conoce. Físicamente es un poco alto, delgado, como dije antes, usa unos lentes que por cierto son dorados, es de piel trigueña, de rasgos mestizos, en pocas palabras es cholo (en el sentido correcto de la palabra), un cholo con lentes de rostro tierno y simpático, con un aire a su héroe Parker. Su expresión denota una inesperada ingenuidad para su edad. Va sonriente a veces por las calles, motivo por el cual es asaltado mayormente, por lo que el prefiere andar en bicicleta. Se la pasa soñando en su colegio y dibujando un manga en la que un héroe de lentes brillantes, se enfrenta a los más aguerridos pandilleros. Y él crea a este héroe, por que es lo único a lo que no puede enfrentarse y a los que más teme. Sin embargo él se ha armado de valor muchas veces para enfrentar a los que había en su colegio primario. Esta historia data de cuando él tenía ocho años y estaba en la escuela primaria “Mariano Vulgar” número 999, un lugar que para él fue un infierno. Era una escuela del Estado como todas. Era la peor primaria del distrito, pero su madre que era nueva en el lugar no lo sabía, así que lo matriculó ahí. Llena de postulantes a pandilleros, a Paulo le fue casi imposible adaptarse. Allí adquirió parte de su vocabulario, la parte mala, claro. Pero él ya venía con principios de casa, y algo muy suyo, su idealismo imaginativo. Cierta vez vio una injusticia y… mejor que él mismo la cuente. <<La Brea, Lunes 23 de julio de 1991 Es mi segundo día de clases. ¡Otro día en el Mariano Vulgar!... y el último. Tenía miedo. Era la primera vez que les temía más a los alumnos que al profesor. Hablaban y hacían muchas cosas feas, me quería ir a mi casa y seguir durmiendo hasta que acabe el año.” Este día al entrar al colegio vi la imagen más horrible de todos mis nueve años: un chico alto con un cuchillito en su mano amenazando a un niño más pequeño. Intentaba violarlo. Al principio el miedo me paralizó por completo, me goteaba sudor de las manos. La pestilencia del baño me


mantenía consciente, pues quería desmayarme. Quise buscar ayuda, pero me vio y me amenazó, entonces le grité: - ¡Oye, suelta a ese muchacho por favor! ¡Voy a llamar a los profesores! Quise buscar ayuda, pero me vio y me amenazó: - ¡Cállate mierda o te corto la cara! ¡Lárgate! – me respondió el del arma alterado, pero Poolo no se iría sin pelear. Así que corrí hacia el otro muchacho que era más alto que yo, pero por su tamaño lo votó al suelo de un puñetazo. Caí de espaldas golpeándome la cabeza, quedó inconsciente por unos segundos. El otro muchacho se asustó, creyó que me había matado o algo. Mi cartuchera cayó también al suelo dejando todos mis útiles regados. Al recuperar la conciencia tomé un lapicero y pensé: “demostraré que la pluma es más fuerte que la espada, así será, la pluma será más fuerte que la navaja”. Me llené de furia y deseos de hacer algo. Sentía rabia por la impotencia que tuve cuando no hice nada en casos anteriores. No huí, corrí hacia él y rápidamente le clavé el lapicero en el muslo, quien del dolor soltó su arma retorciéndose en el suelo. El otro niño se me quedó mirando asustado. No me agradeció y salió corriendo. Pronto vino la auxiliar que me recordaba a una momia: el niño le había contado todo. Yo estaba muy nervioso, pero en el fondo creía que me iba a felicitar, pero en vez de eso me gritaron, a pesar de que el niño pequeño me defendía. La auxiliar me llevó jalándome del brazo a la dirección. -No es manera de actuar, a pesar de que haya hecho el otro muchacho. Luego sacaron cargando al abusador. Todo me haría ver como un agresor. Muchos compañeros me llamaron loco… pero yo no estoy loco, solo quiero hacer el bien. ¿Es eso una locura? El director me gritó, me insultó, hasta me quiso hasta pegar, y el verdadero agresor mintió. -Yo no hice nada oe, yo ‘taba tranquilo y el me metió el lapicero por las huevas. -¡Maricón! ¡Cobarde! – le grité al mentiroso, pero el director me calló. Era la primera vez que hablaba groserías. El director pidió más respeto. -¡Eres un mentiroso, un cobarde por mentir así! ¡Admite que eres un violador!- le dije, pero el otro siguió negándolo. -Oe, tas loco. Debería expulsarlo director. ¡Es un enfermo! – replicó el malcriado. Al final no me dieron la razón, nos iban a expulsar a los dos, pero el corrupto director recibió una coima, además el padre del violador era un delincuente a quien todos temían. ¡Me llega! ¡Mejor que me sacaran!... pero lo bueno de todo esto es que ahora quiero ser un héroe. >>

Poolo se convirtió en un héroe para el chico y otros a quienes este último, les contó lo que pasó ese día. Algunos creyeron loco a Poolo, ¿pero tú que hubieras hecho?... bueno eso no importa, todo criterio se respeta. Él era muy dócil e hiperactivo. Pero cuando se sentía en peligro, o cuando veía una injusticia, estallaba y, su agresividad salía y se volvía otro. Bueno realmente no otro, pero perdía por un momento todos sus temores con tal de defender su vida o la del prójimo. La agresividad era algo heredado por su padre, alguien de baja estatura, pero capaz de acabar al más grande de un golpe. Siempre se mostró agresivo pero nunca tocó a nadie de su familia - así lo recordaba Poolo - a la cual trataba con respeto y cariño dando un ejemplo de equilibrio. Y hay muchos otros familiares más en su familia que son agresivos, pero ese no es el punto. ¡Pobre iluso! ¡Cree que puede cambiar el mundo! ¡No se puede! El que debe cambiar es él, y luego de eso intentar cambiarlo.


Poolo es un muchacho de ideas bastantes alienadas e ilusas – cosa evidente siendo un mestizo limeño, pues como tal es un paria sin identidad-. Siendo criado frente a la televisión y, como única lectura, historietas y ese best seller del niño mago, Harvy Parker, como ya mencioné anteriormente. ¡Ese bendito libro! Se formó el ideal de ser como el hombre mosca, admirando su inteligencia y humildad. Además porque ambos personajes usan o usaron lentes como él. Lo de ser corto de vista, fue un defecto que siempre le causó contratiempos. Esto debido a que su imagen inocentona era confundida por estupidez por algunos (por no decir todos), y sólo después de sacarlo de quicio se revelaba su verdadera naturaleza, ese Mr. Hyde que llevamos todos. Agresivo, siendo un personaje explosivo, violento e impulsivo, siendo llamado por quienes veían su violenta y desencasillado comportamiento – tan poco acorde con su apariencia, por cierto – como loco o enfermo… Volviendo al tema de sus ideales, él siempre fue romántico e idealista, todo un quijote, sin saber que en la vida real -coincidente como ocurrió en la obra cumbre de Cervantes – no siempre el bien triunfaba (por no decir, casi nunca). Paulo fue y es hijo único. Por su hiperactividad no tuvo muchos amigos desde pequeño, la verdad ninguno, sólo gente que se aprovechaba de él. Su idea del amor era digna de un cuento de hadas, o una película romántica norteamericana. Digo esto pues se enamoraba con mucha facilidad (creía en el amor a primera vista). Lo primero que hacía al ver una chica que le gustaba era intentar besarla. ¡Cuántas cachetadas! Siempre fue rechazado y esto lo hacía muy infeliz. Pronto le hizo creer que siempre estaría solo. Su frase era siempre << ¡estoy aburrido! >>. Claro, siendo niño no podía decir <<me siento nostálgico, deprimido o depresivo>>. No entendía bien esos sentimientos aún. Esto en un futuro lo volvería un depresivo crónico. Al no tener amigos, ni mucho menos amigas, se refugió en la fantasía e imaginación por lo que, desde niño empezó con esa afición de dibujar historietas. Tenía siempre en la cabeza la idea alienada del superhéroe y, deseaba ser uno, como su ya mencionado mentor, el hombre mosca. Siempre se dibujaba a él como un ser que podía volar sin alas, correr a velocidades increíbles (físicamente absurdas), y saltar grandes alturas. El cómic estadounidense y el manga influenciaron su estilo de dibujo y, era realmente talentoso. No sólo ser un superhéroe era su idea alienada, también su paradigma de amor debería tener el aspecto de las espigadas modelos que veían en televisión o catálogos de su madre. Claro, en la práctica siempre se terminaba enamorando de la primera chica que lo tratara bien y le regalara una sonrisa. Estas ideas se fueron consolidando conforme crecía y en especial luego de los nuevos años, cuando realizó su “primer acto heroico” y fue expulsado del colegio, sin embargo, lo que no sabe es que tuvo mucha suerte aquella vez. Fue como protegido por quien sabe qué fuerza metafísica de una muerte segura, ¿pero tendría tanta suerte la próxima vez? Ya vuelto un púber de once años, y luego de varios <<no>> a la pregunta << ¿quieres ser mi enamorada? >>, se volvió un muchacho más solitario y dedicado a escribir cuentos, dibujar historietas, y perseguir chicas. Su ropa era sencilla y su aspecto marcadamente desaliñado. El único placer que tenía era asistir al colegio pues era el único lugar donde no se sentía solo, y donde tenía el placer de aprender. Siempre el primer puesto, su vida era el estudio y su casa, pero siempre sentía que le faltaba algo: poder, libertad y amor. Por ello se refugiaba en su fantasía, en sus historias. Él estaba convencido de que su destino era ser un nuevo héroe nacional, un superhéroe. Poolo tenía como mayor frustración los deportes de cancha. Paradójicamente su única compañera y amiga fiel es su bicicleta, la cual cree que tiene vida por lo que la ha


llamado Mirella. Él daba largos paseos, y a pesar de su extrema torpeza, aprendió a manejar bien. El ciclismo era y es el único deporte que practica, pues es extremadamente lerdo para los de cancha, con sólo decirles que lo invitan a jugar como arquero, mayormente no por sus muy poco comunes buenas atajadas, si no, para que los demás se entretengan con sus extravagantes torpezas. Tales torpezas como los malabares que hace con la pelota al complicarse en una simple jugada, y sus patadas todas desviadas o que van directamente al rival, ni que decir de sus resbalones y patinadas sólo para sacar la pelota. A pesar de se conciente de ello, se esmeraba heroicamente por cualquier equipo. En vóley, ni hablar, también es el centro de atención cuando va a sacar, y siempre se interpone entre los integrantes de su propio equipo. En básquet, sólo diré que nunca encesta pero siempre se golpea la cabeza contra el travesaño por distraído, o con la pelota al querer encestar. Tendrían que verlo para reírse más y comprender la magnitud de sus extravagantes gracias… claro a él no le hace ningún chiste esto que para él es su infortunio, pero puede vivir con ello y reírse mientras lo recuerda. Lo que sí lo frustra es no poder participar en campeonatos de ciclismo pues se siente capaz de ganarlos y, yo puedo asegurar que por toda la práctica que tiene de huir de perros sobre su bicicleta, los ganaría fácilmente. A comparación de sus falencias mencionadas atrás, iba mejorando cada año, y era excelente en todas sus materias escolares (excepto educación física, claro está). Esto era aprovechado por muchos de los que se decían sus amigos, para utilizarlo al máximo. Hasta que sus ideales respecto a los amigos, fueron chocando con la realidad: traiciones, desprecios, engaños y desengaños. Aún así no desistía de creer en la amistad verdadera. Esto le ocurrió en primero de secundaria:

<<15 de marzo del 1995 Hoy es un día para olvidar: mis mejores amigos me traicionaron. Yo pretendía retirar un profesor incompetente, en parte motivado por personas que me querían manipular. Así que para esto recolecté firmas en el salón, e ingenuamente coloqué mi nombre y, cuando el profesor en cuestión se enteró, me llamó cobarde frente a todos traidor. Y quienes creía que eran mis amigos, cuando vieron en peligro su reputación ante el profesor, se lavaron las manos, hasta trataron de incriminarme aún más. “Intentamos persuadirlo, pero él no nos hizo caso. ‘W…, no hagas eso al profe, es nuestro amigo’, pero no nos hizo caso”, dijo la vaca traidora. “Sí, la iniciativa fue exclusivamente del alumno W…, nosotros no tenemos absolutamente nada que ver. Estamos en total desacuerdo con su actitud, lo desaprobamos, no tenemos nada que ver con él.”, agregó el cóndor contreras, traidor de porquería. ¡Por convenidos! ¡Poco más piden que me expulsen! ¡Y se decían mis amigos, ahora veo que ni siquiera merecen ser mis enemigos! ¡Traidores, falsos, cobardes!... yo lo único que quería era mejorar la educación en el aula. Incluso hubieron algunos vagos que preferían no firmar, por que querían pasar fácilmente el curso comprándole rifas al profesor. Yo sólo quería hacer las cosas bien. No importa, aprenderé de este error y mejoraré. Esto no me desanimará. Seré el héroe de mi generación.>>

De verdad no merecían ser llamados sus amigos. Nunca lo fueron realmente. Poolo no tenía amigos, y seguirá sin tenerlos, pero él esperará a ese amigo verdadero… o ¿quizás amiga? Decepcionado de las personas que lo rodeaban y, apenado por no tener enamorada – pues habría de pasar toda su secundaria en un colegio del Estado donde sólo estudiaban varones, cuando su anhelo era estar en un colegio mixto – cuando todos su compañeros ya iban por la segunda o la tercera, ¡inclusive había otros que tenían más de dos


enamoradas a la vez! Poolo se preguntaba como podían jugar con algo tan sagrado como el amor, cómo no respetaban a la mujer; lo que él no sabía era que a esa edad no se ama, ni mucho menos hay respeto en las relaciones. Pronto, sin amigos, sin enamorada – pues estudiaba sin tiempo libre para disfrutar, hasta los domingos, por lo que no tenía tiempo para buscar una – sin mayor pasatiempo que andar en la soledad en su bicicleta, sus historietas, cuentos y lecturas, una nostalgia profunda fue calando en su alma. A veces, salía del colegio a pasear por el Campo de Marte, aquel bello lugar en Lima, donde se puede respirar un poco de vegetación. Mientras andaba pensando en su soledad, llorando por dentro, anhelando ese amor verdadero, ilusión quien nadie tiene la certeza si existe. Cierta vez escribió este bonito fragmento en su cuaderno-diario, mientras estaba sentada en el pasto de aquel lugar: <<Viernes 11 de noviembre de 1996 … Lo que si es digno de recordar fue mi visita al Campo de Marte, pues vi jugar a unos alumnos del Oliver Saco. Era una escena tan natural: adolescentes de ambos sexos jugando balonmano. Esto me inspiró y tocó las fibras más sensibles de mi ser y, como si fueran cuerdas de una guitarra, vibraron… así que escribí un par de cosas bajo la sombra de un árbol, sentado sólo con mi radio y mi doloroso maletín: “Sentado bajo la sombra de este árbol, de una manera discreta me dispongo a observar unas chicas y unos chicos. Las chicas, que casi frisan mi edad eran muy llamativas ante mi vista. Los veo jugar tan contentos, despreocupados, sin hipocresías, ni chistes en doble sentido, y yo… y yo tan sólo mirando, y yo, tan solo y mirando. Esta alegría me dolió. Este hermoso cuadro me hizo volver a la realidad. En mi colegio, me siento tan solo, a pesar de estar rodeado de tanta gente. Siento soledad por estar mal acompañado. ¡Cómo repudio estudiar entre varones, es horrible! ¡El salón es como un saco lleno de moscas! Y al ver estos muchachos jugar tan tranquilos, siento que mi lugar es aquel colegio mixto. Ahora el viento frío roza mi ropa sucia y maloliente (pues vengo de jugar fútbol), y, bajo este árbol que me cubre apenas del sol - que va y viene como indeciso de quedarse, indeciso como yo en la vida – . Y yo sigo aquí, ocioso, sin saber que escribir, adolorido por los golpes del cuerpo y del espíritu.”>>

Si es bonito o no, eso lo decide el lector; sin embargo, tu texto está lleno de idealizaciones… y es ese vacío el que te terminará absorbiendo, Poolo. Por andar solo, él no tuvo quien lo defienda de tanto asalto que sufrió. Constantemente era asaltado por pandilleros de la zona, y siempre nadie se metía a defenderlo, como es común en Lima. Esto lo indignaba. Y él también veía constantemente asaltos, y a pesar de su indignación no se metía, pues recordaba las palabras de su padre: “no te metas en pleitos ajenos”. Tampoco se enfrentaba a los pandilleros, mas bien huía, ya que igualmente su padre le decía: “El más valiente a veces es el que huye”. En realidad su barrio no era tan peligroso, pero Poolo tenía siempre la mala suerte de cruzar sus calles los días que bajaban los pandilleros. Él nunca se junto con la gente del lugar, su madre no se lo permitió. Esto provocó que se tuviera una fama de creído y pituco en el barrio, ganándose el odio de los vecinos jóvenes, que quizás lo defendieran de los pandilleros si lo conocieran realmente. Todo esto hizo que Poolo odiara inmensamente a los pandilleros y a la sociedad, sin ver el problema de fondo de esta: la pobreza. ¡Hay Poolo, enamorado idealista, alienado superhéroe, fantasioso niño grande, que será de ti! A Paulo (o Poolo, da igual), la adolescencia le fue estéticamente perjudicial. En vez de metamorfosear de oruga a mariposa, pasó lo contrario. De un encantador niño pasó a ser un poco atractivo adolescente. Acné en la frente le estallaba; sus dientes permanentes,


chuecos. Su medida de lentes aumentó, su hedor empeoró. ¡Y sus padres sin dinero para ayudarlo en lo estético! Al comienzo no le importó, pero al notar que a la gente sí le importaba, se burlaba de ello. Su autoestima bajó. Durante toda su vida una sola chica se fijó en él, lamentablemente él la aborrecía. Su nombre era Andrea, siempre enamorada de Poolo, hizo de todo para conquistarlo, pero el prefirió estar solo. Se decía: “no puedo estar con alguien que no amo”. Desde pequeños se conocieron, pero ni eso caló en su corazón. ¡Cómo es la vida!, Dios dio barba a quien no tiene quijada, y ya saben, el que es muy exigente se queda solo. Él siempre renegaba de esta ironía, ¡cómo puede ser que la única chica que lo quería no era querida por él! Al final se resignó a ignorarla, ¿qué más podía hacer? Su ideal de amor no le permitía ver más allá de sus fantasías. Sin embargo dichas fantasías inalcanzables, sus ideales reprimidos pronto serían reales para él… pero esto no sería de ningún modo bueno.


Capítulo II CUADRO SICÓTICO AGUDO Su estrella estaba marcada para la perfección, pero en lo profundo de sus genes escondía oscuros secretos. *** Yo no quise despreciarlos, pero aquella gente siempre me excluyó, me miró mal como si yo fuese el equivocado y no ellos.

***

Ya no aguanto. Esta vez es distinto. Esta vez si duele más allá del dolor. No hay libro, regalo, ni amor que llene este vacío. Ya no hay dolor humano, solo profundo silencio y una nostalgia infinita. Ya no hay más, ya no hay palabras. ¿Entonces, qué me queda? ¿Llorar, reír? ¿Quizás morir? ¡NO! Tan sólo el eterno sufrir, el largo vivir, el poco sentir y la lejana muerte.

*** La soledad, y repentina aparición de obsesiones - como, ser un ente perfecto y alcanzar, ya no solamente un simple primer puesto, si no la santidad, entre otras más -; la desgracia – pues así la tomaba - de no sentirse amado por ninguna chica; la suerte de no poder cambiar su realidad; el sentimiento de persecución en la calle; y además de una reprimida sexualidad – causada por su decisión de no masturbarse nunca -; su innata agresividad, todos eso, y otras cosas como la baja de su autoestima, creciente depresión y odio a la sociedad; empezaron a destruir su cordura. Estaba cayendo en un agujero negro, en un pozo de inmundicia sin salida. Pronto la psicosis sería su nueva alma. Su deseo de ser un héroe era inmenso. Su necesidad insaciable de justicia, y su deseo de cambiar a la sociedad, todo eso era imparable. Dejó de dormir, se empezó a entrenar obsesivamente, y dejó de lado los estudios. Se encerraba en su cuarto por horas, creando máquinas, siendo su inteligencia y su obsesión fueron sus principales herramientas. Se decía el Quijote reencarnado, y afirmaba que a diferencia del caballero loco él sí tendría legítimo éxito. Fruto de su trabajo constantes, luego de innumerables fallas, creó lo que el llamó el “lanzador de cubierto”. El arma que se colocaba en la mano y, podía lanzar a gran velocidad - dependiendo de con qué se la cargaba (cuchillos, tenedores, y hasta cucharas) – los utensilios de mesa, inclusive clavándolos en la madera. Durante semanas trabajó en la madrugada en una armadura a prueba de balas – que probablemente no hubiese soportado un proyectil, pero sí hubiese detenido cuchillos y palos - , con trozos de latas y ollas que soldó artesanalmente. También creó unas zapatillas con punta de navaja (como vio en cierta película)… ¡ni que se tropiece! Además creó coderas abrazaderas con punta de navaja, se colocó su chalina favorita – que tenía un metro y medio de largo de tanto estirarla jugando – como cinturón, a la que amarró un dispositivo que lanzaba un gancho para escalar. Se colocó también un pantalón con rodilleras y canilleras y un suspensorio, su armadura, una capa roja – que eran en realidad una bandera peruana – unos googles encima de sus lentes. Hizo un hueco en una de sus chompas y se la amarró a la cabeza usando sus mangas, tal como si fuera una capucha. Bajo la chompa llevaba un pañuelo porsiacaso le quitaban la chompa-antifaz. Para finalizar, se colocó una gorra-casco (pues hacía las funciones de casco), que también inventó, y tal como cereza en un pastel, le dio un toque final a su traje, colocando un alambre que salía del centro de la parte superior de la gorra, con un led al final que parpadeaba.


Empezó a creer que su ángel de la guarda - a la que llamó Bertha, y creía que era una estrella -, le hablaba y, que Dios lo había elegido para salvar al mundo como un nuevo “súper-Mesías”. Finalmente, así como el Quijote, demoró varios días en pensar su nuevo nombre de superhéroe. Finalmente se le ocurrió uno: se llamaría como el héroe que creó en la infancia, que en realidad era su alter ego, ¡Súper Paul el enamorado! (¡tanto para eso!). Llegó el ocho de octubre, día de su cumpleaños, pero él lo había olvidado por completo. Y con su nuevo nombre, deseoso de ser un héroe sui generis, partió de su casa con su bicicleta, a la que también modificó- le adaptó una linterna con batería a modo de faro y, un poderoso motor eléctrico que se cargaba cuando él pedaleaba -. En su mochila llevaba poderosas bombas fabricadas con cohetones antes de salir. Su confianza era irracional y excesiva. Partió llenó de odio y un sádico deseo de destrucción, hacia la zona más peligrosa del distrito y, para su suerte, había una batalla de pandilleros. Su odio a los pandilleros era infinito, y ahora enloquecido era infinito al cuadrado, un odio tan inconmensurable como su locura actual. Lanzó su LGC (Lanza Gancho Casero), como él llamaba a su aparato, e intentó trepar hacia una azotea. Bueno se sacó el diablo al subir, pues nunca había subido a un tejado en su vida. Se calló de espalda, y la costura de su pantalón (la de la entrepierna), se abrió. Su cabeza sonó como un coco con el golpe. Se levantó y creyendo que era un designio de Dios, una prueba, se volvió a levantar y se volvió a subir desde el techo y gritó unas palabras a los pandilleros, que al principio ni se dieron cuenta que existía. Luego lanzó una piedra grande donde estaban y todos voltearon. El grito, a lo quijotesco: - ¡Bellacos! ¡Mala ralea del mundo, ha llegado su fin! Y lanzó un cohetón con su llamado LC (Lanza Cubierto). Se oyó un sonido de rebote y un estruendo. Al oír esto, el dueño de la casa subió al techo y de un patadón lo botó. Todos los pandilleros se rieron, otros quedaron absortos y otros le empezaron a gritar todo tipo de obscenidades. Pero antes les llamó la atención dicha escena, nunca antes vista en el Perú entero. Indudablemente todos se dieron cuenta de lo evidente: era un enfermo mental. Al caer, muchos de ellos se le acercaron a ver que le podían robar pero… él se levantó de golpe, demostrando lo que tantas peleas en el colegio – pues peleó muchas veces cuando era pequeño, en pos de defender sus ideales y, claro, casi nunca salía victorioso – y empezó a disparar sus proyectiles, con su LC, a quienes se le acercaban. Cuchillos quedaban clavados en piernas y brazos de sus agresores, todos caían… de repente empezó una lluvia de piedras y bombas molotov. Entonces él lanzó su gancho y subió a otro tejado, esta vez con más suerte. Y desde el tejado lanzó una de sus bombas caseras… ¡BUUM! Se oyó el estruendo mientras salían volando como cinco delincuentes juveniles, y otros veinte más salieron heridos. Había exagerada la proporción del detonante. - ¡No pensé que fuera tan fuerte la bomba! ¡Ja, que mueran! – Se dijo casi desquiciado por la explosión. Saltó del techo de aquella casa, y a los que aún se animaban a atacar los pateó con su zapatilla-navaja. Pronto los que quedaron huyeron. Recién, luego de la batalla, notó que se había roto el labio y un diente, producto de la caída. En ese momento llegó la policía, porque el serenazgo jamás llega. Al ver a Poolo, lo confundieron con un pandillero, pero él apenas oyó la sirena huyó velozmente en su bicicleta que se encontraba encadenada en un poste de la esquina.


Regresó a su casa excitado por la violencia. Luego se preguntó si sus padres habrían notado su ausencia. Cuando se dio cuenta había pasado solo media hora. Sus padres no subieron a su cuarto, pues nunca lo molestaban cuando estudiaba (aún creían que estudiaba). Y la voz de su “ángel” lo obligó a ir a la iglesia a pedir perdón por sus pecados… cosa incoherente pues él debió ayudar, al menos llamar una ambulancia para tratar a los jóvenes víctimas de su ataque. Pero su corazón lleno de odio los quería muertos. En la iglesia mucha gente se sorprendió al ver a aquel muchacho con el rarísimo traje. Algunos se rieron, otros le increparon, pero él pasó de largo sin decir nada. Gracias a Dios (si es válido decirlo), ningún pandillero murió, pero la mayoría quedó con graves heridas en el hospital. Esta vez Dios protegió a Poolo. Pero ¿siempre lo protegerá? Un odio irracional lo embriagaba como un licor venenoso. Cruzaba ese odio y hacía arder sus venas llenándolo de obsesiones. Deseaba acabar con toda la delincuencia del mundo, y si existiese fuera de este también. Usaría la muerte como medio para acabar con dicho flagelo. Todo se vale. “El bien justifica los medios”, se decía, sin saber que no todo medio es justificable; las metas, propias o colectivas, deben lograrse sin dañar al prójimo. Sé que suena a sermón cristiano, pero recordemos que lo rescatable del Cristianismo es su humanismo. Respecto a lo demás referido a esta religión, prefiero abstenerme a comentar. Al día siguiente se encontró con una escena muy común para él (diría demasiado): un asalto. Esta vez la víctima no era él (¡Gracias a Dios!), si no, un niño con aspecto de bobo, diría de nerd, o sea similar él. Al ver esto corrió a su casa, sacó su bicicleta sin decir a su mamá a donde iba. Claro mayormente ella ni se enteraba a que salía. Esta vez su bicicleta, a la que llamaba, su Mirella, tenía un nuevo aditamento: una lanza. Había trabajado la noche anterior en ello. Activó el motor eléctrico de su bicicleta - el cual había cargado con la huída de ayer - y aceleró a fondo. Como el asalto era en la esquina de su cuadra llegó en apenas unos segundos. También había traído su lanza cubiertos (siempre útil aditamento), y sus zapatillas navaja – que por cierto, ahora se escondían y mostraban el cuchillo, activando una bomba con un botón en los tobillos – En el camino se colocó su “antifaz”, la ya mencionada chompa agujereada. Al voltear uno de los ladrones Poolo lo reconoció de inmediato: era un muchacho que ya lo había asaltado antes: Aquel era el primer hampón que lo había asaltado en su vida, el que originó todo, su odio a los delincuentes, su trauma para andar en la calle. ***

Miércoles 4 de octubre de 1989 Hoy salí a pasear con mi vieja radio, una Kakita a pilas triple A, con su antena rota, sin tapa, el dial malogrado, todo sucia, vieja, que da lástima; pero con unos audífonos grandes, que por cierto regalan en algunos sitios (tipo orejera), que en realidad no valen casi nada, aunque si son llamativos. Por ello fui confundido con el poseedor de un walkman, al cruzar cerca de “El Frontón”, un sitio peligroso en la zona. Dos muchachos altos – no sé porqué tan alto, si supuestamente no comen bien, debe ser genético supongo – y delgados me cogieron por la espalda. Uno me agarró del cuello, me lanzó al suelo; el otro me arrancó los audífonos junto con la radio. Apreciaba mucho esa radio, pues fue un regalo que me dio un año antes de fallecer mi querida madrina Judith. Y al ver que no les servía uno de ellos arrojó la radio al suelo, la cual se hizo pedazos junto con mi corazón. ¡Mi única radio en aquel entonces! ¡Regalo de mi madrina querida, en mi cumpleaños! Yo me intenté liberar, pero el otro me forcejeó, cayendo al suelo mis lentes de vidrio de manera violenta, quebrándose. Al ver que


no me podían quitar nada de valor, el que me rompió la radio le dijo al que me cogía del cuello con el brazo: <<Ya suéltalo. Este conchasumare no tiene ni mierda.>> Me soltaron, con algo de desánimo. Lo último que vi del desgraciado que rompió mi radio fue su sonrisa descarada, canallesca, cruel. Esa maldita cara, con esa maldita sonrisa, no me la olvido hasta ahora, ni lo haré nunca. Nunca me sentí tan débil, tan impotente, tan vulnerable por no poder defenderme. ¡Infinitamente impotente! Después de una hora aún mi corazón latía fuerte. ¡Algún día me vengaré! ¡Lo juro!

*** Desde esa vez que lo asaltaron, sufría una incontrolable ansiedad al salir a pasear a la calle. Esto ocurría especialmente de noche, no importando la hora, el lugar, o la distancia de su casa, pues aquella vez lo asaltaron a una cuadra de ella. Y ninguno de los vecinos se metió, como el mismo lo cuenta: <<Grité fuerte, como un loco, por auxilio, pero nadie que estaba cerca vino a ayudarme>>. Y a partir de ese triste día esperaba tener la oportunidad de vengarse. ¡Ahora era el momento! Al ver su rostro se detuvo de golpe y por unos segundos sintió miedo, estuvo asustado. Pero al recordar lo que le hizo sentir, las venas de sus manos se hinchieron de odio, de furia. Su mirada demencial parecía arder en llamas. Aceleró solo pedaleando, y con una gran velocidad, no vista antes sobre una bicicleta en aquellos lugares, lo hincó con lanza. Y si bien no lo atravesó, le hizo una gran herida rompiéndole una costilla. El golpe hizo que Poolo saliera catapultado de la bicicleta. Inmediatamente se paró, y a golpe limpio le dio un atacó al herido asaltante en la cara, que lo lanzó al suelo de espaldas. Se oyó el golpe seco de su caída. Su compinche intentó atacar a Poolo por la espalda, pero desde el primer asalto Poolo había entrenado mucho su oído para no ser tomado por sorpresa otra vez, y así oyó que corría tras él. Volteó de manera inmediata y disparó con su LC unas cucharas en la frente del atacante. Estas le partieron la ceja, y este se detuvo por un momento. Puso la mano en la herida, a ver sangre se enfureció más. Pero Poolo aprovechó ese momento y disparó un tenedor en el estómago del compinche, y este último lanzó un grito ahogado. Calló al suelo. Antes que el otro se levantase, le lanzó otro puñetazo a quien alguna vez lo hubiese golpeado a él psicológicamente. No uso arma alguna, pues quería acabar con él con sus propias manos. Al tenerlo en sus manos recordó aquel prodigio de la Literatura, Crimen y Castigo, del gran Fedor Dovstoiesky. Recordó como Rodion se deshizo de la usurera, aquel flagelo social, muy perjudicial para la comuna. Pensó que el podía, debía, y aún más, quería (no saben cuanto lo deseaba) acabar con aquel que consideraba una escoria para la sociedad. Así mismo se acordó la teoría del superhombre de Nietzche, de cómo un hombre puede estar moralmente. Y por un momento en su demencia, se sintió encima de toda la sociedad, al nivel… ¡no, superior a Dios! ¡Era un hereje ahora! ¡Él era su propio Dios y podía hacer lo que quería con el otro, y con todo aquel que considerase indigno o perjudicial ya no para el mundo, si no, para SU MUNDO! Con odio desquiciado, desenfrenado, esquizofrénico, lo golpeó fuerte, veloz y brutalmente en la cara una y otra vez. Él deseaba no matarlo, si no destruirlo hasta el último de sus átomos, desaparecerlo de la faz de la tierra. Con sadismo maníaco, y ya sin remordimiento ni conciencia, lo pateó, hamaqueó su cabeza contra el suelo hasta que oyó una sirena. Volvió en sí, y temió lo mismo que temió Rodion. Ese temor de ser apresado por la policía. Saltó a su bicicleta y esta vez encendió el motor. Se fue veloz como un trueno, como un poseído, en lo que ahora se había convertido. Era el serenazgo


y la policía (para variar llegaban). Al ver la escena de sangre llamaron a una ambulancia. Un contingente de la policía y el serenazgo fueron tras Poolo, creían que era un pandillero que se había vengado. En algo acertaron: era una venganza. Las sirenas se oían cada vez más cerca… - Un momento. ¡Pucha máquina carajo! ¡Me fregué! - a Poolo se le había acabado la batería, y al parecer era grave la situación por lo fuerte de sus groserías (cosa rara en él). – No quiero ir a la cárcel – se decía una y otra vez, a veces bajo, a veces en su mente, pero de manera cadenciosa y mecánica. ¡No iré! ¡Soy mi Dios! ¡Soy mi destino! – Dijo esto y tomó su lanza cubiertos e intentó lanzar una de sus bombas que le había sobrado y había dejado por suerte en el bolsillo de su bicicleta. La encendió y disparó el artefacto explosivo. - ¡Puta mare! – maldijo. Por lo visto su LC no funcionaba. Aquí la explicación: cuando calló de su bicicleta, luego de herir a su enemigo, se había descompuesto en parte su artefacto con el golpe, y solo logró funcionar por unos minutos durante la batalla. Al recordar a su madre (o la de otro), inmediatamente se quitó el Lanza Cubiertos y lo arrojó a la pista, cerca de un carro, temiendo que le volara la mano. Ni bien lo hizo pedaleó con el alma en la garganta y el corazón en las piernas haciendo un caballito por el arranque. La explosión fue poderosa e hizo sonar la alarma de un carro que uego empezó a arder. En ese momento los policías sacaron sus armas y empezaron a disparar. Poolo que casi se cae al hacer el caballito, mostró lo que sabía hacer en su bicicleta: caerse. Pero se levantó de inmediato y volteó rozando el suelo, como siempre había soñado. La verdad que la desesperación nos hace hacer cosas inimaginables, en caso de Poolo, cosas soñadas. La policía se acercaba, desesperado, se metió a una avenida en sentido contrario. Cruzó la pista rápidamente y así perdió a la policía y al serenazgo. A pesar de su demencial e iracundo modo de actuar, de haber blasfemado en su corazón, Dios parecía aún estar de su lado (si es que existe, claro). Luego de pedalear casi en trance hasta que le dio un calambre (casi desmayándose), se detuvo, se quitó el polo, el antifaz. Su intención era que la policía no lo reconozca. Luego volvió a su casa. Al verlo, su madre asustada le preguntó lo que le había pasado. Ella se paralizó al ver sus manos ensangrentadas. Él dijo que se había caído y corrió a lavarse. ¡Si su madre supiera de quién es esa sangre! Quedando “purificado”, según él, se cambió. Él le mostró a su madre algunos raspones por la caída que tuvo mientras lo perseguían, y con eso justificó la historia de que había salido apurado porque se había olvidado algo en el colegio, cayéndose en el camino. Su mamá le creyó pues él prácticamente nunca había mentido antes (hasta hace poco en realidad) y confiaba plenamente en él. Él había perdido todo remordimiento. Se sentía todo un superhombre Nietzchano, un ser evolucionado, pero en realidad había involucionado convirtiéndose en un ser retrogrado y patético: un desquiciado amoral. Pasó el resto del día construyendo un nuevo Lanza Cubiertos con el plano que había guardado en su cama, hasta que se quedó dormido. Al dormir tuvo horribles pesadillas, en las que se sentía lleno de odio y con agresividad dentro y fuera de él. Soñaba que golpeaba una y otra vez el rostro del asaltante hasta que se convertía en un charco de sangre oscura, venosa, que lo atrapaba y jalaba desde sus manos como arena movediza, hasta que lo absorbía a un abismo negro, oscuro, lleno de gritos y sollozos. En ese momento despertó. Eran las cinco de la mañana. Ya no pudo dormir. Dio los últimos


ajustes a su arma e hizo algunas tareas del colegio, que le daba igual hacer, pues en el colegio donde estaba rara vez le revisaban. Despertó alterado, con un carácter más irascible que el acostumbrado. En el salón, antes de iniciar la clase, daba vueltas por las carpetas, como un zombi, con la mirada perdida. Se sentó e inició la clase, tarde, como siempre… <<Sábado 5 de octubre de 1996 Ya no soporto más el ruido del salón de clase, es verdaderamente insoportable. Como quisiera eliminar, o al menos expulsar a toda aquel que aborrezco, y quedarme solo con mis compañeros más aplicados (unos 9 o 10 de la manada de 42), en vez de tener que aguantar a toda esa gente que detesto. ¡Detesto estudiar en un colegio solo con hombres! Tengo pesadillas con sus gritos, no puedo quitarme de la cabeza su salvajismo. Son como animales que se alimentan de la violencia. Huelen mal, son agreivos, groseros (lisurientos). En este muladar los alumnos hacen lo que quieren, y cuando digo “lo que quieren” es lo que quieren. El salón está lleno de basura, los alumnos faltan el respeto a los profesores, y nadie hace nada. Se pelean en plena clase. ¡Es horrible! ¡No puedo estudiar en este ambiente! Los alumnos gritan, se golpean, golpean las carpetas contra el suelo hasta romperlas. ¿Son humanos? ¿Realmente han evolucionado? ¡Y a mí tienen el descaro de llamarme loco, solo por ser distinto a ellos, por saber lo que es respeto al colegio! ¡Locos, locos son ellos! ¡Los locos son elloooos! Bueno iré al grano… no, odio esa frase (por mi acné). Mejor dicho, iré al punto. Hoy llegué nervioso por la mala noche que tuve, - fue mala pues tuve una horrible pesadilla. Soñé que golpeaba una y otra vez al maldito ese (el asaltante) y no podía dejar de hacerlo, por más que quería. Su cara se hizo pedazos, y del charco de sangre salió su calavera. El charco me absorbió hacia un agujero negro, en el que me perdí y empecé a caer velozmente, sin parar. En ese sitio oía gritos, sollozos. Sentía lo mismo que en el salón, pero mucho más fuerte: aquel dolor, desesperación por salir, esa impotencia enloquecedora, ese deseo de poder gritar y no poder. No podía gritar, no podía abrir la boca, cuando por fin pude gritar. Desperté. Estaba bañado en sudor. No pude concentrarme en clase. Cuando yo no duermo bien, pierdo por completo la paciencia, y me vuelvo sumamente violento, explosivo, como un cohetón de mecha corta. Estaba intentando mantenerme despierto, cuando un irrespetuoso me tiró una mochila en la cara. Yo volteé furioso y lo miré directamente. -¡Qué pasa! ¡Qué quieres! – me dijo de manera descarada. Era un tipo alto y obsesionado con fortalecer sus brazos. Yo me paré y me acerqué a él, el otro se rió fingiendo nerviosismo. Yo le dije, con miedo en el fondo, pero era este miedo el que me daba fuerza. -Por favor, no me molestes, deseo estudiar. -¡Qué! ¿Y qué va a pasar si no quiero? ¿Me vas a pegar? – Eso me hizo perder la cordura. - Nada, ¡qué cosa! ¿Quieres que te pegue? Todo su “corillo” gritó un “¡Uuuuh!” para lanzar más leña al fuego. Pero no sabían que jugaban con pólvora. El tipo se paró matonezcamente (pues era un matón), y haciendo un gesto de valentía, tranquilamente me metió un lapo. Eso fue todo. El golpe suyo me hizo agachar la cabeza, pero ni bien la agaché, como un resorte, tomé impulso y con una furia le lancé un puñetazo que lo derribó. Me agarró en un mal día. Al ver esto algunos compañeros me agarraron para que no me vaya encima. Un compinche del matón se levantó de entre las carpetas y me tomó por el cuello con el brazo. Me estaba asfixiando. Al principio me sentí impotente, luego desesperado. Pronto sentí que me moría, todo se ponía negro. Para mi mala suerte el profesor había salido (como siempre), justo antes que yo le reclamara al matón. Me desmayé, en el suelo, me empezó a patear en la cara, y el cuerpo - según me contaron,


pues estaba como ya dije, inconsciente; y según el dolor y moretones que tengo en ciertas partes del cuerpo, que me lo confirmaron –. Nadie se metió como era costumbre, hasta que al ver que ya no me movía, sus amigos se metieron y lo calmaron. De repente llegó el profesor pues lo habían mandado a llamar un muchacho con fama de acusete. Me llevaron cargando y me pusieron alcohol en la ceja, pues me la había roto al caer después de quedar inconsciente. Me pusieron un curita. Me lavaron la boca, que también me la había roto. No me podía por el dolor, que era tan fuerte que me había hecho olvidar la cólera. Sentía como los golpes me latían y ese escalofrío cuando uno pierde sangre por una herida. También probaba el sabor sanguinolento en mi boca. No puedo moverme, apenas puedo caminar, y peor aún con mi pesada maleta llena de tomos Lexus – pues soy uno de los tres que lleva maleta en todo el colegio, los otros dos son también buenos alumnos, después de mí claro (sin ánimo de alarde). Por alguna razón sólo los buenos alumnos usan maletas y no mochila -. Lo peor de todo es que al mald… malvado que me hizo esto sólo le mandaron llamar a su mamá. A mí, como mínimo, no me van a culpar por iniciar la pelea, pues soy un alumno “renombrado en el colegio”, y ya que me peleo rara vez, prácticamente una vez al año, y con justos motivos. Esta ha sido, aunque no lo crean, una de mis pocas peleas perdidas. Pero ya estoy ansioso por vengarme. Si sólo hubiese tenido mis armas…>>

Sin embargo su venganza no se concretaría. Uno de los motivos sería que el alumno agresor sería expulsado al día siguiente por ser “reincidente grave” en más de veinte ocasiones similares – aunque en realidad debió ser expulsado a la tercera, pero ya saben como es la disciplina en muchos colegios estatales, y peor aún en este colegio en particular – El otro motivo estaría por venir.



Capítulo III MUERTE Poolo, a pesar de su dolor, no quería llegar a su casa a descansar. Sentía un gran rencor por lo que le habían hecho. Lo consideraba una humillación, una afrenta: deseaba vengarse. Al principio el dolor lo hacía olvidar la riña, pero apenas paró un poco, la cólera empezó a crecer en él gradualmente. Dio una vuelta por el Campo de Marte. Al ver que el dolor lo agotaba, tomó el Chama – que era un nombre común para una línea de combis -, y retornó a su casa. Pensó en la explicación que le haría a su madre, y el escándalo que esta haría mañana en el colegio, empeorando aún más las cosas, haciéndolo pasar una gran vergüenza… pero al dar la tercera la tercera vuelta a la llave en la cerradura de la puerta de su casa, se extrañó pues el sabía que solo cuando no había nadie en ella daban estas tres vueltas de llave. Entró, y en efecto, no había nadie. No quiso almorzar y pensó que lo mejor era pasear en bicicleta, su única compañera fiel. << ¿Cómo no te conviertes en una mujer? Eres tan perfecta: fiel, ágil y bella >>, le decía Poolo a su bicicleta, siempre suspirando. Pasear sobre ella era su único alivio en la vida, su único escape a la libertad. Era lo único que despejaba su rabia, la cual desfogaba acelerando en ella. A pesar del dolor que sentía, pudo manejar, y guardó porsiacaso su traje en una mochila vieja que siempre usaba para salir (el maletín le estorbaba). Ya estaba en la puerta, cuando se le ocurrió que podía ajusticiar a quien lo golpeó, ya que sabía que lo encontraría jugando en una cancha en el Campo de Marte, sin embargo, sospechaba que en realidad no estaba allí. Así que se puso su traje detrás de un árbol, cuando ocurrió algo frente a sus ojos. Una niña que paseaba sin manos en su bicicleta, por un lado de la calle… fue embestida por un Chama que hacía competencia con otro. Estos habían ocupado ambos lados de la calle, dejando solo centímetros de pista. La niña no los vio pues iba delante de ellos. Todo ocurrió en solo unos segundos. Un Chama de color rojo que se encontraba detrás de uno blanco, intentó rebasarlo por la derecha. La niña que se encontraba en ese lado ni siquiera lo vio llegar. Se oyó un golpe seco. “¡Dios mío!”. Fueron esas las únicas palabras que pasaron por la cabeza de Poolo. El colectivo al impactar a la niña la lanzó varios metros. El vehículo frenó en seco, pero la desgracia era ya irremediable. - ¡Bajen!... ¡Bajen carajo! – El conductor de manera despótica hacía bajar a los pasajeros y … hasta al cobrador. Este cobrador si mostró algo de culpa, él era consciente de que cargaba parte del delito. Era consciente de que había azuzado la loca carrera, y por ende era coautor. Claro, también sabía que el que correría con la pena sería quien conducía. Así que pretendía ayudar para ver si podía quedar bien parado. Otro motivo era que el tenía una hermana pequeña, por lo que también actuó por nobleza. Ni bien bajaron todos, el chofer fugó. “Mi venganza puede esperar. Hay cosas más importantes… ¡Esto es más importante!”, pensó Poolo con efervescencia. Además ya tenía puesto su traje. - Quédese aquí, yo llamo a la policía… mejor a los bomberos para que ayuden a la niña. Dijo Poolo al cobrador. - ¡Ya! ¡Ya!... no, aguanta. Mejor yo llamo a la ambulancia – respondió el cobrador. <<Aún no quiero llamar a los tombos hasta que esté bien seguro>>, pensó. Poolo llamó a la gente que se acercaba a ver: - ¡Que nadie mueva la niña! ¡Dejen espacio para que respire! – Y fue arrimando a las personas.


Por lo impactante de la situación, sólo algunos prestaron atención a su extraño traje de este desconocio, entre ellos un joven que preguntó molesto: - ¿Y tú quién eres? - ¡Nadie!... Eso no importa – respondió Poolo al principio ofuscado, luego algo nervioso, pues temía ser descubierto. - ¡Cómo que no importa! – dijo un hombre enfadado. La gente empezaba a sospechar de Poolo. Él corrió a su bicicleta, la montó de nuevo, encendió el motor y aceleró a fondo. Sabía que podía alcanzar al chofer, pues este tenía que desacelerar obligadamente en un rompeolas, cuadras más adelante. - No importa nada, solo importa el chofer… y la niña – dijo para sí en voz baja, entre los reclamos de las personas que querían que revele su identidad. Corrió como a 100 Km. en su bicicleta. Una bicicleta de carreras con un poderoso motor modificado se convierte en un rayo. Pero pronto se le acabó la batería teniendo que intentar mantener la velocidad pedaleando. Esto le fue imposible, pero aún así alcanzó una altísima. La adrenalina le había quitado el dolor, esta era su droga favorita, el motor de cuerpo. Aún así la velocidad no alcanzaría para seguir a la combi, pero Poolo había pensado bien, el hombre frenó antes de chocarse con el enorme rompeolas. Ahí aprovechó y pedaleó con toda su alma, y el resto de fuerzas que le quedaban. Se puso a nivel de la puerta del vehículo que había olvidado cerrar por el apuro. Mientras el auto cruzaba con dificultad por el enorme rompeolas, frenó en seco y saltó ágilmente de su bicicleta. ¡Por Dios, es increíble lo que pasa a veces, cómo todo sale bien en ese momento preciso! ¿Pero qué final le habría guardado Dios, el universo o el destino a este muchacho demente? Tuvo que correr un poco para alcanzar la puerta, se cogió de ella justo cuando el carro arrancó, y con habilidad, copiando un movimiento que había visto hacer antes a un cobrador, se impulsó y se lanzó dentro del vehículo. Cayó dentro y se incorporó de inmediato. Ya en el interior intentó tomar por la espalda al conductor para que se detenga. Pero este tenía una pistola y la cogió –estaba armado, pues algunos chóferes a veces tienen un arma en caso de ser asaltados mientras conducen su unidad – al verla, el otro se agachó detrás de un asiento. La combi iba a gran velocidad. Tomó valor y se movió rápido. Entonces se acercó e intentó hacer perder el control al chofer. Él disparó su arma. Pauló lanzó un grito seco y calló al suelo mientras forcejeaba. El vehículo estaba ya fuera de control, cuando otro auto lo embistió. Se oyó un enorme golpe seco que se asemejaba a un estallido… luego una sensación de silencio y eternidad dentro del Chama. Poolo no soportaba el dolor, sentía que le faltaba el aire. La combi dio varias vueltas de campana, en el interior el muchacho se fractura la cabeza y pierde la conciencia. Se oyen los vidrios rotos, el metal que se retuerce. Dentro, ambos cuerpos chocan una y otra vez contra las paredes, contra los asientos, contra el techo. Nuestro amigo está con numerosas fracturas, cortes, y dislocaciones. La escena es terrible. El auto sigue dando vueltas como una licuadora gigante, hasta que se detiene chocando con una pared. El vehículo se balancea hasta que queda de cabeza. El choque ocurrió en el jirón Obregón, donde transitan muchos… y llegó el día en el que Dios no estuvo para proteger a Poolo. ¿O es que en realidad no existe? ¿Por qué no lo salvó esta vez que no obraba motivado por el odio y la venganza? … ahora él morirá. Quizás muera un muchacho vengativo, lleno de furia y odio. Enfermo y corrompido. Débil, de frágil vida en tanto su condición humana… pero nacerá un nuevo héroe… Fin


Libro II Resurrecci贸n


Capitulo I: INICIO: MUERTE Y RESURRECCIÓN - El paciente se encuentra actualmente en estado de coma. - ¿Cuál es el nombre del paciente? - … No podemos dar esa información a pedido de los padres… - ¿Tiene posibilidades de sobrevivir? - Tiene un tiro de bala a la altura del pecho, múltiples fracturas perdió mucha por la demora del rescate, además pro-producto del impacto sufrió un trauma encefalocraneano agudo. Tenía un gran coágulo de sangre en la corteza del cerebro, ya hemos limpiado parte de este coágulo, pero tiene otros en otras partes del lóbulo derecho que se deberán operar después. La cirugía es muy riesgosa, por eso estamos evaluando hacerla o no. En caso de no hacerla se espera que los coágulos se disuelvan y… - Pero no respondió la pregunta. ¿Va a sobrevivir? - Diría que es de pronóstico reservado, pero como ve es evidente de que tiene muy pocas posibilidades de sobrevivir… es muy probable que muera – contestó muy serio. - ¿Y el otro paciente, el chofer? - Él solo tiene contusiones por haber llevado cinturón de seguridad. Actualmente está en observación. A penas lo demos de alta lo pondremos a disposición de las autoridades. - Se comenta que el joven sufría de problemas mentales. ¿Es eso cierto? - … lo siento, no puedo informar eso. No más preguntas por favor. - Pero… - Lo siento, no brindaré más declaraciones. - Bueno eso es toda la información respecto al nuevo niño héroe. Rosa Sarmiento informa desde el hospital Edgardo Rebagliati de Lima. Eso es todo, gracias. Estudios. Así termina una accidenta ronda de preguntas a la salida del mentado hospital. Un grupo de periodistas interrogó a un doctor encargado del caso de este muchacho. ¿Pero, quién es este chico? Creo que ustedes ya lo saben: es Poolo. Esto es todo lo que se sabe de él. Logró su sueño (o ilusión) de ser un héroe, pero esto le va a costar la vida. Ahora se encuentra en estado de coma, en la cama de un hospital con sus padres sufriendo como nunca por él… ¿Era necesario todo este sufrimiento?... A cada hora la vida se le va… se le va… se le fue… -Enfermera, qué pasa, qué significa la raya. ¿Por qué suenan las alarmas? - Señora, no se preocupe… ¡Doctor! ¡Doctor! ¡Venga rápido! - ¡El paciente… pierde signos vitales! Todos, padres, médicos y enfermeras, esperan en silencio, consternados, a la espera de algún milagro, pero nada… de repente - Se estabilizó – “¡Qué raro!” piensa el doctor. – Que hagan otra tomografía al paciente… no se preocupen… su hijo se aferra a la vida. Y así era, el doctor tenía razón. Poolo luchaba con cada una de sus células, con su alma, con sus moléculas. Espíritu y materia luchan la última batalla… o quizás solo la primera. -

¡Señora, es un milagro! Los coágulos se han disuelto. ¡Qué! ¡Ay! ¡Gracias a Dios, doctor! – dijo el padre de Paulo (Poolo).


Luego de dos días Poolo se recuperó casi por completo, por lo visto, Dios nunca lo dejará de proteger, ni el universo, ni el poder de la materia. Él tampoco dejará nunca de luchar con todo su ser por ser un héroe. Ya nadie podía detener la vida que se había desencadenado en él… pero, aquí no acaba la historia, en realidad, recién empieza.


Capítulo II EXPERIENCIAS APRENDIDAS: RECONSTRUIRSE DESDE CERO <<Miércoles 9 de octubre de 1996 Ayer martes 8 de octubre, día de mi cumpleaños, desperté. He vuelto a nacer. (¡Y lo digo literalmente!). Esta fue una experiencia de vida. No soy Dios, pero si soy un amigo muy cercano a él - en realidad no sé si exista, pero quiero estar en paz con él – Me tuve que matar para darme cuenta que desperdiciaba mi vida, ya no quiero odiar, pido perdón en bien mío y en bien de los demás, el odio me autodestruía… ¡Bah! Ya no quiero parecer predicador. Pero el odio sí es perjudicial para uno mismo, el rencor te hace solo sufrir a ti, mientras otro vive tranquilo; y es peor cuando te vengas, después de haber sufrido, tú haces sufrir al victimario y solo creas más odio. Vengarte no te hace más feliz. Bueno, ya hablé con mi mamá para que me cambie de colegio, ahora va a ser un esfuerzo y me va a meter a uno preuniversitario. Ahora tengo más confianza con mis padres, eso es importante en la vida de un hijo para desarrollarse. Lo único que no me ha gustado es la idea de ir a un psiquiatra semanalmente, yo no creo estar loco. Los psicólogos son para gente normal; los psiquiatras, para los esquizofrénicos. ¡Yo quiero una bella psicóloga para tener terapias en grupo (por las chicas)! Una de estas profesionales dijo alguna vez, que yo tendría éxito en la vida, cuando tenía apenas 5 años, pues notó mi inteligencia y solo se limitó a recetar vitaminas para calmar mi hiperactividad. Ahora tendré que afrontar a un viejo barbudo y calvo, un freudiano que ve en lo sexual el origen de todos los males mentales, un aburrido que solo se limita a asentar con la cabeza y recetar. ¡Yo quiero conversar con alguien! Bueno, del coma no recuerdo nada solo una imagen vaga. Es como estar en un sueño eterno y profundo, no un sueño de cansancio, si no un sueño de muerte. Intentó recordar esa imagen vaga, pero no puedo. Intento e intento… ¡Ahora recuerdo! Soñé que iba por un camino oscuro que me daba miedo… de repente todo se iluminó y apareció mi abuelo, que en paz descanse – el cual fue un albañil de joven y luego se convirtió en un luchador muy popular de cachascán-. Nadie creyó que moriría, se escapó mucha veces de la muerte. Pero cuando fue asaltado por tres hombres e intentó defenderse, hiriendo uno de ellos a puño limpio, cayó de cabeza. No murió ese día. Se recuperó, pero no quiso hacerse revisar (pues lo único que temía era ir al médico). Al cumplir su centenario, cuando era yo un bebé (concebido a petición suya), amaneció muerto. Un coágulo a raíz del golpe reventó mientras dormía. Al tener conciencia y comprender lo que había pasado, tuve un motivo más para odiar a la delincuencia. Volviendo al sueño, cuando vi a mi abuelo sentí paz. Se me acercó y sonriente me dio un beso en la frente. Luego se fue aún más sonriente, y oí su sonora carcajada. Voló como un superhéroe, yo corrí muy rápido tras él. Salté y también volé, iba tan rápido que no podía levantar mucho la cabeza. Vi el espacio exterior y a la tierra alejarse. Ya estaba por alcanzar a mi abuelo, de tocar su pierna. Cuando algo me jaló de nuevo a la tierra, oí a mi abuelo decir a los lejos, “lo siento hijo, pero aún tienes mucho que dar por ti y por los demás”. Al caer en la tierra, desperté. Ahora que lo pienso mejor, no pude haber tenido el sueño en el coma, pues sé que durante esto uno no tiene actividad cerebral visible. Es como si no hubiese pasado el tiempo. El sueño debió ser pasado este. Lo que me intriga es el significado de este… Una vez me dijeron que soñar que alguien fallecido te besa significa que vas a heredar algo… ¡¿pero, qué herencia pudo dejarme mi abuelo, si ni a sus hijos les dejó nada por parrandero?!>>

Sin embargo, no pasaría mucho tiempo para que sus preguntas hallaran respuestas, todas sus preguntas. Pronto el muchacho fantasioso sería algo más que un héroe común


y corriente. Pasó esa tarde en el hospital agradeciendo a Dios, no al de la religión, si no un Dios universal, un Dios de la naturaleza humana y el universo. También se agradeció a sí mismo por luchar con todo su fuerza material e inmaterial. Luego agradeció a sus padres por comprenderlo; y a los doctores, por cuidarlo. Pensado en sus errores pasados recordó al asaltante que había golpeado brutalmente y se preocupó por este, y oró, después de mucho tiempo, por el muchacho.


