Confrontar es poner frente a frente. No necesariamente en una disputa o enfrentamiento violento, sino en un reconocimiento de lo que participa en el proceso actual de la configuración y construcción de la arquitectura popular. La cantidad de elementos que hoy se consideran como integradores de la arquitectura popular y la complejidad del fenómeno en tiempos de la posmodernidad obligan a hacer una aproximación que forzosamente inicia como taxonómica y termina por sorprendernos con evidencias de lo que tenemos frente a los ojos y pretendemos que no es arquitectura, puesto que no responden a principios teóricos de los filósofos de la arquitectura. La confrontación consiste en hacer visibles muchos de los elementos conformadores de la arquitectura popular y una vez teniéndolos así, tratar de establecer los nexos entre todos ellos, si los hay, o al menos señalar su participación en la miscelánea de la arquitectura posmoderna.