el ojo narrativo
ecos [2] Fotografías Rafael Hierro i Textos Fernando Aínsa i maría jesús Alvarado i Pía Barros i BerBel i sandra bianchi i Judith Bosch molina i Raúl Brasca i José Callejas i Cristina R. Court i Rafael Courtoisie i Manuel Díaz Martínez i Silvia García i RoBerto García de Mesa i Santiago Gil i Eduardo González Ascanio i DoBrina Gospodinoff i Eduvigis Hernández CaBrera i Teresa Iturriaga osa i Angeles Jurado i Alicia LLarena i José LoBillo i Julia Otxoa i Noemí Padilla Santana i Alexis Ravelo i Teresa Serván i Tina Suárez Rojas
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Noemí Padilla Santana Tina Suárez Rojas Raúl brasca berBel Teresa Serván Alicia LLarena Cristina R. Court Alexis Ravelo Santiago Gil Judith bosch Molina Julia Otxoa Teresa Iturriaga osa Manuel Díaz Martínez maría jesús Alvarado Roberto García de Mesa José Callejas Eduvigis Hernández Cabrera José Lobillo Fernando Aínsa Eduardo González Ascanio Rafael Courtoisie Angeles Jurado Pía Barros Dobrina Gospodinoff sandra bianchi Silvia García
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MINIFICCIÓN E IMAGEN : CUANDO LA DESCRIPCIÓN GANA LA PARTIDA Francisca Noguerol [Universidad de Salamanca]
A Juan A. Eppe y Pía Barros, que saben ganar batallas Un poema no tiene más sentido que sus imágenes. Al ver la silla, aprehendemos instantáneamente su sentido : sin necesidad de acudir a la palabra nos sentamos en ella. Octavio Paz.1
City (2005) o 300 (2006), por poner unos cuantos ejemplos significativos. Damos así la razón a Marshall McLuhan : en la realidad polisémica en que nos zambullimos cada día, nunca han tenido mayor eco sentencias como la lanzada por Simónides de Ceos en el siglo V antes de nuestra era – “ La palabra es la imagen de las cosas ” – o la reconocida Ut pictura poiesis, recogida en el Ars poetica horaciana y hoy citada hasta la saciedad.
Las imágenes siempre han contado. Baste recordar
4
el papel jugado por retablos, vitrales y códices en la
Los actos de escribir y de pintar eran descritos en griego
Edad Media para constatar el valor único del icono, que aportar su propia calidad estética, relata una historia. Este
a partir de un mismo término – graphe, graphein –, lo que da buena prueba del estrecho vínculo entre ambos en los comienzos de la civilización occidental. Luego llegaría el
hecho se aprecia de forma especial desde principios del
Cratilo platónico y la distinción entre imagen – natural – y
siglo XX y se ha intensificado en nuestros días, cuando
palabra – convencional – 2, que Lessing subrayaría en 1766
las nuevas musas se relacionan de un modo u otro con el
al diferenciar signos espaciales – imágenes – y temporales
elemento visual. Así, hablamos de Séptimo arte – cine –,
– palabras – 3 y que Foucault, atendiendo a lo ocurrido en las vanguardias históricas, superaría en 1966 al plantear en Las palabras y las cosas la “ relación infinita entre lo visible y lo articulable ” 4.
adquiere una doble significación cuando, además de
Octavo arte – videojuego, que usurpó el apelativo hace unos cuantos años a la declinante estrella de la radio –, Noveno arte – cómic –, Décimo arte – graffiti – y Undécimo arte – machinima o, lo que es lo mismo, fusión de cine y tecnología cibernética de la que surgen filmes de animación que hoy hacen las delicias de pequeños y mayores. Los últimos éxitos en la cartelera cinematográfica lo demuestran fehacientemente, reivindicando el valor de la viñeta y desarrollándose a partir de un storyboard visiblemente elaborado. Es el caso de The Matrix (1999), Sin 1 Octavio Paz, El arco y la lira, México, Fondo de Cultura Económica, 1994, p. 36.
2 Platón, Cratilo o del lenguaje, Madrid, Trotta, 2002, p. 26 y ss. 3 Gotthold Ephraim Lessing, Laoocoonte o las fronteras entre pintura y poesía, Madrid, Tecnos, 1989, p. 56 y ss. 4 Michel Foucault, Las palabras y las cosas, Madrid, Siglo XXI, 1997, p. 16. La refutación vanguardista a la propuesta de Lessing se hace patente en estudios como “ Die Schriftzeichen der Maler – die Stilleben der Dichter. Grenzverwehungen zwischen den Künsten um 1910 ”, de Dietrich Scheunemann, publicado en el volumen Laokoon und kein Ende : Der Wettstreit der Künste, Thomas Koebner ed., München, Text und Kritik, 1989.
En el encuentro que nos reúne estos días, las relaciones
Tomassini y Stella Maris Colombo 6 han coincidido en
entre imagen y minificción se hacen patente en múltiples
considerar desgeneradas – en feliz expresión de Rojo –,
aspectos : desde la estupenda ilustración elegida para
son definidas por Lauro Zavala como híbridas por dos
difundirlo – con un ojo ocupando el primer plano – a
principales razones : su carácter proteico y la cantidad
los carteles que adornan la sala de conferencias o las
de géneros a los que recurren para su formulación 7. En
ponencias de la última sesión, en la que cine y fotografía
esta misma línea, David Lagmanovich señaló cómo los
han adquirido una especial relevancia. Y es que tanto en el
textos breves se decantan por lo descriptivo, narrativo
microtexto como en la imagen ambigüedad, intensidad y
o argumentativo dependiendo de su superestructura, a
5
condensación semántica resultan fundamentales.
lo que añade : “ pueden privilegiarse alternativamente la trama, el personaje o el ambiente (y una posibilidad más : el
En mi análisis parto pues de un hecho incuestionable :
lenguaje), para construir subclases que podrían estudiarse
la importancia adquirida por la descripción en textos
por separado ” 8.
minificcionales que desarrollan tanto ekphrasis como hypothiposis.
Recuperando
formatos
genéricos
fundacionales en el Modernismo – poemas en prosa, libros de estampas –, las vanguardias históricas – haikai, greguerías – y revitalizados en los años cincuenta por parte de algunos autores canónicos – bestiarios, diccionarios –, analizaré el camino recorrido por numerosos microtextos que, en ningún caso, podrían ser adscritos a la categoría del microrrelato porque tienen más que ver con la iluminación puntual que con el desarrollo narrativo, pero que se encuadran sin duda en el género de la minificción. Estas páginas, que teóricos y creadores como Violeta Rojo, Raúl Brasca, José María Merino, Graciela
5 En ellos se reúnen los trabajos premiados en el I Certamen Universitario de Microrrelato de la Universidad de Salamanca (2005), que ya cuenta con una segunda edición y en el que aúnan esfuerzos creativos estudiantes de Letras, Bellas Artes y Medios Audiovisuales.
6 Así se colige de las intervenciones de Brasca y Merino en el I Encuentro Nacional de Minificción (Buenos Aires, 2006, actas en prensa) y de los artículos de Rojo y Tomassini-Colombo incluidos en el número monográfico dedicado a la minificcion por la Revista Interamericana de Bibliografía (Violeta Rojo, “ El minicuento, ese (des)generado ”, Revista Interamericana de bibliografía, XLVI. 1-4. 1996, pp. 39-48 y Graciela Tomassini y Stella Maris Colombo, “ La minificción como clase textual transgenérica ”, Revista Interamericana de bibliografía, XLVI. 1-4, 1996, pp. 79-94). 7 Lauro Zavala, “ Seis problemas para la minificción, un género del tercer milenio : Brevedad, Diversidad, Complicidad, Fractalidad, Fugacidad, Virtualidad ”, en www. ciudadseva.com/ textos/teoria/hist/zavala2.htm, p. 4 (12/9/2006). 8 David Lagmanovich, Microrrelatos, Buenos Aires, Cuadernos de Norte y Sur, 1999, p. 37.
5
Avancemos sobre esta idea profundizando en algunos de
Veamos a continuación la trayectoria de la imagen en la
los conceptos señalados arriba. Como refleja su etimología,
minificción, los factores que explican su asiduidad en la
la ekphrasis resulta de la unión de la preposición griega
misma y, finalmente, analicemos el tandem ilustración-
ek y del verbo frassein, implicando la acción de “ abrir ”
texto en algunos títulos especialmente logrados.
o “ facilitar el acercamiento ” a algo. Se trata por tanto de una descripción que actúa como puente, mediando
HISTORIA DE UNA FECUNDA RELACIÓN
entre palabra e imagen para hacer más asequible esta
6
última. En este caso, el elemento visual se antepone a la
La utilización de imágenes en textos breves narrativos se
elaboración del concepto, ocurriendo con él lo que Italo
encuentra estrechamente relacionada con una serie de
Calvino señaló en relación al proceso creativo : existe
géneros vinculados a sus orígenes como categoría textual.
previamente y, a medida que va cobrando materia en la
Es el caso, en el Modernismo, del poema en prosa y el
escritura, se transforma en expresión verbal, yendo así de
libro de viajes.
la imagen al texto.
9
En el poema en prosa, la importancia de la estampa Por su parte, hypothiposis apunta etimológicamente a la
– deudora de la ekphrasis – ya se aprecia en el canónico
conformación de imágenes con palabras. Procedente de la
Gaspard de la Nuit. Fantaisies à la manière de Rembrandt
preposición griega hypo – “ debajo de ” – y del verbo tipein
et de Callot (1842), de Aloysius Bertrand, quien desde el
– “ modelar ” –, guarda asimismo relación con el sustantivo
prólogo manifiesta la íntima relación del libro con la pintura
tipos y su significado de “ forma ”. La hypothiposis recorre el
y que presenta viñetas “ de la vida antigua ” a la manera
camino inverso a la ekphrasis : lleva a imágenes el contenido
de las elaboradas con su pincel por Durero, Van-Eyck,
del texto o, lo que es lo mismo, conforma el icono a partir
Lucas de Leyde, Murillo, Salvatore Rosa o Brueghel de
de las palabras. En este proceso, la imaginación cobra una
Velours. De hecho, cuando Luis Ignacio Helguera incluye
importancia fundamental y desdeña el simple inventario.
en su Antología del poema en prosa en México (1999) a autores como Julio Torri o Juan José Arreola, indiscutibles padres de la minificción moderna, sólo los diferencia de poetas como Octavio Paz en su interés especial por
9 El mismo autor alude a la capacidad humana de “ enfocar imágenes visuales con otros ojos que no son los que tenemos todos enfrente. Lo que se ve, lo que se cree ver, lo que se imagina creer ver. La imaginación como repertorio de lo potencial, de lo hipotético, de lo que no es, no ha sido ni tal vez será, pero que hubiera podido ser ” (Italo Calvino, Seis Propuestas para el Milenio, Madrid, Siruela, 1998, p. 97).
temas y objetos – o, lo que es lo mismo, en su desarrollo de la descripción – frente al cuestionamiento continuo sobre la esencia del lenguaje que caracteriza los textos
líricos 10. De su espléndido trabajo podemos deducir
Sólo quiero recordarles que cada medianoche sin luna se arma una carrera en aquel aire. Dicen que solamente los de alma pura llegan a verla. Experimentan en la noche un temblor, ir y venir de patas. Una vez más, la fragancia del sudor de caballo. Dejando su envoltura de raíces, los grandes corredores fosforecen. En torbellino van, un tropel sin tropel, en disparada. Llevan las aclamaciones de las tardes. No está lejos el mar. Eso se sabe. Quién tuviera corazón puro. Ver la carrera de los
cómo poema en prosa y minificción comparten el uso de la imagen y la unidad de efecto, pero el primero muestra un estatismo general, un fraseo largo y una evocación del pasado asociada a la frecuente explosión de sentimientos imposibles de encontrar en la segunda. La imagen se constituye por tanto en principio fundamental de la minificción desde sus inicios. Así lo señala Vicente
caballos idos de Chapadmalal.12
Quirarte, quien ubica entre los herederos de Torri a poetas y prosistas de Contemporáneos como Gilberto Owen y Xavier Villaurrutia, que anteponían “ la supremacía de la imagen sobre el concepto, de la metáfora sobre la acción ” 11, y donde incluiríamos sin empacho a Mariano Silva y Aceves con su Arquilla de marfil (1916). Avanzando en el tiempo, encontramos un extraordinario ejemplo de esta fusión entre texto lírico, icónico y prosístico en el sugerente “ Caballos de Chapadmalal ”, incluido por la argentina Sara Gallardo en El país del humo (1977) : ¿ Conocen la palabra Chapadmalal ? Significa corral pantanoso. Dice : concentración de belleza. Una casa, un parque. Sobre todo caballos. Los mejores van después al cementerio, allí duermen, allí se vuelven Chapadmalal. Un poeta los cantó, y no hay mejor manera de contar la verdad.