Capítulo III CRIMEN Y CASTIGO Había dos cosas de las que no se había enterado Paulo (o Poolo, da igual): la niña atropellada, lamentablemente, murió. Su padre se lo dijo en la noche del día siguiente al que despertó. Fue muy sabio para explicarle que él nada pudo hacer, pues la niña murió casi de inmediato con el impacto. Nuestro amigo se resignó a orar por la niña (¡qué le quedaba!). La otra cosa que no sabía era que el muchacho, el asaltante a quien golpeó salvajemente, era hermano de un vecino; y su compinche, el primo. Nadie conocía bien sus malas mañas – y si las conocían, se hacía de la vista gorda -, por lo que lo tomaban como un chico palomilla, incapaz de hacer daño… claro, la verdad era otra. El “encapuchado” que lo golpeó, o sea Poolo – hasta ese momento desconocido -, quedó como un loco, un asesino que lo había atacado sin motivo aparente. El Dani, que era así como llamaban al joven asaltante, era muy amigo del barrio. Todo quedaría tranquilo… de no ser que al momento que los bomberos sacaron de entre los hierros retorcidos al “encapuchado”, uno de ellos le quitara el antifaz (chompa), y el traje, para ver si había más heridas. En ese preciso momento, mucha gente había concurrido al lugar del accidente, entre ellos vecinos del barrio de Napoleón. En este grupo se encontraba el hermano de El Dani, que junto a los demás reconocieron a Poolo como el agresor. Esto les causó de inmediato una aversión hacia él, que había golpeado “tan cruelmente” a un amigo y hermano. El delincuente quedó como “blanca paloma herida”. Este muchacho había sido sometido a una cirugía reconstructiva de la nariz, había perdido un diente, otro lo tenía roto, los pómulos con hematomas y ambas cejas con diez puntos: todo producto de dicha golpiza. Al momento todo el barrio se había enterado del chisme que corrió como reguero de pólvora. Desde ese momento nuestro amigo se ganó el mayor desprecio y odio del barrio, en especial del hermano de su <<víctima>>. El padre de Paulo se enteró del chisme por comentario de un vecino, y se lo contó a su hijo. Al ver que su hijo se puso triste por el comentario, este le dijo: - Hijo, carajo, no importa lo que piense toda esa gente de mierda sobre ti. Yo creo en tu persona y te defenderé con mi vida hasta el final. Así que no hagas caso a lo que te digan, ni respondas a provocaciones. ¿Está bien hijo? - Está bien papá. - A partir de hoy comenzamos una nueva vida. – “ya la empecé”, pensó el muchacho. Y así era realmente. Poolo dejaría de ser tan obsesivo en su vida… <<Ya no me importa ser el primero, si no, simplemente mejor. Voy a estudiar exclusivamente para aprender. Ya no buscaré ser el primero en todo. Y esto no es un compromiso, ¡es un hecho! Además ser el primer puesto es una estupidez que no te sirve de nada. Ni siquiera por ser el primero te dan ingreso directo a la universidad. Me daré más tiempo a mí mismo a partir de ahora. Me relajaré más, no seré tan obsesivo ni perfeccionista en todo. A partir de ahora seré más humano.>>

Luego que le dieron de alta regresó a su casa con sus padres. Al llegar había una multitud que aclamaba << ¡Que venga el nuevo niño héroe! >>. Poolo se emocionó y corrió hacia la multitud. Sus padres fueron tras de él, pues sospechaban algo. <<Al fin me reconocerán como héroe>>, pensó el ingenuo. Al llegar le cayó una piedra en la cara. Su frente empezó a sangrar.


- ¡Maldito enfermo! Vas a pagar por lo que le hiciste a mi hermano. – Era el hermano de El Dani. La gente de repente se tornó hostil y empezó a lanzar huevos y tomates podridos, basura, y agua sucia (quién sabe qué clase de líquido), … entre otras cosas no mencionables. Era una trampa. Cuando el hermano del muchacho se proponía patearlo, llegó su padre y se interpuso, demostrando de quien había heredado Poolo su agresividad innata. Él había sido boxeador cuando joven. El otro se confió por la edad y las canas del padre, así que hizo unas guapeadas intentándolo amedrentar y tumbarlo al suelo. Pero antes que se diera cuenta ya había caído con un solo golpe del hombre. Fue entonces que la mamá los alejó a ambos de la multitud que se tornaba cada vez más brava. Entraron a su casa. Irónicamente Poolo tendría que volver al hospital después de recién haber salido: se había hecho una herida en la frente por el piedraza que recibió. Se bañó y su familia llamó a la policía, y luego lo llevó a la clínica para que le cocieran la herida. Igual que en Crimen y Castigo, Poolo no había podido escapar de su pena. A pesar de haberse desfogado, el barrio seguía odiando a Poolo y ahora a su familia. Él se resignó a cargar con ese error del pasado. Lo único que le restaba era reivindicarse y perdonar a los demás, a pesar de que él no se perdonaba a sí mismo. << Viernes 11 de Octubre de 1996 Hoy pasé la peor, ¡la peor!, humillación de mi vida… no voy a hablar de eso. Sin embargo si diré que algún día olvidaré todo y quienes me ofendieron se arrepentirán. Yo los perdono, no igual lo hago conmigo, tengo mis razones. Ahora sé que me odiarán mucho, pero no hay mal que dure cien años. ¡Me reivindicaré, lo juro! ¡Dios, sé que me ayudarás pues soy un nuevo Poolo!... No más odio en mi vida, ya no, me lo prometo.>>

… Y él nunca rompía sus promesas… Bien por ti Poolo, bien por ti…


Capítulo IV CONOCIENDO AL DOCTOR CALVARIUS A partir del día siguiente, Poolo tendría que acudir a un psiquiatra. Aunque a regañadientes, fue, pues sabía que le ayudaría en algo. Este es el fragmento de lo que escribió sobre aquel día: <<Al llegar a su consultorio, a pesar de que eran las seis y media de la mañana, vi que había bastantes pacientes esperando. “¡Caray, cuánta gente!”, me dije al ver esto. No me quedó más que aguardar mi turno. Pasaba el tiempo, y al parecer se demoraba de una hora a 45 minutos por paciente. Esto me sorprendió, pues yo estaba acostumbrado al corto tiempo de atención que te dan en el seguro, y este era muy diferente por ser un consultorio privado. Era la primera vez que visitaba una clínica particular, y solo me llevaron a ella por lo módico del precio. Llegaron las once de la mañana, y luego de esperar más de 4 horas, ya era mi turno. Yo me encontraba muy malhumorado y reacio como para entrar, así que dude antes de cruzar la puerta… pero no iba esperar tanto por nada. Decidí que lo mejor sería que mi padre esperara afuera, y él me supo comprender, aunque al principio se mostró terco y preocupado. -No es que no te tenga confianza papá, prefiero entrar solo. Además ya te lo conté todos mis problemas en el hospital – le dije, recordándoselo. Aún recuerdo sus sabias palabras: “Hijo, yo no seré profesional, un psicólogo, pero comprendo tu rabia por que yo también la he sentido. Si embargo, el odio no justifica la violencia, la indignación ante la injusticia, no justifica el daño al prójimo, ni actuar inconscientemente. Pero comprendo todos tus errores y sé que nadie es perfecto. Y sin importar lo grave de estos, todos podemos reivindicarnos y rehacer nuestras vidas. Nunca más busques ser un héroe de otros sin ser primero un héroe de ti mismo, de intentar cambiar tú primero para bien, y luego lograr un cambio mayor. Por último, aprecia tu vida, que solo tienes una. Nunca más la pongas en riego.” Él era el único que me hacía llorar con sus palabras, de verdad tenía talento y mucha virtud. Antes de entrar me miró, luego me abrazó y besó la frente para darme fuerza. Yo hice igual y luego ingresé. El consultorio era muy austero: solamente estaba pintado de blanco. Había en él un ventilador, dos sillas y una pequeña ventana. - Buenos días. Soy el doctor Juan Calvarios. Su nombre me asustó un poco, e irónicamente había sido un calvario esperarlo. - Buenos días doctor. – Dije y estreché su mano. Era un hombre calvo (con un poco de pelo a los lados y atrás), y de cara lampiña. No era barbón como imaginaba, pero sí viejo. Tampoco había un gran sillón, ni él usaba lentes. Sus brazos parecían nunca haber hecho ningún esfuerzo, y eran muy velludos. Vestía con una camisa de rayas rojas y mangas cortas, con los botones de arriba desabotonados, mostrando ser “un hombre de pelo en pecho”. Usaba un reloj analógico, bastante sencillo, y llevaba lapiceros en el bolsillo de su camisa. Su cara era ovalada y de tez clara, algo ojerosa. Tenía un acento particular, algo gago creo. No era muy agraciado en realidad como verán. - ¿Cuál es tu problema, hijo? – preguntó severa y calmadamente.


- Bueno doctor – empecé –, yo tan solo quería ser un héroe y cambiar el mundo… - No me dejó terminar, pues acotó refunfuñando y moviendo la cabeza negando de manera muy atípica. - Muy mal hijo. Nadie puede cambiar el mundo. - ¡Pero Doctor, sí se puede, siendo un héroe, haciendo por la humanidad… no puede ser que no se pueda cambiar el mundo!... – él seguía negando y refunfuñando. - Estás equivocado. – me dijo con su calma habitual. Yo continué algo exaltado: - …Sabía que no debía entrar a un consultorio psiquiátrico. – me paré enfadado y me quise ir. Avancé hacia a la puerta. Fue entonces que el doctor dijo mientras yo le daba la espalda para irme: - Mira hijo. El mundo no lo puedes cambiar… el que tiene que cambiar eres tú… - Me detuve y me volví a sentar. Me encontraba algo sorprendido por su serenidad a pesar de mi reacción. Esta vez estaba dispuesto a escucharlo. Continuó: - Hijo, antes de intentar cambiar el mundo, el que debes cambiar eres tú. Quien desee cambiar su realidad debe empezar por sí mismo. A eso me refería: “nadie puede cambiar el mundo, sin cambiar primero él mismo”. Además, ¿qué es más fácil que cambies tú primero o qué cambie el mundo? -Es cierto doctor. Debo ser yo quien cambie primero. – no me quedó más que afirmar y aceptar esta verdad tan contundente. - Luego le conté que creía escuchar ángeles, ser el elegido de Dios, y que por un momento creí ser Él… - Hijo, lo que me dices es muy grave. - Pero solo fue temporal. He vuelto totalmente a mis facultades.- dije sonriendo - Creo que el golpe me hizo bien. - Sí, supe de tu accidente, tu padre me contó todo al llamarme. Y veo que sí es cierto que estás de nuevo en tus facultades, lo noto por tu coherencia. – Hizo una pausa. Tomó una botella enorme de agua, y empezó a beber del pico gorgoteando ruidosamente. Esto me llamó mucho la atención. Luego continuó: - La mente es la herramienta con la que vemos la realidad, y si esta falla podemos creer reales muchas cosas que no lo son. Si Dios existe o no, eso no lo discuto, pero ser su elegido es un desquicio. Muchos hombres que dicen ser elegidos creen traer la verdad absoluta, pero la única verdad es que no hay muchas verdades absolutas en lo que refieren a ideas humanas como religión, y en algunos casos, las ciencias (excepto las ciencias formales). Tampoco existe el destino, cada quien es forjador de su propia realidad, el ser, nuestro ser, nosotros lo hacemos. Además, hijo, ningún hombre puede estar moralmente sobre otro. El hombre creó las normas morales para la sobrevivencia de la especie, el equilibrio y bienestar social. Sin ellas el desequilibrio causado podría desparecerla. La armonía (aunque parcial), no has permitido sobrevivir como sociedad. El respeto a la vida humana nos ha hecho prolíficos. Como vemos en la historia, un hombre todopoderoso, este desequilibrio social, ha causado guerras y miles de muertes absurdas, poniendo en riesgos naciones, y hasta a veces, la vida en la tierra. Además este seudo superhombre, nunca podría tener una vida social plena siendo amoral. Sería considerado por la sociedad como un ser antisocial, un abominable ser despreciado por todos, peor aún si no goza de ningún poder político, la sociedad seguro buscaría eliminarlo. Todo ser humano ante la ley y el universo… y Dios (si existe), tiene los mismos derechos. Además está la empatía. Importa mucho qué siente tu prójimo, pues como ser humano, lo que siente es valiosísimo. Imagínate que un hombre que dice estar sobre los demás matase a tú familia, y te matara a ti. ¿Te parecería justo, hijo mío? ¿No te sentirías mal? No sería lógico. Esto sólo puede considerarse como una patología. Para acabar, ¿qué pasa si un hombre se convierte en Dios? - Pues deja de ser hombre.


- Y es eso posible. ¿Conoces en persona a alguien así? - Claro que no. - Ahí tienes tu respuesta. Ningún hombre puede convertirse en Dios, ni ser un Dios. Eso simplemente no existe. - ¿Y Jesús? - Ya te dije que no existe ninguna verdad absoluta respecto a esos temas humanos. Sí alguien cree en eso se respeta. Además, si fuese verdad (caso improbable), él era hijo de Dios padre, ya era Dios y hombre a la vez cuando nació. Yo pienso que fue un líder ideológico. Además el cristianismo nos muestra que Jesús no vino a controlar nuestras vidas, a controlar hombres. Al contrario, nos mostró su sabiduría y permitió que escogieran seguirlo o no. - ¿Y el relativismo moral? - Tiene sus límites. Por ejemplo, en todas las culturas matar a alguien sin motivo es condenado. Además lo lógico sería seguir nuestra moral occidental, pues pertenecemos a esa realidad. Por otra parte, si cada hombre creara su propia moral esto repercutiría, como ya mencioné, en la sociedad produciendo anarquía. Estos seres asociales serían infelices, nunca progresarían, terminarían autodestruyéndose. Sería retrogrado, volveríamos al salvajismo, a esa etapa animal. Finalmente sigue a tu corazón sin dejar de oír a tu mente y verás que tengo razón. Me quedé simplemente admirado, maravillado por la sabiduría del doctor Calvarius. Yo le dije entonces: - Doctor, de verdad le agradezco, lo siento como un amigo. - Mira hijo, todo profesional de la salud puede ser tu amigo o no, todo depende de la confianza que pongas en él y la confianza que él te de. Por mi parte tienes toda mi confianza. – me contestó el doctor, “y usted la mía”, pensé yo. Continué: - Gracias doctor. - Bueno, Poolo, te veo mejor. Espero que te recuperes totalmente de este trauma, aunque viéndote bien, te veo completamente recuperado. Aún así tendrás que venir la próxima semana por seguridad, es un simple chequeo. - Esta bien doctor. - Que pase tu padre un momento por favor. Mi padre entró. El doctor le explicó que había tenido un cuadro sicótico agudo, pero temporal, y que ya me había recuperado completamente. Mi padre más tranquilo me llevó a casa sonriente. - ¿De qué te ríes papá? – le pregunté. - Río por tener el más grande tesoro: un hijo sano y feliz Nunca olvidaré las palabras de mi padre. ¡Lo juro!... … Con todo lo que me pasó no me había dado cuenta de que para operarme me habían rapado mi hermosa y larga cabellera (no tan larga y muy varonil). ¡Ay mi pelo! ¡Ojalá me crezca rápido!>>

Después de esta ridícula preocupación de Poolo por su cabello, lo único que me queda es hablar sobre el Dr. Calvarius, y diré que es digno de admiración que, un psiquiatra – que solo está obligada a revisar y recetar medicamentos – se tome la molestia de escuchar realmente a sus pacientes y darles consejo. Este hombre se instruía diariamente leyendo libros de diversas materias para hacer cada vez mejor su labor. Su frase era: “conocimiento es libertad”. Creía que mientras más uno sabe es más difícil ser engañado, y por ende manipulado. Sabias palabras, sabia filosofía. Realmente un


excelente profesional que merecía ser mencionado en esta historia. Es bueno saber que aún hay médicos que buscan superarse. Gracias Dr. Juan Calvarius.


Capítulo V DE VUELTA A LA VIDA … Y así fue, cuando su pelo le creció, Poolo regresó a sus estudios con el corazón calmo, esperando vivir una vida súper relajada… pero la vida siempre le traería sorpresa. En su nuevo colegio pre-universitario conoció muchas chicas, y se enamoró de una muy especial… aparentemente. << Lunes 15 de junio de 1997 ¡Me he enamorado!… por enésima vez, pero esta vez sí es verdadero amor. Su nombre es Mariel. Ella ya llevaba una semana en el salón pero ni cuenta me daba que existía. Tendría que pasar tiempo un buen tiempo para darme cuenta de tan tierna criatura. Ella es muy callada, se ve tan inocente, y no dudo que lo sea. No es como Andrea, esa chica que vive en la casa de al frente, y que se me para insinuando. ¡Por Dios, cómo puede comportarse de esa manera!... Pero ese no es el tema… Lo sorprendente de todo esto es que yo había estudiado con Mariel en la primaria, en quinto y sexto grado. Sin embargo nunca le había prestado atención por que era muy callada. En esos tiempos le decían la muda. Nunca me atrajo. ¡Qué irónico! Cuando le pregunté si sabía que le decían muda, ella me dijo tiernamente “no”. Conversamos mucho - a pesar de que ella hablaba poco – y así comenzó todo. Es tan dulce e ideal, que no pude evitar abrazarla. Nos encariñamos mucho ambos y pronto nos besamos. Fue una experiencia inolvidable, la primera en mi vida, nunca la olvidaré. Pronto las visitas continuaron. Y en el patio de su casa, sobre su sillón también nos besaríamos de todas la formas imaginables. ¡Qué deliciosa vida! Nos besábamos con lengua, o ella me besaba en el cuello yo me derretía como mantequilla hasta llegar al suelo. Ella es mi primera enamorada… y quizás la única. Con ella he vivido en tres días, lo que no he vivido en toda una vida. >>

¡Ah, qué dulce!... ¡Ja! Pero me río de su exagerado idealismo, propio del enamoramiento. Su romántica realidad se rompería como espejo pronto… Mariel Tú, que me robaste mis besos; tú, que jugaste con mis sentimientos; tú, que te burlaste de mi amor; tú, que sólo me querías para experimentar; tú, vivaz niña cándida; tú, falsa, inocente, ingenua, tonta; tú, verdadera loba; Tú que me hiciste dejar de creer en la inocencia de la mujer; tú, Mariel Tú, por la cual todos mis catorce de Febrero serán de luto, pues mataste mi amor. Tú, que me sedujiste con tu falsa inocencia, con tu exagerada condescendencia. Tú, traidora de mis sentimientos, por la que sufrí y sufro hoy. Tú, por quien pasaré este San Valentín solo;


la que me hizo perder el tiempo. Tú, que mostraste el amor, como algo banal, tiempo desperdiciado. Tú, Mariel. *** << ¡Es una zorra! ¡Una loba!... ¡No! ¡No! ¡Nunca debo hablar mal de una mujer! ¡Jamás, retiro lo dicho!... aunque contra mi voluntad. Yo ya la consideraba mi enamorada, así que le dije para formalizar como tales. Es que a mí me gustan las cosas serias. Nos habíamos besado en la boca, pero aún nos considerábamos amigos. Lo que quería era que ya fuéramos enamorados. Prácticamente le dije para ser enamorados dos o tres veces. Ella no aceptó. No lo mencioné antes porque estaba muy, pero muy ilusionado. Finalmente ella aceptó algo forzada, para luego arrepentirse y decirme que “tan solo quería experimentar conmigo”... Como ella nunca había besado antes deseaba “experimentar” lo que era un beso. Fui tan solo un experimento para ella, un objeto de diversión. Ella nunca me amó ni nunca me amará como yo la amé. Debí sospecharlo, ella no pensaba más que en besarme y besarme, a pesar de que yo le decía que debíamos conversar más, se negaba, y prefería hacer lo que le gustaba: besar. No importa, ella no tenía mucho vello en los brazos y piernas, no se bañaba cuando venía, ni era tan bonita. El amor te pone como sicótico: te desvirtúa la realidad. Realmente creo que era tonta (lenta también), y no tierna. Alguien que no habla mucho no puede ser muy inteligente. … Ahora cuando me preguntan si alguna vez tuve enamorada, diré: “¡Nunca la tuve! ¡Nunca tuve enamorada!” >>

A pesar de que en verdad se lo propuso, no pudo evitar hablar mal de ella. Qué puedo decir, ¡nadie es perfecto! Y no puedo dejar de mencionar que eso de “formalizar”, me pareció exagerado. Sí ella ya se había entregado con el beso, no había necesidad de todo eso. Claro, tampoco la justifico. Gracias a esa experiencia, y a sus amigos y amigas de la academia empezó a hablar groserías. Aprendió que estas eran como el ají: “es un buen aderezo, más no en exceso”, y esta se convertiría en una de sus tantas frases.


Capítulo VI POOLLOMÁN: LA METAMORFOSIS Transcurrió uno de esos tantos días en su vida, y aburrido por la monotonía, decidió dar uno de sus tantos paseos en bicicleta por Marinalarco. Recorría quince kilómetros ida y vuelta tan solo para ver a las larguiruchas rubias que allí concurrían, muchas turistas, que concordaban con su alienado e ilusorio prototipo de modelo-chica ideal. Siempre iba motivado de manera inconsciente buscando a quien amar. A veces, mientras manejaba por la avenida Leguía soñaba con llegar a su destino, encontrarse casualmente con su chica ideal, conversar y ganarse su confianza, para finalmente enamorarse teniendo como fondo el atardecer en el malecón de Miraflowers. Despertaba a veces de su sueño Hollywoodense con el bocinazo de un carro a punto de atropellarlo. “¡Oye imbécil, despierta pues!”, le decían los conductores prepotentes. Pero en este paseo en particular ocurriría algo fenomenal, algo inusitado, impensable para él. “Hoy creo que ocurrirá… Sí, hoy ocurrirá.” Pensó. Pasó una hora… “Creo que no. ¡Qué estúpido soy al creer que una de estas pretenciosas chicas, estas pitucas, estas altaneras, estas racistas, estas…” -¡Hey, come on! – una chica interrumpió sus maldiciones. -¡¿Qué?!- dijo sorprendido mientras pensaba: “Creo que me habla. ¡No! No puede ser posible. ¿Cómo esa bella extranjera de cabello negro se va a fijar en mí? ¿Por qué me llamaría?” Poolo era muy enamoradizo como ya sabemos, y se enamoró de inmediato de esta chica. He aquí un escrito posterior al hecho de aquel día en el que describe mejor a la chica: <<… Aquella chica era casi una visión. Era un hada, una sirena en tierra firme, un ángel caído del cielo. Exactamente de mi talla. Una piel blanca, no demasiado, en equilibrio perfecto. Un rostro bello, como de actriz juvenil de serie norteamericana. Curvas perfectas, buenas piernas. Vestía un traje austero, como para irse a la playa: un polo que ceñía bien su cintura, un pantalón como entallado, de color negro, y unas sandalias del mismo color. Y para agraciarla más, una larga, lacia, sedosa y brillante cabellera del color anterior también. Por suerte yo sé inglés hasta el nivel intermedio y entendía lo que decía… >>

En efecto, esta turista hablaba inglés y parecía llamarlo. - ¡Hey! ¡I am here! Él seguía pensando sin moverse de lugar: “Y me hace gestos como llamándome. No, no creo que sea yo…” Dudó por unos minutos. Finalmente hizo un gesto de “yo”, señalándose el pecho y al ver que la chica afirmaba. Se le acercó. Justo en ese momento… “¡Qué! ¿Quién es ese?”, pensó. Y justo en ese momento a espalda suya apareció un muchacho idéntico a él, pero con una apariencia más moderna y se le acercó a la chica. Esta le hizo a Poolo un gesto de “¡qué lástima! Será para la otra”. “¡No era para mí! ¡Debí sospecharlo! ¡Yo nunca tendría tanta suerte! ¡Por Dios! ¿Qué crédulo soy?”¿Era a él a quién le hablaba, o todo el tiempo fue al otro chico? Eso no importa, el punto es que se quedó solo como al principio. Llegaba el atardecer, y Poolo estaba amargo por lo sucedido y…


<<…yo me acerqué a una chica que estaba de espaldas, y mirando al atardecer y al mar. Me coloqué a su lado en el balcón, y justo cuando me animé a hablarle, ella se fue sin ni siquiera mirarme. Me quedé con la palabra en la boca, y con las ganas de conocerla… esta chica era diferente a la anterior tenía un porte de modelo, era al menos diez centímetros más alta que yo, rubia - al menos teñida (lo sospeché por las raíces algo negras) -, con unos labios delgados y rosados, uñas largas y manicurazas, sandalias con tiras y tacos, un yin y un top. Usaba grandes lentes oscuros, que ocultabas unos ojos marrones claros. Su peinado era lacio, corto con degradé. Su figura delgada y estilizada la convertían en una chica para no creer. Yo, molesto, decepcionado y con un sentimiento de fracaso, tomé mi bicicleta iracundo ante el desaire, y salí disparado hacia un parque. “¡Qué aburrida es mi vida!”, me dije, pero algo pasaría… >>

En efecto su vida daría un nuevo giro por diversas razones… << “¡NO!”, grité. Choqué contra alguien. Salí disparado hacia el pavimento, y la persona con la que choqué cayó al suelo. Yo me había raspado manos y rodillas. Sangraban un poco mis heridas. Me levanté y fui rápidamente a ayudar a la persona que había golpeado. Estaba muy nervioso, no sabía como iba a reaccionar… ¡Oh no! ¡Era la chica, la que tenía porte de modelo! Ocurrió lo peor, yo intenté levantarla, pero apenas se paró se puso histérica. Me dio una cachetada, me hamaqueó, yo reaccioné: - ¡Cálmese por favor! – tartamudeé - ¡Ju – juro – juro que lo siento, no fue mi intención…! - ¡Eres un idiota! ¡Lárgate antes que llame al serenazgo! - Pero yo me podría reivindicar haciéndole… - ¡Lárgate! Me miró con desprecio y furia (mala combinación), y yo me tuve que ir. Llegó el serenazgo. En ese preciso momento huí. La chica se fue cojeando. Con el corazón y el pecho me alejé. De repente oí unos tiros… “¡Me tengo que alejar de aquí!”, me dije. Pero recordé a la chica y corrí, rodeando la cuadra, para que no vean, si es que eran por mí los disparos. Me di una sorpresa. ¡Estaban secuestrando a la chica! Busqué el único teléfono de la cuadra, el cual se encontraba en la esquina de la cuadra en donde me choqué con ella. -¡No! ¡No! No más violencia. No debo arriesgar mi vida, solo llamaré a la policía y escaparé. – pensé en voz alta mientras empezaban a sudar mis manos exageradamente. Estaba a punto de hacerlo pero un sereno que me vio gritó que me fuera de allí. Entonces un secuestrador que me vio intentó dispararme. Yo lo vi a tiempo y me tiré al suelo. ¡Qué cerca la vi! Noté entonces que en su desesperación uno de los poderosos criminales que llevaba un cuchillo, intentaba meter a la chica al carro. Y al no querer la manoseaba y empujaba. La chica no se dejó y estuvo a punto de ser acuchillada. Me di cuenta que era algo más que un secuestro… querían matarla. Pero primero debían llevarla lejos. Los serenazgos tuvieron que alejarse por amenaza de los delincuentes que estaban armados con armas de guerra. Yo no podía permitirlo… pero solo un loco arriesgaría su vida por un desconocido. Sin embargo esta vez era distinto, tenía un presentimiento, una sensación de que debía hacer lo correcto, no sé por qué. No era obsesión, no era locura, era un acto desinteresado que me salía del corazón. Prefería morir con honor que, que vivir siendo un cobarde… y así, a pesar de lo que había pasado antes, para variar tenía una certeza en mi vida. Estaba seguro - como ya dije antes – desconociendo el motivo, de que saldría bien librado. >>

¿Pero es acaso solo eso lo que motivó a Poolo?... no, había algo más. Él tenía fe en Dios (no el Dios común), y en especial en sí mismo. Conocía un poder que solo pocos conocen, y que les ayuda a conseguir el éxito: el poder del espíritu, de la mente


humana. Creer en lo que está más allá, en lo inefable, indescifrable, más allá de lo material – fuera si exista o no – aquello que le permite avanzar un paso más adelante que el común de la gente, ese es el origen del poder. “Yo creo que siempre hay algo más allá, lo sé”, pensó, y eso que el cree que existe, pero hay que buscarlo dentro de sí mismo – siendo la única manera de estar en paz consigo mismo el universo, y su Dios. Era aquella fuerza sobrenatural de su alma, y que es propio de la materia cuando es explotada al máximo. Cargado con esta fe en sí mismo y con la esperanza inconsciente de que su Dios lo ayude, nuestro nuevo héroe continuó pensando, seguro, en lo que haría. << A simple vista parecía una locura pero yo tenía un plan en realidad. Corrí agazapado e intenté distraer a los delincuentes para que la chica huyera. Grave error: uno de ellos me pescó por el cuello, y el otro no dejó que la chica escapara. Entonces yo intenté permitir nuevamente que la muchacha huyera. Pero no pude luchar con ambos. Entonces vi que uno la hacía un gesto al otro: habían pactado matarla ahí en ese preciso momento. Pensé que no debía haber llegado tan lejos en vano, sin embargo sabía que era muy poco probable que yo también sobreviviera. Creía que podía darle una oportunidad a aquella linda joven ofrendando mi vida. Era mi determinación final. Quien no muere no resucita, quien no arriesga no gana. Lo que hice fue desviar el tiro empujando el brazo de el que le iba a disparar. Me lancé encima de la chica para protegerla. La única manera de lograr el éxito en esta situación era enfrentándome a la muerte. Me encomendé a mi Dios. El otro sacó el cuchillo y se dispuso a clavármelo en la cabeza...>>

¿Acaso Paulo moriría esta vez como el gran héroe que siempre quiso ser?... ¡No sería un simple héroe!... ocurrió algo inesperado, ¿quizás un milagro? cuando el cuchillo cayó veloz y fuertemente como una guillotina sobre su cráneo. <<… Cuando el cuchillo iba caer en mi cabeza, algo ocurrió… Sentí el silencio absoluto por unas fracciones de segundo que parecían minutos. ¿Era mi muerte acaso? ¿Así es como alguien muere? ¡No! Era algo más: la vida… el cuchillo se rompió, cayeron unas gotas de sangre. No eran mías. Eran del ladrón: se había cortado la mano. Entonces me apuntaron con el arma. Empujé a uno de ellos antes de que dispararan. Salió volando como si fuera de trapo. ¿Era un sueño? ¿Estaba acaso en un hospital soñando? Sí, era un sueño, el mío, pero un sueño que se había hecho realidad. Todos quedamos sorprendidos, estupefactos. De inmediato, el otro secuestrador empezó a disparar, yo salté muy alto y rápidamente con la chica en brazos, hasta salir fuera del alcance de los tipos. Ella solo gritaba hasta que se desmayó. Yo podía volar, o al menos saltar tan alto que daba la impresión que lo hacía. Sentía la libertad en mi corazón, como nunca antes. ¡Era libre al fin! ¡Libre para lograr el sueño de mis noches más felices, la ilusión hecha verdad, la metáfora vuelta realidad concreta! Entonces me di cuenta del poder que tenía. Ya no era un humano cualquiera, ya no. Aterricé cerca de un parque muy solitario, pero también muy lindo y tranquilo. Dejé a la chica acostada en una banca. Yo corrí con el alma en las piernas y el corazón en la mano. Era potencia y acto. Corría como cuando corre una avestruz, pero más rápido, más veloz que los carros. Entonces decidí buscar a los delincuentes. Esta vez no era odio por odio, no era venganza, era justicia. Llegué al lugar donde estaban, pero ya se habían ido. Sentí un sentimiento de extraña certeza, de orientación empírica, que me guió por el camino correcto. Yo corrí y ¡caramba!, allí estaban. Fui tras ellos y les grité alto con todas mis


fuerzas. Mi voz se oías muy aguda y potente, tanto así que rompió los vidrios del auto. Casi pierden el control, pero inmediatamente empezaron a dispararme. Yo esquivaba fácilmente los tiros. Salté sobre su camioneta. El hombre goza de una mente privilegiada, pero en su evolución ha perdido su capacidad física. ¿Se imaginan un hombre que pueda convertir toda su potencia mental en acto físico? ¿Un hombre inteligente y más fuerte que cualquier animal? Ese era yo. Podía saltar tan alto como imaginara y correr tan rápido como mi espíritu, así que esta vez no me detendría por nada. Trepé al techo de vehículo, pero me di cuenta que no podría hacer que se detengan así. Decidí dar un salto a la pista y detener la camioneta frenándola con mis pies (¿o acaso patas?). Salió humo y volaron pedazos de pista. Me empezaron a arder. Al ver lo inútil de mi intento hice algo desesperado: con la adrenalina al límite intenté levantar el auto… ¡Y lo hice! (Al menos la parte trasera) No lo creía. A pesar de mi sorpresa no me detuve y empujé al carro de un costado, y el carro volcó dando vueltas de campana. Salté de nuevo y detuve sus vueltas. Pronto con todo el movimiento llegaría la policía. Y así fue. Desaparecí de la escena antes que me vean. No era un Dios, pero definitivamente no era un hombre cualquiera. Regresé corriendo al igual que lo hacen esos poderos e increíbles personajes de anime. Era irreal. Di un salto con toda mi fuerza y salí disparado: era volar sin alas. Recuerdo cuando creía que este era un sueño que no podría lograr, ahora creo que no hay sueño que no pueda lograr. Yo era un ser mitológico, una criatura de la fantasía de un niño: un superhéroe en un mundo real. La vista desde el cielo era maravillosa, podía ver todo Miraflowers, todos mis deseos se habían cumplido. Esta vez caí mal y di varias vueltas de campana. Corrí a donde la chica para ver si aún estaba. Y en efecto, seguía ahí. Al verla dormida mi corazón se llenó de nostalgia y, recordé un amor platónico del que nunca había escrito ni hablado antes. Ella era parecida a esta chica, era alta, delgada, blanquinosa, de cabello castaño y ojos claros y de nariz respingada. No era de Lima, había nacido en la selva de Cajamarca. Para mí era la más hermosa. Yo la conocí cuando tenía once años. Ella era mucho mayor, tenía dieciséis años. Recuerdo llegar a casa de sus primos – que por cierto eran unos idiotas – y ella estaba ahí. Ambos nos miramos sin decirnos nada, como si estuviéramos sorprendidos de vernos. Desde ese momento me enamoré de ella y siempre creí que ella en el fondo sentía lo mismo… como es común, iluso yo. Iba casi a diario a su casa. Toda su familia se había percatado de mis sentimientos, ella en cambio parecía ignorarlo. Una vez me preguntó si me gustaba alguna chica, y yo le dije que no. ¡Me arrepiento de decirle que no me gustaba nadie cuando la única persona en el mundo que quería era a ella! Hasta hoy me arrepiento de no habérmele confesado. Era la única chica que amé y creí nunca olvidarla cuando partió de nuevo a su tierra. Pero volvió luego de dos años – los cuales esperé siéndole fiel -, hablamos un rato y… un año después se apareció con un hijo en brazos, toda flaca (más de lo que ya era) y demacrada, ya conviviendo con un hombre. Fue un fuerte golpe para mí, pero me sirvió para olvidarla. Lo paradójico es, que un año antes, cuando regresé, me respondió cuando le pregunté si ya tenía enamorado, a manera de broma a lo que ella me respondió: -Sí, ya me casé y ya tengo mi hijo. – En ese tiempo bromeaba… y ahora ya tiene un hijo y pareja. A propósito de ella recuerdo una anécdota que me pareció graciosa: Cierto día llegué a visitarla como siempre, y estaba mecanografiando un texto. Como no sabía mecanografía, y yo sí, me pidió que la ayudara. Ella se sentó a mi lado y me puse nervioso y empecé a equivocarme en todo lo que escribía. Entonces la tía de mi amor platónico me preguntó al ver que sudaba de nervios debido a que esta chica estaba muy cerca: - ¿Por qué sudas? - Por el calor, señora.


Luego empecé a temblar por temor a que mi amor se enterase de que era por ella que sudaba. La tía volvió a preguntar: - ¿Por qué tiemblas? - Por el frío, señora. Todos se echaron a reír… La chica rubia despertó de su desmayo y al verme pegó un grito. - Cálmese señorita por favor. Soy quien la ayudó con esos criminales. Respire, uno… dos… uno… dos. – ella me siguió el ritmo y se calmó. - ¿Quién eres? ¿Eres un ángel? - Supongo que soy como un ángel de la guarda. – dije algo inseguro. - No sabía que había ángeles tan feos. ¡Pareces un pollo! – dijo ella, y empezó a reír. Yo me sentí sorprendido. La gente empezó a llegar por el grito que había dado la chica antes. Yo no quise llamar la atención así que corrí y salté el barranco. La gente se sorprendió. Yo caí en unos jardines y luego bajé a la Costa Verde. “¿Por qué me habrá llamado pollo? Esta bien que sea flaco, pero no es para tanto… ¡Hey! No me agradeció. ¡La gente es tan mal agradecida! ¡Tanto para qué! ¡Para qué! Bueno, me siento bien conmigo mismo… Pero no entiendo por que me dijo que parecía pollo”. Así iba pensando mientras recorría un borde de la pista, cerca de la playa, mientras atardecía. Luego de un buen rato me acerqué a un carro estacionado en la playa, aparentemente vacío. Con la luz de un poste, pues ya se había hecho de noche, me acerqué a una de sus ventanas a ver mi reflejo… ¡Era un monstruo!... No, más bien un ser extraordinario. Era más alto (al menos diez centímetros), y por ende más delgado. Para ser exacto pasé de mi metro sesenta a un metro setenta, creo. Me quité el polo para verme bien. Tenía una musculatura magra en mis extremidades que se había delgadas pero bien formadas; y un pecho robusto pero no tanto, como de gallo. Mi vientre se veía delgado, pero algo flácido, como siempre. Todo mi cuerpo estaba cubierto de plumas blancas, tenía una cola igual a la de un gallo formada por tres plumas (una roja, otra verde y otra azul). Pero más abajo había otra cola, igual a la de un dragón: delgada, larga y que terminaba en una punta similar a la de una flecha (un triángulo). ¡Ah y mi rostro! Mi rostro tenía un enorme pico, como de tucán, todo amarillo y con la punta negra, y que en la parte inferior tenía una forma algo ondulada. Abrí la boca, y para mi sorpresa, a diferencia de las aves, tenía dientes. Mis caninos estaban largos. ¡Tenía colmillos! Tenía una porción de plumas rojas sobre mi cabeza que asemejaban mucho a una cresta puntiaguda. Una de estas plumas, se doblaba como un mechón de cabello sobre mi frente. Mis lentes estaban rotos por la mitad, mostrando un borde aserrado y otro curvo. Me recordaban a un trueno. Tenía garras retráctiles en las manos. Piernas, mejor dicho patas musculosas, cubiertas de escamas amarillas, como un pájaro, hasta donde inician los muslos. Mis pies, que eran como las patas de un avestruz, tenían garras afiladas y brillantes como las de un águila y tenía solo cuatro dedos. Me apoyaba en tres dedos y un cuarto que era como el pulgar se hallaba casi a altura del tobillo. Pensé: “¿En qué clase de quimera me he convertido?” Me senté un rato a pensar en todas las cosas que me habían pasado… Entonces recordé el sueño con mi abuelo. -¡Válgame la redundancia! – dije – por cierto, eso de “¡Válgame la redundancia!”, es un juego de palabra entre “¡Válgame Dios!”, y “valga la redundancia”. Uso esta frase pues es una de mis favoritas. Continué: - ¡Eso significa sueño! ¡Esta es la herencia de mi abuelo! – En ese momento comprendí todo. Como recordarán yo soñé que mi abuelo fallecido me daba un beso en la frente, lo cual según la oniromancia significa que uno va a recibir una herencia. Ahora sé por qué me besó,


por qué podía volar en aquella experiencia. Esta era la herencia de mi abuelo, un poder más allá de la vida y de la muerte. Sería más que un simple héroe, sería un superhéroe. >>

Con todo esto había olvidado a su bicicleta tirada en la escena del crimen… << - ¡Pucha máquina, mi bicicleta! Con todo eso la había dejado olvidada. Corrí a recuperarla. Pesqué a un tipo que se la llevaba. Lo detuve. Se la intenté quitar. Ofreció resistencia, pero al verme, se asustó y huyó. La monté y aceleré como a 100 Km. hasta llegar a mi casa. Esa noche llegué, guardé mi bicicleta. Entré despacio por la puerta y camine en puntas hasta mi cuarto. Era tan rápido que nadie me alcanzó a ver, y era mejor así por mi nueva apariencia. Me acosté y dije tras la puerta cerrada que estaba enfermo y no quería comer. Pensaba en cosas como “¿y que tal si me quedo así para siempre?”. Estaba muy preocupado, pero un sueño intensísimo como un desmayo me llegó (seguro por el desgaste de energía), y quedé como muerto. En realidad este estado era como hibernar. No oí la alarma de mi reloj a la mañana siguiente. Desperté a la 2 y 30 de la tarde siguiente, un mal sueño en el que me mantenía con esa apariencia para siempre me despertó. Mis padres creyeron que estaba enfermo, y como además era domingo, me dejaron dormir. Al levantarme lo primero que hice fue verme en el espejo… Había recuperado mi aspecto de siempre. Aparentemente una vez relajado por completo me destransformo (si existe el término). Respecto a mis lentes rotos, le expliqué a mi padre que me había caído de la bicicleta y que la rueda los había aplastado. Por suerte me compró otros, y no se molestó. Claro, esta vez los compró de vidrio (más barato que la resina), para ahorrar y me dijo serio: “Si los rompe, ya no habrá otros”. Decidí entonces guardar los lentes rotos y ponérmelos cada vez que me transforme, además esa forma de trueno marcaban mi estilo de superhéroe. Otra cosa que decidí, fue usar una escoba de mango de metal verde y cepillo plástico rojo como ni nueva arma. La usaría en la espalda y con ella lucharía como si fuera una especie de vara. >>

En efecto, esos nuevos poderes eran el regalo de su abuelo, y él había aprendido, un detalle curioso y nuevo. Como él mismo lo dice: “todo héroe da la vida por su prójimo, pero muchas veces la pierde; el superhéroe hace igual, pero jamás muere”. Otro detalle digno de recordar era que todo su aspecto físico había cambiado en aquel momento, excepto por un detalle: sus ojos. Estos eran los mismos de antes, esa mirada dormilona, soñadora, dulce y nostálgica, llena de calidez humana, reflejo de su alma. Sus ojos seguirían siendo la ventana a su corazón.



Capítulo VII EL ASUNTO DEL NOMBRE -

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Creo que Birdman sería un buen nombre. ¡ Birdman! Como el dibujo animado… no, sería poco original, y hasta podrían demandarme por derechos de autor…. ¿Qué chucha hablas, Ruiz?- era Quispe Smith, uno de los compañeros de Poolo, que interrumpió las ideas de Poolo. Si no fueras mi amigo y lo dijeras en otro tono y contexto te sacaría la “rpm”. ¿Revoluciones por minuto? No… la reputasumadre. ¡O’e, qué pasa! No, es broma. ¿De qué hablabas solo? Estoy pensando en el nombre de un nuevo superhéroe… ¿Qué tal Hombre Ave?... ¿O Aveman?... ¿O quizás Súper Ave? ¿Ornitohomo, Antropornito, bird…? ¡Ay, Ruiz, no seas ingenuo! La idea del superhéroe pertenece a un ideal alienado del imperio. Una idea que permite al sistema distraernos de los verdaderos problemas. Países tercermundistas o subdesarrollados como el nuestro, somos colonias del país del norte. Nos controlan ideológicamente con ideas como esas. Además sólo sicóticos y nerds creen en la idea – que no pasa de eso – de que es posible que puedan existir superhéroes. Gracias, tienes mucha razón. Los superhéroes no existen. – respondió Poolo y pensó recordando su hazaña: “¡Si supieras! Ojalá salga en las noticias”. Así nuestro superhéroe prefiere callar, y guardar para sí su don.

Esa noche, mientras hacía un trabajo de ciencias sociales tuvo una epifanía: - ¡Pollo! ¡Parecía pollo y me ha dado gracia y gusto! ¡Ajá! Juego de palabras… uhm: ¡Y mi nombre es Poolo!... ¡Qué conveniente! Poolo, pollo, Poolo, pollo… ajá, agrego una l más y… Poollo – así razonó desordenadamente acerca de su nuevo nombre de superhéroe. Y ya que no podía dejar de ser inconscientemente alienado, a ese “Poollo” le agregó el ya común… - ¡Man! ¡Poolloman! ¡Mi nombre de superhéroe será Poolloman… y para castellanizarlo, le aplicaré la ley de acentos… es palabra aguda y termina en n. Okay, seré Poollomán. ¿Poollomán? ¡Qué huachafo, por favor! Luego de tomar esta extravagante y ridícula decisión, continuó: -

¡Para todos seré Poollomán!, pero el nombre más adecuado sería el de antropo – ornito, o hombre ave… sí, en la vida pública seré Poollomán. ¡Cuídense bellacos, que ha llegado Poollomán!


Nota del recopilador Esto es toda la información que pude obtener del diario, este estaba roto por la mitad, lo que me hace pensar creer que aún hay más información. Sin embargo, no puedo admitir que lo aquí dicho, basado en la información del mencionado texto, pueda ser real, en especial lo de los últimos capítulos. Eso lo dejo al criterio de ustedes lectores. Lo que siempre me preguntaré es qué decía el resto del diario.


Libro III Transformaci贸n, Poder y pasi贸n


Capítulo I TRAVESURAS Y PALOMILLADAS -

¡Dónde diablos está mi diario! ¡Maldita sea, no puedo perderlo, nadie debe saber lo que me pasó!... – iba gritando un joven mientras revolvía sus cosas en el desorden de su cuarto. Se quedó pensativo un rato y continuó diciendo: Aunque pensándolo bien nadie creerá lo ahí escrito. Por último ninguna hazaña salió por TV, y si salió, ya la deben haber olvidado. Además en el asunto del chama mi identidad no fue revelada. ¡Bueno!, compraré un cuaderno de contabilidad nuevo y rescribiré lo que me acuerdo – que debe ser bastante, pues tengo buena memoria – y con la mitad de las hojas continuaré escribiendo los hechos actuales. Lo que me llama la atención es que lo que hice no salió en TV, a pesar de ser sobrenatural… lo peor de todo es que no le puedo contar nada a nadie por mis antecedentes “psiquiátricos”, nadie me creería, seguro pensarían que me he vuelto loco… de nuevo!

Como podrán adivinar, quien piensa en voz alta es Paulo, Poolo, ahora Poollomán. Al oír que alguien caminaba cerca de su puerta decidió callarse, sin dejar de pensar: “Ciertamente yo siempre he creído, en el fondo, en los superhéroes y que yo podía ser uno. Soy producto de la televisión e historietas. ¡Qué puedo hacer! Pero luego del accidente en el que casi muero, olvidé por completo esa fantasía… o al menos eso creía que haría. Pero no, ahora la fantasía se ha vuelto realidad, soy uno de esos ídolos de tinta y papel, he vuelto a creer. Ahora demostraré que fuera de los clichés, soy una persona muy real.” Lo que Paulo ignoraba, por la conmoción de los sucesos, era que el gobierno ocultaba algo relacionado con él… -

Esta noticia no debe salir hasta dentro de una semana. Recuerden lo que acordamos. Okay.

… Un funcionario público había comprado un medio para utilizar la noticia a favor de un asunto estatal, pero ¿cuál?... Mientras tanto nuestro joven amigo aprovechó un rato para “divertirse”. -

¿Ma, pa, puedo salir? Claro, hijo. Pero ponte tus horarios y no olvides llamar al celular de tu madre.

Así, con el permiso de sus padres, salió al día siguiente. Tenía dinero para irse en taxi, pero él tenía otros planes: ahorrar todo lo posible. Para ello se iría a “pique” (mejor dicho, a toda velocidad), usando sus poderes. Salió confiado y sonriente de su quinta y empezó a correr. No pasó nada en absoluto. Corrió más rápido sin transformarse aún. Ahora corrió con todas sus fuerzas, pero lo único que logró fue tumbar a una anciana. - ¡Carajo! – gritó la anciana. - ¡Ups! – dijo él. - ¡Muchacho tonto, qué has hecho! – Contestó ella, mientras Poolo pensaba: “¡y yo que siempre ayudo a los ancianos!” Y así era en realidad. Él era uno de los pocos


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que ayudan a cruzar a los ciegos, dan asiento a los ancianos, discapacitados, mujeres con niños, señoras embarazadas, niños pequeños, y claro, chicas bonitas… “Ellas pueden aguantar, son jóvenes”, se decía para justificar el no dar asiento a las chicas feas. Señora, lo siento mucho. ¿No se hizo daño? Gracias a Dios, no. – Contestó la señora. Y él la ayudó a levantarse. Continuó: Perdone mi imprudencia. Perdón solo a Dios, hijo. Ya no te preocupes. Gracias señora. Con permiso.

Y gracias a la calma de la señora, el lío no pasó a más. Pero todavía no había descubierto como reactivar sus poderes. Ya que muchas de sus ideas de superhéroes provenían de la televisión, probó algo a lo Power Ranger. Se puso en una extraña pose e hizo gestos rápidos con la mano y gritó fuerte: - ¡Transformación! Lo único que logró fue llamar la atención de la gente que lo miró raro, a lo que tuvo que irse caminando con la cabeza gacha. Luego de estos bochornosos incidentes, se sentó a pensar en que más podría hacer. Se le ocurrió entonces que, como a otro superhéroe, pueda que la meditación lo ayude a transformarse. Se sentó en un parque a meditar, y lo mismo: nada de nada. ¿Acaso había perdido sus poderes? ¿Habían sido estos "flor de un día"? Avanzó por unas calles oscuras, pensativo sin saber alguien que había estado observando su comportamiento, tomándolo por un idiota fácil de atacar. Lo tomaron por atrás: era un asalto. Él sintió su vida en peligro… ocurrió. Su corazón latía fuerte. Su nariz y boca se alargó hasta que el hueso rompió la piel saliendo su enorme y majestuoso pico amarillo. Sus vellos se alargaron, engrosaron y se ramificaron, formando plumas. Las células epiteliales de su pierna se convirtieron en escamas amarillas. Su cabello también se volvió plumaje, pero formando la cresta de plumas rojas sobre su cabeza. Los huesos y músculos de sus extremidades se alargaron y fortificaron. Sus manos y pies se transformaron en garras. Sus costillas se abrieron levantando su pecho. Todo eso en unos segundos. Ya era de nuevo Poollomán. El compinche de quien lo tomó por la espalda se asustó al verlo de frente: creyó que era un demonio y echó a correr. Mientras tanto, él otro que tenía a Poolo por el cuello no notó mucho. Nuestro amigo estuvo asustado por unos momentos, pero al darse cuenta de su transformación decidió divertirse, así que empezó por simular que estaba aterrado. - ¡Oye cojudo, a dónde vas! – gritó el delincuente a su compañero que huía. - Creo que ha visto al diablo. – respondió Poollomán. - ¡Cállate y dame el reloj! - ¿Y si no quiero? - ¡Te hinco huevón! - Está bien, toma el reloj. En eso, Poollomán lo toma del brazo, y sin dejar que suelte su cuello, lo levanta y lo lanza de espalda contra el suelo, logrando una llave de judo que nunca le había salido. El ladrón se levantó de inmediato, furioso, pero se le bajó toda la sangre al detenerse a ver el aspecto de Poolo. Él saltó sobre su atacante antes de ser agredido con el cuchillo, y con gran velocidad le quitó el arma y la rompió en su cara. Luego lo cargó, corrió y saltó con él. El ladrón entró en pánico y se puso a llorar, mientas intentaba soltarse. -¡Suéltame carajo! -¿Perdón? – dijo Poollomán con fuego en los ojos, el malcriado se amilanó. - Suéltame por favor. - ¿Oye, crees en Dios? – y así el antropo-ornito empezó su juego.


- ¡Sí Señor, perdóname! – respondió el ladrón aterrado. - No pidas perdón… – dijo el superhéroe, el ladrón se calmó, pero el hombre ave dijo inmediatamente – ¡No pidas perdón, pues yo soy el diablo! Ya te jodiste. ¿Ves esos cables de alta tensión? Si quiero te dejo ahí. - ¡Auxilioooo! – y el ladrón empezó a llorar. Nuestro héroe continuó: - Ahora sí lloras, cobarde, maricón. Te voy a perdonar si dejas de robar… ¡O si no te voy a perseguir hasta llevarte al infierno! - No señor. Está bien, lo juro por mi madrecita. - Chévere entonces. – entonces se detuvo en un tejado, cerca de las mencionadas líneas de alta tensión. Con la misma fuerza que cayó volvió a saltar con el amigo del ajeno hasta una antena que estaba a gran altura, una de comunicación celular. Allí lo dejo. - Toma. Te lo regalo. – Y le dejó el reloj. - ¿Pero como chucha me bajo? ¿Y el trato? - El trato era no dejarte caer en los cables de alta tensión. Además, quién te manda a hacer tratos con el diablo. Poollomán bajó de la antena. Luego volvió a subir y le arranchó el reloj al ladrón. - No era en serio lo del reloj, necesito ver la hora. Y se bajó mientras el muchacho gritaba desesperado por ayuda. “Ojalá no le dé cáncer… si es que logra bajar”, pensó. Poolo había descubierto como activar sus poderes: la sensación de peligro era la clave. Supuso que esto se debía a la hormona adrenalina, pero había otra forma… Poollomán corrió por la pista haciendo competencia con los autos. A veces se mantenía junto a la ventana de los colectivos para saludar a los niños pequeños. - ¡Mamá, pollo! - No hijito, ya comiste pollo. - ¡No, pollo! ¡Pollo! – dijo un niño a su madre al verlo. Antes que lo viera, rebasó al auto. Correr por la pista esquivando vehículos y peatones lo llenaba de adrenalina. Llegó al lugar donde pensaba entrar. Se detuvo a pensar al borde de un abismo, en el distrito de Barranca, para calmarse por completo. Sólo la vista del atardecer en el mar y la soledad lo relajaban como nada en el mundo. Entonces empezó un diálogo consigo mismo. Y terminado su extravagante diálogo, partió, pues ya se había calmado por completo y había vuelto a su estado normal. Ese era el secreto. Corrió un poco, pero al poco tiempo empezó a caminar, pues le molestaba sudar con su ropa nueva. Llevaba en su espalda (escondida) su escoba, que la había arreglado para que pudiese plegarse en dos. La razón por la que le molestaba sudar con su ropa nueva era que sólo la usaba para ocasiones especiales, como esta, su primera salida a una discoteca. Notó que su zapatilla tipo Converse (en realidad eran de gamarra), tenía agujeros en la punta de goma, pues por ahí salieron sus garras. No le tomó importancia pues la noche disimulaba esos huecos. Al llegar al lugar, ninguno de sus amigos estaba. ¿Qué había pasado? Llamó por teléfono público, pues como no le gustaban los celulares, no tenía uno. Se comunicó con uno de sus amigos. - No causa, no lo tomes a mal, pero no hemos podido ir por que había un tono cerca y… no te molestes… - Ya, ya. Entiendo. – colgó – Socoju… Han sido muchas groserías por esta noche. No importa, me iré solo a la discoteca. Siempre he estado solo. Además como mi padre dice, “en el colegio no hay amigos, solo compañeros”.


