Revista Política Salvaje N°2

Desafíos y estrategias desde la izquierda Feminismos y lucha antipatriarcal FA: ¿Política de alianzas o fortalecimiento interno?

El sujeto trabajador/a dentro del FA

N°2

Escriben: Tamara Ortega y Cristián Cuevas (ND) Miguel Urrutia y Gael Yeomans (IL) Constanza Schonhäut y Cristóbal Cortés (MA) Diego Rodríguez y Nicolás Aldunate (IA) 1 Cristián Rojas (ND)

“Con la idea de política salvaje me propongo pensar un conjunto diverso de prácticas que no se realizan para organizar y reproducir la dominación, sino que más bien se despliegan para cuestionarla, atacarla y desmontarla” Luis Tapia Mealla

Comité editorial Felipe Cáceres Merello Cristián Rojas Cortés María Graciela López Sheers Tamara Ortega Uribe

Una publicación de Fundación Emerge Enero 2018

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ÍNDICE Editorial

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DESAFÍOS Y ESTRATEGIAS DESDE LA IZQUIERDA Implicancias de izquierda y correlación de fuerzas en el FA: El momento ideológico (sin ideologismos) Tamara Ortega y Cristián Cuevas

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Siete instalaciones frenteamplistas contra la sociedad de mercado (o cuán impolítica puede ser la hegemonía) Miguel Urrutia y Gael Yeomans

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FA: ¿POLÍTICA DE ALIANZAS O FORTALECIMIENTO INTERNO? La necesidad de un proyecto posneoliberal para el ciclo político que se abre Constanza Schönhaut y Cristóbal Cortés

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EL SUJETO TRABAJADOR/A PARA UN NUEVO SINDICALISMO Una invitación a repensar el empleo público Diego Rodríguez y Nicolás Aldunate

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FEMINISMOS Y LUCHA ANTIPATRIARCAL Por un feminismo (radicalmente) radical Cristián Rojas

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Carroña

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EDITORIAL Una vez concluido el período electoral, el desafío se nos presenta como oportunidad. Hoy nos encontramos en un nuevo momento político que despierta el hambre de una izquierda que no baja las banderas ni se rinde ante el depredador.

Luego de un año de construcción y articulación político-electoral (y más escasamente socialpopular), los resultados ubican al Frente Amplio (FA) en un lugar protagónico dentro del escenario nacional. Ahora bien, aunque el FA quedó en una posición expectante, fue la derecha la coalición triunfante en estas últimas elecciones y aterrizará sin lugar a dudas con un hambre voraz, aunque probablemente con mayor astucia que en el gobierno 2010-2014.

Lo llamativo del triunfo de la derecha fue que por más que quisieron adornar la cabeza de chancho, especialmente en segunda vuelta, con una alianza que parecía novedosamente diversa (con guiños al centro liberal), los últimos acontecimientos muestran que, a todas luces, con el triunfo de Piñera se está restituyendo al bloque conservador y sus ejércitos cívico, militar y religioso que, por más manzanas en la boca y camas de lechuga, no puede esconder la podredumbre de un cuerpo en descomposición.

Parece claro entonces que el Frente Amplio debe superarse a sí mismo y prevalecer en aguas turbulentas. Para ello es fundamental que, entre las tareas urgentes, pueda prefigurar un proyecto de sociedad transformador que sea distinguible y que haga sentido; logre reinventar su soporte orgánico, buscando ensanchar su capacidad de inserción/construcción territorial; y que sea capaz de reforzar su conexión política e institucional con los movimientos sociales y su alianza con sectores populares, desde donde deben surgir nuevos liderazgos.

Todo lo anterior nos sitúa en la bisagra entre un ciclo histórico que se cierra y uno nuevo que se abre, y ante la necesidad histórica de resituar a la clase trabajadora desde la actualización de las luchas, tanto las históricas (en el eje capital-trabajo) como las que se han abierto de manera irreversible (feminismos, descolonización, entre otras). A ponerse bravas y bravos entonces.

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DESAFÍOS Y ESTRATEGIAS DESDE LA IZQUIERDA

IMPLICANCIAS DE IZQUIERDA Y CORRELACIÓN DE FUERZAS EN EL FA: EL MOMENTO IDEOLÓGICO (SIN IDEOLOGISMOS) Tamara Ortega y Cristián Cuevas, Militantes Nueva Democracia

La economía política del escenario actual refleja las presiones de la segunda esfera sobre la primera. El patrón de acumulación capitalista en su fase neoliberal pareciera mostrar signos de alteración, pero no mayores transformaciones.

El proyecto monetarista implantado en Chile hace alrededor de cuatro décadas se mantiene incólume, ergo la fortaleza y adaptabilidad de los cimientos económicos y el profundo arraigo que este proyecto ostenta en los imaginarios culturales, interpela a las izquierdas del

siglo XXI a innovar pero desde la humildad, desvistiéndose de pretensiones vanguardistas para reinventar un proyecto de transformación real.

