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El tiempo de la Amazonía
El t i em po de l a Am azonía
Al iniciar el primer capítulo de este libro, se afi rmaba que la impronta de nuestro país estaba marcada por ese eje vertebrador que es nuestra cordillera y el mundo andino. Ciertamente, es un hecho constatable que buena parte de la historia del Perú se ha determinado por la infl uencia del Ande y sus habitantes ancestrales. Sin embargo, el contexto nacional, y el internacional, parecieran comenzar a centrarse en un territorio cuya importancia es fundamental para el planeta y no sólo para nuestro territorio: la Amazonía, la mayor reserva de biodiversidad de la tierra.
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En este contexto, podemos también enumerar algunos hechos que hacen de la Amazonía un nuevo referente espacial, económico y social para la confi guración de lo que es nuestra identidad como nación:
ï Los Andes “están bajando hacia la selva”. Basta con constatar la presencia de habitantes de las alturas de Cusco y Puno que han llegado hasta Madre de Dios, haciendo de Puerto Maldonado una ciudad con diseño urbano amazónico y mu-
Barcos acoderados en el puerto de Iquitos. En la Amazonía los ríos siguen siendo las “carreteras” utilizadas por el transporte fl uvial.
Una manera muy peculiar de viajar por el Amazonas y otros ríos navegables. chas costumbres andinas. O mirar hacia Pucallpa, hacia donde la sierra central se vuelca en sucesivas oleadas migratorias que han pasado ya por Huánuco,
Tingo María y muchos territorios como los del Pichis-Palcazu, Satipo, San Ramón,
Villarrica, Oxapampa, por citar algunos. Si continuamos nuestro recorrido hacia el norte, encontraremos que pobladores de las sierras de Cajamarca, de Piura, incluso de Lambayeque, han echado raíces en Rioja, Moyobamba, Nuevo Cajamarca, Tarapoto, Yurimaguas, Jaén, San Ignacio y Santa María de Nieva. Iquitos comienza a tener una impronta andina en un contexto amazónico con comerciantes llegados de Junín que establecen negocios y le dan una cara distinta a la ciudad.
Todo esto sucede en los centros urbanos más poblados de nuestra Amazonía. ï Al mismo tiempo, los pueblos indígenas amazónicos nos hacen saber de muchas formas que existen, manifi estan abiertamente que quieren participar de los procesos de desarrollo y en los procesos democráticos del país, pero a su vez exigen respuestas a problemas que los aquejan. Algunos de estos problemas son ancestrales, como el aislamiento que los ha mantenido ajenos a la problemática nacional. Otros son más recientes y éstos amenazan su existencia: el narcotráfi co, la tala y la minería ilegal, los malos manejos por parte de industrias extractivas que anteriormente no tomaban en cuenta las consecuencias del impacto ambiental y social en su forma de manejar los recursos del bosque y del subsuelo del mismo.
El rostro de los pueblos originarios de nuestro país se ha vuelto mucho más variado y rico, ya no es sólo el referente del poblador de los Andes. ï Somos mucho más conscientes del potencial de recursos que la Amazonía posee.
Es probablemente el territorio más biodiverso del planeta si lo consideramos desde sus contrafuertes andinos hasta sus orillas atlánticas.


ï Esta consciencia nos exige ser responsables en su cuidado y manejo. Saber utilizarlos sin comprometer su existencia para las futuras generaciones y para los pueblos que la habitan ancestralmente. La historia, desde la colonia hasta nuestros días, nos ofrece lecciones, debemos esforzarnos para no repetir los errores cometidos, como por ejemplo: – Las épocas pasadas en donde se capturaba a los habitantes originarios para trabajar como esclavos; – La extracción irresponsable de recursos forestales; – El boom del caucho con las heridas dejadas en las personas, en el bosque y en las relaciones entre los actuales estados amazónicos; – El comercio masivo de especies de fauna y fl ora llevando a muchas de ellas al borde de la extinción; – La extracción del petróleo sin consideraciones ambientales y sociales. Hoy, amenazas nuevas como la ilegalidad en el manejo de los recursos (que se hace presente en este territorio de diferentes formas) o la trata de personas, deben ser enfrentadas con fi rmeza y siempre con la fi nalidad de proteger de manera sostenible la Amazonía y a las personas que lo habitan. El manejo de este inmenso espacio debe promoverse responsablemente. ï El impacto del gas en la economía y hábitos en la vida diaria de nuestro país es evidente. Los yacimientos de nuestro gas vienen de las selvas del Cusco. Este es
Una nueva carretera asfaltada, IIRSA norte cerca de Tarapoto.
Planta de gas de Camisea, una de las más importantes del continente americano que contribuye al cambio de la matriz energética de nuestro país. Bajo Urubamba, distrito de Echarate, provincia de La Convención. Cusco.

un elemento que no puede ser dejado de mencionar como referente nuevo en la relación del país y sus habitantes con la Amazonía. Junto con el petróleo de la zona norte y el oleoducto, confi guran para el país nuevas perspectivas. ï La articulación vial de muchas zonas de la selva alta, aisladas anteriormente del resto del país, con la sierra y la costa. Las propuestas de manejo intermodal (navegación fl uvial y carretera), así como los esfuerzos por desarrollar las comunicaciones aéreas entre poblados amazónicos pequeños, las grandes ciudades amazónicas y el resto del país, favoreciendo a los habitantes de los lugares más aislados. Esto es un refuerzo grande de los servicios cívicos que presta la Fuerza Aérea complementados ahora con iniciativas de empresas privadas.
Por todo ello, es posible intuir y percibir que el futuro de nuestro país va camino a tener una impronta amazónica mucho más marcada que la actual. Estamos entrando en el “Tiempo de la Amazonía”. Si bien es cierto que en este vasto territorio de bosques y aguas hay grandes problemas y desafíos, podemos confi ar en la capacidad de los habitantes de nuestra costa, sierra y selva para buscar conjuntamente las estrategias necesarias que nos permitan seguir consolidando e incrementando las formas de resolverlos. La Amazonía, que cubre más del 70% de nuestro país, nos pide actuar con una visión y perspectiva de conjunto por el bien de todos los peruanos.