Estaba molesto, pero aún así se divertiría… y no saben cuanto. Avanzó y se dirigió a la discoteca. - No puede ingresar… Solo socios. – Le dijo un enorme bodoque, blanquinoso, calvo y musculoso. Luego lo empujó, e hizo lo mismo con otro chico de piel trigueña. Entonces Poolo descubrió de que se trataba todo: era un típico caso de discriminación. Si había una de las cosas que lo enfadaba más, esa era la discriminación. Su corazón se llenó de indignación y empezó a bombear fuerte su sangre que hervía de rabia. Por sus venas se vio pasar por unos momentos una luz verde fosforescente, y sus puños cerrados lanzaron pequeños rayos del mismo color. La furia se había desencadenado, y la transformación era inminente: ¡una vez más él era Poollomán! Se quitó su polo para no arrugarlo y sacó su escoba y la enderezó. - Con permiso, por favor. – y de un empujón arrimó a todos los de seguridad “VIP”, que debería ser llamados VEP (Very Estupid People), como piezas de dominó, cayendo uno encima del otro. Dejó entonces pasar al muchacho moreno que lo miró sorprendido. -

¡Pensaba entrar, pero una discoteca que te rechaza por tu color de piel, no merece que nadie entre en ella, pues una ignorancia tan grande debe indignar a todos!

En ese momento dos tipos se levantaron e intentaron arremeter contra él. Pero él los escuchó antes, y justo en el momento preciso, tomó su escoba, y usándola como garrocha hizo una acrobacia y se subió sobre un toldo. Esto provocó que los tipos se chocaran de frente entre ellos, no como en las películas en las que los malos siempre se desmayan al primer golpe, pero sí lo suficientemente fuerte para que a uno le sangrara la nariz y el otro perdiera el equilibrio cayendo. Después de eso, Poollomán, confiado, se reía hasta que calló el toldo para su sorpresa. Luego del mensaje que dio, mucha gente decidió marcharse de la discoteca. Sus palabras habían calado bastante, claro siempre hay algunos que se muestran indiferentes, pero ninguno dejó de comentar del extrañó ser. A pesar de que su madre siempre le había mostrado de manera indirecta un odio hacia los serranos, Poolo se sentía tan cholo como cualquier otro y además tenía orgullo de serlo y confesarlo. Inclusive cuando sus “amigos” le decían que no era nada cholo, que no tenía tales rasgos, sino que lo único que tenía era la piel trigueña. ¿Pero no se engañen? Sí era cholo – esta palabra no me gusta, pues deriva de chulo, que significa perro -, mejor dicho un mestizo pintón como cualquier otro. Fuera de todo esto había descubierto la segunda forma de transformarse: la ira era el otro secreto. Para volver a su apariencia humana puso en práctica los ejercicios de relajación que aprendió en una terapia de grupo, cuando fue al psicólogo, pero… pero había uno o dos secretos más acerca de su metamorfosis. Llegó a otra discoteca y se dio con la misma escena, pero esta vez era un solo guardia. Así que lo distrajo cambiando de apariencia. Luego le quitó su radio e hizo que lo persiguiera, saltó tras de él dejando entrar a toda la gente detenida afuera. Finalmente se metió por la ventana de un baño… el de mujeres. Todas las chicas adentro empezaron a gritar, no “¡un hombre!”, si no: “¡un monstruo!” Todas ellas huyeron aterrorizadas, traumatizadas, algunas con la ropa interior abajo, mientras Poollomán se


reía hasta terminar por volver a ser Poolo. Salió del baño sin saber la sorpresa que le esperaba afuera en la pista de baile.



Capítulo II EL AGRADECIMIENTO PENDIENTE Ya adentro, bajo las luces de colores, Poolo pensó en irse, pues estar en una discoteca racista iba en contra de sus principios. Estaba a punto de salir, cuando, entre el estruendo de la música la vio: ¡Era ella, la chica que había salvado! La reconocía a pesar de la oscuridad, ya que al vivir algo tan fuerte junto a ella jamás olvidaría su rostro. De nuevo su porte de modelo lo idiotizó y olvidó por completo que se había mostrado ingrata con él. ¡Lo que hace una cara bonita en ciertos en hombres! Ella estaba en el bar bebiendo un cóctel cuando se le acercó. Ella se fue. La siguió y ella empezó a bailar con un tipo alto y fornido. No por ello Poolo se desanimó y pensó algo rápido. - Disculpa hermano, ella es mi enamorada. – Le dijo al oído al grandulón. - ¡Ah, sorry brother! – contestó el otro con voz de retardado. “El idiota se la creyó”, pensó Poolo y empezó a bailar con la chica. “¡Lo logré! ¡Lo logré!”, seguía pensando mientras hacía sus horribles pasos, sus descoordinados movimientos, sus absurdas mímicas. La chica lo miró extrañada, se ofuscó, suspiró fuerte y se fue. Pero el muchacho la seguiría afuera. La muchacha volteó molesta. - ¿Te conozco? ¿Por qué me sigues, ah? - ¿No me recuerdas? – contestó él, disimulando su nerviosismo, ya que conocía el carácter explosivo de la chica. Pero algo increíble ocurriría. - ¿Tú?... ¡Eres tú! – y ella lo abrazó y lo besó fuertemente en la mejilla… luego se detuvo y se alejó asustada. - Eres un ángel, ¿no?... Eres mi ángel de la guarda… entonces creo que no debí besarte, ni abrazarte. – Poolo que estaba sorprendido, casi al punto de desmayarse, respondió excitado: - ¡Claro que no soy tu ángel! ¡Eso lo dije en sentido figurado, connotado, hasta metafórico!... – al decir esto ella corrió de nuevo a abrazarlo y a besarlo muchas veces en la mejilla. - ¡Qué bien! ¡Te quiero, te quiero, te quiero! - … yo también y no sabes cuanto – dijo Poolo (que estaba petrificado), sin querer en voz baja. “¿Me quiere?”, se decía él en su mente. - ¿Qué dijiste? - Nada, no me prestes atención. - ¡Tenía este agradecimiento pendiente desde hace tanto tiempo!... No he dejado de pensar en ti… por lo que hiciste, pero o sea… nada. Sólo tengo que agradecerte por ser mi héroe, de verdad, me salvaste la vida y yo no sabía como pagarte… hasta ahora ahorré plata para darte un regalo… y no sabía como encontrarte… - No, tienes que molestarte… - No, sí… - Ya me diste un buen regalo. Me basta con los besos y abrazos, de verdad, ninguna chica… - ¡Caramba, recibe! - Bueno, en realidad quiero algo, pero es demasiado caro… - ¡Ah, carito me saliste!... – se rió – No, es broma. Si es por la plata, no me hago problemas… - … es que no es un costo económico…


-

Ya dime de una vez qué es. Quiero un beso tuyo. Okay. – Y besó su mejilla. No… ahí… no, en… - Poolo estaba sudando frío. Y se quedó más frío aún cuando ella le contestó: ¿En la boca? Sí. – dijo avergonzado y en voz casi inaudible. Ah, bueno, no hay problema. – dijo ella, algo incómoda – Pero vamos a otro lado. No vaya a ser que me reconozcan. Es que soy modelo. – así como Poolo había querido creer.

Era un sueño. Se fueron a un parque de Miraflowers, a uno donde no había gente a esa hora. Ya sentados en una banca, ella le dijo: -

-

Cierra los ojos – y él cerró los cerró, juntaron sus labios y el beso se volvió más largo de lo planeado. … Para… - pero él no se detuvo. Si algo había aprendido de la relación con Mariel era a besar bien. Él ya había practicado con su almohada, pero es con Mariel que perfecciona su técnica… y pronto ocurrió algo mágico, ella que estaba a punto de alejarse, seguía besando y lo deseaba aún más y Poolo, ya no podía dejarla. Pronto los brazos se estiraron y empezaron a abrazarse, a quererse con cada roce de sus labios. Ese beso, sin dobles intenciones, espontáneo, inducido al principio con algo de frialdad, se tornó cada vez más cálido, más candente, sin dejar de ser elegante, bello. El beso parecía eterno, y el tiempo se prolongaba, pero ellos seguían como el si el tiempo se hubiese detenido, y a la vez actuaban como si el mundo se acabara, como si la vida se les fuese si dejasen de besarse. Ya no querían soltarse nunca. ¿Era acaso que la admiración de ella por él se había transformado en amor? ¿Era acaso que la atracción superflua de él por ella se había vuelto amor? No… en el fondo ellos se gustaban más que parecía, él se había enamorado verdaderamente de ella al ver su rostro delicado y sus ojos marrones claros, con aquella mirada seria, contrastando con el mar y el atardecer. Y ella se había encontrado la ternura y el buen corazón de Poolo, después que se disculpó con ella en el accidente con la bicicleta. Desde ese momento ese pequeño enamoramiento empezó a crecer, y estalló cuando él le salvó la vida, desde ese momento no paró de crecer y este beso lo confirmaría y consolidaría, dándoles la seguridad para amarse. ¿Quieres ser mi enamorada – le dijo él. Ella sonrió como ninguna mujer le había sonreído y respondió: … No hace falta preguntar.


Capítulo III ENTRE OTRAS COSAS, PREGUNTAS Y RESPUESTAS -

¡Tengo enamorada y es modelo!

Gritó Poolo para lanzarse luego al pasto, riéndose como un niño de tres años. -

¡Cállate, nos pueden oír! Lo siento. ¿Qué tienes ahí? ¿Dónde? Pegado detrás de ti. Parece la cola de un pavo real, creo. ¡Chispas! Es cierto.

Aparentemente con la excitación, propia de la libido del momento, parte de sus poderes se habían activado. -

-

¿Cómo mierda - perdón por la palabrota – pero cómo mierda haces eso? – dijo la chica muy sorprendida. No lo sé… es-es – titubeó – algo increíble, se dio a raíz de un accidente que me hizo entrar en coma. Casi muero… solo aparece cuando me siento en peligro o iracundo. ¡Que alucinante!... disculpa, iracundo es con ira, ¿no? Sí… me jurarás que me vas a guardar el secreto. No hace falta jurarlo. Por favor, hazlo. … Sabes que te debo la vida… Lo juro. Jamás rompo mis promesas, así que despreocúpate. Gracias. Pero, cuéntame, ¿Cómo es eso de que quedaste en coma, ah? Bueno, no sé si debería contarte. … Ahora que lo pienso, todo ha ocurrido demasiado rápido. A pesar de eso, te diré algo que no le he dicho a nadie, y créeme que he tenido bastantes chicos antes que tú. – esto de “bastantes chicos”, intimidó un poco a Poolo –Yo confío en ti… no sé si debo pero no puedo evitarlo, eres distinto a los otros chicos, eres especial… o sea, no sé… desde que te vi me caíste bien, mejor dicho, sí, de hecho… qué loco… me gustaste… bueno, no quiero florearte, debes estar pensando “¡qué chica tan cursi!”… No, para nada, me encanta. Continúa. Gracias, eres very sweety… Bueno, desde que te vi me pareciste tierno y muy educado, o sea… y no eres nada feo… - esto elevó la confianza de Poolo hasta el cielo - bueno la cosa es que confío mucho en ti, porque te quiero mucho desde que te conocí, no entiendo por qué… porque eres especial y me gustas, y de hecho me pareces el mejor muchacho que he conocido en mi vida, un héroe casi de ficción, que si no lo viera ahora, diría que salió de un libro. Te debo la vida… - la chica se puso un poco nerviosa - ¡Qué tal rocón! No creo lo que voy a decir, pero es la verdad… te amo.


Ante todo lo que dijo la bella muchacha, Poolo quedó en un estado de estupefacción (casi hasta el babeo), y se enamoró más aún de ella – nunca pensó que una chica pudiese amarlo así –, y confió en ella hasta el punto de entregarle su vida si era necesario. -

Te agradezco por todo lo que me dijiste… ¡Es increíble, una chica preciosa me aprecia y ama por lo que soy! - No exageres, cualquiera, eres muy bueno… y gracias por lo de preciosa. No, no lo soy tanto. - ¿Por qué dices eso? ¡Claro que lo eres! - Gracias, eres muy bueno. - No. No creo serlo. - Cállate, eres un bombón con corazón de chocolate. - Bueno, tienes razón, claro que soy bueno. – continuó en broma – Soy lo máximo. - Tampoco te lo creas. – contestó ella en broma y rió. - Está bien, te contaré todo respecto a mí… - y le relató todo lo sucedido en su vida desde la primaria hasta aquel día, la psicosis temporal, sus peleas, sus amores, entre otras cosas. - Bueno, a mí no me importa lo que diga un psiquiatra, si no lo que yo sé y lo que yo vea. Así que no me importa si dicen que estás loco, pues sé que no es verdad, y aunque lo estuvieses no importaría mucho, - sonrío un poco – pues sé que serías un loco bueno y gracioso. - Bueno, debo admitir sí lo estuve (literalmente), mas ya no lo estoy… creo que hemos olvidado algo importante. - … ¿Qué?... - … ¿Cuál es tu nombre? - … ¡Oye, verdad! ¡Pucha, tienes razón! - Bueno, empezaré yo. Mi nombre es Juan Paulo Leonard Christopher Ruiz Willshes, pero me dicen Poolo. - ¡Eres muy formal! ¡ Y qué largo tu nombre! ¿Tienes cuatro, no? - Sí cuatro. - Bueno, sigo yo, ¿no?… - Poolo asintió con la cabeza - yo soy Fernanda de Cárdenas Freundt. Soy modelo de Asia Teens – pronunció Asia como “eicha”, para su sorpresa - y trabajo en Cyber Side, una línea de cosméticos, y tengo 17 añitos. - … ¡Es cierto, te he visto antes en los catálogos de mamá! - ¿Me viste en la campaña del Día de San Valentín? ¡Me veía fatal! - Sí te vi, y al contrario estabas muy bonita. - Y tú tienes 18, ¿no? Lo supongo, pues pareces de esa edad. - …Este, no – se puso nervioso –creo que soy algo niño aún. - No creo, ¿Cuántos años tienes? - Tengo 16… pero cumplo 17 en octubre. - ¡¿Ah?! ¡Pero parecías mayor! – en ese momento, Poolo se puso frío y temió que todo su sueño se acabe ahí, pero - … No importa, he estado con hombres mayores siempre, pero siempre he querido estar con alguien menor que yo. Además no creo que la edad sea impedimento, en especial viendo que eres bastante más maduro que muchos hombres que he conocido. - ¡Pero no soy tan menor, es sólo un año! Ella se carcajeó hasta las lágrimas, y al ver que Poolo se incomodaba intentó parar de reírse. Continuó: - ¿Y cuándo es tu cumple’?


-

El 8 de octubre, el mismo día que nació el más grande héroe (pues es real): Miguel Grau Seminario. Okay… - dijo algo extrañada - qué interesante, aunque no tenías que decir todo eso de Miguel Grau. Yo cumplí años hace poco, en junio. Por cierto, ¿por qué te querían secuestrar? Es que mi padre es un gran empresario. Ah, ya veo. … y no es la primera vez, es que esta vez por no hacer caso a mi viejo, no salí con mi seguridad, por suerte estabas tú.

Poolo miró su reloj y notó que ya eran las cinco de la mañana y ya se veían las primeras luces del alba. Habían disfrutado tanto la conversación (la mejor de sus vidas), que no notaron que ya había pasado casi toda lo noche juntos. - ¡Miérdoles! –otro juego de palabras de Poolo (que combina las lisuras miércoles y mierda) - Ya son las cinco, mis padres deben estar muy preocupados, solo me dieron permiso como máximo hasta la una. ¡Tengo que buscar un teléfono! - Tranquilo, ¿qué, no tienes celular? - No me gustan esos aparatos extranjeros, cancerígenos, que te hacen ver como un mono huachafo que habla… - ¡Ah, o sea, yo soy una mona huachafa! – dijo fingiéndose ofendida. - ¡No!, excepto gente como tú que lo necesita por el trabajo que tiene. - Sí claro. – dijo burlándose – Toma. – le entregó el celular - Puedes llamar a tus padres. Poolo llamó a sus padres, pero el problema era el transporte, aún no había colectivos a esa hora. - ¿Y ahora en que me voy? - Tranqui’, llamó a mi chofer y te deja en tu casa. - ¿Tienes chofer? – preguntó sorprendido, levantando una ceja. - Sí, claro. ¿Dónde vives? - En La Brea. - ¡¿Ahí?! – dijo algo asqueada. - Me ofendes, sabes. – respondió él con seriedad. - Lo siento, estamos a mano. Pero no importa, pues yo sé que eres distinto a esos pirañas. Y entre pláticas y pláticas, llegó el carro. Era una camioneta negra de lunas polarizadas. Este lo llevó a su casa. Fernanda - mostrando su consideración con Poolo -, lo ayudó disculpándolo con sus padres, diciendo que fue su culpa que demorara tanto. Los padres de este fueron en extremo compresivos. ¿Qué les quedaba, no lo querían dejar mal frente a tan linda chica? El papá de Poolo, por su parte se sentía orgulloso por que su hijo le había traído una bella chica a su casa (¡Cuándo no, machista!). Por esa vez para no llamar la atención se despidieron con un beso en la mejilla. Al día siguiente su padre de Poolo se la pasó molestándolo con indirectas, y le hizo un par de preguntas sobre aquella chica. Por otro lado, Fernanda se pasó aquella noche en su cuarto pensando en Poolo, y luego de suspirar, dijo en voz alta, riéndose un poco, feliz: -

¡No puedo creer que esté enamorado de un mocoso! Pero… eso no me importa, es que no pude evitar decirlo.


Capítulo IV UN LINDO DETALLE Lunes 4 de agosto de 1997 <<Me encontraba, triste y desanimado. Sin creer en mí, aburrido de la monotonía. Ya me sentía débil y sin motivación, hasta que me crucé de golpe contigo en un parque de Barranca, bañado por los colores del atardecer. Choqué mi bicicleta contra la tuya. Tú te ofendiste. Te vi pretenciosa y altanera, tanto me insultaste que a primera vista no noté tu belleza, tú angelical esplendor. Pasé de largo, entre insultos tuyos y groserías mías. Pero cosas del amor y la vida, se me había caído algo, y a ti también. Volvimos, nos reencontramos, y se encendió el amor. Sin explicaciones complicadas, metáforas o poesía, sin gentilezas o diplomacia. Yo me disculpe, y tú también. Pronto la disculpa se convirtió en abrazo, y el abrazo, como guiado por quién sabe qué, en beso. Beso apasionado, mejor que el primero mío, y que el enésimo tuyo: instintivamente perfecto. Y así, a partir de ese momento todo fue perfecto. ¿Podría ser mejor?>> Esta historia, inspirada en nuestro amor, te la dedico a ti, mi amada Fernanda, diosa de la belleza.


Capítulo V LOS EXTRAÑOS, ATÍPICOS Y EXTRAVAGANTES SÍNDROMES Poolo tenía la confianza hasta el límite: con una enamorada modelo, adinerada (o pituca), y mayor que él (al menos por un año). Sentía que nada mejor le podría pasar, y aunque lo negaba intentando ser humilde, no muy en el fondo se sentía un “papirriqui”, un conquistador, el más sexy y el más capaz. Sentía reafirmada su capacidad de lograr todo lo que se propusiera – aunque nunca se propuso ser enamorado de Fernanda, ¡cosas de la vida! Él caminaba por los pasillos de su colegio con la mirada en alto, con una sonrisa de apariencia maliciosa, con un paso firme, pecho inflado como el gallo que era en el fondo, saludando a todos con “chócatelas”, de manera muy chabacana, riéndose. Saludaba a los profesores dándoles un fuerte apretón a los que eran varones, y a las mujeres, con un beso en la mejilla; pero a todos los halagaba. << ¡Indudablemente algo bueno le pasa a este chico! >>, se comentaba entre los docentes. Poolo sentía una música de fondo – alienado, como siempre –, en cada momento del día, como si su vida fuera una película. Los ojos le brillaban y no paraba de suspirar a cada momento. Escribía poemas, ¡estaba más inspirado que nunca! Curiosamente no se desconectaba por completo de la clase, al contrario y mejor aún, respondía más rápido las preguntas de los profesores, resolvía todos los ejercicios antes que todos, corría veloz, como un correcaminos. Y hasta las chicas lo veían más guapo, a pesar de su acné moderado. ¡Hay quienes les asientan bien enamorarse! Quería y sentía que podía ser aún mejor persona. Recordó una obra de un autor mexicano que era cristiano y platónico, en la que se menciona aquella fuerza misteriosa producto del amor que hace que uno en pos de alcanzar la persona amada, mejore cada día más. Poolo que es idealista y crédulo hasta la médula, lo creía fervientemente… pero podría cambiar de parecer. Otra cosa que crecía de manera geométrica en el interior de Poolo, era su libido. Aquel beso lo había despertado. Por las noches tenía sueños muy nítidos, en los que corría mirando la luna llena que se hacía inmensa ante sus ojos. Corría desnudo entre el silencio y la oscuridad y se escondía entre los matorrales, como un animal acechando a su presa. Luego, al oír unas risitas, propias de chicas jóvenes, salía de la oscuridad sintiendo que su virilidad estaba como un asta bandera. Era la lujuria encarnada que solo buscaba copular. Saltaba muy alto, como un mono, como un tigre, sobre la indefensa chica. La abrazaba con sus piernas y brazos, como una anaconda enreda a su presa, listo para penetrar en lo más profundo de su ser… pero al oír el grito de la chica recuperaba la cordura y despertaba, todo mojado en su sueño húmedo. Siempre a la misma hora, a las tres en punto de la mañana, ni un minuto más, ni un minuto menos. Él se levantaba sin hacer ruido, se cambiaba y lavaba su ropa interior. Al principio estos sueños lo perturbaron, pero luego empezó a tomarlos con cierto gusto y hasta placer. Regresaba a dormir a su cama, siendo casi las seis a.m., cuando un rayito de luz se filtró por una grieta de su ventana y lo despertó. Inmediatamente se emocionó, saltó de su cama, corrió hasta su azotea y empezaba a cantar… ¡como un gallo! -¡Kokorukú! ¡Kikirikí! ¡Kikirikú! – Despertaba a todo el mundo en su casa (y en la quinta), y se preguntaban de dónde había salido un gallo. Por su parte el se preguntaba si es que no se estaba volviendo loco de nuevo, pero le daba tanto placer hacerlo, que


simplemente ignoraba esta idea. Sus padres sabían que su hijo era extravagante así que no le tomaban mucha importancia. Al igual que Poolo desconocía que este nuevo instinto tenía relación con sus poderes, al igual que sus sueños… Y llegó una noche de luna llena… La luna se veía más grande que nunca aquella noche, como si fuese a caer sobre él. Aquello lo hizo pensar en lo que habrían pensado los antiguos seres humanos, maravillándose con lo enigmático, misterioso y bellamente deslumbrante de este astro, fue entonces que sintió un deseo de aullar como un mitológico licántropo. -¡Auuuu! ¡Guau! ¡Guau! – Se rió por dentro y lo volvió a hacer. De repente notó algo distinto en este placer. Sintió un escalofrío en todo el cuerpo y un deseo intenso de salir a volar por la ventana. Sus pelos se erizaron… crecieron, y él era como un hombre lobo. Corrió a verse al espejo de su cuarto, sentía que le faltaba el aire, no podía hablar, todo su cuerpo y cara estaba cubierto de pelaje. Cada pelo empezó a ramificarse, abriéndose como las ramas de un árbol, convirtiéndose en plumas. Su pico salió rompiendo la piel y músculo de su cara, y sus dedos con garras hicieron agujeros en sus zapatillas. Las uñas de sus manos crecieron y se volvieron garras negras. Sus manos y dedos se alargaron, sus huesos crecieron, al igual que el músculo, y salió su cola con punta en forma de flecha. Apareció su cresta de plumas para terminar y mientras todas esas transformaciones ocurrían en su cuerpo, él se retorcía hasta caer al suelo. Se sentía lujurioso, salvaje, con hambre de lo carnal y comida, con deseos de saltar, correr y volar. Se quitó la camisa, y se colocó los lentes rotos – los de forma de trueno -, no resistió sus deseos y, casi poseído por un éxtasis liberador saltó por la ventana. Era como un cuervo negro, yendo por los tejados, saltando y girando en el aire, bajo la luna llena, y como fondo el negro intenso del cielo. Él desaparecía entre las sombras y corría en la oscuridad. Todo eso le hizo recordar los sueños, y fue solo entonces que se dio cuenta que eran más que simples sueños, eran reales, y realmente su libido actuaba sobre sus poderes de noche mientras dormía. Su virilidad lo hacía buscar pareja como un animal salvaje tras su presa, como un felino, pero ahora, más conciente de lo que pasaba intentó reprimir dicho instinto. Esa noche llamó por cobrar a su casa: - ¿Qué, no estabas en tu cuarto? - Ah… ¿no me oyeron salir? – intentó hacerse el desentendido. - No… - Bueno, cenaré en casa de un amigo. - Tu voz suena mal, hijo – y en efecto, su madre había notado su “ronquera”, producto de su transformación. - Sí, debe ser por el frío. - Hijo, abrígate… - Bueno mamá, nos vemos. Y salió a correr por las calles, saltando a gran altura, casi volando, dejándose caer por los barrancos de la Costa Verde, sobre San Miguel Grau, elevándose sobre el colector, luego regresando hasta Chorritos. Veía bajo sus pies (o patas) todo Miraflowers, Barranca, aquellas luces parpadeantes, intensas, sintiendo el viento en su rostro, un viento intenso. Era la sensación más liberadora que había tenido. Llegó hasta el balneario de Asia, aquel lugar al que siempre había querido llegar para escapar de su realidad, aunque era conciente que no pertenecía a ese mundo, ni debería importarle


pertenecer pues era falso y banal. Finalmente se dio cuenta que ese no era su lugar, ni valía la pena para él. Paseó un poco por el Boulevard de Asia y al ver a unas chicas se escondió. Sin sospecharlo, era Fernanda que se dirigía a un desfile con una amiga. Al ver su reloj se dio cuenta que eran más de las nueve. Decidió volver a La Brea. Llegó en veinte minutos apenas. Llovía y a él le encantaba la lluvia, así que saltó sobre una cúpula de una antigua casona circundante a la plaza Panchito Boloñesa. Se sentó a ver el paisaje bajo la lluvia, mientras se mojaba y las gotas de agua caían bajo su pico. Se sentó a ver como la llovizna cambiaba los matices del paisaje. Luego de unos minutos regresó a su casa, y metió por donde había salido. Sus padres no notaron nada, pues lo hizo silenciosamente, hábil como un acróbata. - ¡Ya vine! – gritó. - Qué bueno, hijo… pero no te vi entrar. - Así soy yo, como un fantasma. Se despidió y se acostó a dormir.


Capítulo VI YO CONTRA EL MAR Si había algo a lo que Poolo más temía, respetaba (además de su Dios), era el mar. Su inmensidad y misterio lo intrigaban y atemorizaban a la vez, todo esto a raíz de que casi se ahoga. Mientras caminaba cerca de los acantilados de la Costa Verde, durante esas tibias noches de verano, veía la profunda oscuridad del océano que le hacía pensar en un agujero negro, mientras recordaba aquel día… <<Me dirigía hacia el mar, tendría cinco o cuatro años quizás, cuando encantado con las transparencias de las aguas de Pisco, entré en ellas en un descuido de mis padres. Me sentí atraído por la infantil – aunque aún la poseo – curiosidad y deseo de saber que había más al fondo, así que me fui internando más y más en las tibias aguas… y sin saber nadar… repentinamente una gran ola me empujó y me arrastró hasta las profundidades. Ya no había piso y me alejaba cada vez más de la costa. No podía evitar respirar mientras me hundía no veía nada a mi alrededor, no sabía a donde ir en esa oscuridad, me sentía suspendido en el vacío del espacio y… por un momento esa paz, ese silencio fue agradable, pero cuándo sentí que podía morir me invadió el pánico. Sentía que mi vida acabaría, ¡y a mí corta edad! Estaba a punto de desmayarme en mi desesperado intento por salir del agua entre pataleos y manotazos, pero me hundía aún más. Quedé sin fuerzas. Me empecé a hundir. Para mi suerte, mi padre, que para variar estuvo atento, me sacó de los cabellos del agua, justo a tiempo, y me llevó nadando hasta la costa. De verdad me había alejado bastante de la playa. Una vez allí se cercioró que estuviera bien para poder llamarme la atención, afianzando aún más mi trauma. Sí, así es: trauma. Pues a partir de ese día le tengo fobia al agua, por decirlo así. ¡Si apenas me baño!... no es broma. Pero este trauma me imposibilitó entrar en piscinas – que creo que son sucias pues la gente orina y defeca a veces ahí… aunque pensándolo bien este es otro pretexto para no entrar-, lagunas, ríos y mucho menos el mar. No pude disfrutar de lo que un niño normal hubiese disfrutado en sus paseos y vacaciones. Ahora tan solo me paro en los malecones a ver el atardecer en el mar y la inmensa oscuridad durante la noche que asemeja el vacío absoluto, la cual me recuerda mi soledad. Viéndolo así el mar me maravilla y a la vez me atemoriza por su inmensidad. Es por todo ello que lo respeto y espero algún día conquistar su superficie y profundidades. ¡Así será!>>

Y así sería, Poolo no solo conquistaría los mares, también conquistaría los cielos. El muchacho se encontraba al pie del abismo aquella noche en Miraflowers, filosofando sobre su existencia y preguntándose sobre la inmensidad del mar, imaginándose tal como un hombre de la antigüedad que el mar es quizás infinito, lleno de magia y misterios, todo ello inspirado por esa oscuridad descrita que, al igual que un lienzo blanco, deja volar la imaginación de un artista o filósofo… Algo ocurre, algo ha cambiado en él. Se pone de pie. Se quita la camisa. -Ya es hora. – “Ahora soy yo solo contra el mar”, piensa y simplemente… se lanza a este. Se oye el ruido del golpe, luego el silencio y la oscuridad. Poolo se ahoga y vuelve el trauma, pero ahora más fuerte por la oscuridad y porque sabe que está completamente solo. El miedo lo atrapa y está a punto de perder el conocimiento sin poder moverse, respirar. El agua entra en sus pulmones, no ve nada más que la oscuridad. La muerte se lo lleva al fondo que se ve y siente infinito, oscuro. ¿Acaso enloqueció nuevamente?


¿Quería suicidarse? ¿Qué pretendía con este acto temerario, morir?... No, un momento en su mente cruzan estas palabras, quizás las últimas: << ¡No señor! ¡No mi Señor Dios, no he venido aquí a morir! ¡Ni Tú, ni la muerte me llevarán! ¡Encaro a la muerte, te encaro a ti, Dios, soy más que un barro pensativo! No temeré más a nadie, ni a la muerte, no temo al mar. Yo soy más que Poolo. ¡Yo soy Poollomán!>>

Y con la poca fuerza que tenía, nació una luz de su cuerpo, una luz verde. Su fuerza se elevó exponencialmente y se transformó en… ¡Poollomán! Sus instintos afloraron y podía nadar y con un fuerte impulso de sus piernas, que ahora tenían una membrana entre los dedos de los pies (al igual que en las manos), salió disparado como un torpedo fuera del agua. Expulsó el agua en sus pulmones y tomó aire. Giró elegantemente en el aire con los brazos abajo, ligeramente abiertos, de derecha a izquierda. Abrió sus piernas en una postura, emulando una pose de música disco: señalando al cielo, con una mano, la otra empuñada en la cintura, una pierna recta, otra elevada ligeramente hacia atrás y con la mirada hacia donde señalaba (de frente y arriba), todo esto en unos segundos sobre el aire como un acróbata. Luego se lanzó un clavado al mar. Era bajo el agua como un pingüino, pues podía resistir mucho tiempo sin respirar, y se movía veloz como un torpedo, como una flecha, hasta las profundidades. Así como bajó, subió en un minuto a la superficie a tomar aire, saltando como un pez volador. Estaba excitado, la adrenalina se le salía por los poros. Era la libertad absoluta encarnada. Así que nadó y se impulsó como un torpedo… -

¿O’e, qué mierda es eso? Parece un pez. ¡No huevón, es un torpedo! ¡Conchasumadre!

Y Poollomán partió en dos el bote en donde había dos pescadores, dándose un fuerte golpe en la cabeza. Los dos pescadores fueron arrojados al mar. Iba a pasar de largo cuando oyó el grito de estos. Los rescató llevándolo de los brazos a la orilla, impulsándose con sus patas. Al llegar a la orilla, Poollomán se disculpó. - Señores, les pido perdón por este exabrupto. - ¿Y quién nos paga el bote? - Este… Fue entonces que notaron la apariencia física de nuestro héroe con ayuda de la luz de la costa, y que no habían visto por la oscuridad del mar. -

-

¡El diablo! ¡No, es una sirena! – se refería a las griegas que tienen cuerpo de ave, y de la que había oído en una película. Ambos gritaron y huyeron despavoridos. <<No es por nada, pero es cierto que los pescadores son supersticiosos. ¡Mejor! Así me libro del pago del bote>>, pensó Poollomán y luego se dijo en voz alta, algo desconcertado: ¡Dónde estoy! – Se encontraba desorientado por el viaje. Estaba algo cansado así que caminó y subió unas escaleras. Le preguntó a una señora: Discúlpeme, señora: ¿qué distrito es este?- y se tapó la cara para que no le viera el pico, aunque tan enorme ranfoteca era imposible de tapar. En Chorritos, hijo.


-

Gracias. – contestó ¿Me puedes ayudar a ir…? Señora, disculpe, pero me tengo que ir – contestó incómodo pues creía que se iba a asustar con su apariencia. Es que soy ciega hijito, por favor. Ah bueno, con mucho gusto. Gracias hijo. ¿A dónde la llevo? Solo quiero cruzar esta avenida. Encantado.

Y Poollomán ayuda a la señora a cruzar dicha pista, mientras que la gente se ríe de la escena tan curiosa, creyendo que se trataba de un hombre disfrazado de pollo. -

Ahora necesito tomar mi carro. – le dijo la invidente. Señora disculpe pero tengo que ir a mi casa. – No es que se quisiera ir por ser insensible, era su apariencia la que lo preocupaba. - No hijo, por favor… solo tomo mi carro y yo me las arreglo.- Poollomán se conmovió entonces. - No hay problema señora, más bien disculpe por mostrarme algo apurado. - No te preocupes. - ¿Y qué línea es? - La X 72. En ese momento llegó el carro, y al ver que la señora era ciega no quiso parar. - ¡Avanza! ¡Avanza! – dijo el cobrador - ¡Ah no! – dijo Poollomán y fue veloz hacia la parte trasera del vehículo. Hizo fuerza y pujando levantó el vehículo por atrás para que este no avance. - ¡Ahora puede subir señora, -dijo Poollomán haciendo fuerza – rápido por favor! - Ya, muchas gracias hijo. - ¡Estoy para servir! ¡Uy! ¡Uf! – la señora subió. - ¡Para! ¡Para! - ¡Por qué! - ¡Para no más! – y el chofer que se había mantenido acelerando se detuvo. Entonces Poollomán, exhausto, bajó el carro. Se acercó a la señora y le preguntó donde bajaba. Luego preguntó si alguien bajaba en el mismo paradero, y una señorita dijo que ella se encargaría de ayudarla a bajar. Poollomán agradeció y se fue apurado a su casa. El cobrador y quienes vieron esta proeza quedaron estupefactos, mientras nuestro héroe corría fuera de la vista de todos. Este vio como el carro se alejaba, deseando haber acompañado a la señora, pero ya era tarde y no tendría mucha fuerza para regresar, pues por el esfuerzo que había hecho antes lo había agotado. No pudo saltar a enorme alturas como en otras ocasiones, así que solo corrió velozmente. Llegó a su casa. Se metió por la ventana como cada vez que salía a transformarse, usó sus técnicas de relajación para volver a su forma humana. Se dio un baño y fue a dormir. De repente se levantó de golpe. - ¡Pucha, dejé mi polo en el barranco! ¡Y mis zapatillas se rompieron cuando me transformé!



Capítulo VII CLASES DE VUELO: ¡A CONQUISTAR EL CIELO! Poolo se encuentra al pie del abismo, como siempre. Antes estuvo al pie del abismo espiritual, ahora se lo hallará siempre al borde de bellos abismos naturales en la Costa Verde. Él mira el atardecer, y entre su divagante mente discurren distintos pensamientos, sensibilizado por los matices cálidos del cielo. Piensa en quién es hoy, piensa, piensa: << Voy dudando de mi destino. ¿Qué debo hacer? Quizás la duda se deba a mi falta de confianza, a mi falta de tenacidad y constancia en las cosas… sí, eso… ¿es? No importa ahora… ¿Quién soy y quién debo ser? ¿Acaso Mesías, héroe de naciones o humilde y simple hombre feliz?... Pero si yo nunca fui simple, y es como soy, debo y me gusta ser. ¿Sufrir y morir, o vivir feliz hasta el día de mi muerte como lo hace la mayoría?... Al menos tengo la opción de escoger, tengo mejor suerte que algunos. ¡Debería agradecerlo!... Ser o no ser esto es algo trillado, pero va al caso – Ser o no ser héroe. ¿Potencia o acto?, como diría Aristóteles. ¿Deseo o logro? ¿Ir más allá de lo simple humanamente posible, o limitarme a asegurarme mi felicidad? ¿Quién soy yo? ¿Quién soy yo ahora? ¿Cuál es mi esencia, cuál es el motivo de mi vida? ¿Qué quiero hacer, qué voy a hacer?... ¡Qué pérdida de tiempo! Habiendo tantas cosas que hacer, y yo aquí pensando como un filósofo cuando solo soy un adolescente confundido… Un momento. ¡No, claro que no! Han pasado millones de generaciones de seres humanos, sin saber por qué están aquí. Ha habido guerras, desastres naturales, asesinatos… ¿Acaso la gente sólo se compunge y sufre en silencio sin saber por qué? Yo no soy así, no quiero ser así. Soy distinto, no soy normal, no soy convencional, nunca lo fui, y ahora menos. ¡Demostraré que un chico como yo puede cambiar el mundo! Debo explorar y explotar mi potencial, quiero ir más allá de lo simple, de lo humano. Quiero saber más: ¿por qué yo?, ¿por qué Dios? Deseo responder al “¿quién soy yo?” y al “¿para qué estoy aquí en este mundo?”, con seguridad y exactitud. ¡Mi vida debe tener algún significado!... No, quizás no… ¡No, mi vida tiene que tener un significado! ¡Sí, tiene qué tenerlo! Y si no lo tiene, ¡yo le daré uno! Podría pasar como otro más, desapercibido… sí, para qué hacerme tanto problema. Soy humano, sólo quiero vivir mi vida. Gozar, quizás casarme y tener una familia, y finalmente ser feliz. Por qué preocuparme por la sociedad, ¿qué ha hecho ella por mí? Sólo me ha rechazado, me ha humillado, me ha enloquecido. Sí, debo seguir con mi vida y dejar de pensar tanto. Sólo vivir y ya. No soy un filósofo además. Sólo tendré una vida normal, pero… así no soy yo, quiero ir más allá… e iré más allá. Buscaré mi esencia, mi porqué, e incluso más: buscaré el porqué de la humanidad. ¡Dios mío, ahora me conocerás, no te decepcionaré a ti ni a la humanidad! ¡Yo seré más que cualquier hombre, yo seré más que humano! ¡Yo soy Poollomán!... veo este acantilado y quiero lanzarme, y… No, qué locura. Pero ya estoy cansado de correr y saltar, quiero ir más lejos, ¡quiero volar! No quiero limitarme a mi cuerpo. Mi mente está más allá de todas mis limitaciones, quiero hacer lo que ningún hombre ha hecho por sus propios medios, quiero superarme… no, no puedo… ¿O sí?... Quizás sí… ¡Claro que sí! Yo no soy un hombre cualquiera, yo no soy un simple mortal. Lo dije y lo repito mil veces: ¡Yo soy Poollomán! >>

Y en demencial bizarría, se lanza al abismo corriendo y gritando su peculiar grito de batalla: - ¡Poollomán, al poollo-ataque! Pero rueda y cae violentamente, dando vueltas y levantando una polvareda, grita y cae en unos arbusto.


- Por lo visto no fue una buena idea… - dice a punto de desmayarse. Por lo visto la realidad a cacheteado violentamente su idealismo y lo ha hecho despertar de su sueño fantasioso, dejándolo a borde de la muerte. O quizás no… - …Pero debo seguir – dice ensangrentado y sus heridas empiezan a cicatrizar velozmente, casi instantáneamente… es un nuevo poder. Se levanta y se transforma a una velocidad casi imperceptible mostrando un aura verde intensa. Sube corriendo de nuevo cuesta arriba por el abismo, corre a hacia una avenida y salta a gran velocidad, pero no ve un semáforo y se estrella. Cae al suelo y se levanta, adolorido y piensa, <<creo que ya no debo seguir con esto. Mejor saco mi bicicleta de ese estacionamiento de Marinalarco y regreso a casa… no, ¡no debo rendirme nunca!>> ¡Sí Poolo, no te rindas nunca, ya has demostrado que puedes lograr todo lo que te propones! Se levanta corre aún más rápido. Va contra el tráfico, esquivando autos por un lado, saltando sobre microbuses. Salta sobre un carro, salta sobre otro, salta sobre un camión (de los grandes), hace más fuerza. “¡Ya casi!”, piensa. Corre pujante. Salta a una señora que grita asustada mientras su pekinés ladra. Brinca sobre los tejados de Marinalarco, la gente lo mira asombrada, boquiabierta, los turistas y las chicas lindas toman fotos con sus cámaras digitales de 4 Megapíxeles, y Poollomán se siente en las olimpiadas corriendo los cien metros planos. Brinca más alto, y más alto y… ocurre lo inesperado: como cuchillas salen plumas de sus brazos, plumas más largas y gruesas, como una membrana. - ¡Sí! ¡Sí! ¡Auuuuu! – grita y aúlla y empieza a volar. Poollomán, una vez más lo has logrado. Planea y se deja caer en picada. Siente el vértigo, la velocidad, el viento en su rostro. Es como uno de sus sueños en los que vuela, pero es real y mucho mejor. Cae y cae, está a punto de estrellarse en el suelo de Marinalarco, la gente grita empieza a correr. Entonces él, como polluelo que no quiere caer del nido, aletea, cada vez más fuerte y rápido, como un colibrí gigante y detiene su caída y pasa rasante sobre la cabeza de las personas que están agachadas. Todos aplauden como si se tratase de una exhibición aérea gratuita. Poollomán oye los aplausos y se siente como la estrella de pop que siempre quiso ser en secreto. Vuela por el estacionamiento esquivando los carros, sale del estacionamiento y vuela cada vez más alto. Al fin logra controlar todos sus movimiento y se eleva como un cóndor en los andes, quizás hasta más ágil y más ligero. Vuela y vuela hasta que se estrella contra un cartel de San Bernardo, una granja de pollos. Lo atraviesa, se cae al suelo. No se preocupen, no está herido, y hasta se ríe, se carcajea. Se levanta, empieza a correr, a saltar y vuelve a volar como cierta vez que se cayó de la bicicleta y solo se limitó a reírse ante la mirada burlona de la gente. Ya en las alturas, sobre el techo de nubes que cubre de gris a la gran Lima, piensa: <<Este es el primer paso para hallar mi esencia, pues ahora me he demostrado que puedo ir más allá y todo lo puedo lograr. A ver, discúlpame señor, pero ni tú me detendrás. >>



Capítulo VIII EL PORQUÉ FALLÓ LA RELACIÓN CON LA MODELO: UN DURO GOLPE A MI IDEALISMO <<Jueves 27 de noviembre del 2007 Ahora bien, si creyeron que todo fue un cuento de hadas idealista para mí, se equivocaron de historia. Yo también ya me la había creído. Pensaba que ya tendría mi “y vivieron felices para siempre”, con mi amada, y ahora odiada (ya sabrán el porqué), Fer’… Y no es por hablar mal, - pues me inculcaron no hablar mal de una mujer sin importar lo mala persona que sea – pero eso ya no me interesa. Pretendo deshacerme de esas convenciones sociales que limitan mi libertad de expresión, y diré estando en confianza con mis lectores, que mi amor platónico hecho real, mi sueño, no era la belleza que pensaba. En realidad era escuálida, demasiado magra, huesuda. Su piel era algo seca por el exceso de maquillaje, y tenía uno que otro granito que disimulaba con este en exceso. Pero obviamente no es por eso que acabó la relación. Dije lo anterior pues quiero resaltar que el amor y, el hecho de que sea modelo, me impresionó y cegó haciéndomela ver perfecta, cuando en realidad no era más que humana. ¡La burbuja de la ilusión reventó! Ahora les diré la razón por la que terminó la relación: Ella era extremadamente banal. Sólo pensaba en dietas y gimnasio (solo por belleza), colocando los valores estéticos sobre los hedonistas y a veces sus propios valores vitales (su salud). No tenía aspiraciones, no más que vivir el momento. Todo era fiestas raves en Asia. ¡Sus amigos eran unos idiotas! Eran unos racistas que me miraban con desprecio por mi color cobrizo. Su lenguaje (el de ella), era obsceno y poco refinado – a diferencia de lo que yo creía de las modelos – y tenía un tonto acento petulante. No me respetaba como enamorado, pues era demasiado “cariñosa” con sus amigos. Ella me decía que era de lo más normal, pero a mí me desquiciaban los celos. Ella bebía hasta emborracharse y constantemente desobedecía a sus padres. Peor aún, siempre me ofrecían éxtasis a las fiestas que ella me invitaba. Aún así aguanté hasta que un día… “¡Qué!”, me dije en mi mente. Luego pregunté tímidamente: - ¿Fernanda, eres tú? – así me dirigí hacia una chica que besaba apasionadamente a un chico musculoso. Volteó y para mi desgracia era quien tanto temía. - ¡Poolo! – dijo sorprendida. – Disculpa, no era mi intención de que esto ocurriera así. Tengo enamorado hace pocas semanas. - Luego el blanquinoso ojiazul interrumpió: - ¿Quién es este cholo? – el tipo estaba algo drogado. Ella dijo: - Es solo un amigo. – Yo me indigné y contesté: - ¡¿Qué, sólo un amigo?! – quería llorar de cólera, sentía como mi sueño se rompía y empecé a derramar unas lágrimas de rabia y pena. Quería desmayarme, sentía como el aire salía de por mis fosas nasales con fuerza y como mi pecho se agitaba. Tenía las manos sudadas, las orejas me ardían, y empezaba a odiarla mientras me temblaba todo el cuerpo. - La verdad, aquella noche – dijo ella – me dejé llevar por el beso. Realmente no podía estar con un chiquillo como tú… Eres buena gente y todo pero nada, o sea yo quería buscar la manera de agradecerte, así que quise que te diviertas, pero… tú eres un niño para mí, y yo ya tengo enamorado. Sorry, no era mi intención que te ilusionaras conmigo ¡Pucha!, de hecho que te estimo por haberme salvado, pero nuestras vidas son muy distintas. – Entonces su enamorado violentamente la tomó de sus brazos y la empezó a zarandear mientras le gritaba: - ¡Oye estúpida, estás diciendo que este mocoso era tu novio de juego! – el tipo la miró con los ojos desorbitado – ¡Acaso cree que puedes jugar conmigo! – e intentó darle una


cachetada, pero yo lo detuve la mano. Me había transformado en Poollomán. El tipo me golpeó el estómago, me dolió, era muy fuerte, pero la furia que sentía por la situación que vivía me obligó a darle un puñete que casi le arranca la cabeza y lo elevó del suelo. El tipo cayó de espaldas y se desmayó. Un diente salió disparado de su boca. Consternada, Fernanda me agradeció y se me acercó llorando a mi hombro. Yo la alejé de mí y le dije: - … ¡Por favor, no me agradezcas nunca más! No tienes que tener una relación amical, ni mucho menos amorosa con alguien solo por sentirte agradecida con una persona!... mejor me voy a mi casa. – ella miró conmovida y me preguntó: - Lo lamento Poolo, ¿pero podemos ser amigos? – Le quise responder “vete a la mierda”, algo propio del momento de rabia. Solo atiné a decirle: - Espero que cambies y dejes de ser como eres. Nunca conseguirás ningún logro ni tendrás verdaderos amigos si sigues con esta vida. Tu modo de ser puede hacer sufrir a muchas personas. Excúsame, me tengo que ir. Corrí sin voltear y volé llorando. La confianza que había alcanzado en todo ese tiempo se me había caído en unos segundos. En ese momento me empecé a preguntar si existe un destino, y si era que Dios me había destinado a no encontrar el amor. ¿Es que acaso ser bueno hace que la gente te humille? Fui torpe al caer en el error (u horror) de muchos: idealizar las modelos, a la clase alta y a una raza que no es la mía… ¡Ah!, otra cosa, la imagen extremadamente delgada y “estética” que muestran las modelos dan una imagen irreal, deformada del modelo de feminidad. Y esto, especialmente en el Perú, donde nuestras mujeres de caderas anchas no concuerdan con los estéti… esqueléticos patrones de “belleza” europeos. Por ello considero que esta onda de las modelos representa un problema social, especialmente para las jóvenes y mujeres que buscan ser bellas, sin darse cuenta que ya lo son. Para acabar, la belleza es algo subjetivo y nadie puede imponernos lo que debe ser bello o no… Como me dijo una amiga “muchas modelos – no todas – son huecas, frívolas y superficiales”. Esto es producto de una sociedad de valores invertidos que deja al final los valores vitales. Eso es todo lo que quiero decir hoy.>>

Es cierto lo que dices Poolo. Sin embargo no podrás negar que hay rencor en tus palabras.


Capítulo IX LA VIDA CONTINÚA Soy producto de lo que veo, escucho y siento. Soy un ser cuya esencia se define enteramente por lo sensorial. *** Su nombre era Fernanda de Cárdenas Freundt. Nunca la olvidaré, menos aún cuando recorro los acantilados de Miraflowers cerca del lugar donde la conocí. Fue una experiencia realmente interesante, no sé si decir enriquecedora, por lo negativa. Sin embargo tuvo algo rescatable: aprendí que muchas veces las cosas no son como uno cree, que no hay que idealizar a las mujeres, y en general, al ser humano. Viví creyendo que lo veía en la televisión era lo real y nunca me di cuenta que lo único real era yo mismo. Ahora lo único que me preocupa es saber si Fer’… perdón, Fernanda, revelará mi secreto.

*** Ha pasado ya un año desde que conocí a mi Fer’, a Fernanda. Sigo en el preuniversitario y he conocido a una hermosa chica de nombre Ariel. Ella es una antigua compañera de primaria, ex alcaldesa del C.N.M. Roberta Gonzalez de Fanny. Ella fue una de mis compañeras durante la primaria cuando estuve en sexto grado. La recuerdo bien, pues fue el mismo año que me reencontré luego de varios años con Ángel, una chica de Buenavista que había estudiado conmigo en jardín de niños, pero que se retiró un año antes que yo. No había sabido de ella hasta ese año. El punto es que las quiero mucho a ambas, pues las reencontré después de muchos años, y redescubrí en ella cualidades hasta entonces ocultas. A Ángel, como ya dije, en sexto de primaria, y a Ariel en la academia. A una la quiera como amiga, pero a la otra… yo creo que me he enamorado, y a primera vista. Un día buscando unos papeles, encontré una hoja que creí era la que buscaba, marqué el número telefónico que estaba en ella, y me contestó una dulce y fresca voz femenina: - Aló, ¿con quién hablo? - Poolo Ruiz. - … Ruiz, me suena… ¡Ah, hola! No te había reconocido. ¡Hola, hace tanto tiempo que no hablamos! Me da gusto oírte de nuevo. - ¿Disculpa, quién eres?, yo deseo hablar con Ángel. – hasta ese momento yo no la había reconocido - Mi nombre es Ariel. Aquí no vive ninguna Ángela. ¿No me recuerdas, Poolo? - ¿Ariel, la tartamuda de sexto de primaria? – entonces contestó extrañada - Sí, soy Ariel, pero no sabía que me decían así. - Lamento informártelo, olvídalo… Que tal si voy a tu casa y conversamos mejor, es que no puedo hablar mucho por teléfono. - Está bien...- contestó con algo de duda. - ¿pero tienes mi dirección? - Sí, está en el anuario. ¿Aún vives en la Brea, no? - No, me mudé a Pueblo Libertad… Y así me dio su dirección. Ese día llegué a su casa exageradamente perfumado. Cuando la vi casi… mejor no lo digo, ocurrió lo que ocurre cuando un hombre se excita mucho. Era tan hermosa y tenía una aroma… quizás eran sus feromonas, no lo sé a ciencia cierta, pero me atraía mucho. Y al momento de saludarnos yo…

***


Accidentalmente choqué su boca con la mía al momento de saludarnos. ¡Era un chico tan tierno! Parecía Harvey Parker, con sus lentes y su cerquillo que tapaba su frente. Realmente me enamoré de él a primera vista, y no ese día si no mucho antes. Desde que lo conocí en primaria me gustó mucho. Tuve enamorado, pero él sabía que Poolo me gustaba, por lo que terminó por separarse de mí. Desde que terminamos la primaria no lo volví a ver y esperaba cada día en encontrármelo. Ya había perdido la esperanza cuando recibí su llamada. Aquella noche que se apareció en la puerta de mi casa me impresionó tanto que creí ver salir plumas de su pantalón como a un pavo real galanteándose, pero estaba muy oscuro y a mí solo me interesaba su rostro. Bueno aquel roce de boca con boca pronto se volvió en beso, primero un minuto, luego otro, y cuando me di cuenta ya había pasado una hora. Yo me sentía tan apasionada con él, es que era tan romántico y detallista. Todos los días me dejaba una rosa roja, rosada o blanca en mi casa. Me escribió poemas, me recitó otros y me hablaba de literatura y filosofía (creo que esto último era lo único que me aburría). Él era encantador, en su forma de hablar, reír y pensar. ¡Era el amigo perfecto! Sin embargo cuando me dijo para ser enamorados yo acepté algo dudosa, pues le tengo miedo a las relaciones de enamorados, pero él insistió tanto que acepté. *** No veo por qué le decían muda, si bien en un principio solo me besaba y no hablaba, pronto mostró una sensibilidad e inteligencia únicas. Me contó que quería estudiar derecho en una universidad particular, y cómo es que encontró su vocación: “Yo sabía lo que quería ser desde muy pequeña. Cuando vi un reportaje sobre niños abandonados en televisión, me conmoví hasta las lágrimas. Entonces pregunté que podía hacer por cambiar esa realidad. Mi papá me dijo que para mejorar las cosas debía empezar por arreglar las leyes. Desde entonces sabía que quería estudiar leyes para mejorarlas y defender como abogada a los que más lo necesiten.” Yo quedé impactado por su sensibilidad que también tocaba al reino animal: amaba y protegía a los animales. Ella me enamora con sus “te quiero”, “te amo”, “te adoro”, entre otras palabras afectuosas. Me derrite con sus besos en la mejilla, ¡tan suaves y húmedos!, y me encantaba cuando me dedicaba canciones. Me regaló libros de filosofía que había buscado por años y me regaló un DVD original con la película de Flyman con un libro (también original) de Harvey Parker. Estaba tan emocionado con esta relación, sentía que sería para siempre, pero luego de un tiempo me he empezado a sentir mal. ¿Qué me pasa? Por fin tengo alguien que me ama de verdad, no como Mariel (qué ironía que sus nombres sean parecidos). Ella me quiso desde antes que yo empezara una relación con ella, desde que me conoció en el colegio, pero en realidad creo que no estoy enamorado. Me había ilusionado con la idea de tener de nuevo enamorada, y una que me amase con la sinceridad de Ariel, y conforme la ilusión, intensa en un principio se fue desvaneciendo, su presencia y sus besos ahora me incomodan. Ya no siento la misma atracción por ella. Intenté amarla por un tiempo, no merecía que tanto amor suyo se desperdiciase, pero ya no aguanto más, es engañarla a mí y a ella. La conciencia me atormenta diariamente y ya no siento la alegría del principio. ¡Por fin una chica me ama, pero yo no la amo! ¡Por qué me pasa esto a mí! A pesar del dolor he tomado una decisión…

*** Poolo estoy tan enamorada de ti y me preocupa verte tan callado y serio, más de lo normal. No sé que te pasa, espero que no sea nada malo, no quisiera verte sufrir. Hoy me llamaste y dijiste que venías a mi casa, te estaré esperando hasta que vengas, verte me hace feliz.