10 Luis Ignacio Helguera, Antología del poema en prosa en México, México, FCE, 1993, p. 23 y ss. 11 Vicente Quirarte, Peces del aire altísimo : poesía y poetas en México, México, Ediciones del Equilibrista, 1993, p. 129.
Por su parte, el éxito de libros de viaje a principios del siglo XX se explica por la aparición en estos años de una serie de creadores caracterizados por su exigencia artística y
cosmopolitismo espiritual; partidarios de una prosa
luminosa y rítmica, escribieron dietarios ekphrásticos en cuyas páginas encontramos los prolegómenos de la minificción actual. Es el caso de los argentinos Ángel Estrada – Calidoscopio (1911) – y Juan Filloy – Periplo (1931) –, cuya labor ha sido continuada en la actualidad por sus compatriotas María Rosa Lojo – Esperan la mañana verde (1998) – o Débora Vázquez – Siesta nómade (2006) –, por poner unos cuantos ejemplos. Llegamos así a las vanguardias históricas y, con ellas, a la aparición de los primeros textos calificables como
12 Sara Gallardo, “ Caballos de Chapadmalal ”, El país del humo, en Narrativa breve completa, Buenos Aires, Emecé, 2004, p. 324. La misma autora se permite imágenes tan fascinantes como las que conforman la octava entrada de “ Las treinta y tres mujeres del emperador Piedra Azul ” : “ Pasar, sin pisadas. Hormiga, aire, nada. ” (Ibíd., p. 296).
7
microrrelatos o brevedades esencialmente narrativas,
minificción en los años veinte y treinta del pasado siglo.
debidos al deseo de algunos autores por experimentar
Es el caso del colombiano Luis Vidales – Suenan timbres
con los géneros y a su rechazo por la obra de largo
(1926) –, el venezolano José Antonio Ramos Sucre – Las
aliento. El interés por el fragmento y la imagen de cariz
formas del fuego (1929) –, el argentino Oliverio Girondo
impresionista – que aumentó con el conocimiento de los
– Espantapájaros (1932) – o el chileno Vicente Huidobro
románticos alemanes y los simbolistas franceses – les llevó
– Cuentos diminutos (1927-1939) –. Este hecho explica
a jugar con las categorías literarias y a acuñar metáforas
asimismo que el método paranoico-crítico, universalizado
tan insólitas como novedosas. La visión, crucial en la
en las artes plásticas por Salvador Dalí y susceptible de
estética surrealista, pasó así a convertirse en ingrediente
acuñar imágenes bisémicas mediante la condensación,
fundamental de unos textos interesados ante todo en
se encuentre en la base de textos contemporáneos como
desautomatizar la percepción del lector.
«Así es el amor», del guatemalteco José Barnoya :
8 Las greguerías de Ramón Gómez de la Serna, juegos de ingenio que combinan metáfora y humor para dar lugar a una imagen insólita, descubren el espíritu lúdico e iconoclasta de un autor que practicó asimismo las brevedades narrativas en sus disparates y caprichos. El cultivo de
Todas en fila. Se les quedó mirando fijamente con lascivia. Escogió a la tercera de la segunda fila.Con la mano izquierda le ciñó el cuello. Con la derecha empezó a acariciarle el vientre. Apasionadamente, acercó sus labios a la boca anhelante de ella. Después, se la bebió enterita.14
la fórmula ramoniana y del haiku japonés, pariente de la misma en su deseo de lograr la imagen deslumbrante 13,
En esta línea, el mexicano Guillermo Samperio se descubre
sirven de índice para descubrir los mejores autores de
como uno de los más fecundos herederos del espíritu de la greguería, que describe como “ sólo un destello (...), el momento en que se está produciendo el contacto
13 Las conexiones de haiku y minificción han sido estudiadas por Dolores Koch (“ Japón y el micro-relato hispanoamericano ”, Quimera núms. 211-212, 2002, pp. 72-74) y María de la Vega Peña y Charo Alonso (“ Sugerente textura, el texto breve y el haiku. Tradición y modernidad ”, en Escritos disconformes. Nuevos modelos de lectura, Francisca Noguerol ed., Salamanca, Universidad de Salamanca, 2004, pp. 95-106), demostrando el interés de los autores vanguardistas por una composiciones definidas como una impresión natural que se hace poesía. Algunas logradas minificciones también se detienen en un instante fijo, pero van más allá del texto oriental porque, a partir de ellas, surge una meditación. Así ocurre con “ Solemnidad de la berenjena ”, texto con el que la colombiana Catalina García García-Herreros ganó en 2005 el I Encuentro Universitario de Minificción en la Universidad de Salamanca y que reseño a continuación : Tan rotundamente cardenalicia. Tan seca por dentro.
eléctrico entre ambas células, ese supermicrotiempo en que la información está siendo recibida pero todavía no está descifrada ” 15. La prodigiosa imaginería de “ El lápiz ”
14 José Barnoya, “ Así es el amor ”, Las últimas palabras, Guatemala, Ministerio de Cultura y Deportes, 1990, p. 23. 15 Guillermo Samperio : “ Brevedades de la prosa ”, El Financiero, 15 de febrero de 2002, p. 52.
ofrece una buena prueba de este hecho :
formatos genéricos largo tiempo olvidados.18 Así ocurrió con el bestiario, basado en la descripción de criaturas
El lápiz es un pene con punta de grafito. Hay personas que tienen dos penes : el segundo se lo colocan en la oreja. Otras se lo ponen en la punta de la lengua y luego siguen escribiendo. Cuando el lápiz se ha convertido ya en un enano sin goma, se escribe con uñas y letras invisibles. A veces, la goma irrumpe en el oído y cachondea. El lápiz bicolor es primo hermano del lápiz. La goma es el culo del lápiz. Los coléricos prefieren lápices con el grafito romo. El lápiz recién afilado puede ser mortal, o nada más pincha ojos No tiene nada que ver con los guijarros lapislázulis. Los lápices de colores fluorescentes son del pop art. El lápiz amarillo es el clásico.16
reales e irreales y en el que el “ es ” ekphrástico predomina sobre el “ hace ” o, lo que es lo mismo, donde la narración pierde peso en favor del inventario.19 Finalizamos nuestro recorrido con Ambrose Bierce, quien provocó con su reconocido Diccionario del diablo (1906) una estela de títulos deudores del aforismo pero que incluyeron asimismo de incluir entre sus páginas minificciones plenas de imaginería. Entre ellas destaco las publicadas por los argentinos Manuel Peyrou – en el diario La Prensa (1958) bajo el seudónimo de Septimio – y Adolfo Bioy Casares – Diccionario del argentino exquisito
(1971) –, así como las editadas por los mexicanos Raúl
El juego con las imágenes resulta asimismo fundamental en
Renán – Gramática fantástica (1983) – y Agustín Monsreal
los hiperbreves contemporáneos. Es el caso de “ Suicidio ”,
– Diccionario de juguetería (1996) –.
del guatemalteco Max Araujo : Pasemos ahora a destacar los factores que explican el
Y cuando llegué la engrapadora se había suicidado, ya no soportaba el parto con dolor 17.
En los años cincuenta, autores canónicos de la minificción como el argentino Jorge Luis Borges – Manual de zoología fantástica (1957) – o el mexicano Juan José Arreola – Punta de plata (1958) – contribuyeron a la recuperación de 16 Guillermo Samperio, “ El lápiz ”, La brevedad es una catarina anaranjada. Ficciones breves, México, Lectorum, 2004, p. 67. 17 Max Araujo, “ Suicidio ”, Cuentos, fábulas y antifábulas, Guatemala, MaxiImpresos, 1980, p. 137.
interés por la imagen en la minificción.
18 No olvidamos, sin embargo, la existencia de textos anteriores dedicados a la descripción de animales que no obtuvieron la merecida recepción de crítica y público. Es el caso de La casa de las fieras. Bestiario (1922), del cubano Alfonso Hernández Catá (1922), o de las páginas escritas en la misma línea por Ramón Gómez de la Serna y el mexicano José Juan Tablada, nueva prueba de la importancia de las vanguardias en el proceso de conformación de los textos brevísimos. 19 Cf. al respecto los artículos en los que analizo las diferentes tradiciones de bestiario representadas por Juan José Arreola y Jorge Luis Borges : “ Analogías inquietantes : paseo entre las jaulas de la minificción iberoamericana ” (Asedios a una nueva categoría textual : el microrrelato. Andrés Cáceres y Eddie Morales eds. Valparaíso, Universidad de Playa Ancha, 2005, págs. 47-58) y “ Dragones en mazmorras de papel : monstruos en la minificción iberoamericana ”, presentado en el XXXV Congreso del IILI “ Fronteras de la literatura y la crítica ” (2004), aún en prensa.
9
UNOS CUANTOS INGREDIENTES
perfectamente meditado : Omil, como si tuviera una
PARA LOGRAR EL PLATO PERFECTO
cámara en la mano, dirige nuestros ojos a determinados aspectos de la vida de Helena concretados en imágenes
El frecuente recurso a la imagen se encuentra relacionado
de gran fuerza. Así, la descripción demuestra la capacidad
con una serie de rasgos fundamentales de la minificción :
de visualización mental en una autora que, siguiendo el principio de la hypothiposis, va de la palabra a la imagen.
– La unidad de percepción. Tanto los textos breves
10
narrativos como los pictóricos permiten su contemplación
– El símbolo. El componente simbólico resulta fundamental
de un solo golpe de vista, centrando la atención en una
en los textos minificcionales, basados en la sugerencia y
realidad que se descubre tanto más interesante cuanto
que, como las imágenes, obligan al receptor a participar
más lecturas alberga. Es el caso de “ Helena ”, de la
de su interpretación para agotar todas sus lecturas. Véase
argentina Alba Omil :
en este sentido la defensa de la fantasía realizada por el argentino Julio Cortázar a través de la imagen de una
Salió del huevo con cuerpo de mujer y gracia de ave. Por cada uno de sus poros cantaban la vida y la hermosura sus triunfos y sus goces. En el fondo de sus ojos claros, esperaba una montaña de guerreros muertos.20
En la descripción que acabamos de leer, las sucesivas imágenes aluden a hechos sobradamente conocidos en la vida del mítico personaje griego : su genealogía – nació de un huevo como consecuencia del ayuntamiento entre Leda y Zeus, metamorfoseado en cisne para la ocasión –, su indiscutible belleza – la más reconocida en la historia de la literatura – y su condición aciaga – esposa de Menelao, fue raptada por Paris y provocó con ello el comienzo de la guerra de Troya –. El orden del texto se encuentra 20 Alba Omil, “ Helena ”, Con fondo de jazz, Tucumán, Universidad Nacional de Tucumán, 1998, p. 43.
tortuga con alas :
TORTUGAS Y CRONOPIOS Ahora pasa que las tortugas son grandes admiradoras de la velocidad, como es natural. Las esperanzas lo saben, y no se preocupan. Los famas lo saben, y se burlan. Los cronopios lo saben, y cada vez que encuentran un tortuga, sacan la caja de tizas de colores y sobre la redonda pizarra de una tortuga dibujan una golondrina.21
21 Julio Cortázar, “ Tortugas y cronopios ”, Historias de cronopios y de famas, en Cuentos completos 1, Madrid, Alfaguara, 1998, p. 501.
-Las figuras retóricas por omisión resultan fundamentales en una categoría genérica que calla más de lo que dice. Así ocurre con los zeugmas, que, al asociar conceptos con imágenes, producen un frecuente efecto de sorpresa. El cubano Guillermo Cabrera Infante supo explotar este recuerso en “ Dolores zeugmáticos ” : Salió por la puerta y de mi vida, llevándose con ella mi amor y su larga cabellera negra.22
La asociación imprevista de elementos concretos y abstractos explica, asimismo, la imagen metonímica en la base de “ Golpe ”, de la chilena Pía Barros : - Mamá, dijo el niño, ¿ qué es un golpe ? - Algo que duele muchísimo y deja amoratado el lugar donde te dio. El niño fue hasta la puerta de casa. Todo el país que le cupo en la mirada tenía un tinte violáceo.23
Cuando mi sillón favorito avanza por el living con los brazos extendidos y el paso decidido pero torpe, sé que se trata de un sueño. Vaya a saber qué pesadilla lo tiene otra vez así, sonámbulo.24
La yuxtaposición asindética define la estructura de “ Victoria del golpeado ”, texto del uruguayo Rafael Courtoisie basado en la acumulación de imágenes tan líricas como sorprendentes : Así va el boxeador, señorita de músculos, zafira en su ballet, foca tuerta que aplaude la platea y que la branquia del asco respira en el sudor, saco de piel ajena, semoviente, vegetal de otro dominio, tiara del protector bucal de la saliva, encía espesa, hinchada sin el óseo dolor que era la muela, pupila rezumante, doncella del jadeo, hosca madama, puta turbia. Saltarín, bolsa de sangre ronca, entumecida. Fuerza lacia 25.