La política y la economía son indisociables, la lucha y la guerra que se debate entre quienes producen la riqueza y quienes se la apropian contiene mucho de definiciones por el control económico y estatal, pero también de disputa cultural, en la que la izquierda de este siglo se encuentra al debe. En este

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sentido, pretender crear nuevas igualdad de condiciones con las fuerzas izquierdas, resulta una tarea bastante socialdemócratas, de centro derecha y ambiciosa e incluso poco novedosa; no centro izquierda. Aquí es donde las obstante, si reconocemos que aún organizaciones de izquierda en el Frente persisten elementos del ideario políticoAmplio deben explorar dinámicas estratégico del siglo XX que sirven a la legítimas de rearticulación y hora de diseñar estrategias y tácticas de reconfiguración, abriéndose a nuevos nuevo tipo, convengamos que es posible cuerpos orgánicos y agilizando situar la necesidad del período en dos definiciones políticas para otorgar grandes ejes, generar movilización y sustento estratégico e ideológico a los acumulación de las clases subalternas y marcos de cambio que se avecinan. Si construir alternativa de bien es cierto, los poder real. Ambas tareas acuerdos electorales dan “Un nuevo salto retrotraen a los clásicos cuenta de la efectividad histórico requiere objetivos de izquierda: de construir alianzas instrumentos políticosentre distintas fuerzas, ofensiva ideológica y orgánicos para la lucha, no es fácil trasladar los audacia para disputar maduración ideológica, triunfos electorales definiciones estratégicas hacia la construcción de esta apertura en con unidad y eficacia proyecto político. Tales igualdad de condiciones política. alianzas requieren construir afinidades más con las fuerzas Desde esa mirada, es allá del objetivo socialdemócratas” fundamental comprender electoralista. que hoy más que un nuevo ciclo histórico, protagonizamos un Ahora, cuando las alianzas se enrumban nuevo salto de acumulación política para en un proyecto político de izquierda, los la izquierda, la que se fraguará según los énfasis se sitúan en los criterios y avances materiales que experimenten las mecanismos para generar dichas mayorías trabajadoras, todo un desafío convergencias. Si lo que pretendemos para una izquierda acostumbrada a desde la izquierda es no sólo superar el defender un sitial cargado de moralina y neoliberalismo, sino desmantelar la testimonios que, lamentablemente, solo dominación del capital en todas los han desdibujado y vuelto a dibujar las ámbitos de nuestras vidas, las fronteras de la marginalidad. convergencias tienen la tarea de comprender e impugnar la persistencia Un nuevo salto histórico requiere de la dominación clasista, pero ofensiva ideológica y audacia para actualizando sus formas de lucha y disputar esta apertura contingente en

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marcos ideológicos, hablándole a las mayorías. Tal como el capital actúa en bloque y unido, independiente de sus representantes, debemos ser capaces de leer el sentido histórico de la revolución del siglo XXI, aprovechar los cambios del ciclo político, utilizar a los órganos de representación de la democracia liberal y construir un bloque histórico que dispute hegemonía y donde la izquierda trascienda el nicho clásico de resistencia.

pueblo no es ideológicamente de derecha, sino que más bien responde electoralmente a quien logra explicar y dar respuesta de mejor manera a sus problemas.

La derecha ha tenido la capacidad de actualizar sus propuestas para el país actual, sin perder el fondo de su propuesta conservadora que ha regido a la sociedad chilena desde el periodo autoritario. Instalaron que los derechos tienen fronteras jurídicas, para proteger la propiedad privada y la libertad individual. El trasfondo del pensamiento de Jaime Guzmán anclado en la dualidad autoridad – libertad, demuestra que la autoridad se entiende como garantía de la seguridad, y la libertad para obtener progreso (individual) (Cristi, 2011). ¿De qué manera persistimos en la defensa de la libertad o la liberación de los pueblos, la igualdad, la democracia, la soberanía?

Luego de las últimas elecciones, la izquierda debe saber leer la disposición en la que se encuentran las masas. Los momentos van mutando. El ciclo 2006– 2011 fue de despertar, de emergencia de demandas, sujetos y sectores organizados, ahora es el momento del debate ideológico, es el tiempo de disputar consciencias al neoliberalismo, adecuando nuestro pensamiento a la realidad concreta y volviendo regular la “emergencia”. Pese al amplio triunfo de Sebastián Piñera, convengamos que el

El programa político de la izquierda debe

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estar en primera línea en la conformación de una nueva relación capital-trabajo, que atraiga a las masas trabajadoras y nuevas luchas, no para representarlas exclusivamente, ni constituir la fuerza social que empuje las reformas institucionales, sino para que sean éstas las que conduzcan –mediante fuerza orgánica partidista, movimientista y diversa- las rutas que asumirá este nuevo ciclo histórico para un horizonte socialista.

necesario un nuevo sindicalismo, que evidencie y haga palpable en lo cotidiano de los/as trabajadores/as y los modos de la explotación actual, además de rediseñar prácticas y sentidos detrás de las organizaciones de trabajadores, incluyendo y problematizando sus actuales estructuras, así como también haciendo evidentes los trasfondos que sustentan su rol en la sociedad, ampliando su actuación más allá de la esfera de lo laboral, asumiendo como suyos las demandas y apuestas de un proyecto de sociedad distinto.