*** Poolo toca el timbre de la casa de Ariel. Sus perros ladran. Ella sale. - ¡Hola Poolo! ¡Qué alegría que hayas venido! - Hola Ariel. – dice Poolo desganado. - ¿Te pasa algo querido? – pregunta Ariel con su ternura acostumbrada. - Sí. Tengo algo que decirte. – Poolo parece ido, como un cadáver en vida, mirando al suelo con un tono de voz casi inaudible. - ¿Qué tienes que decirme Poolo? – dijo con suma preocupación. Poolo derramó una lágrima que cayó al suelo. - He venido a terminar contigo… Lo siento… son cosas mías, tú eres perfecta (aunque suene trillado). – Ariel, conteniendo el llanto con un equilibrio admirable le contestó, con una calma que ocultaba su dolor. - Está bien, si así eres feliz, está bien. Solo me importa que seas feliz. Ambos se abrazaron y derramaron varias lágrimas. - Te pediría que seamos amigos, pero sé que las cosas ya no serán igual. - Siempre te querré Poolo, no importa si te alejas de mí… - Gracias por todo. – y ambos repitieron en su mente esta última frase. Ambos se soltaron sin mirar atrás, y tomaron sus caminos. Poolo empezó a correr y se transformó en Poollomán y voló hacia el mar. ***

Dos años después ya he superado lo de Ariel, sin olvidar lo bueno que viví con ella. Pero ahora empieza lo mejor. Ángel y yo somos grandes amigos. Salimos al cine juntos, conversamos por horas, nos contamos nuestras confidencias, ¡somos cómo hermanos, cómo compadres! Y una vez nos besamos jugando. Pero no se confundan, por el momento no deseo tener enamorada, el beso no pasó a ser nada serio. A veces creo que ella sería una excelente esposa, es que además de lo que ya dije, es la chica con la que he pasado más tiempo, la que más me ha soportado, la que me quiere como soy. Me pregunto si algún día seremos más que amigos. *** Hoy es mi primer día en la academia ADONIS. Mi siquiatra una vez me dijo que de esa academia solo salen “terrucos", pero a mí eso no me importa. No le creo a mi doctor, no porque sea mentiroso, si no porque desde que estuve sicótico, he decidido no creer en todo lo que me dicen, al menos que lo compruebe, para evitar ser engañado. La experiencia será mi mejor garante.

*** Poolo entra a su academia y sube al undécimo piso, sin ayuda de ascensor por una escalera de caracol. Queda extenuado y mareado. Entra a su salón y recibe sus clases, y junto con ellas conoce a personas que cambian su perspectiva del mundo. Y meses después… “En esta academia hay todo tipo de gente: ¡Marxistas, anarquista – o anarcos como le dicen, aunque está mal dicho -, cristianos – católicos, evangelistas, pentecostales, etc. -, judíos, góticos, punk… y emos! ¡Y yo que pensaba que solo existía gente como yo y pirañas!


Creo que ahora tomaré lo que los marxistas llaman “posición de clase” y mi tendencia filosófica. A partir de hoy seré ecléctico (por conveniencia), con tendencia al existencialismo, y arribista descarado (claro, lo de arribista lo digo en broma). Me he dado cuenta de varias cosas: 1º: La depresión es una enfermedad de clases medias y altas – muy rara vez se da en las clases pobres hasta el punto más alto -, por lo que me avergüenzo de haberla tenido. 2º: El existencialismo es relativo: no todos los hombres son libres o un cúmulo de posibilidades ilimitadas. Muchos, la mayoría, son subyugados por la pobreza del sistema en que viven, lo que les crea una especie de destino del que es casi imposible escapar. Solo unos pocos con suerte y mucho trabajo logran escapar de su realidad. Para ejemplificar: un niño de un asentamiento humano es muy poco probable que estudie en una universidad estatal y sea ingeniero. Y mucho menos logrará estudiar por medio de una entidad particular, pues al no tener ni dinero, ni buena educación no puede postular a una. Tampoco puede casarse con la modelo de moda, no por ser muy distintos como seres humanos, si no por estar alejados socio-económicamente. Esa patraña de los medios de que con amor todo se puede es una cruel mentira. El amor entre razas es posibles, mas no el amor entre clases. Que yo haya estado con una modelo es meramente fortuito. No es algo normal, las circunstancias me favorecieron. Además no todos son Poollomán (no se ofendan, es un chiste).En cambio un rico, si tiene infinitas posibilidades pues tiene el dinero para estudiar o escoger el trabajo que quiera. Él sí se angustia sobre su existencia (filosófica, claro), el pobre se preocupa más por sobrevivir. Así que te equivocaste mi querido Sartré… ¡Claro, ustedes los existencialistas no eran pobres, al menos no en un principio! Volviendo a la academia, hoy debatí con aquel conocido con el apodo de “el alumno cargoso”. Este es un alumno, que haciendo honor a su apodo, interrumpe las clases con sus disquisiciones, comentarios y preguntas complejas de filosofía. La gente está harta de ello, y aunque yo creo que no está mal que participe, creo que se le va la mano, pues se altera y se pone grosero con los profesores. Cuando estos lo interrumpen para continuar la clase o cuando lo contradicen se pone muy agresivo e insolente. A veces creo que es muy soberbio y solo participa para llamar la atención. Pero hoy lo dejé con la boca cerrada: -

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El marxismo como doctrina es irrefutable, la lucha de clases es la única solución para derrocar la burguesía y se dé la dictadura del proletariado que creará el “reino de la libertad”. – dijo él con su altanería de siempre. ¿Disculpa, puedo dar mi opinión?- dije, y el muchacho se enfureció. ¡¿Por qué interrumpes?! – bramó el tipo de dientes torcidos. Solo quiero dar un aporte…- continúe yo sin atemorizarme. ¡¿Pero por qué interrumpes?! Todos tenemos derecho a aportar en clase. – dije yo tranquilamente. ¡Pero…! Joven, deje hablar a su compañero.- interrumpió el profesor. ¡Usted no se meta!- contestó malhumorado el insolente de cabellos largos y acné severo. Entonces la clase se levantó en protesta y lo hicieron callar. Entonces empecé mi arremetida. Disculpa, ¿por qué crees que el marxismo es infalible? Porque se basa en un riguroso análisis científico. ¿Pero eso no es dogmatizarlo como a una religión? Sí, peroo…


Y Marx no decía que “la religión es el opio del pueblo”. Eso me recuerda cierta vez que le preguntaron a Marx si era marxista, y el dijo que era científico social, y de esta forma quería que quede claro que él no quería dogmatizar su doctrina. - … Pero como dice Mariátegui esta religión sí es válida. - Él se refería al término religión como apasionamiento por la doctrina, no dogmatización. Además, ¿acaso existe una religión verdadera y única? Contesta – le increpé con seguridad inaudita en mí. - …no pues, pero… - ya empezaba a dudar el de la espalda ancha. - Por último, ¿si el marxismo se basa en la ciencia decimonónica, una ciencia menos avanzada que la nuestra, y que como toda ciencia es falible, no está acaso sujeta a error a un cuestionamiento, y por ende también la lucha de clases? Además, si no existe una cultura superior a otra, mucho menos existe una ideología superior a otra… - ¡La lucha de clases es irrefutable pues se basa en una ley universal de lucha y unidad de contrarios!! - Así, es. Podría criticar esa teoría alegando que está basada en una vieja noción de lucha del filósofo griego Heráclito, pero sería injusto criticar esta noción sistematizada por Marx, solo por su antiquísimo origen… - ¡Ves, no puedes refutarla! - Sin embargo propongo otra cosa: ¿acaso el término contrario, antónimo, no es creación del hombre? - Sí, ¿y? Yo creo, no, yo estoy seguro que el término contrario fue usado por el hombre en primera instancia para diferenciar cosas simples que en su vida diaria veía, como el día y la noche. Luego fue usado contra otros hombres por sus diferencias para convertirlos en sus enemigos. Así que en la vida las cosas no son contrarias, esa es una arbitrariedad del hombre. Las cosas, los entes del universo son solo DISTINTOS, mas no CONTRARIOS. El electrón no lucha contra el protón, solo se relaciona. El hombre de color de piel distinta, no es tu enemigo, no es tu contrario, es solo distinto. Y en el caso del hombre somos en general casi iguales, solo nos diferenciamos en pequeñas cosas… - ¡Pe-pero eso no soluciona la lucha de clases!... – titubeo el manganzón. - En todo caso si el hombre, siendo un animal en alto grado de evolución y poseyendo un cerebro maravilloso de infinitas posibilidades, no es capaz de hallar una solución fuera del derramamiento de sangre es porque no ha evolucionado lo suficiente aún. En caso contrario dejará de ser un simple ANIMAL racional, y evolucionará y pasará a ser un nuevo superhombre, y no al superhombre individualista de Nietzche, si no, a uno social y caritativo, uno humanista, que de verdad se gane el derecho a llamarse humano! La clase aplaudió, incluso los Marxistas, y el cargoso se quedó boquiabierto y no le quedó más que felicitarme y darme la mano: - Eres el primero y el último que me gana. – me dijo más tranquilo.” -

En realidad las cosas no terminaron exactamente de esa manera tan cinematográfica. Poolo se dejó llevar otra vez, como en los viejos tiempos, por su imaginación. Ciertamente el cargoso se quedó callado, avergonzado sin felicitarlo. Y la clase, que era en su mayoría marxista lo abuchearon, especialmente las mujeres. Lo bueno que él no se avergonzó y siguió adelante con sus teorías extravagantes. Un año después ingresó a la Universidad Nacional de San Mateo a la carrera de filosofía, la que siempre quiso. La filosofía era su pasión. En un principio adolescente existencialista; ahora, ecléctico pragmático. Allí conoció a la mujer que cambiaría su vida y no por medio del amor.


Capítulo X SOFÍA … Y pensar que hace dos años era una chica alienada, materialista en el sentido vulgar de la palabra, para se exacta, una capitalista, pensando en ser modelo para ganar mucha plata. Mi meta en la vida era tener como novio a un gringo e, irme a vivir a Miami con él y gozarlo hasta que se muera y quedarme con toda su plata. Mis padres me dieron la mejor educación, sin embargo, yo solo pensaba en fiestas en Asia junto a modelos con Fernanda de Cárdenas. Esa pobre loca acabó en una clínica a punto de morirse por sobredosis. Yo estuve cerca pues ya una vez había consumido éxtasis… pero eso era antes. Recuerdo cuando pasábamos frente a la San Mateo, con el carro de mi papá. Yo me horrorizaba al ver la clase de gente que iba a las estatales. “¡Qué mal gusto para vestir, aghhh!”, pensaba. Qué tonta era. Ya tenía todos mis papeles listos para estudiar en la Universidad Apostólica del Perú (la universidad privada más prestigiosa del país), pero algo ocurrió: conocí al chico que cambiaría mi vida. Conversando por messanger, me enamoré de un norteamericano metido en el marxismo. Cuando supe que seguía esa ideología me horroricé, hasta que lo conocí en persona. Yo me enamoré de él, solo porque era rubio como yo. Tenía un aspecto de burgués capitalista pero el alma de un proletario de los soviets. Él me introdujo en la doctrina, en la lectura de el abuelo Marx (El Capital, mi Biblia), de Lenin (Materialismo y Empirocriticismo), Engels (La Dialéctica de la Naturaleza), Mariátegui (Defensa del Marxismo). Pronto sufrí una metamorfosis inversa a la de Gregor Samsa: dejé de ser un bicho deshumanizado por el capitalismo y pasé a ser un verdadero ser humano. Dejé de ser esa blonda niña de cabeza hueca, y me transformé en una mujer de corazón revolucionario. Decidí (en secreto), por recomendación de mi enamorado, estudiar en la academia ADONIS e ingresar a San Mateo. En la academia, mis profesores de filosofía e historia (todos marxistas), me inspiraban y motivaban a seguir con mi ideal de cambio, a la salida debatía con ello sobre temas sociales y de actualidad política… ya estaba decidido, iba a estudiar filosofía. Cuando mis padres se enteraron de mi decisión, casi les da un ataque cardiaco, pero al final aceptaron pues yo aún soy su engreída (y porque les mentí diciéndoles que iba a estudiar ballet a la UNMSM, y que este era el sueño de mi vida). Sin embargo, el resto de mi familia se horrorizó al ver como una Lope de Romaña Pardo se iba a estudiar a San Mateo, una estatal. ¡Hipócritas prejuiciosos, por suerte yo dejé de ser parte de esa clase! Cuando querían convencerme de desistir, ya era demasiado tarde. Yo ya había ingresado en primer lugar en mi carrera, y el vigésimo en el cómputo general. Luego cambié mi nombre de Rebeca a Sofía, un nombre que denota sapiencia, pues significa literalmente sabiduría en griego, y yo amo la sabiduría… la verdadera sabiduría. Esa no es toda la historia. El día que ingresé, corrí emocionada pensando que ese era el primer paso para que yo logre la revolución socialista en el Perú.


Pero al cruzar por el Malecón de Miraflowers, fui atropellada por una mujer ebria que me lanzó de la vereda al abismo, para luego caerme hasta llegar a la costa verde… no había perdido el conocimiento, pero sentía que moría. Mas mi deseo de vivir para logra una República Democrática Socialista, me dio una fuerza insospechada por mí y me levanté del suelo. Ya no sentía dolor. Sentí que podía volar y volé, volé muy alto, muy rápido. Podía percibir la sensación del viento empujando mi rostro por la velocidad. ¿Era un sueño? Claro que no, lo sabía desde el principio. Bajé a la tierra donde estaba el auto que me atropelló, lo busqué y lo volqué de un solo golpe. Saqué la puerta y reconocí a la mujer: era Rosa Carvallo, una dueña de mineras que explotaban campesinos y contaminaban ríos. Me sentía iracunda porque me había atropellado y ahora que sabía quién era y que hacía, me enfurecí más hasta que la furia me cegó y sin querer lancé un potente rayo verde de mis manos al carro que lo hizo explotar con la tipa en el interior. Me asusté un poco pero no me arrepentí, recordé que la violencia era partera de la historia. Pensé “ahora que soy una superhumana puedo hacerlo todo, estoy sobre el bien y el mal. Estas serán las primeras gotas que derramen en nombre de la revolución.” Luego de unas horas regresé a mi casa. Mis padres habían salido a una fiesta en su casa de Asia como siempre. Me vi en el espejo y era como una hermosa ave de estilizada figura antropomórfica. Con un largo pico amarillo, plumas azules, cola de pavo real, plumas de este mimos animal en la cabeza, patas de ave pequeña y unas grandes alas rojas que, hago aparecer y desaparecer con solo desearlo. Ahora que estudio en la universidad, por la noche practico usando mis poderes. Además del vuelo he mejorado mi lanzamiento de bolas de energía (chakra), como en aquellos dibujos japoneses que no sé como le dicen (ni me interesa saber, hay cosas más importantes), ya domino el vuelo supersónico (aunque suene fantasioso). Pienso mejorar más mis habilidades. Lo haré para lograr tu sueño, Ocean, mi amor. ¡Tu muerte no será en vano! Últimamente un tal Poolo me parece sospechoso, algo oculta… Bueno. Finalmente con este poder y esta conciencia de clase soy Sofía, la nueva Sofía.

***

Esa tal Sofía se parece mucho a mí, pero no tiene ni un solo grano, no tiene secuelas de acné, es blanca, rubia, de ojos verdes y usa lentes como yo… creo que en realidad no se parece mucho, pero si es que se parece es una versión físicamente mejorada de mí y en femenino… Es muy guapa… me gusta, pero no como para enamorarme, pues es muy sabionda y socialista a ultranza (no quiero parecer intolerante… aunque admito que lo soy un poquito), ¡eso no es lo mío! Todo extremo es malo. Además es mi competencia, es la mejor alumna de la carrera. Es demasiado inteligente para mi gusto. Cambiando de tema, esta noche iré a patrullar la ciudad.



Capítulo XI EL ORIGEN DE TODOS LOS MALES Poolo luego de salir a la universidad se dirigió a la zona más brava de Victory, el distrito con mayores problemas de delincuencia de la capital. Sin saberlo, Sofía lo sigue. Él se transforma en Poollomán y empieza a volar. La atractiva muchacha rubia sin ser advertida aún por Poolo ve todo ese espectáculo. - Así que él también tiene poderes, quizá me pueda ser útil en el futuro para mis planes revolucionarios, si es que lo convenzo. ¡Valla que me sorprendes Poolo! – dice maliciosamente en voz baja, oculta en un oscuro callejón. - ¡Qué veo! Una mujer está siendo atacada por un pandillero. ¡Hijo de la barbarie! Es hora que Poollomán vaya al poollo-ataque. – dice nuestro héroe con su natural vehemencia y, ni lento ni flojo se lanza en picada, a toda velocidad, contra el asaltante. Poollomán lo enviste y lo hace caer al suelo violentamente. Lo golpea y luego de varios golpes lo deja algo ensangrentado en el suelo. Recoge el bolso de la mujer y se lo entrega, pero esta al ver su aspecto, sumado al susto del robo, huye en estado de shock. - ¡Otra que se va sin agradecer! Bueno, no importa. “El bien por el bien”, como diría Kant. – dice resignado. Toma al pandillero inconsciente por los golpes y si lo lleva de un salto a la comisaría más cercana y lo deja ahí. Vuelve a ser Poolo e ingresa junto a el malhechor a hacer la denuncia, mientras oculto su rostro bajo una gorra y lentes oscuros. Como ya es conocido, su odio a los delincuentes hace que se quede a observar “como encierran a esa escoria”, tal como el dice, sin saber que esto le haría cambiar su punto de vista hacia la delincuencia. El delincuente miró fijamente a Poolo mientras lo esposaban, y le dijo: - Siempre luchas con los pobres, conchatumadre. Yo soy ladrón por necesidad, no tengo que comer. ¡Si soy así soy, es producto de esta sociedad de mierda que no da oportunidad! Hay tíos en el congreso que roban miles de veces más que yo, y esos cojudos nunca pagan cana. - ¡Cállate carajo! – gritó un policía mientras empujaba al joven carterista. - ¡Espere oficial! – dijo Poolo. – quiero oír que más quiere decir. - Está bien joven. – respondió el policía, luego se dirigió al pandillero- Habla que te dan la oportunidad - Si pe’, esas basuras de los congresistas nunca pagan cana. ¡Y tú me cagas a mí! ¡Sé conciente pe’ varón! No me cagues así, hazlo por mi madre aunque sea… - Quizás ya había oído cosas parecidas antes por televisión. Quizás el ladrón lo haya dicho por pura desesperación, pero tenía razón. Él nunca había oído esas ideas de esa forma, este descendiente de Caco parecía decirlo de corazón. Fue entonces cuando Poolo pensó que los ladrones no eran el problema, que había un monstruo más grande de está de todo esto, un monstruo invisible, el verdadero origen del problema… ¿Era acaso la política, la sociedad o la economía del país, del mundo? Era todo, entonces recordó uno de eso tecnicismos marxistas que tanto odiaba oír en la academia. ¿Acaso era la superestructura y la estructura? Según el recordaba toda sociedad tiene una base económica que es la fuente de todos sus problemas y/o ventajas. Fuera de estas ideologías violentistas, había una verdad objetiva: un pobre que no tiene que comer mientras no sacie su necesidad o consiga dinero para hacerlo, no podrá pensar en otra cosas tales como Dios, la moral, o Kant, Sartré o Marx. <<Por eso es que los pobres roban, y porque hay tanta necesidad hay tanta delincuencia>>, pensó Poolo. <<Pero, ese pandillero no se veía tan pobre… sin embargo es probable que venga de un hogar violento con mala educación… si el estado diera más oportunidad a los jóvenes, mejor educación, más trabajo, o al menos hubiese dado las bases materiales para que sus


padres lo eduquen bien, quizás todo fuera distinto. Mis padres eran pobres cuando llegaron a la capital, a pesar de eso tenían fuertes valores morales… pero son uno de los pocos casos raros, no todos pueden ir contra la corriente, es muy difícil. Los gobiernos deberían hacer algo, la economía debería distribuirse mucho más equitativamente. >> Él, Poollomán se había dado cuenta de una gran verdad, <<sí eso es>>, sin embargo no encontraba la solución al problema de cómo cambiar la sociedad desde sus bases, por lo que se angustió en extremo. Luego se sintió tan impotente que la rabia lo empezaba a transformar nuevamente. Se apuró y retiró la denuncia. - ¡¿Joven, está seguro de lo que va a hacer?! Este es un delincuente ranqueado. - Sí… - musitó Poolo, él ya no quería hacer nada y se fue. - ¡Carajo suélteme!- y el pandillero se zafó desesperadamente, escapó corriendo hasta estar fuera de vista, mientras los policías intentaban detenerlo. Poolo salió de la comisaría cabizbajo y deprimido, mientras un policía le gritaba: - ¡Si no hace la denuncia y recapturamos al delincuente tendremos que soltarlo en veinticuatro horas! Pero él estaba sumido en sus pensamientos y fue como si no hubiese oído nada. Empezó a correr contrariado. Sofía que lo había seguido todo el tiempo, presenciando el espectáculo gratuito notó la debilidad sentimental del joven antropo-ornito y empezó a maquinar como usarla a favor de ella.


Capítulo XII MÁS DUDAS, MENOS CERTEZAS -

Hace minutos, se ha suscitado una desgracia. Ha ocurrido un huayco en la entrada del distrito de Chochica. Se estima que aproximadamente hay 9 muertos y 3 desaparecidos. Así informó una prestigiosa radio de la capital este desastre natural. Mientras tanto, Poolo escucha muy atento. Él ya había decidido olvidar sus dudas y seguir ayudando a la gente como Poollomán, así que partió muy seguro. - Realmente nunca he estado seguro de nada, y ahora menos. ¡Cómo decía Arcesilao el escéptico: <<Sólo sé que nada sé y aún esto no lo sé a ciencia cierta>>! – así pensaba mientras volaba al lugar de los hechos. Luego de una hora de vuelo a toda su capacidad llegó al sitio, y ni bien aterrizó oyó: - ¡No queremos tu ayuda héroe de los ricos! ¡Encierra-pobres! ¡Nunca estás cuando se te necesita! – al hombre se le empezó a quebrar la voz - ¡A ver, dónde mierda estabas cuando el huayco sepultó a mis hijitos! Poollomán intentó no hacer caso de lo que le decían, sin embargo no pudo dejar de sentirse como una basura. Aquella noche a pesar de sus sobrehumanos esfuerzos no pudo rescatar a nadie vivo. A pesar de todo ello, él decidió seguir ayudando mismo pollo terco, “aunque le quemen el pico”. Pasaron los días y la universidad – a la que faltaba por su labor de héroe -, y sus intentos fallidos de salvar gente lo agobiaban. Para no desaprobar sus materias a veces no dormía por semanas, ¡sí, por semanas! Ya no se daba abasto, ni para su carrera de filosofía, ni su vocación de superhéroe. A pesar de su poder sobrehumano, en el fondo no dejaba de ser solo un muchacho que quería vivir su vida y ser feliz. Estaba a punto de la locura… nuevamente. Una tarde en San Mateo mientras daba un examen, divisó por la ventana de su salón un incendio. Decidió salir, pero hubo un problema. El profesor del salón no le permitía salir, lo que lo retrasó unos veinte minutos vitales. Totalmente fuera de sí por su estrés y su necesidad de salir, se descontroló y empujó al profesor violentamente. Este cayó, se golpeó la cabeza con la pizarra que le cayó encima, sin daños mayores. Poolo sin ver lo que había hecho ya había corrido a volar. - ¡Mi hijo! ¡Mi hijo! ¡Ay Dios!... ¡Auxiliooo! ¡Auxilio! ¡Ayyy! – gritaba y sollozaba una mujer desesperadamente, pues los bomberos no podían salvar a su hijo. Entonces Poolo que ya era Poollomán, entró dando un colosal salto al tercer piso y buscó al bebé. Lo encontró de inmediato y salió antes que el techo se derrumbara. Se había quemado gran parte de su cuerpo al entrar y pasar por las llamas, eso le causó un dolor indescriptible, pero su poder de regeneración lo alivio de inmediato. Entregó la criatura a su madre, creyendo que al fin daba una de nuevo. No pudo evitar sonreír. Esta también se emocionó, pero de repente entró en un estremecedora mudez. - Al menos gracias, ¿no? – dijo Poollomán algo burlón. Entonces la mujer gritó y acalló los aplausos al héroe: - ¡Aaah! ¡Ay! ¡Dios mío! – y empezó a golpear a Poollomán - ¡Maldito imbécil, maldito inútil! –continuó luego con furia - Nunca llegas a tiempo. ¡Si hubieras llegado antes hubieras salvado a mi hijo! ¡Nunca estás cuando te necesitan, héroe de ricos, encierra-pobres!


Poollomán se quedó en shock. El niño había muerto. Había inhalado demasiado humo. No era más que materia inerte, y con él, había muerto la esperanza de Poolo de ser un gran héroe, como su mentor ficticio, Flyman, tal como lo había soñado siempre. Al final no lograba hacer ni una ni una ni otra cosa bien: la gente le había perdido la poca confianza que había ganado con mucho esfuerzo. Él solo empieza a llorar, estalla de rabia, pero no contra la mujer, ni contra el profesor o la gente, es contra sí mismo. Entonces profiere un grito que más parece el rugido de una bestia mitológica: -

¡Maldita sea, Dios mío, si es que existe en los cielos porqué me diste estos poderes, si al final de cuentas solo soy un simple hombre! ¡¿Qué, no ven?! ¡No puedo estar en todas partes, no puedo ser omnipresente como Dios! ¡No puedo estar en todas partes! ¡Maldigo a Dios por darme estos poderes! ¡Maldigo al mundo, maldigo la naturaleza, y a la humanidad! ¡Me maldigo a mí! ¡Maldito yo! ¡Aaargh! ¡Aaay! ¡Maldito yo!

La gente que estaba aterrada viendo como de su cuerpo salía pequeños rayos verdes, y como sus pupilas brillaban como la de una bestia en la noche, solo atinaron a callarse. Ni bien acabó de decir esto salió disparado como un rayo que va de la tierra al cielo, disparado literalmente como un cohete por un chorro de ectoplasma – materia de la que dicen algunos que está hecha el alma -, que tumbó al suelo a los presentes. Empezó a acelerar cada vez más hasta llegar a la velocidad de la luz, ardiendo en llamas y luminosidad. Salió de la órbita terrestre. Él era un cometa por dentro y por fuera. Solo deseaba desfogarse, gritar, morir. Llegó a alcanzar la luna, donde giró alrededor de la misma, regresando a la tierra. Su mente estaba en blanco, solo se dejó caer. Cayó en el desierto de Arizona en EE UU, formando un cráter de 300 metros de diámetro por 15 metros de profundidad. Ahí se desmayó, y volvió a su simple aspecto, estando en este estado por una hora. Sin sospechar que nuevos eventos afectarían su vida. *** - Oh my god! That is the FENIX – 01? – dijo sorprendido un militar estadounidense al ver su radar. ¿Habían encontrado algo que era su creación? Su compañero le dijo entonces en inglés: - ¡Imposible, ese proyecto fracasó en los ochentas durante la guerra fría! - ¡Vamos! Así ambos notificaron a todo su cuartel y partieron en sus yipes, tanques y helicópteros. ¡Era un despliegue casi de película de acción! El contingente militar se detuvo en el cráter de donde recogieron el cuerpo desnudo de Poolo (estaba desnudo pues sus ropas se había pulverizado por la fricción del viaje). En un laboratorio le inyectan adrenalina y testosterona, inmediatamente su cuerpo reacciona y se transforma en Poollomán. - En efecto, es el FENIX - 01 –dijo un científico mientras lo veía. ¿Pero cómo es que Poollomán sea un proyecto de EE UU? ***


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En realidad, solo en parte estimados amigos. FENIX – 01 fue un proyecto mediante el cual, en las vacunas post natales de diferentes países tercermundistas, se colocaron genes transgénicos, un mutágeno químico. Esto con el fin de probar con seguridad los efectos secundarios de este componente que serviría para convertir en súper hombres a nuestros soldados. El proyecto fracasó. Hubo varios muertos, pero los gobiernos de eso países, en complicidad con el nuestro, ocultaron dichos sucesos. No hubo resultado aparente en los niños que sobrevivieron, por lo que se abandonó la investigación… hasta hoy que encontramos este ser, que coincide con una de las posibles apariencias que podría tener el individuo transformado. Así es que, caballeros, lo usaremos en principio como arma de guerra, ya no contra la URSS, como en la guerra fría, sino para obtener por la fuerza el petróleo de medio oriente y así controlar las reservas mundiales de crudo. Bueno, eso es todo por el momento. Le informaré sobre nuevas órdenes. – Este fue un informe que pronunció el general de la base de Arizona a sus superiores. Una vez que se quedó solo fue a ver a Poollomán que estaba en una cápsula de un polímero impenetrable, más fuerte que el titanio. Mientras lo veía se sorprendía de su aspecto y empezó a pensar en voz alta: Es realmente curioso… ¡Qué digo curioso, increíble! Este debe individuo debe tener algo verdaderamente especial en su interior, en su composición genética, pues no solo sobrevivió al químico, si no que fue el único que desarrollo el poder. ¿Cuál será su secreto, el secreto de su poder? Pronto lo averiguaré, y si es necesario los descompondré célula por célula para obtener ese secreto y usarlo en bien de nuestra gran Nación, y la libertad.

Y en efecto así era. Lo principal en Poolo, en Poollomán, no era lo externo, que era secundario, si no lo interno. *** -

¡Señor, FENIX – O1 ha escapado! ¡Oh shit! ¡Cómo, si el área 51 está a 100 pies bajo tierra! ¡El individuo despertó repentinamente y destruyó todo el laboratorio lanzando bolas de energía brillante y verdosa de sus manos, que abrieron un forado hasta el exterior! ¡Fue increíble, y a la vez aterrador y….! Los detalles no importan ahora, hay que capturarlo. ***

<<Tengo que huir. ¡Caray! Estos norteamericanos deben creer que soy un extraterrestre o algo. Es hora de actuar, es hora de probar el vuelo supersónico. >> Así pensaba Poollomán mientras huía volando a toda velocidad de sus captores. Estaba tan asustado que por un momento olvidó sus penas y frustraciones, sabía que solo esa gente podía hacerle daño, y temía por su vida, como alguna vez temió mientras era asaltado. Así que acomodó sus alas un poco hacía atrás formando una v con ellas, emulando las alas de un F-16, colocó su cola de plumas igual a la de este avión, y escondió su cola de dragón entre las piernas, encogió las piernas, y puso su pico lo más recto y firme posible. Entonces, y solo entonces, lanzó con toda su furia y miedo un chorro de ectoplasma, que lo impulsó como a un verdadero jet. Ninguna hazaña aérea anterior se comparaba a esta, por fin sabía lo que era la velocidad, y la libertad absoluta. Sentía el viento en su rostro con tal fuerza que casi no le permitía mantener el cuello derecho.


¡Era increíble! Por un momento se olvidó de todo y fue uno con la velocidad. Fue una situación inefable ¡Si un filósofo existencialista demora años en definir la nada, cómo un simple escritor podría definir el todo! Y la velocidad lo era todo para él. Vio el mar más bello y destellante que nunca. Dio la vuelta al mundo en menos de una hora y llegó al Perú. Al llegar a su casa, agotado y sin fuerzas, recordó todo lo vivido. Pasó del todo infinito al vació absoluto. Lloró de impotencia, por todo lo que le había ocurrido, y así lo hizo por horas hasta que se durmió.


Libro IV Lucha de Contrarios


Capítulo XIII POOLLOMÁN VERSUS SOFÍA: SU BATALLA FINAL ES SOLO EL COMIENZO Un superhéroe no construye hospitales, un superhéroe no puede estar en todas partes. No puede detener a todos los ladrones, y si los detiene, ¿cuántos son realmente culpables de su situación? Un superhéroe no cura la depresión, no soluciona la pobreza, no les quita el hambre a los niños, no cura el cáncer ni paga la deuda externa. ¡En la práctica no cambia nada, solo destruye su vida propia, creando falsas esperanzas en la gente!... no cambia realidades, no salva el mundo… y lo que es peor, un superhéroe no devuelve la vida ya perdida. No es un dios, es un simple hombre, por más poder que tenga. Y así soy yo. ¡Los superhéroes no existen, y los verdaderos héroes son los que mueren!... Ya no soy Poolo, ni quiero ser Poollomán. *** Destrozado por los acontecimientos ocurridos recientemente en su vida Poolo decide regresar a la universidad, quizás a refugiarse en los estudios, sin saber lo que le espera. Mientras, Sofía lee los titulares : “POOLLO FRITO: POOLLOMÁN QUEDA TOTALMENTE DESPRESTIGIADO AL NO SALVAR POR ENÉSIMA VEZ A UNA VÍCTIMA”. - ¡Ajá! - piensa ella – Este muchacho debe estar totalmente depresivo, conociéndolo es obvio que es así. Es momento de ejecutar mi plan. *** <<Estoy nervioso, tengo que pedirle disculpa al profesor por el empujón que le di e inventar una buena excusa para justificar mi comportamiento. ¡Válgame la redundancia, sí que estoy fregado! >>, piensa. Al llegar a su salón de clases es llamado a la oficina del rector: - Joven Ruiz Willshes, lamento informarle que por su pésimo desempeño en los últimos meses, y la agresión al decano de filosofía, se ha decidido por votación unánime del Concejo Estudiantil y el decanato, expulsarlo de esta universidad. - ¡Pero Señor Rector!... - Lo lamento mucho, pero el decanato de su facultad, el concejo estudiantil y yo ya hemos tomado una decisión. – respondió tajantemente el anciano rector Luis Torcido. Poolo se sentó resignado, tomó su rostro como siquiera arrugarlo como una hoja de papel, suspiró haciendo ruido con los labios. Luego se paró, y más calmado dijo: - Disculpe, ¿eso es todo? - Si, así es joven. Se puede retirar. Ya el joven estaba a punto de salir, cuando se detuvo en seco de manera exagerada, y regresó donde el decano a decir: - ¿Me permitiría hacer una acotación?... El rector junto sus manos sin moverse de su asiento y contestó: - Si no va demorar mucho, no veo el inconveniente. - Gracias. Bueno, con el debido respeto quisiera decir que… estoy verdaderamente jodido.


Al rector, que era achinado por la vejez, se le abrieron repentinamente los ojos de la sorpresa. Poolo pidió permiso para salir y el rector que estaba atónito solo hizo un gesto mientras repetía <<está bien, está bien>>, en voz baja. Luego de estas sabias palabras de un joven, que por haber perdido la esperanza, también había perdido la vergüenza, nuestro loco muchacho salió de la universidad. Era la primera vez que hablaba con tanta sinceridad. Al cruzar la puerta surrealista – pues solo era un marco de concreto, a raíz de la construcción de una obra municipal -, decidió pasar la pista. Pero lo haría sin ver, dejándose morir. No se transformaría e intentaría inhibir todos sus poderes para poder morir como un hombre, uno derrotado. Así sería para no ser nunca más Poolo, ni mucho menos Poollomán. Una lágrima se deslizó por su mejilla. -

*** Este bebe no llora doctor. Revisen sus signos vitales. – dijo un obstetra a una enfermera. Sí, está vivo. ¡Que criaturita tan curiosa, no lloró ni con la palmada que le di!

Pasarían algunos años y este niño crecería… -¡Hijo, cuidado! – dijo su padre al niño. El niño cayó de la bicicleta y se hizo un pequeño corte en la mano. No lloró. - ¡Qué fuerte eres hijo! El niño llegó a adolescente y se sentía muy mal, quería llorar. Su madre al ver que sufría le dijo preocupada: - ¡Hijito, por qué no lloras! Llora no más, si quieres. – El muchachito respondió desesperado: - ¡No puedo mamá! Siempre he querido llorar, pero nunca he podido. No sabes como envidio a las mujeres por eso. Y no sabes como se acumula… - bajó la voz - … se acumula. – la madre lo miró extrañada. - ¿Qué se acumula hijo? - Nada. – Huyó a su cuarto donde podría evadirse de la mirada inquisidora de su madre. Allí se metió a su cama y apretó fuerte el rostro con la almohada, como queriendo desaparecer. Mientras esto hacía, él se decía en su mente: << ¡Se acumula la rabia, la pena, la alegría! ¡Estoy condenado a ser mi propio represor! >> Pronto la pena, la alegría, y la rabia serían solo rabia, y la rabia se volvería ira, furia, locura. Este condenado jamás lloró, y es probable que no llorara nunca de no ser por ese accidente que lo hizo renacer, escapar de la prisión de su mente que encadenaba su alma. Al despertar de su coma lloró por todos los años no llorados. Lloró con sus padres, y luego que se fueron, lloró al anochecer. Lloró dormido y al despertar. Lloró hasta que los ojos se le secaron como pasas. Sus ojos cansados tardaron un poco en recuperarse del esfuerzo, pero estaba feliz, en paz, pues por primera vez pudo disfrutar ese doloroso placer de llorar. *** Poolo derramó una lágrima y se empezó a arrodillar en medio de la transitada avenida. Derramaba una tras otra y, antes de sollozar empezó a oír la bocina de un enorme camión que se acercaba, y los gritos de la gente que lo veía, justo cuando iba a ser


atropellado una explosión muy brillante lo hizo volar al interior de la universidad. Cayó estrepitosamente. Abrió un forado, dejando un rastro de polvo y piedras. ¿Había muerto? No. Al ver esa luz, se sintió instintivamente agredido por una fuerza ajena a sus deseos de autodestrucción, por lo que, tomado por sorpresa, no pudo evitar transformarse para salvarse. Entonces de los escombros surgió su emplumada mano, como diciendo <<aún no estoy muerto, I will survive>>. Inmediatamente el montículo de piedras y grava voló por los aires, y de este salió Poollomán dando su grito de combate: - ¡Poollomán al poollo-ataque! – si me preguntan por lo ridículo de esta frase, excúsenme pues yo no la inventé. El hombre ave extendió sus brazos. los cuales se estiraron como dos metros cada uno, mientras aparecía una membrana de piel cubierta de plumas. Estaba listo para volar. Se elevó unos metros sobre la copa de unos árboles. - ¿Quién me ataca? – gritó, buscando a su agresor. - ¡Que patético, “Poollomán! – dijo una voz femenina, algo ronca y con cierto tono arrogante - Conozco tu verdadero nombre: Juan Paulo Leonard Christopher Ruiz Willshes. Cholo alienado, tu nombre y tu alías lo dicen todo. <<Encierra-pobres>>. Sólo lucha contra los pandilleros en los barrios marginales, pero no eres capaz de salvar a un bebé. Risible. Poollomán no sabía aún a quien pertenecía esta voz. - ¿Quién eres? – dijo mientras aleteaba algo agitado por los nervios. Entonces miró al sol intentando no cegarse, cubriéndose las manos. Alcanzó a ver una silueta femenina con alas y cola de ave, que bajaba hacia él. - Mi nombre es Sofía. – contestó la bella mujer pájaro, de hermoso y brillante plumaje azul. Poollomán quedó admirado de su belleza y de ver que había alguien similar a él, pero se engañaba en esto último, Sofía no era para nada como él. Estaba tan extasiado y sorprendido que no la atacó de golpe, tenía curiosidad. - ¿Cuál es tu verdadero nombre? - ¡Sofía, imbécil! ¡Sofía López de Romaña Pardo Jonson! – “¡a qué idiota se le ocurren nombres tan largos!”, pensó él. Sofía continuó: - No necesito jugar al superhéroe de historieta y ponerme nombres infantiles y alienados. Aún más sorprendido, Poollomán le preguntó: - ¿Sofía, el primer lugar de la clase? - Así es. –respondió ella con tranquilidad – Te tengo una propuesta: seguirás mi plan o morirás… – entonces gritó - ¡en nombre de la lucha de clases! – y le lanzó un arañazo, que Poollomán intentó esquivarlo. Lo logró, pero no del todo. Le hizo un corte en el brazo. Instintivamente se tomó el brazo por el dolor, pero ni bien lo hizo recibió un golpe en la espalda que lo elevó varios metros, para luego caer violentamente boca arriba. Se levantó de golpe con la agilidad de un danzante de tijeras, y esquivó una patada de ella, que hizo temblar las piedras alrededor. Voló y voló, pero ella era más rápida. El improvisado héroe no podía superar la práctica y agilidad femenina de Sofía. Ella dio una voltereta en el aire, y le lanzó una esfera de energía de un brillante color celeste, probablemente de aquella que denominan chakra. Poollomán, que iba tras de ella, apenas la esquivó y le lanzó otra bola similar pero de color verde, era el ectoplasma de su cuerpo que se liberaba por su ímpetu. <<Que me perdone mi madre, pero a esta tengo que pegarle aunque sea mujer… antes que me pegue a mí>>, pensó, fiel a sus anticuados principios. Entonces tomó impulso voló sobre ella, y bajó en picado asestándole un poderoso


puñetazo que la lanzó de golpe al suelo. Cayó y formó un gran cráter en el suelo, cual aerolito. Entonces él se volvió a lanzar en picada para clavarle aquel indestructible pico. Sofía que era más ágil, se levantó, dejando que Poollomán se estrelle y quede con su pico clavado como una estaca. Pero esta vez él se zafó a tiempo e intentó darle un rodillazo en el estómago. Ella lo detuvo con sus brazos, ella intentó hacer lo mismo, pero Poollomán respondió de manera similar. Y así estuvieron lanzándose puñetes y patadas a velocidades sobrenaturales por un buen tiempo. Algunos eran esquivados pero la mayoría eran recibidos por ambos. Pronto sus rostros empezaron a sangrar. Lamentablemente el héroe tenía que intercalar sus golpes con los aleteos, pues este no tenía las alas separadas de los brazos; en cambio Sofía era más evolucionada, había dado un salto cualitativo en la contextura de su cuerpo: sus alas estaban diferenciadas de sus brazos. Finalmente el primero calló extenuado y empezó a recibir todos los golpes de Sofía, como un costal de papas. Ella lo remató con una de esas impresionante y poderosas esferas de energía. Nadie se daría cuenta de nada, pues la universidad era enorme, y estaba llena de pampones abandonados sin construir. La joven y bella mujer ave había demostrado ser superior a su adversario en velocidad, resistencia, elasticidad y agilidad. Tenía mejor diseño anatómico, así también como mostró ser más capaz en lo académico. Sofía observó el cuerpo maltratado de su rival dándolo por vencido. Cuando una voz ronca y apagada dijo: - Prefiero morir. Estaba a punto de hacerlo cuando me sorprendiste… no-no me interesa ayudarte en tu “lucha de clases”, no quiero ayu… dar a nadie. Que todo el mundo se valla al diablo… solo quiero dormir… acabar con todo esto. Ante la negativa de Poolo, Sofía mostró porque se sentía superior a él, poniendo en marcha una estratagema que había pensado para este caso. - Sabes, Poolo, yo estoy enamorada de ti… - Mi nombre es ahora Poollomán… y, ¿qué?, primero me pegas para decirme que me amas. Eres algo serrana, “más ti pegu más ti quiero”… - Ignoraré ese comentario racista, cholo alienado. Te propongo tener nuevo reconocimiento y el amor de esta chica hermosa. Poolo se intentó reincorporar lentamente, hasta que puede sentarse muy quejumbroso. Le respondió entonces con ironía: - ¡Vaya, qué humilde!... Admito que me gusta el reconocimiento, alimenta mi ego, pero no será suficiente. Yo ya no quiero ser un superhéroe, pues me he dado cuenta de que no puedo salvar a nadie, mucho menos al mundo entero. - Pues yo te propongo salvar al mundo entero. – respondió ella con algo de sensualidad. Poollomán que empezaba a regenerar su cuerpo lentamente. La miró incrédulo y le respondió en todo pesimista y despectivo: - Eso es imposible. – Ella también lo miró y sonrió maliciosamente: - ¡Por favor! ¿Qué tienes que perder? No tienes nada. Ni carrera, ni el reconocimiento como superhéroe. – continuó entonces a hablarle con seriedad: - Sé que tú conoces que el sistema capitalista domina el mundo… ¿Qué puedes perder? Al contrario, tienes un mundo por ganar. Poollomán la miró con desagrado: - No me metas en política. Yo soy un héroe apolítico, como debe ser todo héroe. - Típico del alienado… - entonces ella empezó a hablar con más vehemencia - ¡No seas idiota! El hombre es un zoom politikom. Aquel ser humano que viva fuera de la sociedad o es un dios o es un idiota. – hizo una pausa y empezó su discurso


ideológico – El marxismo es la solución. Es un sistema económico, social, materialista, que ve el mundo con optimismo. Este cree en un nuevo orden en donde el hombre trabaje solo lo necesario, los políticos son verdaderamente del pueblo, y no hay país que domine a otro. Es un nuevo modo de vida. Esto será cuando este sistema alcance su máximo desarrollo en el “Reino de la Libertad”. No te aseguro un mundo perfecto, pero sí un mundo mucho mejor, un mundo sin clases. Para ello hay que cambiar la estructura de raíz, no la superestructura. No la economía, no la política, no a la sociedad, si no, todo en su conjunto. Pero primero hay que eliminar a la burguesía explotadora para lo cual debe haber una gran guerra civil… Habrá muertos, sangre derramada, pero te aseguro que no será en vano. Entonces, ya estando completamente recuperado, él se paró y le contestó indignado acercándose a ella bastante: - ¿Cuántos muertos? ¡Miles! Quizás haya gente mala, pero mucho son inocentes. ¿Y sus hijos pequeños? Estamos en el siglo XX, casi XXI, la tecnología nos debe mostrar una nueva manera de revolución, sin derramamiento de sangre. Debe haber una mejor distribución de la riqueza. Yo tengo esperanza en eso. ¡No vengas a meterme ideologías subversivas, por favor! Entonces Sofía respondió encendida en cólera, como una terrorista capturada. - ¡Iluso positivista! ¡No lograrás nada con esa mentalidad humanista y liberal! –se detuvo e intentó calmarse - Te digo la verdad y no hay otra. Si el Marxismo hubiera encontrado otra manera para cambiar el mundo la defendería, pero no hay otra… El otro no se inmutó y le contestó calmadamente: - La verdad no está escrita. Todo varía como la materia. - No relativises la verdad. - Las únicas verdades exactas son las de las ciencias formales como la matemática. La avecilla de figura femenina sonrió entonces y le respondió algo burlona: - ¡¿Ves?! Te contradijiste, eso que acabas de decir es una verdad absoluta. - Sí, es cierto. Pero es la única. Entonces la linda joven con aspecto de pájaro, cansada de este larguísimo debate, decidió acelerar las cosas y coger las riendas de la situación como toda mujer. Se destransformó y mostró su bellísimo aspecto humano, muy poco acorde con su temperamento agresivo y violento. Soltó su rubia cabellera, y se puso sus lentes frente a sus ojos de verdes irises. Tomó una postura muy sensual y tierna a la vez. Poollomán pasó a ser Poolo al creer que podía confiar en ella, pero al ver tanta hermosura de tendencia europea, belleza no pudo evitar emocionarse y mostrar esa cola de pavo real que le sales cada vez que sucesos como estos ocurren. De no ser por su metro sesenta y cinco, ella podría ser también una modelo, una de las más hermosas, y Poolo lo sabía. En cambio ella, al verlo en su otro yo,… se dijo para sus adentros: <<mejor se veía como pollo>>. La joven conocida antes como Rebeca, se acercó suavemente hacia Poolo. Tomó su mano, este se sonrojó, y con tono sereno, capaz de enternecer a Athila el Huno, le dijo: - ¿Quieres que te diga algo? Esta conversación no lleva a ningún lado… Te voy a hablar con el corazón, como una mujer marxista, que como tal, y como toda mujer, es apasionada como yo. Entonces el bobo, crédulo e idealista muchacho empezó a ilusionarse irremediablemente. Ninguna chica le había hablado así antes. Y él, que no creía nada de lo que le había dicho hasta entonces, empezó a creerle. Ella lo miró profundamente y apretó un poco más su mano, mientras le decía:


-

No creo en el destino, no creo en Dios, pero si tenemos este poder es por algo… y yo pienso que es para cambiar este mundo. ¡Vamos! ¡Ahora que puedes hazlo! – el chico que veía el blanco y pecoso rostro de Sofía entre destellos, por un momento pensó: <<por fin encuentro alguien como yo, he recuperado la esperanza… eres mi musa. Contigo hasta la muerte>>. Estaba completamente convencido de seguirla en todo. Es que no solo fueron sus miradas y gestos de aquel momento lo que lo enamoraron, en realidad a él siempre le había gustado, pero por su dogmatismo ideológico, Poolo que era en extremo intolerante, no permitía enamorarse de ella.

En realidad las intenciones de Sofía para el mundo eran buenas y sinceras, pero el medio para lograrlo no era el mejor. Como versa el dicho: <<de buenas intenciones está hecho el camino al infierno>>. -

Acepto.- dijo Poolo con una sonrisa boba. Vamos Poolo. – le sonrió coquetamente Sofía, tomándolo del brazo. Él avanzó cojeando un poco con ayuda de la rubia. Ahora, creo que puedo decir que eres mi enamorado, solo recuerda ayudarme con mis planes. ¡Cómo tú quieras “pechocha”! – dijo el ilusionado muchacho, con mucho cariño. << ¡Qué cursi es este cholo! >>, pensó ella.

Completamente ilusionado con la belleza, dulzura y aparente bondad de la López de Romaña Pardo, el enamorado jovencillo pondría a su disposición todo su poder, lo que lo convertía en la marioneta perfecta para ella. Igual que a Sansón, su debilidad por una mujer le costaría caro, no solo a él, si no a muchos inocentes.


Capítulo XIV AMORES PELIGROSOS: ¿POOLLOMÁN Y SOFÍA JUNTOS? REVOLUCIÓN SOCIALISTA -

Oye chola apúrate con mi “orgasmo”. – dice de manera despectiva una bella rubia recostada en la terraza de su casa de playa en el balneario de Asia. La empleada mestiza algo confundida le pregunta: ¿Señorita, disculpe, qué es orgasmo?

La muchacha de 15 años la mira con desprecio y calla unos segundos. Luego en voz baja responde con ironía: - Algo que tú nunca tendrás, chola… - ¿Perdón? - ¡Orgasmo es el trago que está preparado en la cocina! ¡Caray, tengo qué explicarte todo! - Ah, está bien señora. - ¡Pero muévete!- dice la mocosa engreída con una sonrisa algo fingida. Luego que la doméstica se retira piensa: << ¡Chola tenías que ser! Estos serranos son de lo peor, todos cortados por la misma tijera. Son feos, apestosos e ignorantes. No entiendo por qué este país de mierda no es como Estados Unidos, en donde todos son gringos, y fashion como yo y mi amorcito Jhon. Deberían desaparecer para que quede solo la gente que vale la pena como nosotros >>. Esto ocurrió hace algunos años. Apuesto que no adivinan quién es la dueña de este pensamiento… Solo diré un refrán que va muy al caso: “la vaca no recuerda cuando fue ternera”. *** -

-

Poolo, nuestro primer paso será convencer a las masas indígenas, a los verdaderos peruanos, adoctrinándolos para formar un poderos ejército como lo fueron los montoneros. En vista que ellos son la mayoría, si los convencemos, tendremos asegurada la victoria. – dice Sofía a Poolo. <<Las masas indígenas son el verdadero Perú>>, piensa ella, lo que le trae un recuerdo de su pasado que intenta reprimir. Lo que tú digas, mi amor. Yo podré convencerlos con mi habilidad retórica.

Así, ambos fueron de pueblo en pueblo, pero a pesar de la buena oratoria de Poolo, nada funcionaba. Entonces Sofía, más astuta, se le ocurrió transformarse para hacerse pasar por una deidad prehispánica. Esto funcionaba, no porque los pobladores fueran ingenuos, era simplemente que las proezas que hacía (luces brillantes, volar, levantar objetos muy pesados, etc.), deslumbraban hasta el más sabido. Además las noticias de Poollomán no habían llegado aún a zonas tan remotas, así que desconocían la verdadera naturaleza de estos seres. Pero la principal causa era la desesperación de esta gente que buscaba un cambio radical para su vida tan precaria. Estaban dispuestos a apoyar a quien les diese una mejor existencia. A veces no importan las ideologías, ni las palabras, ni las buenas intenciones, si no los hechos, y esa gente quería ver eso. En algunas partes se hacía pasar por un ángel <<enviado de Dios>>, para convencer a los más cristianos y fanáticos. Poolo intentó hacer lo mismo, pero, curiosamente, al convertirse en Poollomán asustaba a la gente y era apedreado. También era igual en las


ciudades, esta vez debido ha su desprestigio como superhéroe. Sofía en cambio tuvo éxito en todos los lugares por su astucia y buena labia, enmascarando muy bien su ideología e intenciones. Definitivamente era más hábil que el cándido e inmaduro Poolo. Además, como Sofía era adinerada, regalaba víveres y ropa a las personas que la recibían de buena gana. Esto lo lograba pidiendo dinero a sus padres, engañándoles diciéndoles que era para sus estudios. Pronto controlaron casi toda la sierra sur… hasta que la policía se enteró. -

¡Disparen, carajo! – gritó un policía para que abrieran fuego. ¡Idiotas! Creen que nos van a detener. Poolo, mátalos.

