Memorias III Seminario Internacional

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movimientos sociales y transformaciones populares en américa latina

de exportaciones, no será sostenible ni siquiera el magro crecimiento de los últimos años, mucho menos las altas tasas que se necesitan. Un segundo problema se refiere al ahorro público y privado como fuente para la inversión en infraestructura y educación en razón de que la obtención de recursos del exterior se saturó y existe una enorme astringencia de recursos externos. En tal sentido, el ahorro debe provenir de adentro, del ahorro privado, que es muy difícil de elevarlo en América Latina por varios factores, principalmente por la crisis financiera y por diversas presiones de los grupos económicos monopolistas. Resulta entonces muy claro que es el ahorro público el que el FMI y el BM recomiendan aumentar, pero como ya se ha reducido bastante el déficit fiscal, este mejoramiento del ahorro público no podrá generarse por la vía del gasto a menos de colapsar lo poco que queda de economía popular y entrar en un período de grandes convulsiones sociales y políticas. Por ello es que sin un aumento de la carga fiscal, que suba la proporción de recaudación sobre el PIB, no va a ser posible invertir en infraestructura, educación y salud para generar exportaciones y crecimiento. Lo complicado es cómo hacerlo. No se puede elevar solo las tasas porque la evasión aumenta; no se puede ampliar mucho más la base fiscal porque ya se lo ha hecho. Lo que queda es gravar con severidad otras fuentes, como las Bolsas de Valores, las grandes fortunas y otras fuentes de riqueza o ingreso. Un desafío de voluntad política que casi ningún gobierno está dispuesto a asumirlo. En verdad, el dilema no es para menos. Vale recordar la advertencia que en 1999 lanzó Noam Chomsky, prestigiosos académico progresista estadounidense, cuando dijo que la trampa de la globalización obliga a la formación de bloques económicos y condena a los países de la periferia a implementar y mantener severos ajustes internos para entrar a los círculos financieros mundiales, en donde sólo los grandes grupos monopólicos empresariales resultan beneficiados. Dicho coloquialmente: si no juegas, no ganas. Pero si juegas, pierdes. La disyuntiva conduce a pensar en asumir otro tipo de juego, que no sea necesariamente el que están proponiendo los organismos multilaterales y las grandes potencias occidentales. Pensar primeramente en que la crisis actual del capitalismo y su salida belicista no harán sino agudizar los problemas de la mayoría de la población, lo cual debe ser aprovechado para elevar los niveles de conciencia política; pensar en la necesidad de redefinir colectivamente los objetivos del segundo gran proyecto independentista e integracionista; reflexionar en la identidad y diversidad de todos

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