Ciertamente, en nuestro programa político deberíamos abordar el tema de la democracia, que no basta con caracterizarla a través de apellidos: participativa, popular, de derechos sociales; también es necesario subvertirla a partir de los propios códigos, intereses y narrativas comunes a los pueblos subalternos. Con el Estado debería ocurrir algo similar: si éste responde a una comunidad ilusoria, una relación social contradictoria, no lograremos crear nuevos pensamientos y propuestas en torno al su rol dentro de la sociedad.

En definitiva, tanto la disputa por el control y ejercicio del poder desde los dominados, como la acumulación y movilización de diversas luchas, sitúa – nuevamente- la política en el escenario de lucha de clases. La dominación se sustenta en condiciones materiales, pero se expresa en el consenso dominante, coerción en esencia y sentido común en apariencia. ¿Qué formulas reinventaremos para pasar a la ofensiva cultural? Es momento de la ideología para dar sustento e impulso a la práctica concreta de los cambios. RPS

Ese programa debería además actualizar el rol del movimiento sindical en las nuevas condiciones de lucha. Es

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DESAFÍOS Y ESTRATEGIAS DESDE LA IZQUIERDA

SIETE INSTALACIONES FRENTEAMPLISTAS CONTRA LA SOCIEDAD DE MERCADO (O CUÁN IMPOLÍTICA PUEDE SER LA HEGEMONÍA) Miguel Urrutia, Militante Izquierda Libertaria Gael Yeomans, Diputada electa por Izquierda Libertaria

Las implicancias políticas de las recientes luchas sociales chilenas, tan persistentes, como parceladas, han quedado de manifiesto en la reciente coyuntura electoral donde, igual que en todos los anteriores, el balotaje confirmó al ganador de la primera vuelta. Más aun, del mismo modo que en 2013, con los votos de un cuarto del padrón electoral, una de las fuerzas arrasó con su contendora. Lo relevante de la coyuntura actual, evidentemente, es que ese cuarto

del padrón fue movilizado por la derecha.

Así, la pregunta de cómo condensar las luchas sociales chilenas en formas de poder político efectivo y transformador, se instala con urgencia.

No obstante, si verdaderamente hay transformaciones importantes en la izquierda chilena, no pueden aceptarse las respuestas apresuradas y atrincheradas en dicotomías. Ni los más pretendidamente sepultados clásicos del

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pensamiento revolucionario llamaron jamás a confiarle unívocamente la política a la espontaneidad rebelde de las bases o al aceramiento vanguardista de la organización política. Son muchas las hebras en la transformación de la izquierda chilena, pero, en esta ocasión, consideramos relevante esforzarnos en sintetizar las descripciones críticas que conectaron –con evidentes traslapes- a: i) los Movimientos Sociales, ii) las fuerzas que han convergido en el Frente Amplio (en adelante FA), y iii) los sectores sociales que votaron por las candidatas y candidatos de esta coalición. Nuestra idea es mostrar que la transformación en curso de la izquierda chilena se funda en un cuestionamiento aun parcelado de la sociedad de mercado. Cada punto revisado a continuación, señala entonces una de las parcelas sometidas a tal cuestionamiento que mueve las transformaciones de la izquierda chilena:

fortalecido la educación pública, y claramente han inyectado grandes recursos públicos en instituciones privadas de educación superior. El avance sustantivo ha consistido en disponer de un ejemplo irrefutable sobre la incapacidad empresarial privada para producir bienes públicos acoplados a los desafíos del desarrollo nacional. Hay importantes paralelismos con la situación de la salud en Chile, cuyo carácter de bien de consumo también ha sido ampliamente cuestionado, sin embargo, al menos dos cuestiones son distintas en este caso: i. La reivindicación de la gratuidad universal no es aplicable; ii. A diferencia de la educación, la cuestión de la salud no es concebida aun por la población como un “medio” para incrementar su bienestar. Las expectativas se reducen a ser oportunamente atendido y curado en caso de enfermedad.

1. La educación concebida como bien de consumo y cuya provisión, incluso pública, se ordena por la lógica del negocio y el lucro. Con la respuesta del movimiento social, emerge el paradigma transversal de los Derechos Sociales, cuyos sentidos y alcances están en disputa incluso en el seno de las transformaciones de la izquierda. La gratuidad en la educación superior refleja muchas de las complejidades. Concita amplio apoyo de la población, pero los avances en la materia no han

2. La vida humana tratada patriarcalmente como mera energía biológica individual, lo cual explica que en Chile algunos invoquen “un” derecho a la vida para negar a las mujeres la libertad de decidir sobre formaciones cigóticas o embrionarias que son parte de sus cuerpos.

Seguidamente, esta misma reducción patriarcal de la vida humana a mera energía biológica individual, se revela

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coherente con los intentos de atomizar el trabajo asalariado y perpetuar el de cuidados a cargo de las mujeres. Así, en Chile las severas restricciones impuestas al trabajo para acceder colectivamente a la arena pública, se ven multiplicados en el caso del trabajo femenino.

