desnuda bajo el vestido

Page 7

UNA PELOPINCHO

|7

nadia sol caramella | | desnuda bajo el vestido

La luz arrebataba de tus pechos, como látigos, muy dulces por cierto, las sombras más tiernas. La habitación respiraba de nosotras todo el humo del mundo, la humanidad entera, sabés. Pero, aún así, teníamos una paz compartida que se nos enredaba a la piel con cada abrazo, porque teníamos que abrazarnos con fuerza entonces, para no dejarnos nunca. Pero el tiempo tiene sus cosas, y nosotras también. Hace tiempo que no venís por casa, dicen que te mudaste bien lejos, como para no verme ni por casualidad, y conociéndote, seguro que te fuiste más lejos de lo que cualquiera podría imaginar. Esa noche jugamos a los pececitos, te hundiste en tu Pelopincho, y entre la oscuridad de la noche y la luminosidad de la luna, asomaste húmeda, brillante. Para no dejarte sola en semejante escenario me desnudé, me acerqué al borde de la pileta y me hundí bien adentro, con las manos, el cuerpo, toda y también en partes, porque había que salir por un poco de aire. De tanto en tanto la boca la usábamos para respirar. Desnuda, te fuiste apagando, enmudeciendo, desfigurando, pero era otro escenario, que de tan oscuro, hoy es indescriptible. A tu Pelopincho este año la arma tu hermano para tu sobrinita. Desde mi edificio, tu piletita es sólo un rectángulo celeste; ¿cómo nos veríamos desde acá aquella noche, seríamos formas azules oscuras, moviéndose, brillando, frenéticas? Yo no sé a quien le vendí el disco ese que escuchábamos seguido, tampoco sé por qué lo vendí. Era de Sublime y no practicamos santería, no porque no supiéramos sino por falta


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.