En esta misma línea, la argentina Luisa Valenzuela Algo parecido ocurre en La sueñera, libro de la argentina
demuestra su maestría lingüística en la definición que
Ana María Shua destacable tanto por las ilustraciones
concluye “ Hombre como granada ” :
de Ana Luisa Stok –impagables los cómplices párpados que encabezan cada entrada- como por secuencias tan demoledoramente surrealistas como la 238 :
22 Guillermo Cabrera Infante, “ Dolores zeugmáticos ”, Exorcismos de esti(l)o,
24 Ana María Shua, “ 238 ”, La sueñera, Buenos Aires, Alfaguara, 1996, p. 96. 25 Rafael Courtoisie, “ Victoria del golpeado ”, Textura, Montevideo, Ediciones de la Banda Oriental, 1994, p. 11. El propio escritor ha reconocido la importancia del
Barcelona, Seix Barral, 1976, p. 57. 23 Pía Barros, “ Golpe ”, Miedos transitorios (De a uno, de a dos, de a todos), Santiago de Chile, Ergobum, 1986, p. 39. El texto resulta tan poderoso en su concreción que el golpe amoratado ha sido elegido como portada del libro que recoge en España las minificciones de la autora (Cf. Llamadas perdidas, Barcelona, Thule, 2006).
elemento visual en su literatura : “ Pertenezco a una generación que creció con los medios audiovisuales y se formó en su cultura, una cultura que tiene que ver con la inmediatez de la imagen y que impuso una diferente percepción de la realidad, y como consecuencia otro ritmo, otra velocidad en la expresión creativa ” (“ No hay lectura sin placer ”, en www.geocities.com/Paris/Café/8457 /rcourtoisie.html, p. 2 (30/9/2002).
11
En una sola noche me dijo tantos sí y tantos no, contradiciéndose a cada paso. A cada palabra. Ahora recuerdo esa noche y sus contradicciones tan poco originales y abro el diccionario al azar (como otros la Biblia) para encontrar la respuesta y la encuentro : Granada. F. Fruta del granado que contiene numerosos granos encarnados de sabor dulce // Proyectil ligero (explosivo, incendiario, fumígeno o lacrimógeno) que se lanza con la mano // Bala de cañón. (Dulce proyectil, entonces. Explosivo, incendiario. Encarnado cañón. Lacrimógena fruta que se lanza con la mano. Bala de sabor dulce).26
12
– Las epifanías. Momentos clave en las minificciones, las
tranvía estaba lleno y allí pudo pasar desapercibida.27
– El silencio. Los juegos con la página en blanco explican títulos como “ Pesadilla de escritor ”, de la argentina María Elena Lorenzín, que transcribo o dibujo a continuación : 28 En la misma línea, el guatemalteco Augusto Monterroso titula “ Partir de cero ” un texto que consiste en la reproducción gráfica de la cifra, provocando una vuelta de tuerca en la expresión hecha que le sirve de paratexto :
0.29
epifanías cobran especial relevancia cuando se concretan
Por su parte, Samperio incluyó en Cuaderno imaginario
en una imagen. Así ocurre en la desasosegante “ Tatuaje ”,
(1989) el texto más breve del mundo, titulado originalmente
incluida por el argentino Pedro Lipcovich en Muñecos
“ El fantasma ” y luego recortado en su título para albergar
chicos :
únicamente el sustantivo.30 El paratexto es seguido por una página en blanco, lo que abre la minificción a interpretaciones La chica corría por la calle con un zapato de menos. El que tenía puesto era de taco alto y ella estaba despeinada, casi no se le veía la cara porque la mirada iba a su pie descalzo que tenía marcas, líneas rojizas entreveradas hasta el tobillo. Se detuvo en la parada del tranvía; recuperaba la respiración. Había más gente esperando, con zapatos y medias. Las marcas en el pie desnudo parecían latigazos y en el empeine había un dibujo, un tatuaje borroso, o tal vez era sólo entramado casual de los latigazos. Llegó el tranvía. Cuando ella subió, el tatuaje pareció brillar por un momento. En
26 Luisa Valenzuela, “ Hombre como granada ”, Brevs, Córdoba, Alción, 2004, p. 46.
en la línea de los postulados mallarmeanos, basadas en el hecho incuestionable de que un fantasma queda definido esencialmente por su invisibilidad. El cubano Jorge Ángel Pérez recurre de nuevo en “ Lugar solitario ” a la escritura autorrepresentada, incentivando la imaginación del lector al colocar bajo el título una página en la que sólo aparece 27 Pedro Lipcovich, “ Tatuaje ”, Muñecos chicos, Buenos Aires, El Cuenco de Plata, 2005, p. 53. 28 María Elena Lorenzín, “ Pesadilla de escritor ”, en Escritos disconformes. Nuevos modelos de lectura, Francisca Noguerol ed., Salamanca, Universidad de Salamanca, 2004, p. 377. 29 Augusto Monterroso, “ Partir de cero ”, La letra e, Madrid, Alianza Tres, 1987, p. 148. 30 Guillermo Samperio, “ El Fantasma ”, Cuaderno imaginario, en Cuando el tacto toma la palabra, México, FCE, 1999, p. 517.
una nota a pie de página con asterisco :
cómica y, finalmente, destacar la importancia de la imagen en la tradición minificcional cubana.
*en este lugar parece no ocurrir nada, pero sólo en apariencia.31
LIBROS ILUSTRADOS Paso a comentar por último las excelentes relaciones existentes entre minificción e imagen a través de una serie de volúmenes – cercanos en algunos casos al libroobjeto – en los que ilustración y texto literario se potencian mutuamente.32 En este sentido, resulta esencial atender a un hecho subrayado por el reconocido diseñador Bruno Munari en ¿ Cómo nacen los objetos ? : en los libros ilustrados texto y dibujo son indivisibles, no debiendo considerarse sólo la ilustración por lo que representa en relación al texto que acompaña sino atendiendo, asimismo, a su formato, tamaño y el lugar que ocupa en la página impresa.33 Como el tema presenta múltiples posibilidades de análisis, abordaré en principio un texto paradigmático en el tandem palabra-imagen – Nuevo catecismo para indios remisos (1982), de Carlos Monsiváis – para luego comentar los vínculos existentes entre minificción y tira
Como afirma el propio Monsiváis en relación a Nuevo catecismo para indios remisos, “ este libro lo hice porque el pintor Francisco Toledo me lo pidió ” 34. En efecto, el escritor mexicano ilustró con sus textos una exposición de grabados estrenada por Toledo en 1981, manteniendo en todo momento el espíritu subversivo e irónico de la obra pictórica en relación a los grabados religiosos que le sirvieron de base. Si los iconos sirvieron a la Iglesia católica para difundir su doctrina durante la época colonial, lo mismo ocurrió con el catecismo desde el punto de vista de la palabra, lo que explica la sátira inherente al trabajo de ambos artistas. En el caso de los grabados de Toledo, poseen un innegable trasfondo religioso, pero la presencia en ellos de animales metamorfoseados, realidades antagónicas – mitología juchiteca frente a tradición judeocristiana – y un incuestionable erotismo provoca la desacralización humorística de los mismos. Así se aprecia en la lámina IV, donde la sangre que brota de las heridas de un Cristo crucificado es evitada por los pecadores a través
31 Jorge Ángel Pérez, “ Lugar solitario ”, Lapsus Calami, La Habana, Unión, 1996, p. 36. 32 Irene Andres-Suárez se ha mostrado pionera en el estudio de este aspecto de la minificción en sus artículos “ Los microrrelatos de Juan José Millás Bienvenidos a Cifralandia ” (en Escritos disconformes. Nuevos modelos de lectura, Francisca Noguerol ed., Salamanca, Universidad de Salamanca, 2004, pp. 179-190) y “ Los microrrelatos de Javier Tomeo, variantes genéricas ” (Quimera, n° 222 , 2002, pp. 30-35). 33 Bruno Munari, ¿ Cómo nacen los objetos ? Apuntes para una metodología proyectual, Barcelona, Gustavo Gili, 1983, p. 26 y ss.
de convenientes paraguas 35. Del mismo modo, en la XIII el arcángel San Miguel se muestra como una figura
34 Carlos Monsiváis, Confrontaciones : el creador frente al público, Azcapotzalco, Universidad Autónoma Metropolitana, 1984, p. 41. 35 Carlos Monsiváis, Nuevo catecismo para indios remisos, México, Era,1996, p. 69.
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ambivalente y andrógina – muy lejano, por tanto, al
en textos de Monsiváis tan demoledores como “ Las dudas
y devuélveme mi recto entendimiento, para que ya no sufra, y abandone los tenebrosos cultos de medianoche y nunca más le ruegue, pleno de confusión y de locura, a Tonantzin, Nuestra Madre... de la que inútilmente abominan los hombres barbados que con espada y fuego instalaron sus dioses en nuestros altares, creyendo, pobres tontos, que hemos de abandonarla algún día, a
del predicador ” :
ella, nuestra diosa de la falda de serpientes.37
poderoso guerrero que nos ha legado la hagiografia tradicional – en un paisaje cargado de surreal onirismo.36 El equivalente literario del trabajo de Toledo se encuentra
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Enmienda tú, arcángel San Miguel, apóstol de las intercesiones sin lisonjas, enmienda tú a estos naturales y nativos, y extírpales las influencias perversas, y el ánimo de transformar los templos en tanguis indecentes, y borra de ellos las supersticiones, y elimina con ira a sus falsos reyes, sus abominaciones y blasfemias, sus monstruos que paren ancianos a los catorce meses, y sus iguanas que hablan con las reliquias como si éstas tuvieran don de lenguas. Varón inmaculado, santo arcángel, castiga a los nativos, cortos de manos y restringidos de piernas, quebrantados y confusos. Haz que sepan de tu aborrecimiento y tu justicia. Que sus arroyos se tornen polvo abyecto, sus perros amanezcan desdentados, su falsa mansedumbre se vuelva azufre y sus cánticos sean peces ardientes sobre su miseria. Pasa sobre sus dioses escondidos cordel de destrucción y que en vientre de las indias mudas aniden humo y asolamiento. Porque, enviado con alas, éste tu siervo ha vivido entre nativos muchos años, exhortando y convirtiendo a quienes no quieren distinguir ya entre la verdadera religión y las idolatrías nauseabundas, entre el pecado y el respeto a la Ley. Castígalos, Miguel,
36 Ibíd, p. 78.
En cuanto a las relaciones entre tira cómica y minificción, pueden rastrearse en trabajos como los de Dolores Koch 38 y Luis Lorenzano.39 Así, la narratividad de la historieta, que “ expone una acción, situación, acontecimiento real o imaginario al que se le otorga una sobresignificación generalmente por medio de procedimientos metafóricos ”,40 es paralela a la de la minificción y explica la labor de destacados autores de brevedades como guionistas de las mismas (los argentinos Eugenio Mandrini y Andrés Neuman podrían ser dos conocidos ejemplos de este hecho).
37 “ Las dudas del predicador ”, Ibíd., p. 12. 38 Dolores Koch, “ Mafalda : recursos narrativos en la tira cómica ”, Literature and Popular Culture in the Hispanic World, Rose Minc ed., Maryland, Hispamérica, 1981, pp. 87-99. 39 Luis Lorenzano, “ El cartón cuenta un cuento. Presencia y ausencia narrativa en el cartón de actualidad político/social ”, El cuento en red, 2000, nº 1, pp. 1-8.http :// cuentoenred.xoc.uam. mx/cer/numeros/no_1/pdf/ no1_lorenzano. Pdf (26/09/2002). 40 Ibíd., p. 4.
Los procedimientos utilizados en ambos medios son
Teniendo en cuenta el éxito de este recurso puede
similares. Recordemos en este sentido cómo Quino, que
entenderse la calidad de Cuentecillos y otras alteraciones
se permitió en múltiples ocasiones la crítica entre líneas
(2002), conjunto de minificciones ilustradas por Quino
a la irrespirable situación vivida en Argentina durante el
en las que Jorge Timossi -que motivó en la vida real la
periodo de la Guerra Sucia, presenta en una tira a Mafalda
aparición de Felipe-, ve sus minificciones comentadas
leyendo en una pared la pintada “ Basta de censu ”, ante lo
por este reconocido personaje de las tiras de Mafalda,
que la niña comenta compungida : “ O se le acabó la pintu
produciéndose un interesante proceso que rebasa los
o no pu termi por razo que son del domin publi ”.41
marcos de la recepción literaria al uso.