4. Un Estado estructurado para resolver los continuos problemas en la “formación del stock de capitales”.

Estado cuyos gobiernos democráticos abdicaron de promover nuevas correlaciones de fuerzas que les permitieran enfrentar la amenaza del “todo o nada” proveniente de los inversionistas. El asegurar el stock de capitales para el crecimiento económico (o, en lenguaje “políticamente incorrecto”: para la acumulación ampliada), ha pesado entonces como una especie de ley orgánica constitucional sobre los sucesivos Ministerios de Hacienda.

Siguiendo dicha ley fáctica se han vendido empresas públicas a precios irrisorios comparados con las utilidades que rápidamente obtienen los compradores privados. Se han privatizado servicios básicos con enorme inversión pública previa: puertos, sanitarias, generadoras y distribuidoras eléctricas.

Más

3. Una matriz productiva completamente adscrita al libremercadismo doctrinario de las ventajas comparativas y, por tanto, basada en la exportación de comodities como celulosa, frutas, salmones, harina de pescado y, muy especialmente, cobre (ya casi por completo desnacionalizado). Matriz que provoca profundos deterioros socio-ambientales al mismo tiempo que aparta a los territorios deteriorados de los beneficios obtenidos en el proceso productivo territorializado.

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recientemente se ha llegado al extremo de privatizar el agua dulce (tanto la de riego, como la de beber) y el mar.

actualmente por la población chilena de mayor edad, de modo que el Estado invierte parte de su presupuesto en complementar las más bajas de estas pensiones, pero 5. Políticas sociales claramente sin siquiera alcanzar un sueldo subsidiarias de las relaciones de mínimo. Ante esta intervención mercado. Focalizadas en situaciones estatal hay quienes pretenden de vulnerabilidad, entendida ésta interpretar que el régimen como el resultado de malas previsional chileno ya es mixto, pero decisiones individuales respecto del es evidente que, a nivel mundial, tal capital básico que poseerían lo seres condición se refiere a humanos: su propia vida. que una parte “Los desafíos Estas políticas consideran mayoritaria de las reversibles las transformadores de la cotizaciones actuales mencionadas situaciones se destina al pago de izquierda chilena están de vulnerabilidad sin las pensiones en una necesidad de cambios bastante más allá de la modalidad solidaria sociales estructurales. La que reduce a un cuestión de la prueba de todo lo mínimo el fracasado hegemonía, sea en su anterior es la rampante modelo de política de transferencias versión gramsciana o en capitalización condicionadas, que individual. la del giro discursivo” consiste en la entrega de bouchers individuales a 7.

El trabajo cambio de que el beneficiario asuma humano como parte de un mercado determinados comportamientos que regulado por normas cuya ineficacia, lo responsabilicen en la gestión de su ampliamente reconocida, redunda en capital humano. el arbitrio del gran empresariado.

Arbitrio que, en el otro extremo del 6. La seguridad social y el sistema ciclo mercantil, permite una rápida previsional adscritos a un férreo reapropiación de los salarios modelo de ahorro individual mediante la industria del crédito. Tal obligatorio con fondos administrados industria no solo define el acceso a por capitales privados que, a su vez, mercancías convencionales, sino abastecen con importantes también a salud, educación, vivienda inversiones al sistema privado de básica y servicios elementales como capitales. El efecto principal son las los sanitarios (que incluyen el agua muy bajas pensiones recibidas

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potable), la energía domiciliaria, el transporte público, la circulación vial y, crecientemente, cierta seguridad privada frente a algunos tipos de delincuencia.

qué hacer encuentra aquí elementos para un punto de partida con un valor agregado: son visiones que han penetrado profundamente en el sentido común de las mayorías populares en Chile. Lo que, al mismo tiempo, pone en evidencia que los desafíos transformadores de la izquierda chilena están bastante más allá de la cuestión de la hegemonía, sea en su versión gramsciana, o en la del giro discursivo (Mouffe/Laclau/PODEMOS).RPS

Pese a su apariencia, la exposición de estos siete puntos, no ha buscado un diagnóstico de la sociedad chilena. Son algunas de las más importantes visiones compartidas por la izquierda y especialmente por el FA. La definición del

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FA: ¿POLÍTICA DE ALIANZAS O FORTALECIMIENTO INTERNO?

LA NECESIDAD DE UN PROYECTO POSNEOLIBERAL PARA EL CICLO POLÍTICO QUE SE ABRE Constanza Schönhaut, Secretaria General Movimiento Autonomista Cristóbal Cortés, Dirección Nacional Movimiento Autonomista

Ante la pregunta que provoca este debate (¿política de alianzas o fortalecimiento interno?), cabe responder: ni lo uno ni lo otro. De lo que se trata es de construir una voluntad política que, en la medida que es un ejercicio de síntesis, inevitablemente implica un cambio en el carácter los agentes que buscan construirla. Por tanto, va más allá de una política de alianzas que no modifica el carácter de los involucrados. Por otra parte, más

allá de centrarnos en el Frente Amplio actual, se trata de avanzar en lo que necesitamos y podemos construir a la luz de lo que nos plantea el ciclo político que se abre.