Ante la orden de Sofía, Poolo dudó por un momento y se puso tembloroso. Respiró, tomó valor y le increpó con vehemencia a Sofía: - ¡Estás loca! La vida humana es lo más valioso. ¡Soy humanista y tú lo sabes! Ella, sorprendida al principio, se enfureció y le gritó con su marcado tono de subversiva: - ¡Son defensores del sistema! ¡Date cuenta, no es gente inocente, ellos saben perfectamente lo que hacen! Lo ánimos estaban muy caldeados, ambos estaban nerviosos pues la policía se acercaba cada vez más. Poolo entonces le dijo con un tono desesperado, casi suplicante, intentando ablandar su corazón: - ¿Y su familia? Ellos solo hacen su trabajo La inexorable Sofía, no se conmovió. Le dijo lo siguiente para luego correr y transformarse: - ¡Olvídalo, yo lo haré! - ¡Sofía, por favor no lo hagas! – dijo Poolo, como último medio para detenerla. La poderosa Sofía se lanzó sobre un policía, esquivando los tiros, lo tomó la cabeza y le rompió el cuello, matándolo. A otro le lanzó una de sus esferas de energía y lo hizo volar carbonizado. Luego le quitó el arma a uno y disparó al oficial y varios de sus compañeros. Cogió a varios de los hombros con las garras de sus patas para llevárselos volando y lanzarlos a un abismo, como lo haría un ave rompe-huesos. Voló varias unidades policiales, pero venían más. Al ver la horrible masacre de policías Poolo se transformó en Poollomán e intentó detener a Sofía sin éxito, pues esta le lanzó una de sus esferas de energía. Ella fuera de sí le dijo: -¡¿Estás conmigo o con el sistema?! ¡Si no me vas ayudar, al menos no me estorbes! Viendo que no podría detenerla luchando, intentó avisar al nuevo contingente policial que venía, pero fue recibido a tiros: - ¡Poollomán! ¿Tú aquí? Ya sospechábamos que estabas involucrado en esto. - Solo quiero advertirles que no ataquen, ¡su vida está en riesgo! Pero el efectivo, en vez de hacer caso, lo tomó como una amenaza: - ¡Abran fuego! – y las balas llovieron a Poollomán. Este esquivó varias balas, pero al huir, una bala logró alcanzarlo y herirlo. Era una bala perfora blindaje, el único tipo de bala que podía atravesar su polimerizada piel de grafeno orgánico. -

*** No te preocupes niña, yo te protegeré de esos marcas. Pero te pueden herir.


-

¡No te preocupes, soy como superman, el hombre de acero! – dijo Poollomán confiado. Entonces se oyeron varios tiros y un grito seco. Poollomán estaba herido. Sin embargo logró proteger a la niña con su cuerpo, como escudo. A pesar de ello, luchó contra los marcas y los derrotó uno a uno. Pero había perdido mucha sangre, y prácticamente bañado en ella, se desmayó. Gracias a que la niña pidió ayuda, lo lograron llevar en ambulancia, y le hicieron una transfusión de sangre en el hospital. Sobrevivió y escapó del hospital antes que llegara la policía. Entonces se dio cuenta que no era el ser indestructible que pensaba, y si bien las balas comunes no podían traspasar su fuerte piel compuesta por un polímero de colágeno, elastina y grafito, las balas perforablindaje sí podían. Esto lo hizo sentir más humano que nunca, y descubrió que estaba muy lejos de ser Superman. Era como aquella vez que levantó un camión y casi se hernia. *** Poollomán cayó estrepitosamente contra unos cactus. Y allí empezó a gritar por la bala que tenía incrustada en una de sus piernas: - ¡Ay! ¡Au! ¡Dios!- intentó aguantar el dolor pero era insoportable. Tomó un pedazo de su ropa y lo puso en su boca para resistir el dolor mientras el mismo se quitaba la bala. El álgido malestar lo hacía lagrimear, y lanzar un grito que quedó disminuido por su bozal de tela. Se empezó a retorcer. Pensaba: <<esto duele más, ¡mucho más!, de lo que aparenta en las película>>. Sofía acabó uno a uno a los miembros de la policía, gracias en parte a la ayuda de su ejército de campesinos. Robaron las armas de los policías caídos, que eran más de quinientos. Era una masacre. Poollomán, al recuperarse del todo, regresó donde Sofía y al ver lo sucedido le increpó muy alterado: - ¡¿Qué hiciste?! Ella con frescura y calma, como si fuera algo común en su vida, le respondió: - Ya sabes que es la única forma. El fin justifica los medios. - ¿Maquiavelo? – le preguntó Poollomán visiblemente sorprendido. Sofía le respondió con una sonrisa aterradora: - No, Sofía. Pronto Sofía convenció a toda la sierra central, y los que no estaban de acuerdo eran eliminados ante la impotencia de Poolo. Entonces él se dio cuenta de muchas cosas.


Capítulo XV LA CARTA MÁS SINCERA DE POOLLOMÁN <<12/12/99 Hoy con Sofía, me he dado cuenta que el poder excesivo corrompe a cualquier ser humano, sin importar sexo, edad, raza o cultura. La historia así lo muestra. Además podría decir que las ideologías se parecen mucho a las religiones: ambas separan a los hombres, lo hacen matarse entre ellos. Las ideologías dominan a las mentes y hacen llegar a extremos a las personas, todo por una fe, la de cambiar el mundo, son convertidos en títeres de los dirigentes. Las religiones también nos pueden llevar a extremos (como el suicidio), buscan lo mejor para todos, y a veces nos convierten en marionetas de sus líderes religiosos para sus propios intereses, como ya mencioné en el caso de las ideologías. Ambas alienan al hombre, lo convencen de cosas “necesariamente ciertas”, y lo pierden en la confusión. De verdad, ¡qué parecidas son! Mañana dejo a Sofía y no actuaré a favor ni en contra de lo que ella haga… por otra parte me siento destruido por dentro, pues la persona que creí que era el amor de mi vida no es quien yo esperaba… pero no quiero hablar de eso, es mejor que seque mis lágrimas y me ocupen de asuntos más importantes… ¡A quién miento, me duele demasiado!... ¡Basta! Iré al grano, y a partir de ahora me ocuparé de la persona más importante: yo… Ya no quiero ser el superhéroe que anhelaba de niño, si es que para serlo tengo que matar a gente inocente.>>

*** Un campesino, algo sudoroso por la carrera, entra en la oficina de Sofía: - Poollomán ha huido, Presidenta Sofía. - Gracias. Puedes retirarte. – dice ella sin inmutarse. Es entonces que Sofía se dice en su mente: <<Ese cholo alienado se ha vuelto un estorbo. Ya es hora que me deshaga de él. Pero no será fácil. Apenas tenga la oportunidad lo eliminaré por el bien de la nueva lucha armada. Espero que por el momento no se meta en mis asuntos>>.


Capítulo XVI DE REGRESO A CASA: EL HIJO PRÓDIGO La madre de Poolo abre la puerta y al ver a su hijo después de varios meses de desaparecido exclama emocionada: - ¡Hijo! ¡Dios mío, volviste! ¡Han pasado varios meses! Ya creíamos lo peor… ¿Dónde estabas? – la madre a continuación derrama varias lágrimas mientras abraza a su hijo. - ¡Ay hijito, por qué te fuiste! – dice la madre más calmada. El hijo responde: - Escucha madre, fui engañado en la universidad por una chica. Fui llevado a formar parte de un ejército subversivo… pero me di cuenta de mi error. - ¿Pero por qué a ti hijo? – pregunta la madre consternada. Ante la pregunta de la mujer en la que más confiaba no tuvo opción. Guardó silencio por unos segundos, hizo como si se concentrara y poco a poco se transformó pero solo por unos segundos, los suficientes para mostrarle la verdad. Entonces él dijo con tono solemne a su madre, respondiendo su pregunta: - Es que yo soy Poollomán. *** Noche oscura sin estrellas ni luna, cuarto con luz tenue de una lámpara con un bombillo de 75 wats. Todo ocurre en una casa en el pequeño distrito de La Brea. Apenas se ven dos siluetas por una ventana, musitando algunas frases. Apenas se oye la voz de un joven y de una dulce mujer mayor. <<Mi filosofía, mi literatura, porque basura es lo que tengo en la cabeza, porque basura es lo que este sistema de cosas me metió en la cabeza. Me he dado cuenta de algo que me aterra: no soy tan culto como creía, no tengo todas, ni la última respuesta>>, piensa Poolo mientras ve a su madre. Luego dice en voz baja: - ¿Estaré acaso obrando correctamente? Y si los malos no fueran los malos, si Sofía tiene razón y la guerra es la única solución. La madre entonces toma la mano de su hijo suavemente e interviene, mientras que con la otra acaricia su cabeza: - Hijo, haz lo que tu corazón te diga, aunque te equivoques. La única manera de saber si estás equivocado es obrando. <<Quien no obra por temor a equivocarse, ya ha errado>>. ¡Vamos hijo, <<desahuévate>>, como dice tu padre! Ya no temas, ¡obra, obra! - Así lo haré… gracias madre. – contesta Poolo algo emocionado, mientras en su mente se imagina como Poollomán. El superhéroe está levantando lentamente la cabeza con una mirada fija y agresiva, mientras dice con un tono de voz suave pero a la vez poderosa: “Salvaré al mundo, aunque me equivoque al hacerlo.”


Capítulo XVII TERROR Este era aparentemente un día como otro en la Universidad San Mateo, o al menos eso parecía. Ya llevaban tres meses desde que iniciaron los ataques en la sierra. En Lima, estaban confiados pues creían que no llegarían allí, y mientras sea así todo estaría bien para ellos, como si Lima fuera todo el Perú, pero estaban equivocados totalmente. -

Los griegos eran hombres de humanidades y ciencias por lo que escribieron y sistematizaron el conocimiento, y así como se destila un buen vino, crearon la filosofía. Esta la introducción a la clase de Filosofía I en la Facultad de Ciencias Humanísticas en San Mateo. El profesor iba a continuar cuando se vio interrumpido por un muchacho conocido por muchos como el alumno cargoso. - Pero profesor, ¿por qué la filosofía existió solo en Grecia? ¿Qué acaso éramos inferiores? ¿Por qué el Perú antiguo no gozó de escritura? Ante las controversiales preguntas del muchacho, se oye un silencio. Luego la tranquilidad es rota por una serie de pifias por parte de todo el salón, que miraba de manera hiriente al muchacho. El profesor entonces calló a la clase. - Silencio por favor jóvenes. La pregunta de su compañero es válida. Ciertamente los griegos eran uno de los pueblos más sabios, pero no hay cultura ni raza superior. Los pueblos están compuestos por hombres y se comportan como tales. Algunos pueblos, como algunas personas, se especializan y desarrollan ciertas áreas humanas según su gusto o circunstancias. Algunos escogen las ciencias y humanidades, como los griegos, y otros como el nuestro, escogen el arte. Todo depende de sus intereses que varían según sus necesidades materiales. Nosotros por nuestra parte fuimos grandes orfebres, ebanistas, joyeros y tejedores. Si bien no desarrollamos una filosofía del tipo griego, tuvimos otros méritos, y eso no nos hace ni mejores ni peores, solo diferentes. Además según León Portilla y Saufmann cada pueblo desarrolló su propia filosofía. Decir que esta solo existe del modo europeo, es negar la sabiduría de dichas civilizaciones. Podemos hablar incluso de una Pachasofía. – entonces el profesor se vio nuevamente interrumpido por el impetuosos joven: - Profesor, pero el peruano tuvo otros aportes, es decir… - Por favor alumno, déjeme terminar de hablar. Es obvio, en ciencias fuimos grandes arquitectos y logramos combinar tres sistemas: el socialismo del ayllu, el esclavismo y un protocapitalismo mediante la redistribución. Creamos grandes obras hidráulicas y desarrollamos la agricultura como grandes ingenieros agrónomos… La clase fue entonces interrumpida por el sonido de una explosión cercana. Se siente un remesón en todo el edificio, los vidrios de las ventanas se rajan y algunos hasta se rompen. Todos se miran entre sí, asustados, empiezan a gritar y el aula se vuelve un pandemonio. Afuera se oyen gritos, tiroteos y sirenas… Repentinamente la puerta del salón sale volando con un destello de luz, y una figura entra flotando entre la humareda. El ser aterriza y se agacha. Se cubre con unas enormes alas que le salen de su espalda, luego las abres y se levanta lentamente. Hay un silencio tenso en el aula.


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Mi nombre es Sofía, dirigente de la nueva revolución socialista peruana. He llegado a mi alma máter para seleccionar un ejército que me ayude a terminar de controlar el resto de Lima. La universidad de San Mateo ha sido tomada por mi ejército popular. Quienes se unan al ejército serán premiados, los que no pueden irse, pero si interfieren no tendré más remedio que asesinarlos en pos del nuevo sistema. Fue en ese momento que se levantó el alumno cargoso y empezó a gritar: - Yo, Juan Marca, miembro del Partido de Cuadros Marxista Leninista Maoísta, apologista, etc., de Sendero Luminoso, tengo el deber de informarle que aceptaremos su propuesta si liberan al Presidente González y se anexan al partido senderista. Mirella entonces se detiene a pensar: <<sería una buena idea, pero anexarme, ¡jamás! Yo seré la lidereza y nadie más… y por otra parte, el Presidente González podría intentar quitarme el protagonismo o el poder, que es peor… No, no será así.>> Entonces ella le responde con frialdad: - Lo lamento mucho, admiro mucho al Sr. Abigail, pero el ya tuvo su oportunidad y no logró su meta, quizás por ser traicionado por confiado, la verdad no sé. Además me será imposible anexarme. Ante esta respuesta el joven enfureció: - ¡En ese caso no permitiremos tu avance! Sofía mientras lo oye, sonríe irónicamente mientras dice en su cabeza <<a ver pues loser>>. Entonces dice con un tono altanero: - En ese caso lamentaré mucho matarte. La poderosa chica ave corrió hacia el muchacho asustado con su mano estirada como una lanza y lo atravesó ante la multitud horrorizada. Entonces sacó su mano y con esta lanzo una de sus bolas de chakra al cuerpo agonizante y lo vaporizó. En los días siguientes se encargaría de eliminar al partido de cuadros y asesinar a Abigail Román – un ex líder terrorista -, ganándose la confianza de un gran sector de Lima que no estaba de acuerdo en un principio con la revolución. Claro está que ellos no conocían sus verdaderos intereses. Muchos universitarios, no solo de San Mateo, si no también de otras universidades (incluso particulares), se unieron al ejército. Otros que manifestaron su oposición fueron inmediatamente eliminados con la frialdad y rapidez característicos de Sofía. Pero sin saberlo una potencia mundial quería recuperar a FENIX – 01, y haría lo que sea necesario para lograr su cometido. *** En una oficina una bella joven conversa con un estadounidense. - Está bien, les entregaré a FENIX – 01, alías Poollomán, si ustedes anulan el TLC que perjudica a mis hermanos campesinos. - OK, OK. Yes, of course. Pero nosotros necesitar introducir tropas. Sofía al oír al general entra en duda: << ¿Tropas? No creo que me convenga, podrían invadirnos… no lo creo, con casi el sesenta y cinco por ciento del país formando parte del ejército popular, y eso sumado a mis poderes, me hace prácticamente invencible. Además le temo más a la capacidad del cholo alienado que a estos gringos fantoches. Luego que destruyan a Poolo, los destruiré a ellos. >> Ya más decidida cierra el contubernio. - De acuerdo. Mr. Smith, es un trato. - General Smith, please.


Cantando victoria, Sofía piensa: <<Será tu fin Poolo. ‘Todo tiene su final’… ¡Me encanta ese cantante!>> *** El mismo hombre que hablaba con Sofía se encuentra ahora en su país, para ser exactos en el Pentágono, dando una conferencia a otros generales: - Señores, la dictadora comunista de Sofía ha derrocado al gobierno democrático del Perú, por lo que es imprescindible destruirla junto con su ejército popular antes que sea una peligrosa influencia en Latinoamérica, como lo fue la URSS en su momento. Por ahora FENIX – 01 no es nuestra prioridad, no ha mostrado ser peligroso para nuestros intereses, pero será usado como pretexto para la invasión y la creación del protectorado. De esta forma podremos hacer uso de los recursos naturales de este país. Eso es todo por el momento. *** Han pasado 3 meses desde que Sofía derrocó al gobierno del Perú. Luego de una terrible matanza de políticos (corruptos o probos), y miembros de la policía y el ejército. El pueblo aplaudió la masacre de los politiqueros corruptos, aumentando su popularidad. Sin embargo, yo en su lugar los hubiese juzgado bajo un tribunal imparcial. ¿Pero matarlos como si fuera el gobierno del terror de Robespierre? ¡Es demasiado! ¿Dónde queda el respeto a la vida, a la ley? Sé que a veces parezco un jipi ingenuo o, un derechista extremo cada vez que hablo de paz, pero es lo mejor para mí. ***

<<CARTA A MIS PADRES Queridos padres, amigos: Me encuentro en el exilio por mi seguridad y la suya. La situación es caótica, como ya se habrán enterado. Han pasado varios meses desde que inició el gobierno de Sofía y la crisis y hambruna han aumentado brutalmente, al igual que la recesión y el desempleo. Todo producto del brusco cambio de sistema económico del que me abstengo de opinar. Las cosas iniciaron bien, el país se volvió potencia, tal como ocurrió en la URSS, pero el gobierno de Sofía se enquistó en el poder y pretende hacerlo hasta el fin de sus días (que puedo asegurar no será pronto). Esta… muchacha pretende implantar una gerontocracia como en Rusia, donde los dirigentes se pudrían de viejos. Ella además ha clausurado algunos medios que considera nocivos (aunque algunos con justa razón por lo obsceno). Ha encarcelado a periodistas políticos que le eran incómodos, y periodistas de espectáculos que embrutecen, según dice, como el caso de aquella pelirroja de amplias fauces. En cierto modo, como alguien que aprecia la cultura, estoy a favor de la censura de algunos programas que son inmorales y no aptos para el horario familiar, pues no contribuyen en el desarrollo de los televidentes, pero ¡cerrar el resto de medios de información (¡en realidad todos!), por pretextos estúpidos…. creo que ha llegado demasiado lejos para afianzar su poder. Ya no hay libertad para la mala ni la buena prensa: todos al mismo saco. La gente ya ha empezado a impacientarse. Sofía, inspirada quizás en Trotsky, pretende expandir su revolución a otros países de Latinoamérica… ¡y luego al mundo! Para ello está explotando – de manera contradictoria a su ideología – a todos los obreros para crear industria pesada (armamentista, para ser exacto), para luchar por su “guerra por un nuevo mundo”. “Son los costos de la revolución”, dice. Les recomiendo que no salgan de casa, y que


cierren bien todos los accesos, no se preocupen por mí, los estaré vigilando. Dios (si existe), quiera que los vuelva a ver. Ya es hora que cumpla con mi sueño: salvar el mundo. Recuerden que siempre los querré por enseñarme todo lo que sé, y por convertirme en la persona que soy hoy… … con estima Poolo>>

Sin embargo Poolo no sospecha que Sofía ya tiene la información de su dirección que entregó cuando ingresó a la universidad, y que se las acaba de dar a los estadounidenses para que lo busquen. *** En la destruida universidad San Mateo se encuentra un militar coordinando por radio: - Yes. OK, el examen de sangre de la clínica de San Mateo demuestra que pertenece al individuo al que se le inyectó una vacuna con el mutágeno PHOENIX OMEGA, pero hemos hallado un uno por ciento de algo que no sabemos que es. Una voz con estática responde al otro lado del receptor: - No problema. Ignora ese uno por ciento. Envía a casa de sus padres dos miembros del FBI. Ahora da la orden para que inicie el ataque a Perú. Recuerda, el blanco es Sofía y su ejército popular. *** De repente el cielo se nubló y se oyó un estruendo. En los televisores de las tiendas se oye: - INFORME DE ÚLTIMO MINUTO: nos informan que Estados Unidos de Norteamérica acaba de declarar la guerra al Perú. Según el presidente Osama Bama Buch, se debe a la negativa del gobierno de entregar el ser conocido como Poollomán… nos avisan que la presidenta Sofía tiene un mensaje de emergencia a la Nación. Entonces la gente empieza a aglomerarse cerca de las pantallas, se ve el rostro de angustia de la gente. La imagen cambia en el aparato y, aparece Sofía que empieza con su discurso: - Pueblo de la República Popular Socialista Marxista de Perú, el ejército norteamericano ha iniciado un ataque a nuestro país, - se detiene un segundo para alzar la voz - del cual responsabilizo directamente a ese nefasto ser que se hace llamar Poollomán, el que declaro a partir del presente momento enemigo público contra la causa revolucionaria. Es deber de todo peruano unirse en contra de esta guerra imperialista. ¡Defendamos como los rusos defendieron Stalingrado! ¡Viva el Socialismo! ¡Viva el Perú! Es entonces que la gente con esperanza de recibir algún aliento de su dictadora, al no obtener otra cosa si no preocupación, entra en desesperación. Algunos lloran, otros gritan, se abraza. Y en su inocencia un niño pregunta: - ¿Mami, qué es Stalingrado? El fantasma de la guerra había reencarnado después de muchos años. Ya fuera de cámaras en su oficina, la bella y dictatorial Sofía hace una llamada por la línea caliente, y no me refiero a esos servicios telefónicos para adultos: - Good Afternoon, ¿con Mr. Bama Buch? - Yes, con él habla. Entonces estalló la blonda marxista:


- ¡Se suponía que sólo mandarían un contingente limitado al país, no todo su ejército! El viejo zorro gringo, muy calmado y cínicamente le responde: - Oh! Miss Sofía. I’m sorry, los siento mucho, pero FENIX - 01 no será tan fácil de capturar. Además, darling, tu gobierno es una amenaza para el sistema económico. No desistiremos hasta que abandones tu cargo y nos permitas implantar un protectorado como en Irak…. todo en pos de la libertad. - ¡Malditos perros colonialistas, váyanse al carajo! – era la primera vez que Sofía decía una lisura con tanta vehemencia, pues ya había dicho antes esta palabra pero en son de burla en sus días de hi lite- ¡Primero muerta! ¡Lucharé hasta derramar la última gota de sangre junto a mi ejército! El presidente (si se le puede llamar así), muy socarrón continúa: - OK, babe. It’s your end! – y suelta una carcajada. Mientras Sofía, que por la rabia se había transfigurado en su forma de ave, destruye el teléfono a golpes, mientras se oye la carcajada que no se detiene ni con sus sobrehumanos puñetes, y la palabra anglosajona “end”, rebota en la cabeza de la hermosa mujer ave. ***


Capítulo XVIII MENSAJES A LA NACIÓN “Pueblo norteamericano, el pequeño país sudamericano conocido como Perrú, hoy se nos presenta como una monstruosa amenaza para la libertad y los ideales norteamericanos de nuestra bandera. Un riguroso seguimiento de nuestro servicio de inteligencia nos ha confirmado la desagradable noticia de que en secreto, y en contra de la bioética, este país ha creado un arma biológica de destrucción masiva, a las que ellos llaman “Puloman”. Es hora que dejes de pensar qué puede hacer tu país por ti, y empieces a preguntarte qué puedes hacer tú por él. Únete a las fuerzas militares norteamericanas y defiende las franjas rojas y blancas, y el azul con las estrellas de nuestros cincuenta gloriosos Estados. El pueblo peruviano es ahora nuestro enemigo. Luchemos por la libertad”. El mensaje se oye en radios, televisores, computadoras y la gente empieza a llenarse de patriotismo. Unos obesos arrojan sus papas fritas al suelo, se levantan listos para la acción, en otra parte un nerd hace el saludo a la bandera, y en otra un muchacho con pinta de rapero piensa en enlistarse. ¡Esto ya parece una película de guerra, nada más falta el héroe musculoso con su metralleta! *** -Pueblo peruano, el imperialismo del norte pretende destruir lo que hemos hecho derramando nuestra propia sangre .- y en una cantina un viejo grita: “¡Nuestra sangre! ¡Sí, sola la nuestra, pues tú no hiciste nada! – Pero la sangre no se borra con facilidad. – entonces un muchacho palomilla dice en son de burla: “ sí pe’, la sangre mancha bien feo y no sale ni con Ace” – No temamos a ese monstruo, seamos como Vietnam o como Cuba en la Bahía de Cochinos, que no temblaron nunca y hoy les pertenece la gloria. – Un joven profesional, parece

debatir con el televisor: “Sí, pero Fidel Castro fue mejor dirigente de lo que tú eres, y Vietnam era un pueblo más unido. Si así fuera acá.” – Luchemos hasta el final por nuestros ideales, por los ideales del socialismo que ahora son nuestros. Peruano, es hora que te entregues como yo entregué por ti, por el cambio. ¡Luchemos por el Perú! ¡El socialismo nunca muere!

Mucha gente levanta su puño en alto dispuesta a defender al socialismo, otros se llenan de miedo y angustia y no saben a donde huir o esconderse. Los más adinerados corren a los aeropuertos para viajar al extranjero, congestionando las líneas. Pero unos pocos, a pesar de discrepar con Sofía y su ideología, lucharían no por ella, ni por un complejo ideal de patria, lucharían por los suyos, por sí mismos, y por lo el lugar que amaban. Pero eran pocos, pues la miseria había diezmado los ánimos, en un principio grandes ante la esperanza de la mejora de su calidad de vida. Así es el pueblo peruano, una Nación realista que no vive de idealismos, si no de hechos. Y así con los mensajes respectivos de Sofía y Bama – dejando en claro que cada pueblo era enemigo del otro, cuando en realidad la diferencia solo estaba en los gobiernos -, se iniciaría una cruenta guerra. Justos pagarían por pecadores, pues como en todo conflicto bélico las masas se sacrificarían sus vidas, muchas veces no por ellos, si no, para salvaguardar los intereses de sus gobernante, como en este caso. Sofía los haría


luchar por su “socialismo” y “Bama Buch” por su “libertad”. Nada más lejos de la realidad. ¿Pero cuál es el malo si ambos manipulan y matan en nombre de sus ideologías egoístas? La verdad es que en toda guerra, como en la vida real las cosas no son lo que parecen. Los gobernantes, todos, sin importar país o ideología, son los villanos, mientras que los pueblos que luchan son las verdaderas víctimas. A pesar de todo su poder, Sofía no se arriesgaría a luchar contra los norteamericanos y permitiría que otros derramen su sangre con tal de mantener su ansiado sueño.


Capítulo XIX ¿Y DÓNDE ESTÁ POOLLOMÁN? -

¿Y dónde está Poollomán? Ese remedo de Condorito no da la cara. El muy cobarde se debe estar escondiendo. ¿Será cierto lo que dicen, que era un pituco drogadicto? Seguramente, hija. Esa gente tiene tanta plata que no sabe que hacer con ella. Y mira, de meterse tanta cochinada acabó convertido en un pollo todo horrible… ¡Ay, Dios libre de esa mala influencia a nuestros hijos!

Así comentan en la calle, a las afueras de una quinta de Lima Céntrica, un par de comadres comadrejas…. cuando de pronto: - ¡Poollomán al poollo-ataque! – y aparece nuestro odiado amigo, cortando los nublados cielos de la ciudad. - Ahí está ese delincuente, enemigo de nuestro país. ¡Llamen al ejército popular por favor! – grita una de las viejas. *** ¿Y si estoy equivocado? ¿Si hago mal en luchar por mis sueños, y si estoy loco al creer que venceré a Sofía? No, evidentemente eso no es cierto, ella es la errada y yo el acertado… pero todo está sujeto a error, o mejor dicho, a cambio. Así es la dialéctica de la vida. ¡Ya Poolo, deja de dudar! La mejor manera de sacarse la duda es obrando, obrando, obrando. Aún así creo que podría destruir un buen sistema en que la gente sea feliz a futuro. ¿Y si yo soy el villano y ella es la verdadera heroína, salvadora de este país y yo voy a?… ¿y si destruyo un sistema justo?… ¿quizás este sistema necesite más tiempo?... ¡Alto! ¡Basta! Lo haré y punto.

*** Se oye una explosión en la oficina de Sofía, una figura irrumpe en ella. - ¿Quién eres? - Me llamaba Juan Paulo Leonard Christopher Ruiz Willshes, pero ahora soy Poollomán. – dice el personaje con voz severa y tranquila. Sofía que no se inmutaba ante casi nada, sonrió y lo recibió como a un amigo de tiempo: - ¡Ah!, cholo alienado, volviste a retarme. Sabes, nunca fuiste, ni serás competencia para mí: inseguro, mal alumno, débil, y de una ideología desfazada… - ¡Sabes que soy apolítico! - Eso no existe iluso. Te enviaré mi ejército popular para que te eliminen. - No Sofía. No quiero luchar con eso pobres campesinos a los que engañaste, no derramaré la sangre de gente inocente como tú lo haces por tus egoístas intereses. ¡No soy como tú! <<Claro que no, yo tengo una pinta más decente>>, pensó Sofía con sarcasmo. Poollomán empezaba a caldear su aura, empezaban a brotarle pequeños relámpagos verdes de los lentes, al igual que de su puño que mantenía cerrado con tal fuerza que parecía que las venas de las manos le iban a reventar. Y por estas venas fluía luz verde, aquella luminiscencia de su cólera. El clímax había llegado era la hora: - ¡Lucha conmigo Sofía! ¡Aprovecha en eliminarme de una vez si tan superior a mí te crees!


Sofía lo miró con desprecio mientras por su mente cruzaba la siguiente frase: <<Puro palabreo, como cuando te conocí. Este chico habla demasiado. Ahora verás quién es la heroína de este país. Siempre estaré un paso delante de ti.>> - No hace falta pelear. A estas alturas tus padres ya debieron se secuestrados por los gringos. Pediré que los liberen si tú te auto-eliminas… - Poollomán quedó estupefacto, la noticia le cayó como baldazo de agua congelada. – Hay algo más que quiero decirte: nunca te quise como nada mío, solo lo te seduje para convencerte. Y tú, el perfecto idiota, caíste. Esto último remató al joven-ave. Era evidente para cualquiera, pero él no estaba del todo seguro. << ¿Todo este tiempo jugó con mis sentimiento? Y yo que creí todo, dándolo mi amor a esta… no, ahora no… creo que tendré que ofrendar mi vida por la de mis padres, ellos harían lo mismo por mí… ¡Pero qué digo! ¡Eso jamás! Debo intentar sacarle información a golpes si es necesario. ¡Maldita, esto es por mí y por mis padres! >>, y pensado esto, Poollomán se lanzó sobre Sofía lleno de indignación. Esta se transformó en unas centésimas de segundo, y como siempre, elegante como la bailarina de ballet que fue, lo esquivó de un salto. Él cayó como una bola de plomo rompiendo la pared. Inmediatamente él voló y se dirigió hacia ella y le lanzó un puñetazo. Las plumas del rostro y cuello del héroe se habían erizado, mostrando su fiereza. Él lanzó una enorme esfera de su llamado ectoplasma tan rápida y velozmente que Sofía no pudo esquivarla, luego la atacó a puñetazos que la movían en el aire a tal velocidad que parecía una muñeca de trapo. Entonces uno de sus golpes la mandó a volar como si no pesara ni un gramo. Ella se reincorporó con agilidad y le lanzó su escritorio, él lo destruyó con su titánico pico. La furia iba creciendo en el corazón de este ser tan poderoso autodenominado con un nombre extrañísimo. Sofía arremetió a golpearlo a una velocidad solo visible con una cámara de precisión, ella era veloz, pero ya no era superior. Poollomán esquivó cada golpe con suma facilidad, como si se tratase de un personaje de videojuego aplicando el llamado combo. <<Esta vez no Sofía>>, pensaba él héroe, mientras sacaba su escoba de la funda de su espalda. Hizo girar este artículo de limpieza como una hélice, a tal velocidad, que creó un torbellino en el recinto. <<Esta vez demostraré ser mejor, no me rendiré>>, pensaba él, y con cada palabra de aliento aumentaba su fuerza y seguridad. Sofía detuvo la escoba de un aletazo y la lucha volvió a ser cuerpo a cuerpo. <<Ya he pensado mucho, ya fui demasiado inseguro. Quiero cambiar…>>, estas palabras cruzaban por su mente a una velocidad superior a la de los golpes, la velocidad que tiene una idea para convertirse en hecho. La habitación era demolida con una velocidad e intensidad tal que, a simple vista, parecía obra de magia. Sus cuerpos eran más rápidos que sus fotones: eran invisible a esa velocidad. << ¡Cambiaré! ¡Aquí muere el cobarde Poolo y mi metamorfosis se completa! >>, pensaba él y con ello aumentaba su poder. Los cuerpos sangrantes y magullados parecían agotarse e ir más lentos, pero él tendría la ventaja, algo en él había cambiado. Hasta ahora el cambio había sido superficial, ahora era profundo: << ¡Es hora de actuar! ¡Yo soy Poollomán! >>. Al verse casi derrotada, Sofía usó su última artimaña: apelar a la compasión. Justo antes de asestarle los golpes definitivos, ella se desmayó, aparentemente vencida. Nuestro héroe no se atrevería a atacar a alguien indefenso, así que se detuvo… pero la arpía manipuladora fingía, así que se levantó de golpe e intentó clavar sus garras como un puñal, atravesándolo con todo su brazo, destruyendo su corazón. Pero él ya no era tan lento e ingenuo, detuvo su mano velozmente, cogiéndole la muñeca en un solo


movimiento. Ella, viendo su muerte lloró y gritó: << ¡Perdón amor! >>, pero Poollomán la miró fríamente y con una vez serena y severa a la vez le dijo: - No perdono dos veces a quien traiciona mi confianza. Así que le dobló el brazo, fracturándoselo en dos, y antes que gritara mitigó su dolor, le torció el cuello como cuando se mata a un pollo, ¡un simple pollo!, y la asesinó.


Capítulo XX LA FURIA DE POOLLOMÁN Poollomán rebuscó rápidamente la oficina de la extinta dictadora, hasta que halló un indicio que le decía donde tenían a sus padres. Ni lento ni perezoso, con esta información, se disparó como un jet fuera de la oficina, rompiendo el techo, justo antes que un ayudante de Sofía entrara a ver que pasaba. - ¡Han matado a Sofía, nuestra presidenta! ¡Fue ese criminal de Poollomán, ese colaborador del imperialismo norteamericano! - Seguro le pagaron para eliminar a nuestra presidenta, ¡capitalista! – dijo otro hombre indignado. - ¡Muerte a Poollomán! ¡Llamen al ejército popular! – mandó una mujer iracunda con los ojos sanguinolentos y llorosos. Pronto la noticia se propaló en todos los medios. Algunos a favor del régimen decían con cierta vehemencia e hipócrita solemnidad: - ¡Cómo se atrevió a matar a aquella mujer que cambió a este país! Definitivamente, gente como ese no merece vivir. *** Repentinamente, en la recientemente construida base norteamericana en Perú, una puerta de metal sale volando como si fuera de simple cartón. - ¿Dónde carajo están mis padres? – grita una silueta entre una nube de polvo. - No seas obsceno, ridículo personaje. La nebulosa de tierra se desvanece y queda a la vista la penetrante mirada de Poollomán, el cual ante la burla del vigilante responde: - ¡Sólo digo groserías cuando son adecuadas decirlas! ¡Estoy furioso y quiero ver a mis padres! - <<Estoy furioso y quiero ver a mis padres>>. <<¿Mami, papi, dónde están?>> – el marine fantoche se burla de manera amenazadora con su típico acento anglosajón, el cual continúa diciendo muy confiado: - Yo, luchador del Golfo Pérsico, que acabé con 100 en un solo día, acabaré contigo, pajarraco, en unos segundos. - ¡Asesino de gente inocente! Es entonces que el hombre con aspecto de pollo corre hacia el militar, el cual disparó, pero nuestro héroe esquivó todas las balas con una agilidad surrealista. Al verse casi vencido, el rival le lanza una granada, pero él era demasiado veloz, era la velocidad encarnada, y nadie podía detenerlo. El fortachón intentó golpearlo, pero todos sus golpes iban al aire, como si peleara con un fantasma, y Poollomán de un golpe lo mandó lo hizo volar imprimiéndolo como una calcomanía en la pared. Finalmente nuestro poderoso protagonista lo tomó del cuello y el inquirió con una seguridad nunca antes vista en él: - ¿Dónde están mis padres? – a lo cual el individuo, a pesar de sus magulladura, contestó con orgullo: - Te lo diré si… si destruyes al ejército popular y nos ayudas a establecer un protectorado en Perú, FENIX – 01. - ¡Eso jamás! ¡Never! - Entonces verás morir a tus padres. Fuck you! - Entonces morirás tú.


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Seré un héroe, un marine nunca traiciona a su patria. ¿Así?, quiero ver eso. – entonces Poollomán hizo una bola de ectoplasma y la acercó al rostro del marine. Este empezó a sudar de miedo y confesó: Están en el cuarto 2B de la instalación. Al fondo a la derecha. Okidonkey. – contestó el héroe con ironía. Inmediatamente lo noqueó de un puñetazo.

El joven-ave corrió con desesperación por los pasillos metálicos de la instalación, hasta que se encontró con un batallón de militares con armas, y tras de este se acercaba otro contingente más grande. - Lo siento, pero no deseo pelear. – dijo él, con seriedad. En realidad solo quería rescatar a sus padres, por lo que contenía lo incontenible: su furia. Lamentablemente (para ellos), ocurrió lo inevitable. - ¡Attack now! ¡Now! ¡Now! Solo entonces, y solo entonces, Poollomán decide responder el ataque. *** -

¿Te crees bacán? ¿Te crees defensor? ¿Te crees su ángel guardián, ah? Yo solo defendí a alguien que era atacado cobardemente. Sí pues, eres un cobarde, ese muchacho estaba en primero, y tú, estás en quinto. Un muchacho de aproximadamente 15 años se enfrenta a un matón de 18 años en el patio de un colegio a la hora de la salida. -¿Ah, cobarde? A ver quien te defiende ahora, huevón. – responde el enorme afroamericano, amenazando al magro héroe de 15 años. <<He ganado muchas peleas en primaria, espero ganar esta>>. El jovencito estaba muerto de miedo, el negro (que en realidad era zambo), orejón y feo, recio, de metro ochenta de estatura, lo empujaba con intención de pegarle. La desventaja era clara, el muchachito defensor estaba en tercero, el otro estaba en quinto, sin mencionar el aspecto atlético. A pesar de todo ello él jamás huiría por su honor. Le goteaba el sudor de las manos mientras pensaba: <<siempre me meto en estos problemas por defender a otros, pero cuando yo necesito ayuda nadie se aparece… ¡en fin, resignación! >>. Ni bien acaba de pensar esto último recibía el primer golpe seco en la nariz. Esta empezó a sangrar de inmediato, y él podía sentir el dolor agudo y oler la sangre. El tiempo parecía haberse detenido, él estaba muy excitado, y olvidó por un momento el dolor y se aprestó a lanzar el primer golpe. Así empezó, lanzó uno y luego otro y otro, pero todos daban en el aire. El negro era enorme, pero ágil a la vez, y esquivaba todos sus golpes. El negro tomó él brazo del muchacho y le hizo una llave y empezó a ahorcarlo. Al pobre chico le faltaba el aire y estaba a punto de desmayarse bajo la presión del brazo de pugilista del grandulón. Ya se le oscurecía la vista, entonces en su último intento logró zafarse con algo de fuerza. Entonces el rival le dio un golpe en el estómago. ¡Cómo le pesaban las manos a ese zambo! Lo dejó sin aire. Se encorvó de dolor. Entonces el Mike Tyson de Lima, inclemente, le dio un rodillazo que le rompió el labio… pero no se detuvo ahí. El muchacho es tomado de la corbata de su uniforme y es golpeado varias veces hasta que sus cejas reventaron ensangrentadas. El pobre, ya sin fuerzas, solo veía estrellas (literalmente) y sentía el sonido seco de los golpes. Él no ganaría esta pelea. El negro continúa con la carnicería y, golpea al héroe anónimo en la quijada remeciendo toda su masa encefálica contra las paredes de su cráneo, y este cae al fin,


desmayado. Todo se puso blanco, luego negro. Su cuerpo cae pesadamente sonando como un saco de arena. El canalla, muy salvaje, se abalanza sobre su víctima y empieza a patear el cuerpo inmóvil en la cara y el estómago. Se oye una sirena. El negro huye con sus compañeros. El muchacho queda desangrado en el suelo. El sereno llama a una ambulancia. Resultado por defender al prójimo a cambio de nada: tres puntos en cada ceja, dos puntos en el labio, tabique roto y varios hematomas. Claro, su rostro se recuperó pronto –excepto por una pequeña desviación en la nariz que le dejaría un perfil de “inca”, que luego se haría mucho menos visible-. Estuvo mal, pero pudo haber sido peor. Lo que nunca se recuperó del todo fue su orgullo, pero ya tomaría su venganza. *** -

Esta es mi venganza contra la sociedad. – dijo en voz baja.

Poolo siempre fue Poollomán, incluso antes de ser concebido, cuando sus padres pensaban en tener un hijo que sería <<un gran hombre>>. Aquella era su verdadera esencia, su verdadera forma, solo tenía que cambiar su materia. El muchacho continuó su cita, esta vez en su mente: <<… Contra esa sociedad que me humilló, aquella mala sociedad que no merece ser llamada como tal, deshumanizada por este sistema y por tanta falsa revolución. Los que dijeron que querían cambiar el mundo, como la gran mayoría. Es hora de demostrar que soy el único que lo puede cambiar. Ya es hora de demostrarme que puedo. >> Si bien Paulo -que luego sería conocida como Poolo y finalmente como Poollomán- era un ser que aún guardaba rencor y resentimiento, no era más que uno de los tantos… - Soy reflejo de una sociedad reprimida. Sí, exacto, pero el gozaba la suerte de poder hacer algo distinto a todo lo anterior. Lanzó su primer puñetazo, e hizo volar a varios marines, como un bolo tumba a varios pinos en una chuza ganadora. Entonces recordó cuando su padre le contó una anécdota de cuando estaba en la Escuela de la Marina: << Hijo, cuando yo estaba en la marina, cierto día me senté a almorzar en el comedor. No vi a nadie en la mesa, esperé y como nadie llegó me decidí a empezar a comer yo solo. Luego llegaron mis compañeros. Un suboficial, un verdadero enfermo, notó que había empezado sin mis compañeros – cosa que no estaba permitida -, y me obligó a votar mi charola. Yo, por evitar problemas, me retiré a mi cuarto. Pero el tipo de mierda me siguió y me amenazó lanzando improperios, y necedades. “Está huevón este”, me dije, así que me defendí al mismo nivel de sus palabras, hijo. ¡Pucha! Y empezó una gresca que terminó con un derechazo mío que lanzó al suelo al hombre. Su boca sangraba, se levantó y me amenazó: “ya te cagaste huevón”, me decía una y otra vez. Yo quizás no hubiese reaccionado con tanta determinación de no ser porque días antes, un compañero, que robaba pan para regalarlo a los compañeros castigados injustamente, para su mala suerte fue descubierto por este mismo cojudo que me obligó a votar mi rancho. Este maldito lo obligó a tragarse todos los panes que traía mientras hacía planchas. “¿Te gusta tragar? ¡Traga pues, mierda!”, le gritó humillándolo más. Yo no aguanté más y me salió el indio, y agarré a esa basura y la lancé al suelo como lo que era, entonces le dije enfurecido: “¡Huevón, no te das cuenta que se puede ahogar y morir!” “¡Usted no se meta carajo, o lo expulso!”, me amenazó el tipejo. Entonces


entre toda la cuadrilla lo agarramos y lo tumbamos de nuevo. Ante estos abusos por parte de un superior, que estaban en contra del reglamento – pues conocía bien el reglamento -, me retiré sin dejar de ser citado por el director de la escuela. Le expliqué todo y me dijo que estaba aquel suboficial estaba en falta y por ello podría ser expulsado. Pero pensé, ese hombre tiene una carrera ya hecha, tiene más que perder que yo, por lo que decidí desertar con ayuda de un amigo y no levanté cargos contra el hombre este. Además este amigo que me ayudó a desertar me aconsejó que me fuera, pues el hombre era un loco y podía tomar represalias, pero yo había tomado mi determinación con anticipación así que eso fue lo de menos.>> <<Mi padre no soportó la vida militar, no porque no fuera un hombre disciplinada – pues lo era en extremo -, sino porque vio que había demasiada animalidad en ese mundo. >>, pensó después de recordar. Esta historia pintaba a su padre de cuerpo completo, un hombre defensor de lo justo, magnánimo en el perdón, como un caballero medieval: su primer paradigma de héroe. Aquel que con sus acciones le enseñó a luchar por el prójimo, y a forjar el carácter sin dejar de lado la humanidad. Todo ello a pesar de que a veces, de manera contradictoria, le pedía “no comprarse pleitos ajenos”. Sin embargo fue también de él que heredó esa impulsiva violencia casi genética. Entonces Poollomán recibió un golpe en el pico y salió de su ensimismamiento, confirmando lo violento que pueden ser los militares, como le relató su padre. Su progenitor había sido boxeador peso pluma, pero nunca ejerció la carrera profesionalmente su categoría. Su abuelo era albañil, y un excelente peleador corpulento y desproporcionado. Le decían El hombre de cemento, y se contaba que sus cabezazos eran tan brutales como un combazo. El heredó la frente de su abuelo, y el cuerpo delgado, pero poderoso de su padre, mas no la habilidad de pelear de ambos. Solo empezó a pelear cuando descubrió su lado violento, que también era familiar, y que había estado durmiendo por buen tiempo. Esto ocurrió cuando estaba en el colegio. - ¡Go, go! ¡Kill the fucked chick! – gritaban los gringos que llegaban en grandes cantidades como una colonia de hormigas a un tarro de miel. - ¡Pollo no, antropo-ornito es lo que soy! – corrigió Poollomán, que entendía algo de inglés. Devolvió el golpe a quien lo había golpeado antes, cayendo al suelo este como un bloque de plomo. - ¡I am Poollomán! – les gritó a todos, y empezó a correr para no perder tiempo peleando. Mientras corría por los pasillos laberínticos y metálicos de la base meditaba: << ¿Cómo me defino? ¿Acaso mi nombre me define? ¿Acaso ser es lo mismo que llamarse? ¿Quién era? Respondía con mi nombre. “Soy Poolo”, decía. Pues era un ser cuya esencia era ser Poolo, cuyo universo estaba bajo el nombre de Poolo. Existía un ente bajo rótulo de Poolo. Mas ahora soy otro, mi esencia ha cambiado, ahora soy Poollomán. No solo me llamo Poollomán, primero existo como Poollomán, luego el rótulo Poollomán existe. Mi existencia es anterior a mi nombre y cualquier rótulo que me pueda o puedan poner. Soy lo que soy. Sí, en efectó, yo soy Poollomán.>> ¡Uf, qué aburrido! Perdonen amigos lectores por este redundante y seudo racional análisis filosófico, pero ya conocen a Poolo. ¡En fin! De repente se dio un portazo en la cara, por estar distraído en su análisis, y casualmente halló la puerta que buscaba. Voló la puerta con su bola de energía: -¡Pa, ma! – dijo sorprendido.


- ¡Aléjate, boy! O les disparo a your parents. – le gritó un hombre con terno negro, que llevaba un arma automática. <<Cómo odio el spanglish>>, pensó Poolo. Entonces contestó: - Bien, ¿qué quieres que haga? - Entrégate. El poderoso muchacho pensó unos segundos y decidió: - Ya bueno, me rindo. Pero suelta tu pistola. Así lo hizo el hombre y aprovechando su gran velocidad y agilidad le quitó el arma y se lanzó sobre este. Pero, sin darse cuenta, el personaje de traje oscuro, sacó otra arma más pequeña (pero igual de potente). Con un rápido movimiento intentó quitársela, pero lo único que logró fue que el arma se disparara. - ¡Aay! – se oyeron dos gritos al unísono. - ¡Papá, mamá!... ¡No! ¡NO!... – no tuvo ni tiempo para lanzar un improperio. Sí, como se imaginan, ellos estaban muertos. – Entonces entró en shock y, recordó toda su vida: los partidos de fútbol en el colegio y recordó aquella frase que le repitieron hasta enloquecer en el colegio: << ¡Ya la cagaste!>> - La cagué. – fue lo único que se le ocurrió decir en voz baja ante tanta ironía del destino, mala suerte o lo que fuera. Ni todo el poder del mundo podría devolver la vida. La realidad no era el poema Masa de Vallejo. No era Jesús, mucho menos. ¿O me equivoco? Lloró las dos lágrimas más sinceras de su vida, que cayeron respectivamente sobre su madre y su padre. Estaban tan llenas de amor y tristeza, que brillaban como si fueran diamantes mientras caían. Pero la pena, degeneró en furia e impotencia en poco tiempo, pues era consciente de que nada podía contra la muerte, ni con todo su poder. Entonces su cuerpo empezó a arder en una flama verde. Sentía dolor, pero lo soportaba para alimentar su furia. Sus músculos crecieron, las plumas de su cabeza crecieron y se erizaron como una llamarada verde también. Sus lentes se volvieron rojos, escondiendo la mirada de dolor y las lágrimas. Se volvió más alto, más de lo que hubiera querido o soñado. Las plumas de su cola cambiaron, se abrieron de manera similar a las de un águila, pero de un color rojo incendiario como su alma. Sus alas se esfumaron des sus brazos, y reaparecieron otras más grandes, hermosas y descomunales en su espalda, de un color tan rojo como la sangre que le hervía. Todo el resto del plumaje se volvió azul eléctrico, brillante y maravilloso como la pintura de la más bella bicicleta que hubiera querido en su vida. Y finalmente las plumas de su mejilla crecieron tan largas como los bigotes de un fiero felino. Con ocultas lágrimas en sus ojos se lanzó fuera de la habitación, quebrando como papel platino, las interminables capas de acero de aquel búnker. Afuera lo esperaban tanques, helicópteros, yipes y soldados. - ¡Sé que ustedes defienden sus ideales, y que no son más que víctimas como yo, pero no tengo opción!... ¡País de falsos ideales, gigante aplastante de los más débiles, ahora verán la furia de uno de los hijos de los Incas!... ¡No somos…! No acabó de terminar su discurso furibundo cuando recibió un cañonazo, que desvió con un golpe de la mano, como un niño desvía una pelotita de papel. Entonces se impacientó más, y su voz se volvía un bramido sobrenatural que hacia temblar las piedras: - ¡Déjenme continuar! – dijo lanzando rayos verdes de sus ojos - ¡Por mis pa…! – gritó decidido a iniciar el ataque tan demorado por sus palabras, pero no pudo


terminar su frase por una ráfaga de infinitas metralletas, que disparaban de todos los flancos. Cayó envuelto en llamas y humo al suelo, formando un agujero en la tierra seca. Ya celebraban su victoria, cuando se oyó un grito potente como una explosión, como un trueno, o como la ira de años encarnada: - ¡Yo soy Poollomán! El alarido rompió todos los vidrios, hasta los antibalas, como si fueran laminitas de cristal barato. Hizo sangrar los oídos de los soldados, y lanzó a varios al suelo. <<No quiero justicia, quiero venganza>>, pensaba sin parar. Entonces se elevó al cielo nuevamente entre una nube de polvo y rayos rojos y verdes, así como lo haría un dios griego enfurecido, o un demonio chino rencoroso. Voló hacia el interminable y súper armado batallón, rompiendo la barrera del sonido, gritando como un Caballero Carmelo antes de morir. Impactó contra un tanque tan rápido, como si su poderoso metal no fuera más que una ilusión, explotando luego este. Entonces tomó un helicóptero y lo lanzó, como cuando un bebé lanza furioso su sonaja, contra los yipes causando una devastación no vista ni en el Hollywood, de donde irónicamente era nativos muchos de los soldados. Lanzó fuego y rayos por el pico contra varios gigantescos helicópteros que iban contra él, y estos cayeron como moscas alcanzadas por el insecticida. Este Poollomán azul se movía rápido, tanto que era prácticamente invisible (e invencible). Volaban yipes, tanque helicópteros por un tornado azul eléctrico, un tornado bíblico como el que destruyó Macondo. De un momento a otro, a contraluz del sol, apareció en lo alto del cielo, este ángel de la venganza y destrucción, que en el fondo no era más que un niño rencoroso. Este ser medio divino, medio diabólico, y totalmente humano, trajo a su mente y corazón, las imágenes y sentimientos que vivió con los decesos del bebé, Sofía y sus padres, personajes tan disímiles pero unidos por él y por la muerte. Fue entonces que llenando sus venas de pena, rencor, furia y un poco de esperanza, canalizó toda su energía a sus brazos -cuyas arterias estaban inflamadas y brillando con una luz verde – y formó la bola de ectoplasma más grande que cualquiera que haya formado antes. Era tan grande que en el cielo se veía como un segundo sol verde fosforescente, que opacaba la luz del primero con sus tonos del color de la vida y la muerte. Lanzó dicha esfera hacía ejército numeroso, que por más que lo combatía parece multiplicarse con cada baja, y esta calló… La imagen era muda y tensa, tensa de espera. Luego sobrevino una luz intensa, como la de todos los relámpagos de la tierra, y quizás de otros mundos, disparados a la vez. Y para finalizar este maravilloso espectáculo de destrucción, del cual Poollomán era atento espectador y director, se produjo una honda expansiva, como la de la bomba atómica, y un trueno seco, pero poderoso que se oyó en todo el globo. La batalla había terminado, pero su guerra continuaría varios años después. Del lugar de la batalla solo quedaría un árido y descomunal cráter, que hacía parecer a la zona un planeta deshabitado. Regresó donde sus padres y recordó el verso del poema masa: “Tanto amor y no poder hacer nada contra la muerte”. Su descomunal venganza en realidad no serviría de mucho para devolver la vida a quienes se la dieron a él. Era su error y viviría con él toda la vida. *** Lloraba y pensaba: <<No soy Jesús. Pero debo intentarlo aunque parezca inútil>> Entonces se concentró y colocó su mano sobre sus padres. <<La materia puede más que


la metafísica>>, se dijo. Se concentró en lo que quería, su mano empezó a brillar y las heridas de sus padres empezaron a sanar, pero pareció no servir de nada. *** Lloró y lloró hasta que sus lágrimas empezaron a brillar como las dos primeras. Lloró con todas sus células, deseando hasta su último electrón devolver la vida a sus padres. La noche lo sorprendió, luego la madrugada y finalmente se acercaba el alba. Sus lágrimas caían cual cascada de plata, pero nada. Cerró los ojos decepcionados, se dio la vuelta y decidió enterrar ahí mismo a sus padres… - ¿Hijo? - ¿Qué? ¿Lo había logrado o, era una alucinación o aparición acaso?... ¡Sí, lo había logrado! Sintió que con la resurrección de sus padres era él quien volvía a nacer, y no solo estaba contento por eso, sino porque creyó que lo podría todo de ahí en adelante. Su poder era omnímodo. Era verdaderamente feliz de nuevo. - ¿Poolo, eres tú? ¡Pareces un ángel! - No mamá, soy Poollomán. Entonces amaneció, era el amanecer más bello sin lugar a dudas. Poollomán había vencido la muerte de sus padres, ¿pero podría sobrevivir él a la muerte?



Capítulo XXI LA GUERRA CONTINÚA, LA ARMONÍA ES SOLO APARENTE. NACIMIENTO DE LA BESTIA Luego de semejante batalla, Poollomán quedó agotado en extremo, más de lo humanamente soportable, como cuando Dios terminó de crear el mundo, claro él lo que había hecho era destruir parte de él. A pesar de ello y de un hambre que le hacía rugir los intestinos, mantuvo su transformación por si había algún contratiempo. <<Por si las moscas>>, se dijo. Hizo que sus padres se escondieran en un sótano de una casa vieja abandonada en el distrito de San Isidoro, cerca de los olivares. En realidad no estaba abandonada, pero sus dueños llevaban tiempo sin regresar y no daban muestras de volver en mucho. Eran uno de los tanto ricachones que habían huido. Allí estarían más seguros. Les pidió perdón mil veces, pues se sentía totalmente culpable del disparo. La culpa sería una carga que lo acompañaría por mucho tiempo hasta su total libertad. Las palabras de su padre lo calmaron: -Entiendo que tu intención era en realidad salvarnos, para lo que debía quitarle la pistola. Yo hubiera hecho lo mismo. Ánimo, hijo. Era casi el mediodía y partió volando, sin ninguna prenda, pues todas habían sido pulverizadas por la batalla. Solo se veía su magnánimo plumaje de colores primarios brillantes. Decidió cerciorarse de que no hayan vuelto los militares norteamericanos. Solo luego de varios minutos de vuelo notó que estaba desnudo y se sintió avergonzado, mismo Adán luego de probar el fruto prohibido. Sin embargo se calmó al ver que su espeso plumaje cubría perfectamente sus partes íntimas. Sintió de nuevo el hambre apremiante que casi lo hace caer, por lo que se le ocurrió instintivamente ir al mar y lanzarse de pico contra este. Cayó sobre lo que buscaba: un cardumen de anchovetas que devoró una y otra vez, hasta saciar su increíble hambre. Su barriga se hinchó luego de terminar con todos los peces, haciéndose tan pesado que tuvo que aterrizar. Su increíble sistema digestivo digirió hasta el último nutriente, sin dejar residuos, en tan solo unos segundos. De manera casi mágica, se sintió renovado, y así era: su plumaje brillaba más, sus músculos recuperaron su tonalidad, su visión se aclaró y ya no se sentía cansado. Esto lo sorprendió, pero no tenía tiempo para investigar el fenómeno a fondo. Con su vista de águila divisó a gente que para su sorpresa lo aplaudía: << ¿Qué pasa? >>, se preguntaba incrédulo y extrañado. Luego vio en los titulares de los periódicos de que se había derrotado al <<EJÉRCITO INVASOR ESTADOUNIDENSE>>, y el escándalo de que Sofía había sido la que permitió dicha intromisión. Esta en realidad era una jugada del gobierno norteamericano que buscaba en un principio desprestigiar al de la dictadora, pero que ante la victoria de Poollomán, había terminado beneficiándolo a este último. Claro, mucha gente aún no creía dicha versión, y más bien se solidarizaban con el enemigo, <<es un verdadero genocidio haber matado tanto gringo>>, decían las viejas cucufatas. Ante las nuevas noticias suspiró de alivio y meditó al respecto: <<bueno, al menos se sabe parte de la verdad>>. Poollomán encontró algo de calma después de tantos días de estar al límite, sin embargo algo lo sacó de esa paz: nadie hablaba del asesinato de Sofía. Así que fue a averiguar a la Universidad San Mateo, pero el lugar era un pueblo fantasma. Caminando por los pasillos de la Facultad de Ciencias Humanísticas escuchó una radio encendida, sin


dueño, en la que se transmitía un informe: <<… la ex presidenta Rebeca López de Romaña Pardo, conocidas por todos simplemente como Sofía, se encuentra recuperándose satisfactoriamente en un hospital de la capital…>>. Por un momento se quedó frío, pensando para darse calma: <<seguro lo dicen para ocultar la verdad>>. Buscó en la oficina destruida de Sofía, aquel fantasma que lo atormentaba, pero la halló vacía. Se sentó a meditar como siempre, pero algo lo trajo de nuevo a la realidad. La puerta se abrió de un momento a otro y oyó una voz familiar: - Veo que has cambiado tu aspecto, ¿ahora te crees un sayayín?- rió con su risita irónica-… no te servirá. - ¡Qué, no estabas muerta! ¡Pero yo te maté! - Una simple torcedura de cuello no basta para matarme, cholito alienado. – respondió con un contradictorio cariño. Sofía había escapado del hospital antes de ser dada de alta para poder reiniciar su plan, para evitar que las autoridades peruanas o el ejército de Estados Unidos la detengan. -

Entonces, sí estabas en el hospital. – Poollomán no salía de su asombro, estaba estupefacto. Eres algo lento Paulo.

