Susanne Noltenius
Después de tanto inventar... Pedrito se lo piensa mejor. ¿Para qué un papá diferente? ¿Por qué buscarse otro, si en casa tiene a este, su bueno e imaginativo papá siempre consigo?
ISBN: 978-612-4186-02-8
Ilustraciones de Andrea Barreda
Un sello editorial de Colección: Héroes cotidianos Título: La mamá de Clara ©2013, Susanne Noltenius ©Santillana S.A. © De esta edición: 2013, Santillana S.A. Av. Primavera 2160, Santiago de Surco, Lima 33, Perú Teléfono: 313 4000 Gerencia de Proyectos Institucionales: Raphael Pajuelo Dirección Editorial: Rubén Silva Edición: David Abanto Aragón Ilustraciones: Andrea Barreda Diseño de colección: Wendy Drouard ISBN: 978-612-4186-04-2 Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú: 2013-03523 Registro de Proyecto Editorial: 31501401300194 Impreso en Perú / Printed in Peru Industria Gráfica Cimagraf S.A.C. Torres Paz 1252, Lima 1, Perú Primera edición: abril de 2013 Tiraje de esta edición: 16 000 ejemplares Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, digital, magnético, fotoóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la editorial.
De lunes a viernes, la mamá de Clara va a trabajar. Entonces se escuchan los tacones de mamá toc, toc, toc. «¡Qué pereza! Otra vez, a vestirse para el colegio», exclama Clara.
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«Uniforme azul, zapatillas blancas… ¿Cómo era que se ataban? ¿Derecho sobre izquierdo? ¿Izquierdo sobre derecho?».
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Ahora escucha los tacones de mamá llegar hasta su cuarto toc, toc, toc. «Buenos días, mi Princesita. ¿Estás lista?».
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Mamรก sirve el desayuno para ambas: jugo de naranja y yogurt con cereal.
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Luego arma dos sĂĄndwiches y los coloca en las loncheras con ricas frutas para ella y para Clara. ÂŤVamos, Princesita, a lavarse los dientes y a peinarseÂť.
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Mamá y Clara se arreglan juntas frente al espejo. Primero, mamá trenza y adorna con lazos el pelo de Clara. Después, se maquilla con lápices de colores y exprime el frasco de colonia sobre sus manos y rostro.
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Mamá deja a Clara en el colegio, la acompaña hasta la puerta del salón y le regala un beso en la frente. «Que tengas un lindo día, Princesita». Luego se aleja sobre sus tacones toc, toc, toc. Su mejor amiga le pregunta: —¿A dónde va tu mamá tan bonita? —A la oficina. —¿Y qué hace ahí? —Es contadora. —¿Y eso qué es? —Mmm… no lo sé.
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Toda la mañana, Clara piensa en mamá.
¿Qué estará haciendo en la oficina?, ¿será divertido? La abuelita es quien recoge a Clara del colegio cada día. Algunas veces le trae un dulce, otras un juguetito. La abuelita y Clara se quieren mucho.
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En la casa, la abuelita ayuda a Clara con las tareas y luego, cuando termina, le pregunta: —Clara, ¿a qué quieres jugar? —¡Quiero jugar a que soy mi mamá y me voy a trabajar! Entonces con la ayuda de la abuelita, Clara viste blusas multicolores, peina muñecas con lazos rojos, las maquilla y rocía sobre ellas la dulce colonia del frasco de mamá. Ahora lo más importante, ¡y difícil!, es aprender a caminar sobre los tacones. Otra vez, la abuelita ayuda a Clara y pronto resuena por toda la casa el toc, toc, toc. Al toc, toc, toc de Clara se suma el toc, toc, toc de mamá que llega de la oficina y encuentra a la niña toda disfrazada. La abuelita se va y ahora Clara y su mamá se sientan juntas a comer.
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—Mamá, cuéntame de tu oficina. —A ver, Princesita, ¿qué es lo que quieres saber? —¡Todo! Quiero que me cuentes todo para entender qué hace una contadora. Mamá sonríe y cuenta poco a poco. «La oficina está en lo alto de un edificio, tiene techo blanco, alfombra azul, y hay computadoras en todos los sitios. La recepcionista se llama Nancy y siempre me recibe con una amable sonrisa. »Mi jefe es un señor alto con bigotes y cada mañana se toma dos o tres tazas de café. »Yo reviso las facturas y los recibos de todo lo que se vende y todo lo que se gasta. Escribo los números en la computadora, hago sumas y restas para estar segura de que el dinero que se ha ganado es mayor que el gastado. Así ayudo a la empresa a funcionar bien».
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—¡Qué divertido! Cuando sea grande, yo también iré a trabajar. —Me parece muy bien, Princesita, pero primero ¡al colegio a estudiar! Mamá acompaña a Clara a rezar y luego se despide con un beso. —Que duermas bien, mi Princesita. Y se aleja sobre sus tacones toc, toc, toc.
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