Esta estrategia discursiva se encuentra en la base de
Así, tras el texto “ La araña ” 45 aparece Felipe ocupando
textos como “ Cazadores de letras ”, de Ana María Shua,42
toda una página y comentando encantado : “ ¡ otra vez,
“ Último cuento ”, de Juan Carlos García Reig 43 e “ Intriga ”,
léanmelo otra vez ! ”.46 El mismo personaje se revela
de la también argentina Martha Lima.
acongojado tras leer “ Mezquindad ”, compadecido por
44
“ Foto ”, empequeñecido por “ Inmigración ” y, ante un texto sobre el olvido, pregunta : “ ¿ Cómo era el cuentecillo de la página anterior ? ”.47 41 Esta viñeta es analizada por Koch en “ Mafalda : recursos narrativos en la tira cómica ”, art. cit., p. 98. 42 “ Huyamos, los cazadores de cabezas est´n aqu´ ! ” (Ana María Shua, “ Cazadores de letras ”, Casa de geishas, Buenos Aires, Sudamericana, 1992, p. 72). 43 En sus cuentos breves el tema de la muerte suele aparecer con cierta frecuencia, ¿ a qué se debe ? – No es un tema privativo de mis cuentos, habrá notado que en la vida también suele aparecer con cierta frecuencia. – ¿ No teme jugar con la muerte ? – Soy un escritor temerario. – ¿ Qué está escribiendo ahora ? – Un cuento trivial : el escritor que dialoga con la Muerte y la muy pícara lo sorprende en la mitad de una palabra. – ¿ Cuál palabra ? – No sé, pero seguramente le va a faltar la última sílaba y el cuento quedará inconclu (Juan Carlos García Reig, “ Último cuento ”, Los días de miércoles, Mar del Plata, Del Castillo, 1986, pp. 87-89). 44 “ No quiero morirme antes de decirte que... ” (Martha Lima, Intriga , en Raúl y Martha Lima, Cuentos pendientes (más o menos breves, breves y brevísimos), Buenos Aires, Dunken, 2005, p. 46.
Pero la labor de Quino no se reduce a la presencia de Felipe como narratario. Así, sus ilustraciones intensifican la interpretación de microrrelatos tan desoladores como el titulado “ Dedicación ” :
45 “ Me quedó tan hermosa mi tela que ya no deseo que caiga en su fúlgida trama ninguna otra víctima más que yo misma ” (Jorge Timossi, “ La araña ”, Cuentecillos y otras alteraciones, México, Océano, 2002, p. 39). 46 Ibíd., p. 40. 47 Ibíd., p. 52.
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A los seis años levantó un castillo de arena en la playa y hoy, mucho después, puede verse allí a un hombre que defiende aquella construcción, con manos decrépitas, de los eternos embates del mar. 48
Desde su helado submundo de piedra, el escorpión trata de imaginar el fantástico veneno que la abeja elabora. Y, mientras tanto ella, desde su cálido bosque en el viento, intenta adivinar la extraña miel que, lentamente, en lo oscuro, obra el escorpión.50
Terminamos nuestro recorrido destacando la importancia
Del mismo modo, Ernesto Pérez Chang denuncia el tiempo
adquirida por el elemento visual en la tradición minificcional
eterno de la tiranía en “ La soga ”, texto tan demoledor
cubana. El país antillano, que ha contado con teóricos de la
como cargado de connotaciones políticas :
imagen tan relevantes como el poeta José Lezama Lima,49 se descubre como uno de los que mejor ha explotado 16
las relaciones entre imagen y palabra en sus microtextos. Recordemos en este sentido figuras tan significativas como Guillermo Cabrera Infante en Vista del amanecer en el trópico (1974), Eliseo Diego en Divertimentos (1975) y, en la actualidad, la labor realizada en este sentido por los novísimos, interesados desde sus comienzos por las relaciones entre palabra y expresiones artísticas visuales y entre los que destaca Rolando Sánchez Mejías con Derivas I (1994) e Historias de Olmo (2001. Las imágenes intensifican la narración en textos tan hermosos como
Cargada de magia, maléfica, ella queda allí, respetable o temible. Quizás oscilando y salpicando de cebo las cortinas, empañando el espejo, forzando el desplome de la lámpara. En la lámpara encendida (o apagada) cuando retiran el cadáver maloliente, entusiasmado en la erección última y en la mueca y en el esfínter descontrolado, es la ausencia-presencia de la muerte. Como el árbol donde marca sus dominios inviolables el oso, queda la soga. En lo alto está el acróbata y debajo todos en silencio : hay dioses innombrables.51
“ Abeja y escorpión ”, donde Eugenio Santana juega con la reconocida acepción “ mariposas y gusanos ” –salvadores y traidores del régimen castrista- para criticar la existencia de realidades irremisiblemente separadas por la divergencia de los puntos de vista : Analecta del reloj (1953), en Poesía y prosa. Antología, Madrid, Verbum, 2002, p. 178). 48 Ibíd, p. 35. Véase cómo la presencia de nubes, pájaros y sol – ideal de la juventud se contraponen a la angustia reflejada en la cara del viejo, agobiado y con los cabellos erizados ante una ola que lo tragará en cualquier momento. 49 Lezama destacó el papel de “ La imagen como un absoluto, la imagen que se sabe imagen, la imagen como la última de las historias posibles ” (“ Imágenes posibles ”,
50 Ernesto Santana, “ Abeja y escorpión ”, Mariposas nocturnas, La Habana, Extramuros, 1999, p. 4. 51 Ernesto Pérez Chang, “ La soga ”, Para el siglo que viene : (post) novísimos narradores cubanos. Salvador Redonet sel. y pról., Zaragoza, Prensas Universitarias de Zaragoza, 1999, p. 95.
Llego por fin al final de mi análisis esperando haber apuntado el inmenso campo de posibilidades que se nos abre en el estudio de las relaciones entre minificción e imagen. Comencé mi análisis con una cita de Paz que demuestra la importancia del elemento visual en la poesía y lo concluyo modificando parcialmente este texto, aplicable asimismo a la literatura que nos apasiona pues, al fin y al cabo, en muchos casos una minificción encuentra su mejor sentido en las imágenes que la conforman.
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noemí padilla santana advertencia Te lo advierto : mi poder es imparable.
Entonces... La revolución silenciosa tomará tu cuerpo.
Te lo advierto : nunca podrás arrasar a mis hijos de este
Entraré en ti a través de mis suspiros exhalados. De mis
mundo.
hojas a tus pulmones. No podrás evitarme.
Una lenta revolución se gesta en algún sitio cada vez
El espectáculo que supondrá el despliegue de mi
que tú lo intentas. Por cada herida que me inflinges, por
potencia, contra el que nada puede hacer la voluntad de
cada mutilación y cada marca, yo encuentro un camino
tus manos destructoras, sembrará poco a poco la luz en
por el que abrirme paso lentamente, sin parar.
tu conciencia.
No lo haré nunca. Ni aunque quiera. Ni aunque esté
Y volverás. Tú volverás y yo estaré aquí como siempre.
extinta y marchitada por tu avaricia y tu inconsciencia.
Te recibiré con el amor de una madre, con los troncos
Nunca te dejaré solo. Mis raíces sujetarán la Tierra para
expuestos y las ramas abiertas. Pondré una alfombra de
que tú la holles.
hierba bajo tus pies y te proporcionaré el alimento.
Y algún día, cuando te hayas olvidado de mí del todo y por
Eso haré, a pesar de tu desprecio. Eso haré, yo te
completo, cuando tú no recuerdes y tus descendientes
perdono.
no sepan, iré a por ti.
Con la paciencia de los siglos y los milenios esperaré
Te lo advierto.
que vuelvas y recuerdes, porque nunca te dejaré solo.
Lanzaré contra ti el aliento de la selva, brotarán de
Por eso, te lo advierto.
nuevo mis flores de tu estiércol. Mis raíces poderosas,
No luches contra mí, de nada sirve.
largas y profundas, romperán infinitas la piedra de tus
Nunca podrás arrasar a mis hijos de este mundo.
suelos. Caerán las paredes de tus casa y ciudades bajo
Te lo advierto.
el abrazo eterno de mi hiedra y mis hierbajos.
Mi poder es imparable.
Y entonces, te lo advierto.
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tina suÁrez rojas INNECESARIO Me fui hasta los maizales. Quise dejar de ser una pausa indefinida y llegué hasta los maizales. Inauguré la tarde. Me abrí paso entre las cañas mientras oía el nutricio crujir de la vida aboliendo los discursos del hastío. Cada mazorca giraba sobre su propia galaxia, en la órbita amarilla del millo de los tiempos. Comencé a buscar. El cielo se derramaba en el aire y marcaba en su luz los surcos de mi sombra. Seguí buscando, agarrada a las alas de la calma y a sabiendas de que lo que iba a encontrar solamente era nada. El don de los hallazgos se fragua en las certezas, y a fuerza de seguirlas, al fin di con la rabia amontonada de mis ruinas. Yacía allí mi cuerpo; desplomado, pobre, finito, innecesario. Allí estaban mis restos, herencia de gusanos, tributo de recuerdos lastimeros. Entonces me di por satisfecha. Me elevé sobre el amor en que me había convertido, y sobrevolé los maizales, orgullosa de haber deshabitado la casa de mis días.
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RAÚL BRASCA TRES CONJETURAS SOBRE UNA LOMA 1
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El túmulo se esconde. El monte no lo invade pero
La tierra y la atmósfera actuales no son las de hace
tampoco lo descuida : lo rodea, se aprieta en una
un millón de años. Sin embargo, trasladaron la semilla
barrera respetuosa que lo deja en el centro. Ni hombres
prehistórica desde los hielos alpinos al suelo tibio del
ni animales pueden traspasarla.
monte.
Es un lugar secreto
que el viento no alcanza, cualquier sonido parece lejano desde allí. Dicen que bajo el túmulo no hay cadáver, que
Miro la loma que crece, la superficie que se tensa más
ahí dentro alguien decide lo que germina y lo que muere,
y más como un vientre preñado y me inclino de rodillas
las desnudeces del otoño y el reventar de las yemas
hasta apoyar mi oído en lo alto. Ha germinado. Percibo
en primavera. Sólo una noche en el año, la más fría
el rumor de la vida que empuja, el vigor inusitado de la
del invierno, el demiurgo vegetal descansa. Esa noche
planta que se prodiga a sí misma. La veo brotar, crecer
brota y se despliega sobre el túmulo irradiando todo su
centímetros por segundo, reptar como una serpiente,
poder. A la mañana siguiente ya no está. Plegó sus hojas
bifurcarse y proliferar raíces aéreas que atrapan plantas
y se hundió en la tierra como si algo lo succionara desde
y animales. Los envuelven, los inmovilizan, los saquean
abajo. Las plantas del círculo protector yacen muertas, no
hasta agotarlos.
lo resistieron. Otras se apresuran a reemplazarlas. Esto no comporta un misterio, es un ciclo anual inexorable,
Procuro que la planta no me alcance. Ahora florece
fenómeno muy común en la naturaleza.
sobre los cadáveres y esparce su simiente. El aire la lleva lejos y en pocos días envolverá el planeta. Veo ya
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la urdimbre verde que se cierra sobre él. Y lo comprime.
Un claro crece rápido en la fronda, hay una estampida
Y lo asfixia.
de árboles que se alejan. La loma aumenta como un grano purulento en el cuerpo del monte. Sólo los árboles saben de qué se trata. No lo dicen. Pero se alejan.
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BERBEL H12A Entra ahora, o después o mañana. Entra en el presente
Te han borrado senderos y suposiciones, más allá de la
incierto de las cosas posibles, dentro de la enredadera
imaginación de la máquina que te mata y te da vida, te
de las limitaciones del tiempo, en un segundo del
destruye y te inmortaliza como si acaso fuese una sola
instante. Tras la maraña que parece impedir una
lámina de papel fotográfico impecable.
esperanza supuesta y quieta al fondo. Las tensiones que alambran una sola conciencia en blanco y negro. La
Eres tú el que se lleva el bocado del instante al filo de la
maraña que agrieta un cielo silencioso en las dos únicas
boca, y lo devora y entierra el montón de partículas de
dimensiones de tus manos y, sin embargo, cabían libres
luz anochecida, en el fondo de las cuencas vacías de tus
en cada uno de tus ojos...
ojos. Pero no temas, no habrá banderas, ni estandartes ni himnos, que te recuerden los sucesos gloriosos
Aquí, en la retaguardia de la trinchera, ecos sordos lejanos
de atrapar una imagen de la conciencia etérea de los
y átomos amorfos de la vida invisible. Triangulares líneas
actos.
que conforman un fondo luminoso, quebrado como un cristal en la retina. Sin sangre, sin espinas, sin color, sin
Mira lo que está pasando y lo que no pasa. Lo que sólo
ansiedad, sin pena. Línea invisible entre el dolor y la
está en ti, lo que tú quieras creerte, lo que imagines
felicidad.
más irreal que tu vida, más real que tus sueños. Aquí estoy, deseándote, tejiendo el antifaz con palos,
Se han asustado todos. Todos huyeron. ¿ Qué pájaro,
cables, arpillas, ramas secas y alambres, delante
alguna vez, picoteó la rama más torcida ? ¿ A dónde aquel
de tus nubes incrédulas. Mira lo que está pasando,
recuerdo del color del plumaje de un ave sin memoria ?
porque aquí, ante tus propios ojos pueden bostezar
¿ Dónde la huella de los pasos de alguien perdido en ese
ausentes tanques, minas, misiles herrumbrando el paso
espacio, en ese tiempo ? Tu corazón masacrado ante
a ningún sitio; agrietando el espacio del círculo de tu
un par de fronteras superpuestas, ante dos murallas
vista sin cadáveres, quebrando los globos oculares de
antagónicas de materia y aire, de cielo y tierra.
los muertos y olvidando la sangre de los cuerpos, que
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estalla y salpica el silencio apaisado por todas partes.