Solo entonces la pequeña rubia se arrancó la bata del hospital, mostrando toda su nívea desnudez, y su figurita de guitarrita. Corrió hacia Poollomán a la vez que se transformaba en la bella doncella emplumada de siempre. Aquel no tuvo tiempo de reaccionar ante la mordida antropófaga, y a la vez sensual, de vampiresa. Clavó sus marfileñas uñas (o garras) hasta el fondo de su ahora fornido pecho, para arrancarle el corazón como lo haría un sacerdote maya a un sacrificado. El gritó y se zafó, pero la herida era profunda para sanar de inmediato, dejándolo dolido por unos segundos. Se escondió por un momento entre los pasillos de la Facultad, hasta que su poder regenerativo detuvo la hemorragia. Sigilosamente apareció ella frente a él, con la determinación de un asesino terrorista, lo miró en la oscuridad de los pasillos por unos momentos como una leona sobre su presa antes de atacarla. Una vez pasado el dolor sintió una ira reprimida, un viejo sentimiento, al verla de nuevo viva. Era un resentimiento emplumado. Jamás había odiado a una mujer tanto como a Sofía – y en realidad a ningún ser humano o animal hasta ese día -, y recordó que ella fue que mandó a matar a sus padres, y que lo había usado como una marioneta todo ese tiempo. Parecía que pasaban horas entre la mirada desquiciada de del rencoroso metarfoseado, y la mirada fría e inhumana de su bella rival, que esperaba su primer movimiento para atacar. Poollomán se llenó de indignación e impotencia, no solo por todas las muertes que había causado Sofía, sino por la aparente indestructibilidad de la misma. Pronto los sentimientos más negativos llenaron su alma: odio, aversión, impotencia, y su vieja ira, pero sin nada de esperanza, a diferencia de cuando atacó al ejército. Su mente fue recorrida por todos sus traumas de la infancia y adolescencia, como un rollo de película. Convirtió a su presente rival en la suma de todos sus enemigos del pasado, y sin saberlo, él se convertiría en la Némesis masculina de ella. Sus ojos empezaron a mostrar los rayos verdes, heraldos de la tempestad que se avecinaba, y su cuerpo empezó a exhalar un vapor negro que olía a amoníaco, azufre y testosterona. El horrible hedor hizo sospechar a Sofía que algo andaba mal, y por primera vez en su vida sintió un temor desconocido: un temor de muerte. Sus plumas ennegrecieron como las de un cuervo,


pero sin ningún brillo, como sombras espectrales, entonces no pudo soportar ni una milésima de segundo más, y dejó soltar toda su maldad, toda su locura REPRIMIDA. Su cuerpo empezó a sangrar, sus huesos se salían de sus extremidades produciéndole enormes heridas. Sofía no salía del asombro – a pesar de su frialdad para lo sangriento y brutal -y cayó sentada, intentando alejarse de aquella monstruosa metamorfosis. Su estructura ósea crecía y rompía la piel en forma de espinas, mientras el se retorcía en un dolor extrañamente catártico. << ¡Vaya, qué horrendo!... pero ahora es el momento>>, pensó Sofía volviendo en sí, decidida a reiniciar el ataque, aprovechando que su enemigo parecía morir en el suelo en un charco de sangre. Se lanzó con su pico para rematarlo… pero para su sorpresa fue lanzada contra una pared, como una pequeña Barbie, con un solo golpe de su adversario. Cuando ella se recuperó del golpe notó que hacía un frío intenso y que ya no estaba el charco de sangre. Las cosas que estaban cerca al Poollomán se pulverizaban, como castillos de arena en una ventisca, y algunas se derretían como corrientes de líquido acuso que corrían hacia él. Toda la habitación se congelaba y se llenaba de una oscuridad que crecía desde el centro del cuerpo del ahora deforme ser hacia los alrededores. En el contorno del cuerpo de este se había formado una esfera negra, traslúcida, como una burbuja de brea: estaba absorbiendo toda la energía de la materia presente en aquel lugar. Sus muslos crecían velozmente y tomaban dimensiones desproporcionadas, su pico se rompía y en lugar de este aparecía uno más grande, su tronco se expandió, mientras sus lentes brillaban con un rojo intenso de estrella moribunda, y pronto sus gritos de dolor se volvieron en un sonido gutural intenso. Entonces el miedo se intensificó en Sofía hasta el pánico de mujer histérica: - ¡Por Marx, por Lenin, qué es esto! Ella, por primera vez, temió. Sin embargo se armó de valor y fue a atacarlo… pero antes de hacer algo, la debilitada estructura del edificio cayó sobre ellos. Disuelto el nubarrón de polvo, vio la imagen más increíble y perturbadora de su vida. Nunca la muerte había tomado una forma tan alucinada. Poollomán ya no era el pajarraco flaco de aspecto de pollo, ni mucho menos el corpulento hombre pájaro azul. Era un horrible monstruo de tres de alto metros y seis de largo: ya no era el mismo. Poollomán no era Poollomán. Caminaba en cuatro patas gruesas como troncos, similares a las de un dinosaurio carnívoro y, a la vez de, de un ave rapaz. Tenía garras felinas en cada una de estas patas, que a su vez estaban cubiertas de una coraza de escamas gris oscuro, y de cuyas articulaciones habían brotado huesos parecidos a un sable. Su cola era larga y gruesa como la de un animal pre-diluviano, con placas óseas que sobresalían y seguían por su espalda hasta desaparecer progresivamente en el cuello. Su cola de reptil prehistórico terminaba en una protuberancia llena de púas, similar a una cachiporra medieval. Todo su cuerpo estaba cubierto de plumas negras (a excepción de las zonas con escamas). Su pico era descomunal, aserrado como las mandíbulas de un escarabajo, y parecía más la boca de un dragón. En sus lentes se veía fulgurar un iris rojo. Su cresta aún estaba presenta, pero esta vez toda de luto. Y de su espalda nacían unas alas huesudas de murciélago, que tenían unas pequeñas garras en cada punta. Repentinamente este ser extraído de algún círculo del infierno de Dante, empezó a expulsar un vapor gris de sus fosas nasales que dio origen a unas burbujas oscuras; de igual manera de sus ojos brotaron unos rayos verdes que formaron dos esferas más. De estas paranormales formaciones nacieron cuatro seres, que Sofía notó que eran


físicamente iguales a Poolo, excepto uno que se destacaba por una cicatriz que atravesaba su ojo. La antes tiránica y cruel Sofía era un manojo de nervios ante semejante espectáculo de luz y sonido, sacado de la mente de algún sicótico. <<No tengo miedo, no tengo miedo>>, se repetía intentando darse valor. <<No he llegado tan lejos para rendirme. La pequeña Cuba derrotó al gigante norteamericano. ¡Moriré luchando! >>, se dijo ella. - ¡Moriré luchando! – gritó en su último acto de rebeldía… y se lanzó entonces al ataque. Este nuevo ser quimérico, lanzó un potente rugido, algo agudo como el de rey tirano reptil. Ya no existía el viejo superhéroe, y si existía estaba atrapado en esa coraza demoníaca. Esta criatura no era el muchacho-ave de los discursos largos, de las palabras conciliadoras, ni siquiera el de los arrebatos de violencia; era un animal, una bestia salvaje, instintiva. Sin embargo, a pesar de su brutalidad, recordaba la imagen Sofía, que lo desesperaba y llenaba de rabia, como a un toro la capa roja. Sofía lo atacó con una de sus bolas de chakra, él devoró dicha esfera como un caramelo y la escupió en forma de una llamarada potente como la de un soplete, y con pequeños rayos verdes alrededor. Sofía tuvo que evadir su ataque devuelto con creces. Entonces intentó lanzar un golpe y clavarle las uñas en los ojos, pero sus ojos estaban protegidos por los cristales de sus lentes, que se habían soldado a su cráneo. En eso, ella recibió un coletazo que la lanzó contra las columnas de un conocido baipás en la avenida del Progreso, que estaba a punto de inaugurarse antes del golpe de Estado. Los pilotes de concreto cedieron ante el cuerpo de Sofía, que había sido lanzado a una velocidad increíble, cayendo como fichas de domino. La carísima y soberbia estructura se derrumbó como un castillo de naipes. De los cuatro seres que había huido, asustados del combate, uno se había quedado observando de lejos, desde lo alto de una huaca abandonada, con su ojo con cicatriz. Este misterioso personaje reía serenamente al ver el espectáculo de destrucción. La bestia negra, saltó entonces y empezó a volar con sus pesadas a toda velocidad, cayendo con todo su peso para aplastar a Sofía. En su sed de sangre, intentó arrancarle la cabeza a la ex tirana, que en ese momento se encontraba adormecida por el golpe. Mordió la cabeza con su enorme pico, e intentó extirparla como un lagarto arranca un trozo de carne. Pero ella intentaba zafarse con todo su poder, y si bien era muy fuerte, esta vez el monstruo lo era más. La energía que había extraído de cada átomo lo hacía invencible, mas no benévolo. Y fue así como en el forcejeo le fracturó los huesos de los brazos, y le dislocó los hombres. La antigua bella dictadora, en su desesperación, logró escapar de la muerte con mucha suerte, lanzando una potente patada al pico, que si bien no causó mayor molestia en la bestia, la ayudó a liberarse. Pero ni bien se libró, cayó llena de heridas profundas y la cara llena de sangre. En otras circunstancias, Poolo, al ver sufrir así a una mujer – hombre, animal, lo que sea, pero en especial una fémina, pues era el ser que más idolatraba – se habría detenido de inmediato. Pero ahora convertido en un ser inhumano (en aspecto y espíritu), y le hubiese dado igual comérsela entera o descuartizarla. Aquella inquebrantable jovencita, decidió rendirse por esa vez, y se dio cuenta que lo mejor era huir para recuperarse y terminar luego su misión. Cubierta de tierra y sangre, se arrastraba penosamente. Se levantó al fin, e intentó correr cojeando. Al ver que su enemiga se escapaba, la criatura infernal corrió y le dio un zarapazo que le cortó hasta los músculos de la espalda. La avecilla herida de muerte lanzó un grito seco, cayendo violentamente contra unos escombros. Fue ahí que por primera vez en su vida pidió ayuda:


-

¡Auxilio, por favor! – gritaba entre lágrimas a los pocos bizarros que, desde lejos miraban con horror. Mientras tanto, el muchacho de la cicatriz reía sádicamente desde su sitio. Entonces aquel ser que antes era Poollomán, pero que ahora era más cruel y desenfrenado que la dictadorcilla, se acercó a esta última que gemía, como una niña pequeña que se cae de la bicicleta y se hace una heridita. Y sobre el charco de sangre que era ella, lanzó una llamarada verde que pronto se hizo cada vez más brillante hasta hacerse tan intensa como la radiación de una bomba de Hiroshima, aún más incluso, lanzando el cuerpo exánime a los más profundos y ardientes abismos de la tierra. El pavimento alrededor empezó a derretirse como cera, y los vapores ígneos y sulfúreos recordaban a una erupción volcánica. Una llamarada de fuego cercaba toda la zona y, la columna de humo y ceniza que despedía se podía ver a kilómetros de distancia. El forado que abrió este ser era más profundo que las cavernas de Viaje al centro de la Tierra, y la que alguna vez fue la bellísima Rebeca López de Romaña Pardo Jhonson, sería sepultada como Sofía, en el centro del globo. Este descomunal agujero fue cerrado de inmediato por el monstruo <<a punto de soldador>>, creando así la tumba en vida más insondable de la historia.

Este fue el final de aquella rubia poderosa. Luego en un mar de llamas y lava, ¡en plena Lima!, que recordaba más a Pompeya. Mientras aquel descomunal hipogrifo negro parecía estar cómodo, como en su madriguera. Así, pareciendo entender que había cumplido su objetivo, lanzó un potente bramido al cielo, disparando rayos verdes y negros de su poderosísimo cuerpo, acompañado de una luz del mismo color que los rayos, que nacía de las profundidades de su garganta. Sus ojos rojos brillaban más que antes, como potentes faros. Solo entonces la bestia partió entre una enorme humareda, que agitaba con su alas de quiróptero. Pronto ese Pedro Páramo monstruoso, desapareció en el horizonte, sin dar señales de volver a ser de nuevo Poolo, o al menos Poollomán. Ante ello, el personaje del ojo cortado asintió con la cabeza y desapareció de la huaca. Ante todo lo sucedido quedaba responder la pregunta: ¿quiénes eran estos seres que se materializaron con el vapor y rayos de la criatura sobrenatural?



Libro V Problemas de Personalidad MĂşltiple


Capítulo I ¿QUIÉN SOY, QUIÉNES SOMOS? -

¡Por favor señor, estoy perdido! – pregunto un escuálido muchacho con desesperación. De repente se detuvo a pensar - … Estoy buscando… … no sé que estoy buscando… Chibolo tarado, ya déjate de sonseras. – respondió el avezado estibador.

Entonces el muchacho se retiró tembloroso y pálido, pues era muy asustadizo – sin mencionar además su aguda depresión. Así deambuló por horas, lagrimeando por caminos que desconocía. En este andar errático llegó a los barrancos de Miraflowers, y se acercó peligrosamente al abismo. Ensimismado, mirando la nada empezó a preguntarse en voz alta cuestiones que en otro hubiesen sonado falsas: - ¿Por qué estoy aquí? ¿Quién soy? – lloró - ¡Dios, por favor, sálvame! ¡No recuerdo quién soy, ni a mis padres!... – hizo una pausa a su dramático discurso, y se agachó lentamente, temblando, y se acercó aún más al precipicio. Se le hizo un nudo en la garganta, sudando frío: pensaba en suicidarse. - ¡Oye atarantado! – se oyó una voz similar a la suya detrás de él. A sus espaldas estaba un personaje con una cicatriz que le cruzaba cerca al ojo, sin dañar su vista. Al principio no lo notó, pero al verlo bien, reconoció en su rostro agresivo rasgos familiares. Coincidentemente ahí había un espejo roto, lo bastante grande para que pudiera verse y ver al otro y… ¡para su sorpresa era idéntico a su interlocutor! (excepto por el tajo en la cara). Continuó hablando el tipo de rostro marcado: - Te diría que no te lances, pero sé que no tienes agallas para hacerlo. Y en efecto, así era. Este clon aparecido de la nada lo conocía como uno conoce su propio reflejo. Esto asustó mucho al muchacho: - ¿E-eres un demonio? – titubeó. - ¡Ayayay! Tan crédulo en esa religión roba mentes. No seas… mejor me callo. ¡Claro que no soy un demonio, soy tu hermano! Me llamo Leonard… - luego el gemelo desconocido, que pareció ser amable por unos segundos, volvió a su actitud petulante y agresivo -¿Por qué carajo tu ropa es tan opaca? Un polón gris con capucha azul. ¡Un pantalón verde desteñido… y con lentes! ¡Qué pavo por mi madre! Aprende de mí, tu papi con estilo: una camisa negra sin abrochar, BBD blanco, cadena de oro, mi hermoso cabello con su gelcito, unos jeans rasgados y unas zapatillas blancas Nike – y de las originales, bien chévere, y mi perfume, ¡umh! ¡Soy un Dios! Tú en cambio, mi amigo, mi hermano, con tu pelo todo lacio y con ese cerquillo, pareces maricón. Entonces el frágil muchachito intentó hacer su primer acto de rebeldía: - No soy maricón. – respondió bajito, suave, pero enfático, ante tanta pedantería. Pero estalló la bomba: - ¡Qué mierda dijiste!- contestó su reflejo criminal en un estallido de furia. Le levantó la mano para golpearlos, mientras el débil se protegía la cara, asustado. - ¡Mentira brother! – Tan rápido como se descontroló volvió a un estado de falsa calma. Continuó: - ¡Vamos por ahí, pe’s! El otro con su mirada lánguida, sin estar seguro si era por que quizás este muchacho podría ser la respuesta a sus interrogantes, asintió con la cabeza lentamente y lo siguió. De esta forma ambos partieron sin rumbo, uno con las manos en los bolsillos y cabeza gacha, arrastrando un tanto los pies; otro con un andar casi simiesco, riéndose, haciendo gestos como un rapero, carcajeándose, silbando, golpeando a la nuca a su


cobarde compañero, empujando al nervioso y deprimente jovencillo. ¿Pero qué motivó a unirse a estos dos?... Pues ya saben que la pena siempre va acompañada de la ira.


Capítulo II EL ESLABÓN PERDIDO (¡DESNUDO!), EN MIRAFLOWERS -

¡Serenazgo, saque este pervertido! ¡Enfermo! ¡Dios mío! ¡Ay! ¡Auxilio! – grita en Miraflowers una vieja estirada. Un joven desnudo – cubierto por todas partes de vello, por cierto - violaba a un pequeño pequinés de cabello más ordenado que el de su verdugo. Inmediatamente, como el Chapulín Colorado al ser invocado, llegó un fornido sereno, entonces este muchacho de las cavernas saltó y huyó corriendo, primero como un chimpancé salvaje, luego, como un corredor olímpico, gritando de manera simiesca. <<Tengo hambre>>, era lo único en lo que pensaba (y podía pensar), así que comió un poco de pasto, pero lo escupió: él quería algo más gourmet. Corrió y entró a uno de esos cafés de la avenida Larco, asustando a todos los comensales con su sola presencia, quienes huyeron entres sus << ¡oh my god! >> y sus << ¡oh shit!>>. Curiosamente en este distrito la actividad no había cambiado mucho a pesar de los conflictos nacionales. Ahí no pasaba nada, bueno, hasta ahora.

El primitivo amigo devoró todos los postres con las manos, con tal ansia que parecía que acabaría comiéndose los platos y hasta las mesas. Llegó la policía, y el extraño cliente tuvo que huir, veloz, cosa que no le era competencia aquel efectivo de vientre cervecero. Luego sintió ganas de orinar y defecar, necesidades que no le representaban ninguna inconveniencia, pues era libre de hacerlas donde mejor le plazca. Dicho y hecho, desfogó sus ímpetus en plena alameda del distrito. En eso, alguien pisó su asquerosidad y resbaló: - ¡Válgame la redundancia! ¡Por la raíz cuadrada de dos!... que por cierto es un número irracional. – gritó sorprendido un mozuelo de aspecto ridículo. Continuó con sus extrañas exclamaciones: - ¡Qué entidades metafísicas malignas son estas! – Se paró y se detuvo a observar lo que había pisado. Aseveró con certeza de un perito en heces: -Indudablemente es excremento de mamífero, probablemente homínido. - Entonces el tipo de voz disfónica, que vestía una camisa amarilla con cuadros verdes, corbata de moño azul, desproporcionados lentes cuadrados y un bozo (o pelusa) sobre el labio, similar a la de Cantinflas. Su rostro estaba marcado por un intenso acné, parecía tener una sola ceja muy poblada -en realidad eran dos sin separación-, y un peinado popular en el siglo XIX, pero ahora en desuso: la raya al medio con mucho gel. Tomó un sorbo de su botella de jugo de betarraga y el resto lo usó para limpiar su zapatilla sucia. Sus zapatillas eran de tela roja con pasadores de color verde fosforescente, y tenían suela de jebe blanco, con puntas redondeadas del mismo material. Usaba un pantalón azul de drill, como el de un escolar, con una basta larguísima que arrastraba de un lado, y que estaba remangada exageradamente del otro. Era barrigón y llevaba una correa rota unida con grapas y sus zapatillas estaban agujereadas en los talones. Al notar con sus lentes sucios al prehistórico compañero que andaba por ahí dando vueltas como un perro que busca su casa, exclamó en su cabeza: <<¡Increíble, un primitivo homo sapiens sapiens! Sabía que ese excremento pertenecía a un homínido parcialmente evolucionado>>. Se acercó a observarlo. Ambos cruzaron las miradas y para su sorpresa…: - -¡Juraría que este increíble ser, de no ser por lo peludo, es idéntico a mí! – entonces especuló con la seriedad de un científico:


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- Quizás un portal interdimensional alteró el tiempo y espacio y trajo a mi contraparte cavernícola, tal como ocurrió en la historieta 25 de Flyman. – dirigiéndose a su raro reflejo: -¿Hablas? El prototipo de chancón bautizó a su nuevo amigo (o espécimen) como Platón, el Cavernario- en alusión al mito de la caverna que propuso este filósofo griego. El Cavernario estaba reacio a hablar, pero luego de insistir con varias preguntas, este respondió a una que estaba fuera de lugar: << ¿tienes ganas de dormir? >>, con un malhumorado y ronco “ajam”. Este nerd de serie extranjera, se llevó a un lugar tranquilo a su <<hermano de otra dimensión>>, ya que empezaba a llamar la atención de la gente. Se metieron dentro una camioneta vieja, con lunas conveniente pintadas de negro (no polarizadas), sin dueño al parecer. - ¡Vamos! – le dijo el extravagante al salvaje, incentivando la comunicación. - YA – GA. – contestó secamente el cavernario. - ¿Eres de aquí? - No sé. – habló para sorpresa del otro, fiel a su estilo amargo. - Es curioso, yo tampoco recuerdo de donde soy, solo recuerdo aquella batalla épica… olvídalo, no lo entenderías. Lo único que sé es que me llamo J. P. Es probable que haya sufrido un traumatismo encéfalocraneano leve, con una probabilidad del cincuenta por ciento para ser más exacto, y que eso sea la causa una amnesia temporal. - Ah ya. – Al ver su aparente entendimiento del ser primitivo pensaba que esto era muy curioso, y que era probable que alguien le haya enseñado, de manera rudimentaria la comunicación. Esto lo explicaba; como el mismo decía: <<los homínidos, a partir del Homo Sapiens Neanderthalis, tenemos la capacidad de hablar un lenguaje articulado. Sin embargo cabe la posibilidad de que este sea uno de esos graves casos de esquizofrenia. ¡En fin! Valdrá la pena estudiarlo>>. A la sazón le preguntó: - ¿Tienes nombre, mi estimado? - Polikiki… Wikikiki - ¿Cuál es tu nombre, Polikiki o Wikikiki? - ¡Polikiki-Wikikiki! – respondió ofuscado. - Ah, entiendo. ¡Vaya, perdona mi torpeza! Es un nombre compuesto, indudablemente. – dijo mientas se tomaba la barbilla en actitud pensativa.


Capítulo III EL REGRESO DE LA BESTIA De un momento a otro, el cielo se oscureció bajo la sombra de un ser sacado de un libro del medioevo: era aquella criatura que hasta hace unas horas era el buen Poollomán. Luego de volar, rugiendo y lanzando llamaradas en el cielo, aterrando a cuanto espectador incrédulo lo veía, se calmó y se sintió cansado, por lo que se detuvo en el distrito de Chorritos, cayendo violentamente sobre el llamado Morro Lunar. Destruyó con su enorme y pecho acorazado, varias antenas. Algunas personas que estaban en la playa Agua Salada, pudieron grabar con sus cámaras de mano el irrepetible suceso. Ya en el suelo, la bestia se durmió, y quedó en un sueño letárgico. Mientras esto ocurría, sus placas se hundían en su cuerpo, sus plumas empezaban a caerse, el pico se le quebraba, sus garras se retraían, sus escamas se salían como se caen las tejas de un techo viejo, y entre una nube densa, la silueta salvaje se hacía más pequeña, más humana. Luego que el vapor se diseminó por completo, quedó solo un cuerpo desnudo y delgado boca abajo. Era Poolo. ¿Había fenecido?


Capítulo IV TIEMPOS VIOLENTOS - ¡Al toque! - ¡Ya, ya! Eran dos ladrones que se apuraban entre ellos para asaltar a un muchachito. Los ladrones, eran coincidentemente de edad similar a la del asaltado. Ambos huyeron del lugar, pero se tropezaron con nuestro amigo de la cicatriz, Leonard. - ¡Sal mierda! – y de esta forma uno de los ladrones empuja al trémulo y endeble hermano de Leonard, que había sido nombrado Chris por este último. El tímido muchacho salió volando contra una pared, asustado. El compañero del agredido, voltea velozmente y jala de cuello del polo al malandrín y lo tira al suelo. - ¡Qué chucha haces huevón! - ¿Qué dijiste? – respondió Leonard serenamente, acumulando la cólera para expulsarla de un solo golpe. – Vas a aprender que esas palabrotas nadie me las dice, ni se dicen por las puras. En eso el ladrón saca una navaja oxidada, no por ello sin filo, e intenta apuñalarlo. Él fácilmente esquiva la estocada, saca su camisa, e igual que un pandillero experto, la hacer girar como un molino a modo de escudo. El otro lo imita, y ambos caballeros medievales degenerados, giran lentamente como dos gallos de pelea. Leonard patea el arma de su contrincante, la toma rápidamente y lo apuñala en el estómago una y otra vez cogiéndolo del cuello. Esta imagen propia de un penal de máxima seguridad congela a Chris. En eso regresa su compañero a auxiliarlo (aunque tarde). El brutal asesino del hampón dice en voz baja: << a este lo mato a puño limpio>>. Se pone en guardia, el otro saca su puñal y la mueve velozmente, haciéndola silbar en el aire. Leonard recibe entonces dos o tres cortes no tan profundos. << ¡Mierda!>>, grita al sentir el dolor, <<una raya más al tigre>>, piensa mientras se decide a atacar. Antes de ser arrinconado, patea la navaja. Esta no cae, pero aprovecha la distracción y vuelve a patear más fuerte, más certero: el arma blanca cae. El tipo, desarmado, intenta cogerle la cabeza a su violento rival, pero este lo esquiva como un jaguar, como un mono, y antes de poder reaccionar le hace una llave que disloca la mano del aprendiz de ladrón. Él toma la cabeza del lisiado y la impacta contra su rodilla una y otra vez, lo golpea en el estómago con su puño, le pone una zancadilla y lo hace caer. Lo patea con tal rabia en la cabeza, que la boca se le empieza a llenar de espuma como a un perro rabioso. Su mirada de psicópata, recordaba a la de Poollomán antes de convertirse en una bestia. Al ver que el pobre delincuente se resistía a morir, golpea su cabeza contra el cemento frío de la calle, hasta que su supuesto hermano – que estaba tirado, llorando de miedo – le grita: - ¡Por Dios, qué haces! ¡Para, para, para! - ¡Cállate! – responde el otro con un rostro desencajado de homicida. - ¡Por favor no! ¡Noo! – y lloraba y gritaba desesperado. Los transeúntes, que hasta el momento no se atrevía a intervenir, ya había llamado a la policía que, como siempre, demoraba en llegar. El espectáculo era sanguinario, hasta que Leonard se calmó y se detuvo. Registró a ambos bandoleros caídos y les robó el dinero, que irónicamente ellos habían sustraído antes. - Ladrón que roba a ladrón, tiene mil años de perdón. – dijo riéndose con algo de crueldad. Su gemelo cobarde huyó, pero él lo persiguió y amenazó: - Si te vas, te mato – le dijo al oído. Más calmado le explicó: - Ahora tenemos plata para buscar al resto de la familia… Vamos, tranquilo Chris.


El triste personaje solo asintió con la cabeza. Luego su cruel gemelo le dijo con cierta severidad: - Si piensas que todo lo hice por ti te equivocas. Que quede claro: solo lo hago por placer. – y no mentía en absoluto.


Capítulo V EL DESPERTAR DE POOLO -

¡Dolor! ¡Dolor! – Poolo despertó gritando. Levantó un poco la cabeza y observó donde estaba. Al ver que era un enorme arenal lleno de escombros pensó: <<Esto parece un sueño… No, una pesadilla. >> Entonces intentó recordar lo que había sucedido: << Solo recuerdo que fui a ver a Sofía y el dolor intenso, y luego todo se puso negro… No recuerdo nada… Debo recordar, ¡debo recordar!... ¡Ya!... no, aún no… Ese sueño en el que… destruía a Sofía… no creo. ¿Será verdad? Y el baipás, la obra tan cara que causó tantos problemas a…. ¿Alguien viene? No… ¡Alguien viene!>>

Los periodistas, técnicos, policías, bomberos habían venido a averiguar por qué repentinamente habían desaparecido todas las señales de los canales de televisión. Además, muchos medios radiales habían sido alertados por gente histérica desde las playas cercanas que decían literalmente: << ¡Hay un dragón en el cielo! ¡Viene el fin del mundo!>> Así que a Poolo solo le quedó correr. ¿Pero a dónde si solo podía huir hacia el abismo? No tenía salida. La policía entonces lo vio y le pidió que se detenga. Poolo no volteó y saltó del morro – para sorpresa de todos los testigos -, esperando transformarse o morir. Mas no pudo a tiempo, cayendo al abismo rocoso cerrando fuerte los ojos. Se resignó a morir, pero unas centésimas antes de tocar el suelo tuvo uno de esos pensamientos relampagueantes: <<No. Jamás moriré sin luchar>> ¿Era acaso demasiado tarde? Solo se oyó un golpe seco. Luego el silencio y el rumor de las olas. La adrenalina de ese último pensamiento le bastó para ser nuevamente Poollomán (la primera de las tres formas). Cayó violentamente y su pico se clavó en una roca: - ¡Ay! ¡Au! – y sacó el pico incrustado, adolorido. Intentó volar, pero no tenía fuerzas, así que corrió, veloz hasta la casa donde estaban sus padres antes de ser visto. A dos cuadras del lugar no pudo mantener esa forma, y volvió a ser Poolo, quedando desnudo ante las miradas pudorosas y, una que otra libidinosa, de unas un tanto agraciadas jóvenes. - ¡Papacito, pasa por acá más seguido! – gritó una. - ¡Cállate! No ves que es un demonio. ¿No viste que antes era un hombre pájaro? Un caso parecido oí en el programa del doctor Sho. Poolo no estaba avergonzado. No podía estarlo. Sentía que el corazón se le salía del pecho, que le daba un ataque cardiaco. Llegando a la puerta de la casa sintió mucho frío, la vista se le nubló. Cayó como muerto, dando un golpe seco en el portón. Luego todo se le puso blanco y finalmente llegó una extraña paz. - ¿Hijo, ya estás mejor? - ¿Ma? Poolo despertaba en un pequeño colchón en el suelo, luego de estar inconsciente por varias horas. Despertó con un fuerte dolor de cabeza y temblando un poco de frío. - Te encontramos en la puerta. Salimos al oír un extraño golpe. No lo hicimos al principio como nos advertiste. Pero tu padre presentía que eras tú, y abrimos. Te encontramos desnudo Te metimos y abrigamos. - Ma, tengo hambre y sed y me siento débil. Tengo frío, creo que me muero.


Sus padres no se alarmaron ante sus palabras, pues sabían que su hijo era un exagerado, sin embargo, le brindaron cuanto alimento pudieron. Luego de comer por diez hombres, kilos y kilos de comida, y beber aguar por horas, litros y litros de agua, recuperó su color natural, y su temperatura corporal subió, al igual que su peso. Sus padres miraban sorprendidos sin saber donde le cabía tanto. Satisfecho, se recuperó totalmente. En su estado humano, ante el estado de emergencia en que estaba su organismo, no había perdido la capacidad de digerir velocísimamente, asimilando el ciento por ciento de lo comido. Poolo, notó algo más: sentía una paz que había alcanzado rara vez en su vida, como si se hubiese quitado un gran peso de encima, pero a la vez sentía que le faltaba algo. Ignoró todo eso. Se vistió y se sentó a leer un libro de Sartré. Accidentalmente oyó que su madre comentaba la noticia de la destrucción de un baipás cercano a San Mateo, y entonces recordó su sueño y se dio cuenta que todo este era tan real como él mismo. Estaba feliz, más tranquilo de saber que había derrotado a su más grande rival hasta entonces, pero pensó en el baipás y se sintió algo culpable. Inmediatamente recordó los problemas que había acarreado dicha construcción, se alegró y soltó con algo de ironía, una de sus tantas interjecciones extravagantemente modificadas: - ¡Upsi calatayupsi!


Capítulo VI RESPUESTAS, CONFLICTOS Y BÚSQUEDAS - … Disculpa… - dijo con su acostumbrada timidez, Chris, a lo que contestó hastiado Leonard: - ¡¿Qué?! - Solo quería saber qué buscamos. -¡Ya te dije que a la familia! – exclamó con su típica cólera - Debemos reunirnos para eliminar a nuestro hermano más fuerte, que es nuestro padre a la vez. - No te entiendo, ¿quién es ese hermano-padre? - Poolo, más conocido como Poollomán. - ¿Cómo es que tú sabes estas cosas si yo…? - ¿Si tu no recuerdas nada?- le respondió burlándose – Es que yo soy el más fuerte, el que manda. Mientras ustedes son más Poolo, yo soy más Poollomán. Era cierto, pero él se refería más a la bestia en la que se transformó Poolo. *** Una vez recuperado, Poolo decidió darse un descanso, sin saber que este no duraría mucho. Encendió la radio y lo primero que oyó fue esto: - Programas Radiales del País informa de emergencia: El presidente Obama Bama Buch luego de declarar la guerra al Perú, ha decidido continuar el ataque hasta las últimas consecuencias, tal como lo oye. Repito, Estados Unidos atacará nuevamente al Perú. Oigamos las palabras del presidente de EE. UU. … Poolo oyó estas palabras en su radio portátil Kakita. Esto lo puso frío. << ¿Será por lo que hice?>>, pensaba. Empezó a temblar y a sudar frío. << ¿Y ahora tendré que defender de nuevo al país? ¿Podré contra ese leviatán de armada?>> Entonces en la radio escuchó a un periodista que fungía de traductor: - Estamos aquí, transmitiendo desde la Casa Blanca en Washington. El presidente Buch está declarando que enviará absolutamente todas sus tropas, hasta la última reserva si no entregamos al mutante FENIX- O1, conocido por nosotros como Poollomán. Tenemos plazo de una semana. Lo que Poolo no sabía en realidad, y que no sospechaba casi la totalidad de la población era que no venían solo por él, sino por nuestros recursos naturales. El plan era coger su arma más poderoso, el llamado FENIX – 01, y convertir al país en un protectorado, ante el desgobierno luego de la repentina y extraña muerte de Sofía. *** -

¡Hey tú willy! Mi nombre no es Williams, es J. P., mi estimado amigo. No te he preguntado tu nombre. Ven aquí. Lo lamento joven, voy a analizar este extraño espécimen.- el otro tipo reaccionó violentamente de un momento a otro: ¡Ve aquí carajo, antes que te saque la con…! Lo lamento, si no es como caballeros, de buen modo, no voy a ningún lado. – respondió J. P. tranquilamente. Entonces el tipo con una cicatriz en el ojo derecho intentó golpearlo.


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¡No Leonard! – gritó asustado el lánguido acompañante del agresor. Entonces Polikiki-Wikikiki saltó sobre el tal Leonard e intentó morderlo como un perro. El muchacho con aspecto de rapero cayó al suelo intentando evitar la mordida (y el mal aliento) de su contrincante. - ¡Por favor, detén a esa bestia! – dijo el muchacho enclenque y paliducho, de nombre Chris, suplicante. Este había desarrollado un vínculo de amistad sadomasoquista con Leonard: le había agarrado cariño a su abusador. Pero J. P. que, había sido ofendido en su anacrónico honor de caballero, se mantuvo indiferente: - Lo lamento compañero, pero eso se gana por ofender al amigo de un troglodita. Además no es bestia cuadrúpeda, es bípedo homínido. - Durante este diálogo, Leonard votó al Cavernario como a un animal cualquiera, de un golpe con el brazo: - ¡Sal mierda! – le dijo el vulgar de manera menospreciativa. Se levantó e inició con una arrogante reprimenda: - Yo soy el más poderoso, su papi. ¡Yo soy su líder! ¡Nuestro objetivo es acabar con el que se hacer llamar Poolo, Poollomán! - La gente observaba, algunos asustados, otros admirados creyendo que era un teatro ambulante o la filmación de alguna serie. La avenida Larco nunca tuvo tan extraños invitados. Entonces Chris le dijo a Leonard avergonzado: - Baja la voz por favor, nos están mirando raro. - ¡Cállate oye…! – entonces se dio cuenta de su inesperado auditorio, y bajó la voz contra su voluntad. - ¡Vámonos de una vez! No quiero tener problemas con nadie. – Pero era demasiado tarde. Ni bien se iban se tropezaron con tres gorilotes de serenazgo y se armó la fiesta. Los serenos (que eran más altos), intentaron llevarse a J. P. a la fuerza, este opuso inútil resistencia, cuando Polikiki-Wikikiki mordió al secuestrador, se le trepó a la cara y lo arañó, y con su fuerza salvaje lo tumbó al suelo. Chris también estaba siendo arrastrado entre súplicas patéticas, entonces Leonard le hizo una llave al enorme tipo y túmbandolo muy fácilmente. Pero el tercero lo tomó por la espalda. Ni bien hizo esto, cayó atrapado en un elaborado artefacto – hecho con ligas, cuerdas viejas, vasitos de plástico y botellas de plástico botadas -, de manufactura del genial J. P. Al ver que se acercaban más serenos, los cuatro huyeron velozmente con rumbo desconocido. En el camino, el eslaboncillo perdido se distrajo con un chapita en medio de la pista. J. P. al advertir esto, lo empujó hacia la vereda antes de que fuera atropellado por un auto. -

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La demora de J. P. enfadó a Leonard, y el segundo alzó al primero jalando su cuello de la camisa. ¡Por qué demoraste, atarantado! – le gritó el cara cortada… pero algo pasó para su sorpresa. Si no quieres problemas, no los busques protohumano. – respondió J. P. con una firmeza, impávido, ante el peligro en el que se ponía al responder. Su mirada no era de odio, era de calma, pero una calma poderosa. J. P. no solo era pura inteligencia, era valor, y del bueno. Pero Leonard que era pura violencia, violencia humana y consciente, la más cobarde. No entendió ni las palabras rebuscadas, ni mucho menos este arrojo. Así que lo bajó de inmediato sorprendido, J. P. se acomodó la ropa, y todos siguieron en su huida. Lamentablemente, en tales circunstancias, por fuerza mayor me tendré que ir con ustedes, caballeros. – dijo el de lentes y acné.


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¡Vaya si que eres florero! – dijo Leonard con desprecio. Por su parte Polikiki- Wikikiki tuvo que ser despertado, pues se había quedado repentinamente dormido. Este extraño ente era el paradigma de los pecados capitales: lujuria, gula y pereza eran su esencia. Sin embargo todos estos “pecados”, quizás no eran si no, los más legítimos y profundos sentimientos humanos. Una vez todos listos, luego del descanso, reiniciaron el escape. ¡Bum! De un momento a otro escucharon un estruendo en el cielo que hizo vibrar los vidrios de las tiendas. Todos se detuvieron y voltearon a ver la bóveda azul (gris en caso de Lima). ¡Era Poollomán! Volaba a velocidad supersónica, hacia quién sabe donde. - ¡Ahí va! Volvamos y persigámoslos. – gritó Leonard animoso.


Capítulo VII MIRELLA - ¡Dios mío! ¡Ahí está mi bicicleta, mi amada Mirella! En la copa de aquel árbol de la Av. Arequipa, aún permanecían las oxidadas piezas, tal como las dejó olvidadas. Poolo destruyó, sin querer, su más querida posesión, su bicicleta, luego que la usó con un violento desenfreno y velocidad, mientras estaba convertido en Poollomán, en cierta ocasión. El vehículo no resistió tanto ímpetus. Mientras volaba se había quedado estático en el aire, como lo haría un colibrí, al notar que algo brillaba. Fue así que halló su bici. Sin embargo lo que llamó su atención no era ninguna pieza de su biciclo contemporáneo. << ¿Pero qué es eso que brilla tanto? >>, pensó al ver ese pequeño resplandor desde lejos. Bajó a investigar. El hallazgo fue sorprendente para él, mas no era nada fuera de este mundo: era uno de esos nuevos MP3, raros en aquellos tiempos. Se alegró mucho, nunca había tenido algo así. El anuncio de la guerra lo tenía cogitabundo, pero este hallazgo lo sacó de sus cavilaciones. << Un buen augurio>>, se le ocurrió, pero inmediatamente se contradijo con su escepticismo: << ¡no creas en la metafísica, por favor!>> Esa noche fue a una cabina de Internet a probar su nuevo hallazgo. Le fue difícil hallar una computadora con un puerto USB, necesario para el artefacto. Apenas insertó el reproductor apareció en la pantalla una ventana que advertía: <<VIRUS DETECTADO>>. Poolo, con su acostumbrado nerviosismo, se asustó e intentó quitar el aparato infectado, pero no pudo sacarlo, estaba atorado. Poolo se alteró más e intentó arrancarlo, pero parecía soldado al computador. Su actitud empezaba a llamar la atención. Decidió dejarlo ahí. Para su sorpresa luego de un rato apareció en la pantalla: <<VIRUS ELIMINADO… QUE TENGA UN BUEN DÍA>>. Esto último de <<buen día>>, le llamó la atención, pero como sabía tanto de computadoras como de mujeres, supuso que era parte del programa. Después de una hora intentó sacarlo, pero aún no podía. Se quedó hasta que empezaron a cerrar el establecimiento. Poolo se impacientó (como siempre), pero solo le quedaba resignarse a abandonar su nueva posesión, y justo cuando se marchaba a pagar las horas que había consumido, en la pantalla aparecieron unos caracteres ilegibles, y luego una ventana que decía “PROGRAMA TERMINADO”. En ese preciso momento el MP3, literalmente se eyectó y cayó al suelo. Él cogió el aparato pero un pequeño rayo lo hizo alejar rápidamente la mano. Lo volvió a coger, ya sin problema, y se lo llevó a casa. Poolo había regresado a su casa de La Brea pues ya Sofía no era una amenaza. Con la muerte de esta, un gobierno provisional tomó el mando, y las cosas se restablecían lentamente, al menos hasta ante de las noticias recientes. Él caminó apurado, pues a raíz del anuncio de una eminente guerra, se había decretado un toque de queda a partir de cierta hora. El país estaba patas arriba, los precios subían exageradamente por la especulación, y había un gran desgobierno. Pero en algunas zonas de clase media, la situación estaba en aparente calma, pues sus habitantes creían que mientras no les falte que comer o no afecte directamente sus vidas, todos estaría bien. Mientras que distritos pobres, la policía no se daba abasto para los numerosos brotes de delincuencia, y en provincias la situación estaba fuera de control por las protestas. En La Brea el tema también era relativamente acentuado, pero Poolo, no se preocupaba de ser asaltado, por obvias razones. Tampoco había salido a detener delincuentes, en parte por una razón intrínseca, y en parte pues sabía que tenía que arreglar el problema de la guerra. Un conflicto desigual entre dos naciones dependía de un jovencito delgado de 17 años.


Aquella noche para variar se quedó dormido rápidamente, más por cansancio que por tranquilidad… Pero vio una luz que salía de uno de los bolsillos de sus pantalones que lo puso nervioso. Supuso que era el MP3 (y así lo era), y dejó que el parpadeo de la luz siga, pensando que tenía batería incorporada, y que esta estaba fallando. Se volvió a dormir. Soñó entonces que el artefacto caía de una estrella al mar, y de ahí salía una hermosa sirena, y nuevamente se despertó pues unos ruidos extraños lo sacaron de su paraíso onírico. Creyó que era algún ratón o cucaracha así que se volvió al sueño. Despertó al medio día: su despertador no había sonado. No, ¡su despertador ni siquiera estaba en su lugar! ¿Y su radio portátil, y su pequeño televisor blanco y negro? Salió a la sala de su casa y vio que a todos los artefactos de la casa les faltaban piezas o habían desaparecido. De repente salió de su estupefacción cuando oyó una voz electrónica que le decía: - Hola. Disculpa, necesito dos cámaras de alta resolución para mis ojos. - Poolo se asustó y se transformó en Poollomán antes de voltear. - No te preocupes amigo. – le dijo un extraño androide formado por piezas de diferentes electrodoméstico. – Soy pacífico, fui enviado por seres de fuera de este sistema solar para ayudarte en tu misión. - ¿Qué misión? – dijo Poollomán. Luego recordó al ejército norteamericano y la guerra. – Ah, entonces cheverongo. Traeré las dos cámaras. Recordó entonces la base militar abandonada, donde habían muchas cámaras sofisticadas. Voló hacia allá con un vuelo supersónico y regresó en unas horas con los objetos. Poollomán entonces se las colocó en la cabeza y unos pequeños tentáculos, que parecían gusanos metálicos, salieron de su cabeza y se conectaron a las cámaras. - ¡Al fin puedo verte!... – el robot se quedó repentinamente mirándolo en silencio. Entonces la gran ave antropomorfizado lo miró a lo que tomaba el lugar de sus ojos. En otras circunstancias la escena hubiera parecido romántica. El ser artificial rompió el silencio: - … ¡Eres una hermosa criatura! Poollomán quedó sorprendido, era la primera vez que alguien no se asustaba: - ¡Vaya! Es la primera vez que me dicen eso. Nunca me lo han dicho, ni como Poolo, ni como Poollomán, no al menos de esa forma. – Al ver que era tan amigable, y hasta tierno, él confió en este ser (o cosa) y volvió a su forma humana. - ¡Aún sigues siendo bello! - ¿Eres homosexual? - Es obvio que las máquinas no tenemos sexo. - Ah ya. Sí, que tonto, lo lamento… - Pero yo he decidido ser una hembra de tu especie. - ¡Cómo! - Cuando entré en ese gran mundo virtual en forma de un programa, absorbí toda la información posible y mi inteligencia creció de manera exponencial. Luego con ayuda de mis células artificiales, similares a sus nanobots, decidí aumentar mis piezas. Estando consciente de mi existencia, elegí ser una mujer pues, me pareció un género muy bello e inteligente, y más apto para la supervivencia. Actualmente estoy en una fase de transición, conformen pasen las horas mi forma irá evolucionando…- no pudo acabar la explicación ante la emoción de Poolo - ¡Estoy de acuerdo, las mujeres son deidades humanizadas! ¡Estoy maravillado, me encanta la tecnología y tú eres la máquinas más increíble que haya visto!…


- ¡Gracias, muchas gracias! - Y… Su adulador (y sincero), diálogo fue interrumpido. Para sorpresa de ambos se rompió un vidrio de la puerta y entraron cuatro sujetos: uno de aspecto de cantante de reggaetón, otro tímido tras él, otro que parecía literalmente un nerd, y uno desnudo que parecía un cavernícola. ¡Eran!... creo que no necesitan presentación. -

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J. P. llevaba una extraña arma en la mano, similar a un rayo láser de juguete, y empezó a amenazar al robot. Leonard, tomó un cuchillo que halló cerca, gritando improperios de todo tipo. Chris se quedó asustado en un rincón, como siempre. Polikiki-Wikikiki noqueó a Poolo y se lo llevó cargando. ¡No se lo lleven! Mi escáner detectan que ustedes no son humanos, y son en realidad entes de ectoplasma. Alter egos materializados. – gritó en androide. En efecto, este tenía toda la razón, aunque eso del escáner lo inventó – cosa rara en una máquina - , simplemente lo dedujo al ver el parecido de Poolo y sus secuestradores. Algunos estudiosos de la parapsicología notaron que, sujetos dotados (mediums), podían materializar formas humanas a partir de su propio ectoplasma – extraña materia gaseosa de color gris presente en el cuerpo. La máquina había obtenido esa información al viajar por la red, donde abundaban páginas con ese tipo de temas. Así es, no somos humanos reales. Aún así, ni te muevas… lo que sea que eres, o me bajo a Poolo de un chavetazo. – dijo Leonard, que sabía la verdad desde el principio. <<Para qué hablo, ¡esto parece una novela!>> pensó él, decidido a matar a Poolo inmediatamente… pero el robot, al notar eso, saltó como catapultado y le lanzó un puñetazo que lo hizo volar y estrellarse con la pared. Rápidamente el androide recibió un rayo del arma de J. P. Cayó al suelo y este se le acercó: -¡Es obvio que eres un maravilloso autómata! Te llevaré para estudia… - antes de terminar su frase, el robot destruye la máquina. ¡Fingió estar herido para atacar! ¡Qué sagaz hijo de Asimov! El falso cavernario, al ver a su amigo en aprietos, intenta atacar a la máquina humanizada, pero esta le da una patada en la ingle que, lo hace retorcerse mientras grita como un simio. El pobre Chris huye asustado a la calle, pero antes que se escape, el robot lanza como basura a sus demás compañeros sobre él. Poolo, que estaba en el suelo despierta y se convierte a su otra forma de nuevo: ¡Qué pasó! No te preocupes, ya me encargué de ellos. ¡En serio! ¡Casi te matan! ¡Vaya! Pero no te alarmes, si me hubiesen hecho algo me hubiese regenerado. Aún así te agradezco, por alguna razón extraña creo que te debo la vida. – y ese presentimiento, no era del todo pura sensación. No te preocupes, estoy para servirte. ¿Qué otra cosa deseas? Puedo reparar lo que sea. ¿Arreglar? – Y de inmediato pensó en su bicicleta.

Le dijo al robot que lo siguiera por tierra, mientras volaba aleteando, y preguntó “si no iba demasiado rápido”. Para su sorpresa el autómata iba delante de él. Ambos llegaron al sitio, el robot con mucha ropa y una gorra para no llamar la atención, y Poolo en su forma humana. Se llevaron todas las piezas a un terreno baldío sin dueño. Ahí el ser mecatrónico, se quitó la ropa y dejó salir de su cuerpo múltiples tentáculos como los


anteriores y fue cogiendo todas las partes oxidadas a la vez. Unió cada pieza con su cuerpo hasta que quedaron totalmente asimiladas. - ¿Qué haces? Las piezas no son para ti. – reclamó Poolo que empezaba a preocuparse. - Espera y verás. – respondió el robot. Entonces todo las partes de su cuerpo se empezaron a mover, como lo harían un ejército de hormigas en un muñeco de trapo, y… - ¡No lo creo! – dijo Poolo paralizado y boquiabierto al ver que el robot se transformaba en la más alucinante bicicleta. - Chévere… ¿Te puedo…? - ¿Montar? Sí claro. - Sí es que… que… que - ¿Cuál es el problema? - Es que tú ya decidiste ser “una hembra de mi especie” - Sí, así es. - Sí, a eso me refiero. Es que nunca he montado una mujer… es-es decir, una mujer robot. - No hay problema, nada más no seas mano larga. – respondió la máquina con una ironía, no vista en ninguna otra terrestre. Poolo subió y no pudo evitar transformarse en Poollomán. Pero para su alivio la bicicleta soportó sus arrebatos, y empezó a avanzar por la avenida Leguía, cada vez más rápido hasta que alcanzó la velocidad del sonido. Otro sueño se le hacía realidad. Iba cada vez más rápido, tanto que podía andar sobre la superficie del agua sin romper su tensión, subía las pendientes más verticales en contra de toda ley física y daba los saltos más altos, incluso más altos que los que daba por sus propias piernas. Iba tan rápido que la gente apenas lo veía y solo sentía un ventarrón que los tiraba al suelo. Esquivaba autos como si estuviesen inmóviles. ¡Era hermoso! Poesía, pasión, sudor, velocidad. Pedaleo a pedaleo en busca de los absolutos de la rapidez, más allá de toda limitación científica o racional. Era más que un hombre, sobre algo más que una bicicleta. A pesar que habían recorrido toda Lima, formando numerosas líneas imaginarias, llegaron a La Brea en solo unos minutos. Ni bien llegó su mamá lo llamó preocupada: - - ¡Poolo, ven rápido! No sé que pasa, el televisor no funciona.


Capítulo VIII MIRELLA INFRAGANTI, Y EL ORIGEN DE SU NOMBRE Despertaron los cuatros alter egos de su sueño obligado, y emprendieron la deshonrosa retirada. - Tenemos que hacer algo. Hay que unirnos. – dijo Leonard con aires de lidercillo. - Sí, tienes razón, nunca hay que separarnos. – agregó con un extraño ánimo Chris. - ¡No pues recontrawilly! No estoy hablando en sentido figurado. Hay que ser uno solo. ¡Uno solo! Tómense todos de la mano y piensen en ser uno como Poollomán. Chris y Polikiki-Wikikiki miraban confundidos, pero J. P. entendía perfectamente: - Nuestro líder – <<para mi desdicha>>, pensó J. P. – tiene razón. Obedezcamos al joven. Si bien Leonard imponía sus órdenes como un pequeño dictador, el aparentemente débil J. P., tenía una capacidad innata de liderazgo, pues no buscaba imponer, proponía y esperaba ser seguido. Así todos, confiaron en él y se tomaron de las manos como en una sesión de espiritismo. Sus rostros empezaron a disolverse como un dibujo de tinta, bañado en alcohol, al igual que su cuerpo. Sus siluetas nebulosas se juntaron hasta ser una sola. El viento corría. El cielo se oscureció. Llovió y… por primera vez cayó un rayo en Lima. Todos se hicieron una masa gris, de la que salió una especie de <<Poollomán corrompido>>. Era negro como un cuervo, pero le faltaban plumas en diferentes zonas de su anatomía, como a un loro enfermo. En lugar de manos tenía una especie de hojas de guadaña, que asemejaban a las patas delanteras de una mantis, que no eran sólidas, si no casi acuosas, como la brea. Era un ser huesudo como la imagen de la muerte medieval. Su cuerpo de hueso y pellejo era en extremo venoso, y poseía además una larguísima cola. Su rostro era similar al del hombre ave original, pero con un pico más aserrado y largo, y de un color gris. Sus lentes eran oscuros, en lo demás se parecían a los originales. Todo esto ocurrió en un corralón abandonado, lejos de la vista de los curiosos, y a las tres y treinta y tres de la madrugada. Ahora unidos en una sola y horrible criatura, buscarían la revancha contra su génesis. *** Poolo admiraba su nueva bicicleta-robot mujer (y MP3 además). La llevó a su cuarto y esta se conectó a una toma de corriente para recargarse. No dejaba de mirarla ahora que tenía un motivo más para adorarla. El autómata fusionado sabía que era observado, y también observaba a Poolo. Así ambos se quedaron dormidos cruzando miradas de admiración. Al día siguiente despertó… no, más bien dicho fue despertado por un bello rostro, idéntico a la sirena de su sueño pasado. La angelical cara de tez pálida, mejillas sonrosadas, y cabellos rubios asemejaba a los ángeles de una pintura del Renacimiento. Era una bella adolescente que miraba a Poolo con sus ojos celestes, recostada a un lado de la cama, mostrando una divina desnudez. Él pensaba que se trataba uno de sus tantos sueños eróticos, así que la abrazó y la besó suavemente. La escena era tan hermosa que recordaba a un mito griego.