El piñerismo toma la iniciativa política La derecha triunfa holgadamente en la segunda vuelta. La candidatura de Sebastián Piñera logra conectar con los miedos y anhelos de franjas sociales que viven frustradas condiciones de

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desenvolvimiento en el consumo, que buscan mejores condiciones de integración social, y que, en esta ocasión, han resuelto su representación política aún bajo las lógicas propias de la subjetividad neoliberal.

armado, esto es, cuenta hoy aún con muchas herramientas para intervenir en el escenario político. El fuerte asedio hacia el Frente Amplio y el intento por subsumirlo en una oposición cuyo único objetivo es la resistencia hacia la derecha es una señal precisamente de esa capacidad.

El debate político al interior de la derecha parece estar cruzado ya por la constatación de que en Chile existe una crisis de representación política de la cual se han propuesto hacerse cargo y buscará procesar políticamente en clave neoliberal lo que, en términos muy generales, reconocemos como malestar social. Precisamente, idea de una “segunda transición” tiene el objetivo de producir un consenso social que revalide los pilares del Chile posdictadura, construyendo un proyecto de conducción de la sociedad que dispute el sentido común y cierre las grietas que se le han abierto durante la última década.

El Frente Amplio asesta un golpe destituyente al orden de la transición Las elecciones parlamentarias y presidenciales terminan de confirmar la irrupción política del Frente Amplio. El peso político con el que se instala es ineludible y lo perfila como un actor central de la oposición. El Frente Amplio reordena el escenario, pone una piedra de tope para la recomposición del pacto de la transición e instala un actor que tiene la potencialidad de producir un proyecto político alternativo de conducción de la sociedad.

Es en este sentido en que se hace necesario avanzar en su perfilamiento ante la sociedad y el año 2018 parece ser un año propicio para ello, construyendo un para qué de su existencia que vaya más allá del golpe destituyente sobre el escenario político.

En este caso, perfilarlo no implica moderar su diversidad. Al contrario, el rumbo del Frente Amplio se definirá en el diálogo de una diversidad de actores.

La discusión sobre su perfilamiento es, entonces, la discusión sobre qué ideas y

La ausencia de proyecto en la Nueva Mayoría Nos encontramos frente a una coalición derrotada electoral y políticamente, pero en ningún caso desarmada.

Derrotada políticamente, porque, tras la derrota en segunda vuelta, terminan de agotarse los estertores del proyecto de la Concertación y, por lo pronto, no parece haber desde allí una capacidad de producir otro proyecto con capacidad de disputar la conducción de la sociedad. Pero aún es un actor

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proyectos buscamos hacer gravitar en las definiciones de la coalición.

Se trata de construir una respuesta a la pregunta sobre cómo nos hacemos cargo del malestar social y de la crisis de representación política oponiéndonos al proceso de recomposición y cierre social sobre el cual hoy la derecha tiene la iniciativa. Esta oposición es lo que condiciona los marcos de nuestra iniciativa y relación con la Nueva Mayoría.

El sentido y la oportunidad de una confluencia

La discusión sobre una eventual confluencia de fuerzas radica en la posibilidad de construir un proyecto político que, con sentido estratégico, pueda aprovechar las “Al mismo tiempo que distintas experiencias Para ello, el Frente acumuladas.

Su somos capaces de Amplio debe hacerse potencialidad no está en cargo de las vastas y dotarnos de garantías de una suma numérica en mayoritarias franjas torno al cálculo pequeño diálogo, debemos ser sociales que aspiran a de pesos internos. Nuestra mejor desenvolvimiento capaces de reconocer los discusión se sitúa en las en el consumo y cifran necesidades que plantea la pesos específicos sobre sus expectativas en los disputa política. Desde una marcos neoliberales. los que se da la formulación inicial, dos Expresar estas preguntas deben guiarnos: discusión, reconociendo identidades implica por un lado, ¿cómo superar una apelación los distintos resultados construimos una salida exclusiva a la posneoliberal a la de la experiencia movilización social y democracia restringida y el construir una disputa de acumulada” neoliberalismo corregido relato político que presente en Chile?, y, por otro, ¿cómo produzca un sentido común en base a construimos la iniciativa política del los elementos que hoy existen en Frente Amplio en el marco de la nuestra cotidianeidad cultural: símbolos oposición al gobierno de Sebastián y narrativas de la vida del Chile Piñera? postdictadura.

Una clave para comenzar a trazar esta constitución es comprender el devenir de este escenario desde una creciente tensión entre una suerte de “progresismo de derechas” y un proyecto posneoliberal en construcción.

Implica también ser capaces de articular ideas de futuro. Fuera de repetir como mantra los diagnósticos clásicos, es necesario reconocer las efectivas tendencias sociales y económicas del Chile de hoy, los conflictos que surgen

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de ellas, y construir orientaciones para su politización. Para ello, enunciamos, al menos, tres claves de análisis: las nuevas formas de producción económica, las nuevas formas de construcción de identidades, y las nuevas formas de organización y participación política.

como consumación de una voluntad política. Solo será posible consumar otra voluntad política de la mano de la participación conjunta en luchas sociales y de la convivencia militante. Lo importante hoy es generar el marco sobre el cual se irá encauzando este proceso.