Ya nada tiene pecho, ni pulmones, ni orificios por donde
Mira lo que está pasando, o lo que pasó tal vez, o lo que
entrar el aire sano. ¿ A dónde fue a parar aquello que
posiblemente pueda pasar. Míralo y trágate el miedo y la
llamaron “ sostenible ” ? ¿ Y dónde aquello que llamaron
desidia. ¿ Quién se queda sembrando amapolas debajo
“ medioambiente ” ? ¿ A qué vertedero global llamaron
de las líneas contrariadas que amenazan al cielo ? No
“ aldea ” ? Tú, con tus piernas quebradas, amarradas
hay tierra para ellos, sólo el polvo del aire que nunca se
al olvido de cualquier mínimo movimiento y que alguna
apacigua en ojo ajeno.
vez saltó y corrió entre las espigas doradas de los amaneceres escapados.
La tierra emponzoñada del caos es yerma, como la sal, sin auroras. Y mira lo que pasa ¿ ves ?, ya no
El agua no existe, ya no existe, enfermedades y armas
tienes brazos ni puños que levantar al cielo, porque el
químicas secaron los pozos del tiempo. La saliva
cielo es una berruntada ciénaga espantosa, gelatina
de tu boca, masa pegajosa que te fue agrietando las
de grises pestilentes sin dioses a quienes alzarles la
mandíbulas y así, las yagas crearon su reino de muerte,
voz y suplicarles, y rezarles por una sola molécula de
acallando la desesperación y enmudeciendo cualquier
esperanza. Todo, una estirada pesadilla infinita. Mira el
sonido de una sola palabra antigua.
ruido y los gritos de la podredumbre y la ceguera que creció de ti. La playa de terrores se despachó a su
Todos estamos muertos. Los cerebros evaporaron el
antojo y se tragó sus propias olas. Y sólo el mar, ya seco
líquido fresco y limpio de las conciencias y se arrimaron
y ya cansado, quemó los ojos de metal sin brillo de los
a la desidia y se vistieron con ellas.
peces muertos arañados de petróleo y de avaricia. Todo un océano de cemento de orilla a orilla, desatándose en
Anda, mira lo que está pasando, malos profetas de
este territorio de la memoria, adentrado en el blanco y
presentes y futuros. ¿ A qué cementerio de margaritas
negro de los días.
nos confinaron las ideas y los presagios ? ¿ En qué nichos de cal enterramos la poca fe ? Mírate la palma
de las manos, crueles herramientas de matanzas y
el
tormentos que ya no huelen a flores, ni a pan recién
espumen tu frente las larvas y siembren toda la piel
hecho, ni a tierra húmeda.
chorreada de gusanos sin mariposa alguna, sin luz,
desprecio. Cúbrete de laureles putrefactos y que
sin color, ¡ hasta tu boca ! Hasta el hueco de cualquier De un hilo de tu sangre se descuelga una lágrima barata
cabeza, hasta llenar los cráneos ausentes de poesía.
encharcando un papel sin voces. Gota a gota, el término piedad y misericordia cayeron en los desiertos de la
¡ Ojo por ojo ! ¡ Ojo por ojo la humanidad de las cuencas
ignorancia y tú, ahora, en la propia planicie de tu soledad,
vacías, de los cráneos vacíos, de las vidas vacías ! Ya no
te estiras y bostezas el vómito de la muerte. Mientras,
oímos las campanas al final del camino, hemos calcinado
un corazón de óxidos y ácidos, mantiene el pulso de la
el tiempo, erosionamos las nubes a perdigones. Ahora
decrepitud y anda buscando huellas endebles de pasos,
la soledad campea a sus anchas, dueña y señora de la
de pies sobre la orilla de una respiración de hormigón
demolición y el pánico.
y granito. Sólo los aullidos de las fieras enloquecidas que brotan del asfalto y del cemento descuartizaron el
“ Entra ahora, o después o mañana. Entra en el presente
paisaje que, dicen, tiene el alma. La miseria se cobijó
incierto de las cosas posibles, dentro de la enredadera
en los años, se hizo vieja y enferma, pudriendo el
de las limitaciones del tiempo, en un segundo del
horizonte de los días vencidos. Alimañas mecánicas del
instante ”.
progreso, destrucción demoledora del sentido. ¿ A qué paz aspiraban ir los muertos ? ¿ En que formas siniestras
La luz de un cielo plácido de nubes sinuosas, armónicas,
se tornaron las voces ?
tranquilas, un ramaje de estructuras rítmicas, ligeras, gráciles que enmarca el silencio y la tranquilidad. El
Mira lo que está pasando. Aráñate los ojos. Cállate,
telón de los sueños posibles.
necio, necio… Muerde las palabras, arráncate la piel a tiras para cubrirte de gloria y de galardones rumbrientos
Hoy es siempre, ahora, todavía.
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TERESA SERVÁN [SIN TíTULO] Cada noche, la joven sueña que una caracola la arrulla contándole historias del mar. Por el día, la piedra inventa cuentos oceánicos, plagados de criaturas y sal, que luego susurra al mar para que los convierta en sueños.
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alicia llarena [SIN TíTULO] El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Y el que a veces camina con una piedra en el zapato. Y el que comulga con piedras de molino. Un día junté todas las piedras de mi vida : algunas en las que tropecé más de una vez, las que me hicieron daño en el zapato, o aquellas que comí como si fueran el alimento de la fe. Y construí con ellas una roca que hoy vive a las puertas del océano. El agua la humedece, la sal la purifica, cada ola acrecienta su firme resistencia, y la intemperie y la noche la hacen más y más fuerte.
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Cristina R. Court TE VAS ALFONSINA Se trata de la cuadratura del círculo.
Y también una amenaza.
Una inquietante y ensimismada arquitectura
para asirla en pozos, acueductos, termas
en un emplazamiento
y convertirla en demiurgo del alma del mundo
donde se percibe una hermosa esquina del mundo.
con sus náyades y dragones,
Donde se concita la curvatura
Diluvios, tsunamis, inundaciones, rumor feroz
de un orbe líquido y colosal.
de vocación anfibia y mortal.
Una metáfora humilde de la civilización actual,
Pero no es el caso.
A pesar de la destreza técnica
el agua fluye colérica, brutal.
resultado del dominio de este fluido inasible, sus conflictos y disputas titánicas.
Estamos ante el último artificio dócil de la vuelta al líquido amniótico y primordial.
Ahí está, el agua, que en toda cosmología
Un agua mansa que acaso reclama una pregunta,
se propone femenina, dulce, mecedora,
cuándo concluye la edad de la melancolía.
el agua como un destino. Ofelia y Caronte la resolvieron en su viaje definitivo. Estamos pues, ante una dispensa, una balsámica delicadeza previa al naufragio de todas las Alfonsinas nuestras.
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ALEXIS RAVELO ÚLTIMA MIRADA y ahora aquí, frente a esta sed, esta soledad, esta
el último sobre la tierra : como un personaje de aquellas
ausencia, caigo en la tentación de preguntarme cómo
ficciones apocalípticas : el último : como la amante de
empezó todo : quizá cuando el hombre comenzó a imitar
wittgenstein : como hamm y clov : como la mujer de aquel
a dios o acaso mucho antes, en el momento en que un
cuento de brown : pero, también eso, qué importa
primate usó por primera vez una piedra para abrir un
sin
coco : pero qué más da la respuesta y qué más da la
persistencia, en sobrevivir, quizá sólo para practicar
pregunta : no es que no me interese saberlo, sino que da
ese antiguo rito de la mirada (los animales sólo veían;
exactamente igual cualquier pregunta : absolutamente
nosotros mirábamos) en lugar de tomar la lógica opción
todo da igual, incluso que este paisaje esté ahora mismo
de la autoextinción, la senda del autoexterminio tomado
siendo observado por mí : da igual mi mirada : mi mirada
por la especie entera
y yo holgamos en este paisaje
embargo,
estoy
aquí,
empeñándome
en
la
acortar esta agonía que, en todo caso, tampoco será
ahora todo es pasado : todo muerte : todo erial : ni
más prolongada que el tiempo que mi cuerpo tarde en
siquiera los gusanos : ni siquiera las cucarachas,
metabolizar ese último trago de agua que acabo de
contradiciendo a la creencia : sólo yo : pero, de qué sirve :
beber acaso lo hago sólo por eso : por seguir mirando :
para qué es necesario que exista ni tan siquiera esta
para que alguien pueda seguir mirando esta geografía
única, última constatación de ese absurdo que es (ya
y convirtiéndola en paisaje : paisaje de devastación : de
casi era) el hombre : su teología, su filosofía, su ciencia,
desolación : el paisaje arrasado de lo que ya no está : de
su técnica, su antropología, su sociología, su filosofía,
lo que ya no es : de lo que fue : la justísima desaparición
todas aquellas supuestas verdades inamovibles, de qué
de esa anécdota : esa estúpida broma de la Naturaleza
han servido : de qué la poesía : de qué la historia : de qué
que fue el hombre.
las ideologías : de qué el amor y los odios : de qué las artes : de qué las palabras
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Santiago gil chocolate Soy lo que me queda de su última mirada. Llevaba casi
para siempre. Yo les creía y me veía a salvo. Pero
doce años viviendo en su casa. Me recogió en la calle.
nunca se quedaban después del anochecer, y ya al día
Apenas recuerdo nada antes de que él me acogiera.
siguiente no volvían a aparecer. Igual era que yo me
Sí me acuerdo vagamente del día que me trajo a su
movía de calle. Todas las calles me parecían siempre
casa. Estaba desorientado en medio de una calle llena
la misma calle, sobre todo por el día, cuando la gente
de tiendas y de coches. Mi madre llevaba varios días
y los coches amenazaban con arrollarte todo el tiempo.
sin aparecer. Ví morir a tres de mis hermanos, también
Él me recogió cuando unos guardias municipales me
negros con manchas blancas como yo. Una señora
tenían acorralado para llevarme a la perrera. Yo lo había
mayor nos acercaba un plato con leche y galletas todas
mirado a los ojos pidiéndole que me salvara porque
las noches, pero desde que no estaba mi madre el plato
estaba seguro de que no me esperaba nada bueno si
se lo zampaban unos gatos enormes que nos sacaban
lograban meterme en la jaula. De eso hace casi doce
los dientes cuando intentábamos acercarnos. Desde que
años, lo que para nosotros los perros se entiende que
murieron mis hermanos, me moví hacia donde veía que
es toda una vida.
caminaba la gente. Había personas que me miraban con cara de pena y noté cómo más de uno estuvo a punto
Él vivía solo en un gran apartamento en la zona de Las
de pararse. También había algunos que te espantaban o
Canteras. Se le acababa de morir su perro y por lo visto
que hacían como que te iban a dar una patada. Los que
mi mirada le recordó a la de Faycán, que es de quien
parecía que se iban a parar se lo pensaban dos veces
heredé la correa y los cuencos para el agua y la comida.
y al final seguían adelante mirando su reloj o llamando
La primera noche me dijo que él era feo y neurótico,
desde el teléfono móvil. Era un chucho callejero, pero
y que sabía que nunca iba a poder vivir con nadie.
no dejaba de tener el encanto que tienen todos los
Faycán le había dado todo el cariño, la complicidad y
cachorros. Las niñas sí me estrujaban y se empeñaban
la compañía que necesitaba, y me decía que esperaba
en tratarme como si fuera una muñeca. También me
que yo le diera lo mismo. Apenas entendía sus palabras.
traían galletas y pan, y me juraban que me iban a cuidar
Me costó muchos meses de televisión, canciones y
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soliloquios entender el idioma en el que pienso ahora
música. Yo ahora echo de menos su música tanto como
dentro de esta jaula. Fuimos muy felices. Cada día, al
su voz. Levanto las orejas a ver si me llega la música
amanecer, sobre todo cuando estaba la marea vacía, me
de Bach o de Mozart que tanto me gustaba escuchar
sacaba a caminar y a jugar por la playa de Las Canteras.