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Yo también te quiero. – le dijo mimosa la fémina. Repentinamente oyó que tocaban la puerta y recién ahí salió por completo de su somnolencia. No era un fantasía. - ¡Cáspita! ¡Quién eres, por Dios! – le dijo sorprendido Poolo. La linda ninfa iba a responder, pero él no la dejó: - ¡Escóndete debajo de las sábanas antes que nos vean! - ¿Puedo pasar? – era su padre. - Ya pasaste – y en efecto ya estaba adentro antes de pedir de permiso. - Poolo, y dime, ¿qué piensas hacer ahora que te expulsaron de la universidad? – Sus padres ya lo sabían y lo habían comprendido. Poolo les contó todo acerca de su otra apariencia, sus problemas, todo cuanto pudo decir en su estancia en la casa cerca de los olivares. Él recibió consejos, arengas, y sermones de todo tipo, con el redundante y monótono estilo de su padre, que era un libro de sabiduría práctica y popular. Pero no podían tolerar a un hijo ocioso aunque sea el mismísimo Poollomán. -Nada papá… además estamos a pie de una guerra y… - Poolo estaba visiblemente nervioso por la chica oculta. - ¡Por eso mismo! Ahora con esta supuesta guerra que viene, que me parece pura mentira, todo ha subido y todos debemos trabajar. ¡Carajo hijo, ya vas a ser mayor de edad! ¡Cómo que no has pensado nada! ¿No has pensado en algo de medio tiempo hasta que se restablezcan las clases en las universidades? ¿Ah? - Pues sí, quizás tome un trabajo de medio tiempo… - el muchacho tenía la mirada desviada, pensando en el inminente desastre. - Te veo preocupado hijo. ¿Tienes algún problema?.... ¿Qué es eso que se mueve debajo de la cama? ¿No habrás traído otro animal de la calle como mascota, no? Si tu mamá se entera lo va a votar o mandar a sacrificar, hijo. -No es nada… es… - En eso su padre quitó la sábana de un solo jaló y vio el rostro de la muchacha, que para su suerte se había cubierto el cuerpo con una segunda sábana que había abajo. - ¡Disculpe señorita! – le dijo avergonzado. Luego se dirigió a Poolo con un tono de decepción: - ¿Poolo, por qué no has tenido más confianza?... Te he podido dar plata para el hotel. Caray hijo, nunca te comunicas, siempre te he dicho qué hables, que me tengas confianza como amigo. – Poolo ciertamente no tenía mucha confianza con su padre, hasta le temía un poco, al ver que era un hombre recio y severo, hasta podría haberlo odiado un tanto, de no ser por la admiración que le inspiraba. A diferencia de lo que se puede creer el papá de Poolo estaba más apenado que molesto. Su padre, como la mayoría en un continente machista, era en extremo permisivo con su hijo en estos temas. Y en realidad si Poolo no tuvo enamorada en mucho tiempo, fue por su mala suerte y no por represión paterna. - ¡No-no pa’! – titubeó Poolo – Yo estoy tan sorprendido como tú. - ¿Cómo se llama señorita? – preguntó a la chica. - No tengo nombre, Sr. padre de Poolo. – dijo ella algo avergonzada. - ¡¿Cómo que no tiene nombre?! – exclamó su papá entre una risa estentórea. - ¡¿Quién eres?! – gritó Poolo asustado. - Soy una mujer… - dijo con ternura infantil la chica. - Eso es evidente –dijo Poolo – Pero, ¿quién eres, no recuerdas nada de tu pasado? - Bueno, en el pasado era un robot. - ¡Oye hijo, te has metido con una chica loca! – dijo su padre burlándose. Entonces el jovencito recordó y todo se volvió diáfano en su mente aturdida: - ¡Ah, es verdad! ¡Sí papá, es un robot! - ¡No soy una máquina, soy una mujer! – gritó ofendida.


- No me hagas quedar mal. – dijo entre dientes Poolo. - ¡Vamos demuéstrale que eres una robot! - ¡No quiero, soy una persona! - ¡Papá es un robot! - ¡Hijo, cómo va a ser un robot, déjate de sonseras! ¡Eso sólo se ve en las películas! - Vamos pa, soy Poollomán, Estado Unidos declara la guerra a Perú, cualquier cosa puede suceder. Créeme por favor. - Confío en que no mientes. Nunca lo haces, pero esto es muy raro, por Dios. - Vamos demuéstrale que eres… o más bien dicho, que eras una robot. Hazlo por mí. Estas últimas palabras convencieron al corazón sintético más humano y tierno del universo. Así que decidió hacer el sacrificio que para ella representaba una humillación por la persona que más quería. Así que asintió dulcemente, como nunca ninguna creación humana lo hará jamás. Entonces su tersa piel empezó a moverse nanobot por nanobot – pues de eso estaba hecha –, dando la ilusión de que eran hormigas invisibles, y mostró un revestimiento de un brillante metal. Luego mostró los tentáculos (ahora dorados) que le salían de los dedos, e incluso convirtió uno de sus dedos en un puerto USB. Finalmente sacó un enchufe que tenía guardado en la espalda. Luego de esta inverosímil demostración volvió a su estado de belleza artificial y natural a la vez. - Gracias, muchas gracias. – dijo Poolo con sincera tranquilidad. Su padre que estaba sentado mirando atentamente, con su típica expresión de seriedad solo atinó a decir: - ¡Vaya hijo, donde consigo una igualita que yo también quiero una! - Padre, seres así solo vienen de las estrellas… ¡Además tú eres casado! Entonces los tres rieron. Rato después salieron y le pasaron ropa para vestirse. La bella mujer artificial salió del cuarto con una ropa bastante floja. - Poolo, esta ropa no me queda. - ¡Qué esperabas, es de mi mamá! Eso te pondrás hasta que te compremos ropa nueva. Disculpa por estas molestias. - Igual, todo lo que venga de ti me gusta. – sonrió y guiñó el ojo. Poolo empezaba a sentir una simpatía por un ser del que empezaba a dudar si su origen electrónico. - ¿Por qué tomaste forma de mujer? ¿Por qué eres tan amable conmigo? - Es que me he ena… - ¿Enamorado? ¡De mí! - Sí. Poolo aún incrédulo, reventó en una carcajada: - ¡Pero si los robots no tienen sentimientos! ¡Lo más que una máquina puede hacer, por más compleja que sea, es copiarlo superficialmente! - Quizás aquí sea así, pero de donde yo vengo, un robot… no, qué digo…una inteligencia artificial – no quiso usas ese término pues este término deriva de la palabra robota (esclavo), y su amabilidad no era obligada, si no honesta. Estaba muy alterada. Poolo borró la sonrisa de su cara y miraba sorprendido y asustado –, es un ser con vida propia, como tú… ¡Mírame!... Sí, es verdad, mi cuerpo no es igual que el tuyo, pero este corazón ama como el de cualquier chica que conozcas, incluso más. – Y señaló su pecho, a pesar de que sabía que su centro emocional se hallaba en su cerebro electrónico. Poolo nunca vio en su vida una reacción de sensibilidad humana – incluso en personas reales -, tan legítima como esa. Ella huyó y se fue corriendo, tirando la puerta con tal fuerza al salir, que esta cayó luego


al suelo con los vidrios rotos. No quedaba duda, la que había nacido como máquina ahora era una mujer. Se transformó en Poollomán para seguirla, la detuvo por el hombro, pero esta lo empujó y lo hizo volar varios metros. Huyó entonces a la velocidad más impresionante: la motivada por el sufrimiento. Entonces él voló tras ello y empezó a gritarle: - ¡Espera! ¡Perdóname, yo no sabía nada de eso!... Lo admito – sacrificó su orgullo de alumno brillante – no sé nada… ni el científico más brillante podría saberlo, menos yo que soy solo un supuesto sabelotodo charlatán. Ella se detuvo en seco. Poolo también, pero contra un árbol que no vio. Cayó sobre ella, que había roto su ropa por la violencia de la huida. Poolo la ayudó a levantarse. Ella le habló así entonces: - Sé que esto te sonará a una cursi novela mexicana, pero me enamoré desde que te vi. Es la verdad. Nunca había visto una criatura tan hermosa y única. Lamento empujarte, pero eso te ganas por ofenderme. Créeme no miento, los seres como yo tenemos por defecto no mentir. – Y sí, era verdad todo lo que decía en ese momento, excepto en lo último del “defecto”. En realidad lo decía para convencerlo, la muy pícara. Eso probaba por completo que podía ser en lo sentimental como toda mujer. - Yo diría que es una virtud, más que un defecto. – entonces se le escapó una risita a ella con lo que él dijo – Nunca conocí a alguien como tú, ¡en serio! Sentía algo por ti, pero temí confundir las cosas pues creí que eras una má…, pero eso no importa. Y no voy a desperdiciar… - Entonces ella lo abrazó con mucho cariño, como ninguna chica hasta entonces. Le hizo tronar varias costillas – lo que era impresionante considerando la fortaleza de su osamenta. Sorprendido le dijo: - ¡Eres muy fuerte! - Para que te des cuenta pues. –dijo con orgullo, luego le advirtió en tono de broma: Así que será mejor que te comportes bien conmigo. - ¿Sabes? Lo único malo es que por tu nueva forma de mujer me he quedado sin bicicleta. Pero por ti, vale la pena sobrellevarlo. - Ah, respecto a eso… mejor mira. – Y la linda mujercita se apoyó sobre sus cuatros extremidades. Entonces de sus pies y manos brotaron lo que parecían ser rayos de una llanta, su piel desapareció mostrando otra metálica que rápidamente empezó a moldearse al igual que lo haría el agua en un recipiente, hasta transformarse en una hermosa bicicleta plateada (incluso en las llantas). Lo que quedaba de su ropa terminó hecho tirones por el rápido cambio. Inmediatamente volvió a su forma humana. - ¡Tarán! - dijo ella con su gracia natural - Por tu cara de pájaro asustado puedo adivinar que te dejé sorprendido. - ¡Por supuesto! Pero la gente se ha reunido a vernos y tú estás desnuda. Creo que mejor nos vamos. Y así fue como ella conoció por primera vez la vergüenza. Poollomán se la llevó cargando, y emprendió vuelo sacando un par de alas de su espalda. Para su sorpresa la poderosa jovencita – pues así será llamada desde ahora, y no más como máquina – era tan ligera como si su cuerpo fuera hueco. << ¿De qué maravillosa materia está hecha? >>, pensó él. - ¿Te sorprende que pese tan poco? –sonrió – Es que cuando una está enamorada, flota. - En realidad te iba decir que eres bastante pesada, incluso para mí. – dijo con seriedad, para burlarse. - ¡Pues te falta hacer ejercicio, pollo debilucho! – respondió ella ofendida.


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Olvídalo. Por cierto, quisiera que uses lentes de contacto azul oscuro y que te tiñas el cabello a un castaño oscuro. Perdón si pido mucho, es que tu imagen me recuerda a la de otra rubia que me hizo sufrir. - Lamento mucho que te hayan hecho sufrir. No hay problema. – Y el color de su cabello y ojos cambiaron al instante. - ¿Puedes hacer eso? - Claro. ¡Mira! – y empezó a cambiar el color de sus ojos y cabellera a gran velocidad, mostrando una serie de matices estridentes. - Por favor, quédate con el color que te dije. - Está bien. – y así lo hizo- ¿Pero porqué esos colores, habiendo tantos? - Azul oscuro, y castaño… como Madame Bovary. - Ah, los hombres, tan tontos, siempre caen antes sus encantos. –río- Conozco la obra, es una de la que más me llama la atención. ¡Qué fea manera de morir! Definitivamente una mujer que es perfecta para todos los hombres, es un peligro para sí misma. - ¡Gracias a Dios! Ya tengo con quien conversar por las noches cuando me aburra. ¿Y cuándo la leíste? - La asimilé a mi data cuando viajaba como un programa por la red. Una de las ventajas de mi naturaleza es que puedo asimilar los datos directamente del computador, y luego almacenarlos para leerlos y analizarlos en mi mente. - Entonces te recomiendo que descargues al Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. - Claro, si tú me la recomiendas, no hay problema. Bastará con que esté cerca de alguna señal infrarroja de Internet y listo. Poollomán estaba maravillado, no como un hombre se maravilla con su juguete nuevo, si no como un hombre se maravilla ante una diosa. Entonces recordó que ese maravilloso ser no tenía nombre aún: - Por cierto, aún no tienes nombre. - ¡Ah sí, es verdad! Tú tendrás el honor de dármelo.- dijo con su carisma típico. Poollomán sonrió: - Muchas gracias por confiármelo… Uhm… Cómo además de que eres la chica más genial que conozco, eres mi bicicleta querida, te llamaré como le decía de cariño a ella: Mirella. - Es un bello nombre – dijo con sinceridad. Luego lo miró y le dijo con ironía -… sí que te luciste pajarito. Pues ahora te llamaré Pollo, por que eso de Poollomán suena algo raro. - Sí lo sé. – contestó avergonzado. – Eres Mirella, no con y, si no con ll, pues suena como “mi bella”; yo seré desde ahora tu querido Pollo… pero hay algo que no me queda en claro, ¿si no podías mentir, porque decías que eras mujer, cuando eras todavía un robot? - En realidad si puedo mentir… - se le escapó su risita. Luego se puso sería y pensativo y respondió: – Pero cuando decía que era una mujer no mentía en absoluto, incluso antes de tomar esta forma humana. Eso era lo que era, soy. Es mi esencia, mi espíritu.


Capítulo IX UN SUEÑO Y UNA BATALLA Una voz aguda y enronquecida se oía en la copa de un árbol: - Ahora que somos uno podremos acabar con él. - Oiga señor, baje del árbol por favor. Está prohibido treparse a los árboles, sentarse en el césped y acostarse en las bancas. - Con mucho gusto ahorita bajo. – Y la horrenda criatura bajó veloz, como un lagarto, por el árbol y, le atravesó una de sus cuchillas en el torso y se llevó al sereno a lo alto de la copa, para horror de los peatones. - ¡Vamos tras Poollomán! – se oyó un grito, en el cielo, mientras el cadáver del hombre caía. La aberración recorrió toda Lima, mas no encontró a Poolo en su casa. Vio a su padre, pero no pudo atacarlo. ¿Acaso era que estimaba a ese hombre? En parte era que lo admiraba tanto como Poolo, pero extrañamente era más temor. *** <<Poollomán a muerto dirán, y lo verán caer desde el punto más alto. Solo será por diversión, tan solo para volver alzar vuelo… para verme alzar vuelo>> La voz se calló y sobrevino el silencio, como la oscuridad al ser el sol eclipsado. Y Poolo saltó desde el balcón más alto de su facultad hacia un abismo insondable. Cayó mil veces a la oscuridad, y como la voz predijo, volvió alzar vuelo convertido en un ser de luz. *** Poolo se encontraba en un profundo sueño, uno agitado. Al despertar recordó unas palabras misteriosas, y se dio cuenta que era su voz las que la decía. ¿Pero qué significaban? Repentinamente fue sacado de su meditación por sus inevitables invitados, hechos uno solo. Puesto que eran de ectoplasma se metieron por una rendija del tejado donde encontraron a Poolo, con Mirella que se había metido a su cuarto a dormir a sus pies sin darse cuenta. Claro, sus padres habían permitido que ella durmiera, pero en el armario (como un artefacto electrodoméstico más), y bien podía hacerlo, pero Poolo no lo permitió de ningún modo, y por primera vez se enfrentó a sus padres. La bella chica se sintió halagada por su sacrificio. Entonces se decidió que durmiera en un colchón en un cuarto de depósito hasta que encuentren un lugar y una cama. Así lo hizo, pero en la madrugada la muy cariñosa se metió bajo las sábanas del muchacho… aunque diría que más que cariñosa, fue traviesa. Como Poolo le quitaba espacio en su cama mientras dormía, no le quedó más remedio que dormir a sus pies hasta que fue despertada por el intruso más salvaje. Ni bien Poolo lo vio al horrible insecto-pájaro, se transformó inmediatamente, pero demasiado tarde. El muy cobarde aprovechando que Mirella estaba dormida, le dio un zarpazo, y la cabeza más bella rodó por el suelo sin derramar ni una gota de sangre.


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¡NOOO! ¡Ahora verás mald…! – pero una punzada de los mortales apéndices en su estómago, lo dejó sin aire. Él la arrancó de su cuerpo. Tardó un poco en regenerarse. El monstruo aprovechó la distracción y empezó a lanzarle cuchilladas que esquivó con agilidad artística. Alcanzó a arrancarle una de sus zarpas, pero ni bien lo tuvo se hizo vapor en su mano y volvió a formar parte del cuerpo del rival. ¿Cómo derrotar a un enemigo así? Sentía un dolor inmenso e impotencia por lo de Mirella, quería vengarla a toda costa. Tomó la cabeza y el cuerpo de su dama y se los llevó lejos, rompiendo el tejado. Era la primera vez que rehuía a un combate.

Se detuvo en un parque de la zona, y en su desesperación intentó juntar la cabeza y el cuerpo de su amada como había visto que lo hacían con ciertos robots en las películas. Pero la cabeza rodó de nuevo por el suelo. Le dio la espalda a la macabra escena y se echó a lagrimear. De repente sintió que alguien le jalaba la basta del short y volteó: - ¡Bu! Poolo lanzó un grito similar al cacareo de un gallo (o gallina), al mirar algo que lo aterró y sorprendió a la vez: La cabeza de Mirella caminaba lejos del cuerpo, con unos pequeños tentáculos. - ¿Te asusté, no? – dijo la cabecita. - ¡Indudablemente que sí! - Está bien que sea una mujer, pero no soy cualquier mujer. Esta chica es un hueso duro de roer. – y guiñó el ojo. – Qué haces ahí tirado, levántate y haz algo por la vida. Ayúdame con mi cabeza, antes que la batería de mi cráneo se acabe y pierda la conciencia. - Así obedeció Poollomán. Los tentaculitos de la cabeza se unieron a otros del cuello, y la herida se cerró como si nunca hubiese existido. - Por un momento pensé que te ibas a… - ¿Morir? ¡No mi Pollo! Esta chica no se muere al menos que ella lo permita. – dijo como si en realidad no hubiese pasado nada. - ¿Y ahora qué hacemos? Por primera vez no se me ocurre nada. - Esta vez me agarraron desprevenida… Bueno. Aquellos seres, ahora fusionados en uno solo, no son más que la representación de los problemas de tu psique – o alma, como algunos prefieren decir -, que han encarnado por una razón desconocida. – Poollomán miraba admirado la firmeza y sabiduría con la que hablaba, quien hasta hace unos momentos, se burlaba de la muerte de modo muy campechano. Mirella continuó con su disertación: - La personalidad humana puede llegar a dividirse de este modo ante una experiencia traumática, y estos rasgos de tu personalidad tomaron parte de tu ectoplasma para existir como entes independientes. Son tus demonios interiores, Poolo. La única manera es que te enfrente a ellos. - Eres brillante, pero esa verdad de Perogrullo no me ayuda. ¿Cómo los enfrento? - Paciencia Pollito. La única manera es asimilándolos y aceptándolos como parte de ti. - ¿Qué?... ¡Esto parece más una sesión con mi psiquiatra! – Poolo no entendía bien. Desde el extraño incidente de la Bestia, había perdido parte de su agudeza mental y seguridad. Por suerte no toda. - Poolo… - Ahora soy Poollomán. - Bueno Pollo, -dijo algo impaciente- ahora deberás oír, atender y entender… la respuesta la verás en el momento que la necesites.


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Poollomán aún no entendía por lo que pensó a modo de ironía: << ¿Y ahora qué le pasa? ¿No le habrá hecho mal perder la cabeza, literalmente? ¡Ni Dippa Choprak! >>. Así ambos partieron en busca de la fiera mutante.

<< A veces siento que el ser humano no es un ser evolucionad del todo>>, pensaba el joven-pájaro, refiriéndose a sus problemas emocionales, que ahora eran más que simplemente eso. << Quizás esa sería una razón por la que la vida inteligente en otros mundos nos vería como inferiores, así como nosotros vemos ahora al Neandertal. Un ser más evolucionado no permitiría tanta injusticia en este mundo. >> Así continuó en sus reflexiones hasta que Mirella lo sacó de su ensoñación. - ¿En qué piensas Pollo? ¿En los huevos de oro del gallo? –rió la muy ladina. Poolo solo atinó a dar un “ajá”. Encontraron lo que buscaba. Entonces Poollomán se le acercó a su rival y le dijo muy confiado y sonriente: - Está bien. Te acepto. Acepto que eres parte de mí. El fiero animal diabólico, lanzó una carcajada digna de un aquelarre. La gente se reunió en torno a la plaza, a pesar del riesgo, a ver la batalla. Poollomán que tenía simpatía de mucha gente que lo había visto volar por la zona recibía arengas como << ¡Tú puedes, campeón, nuestro campeón!>>, u otras más “vehementes” como << ¡ Sácale la mierda a ese huevón!>>. Mirella por su parte estaba muy concentrada como para oír piropos como: << ¡Preciosa, por ti me convierto en pollo!>> No se veía tal multitud de gente desde los demagógicos “circos” de la plaza, organizados por el alcalde. La abominación acabó de reír ante la sorpresa de Poollomán, que tuvo que esquivar uno de sus ataques. Entonces se armó el coliseo romano. El antes confiado, ahora se decidía a repartir puñetazos en el cuerpo de la criatura que cayó pesadamente al suelo. La gente estaba extasiada. Faltándole el aire, el extraño ente empezó a disolverse y dividirse en cuatro, como una célula embrionaria. La gente lanzó el popular << ¡Ooooh!>>, al ver aparecer cuatro seres iguales… no, en realidad, solo similares. Todos eran plumíferos de pico amarillo, pero cada uno con su gracia. Uno era algo descolorido, y su cuerpo huesudo y delgado era todo gris. Parecía llevar un nubarrón que llovía sobre su cabeza, acentuando más sus rasgos tristes con sus lentes con forma media luna hacia abajo. Su expresión recordaba a la máscara triste del arte dramático. Llevaba literalmente un rabo entre las patas, daba pena, su figura recordaba a la anorexia. El segundo era el más parecido a Poollomán, pero se le notaba más agresivo. Era totalmente marrón, excepto por la mancha negra en el centro de su frente. Se parecía un tanto a un aguilucho por la forma de las plumas de su cola. De su pico brotaban dos pequeños colmillos. Un tercero era delgado y todo metálico, como un robot salido de una película retro de ciencia ficción. Este tenía una cola, que no era más que una lámina de metal amarrilla en forma de trueno. Llevaba una especie de rayo láser en vez de una de sus manos. Sus lentes eran cuadrados. Había un tercero que de no ser por su pico, hubiese sido confundido por un orangután marrón. Este simio peludo se veía recio y fuerte. Sus ojos eran tapados por un cerquillo muy largo de pelo enmarañado. - ¡Los acepto! Acepto que soy un lascivo, un ocioso, un glotón. Soy un animal en el fondo, como todos. También acepto que soy un depresivo patético, ¡un sabelotodo incurable! ¡Un violento reprimido! – gritó y gritó, pero las criaturas sólo lo miraban al igual que la muchedumbre. El de aspecto de primate, solo levantaba los hombros


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sorprendido. El tristón miraba de un lado a otro sin entender, el robótico se reía, muy socarrón. Pero el de aspecto más violento se abalanzó sobre él, y empezó un combate cuerpo a cuerpo, revolcándolo sobre el frío cemento. La gente abucheaba al agresor, mientras grababan algunos en video el momento único. Poollomán logro votar al más peligroso con sus patas, pero ni bien lo hizo el simiesco pájaro se le tiró encima y lo agarró a golpes. Entonces en una rápida maniobra, se zafó del que lo golpeaba con una patada en la ingle, y con una llave – que no sabía que existía siquiera – lanzó al más peligroso que lo había tomado por el cuello. Inmediatamente le lanzó un codazo en el vientre, antes de ser alcanzado por un rayo lanzado por el de aspecto robótico. Mirella al ver que la pelea era desigual lanzó otro rayo de uno de sus dedos (que volvió dorado), hacia el de piel metalizada. Este salió disparado violentamente contra el público, que abrió un espacio para que no les caiga encima. La guapa y poderosa disparó una y otra vez contra el que parecía un aguilucho y contra el peludo. Entonces el de aspecto escuálido y deprimente, que hasta entonces solo miraba, tomó suavemente por el cuello a Poollomán, absorbiendo sus fuerzas, como una sanguijuela la sangre. Antes de caer inconsciente, volteó velozmente y lo empujo lejos. Cayó cerca al público y el desafortunado recibió todo tipo de golpes e insultos. Él que era sin duda el deprimido Chris perdió toda fuerza y se convirtió en vapor que Poollomán succionó con su brazo. Lo siento, tú eras el único que me conmovió. – dijo mientras usaba la energía recuperada para evolucionar a pájaro azul eléctrico. Así lo hizo, pero esta vez su plumaje se volvió todo negro.

La batalla empezaba a equilibrarse, cuando nuestro amigo recibió un golpe lanzado desde lejos con un brazo retráctil que se estiraba varios metros. Mirella estaba quedándose sin energía y no pudo detener al ave mecánica, que golpeaba a traición. Entonces el de pelaje marrón tomó a Poollomán por la espalda y no le permitió moverse. El más salvaje, el que se parecía más al superhéroe, cobardemente, lo empezó a golpear maniatado, como un saco de arena. El de lentes cuadrados miró con indignación este acto, se acercó a Mirella y la ayudó a pararse, pues esta se estaba cayendo por la falta de energía. - Gracias. Tú puedes detener esto. - Sí, esto no es racional, esto no es de caballeros. – respondió el otro - La gente empezaba a gritar horrorizadas al ver que el agresor de Poollomán le empezaba a clavar las uñas en el pecho para arrancarle el corazón aún latiendo, pero no pudo consumar su acto de barbarie pura. - Detente. – Se oyó una voz familiar para Leonard. Era el mismo tono seguro que aquella vez lo sorprendió. - ¿Qué quieres carajo? - Esto tiene que parar. No soy un cobarde como tú. – decía J. P., que era el de aspecto de mecánico, mientras apuntaba a la cabeza de Leonard, que ahora era un águila parda. Entonces se dirigió al grandulón: - Polikiki-Wikikiki, suéltalo amigo. Agarra a ese cobarde. - Así lo hizo la gran ave-gorila. Leonard solo atinaba a gritar improperios y a decirle a J. P.: - ¡Traidor, recuerda quién manda aquí! - ¡Cállate, no te has ganado el derecho a llamarte líder! – y Leonard por primera vez en su corta existencia fue callado, y no quien hacía callar. Escupió al suelo con rabia.


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Gracias. Me doy cuenta que tú eres el más racional. – dijo Poollomán a su inesperado salvador. La gente empezaba a aplaudir cuando Leonard se escapó y atravesó con su puño el cuerpo de J. P. que estaba de espaldas hablando con su alter ego de origen. J. P. se quedó sin fuerza y se difuminó en el aire como una nube de humo con voz propia que dijo: - Usa mi fuerza… - Así lo hizo Poollomán, y la humareda fue asimilada por su cuerpo, y pudo transformarse en el poderoso ser de plumaje azulado. - No puedo creer que algo tan ruin haya salido de mí. – y formó una bola de ectoplasma verde. Cobarde como todo malandrín desarmado, el otro cayó e intentó alejarse arrastrándose lleno de miedo. Toda la fuerza única, infalsificable, cayó sobre el pajarraco maldito, y este fue convertido en vapor, pero Poollomán no lo asimiló y dejó que se desvanezca con el aire. - Ven bonito. – dijo este llamando al cavernario como a un perrito. Este se convirtió en ectoplasma de manera voluntaria y se introdujo en los poros del ave humana. Mirella se acercó a su compañero, cuando de repente una ventisca cruzó sobre la frente de él, cayendo al suelo desmayado. ¿Qué había pasado? La pelea aún seguía. Poolo estaba parado en un lugar oscuro y sin suelo, estaba flotando. A su lado estaba J. P., Polikiki-Wikikiki y Chris. Entonces todo empezó remecerse, todos tomaron sus formas de aves guerreras, cuando apareció Leonard, también convertido. Todos lucharon en las sombras contra este fantasma que se resistía a desparecer. Chris se echó a llorar a un lado, y esto provocó que todos se debiliten. Entonces Poollomán se acercó y lo abrazó: - Confío en ti. Entiendo lo que es ser tomado por el más débil, pero tú, con tu triste aspecto eres la clave de la felicidad. – y lo abrazó nuevamente. El cuervo de carne magra se levantó, secó sus lágrimas y se paró con firmeza. Y empezó sonreír. Se convirtió entonces en una luz, un sol que iluminó todas las sombras. Todos recuperaron sus fuerzas con creces y expulsaron a Leonard lanzando los tres en conjunto un rayo de luz blanca. Pero antes de ser lanzado lejos, se llevó jalando de unas cadenas a un perro deforme, de ojos rojos y piel escamosa, que estaba encerrado en un abismo oscuro. Una vez solos, Poolo miró y dijo mirando al grupo de fantásticos seres: - Acepto que soy en exceso racional, pero que sería la vida sin el timón de la razón, y la vela del valor. – Y le dio la mano a J. P. y lo abrazó. Luego se dirigió al cavernario: - Admito que tengo necesidad de comida, descanso y libido en la vida. Ser un animal político, no quita que sea de carne y hueso. – y repitió el mismo acto de solemnidad con Polikiki- Wikikiki. Pidió bajar al pequeño sol que brillaba, este bajó y le dijo: - Y al igual que se necesita del día y la noche, también yo necesito sentirme feliz y ponerme triste a veces. – Y estrechó la luminosa mano de este Chris que se convirtió en un sol y una luna juntos; el cavernario se transformó en un corazón latiendo, lleno de vida; y el que alguna vez fue confundido con un simple payaso, se transformó en una par espejuelos, un tomo enorme de hojas doradas y una pluma, que había demostrado ser más fuerte que la espada. Esto símbolos giraron en torno de Poollomán que volvió a ser Poolo, a gran velocidad en un juego de luces y colores. Todo formó una sola masa dorada que destilaba luz, que tomó la figura de un huevo. El huevo estalló y de él salió un Poollomán de plumas blancas y hermosas con alas doradas.


Poolo despertó en medio de la multitud que se había reunido en torno a su cuerpo. Mirella le dio un pequeño beso en la boca, y la muchedumbre aplaudió al unísono. - ¿Qué pasó mientras estaba inconsciente? – preguntó Poolo. Mirella empezó a hablar apurada. Estaba muy nerviosa. - Después de ese raro ventarrón, estuviste tirado unos minutos, y de un momento a otro salió un vapor gris de tus fosas nasales que tomó la forma de un pandillero. Sabía que era uno de los alter egos, este rápidamente atravesó con su mano tu pecho y sacó una esfera negra, como de cristal. Me empujó y escapó golpeando a varios transeúntes, pero le llegué a disparar con mi dedito y le herí en una pierna que empezó a sangrar. A pesar de su cojera escapó. Revisé si en tu pecho había alguna herida, pero no hallé nada. ¡Me asusté mucho al ver que no despertabas! No pensé que las cosas se complicarían tanto. Y… - Tranquila Mirellita, todo está bien ahora.- la abrazó fuerte y ambos se pararon muy débiles. La prensa llegó en cantidades insoportables y empezó a preguntar cosas a Poolo sobre la guerra y otros temas relacionados a él. Poolo sacó fuerzas de flaqueza y se transformó en Poollomán y montó sobre Mirella que se convirtió en su bici, y sus ropas nuevamente se hicieron tiras. Ambos huyeron más rápido que inmediato. - En el camino a casa el muchacho convertido en ave, le preguntó a Mirella con algo de ironía: - ¿No me dijiste que sí los aceptaba los iba a derrotar? - Tampoco eran unas palabras mágicas… En realidad no quise decir eso…. – dijo la mujer bicicleta avergonzada y confundida. - ¿Entonces? - Era para que estés tranquilo contigo mismo. - ¡Vaya, eso explica lo psicológico de tu discurso! - ¡Bueno, soy humana, no soy perfecta! – dijo esta risueña.- Además te debió servir de algo, ¿no? - Y no sabes cuánto. Ya lejos de los periodistas, Mirella volvió a su forma humana, al igual que Poolo. Ambos se sentaron en una calle solitaria, como tantas que había en ese distrito. Ambos se abrazaron con tal espontaneidad, que no midieron bien las distancias y chocaron sus cabezas con un golpecito seco. Ambos emitieron un tierno “au”, al unísono y se rieron de esta gracia. Entonces Poolo miró preocupado a Mirella. - ¿Qué sucede Pollo? – preguntó esta asustada. Poolo la miró de pies a cabezas y dijo muy serio: - Tenemos que hacer algo con el problema de tu ropa. *** -

Sabes Mirella, a veces me preocupa llegar a viejo, y acabar loco en un sanatorio mental, abandonado solo y sin familia como mi abuelo paterno. El Parkinson, Alzheimer y esquizofrenia son enfermedades que se han dado muchas veces juntas en mi familia. A veces también me preocupa morir suicidándome como el escritor Arguedas, o como el joven romántico Werther. Pienso que quizás que podría morir como el gran Quijote, sin encontrar a mi Dulcinea – que no sería el amor que ya lo tengo contigo, si no el éxito de mi misión – derrotado por un caballero de la Blanca Luna, asesino del idealismo. Me imagino como el glorioso Alonso Quijano en su


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lecho de muerte, con un Sancho, llorándome inconsolable… me pregunto si tendré acaso algún Sancho que me llore. No digas eso, no pienses tanto en la muerte. Yo seré tu Dulcinea y tu Sancho. Yo he descubierto que la vida es lo más maravilloso y solo deseo vivir. Y aunque pudiese elegir vivir de nuevo como máquina para evitarme los sufrimientos, sé que escogería ser humana… - entonces Mirella empezó con sus bromas: - ... ¡Ya, ya! Si te mueres, engordaré y estiraré mis piernas para ser la Sanchica que llore por ti. – Poolo rió: Gracias. – y abrazó a su escudera, amiga y amante. La besó en la frente con cariño paternal y ambos siguieron durmiendo aquella madrugada, juntitos en la cama, abrazados como dos hermanitos.


Capítulo X LA DIALÉCTICA NO EXISTE, EL TIEMPO ES CÍCLICO

Era de madrugada. Para variar, cierto alcalde cuyo nombre no quiero recordar, había ordenado a trabajar a unos obreros, para evitarse problemas con los alumnos de la Universidad San Mateo. - Oe, se acerca el dos mil, ¿No? - Sí pe’. Quién diría, acaba un milenio. - ¿Y tú crees en el fin del mundo? - ¡No, son huevadas! - ¡Guarda!... Los trabajadores de la obra dejaron de conversar, pues oyeron algo. La tierra empezó a temblar cada vez más fuerte. Muy fuerte… ¡Demasiado! Los escombros de la maltrecha obra empezaron a caer. - ¡Terremoto! - ¡Fin del mundo! - ¿No qué no creías? - Mejor nos quitamos. Es mejor decir: <<aquí huyó, que aquí quedó>>. Hubo pánico. Los trabajadores huyeron justo cuando empezó a abrirse la tierra. Una enorme grieta estalló, y la lava empezó a brotar frente a sus propios ojos. - Aguanta. ¡Mira, mira! - Una enorme esfera luminosa que empezó a elevarse hasta que, lentamente empezó a apagarse. Solo entonces se pudo divisar la figura de una hermosa joven, desnuda, en posición fetal. Pareció despertar mientras flotaba. Era de una hermosa piel de porcelana, clara como ninguna otra. Su cabello era rubio y lacio, largo que cubría su espalda. Sus ojos verdes, dulcísimos, brillaban como dos faritos en la noche. Perfecto: Su rostro era único, de una belleza no vista en ninguna latitud. De su espalda brotaron dos alas de mariposa, pero cubiertas con coloridas plumas de pavo real. Estiró estos bellos apéndices, pudiéndose divisar dos ojos felinos que parecían mirar a su presa, dibujados en cada punta de cada uno de ellos. Abrió su mano formando una esfera de luz de la nada, que luego tomó una forma alargada hasta transformarse en un cetro dorado. Alzó dicho objeto en el aire, con aires victoriosos, y la noche se hizo día por tanta luz. Cuando la oscuridad volvió, la chica había desaparecido. Se había marchado con rumbo desconocido, dejando tras de sí una estela luminosa de polvo dorado.



Capítulo XI LA MUERTE DE POOLLOMÁN Y UN NUEVO COMIENZO -¡Sir, las tropas están listas! -¡Ready! Un general norteamericano de alto rango recibías la última noticia de un soldado raso. Había mucho movimiento en las diferentes bases militares estadounidenses, demasiado. Mientras tanto, todos los portaviones norteamericanos se acercaban a la Costa Verde. Casi se oye la música bélica de fondo. Incontables tanques, yipes, van dejando una nube de polvo rumbo al Perú por un país del sur. Submarinos iban bajo la superficie, cruzando por Arequipa. Un inmenso telón negro cubrió el cielo con su sombra: era un enjambre de cientos de helicópteros enemigos. El distrito de La Brea, lugar donde se buscaría a Poollomán, por primera vez sentía miedo. Era el pánico absoluto ante el ataque inminente. Los aviones peruanos despegaron… pero ni bien lo hicieron, cayeron. Por suerte los pilotos se eyectaron a tiempo. Los tanques peruanos no tenían gasolina, los helicópteros tenían los motores descompuestos. Solo quedaban los soldados, una masa indiferenciada que pagaría la negligencia de otros. Se enfrentarían con ellos los marines, que ya pisaban las piedras de las playas costeras. Grandes con poderosísimos cañones estaban a la espera de la voz de ataque. Mientras tanto en La Casa Blanca el ambiente estaba caldeado. Hay una tensa calma en espera del inicio del conflicto. En la oficina presidencial, se encuentran solo el ministro de Defensa y Obama Bama Buch. El primero está parado, el segundo sentado con rostro de preocupación. - Mr. President, todo está listo. - OK, OK. ¿Pero qué sucederá si falla todo? Recordemos que FÉNIX - 01 fue un proyecto creado como arma destructiva, capaz de destruir ejércitos poderosos con un noventa y siete por ciento de efectividad. - Yes… entonces apretaremos “the button”. El presidente al oírlo se puso más nervioso. - ¡Nou, nou! No podemos pasar sobre la ONU. Prohibieron las armas nucleares. - Mr. President, we are the UN. *** -Programas Radiales del País informa primero: tenemos el mensaje del Jefe Provisional de la República, Rodrigo Sánchez. -Queridos compatriotas… ¿Qué sucede? -Señores acaba de aparecer un extraño ser caído del cielo… es Poollomán, toma el micrófono. -Disculpen por llegar de improviso. Buenas tardes a todo el Perú. Fuera de que me odien o aprecien, les pido que me escuchen un momento. Como sabrán yo soy la raíz del problema, ¡es a mí a quien buscan! No deseo que nadie se sacrifique por mí. Sin embargo, ¡no me entregaré!.... -Señores radioescuchas la gente está confundida con esto último, hay desorden. -Esperen, aún no termino. No me entregaré jamás. ¡Lucharé por mí y por ustedes! Además, sabemos que esta guerra para raptarme es en parte un pretexto para ocultar oscuros intereses. ¡Así que lucharé hasta la muerte! ¡Dios los bendiga y nos proteja!... aunque sea agnóstico. Muchos aplaudieron por compromiso, pero algunos entendieron el valor del y sacrificio que implicaban esas palabras, vieron la sinceridad en los humanos ojos de la quimera,


no pudiendo evitar derramar unas lágrimas. A pesar de su temor de morir, él tenía la ligera sospecha que viviría. Así que partió rumbo al mar. Pensaba: <<creo que ha llegado la hora de demostrar que soy un superhéroe… o morir>> Con esta cita parafraseada, tomada originalmente de una de las tantas historietas que leyó en su infancia, se dio valor para encontrarse con su destino (creo que esto último que escribí, tampoco es tan original que digamos). *** Poollomán se detuvo en un restaurante chifa. Fue bien recibido por la mayoría del público –incluyendo el dueño y cocinero- , con excepción de algunos que lo culpaban de la guerra. Allí comió todo, tanto que no dejó ni las sobras, y antes de que le trajeron la cuenta, se fue sin pagar. - Lo siento mucho señor, es una emergencia. – dijo. Se sintió mal por quebrar el establecimiento, pero no le quedaba otra opción. Necesitaba toda la energía posible, además pensaba pagarle algún día. Le fue difícil volar con la enorme panza que tenía, hasta que culminó la digestión en unos minutos. Llegó al malecón de San Isidoro, corriendo. Saltó el barranco y empezó a aletear, con sus nuevas alas, que desde que perfeccionó sus poderes, estaban separadas de sus brazos. Frente a él estaba todo el ejército de EE. UU. <<No pensé que fueran tantos>>, fue lo único que pudo pensar al ver al interminable batallón. Entonces lanzó uno de sus discursos “heroicos”, como lo harían tantos superhéroes de las películas. Habló en el poco inglés que conocía: - Señores, si ustedes se hacen llamar soldados de la libertad, dejen esta cobarde acción que… - no pudo terminar de hablar cuando… - ¡Fire! - ¡Go, go! - ¡Atack! Y tras las múltiples órdenes de ataque, unas audibles, otras no, la cálida puesta de sol se convirtió en mediodía, tras un mar de luces. Eran cohetes, balas, misiles, granadas, todas las armas creadas por la humanidad, todas contra él. Nunca recordó haber tenido tanto miedo en su vida, ni siquiera cuando era asaltado, ni cuando sus padres murieron. Estaba ante una muerte segura, y era su vida la que peligraba directamente. <<Moriré sin saber si Dios existe>>, pero ni bien lo pensó se retracto: << ¡No moriré! Después de tanto, no. >> Inmediatamente tomó la forma del Poollomán de plumaje azul eléctrico, alas y cola rojas. Lanzó sus poderosas esferas verdes de ectoplasma, pero solo destruyó algunos proyectiles. Lanzó una enorme que destruyó a la mayoría, pero no todos. Esquivó algunos, pero muchos impactaron directamente sobre él, no pudiendo resistir. Cayó herido, en llamas, dejando un rastro de humo. - ¡He is dead! - ¡Don’t stop the atack! Una nueva oleada de muerte cayó sobre el caído, y no se detuvo hasta que casi no quedaban municiones. La orden original era traerlo vivo, pero el mando militar principal decidió en secreto matarlo en venganza por la muerte de los soldados en la base que él destruyó. Cuando la nube de pólvora y tierra se disipó, solo se vio un montón de escombros. -¡Yeah! ¡We win! – y alguien puso la canción We are the champions en una radio con casete. Entonces creyeron oír algo, pero lo ignoraron. Los escombros salieron volando entonces, y apareció una luz: ¡Era Poollomán!


- ¡Poollomán al poollo-ataque! - ¿Poyoman al pulo?… ¿Wath? El pájaro de glorioso azul, y cresta de un verde estridente, se propulsaba como un jet, formando con su cuerpo una delta aerodinámica, y expulsando ectoplasma de sus patas. Los más rápidos aviones, de propulsión a dólar, fueron tras él, pero este los esquivó, los rebasó, se burló de su lentitud, dando círculos alrededor de ellos. Los atravesó con su pico como si su caro metal fuera carrizo, hizo que chocaran entre sí, que se disparan unos a otros. Los lanzó al suelo, los quemó hasta que no quedó ninguno. Mientras tanto tomó varios misiles que le lanzaron los barcos, y antes que estallaran, los lanzó contra sus propios cañones. Lanzó una esfera verde gigante de energía contra varios portaviones, los partió por la mitad, y hundió como a barquitos de papel. Lanzó puñetazos contra las balas de los cañones de los tanques, deteniéndolas al instante. Lanzó uno de estos acorazados con tal velocidad que hizo volar gran parte de los vehículos terrestres. Peleó contra miles de soldados, aún mejor que el mismísimo Aquiles, pues este no tenía ningún talón vulnerable. Golpeaba a la velocidad de la luz, convirtiéndolo en un agresor invisible. Salían disparados como balas, cientos de soldados, como una ráfaga que se lleva un tornado. Y en efecto, Poollomán era un tornado y el más poderoso. Subestimaron su fuerza, pues creían conocerlo, creían que era creación suya, pero no contaban con que lo que había convertido en Poollomán a Poolo, era su poder interior, que heredó de su padre y su abuelo. Estaba en sus genes, y en su alma… cosa que jamás entenderían bien ni los más grandes científicos de los países desarrollados. Era algo lo real maravilloso y el realismo mágico hecho hombre. Era sobrenatural, imposible de entender para mentes cerradas… ¿Pero bastaría? Un soldado que se había ocultado mandó un informe desesperado a su país. - Mr. President, estamos perdiendo. Ya es hora. - Está bien. Ser hará. Y ambos, junto con el alto jefe militar, introdujeron sus llaves al unísono en tres cerraduras. El paisaje era desolador: destrucción y muerte. La guerra desigual, lo había sido, pero para quienes se creían victoriosos sin haber luchado. Poollomán estaba débil, había destruido a prácticamente todo el ejército de aquel país, hazaña nunca antes imaginada, por lo que era lógico su enorme cansancio. Algo increíble, pero no imposible ocurrió. A lo lejos, el ave azul divisó con su vista de águila una estela de humo que se le acercaba. - ¡Qué!... ¡Una bomba nuclear!... – dijo en voz alto, mientras pensaba: << ¡No! Debo evitarlo, o si no Lima, quizás todo el Perú será destruido>>. Entonces gritó extasiado por una pasión bizarra que jamás había sentido, una pasión similar a la que sentía cuando aceleraba esquivaba autos pedaleando, pero elevada a la infinita potencia. Era la sensación de peligro controlado que genera la adrenalina en los deportistas extremos, eso y mucho más: - ¡Yo seré Poollomán hasta el final, y luego del final, por siempre! ¡¡YO SOY POOLLOMÁN!! Voló… ¡No! Simplemente apareció cerca de la bomba. Su velocidad era tal que el tiempo que empleó para desplazarse podría despreciarse en la fórmula de espacio sobre tiempo. Pero a veces la maldad es más rápida que el bien. La bomba estalló. Intentó absorber toda la energía, como lo había hecho antes, pero estaba débil y no podía


concentrarse del todo. Era demasiado, incluso para él. Solo vio la luz de mil soles, sintió el calor de mil fuegos, y el dolor de infinitos rencores. Se estaba quemando vivo. No era vaporizado de inmediato, de manera indolora como lo fueron varios pobladores de indochina, pues era muy resistente, pero esta resistencia era también fuente de sufrimiento en aquel momento, como lo fue algunas veces en el pasado. << Ahora entiendo el sueño, voy a morir… pero el sueño decía algo más…>>, fue lo último que pensó. No soportó el dolor más. En fin de cuenta, también era humano en el fondo. -¡Aah! – gritó, solo veía aquel gran fulgor, y no era Dios, era radiación. Poollomán se empezó a carbonizar lenta y dolorosamente, quedando solo cenizas de una cremación involuntaria. Era lo único que quedaba de él. Gracias a él la explosión solo destruyó la playa y parte del malecón. Cayó su pico quemado. Poollomán ha muerto.


Libro VI Apocalipsis


Capítulo I El ORIGEN: LA PROFECÍA - Flora, lo siento, pero vas a tener que hacerlo. - ¡Cómo me pides que haga eso! - Lo siento, yo no pienso firmar ese hijo. ¡Mi matrimonio está en riesgo! - ¿Raúl, tú me amas? - Por supuesto. Por eso, por nuestro propio bienestar hazlo. Así discute una pareja de amante sobre el futuro de su hijo, es el año 1951 en el cálido Iquitos. El hombre le entrega un fajo de dinero. La mujer llena de temor y culpa acude donde un doctor amigo suyo para abortar a su primer hijo. - Doctor, he venido… he venido… – la mujer rompe en llanto - ¿Qué sucede Flora? – pregunta el doctor preocupado. - Doctor, quiero terminar con mi embarazo. – dice Flora entre lamentos mientras le entrega el fajo de dinero que le dio su pareja. - El Doctor se pone serio. Hace sentar a la madre, y él se sienta a su lado y le dice. - Flora, no lo haré. - Doctor… - No lo haré por que sé que ese hijo en un futuro será el que más te ayude entre los demás, será un gran hombre. Y es probable que te de tu primer nieto… y ese nieto será único que lo supere. Será muy especial y quizás le sea de gran utilidad a la sociedad. Estoy seguro. - Doctor, es muy amable, pero sé que lo dice por ayudarme… - No Flora, es verdad. Aunque sea como madre soltera… es preferible a que te arrepientas de por vida. Ten ese hijo, recapacita, verás que no me equivoco. – Así la mujer, agradece en voz baja con la cabeza gacha y se retira. Decide tener a su hijo. - Raúl, voy a tener al hijo. No te preocupes en firmarlo, yo lo criaré sola. - En realidad quería hablarte de eso. Te pido perdón, aunque no lo merezco, por actuar así, tan impulsivamente. Ya hablé con mi esposa, y aunque ella no lo quiera, firmaré ese hijo. – Flora mira y calmadamente mientras acaricia su vientre y dice: - Se llamará entonces Raphael Ruíz Lozano. Treinta años después de estos hechos, nace un niño en Lima. - Señor Raphael Ruiz. - Sí doctor. - Acaba de nacer su hijo. - ¡Dios mío que alegría! Entonces le entrega un niño para que lo cargue. El doctor continúa. - Es un niño. ¿Ya sabe cómo le pondrá? - Sí. Se llamará Juan Paulo Leonard Christopher Ruiz Willshes. *** Mi nombre es Paulo, pero me llaman Poolo. Soy aquel que nunca lloró cuando niño, ni tuvo adolescencia alguna, y que cuya alma vivió atrapada en su cuerpo por mucho tiempo, reprimida… pero hoy se ha liberado…Hoy soy Poollomán, y para siempre.


Capítulo II UNA MUERTE LAMENTABLE E INESPERADA Estoy seguro. Esta es mi última muerte. Pensaba morir diciendo alguna frase célebre, algún verso de Vallejo o simplemente: <<I am freak, baby>>, pero no. Je. No, toda mi vida me la pasé diciendo discursos floridos, pero esta vez muero y frente a la mujer que más amé. Moriré en silencio, y por fin en paz. Ahora Te entiendo. Paz. Blanco. Así terminó, dejando hasta el último momento para perdonarse por sus errores pasados, pues se había jurado que no lo haría, hasta reivindicarse por completo. Por fin entendió a su Dios. No era como esperaba, pero había acertado en algo: no era el mismo Dios que el hombre había creado. *** Eran las 7 p.m. de aquel hermoso inicio del verano de 1999. Se acercaba la noche buena. Mirella aquella tarde se encontraba descansando profundamente – o más bien dicho, recargándose -, luego de la agotadora batalla con los alter egos de su Pollo. Una falla en el voltaje provocó un insignificante corto circuito, insignificante, pero que la hizo soñar, por primera vez. Por alguna razón su estabilizador falló. Soñó que era una mujer nacida naturalmente. Se encontraba observando el atardecer, pero este extrañamente estaba cargado de estrellas fugaces… repentinamente todas las estrellas se precipitaron a tierra y empezaron a destruirlo todo. Entonces una estrella, la estrella más bella y grande cayó a su lado, y al caer se apagó. Era Poolo. Cuando fue a auxiliarlo se deshizo como arena en sus manos. A ella se le cayó literalmente el corazón al ver eso, y pudo ver como este se rompía en miles de pedazos, tal como el vidrio más frágil. - ¡Poolo! – Gritó y al despertar. El radio despertador de Poolo estaba encendido. El locutor decía lo siguiente. - PRP informa primero: … Tenemos una noticia de última minuto. Poollomán ha derrotado al ejército norteamericano. – Ella se emocionó y pudo oír que la gente gritaba en la calle, pero sabía que algo andaba mal – Señores, creo que tenemos un nuevo héroe nacional, su muerte será recordada por… Mirella estaba petrificada, sintió como su complejísimo CPU se reiniciaba. Se desmayó por así decirlo. Era una estatua, y como un maniquí mal puesto, cayó al suelo, rígida, con los ojos abiertos. Se oyó un golpe seco y hueco. Al despertar salió del cuarto corriendo. - ¿Qué pasa Mirella? – preguntó la madre de Poolo con su seriedad de siempre. <<Así que esto es la pena, así que esto es el miedo. Nunca pensé sentir esto desde que conocí a Poolo, a Poollomán. >> En realidad ya había sentido la pena cuando Poolo subestimó sus sentimientos, y el miedo, cuando Poollomán se desmayó luego de la batalla con sus otros yo, pero jamás a tal grado. Mirella no dijo nada y se fue. La mamá de Poolo se encogió de hombros y la dejó ir mientras seguía limpiando la casa. Como muchas veces, Poolo se había ido de casa sin decir nada a sus padres, y estos desconocían cualquier noticia de él pues no oían las noticias. Mirella buscó el olor de Poollomán con sus agudos sentidos. Siguió su rastro hasta que se este se perdió en el malecón de San Isidoro. La destrucción era horrible, era un


cementerio desenterrado. No había nadie, los periodistas se habían alejado al enterarse de la ligera radiación de la zona. Esta se disiparía en unos días, pero por el momento nadie podía acercarse sin un traje especial. A pesar de la macabra escena, a ella no le importaba más que una persona: Poolo. No quería creer que había muerto, aquel que fue el único que amó desde que nació, pero quien tienta a la muerte tantas veces, tarde o temprano la encuentra. Recorrió una y otra vez los escombros, bajó el abismo hasta que encontró el pico del pájaro más humano. Estaba carbonizado y fracturado, ya sin su brillante color amarillo pastel, y sin el brillo de su punta negra. Tenía un alto grado de radiación que afectaba el sistema de Mirella. Ya no quedaba duda, solo había quedado la parte más resistente de su cuerpo. Ella lloró y lanzó un grito tal, que hizo caer lo que quedaba del malecón, aquel malecón donde él había ido tantas veces a reflexionar en su vida. El alarido femenino, doloroso y agudo, se escuchó en todo Lima. Mirella anduvo en estado de shock hasta que llegó a casa de Poolo, donde les explicó todo a sus padres. La pena fue grande, enorme. Se lloró toda la noche, mientras llegaban coronas fúnebres de numerosas personas e instituciones de las que jamás habían oído en su vida. Llegó incluso una multitud con velas que no fue recibida. <<Ahora lo recuerdan, es un héroe. Pero antes lo trataron como basura cuando estuvo vivo>>, se decía indignaba la madre de Poolo. Mirella, solo se sentó en el cuarto de Poolo, sin mirar nada o a nadie, mientras sentía que el corazón se le hacía pedazos como en su sueño. Aquel maravilloso cerebro, que había costado tanto en formarse, aquel centro de su alma, incomparable con cualquier máquina humana, ni siquiera esta poderosa creación de los seres de las estrellas, pudo soportar tan grande pena. Se quemó. Estaba muerta. Quizás el ser humano no muera de pena, pero un ser como ella, tan puro como un ángel, es más sensible y menos resistente emocionalmente. Lo último que pensó, lo último que grabó en su memoria fue: <<sin ti, es mejor que yo termine así>>. Y vio el rostro bobo, ingenuo, pero sincero de Poolo, y en un espejo el rostro de Poollomán, ambos sonriendo con una paz nunca vista. Así, con esta visión, murió con una sonrisa detenida en el tiempo. Sus ojos abiertos y tristes perdieron el brillo, y derramó una lágrima negra. -

¡Jovencita! – gritó el papá de Poolo al ver que Mirella no reaccionaba. ¿Está muerta? – preguntó su esposa. No lo sé, nunca tuvo pulso. ¡Otra desgracia más!... No, no puede ser.

Al ver que no respondía, no tuvieron más remedio que acomodarla con resignación – y no sin dificultad, pues era la muerta más tiesa – en una cama, como si fuera toda ella una sola pieza. Tenía abrazado el pico de Poollomán junto a su pecho. Era lo único que velarían.


