Capítulo v Ensayo de interpretación iconográfica El mestizo autóctono ha vencido al criollo exótico. José Martí, Nuestra América (1891)
Hasta aquí, la suma de nuestros esfuerzos para contextualizar al Retrato de Pueblo Libre; es decir, para aproximarnos a los contundentes motivos históricos que condicionan su encargo, su forma de compromiso y al análisis particular del estilo de Roxas, brinda las suficientes herramientas para sostener una hipótesis acerca del significado intrínseco de la obra mediante un ensayo de interpretación iconográfica.
5.1. Disyunciones simbólicas El 21 de octubre de 1820, a poco tiempo del desembarco de Paracas, San Martín ya había definido desde Pisco los símbolos de la futura nación peruana (Santos de Quirós, 1831). Su cálculo para erradicar al régimen virreinal, tanto de forma fáctica como simbólica, presagia el poder persuasivo de las nuevas imágenes oficiales del Estado, solo efectivas por la vía de la instrucción pública a través de actos ceremoniales homólogos a los ya practicados dentro de los esquemas virreinales. Entonces, ¿qué caracteriza a este esquema virreinal? Este asunto de gran complejidad podría ser esbozado a través de las puntuales muestras de resignificaciones que el investigador argentino Pablo Ortemberg (2004) identifica en el ritual de la declaración de la independencia, el 28 de julio de 1821, y en las diversas disposiciones oficiales que emite el Protectorado para la nueva identidad cívica de Lima y del Perú hasta 1822. La ceremonia, realizada a las diez de la mañana del día 28, tiene como escenario la plaza Mayor, eje de la capital y vecindario simbólico-institucional de la Catedral, el Palacio de Gobierno y la Casa Municipal, edificios representativos del poder eclesiástico, político y civil. La primera bandera oficial expuesta en el tabladillo, al centro de la plaza, objetualiza el discurso de la nueva patria. San
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