En síntesis, ¿para qué confluir? Para construir un proyecto posneoliberal que busque superar la democracia restringida y el neoliberalismo corregido presente en Chile, cuyas orientaciones busquen disputar el sentido común y articular ideas de futuro que se hagan cargo de las efectivas tendencias presentes en el Chile postdictadura.

Ahora bien, es necesario empujar que el inicio de este proceso se de en un marco como el antes descrito. Así, es central el liderazgo de los agentes que sean capaces de intencionar una síntesis de la diversidad interna, empujar el debate hacia los desafíos que plantea la disputa política nacional, situar este mismo debate como una intervención política, controlar la tentación hacia los golpes de efecto, superar la negociación orgánica, y poner por delante la construcción de acuerdos políticos progresivos.

¿Qué tipo de confluencia producir?

Iniciar el camino no asegura llegar a buen puerto. Necesitamos generar un proceso de discusión transversal, que se comprenda como hito de inicio y no

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Precisamente por las barreras que hoy existen, es necesario explicitar y enfrentar las diferencias.

Su invisibilización sólo será perjudicial para la solidez de un proceso que implicará un cambio en los agentes que hoy participan. No se trata de decretar el fin de las identidades, sino de construir un proceso político que vaya haciendo irrelevantes las antiguas y abriendo la puerta a otras propias de la política a proyectar. No es la ingenua aspiración por poner fin a las diferencias: se trata de potenciar un diálogo de diferencias acorde a los desafíos políticos que ahora toca enfrentar.

una discusión profunda y sustantiva. c. Iniciar este proceso con sentido de urgencia, pero sin ansiedad, tomándonos los tiempos que sean necesarios para darle un buen cauce. d. Debemos construir un proceso que sea en sí mismo una intervención política, pero cuidando que la pauta esté en nuestras manos y no en la presión mediática. e. Al mismo tiempo que somos capaces de dotarnos de garantías de diálogo, debemos ser capaces de reconocer los pesos específicos sobre los cuales se da la discusión, justamente, para que el diálogo sea real y virtuoso, reconociendo los distintos resultados de la experiencia acumulada. RPS

Ello implica varios cuidados: a. Debemos cuidar de dar un debate en torno a apuestas políticas, centrado en el futuro de Chile y en el rumbo que debe encauzar al Frente Amplio. b. Es tan necesario un proceso de discusión democrático, como

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EL SUJETO TRABAJADOR/A PARA UN NUEVO SINDICALISMO

UNA INVITACIÓN A REPENSAR EL EMPLEO PÚBLICO Diego Rodríguez y Nicolás Aldunate, Militantes Izquierda Autónoma

Lejos del romántico imaginario de un empleo público estable y protegido, en Chile el Estado es definitivamente el peor empleador.

del Estado, que orbitan en proyectos que van y vienen, sin posibilidad de proyectarse profesionalmente, con miedo y angustia cada fin de año, sin derechos laborales y cargando en la mayoría de los casos, las deudas de una educación mercantilizada.

La flexibilidad laboral, ideologismo propio de las peores prácticas del mundo privado, ha terminado por instalarse como una verdadera política de Estado respecto al empleo público, ya sea en la modalidad de subcontratados, honorarios e incluso en las contratas (falsamente asociadas a estabilidad laboral). Asistimos a la existencia de verdaderos temporeros

Somos miles los trabajadores y trabajadoras a honorarios cumpliendo labores dependientes, que vivimos sin derecho a enfermarnos, a que el empleador cumpla con el pago de ahorros previsionales, ni menos a estabilidad laboral. En el mejor de los

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casos, quienes trabajamos a contrata contamos con algunos resguardos básicos, pero nuestra estabilidad sigue dependiendo año a año de la voluntad de las jefaturas de turno, que muchas veces no responde a criterios profesionales.

Pero este escenario no es casual, ni las contradicciones del sector público algo natural. La precarización del empleo y los servicios públicos responden a un mismo diseño, es la lógica del Estado subsidiario que busca poner en el centro la iniciativa privada, debilitando a su paso los servicios públicos. En un diseño Precarización del servicio público, una político que busca promover el interés decisión política de la empresa privada por sobre el bien común, donde no caben los Este escenario de precarización laboral trabajadores y las trabajadores no sólo nos afecta de manera particular organizadas, ni la estabilidad laboral de en tanto trabajadores y trabajadoras. sus funcionarios, ni los servicios públicos Las condiciones en que se desarrolla el fortalecidos, elementos trabajo público impactan necesarios para pensar directamente en el sentido “Si el Frente Amplio no en un Estado garante de y la calidad del servicio que apuesta decididamente a derechos sociales. podemos brindar a la sociedad.