echado en la alfombra o mirando desde la terraza al cielo
Siempre estaba enviando cartas al ayuntamiento y a los
azul, cuando el cielo era casi siempre azul y luminoso. A
periódicos para que por lo menos nos dejaran pasear
Esteban también le encantaba ponerse a mirar el cielo
por el paseo de la avenida. Ni siquiera con correa y
durante horas. Me contaba historias inventadas o me
bozal nos dejan asomarnos a la costa, aunque ya
leía poemas. A veces lloraba, pero decía que no estaba
digo que él siempre buscaba las horas de la noche o
solo teniéndome a mí a su lado. Me miraba a los ojos
las primeras del día para que yo pudiera disfrutar del
y me pedía que no lo dejara nunca. Yo lo recibía entre
mar. Fui muy feliz todo el tiempo que viví con él. Incluso
saltos. Ahora, aun asumiendo que no lo volveré a ver,
estaba bien en la guardería cuando él se iba dos o tres
trato de buscarlo husmeando siempre el horizonte. Me
semanas de vacaciones cada año. La primera vez me
hago daño pegando mi hocico a la valla para ver si soy
asusté y pensé que me quería abandonar, pero cuando
capaz de reconocer algún rastro suyo. No quiero pensar
comprobé que vino a buscarme ya me quedé tranquilo
que los olores que uno deja en la tierra se van para
las otras veces. Justamente era ahí donde él quería que
siempre. Algo quedará. Yo soy capaz de atisbar algunos
me llevaran si alguna vez le pasaba algo. Se lo tenía
de vez en cuando, o igual son los recuerdos los que me
dicho a sus sobrinos y a sus amigos más cercanos, e
engañan, no lo sé.
incluso lo había repetido delante de mí más de una vez, sobre todo a sus sobrinos, que venían cada dos por tres
Sus sobrinos incumplieron su deseo. Llegaron después
a pedirle dinero y favores.
del entierro medio borrachos y me metieron en el maletero oscuro de un coche. Iban cantando y diciendo
Mi dueño se llamaba Esteban y era abogado; por lo visto
que ya no tendrían que dar un palo al agua en toda
uno de los mejores abogados de la isla. Era manco del
su vida. Yo temblaba y gemía. Echaba de menos a
brazo izquierdo, medio bizco y bastante más bajo que el
Esteban y todavía soñaba que vendría a rescatarme
resto de los hombres que nos tropezábamos por la calle.
como aquella vez cuando casi me cogen los policías
Estaba todo el día leyendo libros, viendo películas en otro
municipales. No hubo milagro. Me sacaron del coche de
idioma que tampoco conocía al principio y escuchando
noche y me tiraron por encima de la valla del albergue
de perros abandonados de Bañaderos. Desde que caí
mismo. Me da igual ser un sueño o ser real. Los sobrinos
apenas puedo moverme. Me dejaron dolorido y muerto
de Esteban eran reales. Unos tipos así no se sueñan, y
de miedo. Hasta entonces yo confiaba ciegamente en
si se sueñan uno se despierta cuanto antes para poder
la bondad de los humanos. Ahora no es que desconfíe.
seguir sobreviviendo. Nos han puesto carne. Es de lata y
No tengo ni tiempo para pensar en esas cosas. Estoy
está asquerosa, pero es todo un detalle. En medio se ven
desolado, triste y sin ganas de hacer nada. Un perro
pequeñas pastillas que me imagino que serán para que
tan mayor, baldado y sin pedigrí ya no tiene ninguna
nos vayamos quedando medio traspuestos. No estoy
posibilidad de supervivencia. Me consuela la felicidad de
para dudar de nada, ni para rebelarme. Me lo comeré
todos estos años, y sobre todo el recuerdo de Esteban.
todo y dejaré que hagan su trabajo. Sólo me importa
Los veterinarios intentan tratarme con ternura, pero
oler el recuerdo de Esteban, y también levanto las orejas
somos muchos para que nos hagan caso a todos. Por
todo lo que puedo para ver si reconozco su voz perdida
lo menos no me insultan ni me tratan como los sobrinos.
entre los ecos que se quedan para siempre sonando en
Todos nosotros sabemos que éstas son las jaulas de los
el planeta. Me dejo llevar. En el fondo he sido un perro
perros que van a ser sacrificados. Somos más de veinte
con suerte. No quiero pensar en la vida que han llevado
los que hoy pasaremos a mejor vida. Yo sólo espero que
algunos de los que están aquí conmigo. Las pastillas
no me duela. Ellos creen que no nos enteramos de nada.
apenas me dejan pensar. Estoy bien, relajado, fuera de
No saben que somos capaces de oler la muerte, la nuestra
la jaula. Hay una gran luz blanca que me ciega y que casi
y la de aquéllos que pasaron por aquí antes que nosotros.
no me deja ver nada. Sólo veo la aguja de una jeringuilla
O igual esto no es más que un sueño. Es mentira que los
como las que veía cada año cuando íbamos al veterinario
perros no soñemos. Yo lo hago, y además me acuerdo
a que me pusieran las vacunas. Entonces siempre me
de todo lo que veo mientras duermo. Esteban decía eso,
daban un poco de chocolate al salir. Por eso la muerte
que la vida a lo mejor no es más que algo que alguien va
me está sabiendo a chocolate. Es todo lo que puedo
soñando, y que al despertar ese soñador él ya no sería
contarles. Sólo confío en que Esteban esté al otro lado
tan feo ni yo un chucho sin pedigrí y sin futuro. A veces
cuando despierte. Lo más probable es que, de una forma
bebía y terminaba llorando y escuchando tangos hasta el
o de otra, volvamos a terminar encontrándonos en algún
amanecer. Entonces recuerdo que siempre decía que si
otro sueño. Mis papilas gustativas recuerdan la variedad
éramos como éramos sería por algo, y que justamente por
de sabores de todos los chocolates que probé mientras
eso habíamos coincidido. Yo no sé qué sería mejor ahora
estuve vivo y fui feliz. La muerte está siendo dulce.
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Judith bosch molina FRENTE A LOS BARROTES Y BAJO LA MÁSCARA... ¿ Qué somos ? ¿ Somos lo que pensamos ? ¿ Somos lo que recordamos ? ¿ Somos aquello que recordamos ? Lo que nos dicen, lo que no nos dicen, lo que nos prometen, lo que vemos, lo que intuimos, lo que imaginamos, lo que desearíamos ver, lo que nos esconden, nuestro sufrimiento, o el sufrimiento ajeno, el sufrimiento que, siendo nuestro, nos deja indiferentes, el sufrimiento que no padecemos, pero que nos duele, el sufrimiento que inventamos, el que ignoramos, el que magnificamos, lo que olemos, tocamos y escuchamos, lo que percibimos, lo que desearíamos percibir, lo que nadie percibe, sino nosotros, lo que perciben otros de nosotros, lo que no percibimos de nosotros mismos, lo que percibimos mejor en el otro, lo que no está pero creemos percibir, lo que está y no percibimos, lo que terminó, lo que empieza, lo que dura, el presente efímero, o el presente eterno, el presente que ignoramos inmersos en conjeturas futuras, el pasado, el pasado latente, el pasado oscuro, el pasado enfriado, el pasado caliente, el pasado inventado, el olvido, el olvido que es eterno acompañante, el olvido silencioso, el olvido que no es olvido, el misterio... o no... Las respuestas que buscamos cuando no nos gusta lo que somos. ... REFLEXIONES. Lo malo que tienen las máscaras es que los propios ojos son los únicos que no forman parte del engaño.
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Julia otxoa el viaje de cristal Nos encontramos en la ciudad de Bamako, dos jóvenes
De este modo, fábula tras fábula el piloto acaba por ver
negros viajan en motocicleta junto a al río Níger. Mientras
otra ciudad diferente a la que se extiende ante sus ojos,
el primero conduce el segundo sostiene un cristal
una ciudad sin anclajes de usureros y comerciantes
ahumado de gran tamaño que sobrepasa la cabeza de
que levita libre sobre el río, dibujada por leyendas en la
ambos. Durante el viaje el joven tras el cristal fabula
que conviven equilibristas, poetas, mujeres de cristal y
historias que hacen sonreir al piloto, como la de aquel
pájaros que se transforman con la luz dulce del atardecer
orgulloso rey de Tombuctú que perdió su sombra y tras
en perfumadas flores sobre las nevadas cabezas de los
largo tiempo de buscarla en vano, se tuvo que conformar
ancianos…
con la de una humilde pulga que se la ofreció a precio de saldo, porque ni siquiera él, que era el rey podía ejercer
Dicen algunos que al anochecer los dos viajeros se
su autoridad sin una sombra que le amparase.
convierten en uno solo que viaja reflejado en la luna. Lo
Pasando a la posteridad muy a su pesar como el rey
cierto es que Rafael Hierro tuvo la suerte de encontrarlos
pulga que perdió su sombra.
una mañana junto al río y los trajo hasta nosotros como huella de un sueño que no acaba.
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Teresa iturriaga osa el mandala de malick «… Ahora se daba cuenta de que
coincidieron en una exposición sobre África, organizada
en los momentos más altos del deseo
por el Museo Guggenheim Bilbao. Por eso, la voz de
no había sabido meter la cabeza en la cresta de la ola
Julio en el móvil llenó en un instante el hueco de edredón
y pasar a través del fragor fabuloso de la sangre. » (Cortázar, Rayuela, 92)
que había dejado su silencio. - ¡ Lara, Lara ! ¡ Estoy en París ! Acabo de llegar de Bamako, ¿ te ha llegado mi carta ? Te envié unas fotos
Retumbaba «Entre dos aguas» por el cielo de la Playa de las Canteras mientras Lara leía al sol, aislada del bullicio playero con sus auriculares, añorando la intensidad. Esa intensidad se llamaba Julio. Cada vez se distanciaban más. Se suponía que eran amantes, no de forma clandestina, porque no estaban casados, pero algo no acababa de encenderse… Quizá el problema estaba ahí, en que nada les estaba prohibido y esa certeza vital les restaba fuerzas para amarse. Él viajaba constantemente por el mundo disparando su cámara fotográfica como reportero de Le Monde Diplomatique y no tenía ni un minuto para respirar, su sosiego se cotizaba muy alto. Sin saldo, sin cobertura, sin domicilio fijo, sin noticias de su paradero (no habían mediado palabra en tres meses), la ausencia había construido entre ellos una extraña relación. No se veían desde octubre, cuando
de la gente en la calle, en el campo… No he parado… ¡ Ha sido genial ! ¿ Y qué tal ?, ¿ qué tal tú por ahí ? - Bien, bien… acabo de cogerla del buzón y aún no la he abierto, estoy en la playa. - ¡ Niña, qué bien vives ! ¡ Qué envidia ! Bueno, dime… ¿ qué estás escribiendo ? - No he dejado de escribir como una posesa desde que llegué de Marruecos hace dos semanas. Me invitaron a un seminario sobre mujeres creativas en la Universidad de Kenitra. Ha sido un viaje muy interesante, un poco surrealista, pero único. Una tarde en Rabat, mi amiga Leila me llevó a una terraza increíble sobre el mar… - Ya veo que aún no has aterrizado… cuéntame más… - Se llama Le Café Maure, una pasada. Al atardecer, entramos por La Kasbah des Oudayas y bajamos por sus calles de color blanco y azul, llenas de geranios, fuentes, tinajas, mucha influencia andaluza. Descubrí
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una casa en frente del café, medio dormida entre las
nada cuando escribo, es que lo vivo así, así y así.
hiedras, fuera del tiempo… me entraron unas ganas
- Eso es verdad, deberías llamarte Clara, como la musa
locas de comprarla…
del maestro.
- Bueno, eso es muy fácil, vende tu casa de la playa y
- Sí, claro… pero la diferencia es que nadie ha plantado
múdate allí… Querer es poder.
un hueso de durazno en mi nombre ni se ha quedado a
- No lo entiendes, no es un capricho. Te he dicho mil
fotografiar ningún árbol en mi jardín…
veces que hay sitios así por todo el planeta, me da igual
- No me jodas… ¿ Por qué siempre tiras a matar ? Sabes
el nombre del santo o de la santa, el cartel religioso, el
que lo que me pides es imposible. Imposible.
idioma o el silencio que recen en él. Existen.
- Lo sé, por eso no me llamo Clara, sino Lara. Y tampoco
- Sigues como siempre… una mística incurable.
tú te pareces a Rulfo, ya me gustaría… Pero lo nuestro…
- Bueno, allá tú… si te resistes a la evidencia… pero
En fin, Julio, ya no me lo tomo a mal… es lo que hay.
yo percibo cada vez más esa fuerza telúrica. Y, desde
- No, entiéndeme, ya te lo dije la última vez… no es
luego, no a través de la razón. Con la cabeza nunca se
eso… Soy un trotamundos a la fuerza, por mi trabajo…
llega hasta el final. Y te digo más : si yo tuviera mucho
Dime… ¿ Qué quieres que haga ? No… no… Oye… me
dinero, con manos de zahorí, péndulo en mano, iría
estoy quedando sin batería… te llamo esta noche…
comprando atalayas derruidas por aquí y por allá, una
Oye… Lara… Lara…
en el Adriático, otra en Sicilia, otra en Estambul, otra en
...
