«¡Usted fue aprista!»
del Apra, al mismo tiempo que cultivaba relaciones clandestinas con mandos de las Fuerzas Armadas, alentándolos a dar un golpe militar, para después convocar a elecciones que lo llevarían a Palacio de Gobierno por la puerta grande.
La insurrección del 3 de octubre de 1948 y el fin de la tradición insurreccional del Apra Cuando el Apra llevó con sus votos al poder a José Luis Bustamante y Rivero, en 1945, cesaron los afanes conspirativos durante un par de años. Sin embargo, estos volvieron a ser una preocupación fundamental de Haya a medida que las relaciones entre el Apra y el presidente al que habían colocado en el poder iban deteriorándose, hasta acercarse a la ruptura. Para fines de 1947 Haya estaba nuevamente embarcado en la línea dual de promover la organización de fuerzas insurreccionales, nucleadas esta vez en el Comando de Defensa, al mismo tiempo que complotaba con oficiales de las Fuerzas Armadas, buscando algún general dispuesto a embarcarse en un golpe militar contra Bustamante y Rivero que allanara al Apra el camino al poder. Según afirma el mayor Víctor Villanueva —uno de los protagonistas más importantes de los sucesos que entonces se vivieron57—, la llegada al poder del Apra en alianza con Bustamante y Rivero no cambió la perspectiva insurreccional de las masas apristas. Estas, que sentían que nada sustancial había cambiado, creían que el momento era propicio para organizarse e iniciar la revolución social, aprovechando la legalidad y las posiciones conquistadas por el partido en el gobierno. Los dirigentes no miraban con buenos ojos tales actividades, pero tampoco se atrevían a desautorizarlas, así que se limitaban a ponerles obstáculos. Las cosas cambiaron cuando se rompió la alianza con Bustamante y Rivero. Haya de la Torre se puso a urdir un golpe en «defensa de la democracia». Inicialmente se intentó realizar una insurrección apoyándose en los grupos militares y civiles organizados por el Comando de Defensa del Apra, pero pronto se hizo evidente que estos estaban dispuestos a ir más allá de lo que Haya quería, así que este comenzó a buscar generales dispuestos a dar un golpe contra el gobierno y luego convocar a elecciones
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Víctor Villanueva renunció a su carrera militar honrando su compromiso de sacar adelante la empresa conspirativa que le encargó Haya de la Torre, encargándole la dirección del Comando de Defensa. Cuando sus deberes como militar le exigían abandonar Lima, lo que le habría obligado a abandonar sus preparativos insurreccionales, prefirió pedir su pase a disponibilidad y poner fin a su carrera. Luego, apartado definitivamente del Apra, se dedicó durante las décadas siguientes a estudiar al Apra, a la institución militar y a las relaciones entre ambos. 105