Profesores, académicos, censistas, médicos, administrativos y fiscalizadores de distintas reparticiones públicas lo han denunciado: hoy el Estado no brinda a sus funcionarios las condiciones para realizar sus tareas de adecuada.

la organización de las y los trabajadores, no pasará de ser un honesto

La lejanía de las fuerzas políticas

Pese a que esta lectura de la situación no es esfuerzo sin capacidad nueva, las fuerzas transformadora” políticas que actualmente dirigen las principales organizaciones de mínimas trabajadores han hecho la vista gorda manera con este problema y la génesis política de la precarización del empleo público, llegando a ser cómplices activos del En este escenario, perdemos todos. problema. La exclusión deliberada de las Perdemos las y los trabajadores que organizaciones de honorarios de la MSP; sufrimos de malas condiciones laborales el uso de honorarios y subcontratados y dificultades para realizar nuestro como moneda de cambio en las trabajo, y pierde la sociedad en su negociaciones con las autoridades de conjunto, con servicios públicos turno para sus intereses particulares; el precarizados, incapaces de dar que las cúpulas de la ANEF hayan respuesta a sus necesidades.

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intentado instalar causas de despido más flexibles para quienes trabajan a contrata en el marco de la Mesa del Sector Público; entre otras cosas, son evidencias suficientes de prácticas al servicio del Estado subsidiario.

decididamente a la organización social y política de las y los trabajadores, a la representación de las fuerzas sociales que de forma autónoma hoy se manifiestan por la conquista de sus derechos y la redefinición del servicio público, no pasará de ser un honesto esfuerzo sin capacidad transformadora.

Lamentablemente, esta definición es aún objeto de debate al interior del mismo Frente Amplio.

Por otro lado, al limitar la acción de las franjas organizadas de este sector a la demanda corporativa del reajuste anual, los partidos políticos, y particularmente la izquierda tradicional de socialistas y comunistas, han renunciado a incluir y organizar a las nuevas franjas de trabajadores del Estado, transformarse en verdaderas oficinas de recursos humanos del gobierno de la Nueva Mayoría. Ha sido más frecuente ver a estos dirigentes defendiendo el supuesto “legado” de Bachelet en lugar de organizar a esas amplias capas de trabajadores que han surgido al calor de la “modernización” neoliberal del Estado.

Una invitación a repensar el empleo público Es por ello que requerimos de un espacio que permita sumar en este sentido: poner el interés colectivo (y no el empresarial) en el centro de la discusión, entendiendo las condiciones laborales de las y los trabajadores del Estado como base para un servicio público con sentido y de calidad, que permita cumplir con las necesidades de las mayorías de este país. Además de ser una condición necesaria para superar el corporativismo y el burocratismo que muchas veces vemos como principales políticas sindicales.

Esta es una conversación que recién se abre, y anida en los actores que convoca la posibilidad de un nuevo servicio público para un nuevo Chile. RPS

En este contexto, las nuevas fuerzas de cambio tenemos un tremendo desafío por delante. Hoy el Frente Amplio reúne a parte importante de las mejores experiencias de lucha y construcción social de las últimas décadas, y nos reconocemos parte de este esfuerzo por proyectarlas a la lucha política. Sin embargo, si el Frente Amplio no apuesta

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FEMINISMOS Y LUCHA ANTIPATRIARCAL

POR UN FEMINISMO (RADICALMENTE) RADICAL Cristián Rojas, Militante Nueva Democracia

En estos últimos diez años en Chile, en que pareciéramos vivir una especie de “primavera de movilización democrática”, el feminismo ha adquirido una legitimidad en el sentido común nacional que antes le era totalmente ajena. Si hace no muchos años atrás -unos diez o más años- al feminismo se lo consideraba como una verdadera extravagancia, hoy goza de una creciente adhesión, lo que ha ido de la mano de la instalación de nuevos estándares de prácticas y corrección política.

Entre tomas y marchas, las demandas y expresiones ligadas al eje sinuoso de la sexualidad y el género parecieran haber logrado salir del espacio ultra minoritario de hace unos años y generar transformaciones no poco importantes a nivel cultural y político. Es así que, en la actualidad, no es posible el planteamiento de una agenda política o de movilizaciones que no considere un posicionamiento respecto al género y la sexualidad y evidencia de lo anterior es la transversal identificación con el feminismo de las organizaciones

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estudiantiles de izquierda y su más reciente proyección a la política general nacional.

alivio muy concreto en la vida de las personas. Ello por cierto no implica que deba asumirse una posición complaciente, ausente de crítica y que no deba evaluarse las condiciones en que el feminismo y el discurso feminista buscan instalarse en la actualidad. Y es que, a pesar de los avances anteriormente citados, existen en una parte importante del feminismo local notorias debilidades e inconsistencias políticas e ideológicas que requieren ser abordadas de manera crítica, puesto que amenazan las principales promesas emancipatorias del feminismo.

De manera mucho más visible y concreta, este aparente “giro feminista” se ha hecho evidente en las masivas marchas contra el femicidio, la más favorable valoración del aborto en la sociedad chilena (que dio sustento a su despenalización en tres causales), las demandas por una educación no sexista y por el acceso a educación sexual en el sistema escolar y la mayor visibilidad de aquellas formas menos explícitamente violentas en que se expresa el machismo (distintas del femicidio), tales como el acoso callejero y otros gestos y expresiones de las disparidades de privilegios aún existentes entre hombres y mujeres, lo que ha llevado, por ejemplo, a la implementación de protocolos contra el acoso y la violencia de género en las organizaciones estudiantiles e instituciones educativas.

