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peruana y con el Brasil / Marcela Villa Luna

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Bibliografía

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M a r c e l a V i l l a L u n a

Ci u d ad es en l a Am azon í a Per u an a: Vi n c u l ac i on es c on l a s i er r a p er u an a y c on el Br as i l

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El poblamiento en la selva ha pasado por varias fases como consecuencia de factores socio-económicos y políticos del otrora virreinato y luego Estado Peruano. Estos factores infl uyeron en la creación de centros poblados. La forma tradicional de ocupación territorial de los pueblos originarios amazónicos o nativos (término usado particularmente a partir de la creación de las Comunidades Nativas de la selva peruana en 1978), era no sedentaria y con un patrón disperso. Esta consistía en construcciones aisladas o pequeños asentamientos conformados por algunas viviendas alrededor de una maloca (casa comunal de grandes proporciones) o solamente por la maloca. Todavía en las zonas más alejadas de los ríos principales, se observa este tipo de asentamientos seminómades que se desplazan periódicamente de un lugar a otro, motivados por cambios en los cursos de los ríos, o por la disminución de sus fuentes de vida debido al bajo rendimiento del suelo y al deterioro de los recursos existentes.

Desde el inicio de los tiempos coloniales aparecieron pueblitos, campamentos mineros, ciudades y, principalmente en la época republicana, se produce el desarrollo de grandes áreas metropolitanas. Ya desde los tiempos de la cultura Inca pequeños contingentes de población de valles interandinos que habían huido a la selva para librarse del dominio incaico, adaptaron sus actividades a los ritmos de la naturaleza amazónica, cuyos centros poblados se mimetizaron con los existentes.

Con la llegada de los españoles comienza una urbanización deliberada en nuestro país y en el caso de la selva, el emplazamiento de los centros poblados fue ribereño en su mayoría. En la época de la colonia, e igualmente en la republicana, aparecieron centros para catequizar (misiones) y pequeñas localidades fundadas por los

conquistadores o por los colonos en el período republicano. Posteriormente estos asentamientos poblacionales se trasformaron en baluartes de una nueva forma de ocupación de la selva al convertirse en centros de servicios, para abastecer a una creciente actividad extractiva de productos demandados por el mercado internacional, función que hasta ahora permanece. Paralelo al incremento de ocupación territorial y actividades, a la transformación de estos pueblos en ciudades con ocupaciones comerciales y manufactureras y cada vez más servicios, siguieron apareciendo otros asentamientos de población migrante que constituían centros de colonización.

Hace 125 años las localidades amazónicas no indígenas a orillas de los ríos, poseían facilidades portuarias mínimas con una defi ciente comunicación fl uvial. Inclusive se puede afi rmar que recién desde mediados del siglo XX presentan una real integración al Perú, al articularse por vía terrestre con carreteras que partían de la costa, las cuales permitieron fl ujos continuos de bienes y personas. Este fenómeno se da particularmente en las regiones de selva alta y las de los inicios de la selva baja con ciudades como Jaén, Tarapoto, Yurimaguas, Pucallpa, Quillabamba, Puerto Maldonado, por citar algunas. En la selva sur oriental el aislamiento duró más tiempo y restringió la aparición de ciudades propiamente dichas.

Haciendo algo de historia, la conformación de una red de centros urbanos con rutas comerciales recién apareció en el siglo XIX, al convertirse estas localidades en capitales provinciales y hasta en capitales departamentales, constituyéndose en ejes político económicos de la selva peruana. Dichas ciudades eran lo que ahora se denomina

Páginas 228-229: Vista nocturna de la ciudad de Tingo María, con la Bella Durmiente en la parte posterior. Puerta de entrada a la Amazonía peruana.

Páginas 230-231: Vista aérea de la ciudad de Iquitos.

Aldea cerca al Cerro Divisor. Ucayali.

San Francisco en la provincia de La Mar, Ayacucho con el puente sobre el río Apurímac que lo une a Quimbiri en Cusco. Zona de gran crecimiento en los últimos años, con clima cálido y cultivos de café y otros en el valle del VRAE. “nodos articuladores” de espacios territoriales que inicialmente estaban inconexos entre sí y con las otras ciudades peruanas. En este siglo se han interconectado y continúan afi anzando sus vínculos con el interior de la selva, pero sobre todo con la sierra y costa del país e inclusive con perspectivas de una buena articulación con nodos del vecino Brasil por las vías intermodales (conexiones fl uviales y terrestres) que actualmente siguen afi anzándose.

Estos procesos que se generaron y generan en el litoral del Pacífi co, en los Andes y hasta en Brasil, permanentemente provocan cambios a manera de pulsaciones no regulares e intermitentes en las localidades selváticas que se refl ejan en crecimientos explosivos y erráticos de las ciudades, principalmente en los últimos 75 años. El crecimiento y decrecimiento, evolución e involución de las ciudades de la selva se asemeja a diástoles no armónicas causadas por las demandas y necesidades de mercados externos y de pobladores de otras regiones, principalmente de la sierra peruana. Algunos ejemplos son los “booms” del caucho, del petróleo, de la coca, de maderas, de la minería ilegal unidos a la construcción de carreteras de penetración.

Las mayores migraciones poblacionales desde la sierra hacia la selva aumentaron en volumen vertiginosamente hacia fi nes del siglo XX. Se intensifi có así la “serranización” de nuestra Amazonía. Junto a ello, la expansión del mercado y la omnipresencia de los medios de comunicación que modernizan al país, fueron procesos que acompañaron la aparición de caseríos, la conversión de otros en centros de servicios y el fortalecimiento de las ciudades. Al deterioro y obsolescencia de los sistemas agrícolas tradicionales en la sierra, se sumó la violencia provocada por el confl icto armado interno que se vivió en el país el siglo pasado. Estos fueron factores que determinaron la litoralización y la selvatización del país: emigración a la costa, más internacionalizada e industrializada y a la selva, con relativamente menor población.

Cabe indicar que estas migraciones ya han llegado a los pequeños centros poblados de nuestra frontera con el Brasil, ubicados en los departamentos de Loreto y Ucayali, aunque con una menor dimensión.

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