Mallorca… y hasta en el mismísimo Tíbet tendría una estancia especial.
Ella daba clase en la Facultad de Humanidades de
- Un poco complicado lo del Tíbet, ¿ no crees ?
la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, su
- Sería la excusa perfecta para ir y venir, hay que abrir las
asignatura era la traducción especializada literaria. Le
ventanas para ahuyentar las humedades del invierno...
entusiasmaba la antropología, el estudio de las religiones,
- Te lo estoy diciendo de coña…
la simbología, la hermenéutica. Últimamente, se sentía
no te enfades
conmigo… que te veo venir…
atraída por el budismo, llevaba un tiempo imbuida en
- Sé lo que piensas de mí… que estoy loca de remate…
el ambiente esotérico de las doctrinas de los maestros
pero yo paso de todo lo que me digas. Una vibración me
orientales y todo aquello le parecía muy interesante
lleva y me trae. Olas, olas, olas… Por eso, no invento
para centrar su vida, darle un sentido o, al menos,
una justificación. Semana tras semana, en la Librería
sus movimientos, contrastaban con el vocerío de una
Tao, muy cerca del Teatro Cuyás, Lara iba comprando
pandilla de adolescentes malcriados que saltaban
sus libros como una coleccionista de extrañezas. Se
sobre las toallas de la gente, tirándose bolas de arena y
estaba haciendo una budista radical, dejándose llevar
escupiendo su desorden sobre la orilla.
por el sonido misterioso de aquellos títulos : El Camino Medio, Las Cuatro Nobles Verdades y El Noble Sendero
Lara recordó a tantos y tantos muchachos como él,
Óctuple. El discurso iniciático le parecía (¿ cómo
los había visto en las estaciones, en los metros, en los
decirlo ?) alucinante, grandilocuente, acojonante. Tan
bancos de los parques de todas las ciudades europeas,
altas eran las palabras que ella no comprendía nada,
Las Palmas, Lisboa, Barcelona, Madrid, París… Los “ sin
pero en medio de la certeza de su pérdida, vivía.
papeles ”, inmigrantes de las antiguas colonias hacinados en los barrios periféricos, excluidos de las elites
Esa mañana en la playa, tenía el corazón encogido por
occidentales, llorando su fantasía del paraíso blanco.
la charla con Julio y estaba muy inquieta. Desde muy
Pobres y osados concursantes, los nuevos esclavos
temprano, había colocado su toalla cerca de la orilla y leía
de este siglo, estafados por un sinfín de ilusionistas
sin mucho interés el primer sermón de Buda : El primer
al bajarse del cayuco. Amores rotos a pedazos por la
giro de la rueda del Dharma. Imposible concentrarse.
pobreza y la distancia en medio del carnaval de muecas
Observó a los trabajadores de la limpieza de la playa.
de los traficantes de sueños.
Recogían algas con un rastrillo. Le llegaba un fuerte olor a seba, el aire sabía a marisco, casi podía masticarse.
Era difícil sobrevivir a ambos lados de la orilla, pero
Lara aspiró profundamente. Al rato, se percató de la
quedarse en el país era mucho peor. Por eso, Julio había
presencia de un joven subsahariano que ayudaba a
ido a Bamako, le habían encargado un reportaje sobre los
un operario poco ágil en la faena de agacharse. El
niños de la calle. Según los informes de las autoridades
ángel negro iba reuniendo festones de algas con la
malienses, a principios de año, había más de 5.000
soltura de un bailarín en plena coreografía. Pasaba
mendigos buscándose la vida a la intemperie. Algunos
la gente, pasaban las olas, pasaba la vida, mientras
llegaban a robar las monedas que la gente dejaba en
Lara escudriñaba al extraño. Su imponente figura de
los cementerios. Toda esa gente había ido llegando del
ébano, su presencia serena, la armonía y el ritmo de
campo a Bamako en busca de un trabajo inexistente.
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Otros se convertían en talibés, dejándose enredar por
de mosquitos detrás de una nube que perseguían como
las palabras de un marabout, un supuesto maestro de
locas y ella, sin dudarlo, se unió al grupo para calmar
enseñanzas coránicas que les comía el coco hasta más
su tos. Allá, desde lo alto, Lara miró al joven mariscador
no poder y, luego, salían a mendigar por voluntad divina,
de seba y descargó su soledad en las palmas abiertas
como mandaba la tradición.
de sus ojos, vertió en su bandeja el moho de sus siglos de andadura. Después, bajó de la nube y se lanzó en
Lara se giró hacia el mar, buscando la mirada del
picado hacia el mar.]
joven agachado en la orilla para regalarle una sonrisa,
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agradecida por su generosidad. Pero, entonces, sintió
Y allí seguía Malick, encuadrado en su gran rueda como
que él le devolvía el aprecio clavándole los ojos de una
en un marco circular. Él le servía de excusa para disimular
forma muy intensa y ella, automáticamente, cerró el
su nerviosismo, mientras el desconocido seguía
libro. La verdad es que no esperaba una respuesta tan
taladrándola con la mirada. Ella, por su parte, hacía
directa… No sabía cómo reaccionar. Buscó las fotos de
que leía sin entender nada de las enseñanzas del Buda.
Julio en el bolso, estaba tan nerviosa que rompió el sobre
Al primer giro de la rueda, ya se había perdido por los
y se puso a removerlas como una baraja de cartas. Una
senderos del mandala. Lara continuó observando la foto
de ellas se le cayó fuera de la toalla. Después de limpiar
y, como las cuentas de un rosario, empezó a descifrar el
el pringue de la arena, la observó. En ella podía verse
laberinto mientras imaginaba a Malick limpiando las
a un adolescente africano, casi un niño, trabajando en
ruedas gastadas con agua y jabón. Aquella imagen
un taller mecánico al aire libre, rodeado de neumáticos
fotográfica venía a rescatar su mundo sumergido en el
y maquinaria de segunda mano. Su rostro era el rostro
caos. Tuvo un flash, una revelación. Las cubiertas de
de África, pero se distinguía del resto porque Julio había
segunda mano, lavadas con esfuerzo, se le mostraron
escrito su nombre al dorso : Malick.
como sus cuerpos sucesivos. El ahora sólo se baña en el poder migratorio del ahora. Puro Karma. Un segundo de
[De repente, una bandada de golondrinas sobrevoló el
observación, dos segundos de compasión, y después,
cielo a una velocidad de vértigo. La llamaron a gritos por
el equilibrio circular, el presente reunido, todo estaba
su verdadero nombre : “ ¡ Girondelle ! ¡ Girondelle ! ”… La
allí, mordiéndose su propia cola.
invitaron a que se fuera con ellas a darse una panzada
Como en la ceremonia del té, Lara empezó a escribir
Escucha…
en su cuaderno. Estuvo más de diez minutos en trance.
Alimentándome de mi deseo, vivo, aunque mis budas
Después, marcó el número de Julio y leyó de un tirón
me castiguen sin la inmortalidad. No me importa. Me
todo lo que había escrito en el papel, lo dejó registrado
río del Dios Aburrimiento. Aire. Sobre las olas, yo me
en su buzón de voz (sabía perfectamente que su móvil
levantaré ante todos ellos y caminaré sinuosa sobre sus
se había quedado sin batería).
vacíos hasta las orillas de arena negra, algún día de la
Sólo
camina
la
proa
hacia
delante.
eternidad. Y cuando desaparezca el olor del continente, - Julio… es tiempo ya de que te diga algo : que he
ya sólo me quedará horizonte, ninguna línea del tiempo
olvidado hasta el segundo en que te pronuncié en
que quiera vengarse de mí con una carta de amor.
Breton. Escúchame, ahora, cuando las velas de este
Anda, vuela, vuela de aquí, polizón del ayer, pasajero
barco se disponen a surcar los mares del deseo. Ya no
maldito de este barco del olvido que no te llevará a
te llevaré en mi nostalgia, porque ya no me queda nada
ninguna parte. Estoy a gusto con mis olas de impetuoso
de ella. Ya eres presente en el carcaj del tiempo. Sólo
mar brillante. Soy una sirena en este velero sin patrón
veo horizontes de sal desde mi orilla navía. El tiempo
ni marineros, donde mi cuerpo frota el aire y se sube
se ha convertido en una flecha donde las preguntas me
al lomo de un sol que me quema esta piel enrojecida,
sostienen en el mástil.
ya pronto será traje de corsario. Mutante como soy,
Enigma, mira, puedo verte en cada gota de este mar que
tendrás que perdonarme también mis soledades. Quizá
no sé dónde… termina…
llegue a algún puerto o cuerpo de musgo verde y amable
…
acogida, buscándote. Repondré allí mis fuerzas, entre
…
los brazos de algún joven extraño que tenga tus mismos
[pero ahí ahí están mira cómo saltan delfines blancos
ojos de esperanza y, cuando cabalgue los días en su
alados me surcan la cara llena de espuma algas y flores
piel negra, volveré a recordarte lejos del barco, a través
de la tierra me llueven del pico de las gaviotas muchas
de sus palabras disfrazadas de ternura. El aroma de la
muchas tótem sagrado de nuestro acantilado me chillan
seba me seduce... huyo… y me azota con su arrogante
lo que estaba escrito antes del amor antes de la huida
frescura… mira… mira cómo perfuma mi costra de sal.
del refugio de los partos y de los sueños.] ...
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Manuel Díaz Martínez Las PIRÁMIDES Contra el tiempo, el caos y el azar, contra la duda y la rutina, contra el horizonte de los vastos arenales de Gizeh, los faraones de la IV Dinastía Keops, Kefrén y Micerino ordenaron que se alzaran las Pirámides, los monumentos absolutos de su gloria. Entonces el labriego fue obligado a abandonar sus tierras y el pastor fue obligado a abandonar sus cabras y fueron, en Gizeh, carpinteros y albañiles, bestias de tiro cubiertas de sudor. Y del desierto se elevó la piedra como la eternidad desde el fondo de la Historia. El cabrero no vio más sus cabras ni el labriego pisó más sus tierras. El nombre de ellos es plural como lo es el polvo. Pero Keops, Kefrén y Micerino, que tenían voz para mandar, sueños de grandeza y manos para el ocio, atestaron con sus nombres la IV Dinastía.
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maria jesús alvarado estos pies Sentado aquí, a bordo de un deseo que huele a madera
… Ahora, por primera vez los siento dudar; sé que
mojada y silencio, miro estos pies desnudos y, no sé por
se han planteado desobedecerme, pero son leales
qué razón, pienso en ellos, en lo que han sido para mí.
y permanecen firmes ante mi propósito aunque no lo entiendan, aferrados al fondo sólido de la embarcación,
Nunca se me había ocurrido pensarlo, pero ahora, aquí,
cubiertos de agua, asustados, arrugados, fríos, …y
con el agua en los tobillos, amenazando mi pasado y mi
sintiéndose un poco más viejos, como yo, que ahora
futuro, pienso en muchas cosas extrañas : En el color
temo caer al mar y no saber qué hacer… ¡ Oh, Dios, el
gris de la incertidumbre, en el sabor de las tardes de
mar ! En tierra soy valiente. Pero el mar es otra cosa ; no
mi aldea, en la voz de mi madre muerta hace tantos
tiene caminos el mar, no hay huellas que seguir, ni rastro
años… y en mis pies, estos pies desnudos, asustados,
que me guíe…
arrugados y fríos, que ahora tienen tanto miedo… No tengo nada. Sólo mis sueños, y estos pies. … Sobre ellos, el peso de mis sueños ; debajo, siempre la
Si caigo al mar ¿ cómo sabrán ellos hacia dónde ir si no
tierra. La hermosa tierra de mis antepasados – primeros
encuentran tierra que pisar ?
años repletos de esperanza –; la dura tierra – sangre y sudor de sol a sol –; desgarrada tierra – caminos de dolor y soledad –… La tierra, siempre la tierra. Y estos pies sobre ella, atados al camino. Atándome al camino. Estos pies que saben todo de mí, porque han estado ahí siempre, en silencio, fieles, pegados a la tierra y justo por debajo de mis sueños…
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roberto garcía de mesa le miran Todos le miran. Le miran. Le miran desde las ventana. Le miran desde los coches al pasar. Le miran desde la plaza. Le miran. Le miran todos. ¿ Por qué le miran a usted si es a mí al que miran ?
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josé callejas relevo Lo dijo pausadamente. Es tu decisión y tengo que
Afuera aguardaba Rosa, un proyecto de nueva vida al
aceptarla. Por primera vez en su vida Tomás había sido
volante de una furgoneta blanca. Dos vidas con sus
capaz de escuchar su voz mientras hablaba.
enseres dentro de un vehículo de alquiler con las letras rojas de la compañía : AVIS. Mientras los contemplaba
Se levantó apoyando una mano en la mesa y se acercó
desde la ventana,
a la silla de su hijo. Santiago que permanecía rígido,
lagrimas incipientes con una sonrisa.
movió con dificultad los músculos imprescindibles para
que cuando levantáis el vuelo no volvéis nunca más
levantar la barbilla y no perder el tirante contacto de
al nido.