Hoy, es cada vez más parte del sentido común corriente, en especial en la izquierda, que no es tolerable la desigualdad basada en el sexo y el género y que las prácticas de violencia contra las mujeres no son aceptables y merecen una sanción social y política.

Al respecto, creo que existen dos puntos a los cuales atender. En primer lugar, existe una tendencia a considerar que una práctica o decisión política al definirse como feminista o expresar que se sustenta en dicho fundamento ideológico, inmediatamente, por ese sólo hecho, adquiere un carácter irrefutable, que no puede ser cuestionado, puesto que de hacerlo, se arriesga asumir de facto, un argumento “patriarcal”. Este mismo nudo de conflicto es el que se expresa cuando se niega la posibilidad de que el feminismo pueda ser debatido, confrontado o criticado en sus enunciados ideológicos, olvidando que el feminismo no constituye un cuerpo ideológico y político único, sino diverso y dinámico, que continúa desarrollando un sinnúmero de tesis y líneas reflexivas, muchas de las cuales son opuestas entre

Es indudable que estas transformaciones han generado un escenario distinto, puesto que cualquier avance en favor de disminuir los efectos del machismo y la normativa de la heterosexualidad obligatoria significa un

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ellas. Un feminismo tratado en términos dogmáticos termina restringiendo sus posibilidades de despliegue y desarrollo y boicoteando sus posibilidades transformadoras.

estricto de “hombres opresores/mujeres oprimidas”, queda sujeta al peso de la violencia naturalizante que es constitutiva de ese binarismo. Al hacerlo, hace de la mujer una interdicta moral, puesto que se la Un segundo punto, mucho más considera esencialmente inocente y fundamental que debe ser atendido, es víctima, incapaz de ejercer violencia el de la tendencia a considerar que la sobre otros y, por lo tanto, incapaz de lucha contra la violencia de género actuar a favor de su emancipación; constituye el aspecto imposibilitando, al fin, central del feminismo, “Es necesario un toda posibilidad de olvidando que se trata alteración de ese orden feminismo que se proponga tan sólo de un síntoma. estable, puesto que Es evidente que se un marco radical de refuerza el gesto que debe luchar por relega a las mujeres a transformaciones, que erradicar el femicidio y una posición la violencia basada en descrea de toda subordinada y objeto de el género, pero la atención paternalista. naturalización y violencia de género es el síntoma y no la raíz o Se trataría de un retorno esencialismo, sospeche de fundamento que a un ya superado cualquier identidad estable, sostiene la opresión feminismo de la basada en el género o diferencia, que como sea consciente de sus el sexo. Y es que señala Nelly Richard propios privilegios y atrapado en la (2012), olvida la rechace la victimización” búsqueda de conectar necesaria vinculación con el sentido común, con otras “formas de logrando masividad, este “feminismo de luchas plurales”, las que hacen difusa la masas” termina transformándose en diferencia entre los términos “mujer” y una especie de "populismo feminista” “hombre”, al evidenciar las múltiples que se vuelve puro sentido común, contradicciones y juegos de opresiones esencializando a la mujer como sujeto y privilegios que se encuentran al oprimido y, por lo tanto, naturalizando interior de cada categoría. Es quizás por su lugar de víctima. Frente a esto, hay esa similitud al feminismo de los años que decir que una política feminista 70 y 80 (poseedor de una serie de basada únicamente en la identificación suspicacias respecto de la sexualidad como víctimas, al ubicarse en el marco por su posible carácter esencialmente

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masculinista y patriarcal), que el feminismo actual termina asumiendo una discursividad proclive a ser cooptada por el conservadurismo y por un programa que en vez de imaginar una sexualidad distinta, no sexista, confía en demasía en la regulación legal de la sexualidad.

sospeche de cualquier identidad estable, sea consciente de sus propios privilegios y rechace la victimización y el paternalismo.

En términos programáticos, debería tratarse de un feminismo que se proponga superar el esquema familiar tradicional, socializar la reproducción de la vida y asumir la emancipación sexual y la producción de formas no sexistas de sexualidad como parte fundamental de su ideario para, finalmente, habilitar a las y los oprimidos a hacerse cargo de su emancipación.

Asimismo, al verse atrapado en eso que el sentido común denomina como “guerra de los sexos”, pierde capacidad de proponer(se) nuevas formas de imaginar y producir identidades y nuevos modelos de relaciones sociales que superen el sistema familiar tradicional heteronormado, que es posible determinar como parte del soporte de aquello que denominamos como patriarcado.

Tal vez, parafraseando a Jacques Derrida el feminismo deba realizar el doble gesto de “sostener las reivindicaciones emancipatorias y el combate de identificación social, pero sin abandonar el otro gesto crítico de desconstruir la noción de identidad que lo mueve para impedir que se institucionalice”, evitando así la aparición de esencialismos y dogmatismos fácilmente traducibles al sentido común conservador. RPS

En contraposición, es necesario proponer un feminismo que más allá de sus declaraciones, sea “radicalmente radical”, es decir, que se proponga un marco radical de transformaciones culturales y sociales, que descrea de toda naturalización y esencialismo,

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CARROÑA

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