Capítulo III LOS FUNERALES DE POOLLOMÁN Mismo entierro de cantante popular, miles de personas acudieron a él, incluyendo algunos infiltrados que protestaban por la muerte de Sofía. Sin embargo todo se mantuvo tranquilo. Ya casi anochecía, se acercaba la navidad. Se le hizo un mausoleo, con aportes <<voluntarios>> de muchos empresarios que hicieron pública su ayuda en todos los medios. En dicho mausoleo se enterró su pico, su ropa, y sus decenas de diplomas de colegio. En una extravagancia sin precedentes, Mirella, fue cubierta de yeso, y convertida en estatua, pues no había tumba para ella. Fue colocado como un ángel de mármol, junto a los restos de Poolo, como para cuidar su tumba. No hubo necesidad de intentar mover sus miembros, pues su postura (de rodillas y con la cabeza inclinada, y los brazos cerrados), era perfecta. Así, en esta postura, oraría por él durante toda la eternidad. Si seres como estos, tienen sentimientos, ¿tendrán alma también? Poolo hubiera dicho que el alma muere con el cuerpo, pues esta es el cerebro. Si él tenía razón, ambos habían dejado de existir sin remedio. En un acto simbólico el padre de Poolo recitó uno de los poemas del autor que compartió las penas de su hijo, César Vallejo: - <<Masa Al fin de la batalla, y muerto el combatiente vino hacia el un hombre y le dijo: “¡No… - el hombre intentó contener las lágrimas, más no pudo. La voz se le quebró: -… te mueras, te amo tanto!” – << no sabes cuanto, hijo>>, pensó. Continuó: - Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. La gente parecía sentir el << ¡ay! >>, estremeciéndose y suspirando. El padre continuó sin secarse las lágrimas: - >> Se le acercaron dos y repitierónle: “¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!” Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. La gente empezó a acercarse más, mientras otras empezaban a concurrir en caravanas. ¿Qué estaba pasando? - >>Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil, clamando:… Entonces toda la gente, entre lágrimas, dijo en coro, con indescriptible angustia: - >> ¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte! ¡¿Pero, cuándo se aprendieron el poema?! Bueno no importa, el padre de Poolo continuó de inmediato: - >> Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. Algo increíblemente humano estaba ocurriendo. Por un momento parecía que el poema hubiera cobrado vida en una escena sin precedentes. Ninguna compañía de teatro hubiera superado esta realidad. Entonces la pasión llegó a todos los hogares del país. Todos los que veían las noticias en televisión, algunos pocos por Internet, y otros varios que las oían por radio, repitieron el poema junto con los presentes del velorio: - >> Lo rodearon millones de individuos, con un ruego común:… Todos, absolutamente todos gritaron: - >>“¡Quédate hermano!” - >>Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo


Vallejo estaba vivo, y más vigente que nunca. El poema era un ser, con su propia vida y con una fuerza inconmensurable. Pronto otras personas del mundo, siguieron junto con los ya mencionados el poema… ¡Incluso los que había ido inicialmente protestar, habían sido arrastrados por quién sabe qué magia vallejiana! La atmósfera desgarradora alcanzó su clímax. - >> Entonces todos los hombres de la tierra lo rodearon;… En ese momento un terremoto calló a todos. El cielo se oscureció más que nunca, cayeron rayos. La gente se quedó inmóvil, sin razón aparente. Se oyó una voz inefable de joven que no se sabía de donde venía que culminó el verso: - >>… les vio el cadáver triste, emocionado incorporóse lentamente, abrazó al primer hombre,… - y el padre de Poolo se sintió abrazado por unos tibios, ligeros e invisibles brazos, mientras la voz culminaba con pasión -… ¡¡echóse a andar!! Era Poollomán. El mausoleo, tan caro, explotó, y el pico allí enterrado voló hasta el cielo. La gente gritaba y huía. En el firmamento el pico se llenó de luz y fuego, y pronto era un nuevo sol que iluminaba todo el cementerio. Los átomos y partículas subatómicas de un cuerpo olvidado e inexistente fuero juntándose como múltiples ríos de chispas y granos de arena dorados, hacia la estrella en forma de pico. El astro mágico fue creciendo desde adentro, como un Inkarri mestizo y emplumado, hasta hacerse enorme y deslumbrante. Explotó. Aparecieron dos inconmensurables alas de fuego, y un cuello largo y zigzagueante como una de las aves de las líneas de nazca. Tenía una cabeza pequeña en comparación con su cuerpo, de la que salía un pico luminoso, largo como el de una cigüeña. La figura era descomunal y maravillosa. Se oyó una voz que venía de aquel fénix hermoso, que venía de una silueta humana dentro de esa ave de llamas: - ¡Por los poderes que me han sido concedidos, YO SOY POOLLOMÁN! Los varios concurrentes, que habían quedado tirados en el suelo, pasmados y deslumbrados ante esta aparición onírica, se levantaron de golpe y gritaron de alegría, como cuando los seguidores de la selección de fútbol nacional, ven que su equipo mete el gol ganador en el último minuto. El fénix bajó a la tierra como un rayo. Las flamas fueron absorbidas por la silueta misteriosa en su interior. A lo lejos se vio que esta, que ahora era luminosa, y que se iba apagando poco a poco conforme se acercaba. Era Poolo. Era la misma piel trigueña de mestizo, algo desteñida, pero mil veces más suave y hermosa. Su acné había desparecido por completo sin dejar rastro y su cabello estaba más lacio y brillante que nunca. Tenía unas bellas alas blancas, y estaba desnudo, dando la imagen de un ángel cholo. Levantó una mano y las piedras del mausoleo se levantaron, junto con su ropa. Se vistió sin moverse. Se puso sus zapatillas rojas con punta de goma blanca y pasadores verde fosforescente, un yin algo oscuro con basta ancha, un polo blanco y finalmente sobre el polo una camisa de cuadros rojos que dejó sin abotonar. Levantó un poco la camisa, y marcó con un rayito que lanzó de su dedo sobre el lado izquierdo, una P, cuya línea principal parecía un relámpago y cuya curva superior asemejaba un ojo furioso. Este símbolo aparecía siempre en su pecho, a ese lado, luego que se transformaba en Poollomán, pero nunca supo el porqué. Abrió con fuego dos agujeros en su espalda por los cuales salieron sus alas. Abrazó a sus padres, y luego saltó sobre los escombros de lo que sería su mausoleo, e hizo que se levantara de nuevo, intacto, como si nunca hubiese pasado nada, con un solo


movimiento de su mano. Desde lo alto echó una mirada a todos los presentes, hizo la señal de “paz y amor”, con los dedos, y luego hizo el gesto de aprobación levantando el pulgar con el puño cerrado. La gente aplaudió, rió y algunos lanzaron vítores. - ¡Gracias a todos! Llevaba varios días intentando reestructurarme. No creo en el alma, ni en la vida después de la muerte, por lo que considero que parte de mi inteligencia quedó grabada en mis átomos. No podía reconstruirme que asimilé todos sus iones negativos, y calor, producido por el sufrimiento que les causó mi muerte… o supuesta muerte. Y fue cuando recitaron el poema cuando hubo el más alto pico de energía que me permitió reorganizar mi materia. Gracias a todos de nuevo. – la gente aplaudía nuevamente, no entendía ni pío de iones o energía, pero sabían que él estaba vivo -Ahora, si es que vale el término además, pues no sé si realmente morí, y sin faltar a Dios pues respeto mucho las religiones del mundo, puedo decir que literalmente he resucitado. – dijo este nuevo Poollomán angélico. Luego pensó: <<Ahora entiendo el sueño. Moriría para resucitar. >> Y eso era en efecto. *** - ¿Pa, dónde está Mirella? Sería difícil responder esa pregunta para cualquiera. Pero su padre era un hombre muy directo y no se andaba con rodeos. - Hijo, confío que luego de luchar tanto por vivir no intentarás matarte por una pena… Hijo, Mirella está muerta. Lo lamento mucho. - ¡Qué, qué dices! - Es la verdad hijo. Murió creo que de pena al saber que moriste, le dio un especie de colapso. - ¿Y dónde está su cuerpo? – gritó alterado. - En tu mausoleo, hijo. Poolo salió corriendo. - ¡Hijo, carajo! ¡A dónde vas! - No te preocupes, estaré bien. Pero su padre, un paranoico empedernido, estaría preocupado hasta su regreso. Poolo hizo brotar sus alas y voló a la velocidad del sonido. Entró al Presbítero Divino, cementerio donde se encontraba su tumba. Estaba frenético. Empezó a escarbar el lugar con sus propias manos hasta que hizo un agujero de tres metros sin hallar nada. Empezó a sudar frío con la mirada desorbitada. - No está enterrada. Es la estatua. – dijo una voz a su espalda. Poolo no sabía quien era, y además de eso, a pesar de su << escepticismo >>, temía desde pequeño a los fantasmas. Pero en ese momento más le preocupaba Mirella. Limpió la delgada capa de yeso que la cubría, cuando la voz interrumpió de nuevo: - ¡Espere, buen Poollomán! No lo haga. Sé que intenta devolverle la vida como lo hiciste con tus padres, reconstruyendo la estructura molecular de su cerebro electrónico… Pero con eso solo recuperarás la máquina. Para ser más claro, una vez que ese cuerpo reviva, no será Mirella la que resucite, si no una simple y compleja computadora. Para hablar en términos cristianos, no podrás recuperar su alma… Poolo que había estado escuchando sin decir nada, con la cabeza gacha dijo: - ¡¿Quiénes son ustedes?! ¡Cómo saben eso! Poolo entonces volteó nervioso, y vio unos seres de figura humana que brillaban como si fueran pura luz. - Somos los creadores de Mirella.


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Sabían que no eran ángeles. Son extraterrestres. Así es. ¡Entonces deben saber como revivirla! – dijo Poolo iluminado de una repentina luz de esperanza. Pero… - NO. Cuando un ser vivo como tú, nacido en condiciones naturales, muere, puede resucitar con sus mismos recuerdos y personalidad, ya que su alma vive para siempre en sus células, sus genes, en cada uno de sus átomos... Entiendo tu sorpresa. Con alma nos referimos a una propiedad de la materia que queda grabada incluso en los quarks, y mucho más en el ADN, si es que queda intacto. Pero Mirella, a pesar de lo hermoso y real de su alma, no es como un ser humano. Su materia cerebral puede crear esta, más no retenerla. Al morir, se pierde… y para siempre. Entonces la desesperanza volvió a llenar su corazón. Acongojado gritó con algo de desesperación: - ¡Debe haber algo! ¡Algo por hacer! - Lo siento no hay nada… A Poolo le enloquecía (literalmente) la pasividad de estos seres. Explotó: - ¡Entonces para qué mierda han venido! – no pudo evitar el escape de una grosería, mientras ardía en llamas verdes – Si no han venido a hacer nada, entonces por qué me torturan con su presencia. Si no van a hacer nada… ¡Lárguense! – escupió mientras le salía fuego de la boca. Sin embargo esta aterradora imagen no asustó a los alienígenas, ellos lo conocían mejor que él mismo. Sabían que era una buena persona: - Entendemos tu sufrimiento, Poolo, Poollomán. - No entienden nada. – respondió cabizbajo y sombrío. - Pero sí hemos venido para algo igual de valioso. - Hablen entonces. - Somos viajeros de las Pléyades. Hemos vivido en paz, hasta que una raza más fuerte y violenta – incluso más violenta que la suya -, nos atacó, ahora dominan nuestra tierra. Nosotros no peleamos jamás, es nuestra naturaleza, está en nuestros genes. Estos seres despiadados, no contentos con nuestro mundo vienen en busca del tuyo. Nosotros logramos escapar para avisarles. Nuestra raza es débil, tan pasiva que aparenta no sentir nada – lo que es falso pues somos inclusos en extremo sensibles- . Sin embargo somos muy hábiles con la tecnología. Quizás no podamos pelear por ustedes, pero sí podemos armarlos para que luchen por su planeta, al mando tuyo. Te ayudaremos avisar a todo el mundo… Pero necesitamos de tu ayuda.



Capítulo IV LA GUERRA DEL FIN DEL MUNDO: UNA CONTRADICCIÓN MAYOR UNE A DOS OPUESTOS Al principio la gente estuvo reacia a creerle a Poolo, pero al recordar su resurrección, lo tomaban como a un Mesías. Más aún acompañado de esos seres luminosos que parecían ángeles: - Varones y mujeres del mundo: Siempre ha sido la humanidad, nosotros, los que nos hemos hecho daño entre sí. Hombre contra hombre han luchado siempre las naciones. Tanta sangre derramada injustamente, tantas vejaciones. Poco a poco hemos ido aprendiendo de nuestros errores, aunque a veces parece que no hemos aprendido nada. Sin embargo, ahora es otra época. Una raza superior, o que dice ser superior – eso no importa, pues todo ser merece vivir con libertad – viene a dominarnos. ¡Demostremos que merecemos existir! ¡Luchemos por nuestra libertad! ¡Ya no somos peruanos, estadounidenses, ni liberales o comunistas; católicos o musulmanes, ni negros o blancos! Somos seres vivos, somos homo sapien sapien, somos humanos. Una sola especie unida, algo que nunca debimos dejar de ser, como en el principio de los tiempos. ¡A luchar por la humanidad! Así acabo su discurso entre aplausos y agradecimientos, luego se dirigió con arrogancia a sus compañeros estelares: - ¿Qué tal lo hice? - La verdad… más o menos. No está mal para un muchacho de tu edad… supongo. Los norteamericanos fueron los más reacios a unirse a la lucha. En especial por la muerte que había causado Poollomán, y en menor medido por los que había quedado no eran militares. Sin embargo no les quedó de otra. El 1º de enero del 2000, los invasores aprovecharían las celebraciones del nuevo milenio para atacar sorpresivamente. No obstante, la humanidad en general, los esperaban bien armados. *** -

¡Ataquen! – Poollomán lanzó un alarido, luego de una arenga bastante sobria para su estilo. Él estaba al frente del ataque. Eran las cinco de la mañana cuando las primeras naves llegaron. La escena era de ciencia ficción, pero las naves alienígenas a pesar de su complejidad y tamaño, se veían sucias y viejas, como los camiones de basura del distrito de Victory, hasta sonaban como una carcocha.

Era cierto, solo un mal mayor haría que las grandes diferencias del mundo desaparezcan, y reine cierta armonía entre los hombres. Poolo lo sabía y, de no ser por lo terrible de la invasión, hubiese querido que esta armonía dure para siempre. Ese era su sueño desde niño. Estas criaturas eran enormes seres de tres metros, con 4 patas, y dos brazos con unas especies de manos con garras. Tenían rostro de mosquito, con ojos compuestos, pero de mucho mejor visión que los del insecto. Estas criaturas habían evolucionado de invertebrados similares a los escorpiones. Eran inteligentes y gustaban de matar por


diversión, para ellos. Irónicamente, la especie humana no era más que una colonia de cucarachas que debían erradicar. Los humanos bien armados, con armaduras de la aleación de la que estaba hecha Mirella, y armas similares a su rayo del brazo, lucharon con una pasión inimaginable. Lucharon en cada parte del mundo: los africanos fueron muy ágiles y fuertes, los latinoamericanos apasionados, los árabes furibundos, los norteamericanos con técnica. Claro, todo esto, sin caer en clichés, pues en todas partes cada individuo luchaba a su modo. Las armas les dieron una gran ventaja a las humanos, pues si bien los alienígenas invasores eran inteligentes, se valían más de su fuerza bruta para pelear, pues eran poderosísimos. Sus armas eran similares a las creadas por la humanidad, parecían pistolas y cañones. Sin embargo la nave nodriza (o la chatarra nodriza), a pesar de su aspecto (y mal olor), poseía un arma poderosa: un cañón que lanzaba un rayo cuya fuerza era tan fuerte como el de la bomba de hidrógeno. Poollomán había sido eliminado por una bomba nuclear, en cambio, una bomba de hidrógenos tiene varias veces la potencia de esta. Y estos seres estaban dispuestos a usar toda la potencia de esa arma para destruir la tierra, si es que no podían conquistarla. Esta raza guerrera no aceptaba la derrota ¡Qué malos perdedores! ¡Hasta parece una idea sacada de la ciencia ficción! Pero era verdad. Poollomán voló al inhóspito Polo Norte, donde se hallaba la enorme y destartalada nave. Era tan grande que cubría todo el cielo polar, como lo haría una noche larga de invierno. Fue a atacarla directamente. Entonces fue apuntado con el rayo que se hallaba oculto. Lo que no sabía era, que si esta vez el rayo lo tocaba, no iba a poder resucitar, iba a una muerte sin retorno. Estaba a punto de ser atacado cuando algo lo empujó y desvió su vuelo e hizo caer. El objeto cayó junto a él. Era un ser humano, una chica de su edad. Esta poseía una belleza casi mística. Ella vestía como una colla (Princesa Inca), lo que contrastaba con piel de un bello color blanco y su cabello rubio. Esta chica volaba, tenía un cetro dorado en su mano y alas enormes de mariposa, pero cubierta de plumas. Era la misma chica que había brotado de las profundidades de la tierra hace varios días. - ¡¿Quién eres?! – dijo Poollomán sorprendido. - Paulo, soy Sofía.


Capítulo V EL FINAL DE SOFÍA - ¡¿Qué?! ¡Pero te maté!... Esto parece Cien años de soledad, el tiempo da vueltas… ¡Yo te maté!... ¡Y lo haré de nuevo si pretendes aprovechar esta crisis para…! - No Poolo. Sin mundo, no hay gobierno. - ¿A qué has venido? ¿A torturarme a…? - A ayudar. - Pues bien, ataquemos. - Espera, ese rayo es lo único que nos puede matar. Por eso te salvé. A Poolo le era difícil creer todo esta locura. Él con su enemiga de muerte, ¡y juntos! No obstante, no había tiempo para interrogarle, así que no le quedó más que confiar en ella y dejar de actuar como el neurótico que era. - ¡Vaya! No lo sabía… Entonces te debo la vida. ¡A pesar de que intenté matarte, me salvaste! - No Poolo, no fue solo un intento, tú me mataste… pero he resucitado como tú. Olvídalo, no hay tiempo para disculpas. - Muchas gracias, nunca podré pagártelo. Aunque hay una manera pero… - Ahora no hay tiempo para conversar. Este es mi plan: yo distraigo y tú atacas. - Okidoki. - ¡Se dice “está bien”, o de acuerdo!... cholo alienado.- dijo ella con su acostumbrado carácter socarrón. Ambos se levantaron del frío montículo de nieve y volaron hacia la nave. Fue tal como Sofía dijo: ella distrajo velozmente el ataque del potente rayo que evaporaba gigantesco glaciares. El resto de armas, menos letales, se dirigieron hacia Poolo que se convirtió del ser angélico al Poollomán Fénix. El armamento no le hacía nada ante su incandescente escudo. Pronto llegó al centro de la nave, pero no pudo atravesarlo. Intentó chocar varias veces pero no pudo. Le sorprendió que algo tan viejo aguantara tanto, pero no era del todo absurdo, tomando en cuenta que tenía que ser resistente para atravesar toda la galaxia, incluso más lejos. Entonces pensó rápido y recordó que un objeto alcanza mayor fuerza de impacto conforme acelera en la mayor distancia posible. - ¡Qué esperas! – gritó Sofía impaciente. - Espérate un toquecito. <<Jamás me rendiré>> pensó Poollomán y salió a toda velocidad disparado fuera de la atmósfera. Dio la vuelta a la tierra a la velocidad de la luz, más rápido aún. <<Así es como se siente>>, pensaba mientras formaba aquella circunferencia. Podía verlo todo: su vida a través de sus ojos, los cinco continentes bajo él, las estrellas sobre su cabeza, todo a la vez, en segundos que parecían horas, días, semanas. Nunca había sido tan consciente del tiempo y del espacio, ni de la teoría de la relatividad. No había luz, ni horizonte. Los fotones del sol iban tras él, y podía verlos bañar lentamente los lugares oscuros de la tierra. Era un espectáculo divino, nunca imaginado por él, ni por nadie… << Quizás esto es lo que vea Dios… si existe, claro >>. Aprovechó la atracción de la tierra para ganar más velocidad y fuerza. Todo esto se simplificó en un sentimiento, en fluir de la adrenalina al bajar, por primera vez, a toda velocidad con su bici un acantilado de la Costa Verde. << ¡Va a ser una bajada de la RPM! >> Llegó a la tierra como un asteroide, pero más rápido, mucho más. Como cuando manejaba bicicleta, Poolo, no era consciente del peligro hasta que se caía. Los invasores entendieron la intención de Poollomán, así que dirigieron su rayo contra


él. Sofía, arriesgando su propia vida por aquel que odio (¿o quizás…?), tanto, contuvo el rayo con el poder de su cetro dorado. Tendría que actuar rápido, ella no podría aguantar mucho tiempo. Poolo la vio y al ver que hasta su enemiga la apoyaba, pensó en no hacer que el sacrificio de todos sea por las “puras huevas”… quise decir en vano (excusen mi obscenidad). Aumentó su energía, su adrenalina, su amor, su pasión y… ¿Qué pasó?... - ¿Qué pasa? – dijo alguien al ver una luz en el horizonte que no era el sol. Luego se oyó la explosión que hizo temblar la tierra, y luego una ventisca mundial. ¡Poollomán había atravesado la nave! Estalló de tal forma que se podía sentir la onda expansiva alrededor del mundo. La nave voló en miles de pedazos y en una lluvia de… ¿excremento y basura? Sí, así es, la nave tenía un gran depósito de estos desperdicios que pretendían arrojar en nuestro planeta… sin lugar a duda, ellos no ganaban en lo cochino. - Sofía, me vas a disculpar por el término, pero me parece que encaja mejor que ninguno en esta ocasión: ¡esa nave era pura mierda! – gritó Poollomán diciendo una de sus contadas groserías (aunque ya no eran tan contadas que digamos). Sin embargo Sofía no contestaba, ¿qué le había pasado? << Te debo una disculpa. Merecí todo lo que me hiciste y más. Esto es por ti…>> fue lo que pensó Sofía mientras contenía el rayo. Poolo destruyó la nave muy rápido, pero no lo suficiente. Era demasiado tarde. El poder de aquella creación extraterrestre no pudo ser contenida de todo por la bella villana, y está agotada fue golpeada y lanzada a una inmensa velocidad a las profundidades del mar ártico. Poolo vio como cayeron los restos de la nave al fondo de las aguas, y sintió tanto orgullo y felicidad con su victoria, como cuando sacó su primer diploma de alumno destacado. Entonces fue a agradecer a Sofía, pero no la encontró. Nunca sintió tanta preocupación por Sofía, ni siquiera cuando le preocupaba que ella lo matara. Con su vista de águila vio la luz que emanaba de los fondos marinos y, Aún envuelto por las llamas del Fénix, se sumergió en el agua elevando una enorme nube de vapor. Se sumergió hasta el abismo, la zona abisal de aquel mar, tomó en sus cálidos brazos su cuerpecito frío y la sacó del agua. Ya en la superficie, sobre toneladas de hielo intentó calentarla. Había iniciado una tempestad, tanto en el ambiente como en su corazón. ¿Cómo podía querer a quién lo dañó tanto, y a quién dañó de igual forma él? - Yo solo quería un mundo mejor… pero no sabía como hacerlo. Tenías razón respeto a la vida. Ahora lo entiendo. - Ninguno de los dos tuvo nunca la razón del todo, ni estuvo totalmente equivocado. Gracias a ti, el mundo será mejor… Te debo la vida. No sé como agradecerte. - Yo sé cómo… Cuando fingí estar enamorada de ti, ¿recuerdas que te besé?... nunca lo dije… pero aquella noche no pude dormir por qué me sentía mal de engañar a alguien tan amable y sincero como tú… me recordaste a mi primer amor que murió asesinado por orden de un policía antiterrorista para que no me llevasen, nunca me lo perdoné y busqué siempre reivindicarlo… pero la sangre no lava la sangre… tú me apoyabas a pesar de no estar de acuerdo… pero además porque me di cuenta que me… gustabas. – y se le escapó una de sus risitas irónicas. Luego lo miró con cierta seriedad y le dijo: – Eres guapo, cholo. Por eso… Entonces él le tapó la boca algo torpemente con su mano, y la besó. - Ahora sí… me voy. Sin saberlo estas podían ser sus últimas palabras, pero Poollomán era reacio a creerlo y esperaba recuperar el amor que perdió con Mirella. Pero un clavo no saca al otro. Entonces dijo en son de broma:


-

¡Vamos Sofi’, con lo que me costó matarte y ahora me dices que te vas morir por este…! ¡No!- algo estaba mal, realmente mal. Antes de que ella siguiera su cuerpo perdía la vida, sus moléculas perdían cohesión y… como si estuviese hecha de algún polvo mágico y brillante, de las arenas de la vida, empezó a desvanecerse en una lluvia de estrellitas casi invisibles. Era la ninfa Eco volviendo solo voz. - Jamás te olvidaré… nunca olvido a las mujeres que me pegan, ¡y tan duro! Ella sonrío suavemente con ese chiste inoportuno, y por primera vez, vio Poollomán la bondad dormida por un rostro malicioso durante tanto tiempo. Él la besó en la frente, antes de que desvaneciera por completo. Ella desapareció para siempre. Era la segunda mujer que amaba a Poolo con sinceridad y moría.


Capítulo VI UN MUNDO MEJOR Luego de la muerte de Sofía, Poollomán intentó revivirla uniendo partícula por partícula. Lamentablemente su materia y vida se había dispersado para siempre. Se resignó derramando unas lágrimas y suspirando. ¿Es qué acaso su vida siempre estaría marcada por la muerte? ¡Por qué esta antítesis hecha existencia! Regresó a Perú donde fue recibido como un héroe. Los humanos habían ganado la guerra en toda la tierra, con casi ninguna baja. Por su parte los alienígenas benefactores destruyeron todas las armas, con un mecanismo remoto que habían instalado, sin avisar a nadie (ni a Poolo), que les permitía pulverizarlas de manera automática. Así se evitaría que fueran mal usadas luego de la batalla. Poollomán construyó una placa gigante de oro, donde todos los caídos por igual, sean reconocidos por su apoyo, incluyendo a Sofía. La gente se sorprendió al ver ese nombre, pero él explicó lo que había sucedido, y que a pesar de las circunstancias a él también le parecía increíble. Mucha gente pidió a Poollomán que sea el que gobierne el país, sin embargo él no quería. - Los superhéroes somos apolíticos. – decía fiel a los preceptos de sus fantasiosas historietas. Sin embargo, fue tal la insistencia que se dijo: << ¡Vamos Poolo, esto es el mundo real, y si tu eres Poollomán, todo puede ser posible!... Entraré a la política, aunque corra el mismo riesgo que corrieron los caudillos como Cáceres, que salieron de la guerra amados, y salieron del gobierno, repudiados. >> - Está bien, voy a entrar, con una sola condición. Que las elecciones sean democráticas. Así fue. Y a pesar del invisible intento de fraude de ciertos poderosos, su victoria fue aplastante. Entró al derruido palacio de gobierno, que reconstruiría como una humilde oficina. Cerró el congreso, pero en su lugar colocó un sistema de votación y promulgación de leyes <<democrático a mano alzada>>. Que consistía en un sistema de Internet por el que se proponían leyes y eran votadas de manera virtual. Para que la gran mayoría pudiera votar el Internet fue llevado a provincias. << Por primera vez la red sirve para algo más que ver pornografía y el “copy-paste” >> dijo en un discurso. Para que el programa fuera a prueba de fallos usó tecnología entregada por los seres luminosos de las Pléyades. Luego haría algo que muchos llamarían << su gran error >>, decidió intervenir en el mercado. <<Si es que existen estas leyes son para romperse en algunos casos, más aún si estas, creadas para nuestro beneficio, se vuelven en contra de los más vulnerables>>, dijo alguna vez. Intervendría en casos muy específicos, como cuando suben despiadadamente los pasajes en fiestas, en beneficia de la gente que necesita viajar, en los precios de la materia prima, etc. Pero sabía que vivir de la venta de materias primas tarde o temprano le traería dificultades en casos de una crisis mundial, así que empezó una incipiente industria. Pero esta se nutre de los jóvenes universitarios, así que tecnificó y modernizó, todas las universidades estatales, y colocó como rectores a intelectuales de reconocida trayectoria moral y profesional, retirando a los caducos y corruptos. Reconstruyó la destruida Universidad San Mateo, y también el baipás, sin que uno incomode uno al otro. Inició una severísima fiscalización a todos los grandes jefes de los organismos estatales primero, y luego a los de menor rango.


Hubo muchos despedidos –con justa razón -, y muchas protestas. Él las toleró, y hasta dialogó con ellos, llegando a acuerdos aceptables con los mismos -. Obligaría a continuación a pagar altísimos impuestos a las industrias extranjeras, en especial a las transnacionales. De igual manera haría con los poderosísimos empresarios. Este dinero se usaría para aumentar salarios a policías y profesores, y la tecnificación de instituciones educativas del Estado, entre otras obras sociales. Muchos empresarios en contra amenazaron con irse del país, pero él no temía a amenazas. << Quien quiere irse en vez de apoyar a su prójimo, tiene las puertas abiertas. Además no es limosna, es lo que se debió cobrar siempre>>, decía .Al final varios se fueron, entonces decidió apoyar con maquinarías y capacitación a la pequeña y mediana empresa. Subió el sueldo a los trabajadores de salud, e incentivó a los jóvenes médicos para que no salgan del país. Pero como la historia lo muestra, los gobernantes que se meten con los intereses de los “peces gordos”, terminan muertos… pero él era Poollomán. Le dispararon, intentaron hacer volar, envenenarlo, pero nada resultaba con un superhéroe. Finalmente llegaría el bloqueo económico por parte de Estados Unidos… Poolo, se río y fue a dialogar con el país del norte. No hubo acuerdo. A lo que dijo: << No creo que estén en posición de exigir, miren que no tienen ejército y yo estoy bien vivo… >> Bajo esta advertencia (o amenaza), acordaron seguir comprando pero él decidió venderle además a otros países. Pasaron cinco años y las cosas iban muy bien, o al menos verdaderamente aceptables por primera vez. La gente estaba contenta, más aún los nativos e indígenas que recibieron apoyo técnico para su agricultura, devolviéndole los terrenos que eran de ellos por derecho. De igual modo estaban los jóvenes universitarios, a los que escuchó y con los que entró en debates ideológicos muchas veces. Así pasaron los años. Pero por alguna razón fue tildado por la mayoría de medios como populista, populachero, dictador, y hasta ¡comunista! A pesar de ello él decidió dar libertad a los medios - incluso más de la que se debía en aquellas circunstancias-, no por quedar bien, si no, por sus principios democráticos. Pasaron cinco años entre ataques de todo lado contra su persona. Y si llegó a sancionar algún mass media, fueron por razones de pudor (no el hipócrita). Como él creía que nadie debiera enquistarse en el poder por demasiado tiempo pues creía que: <<ningún hombre o mujer debiera tener más dinero o poder del que puede controlar. Ningún sistema, por más bueno que sea, se debe asentar en un gobierno por mucho tiempo, pues se corrompe. Es como la fruta bella que cae del árbol, que por tanto tiempo estar en el suelo se pudre. >>, decidió terminar su vida política con su primer mandato. Además los medios lo tomaban por lo peor. Fue entonces que otro milagro ocurrió en el país: la marcha más multitudinaria de apoyo a quien fue héroe del país dos veces. Pero él no decidió volver, y solo se dedicó a vigilar que todo anduviese bien con los futuros gobernantes. La tierra estaba sembrada, solo faltaba cosecharla. Así pasaron varios años cuando cumplió los 26 años. *** -¿Joven, usted conocía a una Fernanda de Cárdenas Freundt? - La verdad no amigo. – fingió no recordar, pero el nombre le removió las entrañas. - Lo digo, joven, porque aquí dice que murió de una sobredosis de esas pastillas para drogarse, y en su lecho de muerte lo último que dijo fue: <<Poolo… pollo… mi ángel, te espero>>. -… *** Llegó el tan mencionado doce de Diciembre del dos mil doce (12/12/12). La gente entró en pánico con toda la sugestión que se había dado en todos los años anteriores.


Pero además de subidas de precios en el mercado por especulación, algunos suicidios y accidentes en todo el mundo nada extraordinario pasó. Llegó el 2013, y todo el mundo se había olvidado del tema. Ya nadie creía en el fin del mundo… hasta que el telescopio espacial Google, alertó de la formación de un agujero negro a afueras del sistema solar. Así es, cuando nadie se lo imaginaba. La muerte no avisa, señores. ¿Era este el fin? - Hijo, tienes que ir al trabajo. - ¿Ah? - ¡Caramba hijo, ya tienes casi treinta y uno tiene que estar levantándote! Poolo ya había terminado su carrera de filosofía y estaba trabajando como profesor en la academia ADONIS. - ¡Verdad!... Si papá, disculpa… Es tarde. - Programa Radiales del País informa primero: Tenemos una alarmante noticia de último minuto. Estudiosos de la NOSE, han detectado un agujero negro en formación cerca del cinturón de Orión. Es probable que se acerca a nuestro sistema con resultados catastróficos… Por favor, no pierdan la calma. Se informará más adelante… - Pa, creo que pediré permiso en el trabajo. Poollomán, salió envuelto de llamas fuera de la tierra hacia el espacio, pero aunque viajara a la velocidad de la luz tardaría cientos de años en llegar al destino. Entonces recordó que si uno supera la velocidad de la luz puede viajar en el tiempo. Así lo hizo, tal como lo haría su imaginación cuando niño, rompió la barrera del tiempo y espacio y llegó al destino en unos segundos. Una vez frente a la estrella muerta, tuvo que pensar rápido antes de ser absorbido él también. << Dicen que fuego contra fuego… pero a mí me da igual >> Entonces nunca antes sintió tan fuerte y tan grande el agujero en el corazón de su alma, que habían dejado la muerte de Mirella y Sofía. Lo dejo crecer libre, hasta que el vacío de su alma, ese vacío espiritual, se volvió material, en un agujero negro espacial. Sus llamas fueron apagadas, y su cuerpo se comprimió hasta forma una bolita microscópica, que luego se convirtió en un remolino que atraía asteroides, luz, energía. Pronto él, en su deseo inconsciente de llenar sus carencias emocionales, se volvió en un insaciable agujero negro. Era enorme y más grande que el otro que crecía más lentamente. Pronto él atrajo al otro agujero y lo hizo colapsar. Ocurrió una explosión que lanzó rayos y radiación a los confines del universo y que podía ser vista desde la tierra. Él era aún consciente, así que una vez neutralizado el más grande enemigo cósmico, se dejó lanzar a la tierra donde cayó como un asteroide ardiente en forma de ave. Cayó sobre el mar. Donde quedó agotado. Otra vez era un superhéroe… pero algo pasaba. *** Después de semejante esfuerzo, no sobrehumano, si no casi más que divino - pues ni Zeus hubiese luchado con éxito contra tal titán espacial- quedó muy agotado. Entonces visitó luego de muchos años a su psiquiatra, el Dr. Calvarius. Este le recomendó con un amigo suyo, un doctor multidisciplinario, que vivía en Estados Unidos, de nombre Jule Borges.


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Doctor, me siento con mucho sueño. Se me nubla la vista y hasta me es difícil la digestión… Bueno campeón, los análisis de ADN, los exámenes físicos, neurológicos. Todos indican lo mismo… ¿Qué doctor, dígame no más? – dijo Poollomán con su acostumbrada confianza, producto de eludir tantas veces a la muerte. El doctor se sentó a un lado del héroe y abrazó a Poolo como un amigo: Campeón, sé que cuando te fuiste a luchar contra el ejército de este país sabías que iba a morir. Sí, pero resucité. Lo que quiero decir es que no temiste a la muerte… ¿Qué quiere decir? Que debes estar listo para luchar tu última batalla. –Poolo miraba algo sorprendido en silencio – no quiero redundar, te quedan pocos años de vida. ¡Pero yo soy Poollomán! Lo sé campeón. Pero tanta transformación y resurrección ha provocado un envejecimiento celular, una degeneración de los genes, yo diría hasta nivel atómico… - y tenía razón. Sabía que este día llegaría… ¡Pero no tan pronto! Podrás vivir más años si descansas y no te tornas en tu otra forma. Los constantes gastos de energía que aceleran el metabolismo, y tus cambios biológicos repentinos acortan tu vida. Por eso debes descansar para vivir más años. La ciencia actual no nos permite hacer nada hoy. Te lo digo claro: si gastas muchas energía puedes empeorar, campeón… hasta morir incluso. … Pero hay otra ciencia que quizás sí pueda hacer algo. ***

Poolo llamó a sus amigos del espacio y les contó su problema. Ellos ya lo sentían venir. - Poolo, somos seres, quizás más evolucionados, pero no tenemos todas las respuestas. No somos los dioses ni los ángeles que nos creyeron en la antigüedad… lamento decirte que te ocurriría lo mismo que a Sofía. Encomiéndate a la Inteligencia Universal. Él simplemente no lo creía. Y todo lo malo revivió como en un principio: - ¡Si Dios existe, es un ser cruel que nos prueba como si fuéramos sus juguetes!... Espero que no exista… ¡Sí! ¡Sí! ¡Dios no existe! – dijo Poollomán como enloquecido. Los extraterrestres se mantuvieron impávidos. Le dijeron con su calma desesperante: - Esperamos que algún día entiendas a la Inteligencia Universal, y no seas como toda la humanidad que intentó entenderla y no pudo, o lo hizo a medias. Aquella noche estuvo metido en su cama sin comer o dormir. << Si es que dije no creer en tu existencia, es por que prefiero pensar que no eres real, antes de culparte de mis problemas y los problemas de la humanidad >>, pensaba con los ojos cerrados. Le ganó el cansancio existencial y físico y se durmió con estas palabras que recordó de un poema: - No soy costra fermentada en tu costado… *** Madrugada en un cementerio clandestino. - ¡Jajaja! Buena.


- Aguanta, dice que su nombre es Leonardo y que son dos. - Oye gallinazo, ¿qué mas dice, pe? Unos pandilleros algo drogados y borrachos se divierten jugando la Uija. - Dice que puedo pedir un deseo… oe mejor vámonos ya me paltié, batería. - No seas huevón, pide no más. - Ya pe’… quiero plata, mucha guita. Pero el espíritu conocía su verdadero deseo. Entonces el pandillero cayó desmayado de espalda votando espuma. Pero ni bien esto ocurrió se despertó. - Oe’ causa tas’ bien. - Claro, me siento como Poollomán. – y se rió escandalosamente. *** <<Llevo días sin comer, y con esta herida que no para de sangrar y gangrenarse>>, pensó antes de morir. Se dejó caer en un basural abandonado cerca de un cementerio. No soltaba algo que llevaban en la mano. Su cuerpo se pudrió de inmediato hasta convertirse en un vapor gris, que en el centro tenía una esfera que parecía de un cristal lleno de humo negro. <<Alguien me llama>>, el vapor aún tenía inteligencia y consciencia, y se dirigió hacia unos pandilleros.


Capítulo VI BATALLA Ω -

¡Conchatumare, te voy a matar! – corrió el pandillero como un perro salvaje contra su contrincante. Llevaba “su sable”, una enorme cuchilla oxidada. El otro sacó algo de su bolsillo. Se oyó un disparo. El pandillero al que le había aparecido una cicatriz en uno de sus ojos, prácticamente de la nada, cayó al suelo en un charco de sangre. Un tiro lo había dejado muerto… no, esperen. Se levanta y sonríe. Un vapor negro y pestilente sale de su cuerpo, y se transforma en un ser emplumado, musculoso y con pico. Este ser vuela, coge al otro con sus patas, y le arranca la cabeza con un mordisco de su potente pico ¿Es Poollomán esta bestia? - No en vano me dicen El Gallinazo. Pero ¿quién este pandillero? Es pobre, pero roba para comprarse libros de Nietzche. Filosofa como Poolo acerca de las ventajas que tendría ser un superhombre. Este ser se cree más que Dios, superior a la moral. Creía estar sobre todos los hombres. Y ahora que descubrió estos poderes llevaría al cabo sus planes. Sin lugar a dudas, este era él único pandillero que merecería morir sin lugar a ninguna oportunidad. *** << ¿POOLLOMÁN SE VUELVE LOCO?>>, << PAJARRACO VIOLÍN Y ASESINO>> Esos eran dos de varios titulares que lo incriminaban. - ¡Qué caracas es esto! – pensó en voz alta. Al leer las noticias y ver su foto en ellas… ¡No! Claro que no era él, pero se le parecía mucho. ¿Era acaso una cortina de humo o una calumnia muy elaborada por los medios? Poolo, que no se había transformado en varios meses fue a dar una conferencia de prensa, para explicar que no era él de las fotos. Este impostor asesinaba y ultrajaba a chicas de 13 a 20 años, y en serie. Asaltaba bancos, destruía autos, y se comía todo en los restaurantes sin pagar – por cierto Poolo pagó con creces su deuda con el chifa que dejó en quiebra, comprándole un nuevo local totalmente equipado con su primer sueldo de presidente -. Las noticias seguían por varias semanas, así que decidió el mismo buscarlo, identificarlo y encarcelarlo sin medir el riesgo. << ¡Son demasiadas vidas inocentes!... y además está destruyendo mi imagen, pero eso es lo de menos>> pensaba por las noches sin poder descansar tranquilo. Lo hizo todo por su cuenta. Siguió indicios, preguntó a amigos policías, habló con algunos delincuentes que se habían regenerado gracias a su ayuda durante su gobierno, etc. No dormía por hallar a este condenado delincuente. Poco a poco fue cercando la pista y llegó hasta una zona de Villa Mary de la Salvación. Se disfrazó de repartidor de gas en bicicleta para no llamar la atención. Era de madrugada y se cruzó con un pandillero que se parecía a él, excepto por sus brazos musculosos y tatuados. Lo notó pues iba sin polo. Extrañamente este tipo tenía los ojos verdes y muy brillantes, pero no el verde común, si no fosforescente. El tipo estaba drogado, pues tenía un troncho de marihuana en la mano. Este intentó tumbar a Poolo, para robarle la bicicleta, pero él lo esquivó hábilmente. Creyó haber visto mal el color de sus ojos, así que no le tomó importancia. Se escondió luego en un terreno abandonado, lleno de basura, soportando el olor nauseabundo con estoicismo y esperó. Se estaba quedando dormido por tantas


malas noches, cuando oyó un grito: era una mujer que pedía ayuda, por lo que se dirigió de donde venía la voz sin pensarlo. El pandillero se transformaba en ser parecido a Poollomán, e intentaba llevarse a la chica, entonces iba a transformarse, cuando recordó las palabras del doctor Borges. Sintió un temor de muerte, pero uno de muerte final y sin retorno. Igual que su padre, dejó a lado la racionalidad e impuso su pasión en último momento: - ¡Ya qué! – dijo sin pensarlo mucho y se transformó en la primera figura de Poollomán, el de plumas blancas, pero con las dos alas aparte de los brazos. Fue a atacarlo, pero este ser lo lanzó como si fuera de cartón, clavándolo en las puntas de unas rejas. El de plumas blancas gritó de dolor mientras desclavaba su cuerpo. Sus heridas sanaron de inmediato. Entonces se enfureció, por lo que tomó la forma del ave de plumaje azul. - ¡Ahora verás! ¡Por difamarme, por asesino y violador! ¡Bellaco, de mala ralea! - ¡Fuera conchetumare, te voy a romper el culo a patadas! - Veremos, boca sucia. Ambos empezaron a forcejear, eran aparentemente de la misma fuerza. Pero el ser oscuro, era más hábil y astuto en la pelea. El gallinazo tomó por el cuello varias veces a Poollomán, pues aquel era un ágil cogotero. Poollomán se zafó, y peleó muy aguerrido, pero el otro le lanzó tierra, y se cubrió de una nube de humo para tomarlo por sorpresa. Lo noqueó y le lanzó una bola de ectoplasma negro que casi lo carboniza por completo. El dolor era intenso para él, pero se regeneró de inmediato. Sabía que tenía que acabar con esa pelea rápida así que tomó su forma de ángel. Para su sorpresa el otro se transformó igual que él pero con unas alas negras. El gallinazo sacó de su espalda un machete, e intentó decapitar al ángel de alas blancas. Poolo lo esquivó con dificultad, y el machete logró hacerle una herida en la frente que para su sorpresa no cerró. Estaba sangrando y no paraba la hemorragia. Ahogado y débil, a punto de desmayarse fue tomado por la espalda por el otro. Entonces oyó una voz familiar que no había oído en años: - Deja que forme parte de ti, y podrás vivir para siempre. – y no mentía, y Poolo lo sabía. Su gemelo lo tomó más fuerte por el cuello, y apenas sus cuerpos se rozaron, sus almas materiales hicieron contacto. Aquel ángel caísdo, le hizo revivir en su mente y corazón todo el dolor y pena sufrida, todos esos deseos de venganza reprimida. Cada imagen renació, hasta las más profundas y olvidadas como aquella que inició todo… << Yo callaba como una estatua, como una roca, pero por dentro gritaba. Él me golpeaba sin compasión, lo veía enorme. Sus golpes no me dolían, era esa mirada de odio. No creía, no quería creer que quien prodigaba tanto amor pudiera odiar tanto, y en especial a mí. >> … Y brotó la lágrima más amarga de su vida. Entonces, y solo entonces, se dio cuenta de todo el poder que tenía (político, físico y espiritual), que podía ser un dios. Se dio cuenta que hasta entonces lo único que había querido no era justicia, si no venganza como cualquier otro hombre. Luego llegó la última cincelada para la creación de la obra más grotesca: no solo se dio cuenta de que podía destruir todo, de que podía vengarse así de este modo, e incluso le halló placer. Pero eso no era todo. No, no. Descubrió que esa no solamente iba a ser su elección voluntaria, si no que era ese destino: el era el anticristo, no mandado por Dios, si no por esta sociedad humana. Y en efecto esa era la verdad. Si se unía a su contraparte en uno solo, viviría para siempre como una Bestia ¿No se había vuelto loco, acaso? Lo había estado siempre un poco, pero en aquel momento gozaba de una lucidez sobrenatural. Entonces sonrió creyendo que por fin había hallado la manera de ser feliz. El héroe nunca fue héroe, fue siempre un villano.


Pero qué es el destino, si no una plantilla. Y si era imposición, él lucharía contra ella, ya no dejaría que ni Dios, ni el diablo, ni el Estado o la sociedad, incluso su familia, decida por él. Entonces la milenaria lucha universal del bien y el mal, se resumió a la lucha de un solo ente racional consigo mismo, con sus propias pasiones. La lucha de contrarios no era si no, la lucha de los hombres contra los hombres. Nadie es totalmente ying o totalmente yang. No existían villanos o héroes, solo rivales, solo gente luchando por lo que creía. Él electrón no compite contra el protón, y el neutrón no hace honor a su nombre. Todo se relaciona, todo está equilibrio, todo simplemente ES. Toda esa batalla de los Capitanes América y los Red Skulls, no era si no arbitrariedad humana. Las cosas habían coexistido siempre, antes de que el hombre hablara de dioses bueno y dioses malos. Él nunca estuvo seguro de lo que quería en realidad, y esa era la gracia de su ventura humana. Miró a la chica desde lejos y decidió buscar su paraíso material, decidió luchar por lo que creía, sin importar más teorías o ridiculeces que habían marcado su vida. Todo se simplificó a la compleja realidad. Ya no le importaba nada, excepto esa chica y lo que representaba: la humanidad, imperfecta e insignificante, pero todo lo real para él. Entonces decidió por primera vez en su vida, sin importar la duda, y sin pensar en retractarse. Daría su última pelea, el último paso para volverse un humano, su last bronca, aunque significara negarse a sí mismo, morir. Pensó que habían pasado horas en esta infinitamente fatigante lucha interna. Pero solo habían transcurrido unos segundos. Solo le quedaba transformarse en Poollomán Fénix Yo sé un… - estaba muy agitado, sentía que perdía la conciencia - ¡Yo puedo hacer algo que tú nunca podrás! Hizo un último esfuerzo y ardió en llamas y quemó al otro, del que empezó a salir un espeso humo negro, en el que se consumió todo su cuerpo. Pero este producto de la combustión, tomó forma de un dragón medieval de un largo cuello, de cuyo cuerpo brotaban llamas negras. Su pico era largo como el del Fénix, pero desigual por debajo, como una sierra. Ambos volaron sobre el techo de nubes del cielo limeño hasta que no se les vio. Sobre aquel sucio mantillo gris, habitaba Selene, que mostraba todo su hermoso y blanco cuerpo redondo en toda su magnitud. Ambos cuerpos ardientes iluminaron los cielos y mostraron miles de sombras que tomaban las formas de mil temores infantiles. El gallinazo, ahora vuelto un dragón negro, embistió al Fénix una y otra vez. Él también hizo lo mismo, y ambos volaban y se estrellaban una y otra vez a velocidades inefables. Con el fondo de la Vía Láctea en el cielo, ambos parecían dos cometas chocando una y otra vez. Con cada choque volaban chispas, truenos, fuegos, luces. Eran literalmente dos dioses furiosos luchando hasta el fin, su fin. Abajo la gente miraba atónita, y maravillada el doloroso, pero bello espectáculo de las luces que se iluminaban, sin importarles mucho la razón. En cada choque a la velocidad Absoluta, ambas bestias mitológicas se mordían, rasguñaban. Su movimientos eran invisibles. Entonces Paulo, Poolo, Poollomán, Fénix, lanzó su último ataque tomando la energía de las nubes. Creó un pequeño agujero negro en el interior de su pico, que luego se iluminó lanzando toda la energía acumulada en el más brillante rayo. El dragón, lo imitó como siempre, y lanzó un rayo de un incandescente verde oscuro. Ambos rayos iluminaron el firmamento desde Villa Mary de la Salvación hasta Miraflowers. Desde La Brea hasta


José y María. Poollomán perdía fuerza, pero a pesar que sabía que iba a morir, no perdió la esperanza de ganar. No, no era esa esperanza arrogante, divina; era una humana y humilde. Por primera vez tuvo esperanza real de algo en su vida, pues ni siquiera cuando le iba bien confiaba las cosas llegarían a buen término. Siempre temía el desastre al final. Poollomán en su último intento voló sangrante, con todas sus fuerzas hacia su enemigo, hacia su propio dolor, atravesando el rayo verde oscuro. A pesar de estar, envuelto en las llamas del Fénix, estas no detenían el ardor de aquel fuego verde que le infundía recuerdos que prefería olvidar. En el camino hacia su muerte vio toda su vida, y por primera vez quería vivir para cambiar lo que debió cambiar desde un principio, antes de todo: él. El dragón empujaba, pero el Fénix hacía lo mismo y motivado por este nueva potencia-acto, atravesó con su rayo de luz al gallinazo, al dragón. Este ser cayó a la velocidad de millones de odios por segundo, sobre la tierra seca de un arenal formando un gran cráter. Las llamas negras se apagaron, y una esfera negra se quebró y se deshizo el humo que se llevó el viento. Pronto solo quedaría el olvido. El Fénix perdió fuerzas, las llamas se apagaron lentamente. Poolo se desmayó. Cayó.



Capítulo VII MUERTE Y FIN Poolo, Poollomán, o Fénix, da lo mismo pues todos son una sola esencia, despertó en los brazos de una chica de 22 años. Era bonita, de piel trigueña, parecida a él: - ¿Quién eres? - Soy a quien salvaste. - ¡Vaya, eres muy bella! ¡Yma Sumac! – exclamó con la voz apagada por la debilidad. - Paschi Wiracocha – sonrió tímidamente. - ¿Cuál es tu nombre? - Mary Elizabeth. - ¿Quién lo diría? ¡Tantos años buscando afuera lo que encontraría dentro! Tanto tiempo buscando en rostros ajenos, lo que debí buscar en la faz de mi semejante. Amé a tres mujeres blancas, busqué por años aquella seudo belleza ideal, y es alguien como yo, similar a mí, mi último amor. Esto no es una ironía, es una bendición… Nunca me di cuenta de la belleza verdadera. Tú la tienes… Ahora, por primera vez, hallo el verdadero sentimiento, y además he aprendido a amarme. Puedo morir tranquilo. - No, no te desesperes, no vas a morir. Ya viene la ambulancia. - Lo mío no tiene arreglo humano ni divino… solo quiero pedirte algo. - ¿Qué deseas? – preguntó con una inesperada ternura. - Solo un pequeño beso. – ella que no quería dejar de complacer a alguien en sus últimos momentos, y lo besó en la mejilla. - No, lo quería en… la boca. – ella lo miró con extrañeza – Te entiendo, una chica tranquila como tú, y besando a un desconocido. Pero solo quisiera al menos un piquito… - Es que tengo pareja… - No te preocupes, olvida lo del beso. Al menos tendré el gusto de haber conocido a mi verdadero amor. - Espera, siento que te conozco de tiempo, me das confianza… no sé por qué. Y se acercó a Poolo para darle aquel “piquito”... más no pudo. Se había cumplido el tiempo. El final. Poollomán se diseminó en millones de partículas llenas de luz y felicidad, la única y verdadera. Las moléculas, los átomos, las partículas subatómicas, todo había perdido cohesión, como si su vida fuera un delgado hilo que uniera todo eso. El ambiente era onírico: todo brillaba como un sueño de atardeceres cálidos y tranquilos. Ella se asustó, pero luego de un momento sintió una inexplicable calma y alegría, que llenaba su pecho de un suave calor. Él estaba muerto, y esta vez para siempre. Siempre. La eternidad. El infinito. Y esta vez, sin pensarlo en un principio, al arriesgar su vida por otro y fallecer, había dejado de ser aquel superhéroe de ficción y se había convertido en su mayor anhelo: un héroe real. ***


Aquella noche Mary Elizabeth, ya en su casa, cocinando para su conviviente y su hijo de un año, estaba callada, mirando la olla. Derramó una lágrima. En la noche, con su pareja, seguía callada. - ¿Qué pasa? – preguntó el hombre. - Nada. – dijo sin tono. Se tapó la cara con su frazada. El tipo la ignoró y se durmió. Ella en la oscuridad seguía despierta, con los ojos abiertos, llorando, pensando en quien la salvó. Se había enamorado.

FIN


Epílogo <<Y el Cóndor Real, Quetzalcoatle, y el Fénix; volaron, uno a los andes, otro al norte, y el último a Egipto. Allí esperarán el próximo ciclo. La historia no inicia ni acaba con un hombre, la historia es eterna. El tiempo es cíclico, y el universo se contrae y expande cual corazón, lleno de vida. [EXISTENCIA] ∞ >> Y con esta nota al final del manuscrito, termina esta historia. Después de leerlo, me lo quiero quedar, es una excelente historia a mi parecer. Sin embargo, la conciencia me obliga a devolverla a su verdadero dueño. ¡Ah! Ya se me ocurrió, regresaré a la universidad y dejaré el libro a algún encargado para que busque a su dueño. Nota del autor: Fecha Actual. Los sucesos a continuación están ocurriendo en este preciso momento, lo escrito entre paréntesis es lo que piensa el narrador: - (Me encuentro en camino a la universidad pensando solamente en devolver la historia…) - ¡Hey! ¡Oye, tú el de la bicicleta verde! - (¿Me estarán llamando?, voy a voltear porsiacaso)... ¿Sí señorita? - Disculpa, ¿dónde encontraste ese libro que llevas? - Ah, este. Lo encontré acá en la esquina hace unos meses… ¿Disculpe, sabe a quien le pertenece? – La chica responde algo angustiada: - Sí, es de mi amigo, hace tiempo lo asaltaron en la esquina y le quitaron su mochila y al ver que no llevaba nada de valor para ellos, la votaron en un basurero cercano. - ¡Ah qué bueno!... ¡No lo del asalto!, qué bueno, entonces ¿se lo puedes devolver? Dile de mi parte que es un gran escritor. – La chica empieza a llorar. - (¡Caramba, qué le pasará! La ayudaré, si puedo, claro.) ¿Disculpe, qué le sucede? - …nada… no puedo… - ¿Por qué? - Él murió después que lo asaltaron, lo acuchillaron… - (¡Chucha! ¡Dios! Espero que esto la consuele un poco.) Creo que el mejor recuerdo de él será este cuaderno. - … no por qué él… antes del asalto… me dijo que se lo pensaba dar a la primera persona que aprecie el relato, después de que se lo dio a su amor platónico y este no le tomara importancia. - Si es así, lo aceptó… es un honor para mí quedármelo y buscaré como publicarlo en su nombre. Y así el muchacho parte veloz, parte cual heraldo tras el atardecer, va veloz y… ¿se cae de la bicicleta?... Se levanta, se limpia y sonríe haciendo la seña de aprobación con su mano.


Agradecimientos: A Sally, por entender la esencia a Poollomán y motivarme a terminar la obra. A Auri y Mari, por ser mis mejores amigas y ayudarme siempre. A mi colegio, donde viví, gocé, sufrí y morí, para volver a nacer. A mi profesora Mafalda, quien me incentivó siempre a escribir. A mi mamá por pagar la cuenta de la luz que utilicé al redactar esta novela. Y a Poollomán, por simplemente ser quien es.



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