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3.9. Facciones civilistas
Se terminó generando, entre la coalición civil-constitucional, el reparto de los miembros de la Junta se la siguiente manera: cinco miembros de la mayoría parlamentaria y tres miembros de la minoría (Aljovín y López 2005: 91). De la misma manera en que la Junta Electoral Nacional propuesta por los demócratas en 1896 terminó jugando en contra del propio Piérola y su partido, este acuerdo terminará perjudicando a los civilistas cuando ellos empiecen a tener diferencias entre sí, generando facciones.
3.9. Facciones civilistas
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A través de su gobierno, Leguía buscó ganar el favor de los liberales, al mismo tiempo que se interesaba por mantener la lealtad de la coalición que lo había llevado a la presidencia. El resultado fue la generación de dos grandes facciones al interior del partido civil: una que apoyaba a Leguía y otra que se le oponía. Los civilistas que se oponían a Leguía provenían, básicamente, del sector “pardista” del gobierno (Aljovín y López 2005: 91). Veremos con esto cómo es que se vuelve a repetir lo mismo que con los demócratas: las instituciones políticas de la República Aristócratica perjudicaban muchísimo a los partidos que generasen muchas facciones internas. Cuando los demócratas lo hicieron, se perjudicaron. Y ahora sería el turno de los propios civilistas.
El 29 de mayo los hijos de Piérola asaltaron el Palacio de Gobierno, apresaron a Leguía e intentaron hacerlo renunciar. Este complot fracasó, pero incentivo a Leguía a que éste fuese más represivo con la oposición. Esto cambió su manera de llevar la política y las alianzas. Abandonó su estrategia más conciliadora, tanto con la oposición explícita, como con la facción de la coalición civil-constitucional que se le oponía desde el Parlamento. En respuesta, esta facción se abrió abiertamente y se autodenominó “civilismo independiente” (Aljovín y López 2005: 92).