Tomás aderezó la acidez de las Aves jóvenes,
las miradas. A la mañana siguiente, sin desayunar siquiera preparó A menos de un metro, Tomás se detuvo y como si
la plomada, la alcotana y una paleta, hizo un poco de
traspasara la voz a sus grandes manos abiertas :
masa con cemento y tierra y se dispuso a recolocar la
- Si crees que no necesitas nada de mí ni de esta casa,
vieja veleta junto al tiro de la chimenea. La veleta de los
adelante, pero déjame al menos que te entregue algo.
Trueba que había coronado cinco casas, como cinco
El joven negó con la cabeza, trató de incorporarse y
reencarnaciones no seguiría ya su destino. La ofrenda
de romper aquel cerco de paternidad desconocido para
de la despedida fue rechazada por Santiago sin saberlo
ambos. Prefirió no forzar las cosas y habló reclinándose
siquiera.
levemente en el respaldo. - Ya te he dicho que no necesitamos nada, que vamos
Tomás comenzó a subir los peldaños de la destartalada
a arreglarnos bien.
escalera de mano, de repente sintió un ligero mareo, bajo
- Pero hijo…
lentamente hasta el suelo, se sentó junto a la escalera y
- Nos tenemos que ir, por favor papá. Se levantó y le
lloró con las manos agarradas a los dos extremos de la
dejó un beso en la mejilla sin detener el paso.
flecha de los vientos.
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Eduvigis Hernández Cabrera Desde la madriguera Aquí, oculto, entre las sombras. Aquí agachado, mirando hacia la calle, con la respiración acelerada tras la carrera. Con la humedad y el olor a orines viejos, con el rugido y el temblor que marcan los autos al pasar, allá, encima de mi cabeza. Aquí en la guarida, con el suelo aún de tierra, al igual que la calle que veo, de tierra y con aspecto sucio no sé por qué ya que no hay basura tirada ahí. Antes sí la había y aunque ahora no esté todo es igual de triste. Aquí estaba nuestro refugio, el sombrío mirador que nos permitía creernos distintos. Fumar, inscribir cada nombre en la pared, jugar a esconderse de otras miradas, la inútil evasión de la casa cerrada. Luego, más tarde, cuando la salvación era la noche, otros hábitos, otros usos de piel y sudor vinieron a ocupar el mismo espacio. Este lugar, el precario pozo del deseo y de la frustración.
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Alguien trajo el spray, nos creímos artistas. El muro seco destiló imágenes. Menos gris, más color, idéntica tristeza. Entonces, cuatro casuchas mal levantadas. El campo, allá, y más cerca también. No éramos campesinos, sin embargo. ¿ Qué éramos, pues, qué hacíamos aquí ? Lejos del centro y en cambio en la ciudad. Extrarradio, suburbio, margen, algo así nos llamábamos. Surgieron retratos, lemas. El parecido entre todos lo 60
daba la rabia. Vivíamos airados, no sabíamos por qué. Aquí permaneció el escondite. Aquí nos sentíamos a salvo. Mientras, lo de afuera cambiaba.
Cuatro pisos de casas construidas. Bloques, decían. Menos árboles, más gente. Se apisonó el polvo y eso fue todo. El sitio parecía más nuevo, más limpio – o sólo limpio y nuevo, pero no. Ahora distingo restos tirados por ahí, en esta carretera. Donde el hombre se instala siempre brota la porquería. Y esto no es una calle, nunca lo fue. No hubo asfalto ni acera, nunca los hubo y sigue lo mismo. Alguna vez los sueños aparecían coloreados pero la realidad – esta vida – se imprimía en blanco y negro. Las retinas aprenden, saben. Aquí hincado, clavado en el escondrijo de los anhelos y la impotencia, miro, miro todavía. Contemplo, absorbo la imagen estática, en silencio. Positivo de un negativo o viceversa. Aquí los ojos quedan atrapados, no se desvían. Así ocurre en el cerco gris del que ahora únicamente observa.
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josé lobillo Histerologisis No todo el mundo puede jactarse de haber muerto y
Recuerdo perfectamente aquella mañana gris y lluviosa
haber regresado del más allá para contarlo. En mi
que subí al coche para ir al encuentro de Verónica.
situación jactarse no es la palabra correcta, pues guardo
Acababa de escuchar su mensaje de despedida en
mi experiencia en un oscuro cajón de mi alma, igual que
el contestador automático y el corazón me latía a mil
un terrible e inconfesable secreto que nunca debería ver
por hora. Seguramente no existe método más cruel de
la luz. Conduzco mi coche con los ojos clavados en las
romper una relación : una voz metálica, sin vida, una
líneas de la carretera. Aún es temprano, no hace mucho
falsificación de la original que te escupe la amargura y
que el sol despuntó sobre las montañas y ya se percibe
la bilis a la cara, sin ningún tipo de escrúpulo, y que
cómo el bochorno comienza a ralentizar las cosas,
te destroza por dentro con las afiladas cuchillas de la
cómo las distorsiona con una tenue capa de irrealidad.
frustración.
El parte meteorológico afirma que hoy los termómetros alcanzarán los cuarenta grados. Pero la ola de calor
Mientras conducía por el asfalto resbaladizo y el
no me preocupa en absoluto, lo que me inquieta es
acelerador se hundía bajo mi pie, no dejaba de pensar
el motivo de mi viaje, esta peregrinación absurda a mi
en la mujer de la que estaba enamorado. Verónica
pasado, ese lugar lúgubre y maloliente que a pesar de
era una adicta a ese dramatismo histriónico de las
los años aún no desapareció de mi memoria, y que
telenovelas venezolanas, y en más de una ocasión la
tal vez sea el único tratamiento eficaz para extirpar la
había visto lanzando maldiciones al cielo con el puño
pesadilla – siempre la misma – que me despierta por la
en alto. Era muy posible que si corría en su busca y le
noche bañado en sudores fríos.
daba alcance, si la cogía de la mano, hincaba una rodilla en el suelo y derramaba unas lágrimas, ella me besaría
Ya han transcurrido diez meses desde que fallecí en un
ardientemente como una de esas actrices pechugonas
accidente de tráfico. Fue exactamente en el kilómetro
que en el capítulo cuatrocientos veintiséis por fin seduce
cuarenta y dos de la autopista sur, la que bordea los
a su Príncipe Azul. Pero fue en mitad de una curva
acantilados que se elevan quince metros sobre el mar.
cuando perdí el control del vehículo, justo cuando sonó
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el móvil en el salpicadero y vi el número de Verónica en
Tras abandonar la carretera secundaria, he conducido
la pantalla.
durante una hora por una desértica pista de tierra. El carril finaliza abruptamente en un pequeño descampado,
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Después de hacer añicos el quitamiedos de piedra, el
en mitad de las colinas erizadas de pinos. Saco del
coche quedó suspendido sobre el abismo durante una
maletero los bártulos que me acompañará en esta
fracción de segundo. Esa ínfima porción de tiempo fue
extraña excursión : una pala de peón caminero y una
suficiente para que mil preguntas surcaran mi cerebro
garrafa de agua mineral. Ya es media mañana y el
como una lluvia de flechas; pero antes de responder
sol comienza a recalentar el aire por momentos. Las
a una sola, la gravedad se adueñó de aquel momento
chicharras vociferan sin descanso y el sudor me empapa
en equilibrio y mi estómago quiso salir disparado por
el cuello de la camisa. Giro a mi alrededor con los ojos
la garganta. Un fenomenal estrépito, la madre de todos
entrecerrados, tratando de orientarme, y descubro sin
los truenos, me dio un puñetazo en los oídos y me
dificultad un camino que se adentra en los oscuros
sumergió en una pegajosa oscuridad con olor a almizcle
recovecos de mi memoria.
quemado. Contrariamente a lo que se pueda pensar, la fortuna se alió conmigo en aquel terrorífico accidente :
Tras el accidente, Verónica no se separó de mi cama
el coche se quedó incrustado entre las rocas después
mientras estuve hospitalizado. Fue mi punto de apoyo
de rebotar contra varios peñascos, pero no se incendió
en el interminable y doloroso proceso de rehabilitación.
con la gasolina ni se hundió en el mar embravecido. A
Porque Verónica siempre me quiso, de eso no dudé
pesar del airbag, el volante me destrozó las costillas y
un instante, pero mis fantasmas habían conseguido
la barra de dirección me perforó uno de los pulmones.
apartarla de mi lado susurrándole la verdad. No es
Durante unos minutos fui un cadáver ensangrentado
sencillo compartir la vida con alguien que posee una
en el interior de una maraña de hierros. Sin embargo
obsesión como la mía : hace más de veinte años que
los servicios de urgencias lograron recuperar mi pulso
busco a mi padre. Gasto grandes cantidades de dinero
y traerme de vuelta, o resucitarme, que tal vez sea la
en agencias de detectives privados, y soy capaz de
forma más romántica y bíblica de explicarlo aun a costa
marcharme una semana persiguiendo una borrosa pista
de la blasfemia.
que pudiera conducir al paradero de mi progenitor. Lo único que conservo de él es la mitad de una moneda
que me dio mi abuelo, siempre la llevo encima, y suelo
Así se denomina al flujo inconsciente de pensamientos
jugar con ella con la mano metida en alguno de mis
post mortem que se origina en el cerebro, a causa de
bolsillos. Prácticamente crecí aferrado a este trozo de
los restos de presión sanguínea que aún se debate en
metal acuñado, pues mi madre murió poco después
las arterias. Científicamente se la considera responsable
del parto y mi padre desapareció cuando yo era muy
del túnel de luz, de ver pasar la propia vida ante los ojos
pequeño. Esta moneda en forma de media luna es la
y demás experiencias extrasensoriales documentadas
única prueba de su existencia, pero después de tantos
– objetivamente – por los que alguna vez regresaron del
años aún desconozco su paradero, si está vivo, si tiene
otro mundo.
otra familia en alguna parte… Si aún se acuerda de mí. Por este motivo siempre he estado solo, mis parejas
Sigo caminando por el sendero, con la pala al hombro
me abandonaban cuando descubrían que no eran
y la garrafa de agua en la mano, y el calor es tan
lo primero en mi ranking de prioridades, y que nada,
terrorífico que a las chicharras les explota las cuerdas
absolutamente nada ni nadie, iba a alterar el orden de
vocales y a los lagartos les hierve la sangre entre las
esa pirámide emocional enraizada en lo más profundo
rocas. Intento no pensar mientras voy arrastrando un
de mi ser, construida por un extraño complejo mitad
pie delante del otro, concentrado en respirar por la
Edipo mitad Electra.
boca para no oler el miedo que desprende mi sudor. Al doblar un recodo del camino tropiezo inesperadamente
Tras mi recuperación, ese afán compulsivo de hallar a mi
con el final de mi viaje. Es una casa abandonada que
padre se esfumó de repente como una voluta de humo
aún se mantiene en pie en mitad del bosque. Los muros
en un túnel del viento. Verónica acogió mi anuncio de
desconchados muestran tatuajes de grafitis – sólo Dios
milagrosa cura con escepticismo, pero consintió en darme
sabe cómo llegaron los pandilleros hasta aquí – y a poca
esa segunda oportunidad que no merecía. Y digo que no
distancia se construye un centro comercial que muy
merecía porque tras el accidente un empeño mucho más
pronto engullirá estas ruinas. El pequeño pueblo de
disparatado que el anterior, mucho menos confesable,
pescadores que existía al otro lado, a orillas del rugiente
me había mordido las entrañas como un perro de presa.
océano, se ha convertido en toda una ciudad costera,
Todo por culpa de un episodio de histerologisis que sufrí
en una marabunta de edificios que muy pronto devorará
durante los minutos que estuve muerto. Histerologisis.
el bosque por completo.
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me recuperé por completo de mis heridas descubrí que
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Esta edificación son los despojos de las magníficas
quería estar solo, que necesitaba pensar en todo lo que
caballerizas de mi abuelo. Fue él quien me crió con
me había pasado y en lo que quería hacer con mi vida a
su férrea disciplina de coronel del ejército. Tenía ojillos
partir de aquel momento. Si el egoísmo tuviera un límite
legañosos de comadreja, una expresión hosca y una voz
seguramente yo ya estaría fuera de su jurisdicción, pero
autoritaria que retumbaba por los pasillos. Mi infancia
esta insensibilidad que en ocasiones me convierte en
estuvo marcada por el terror que me inspiraba su figura,
mármol y granito es obra de mi abuelo, él es el culpable
su aparente falta de sentimientos hacia mí no le impedía
de todo, el cajón de sastre de mis desgracias, y mi
reprenderme por cualquier travesura de niño, y no
conciencia – tal vez poco desarrollada por la falta de
cejaba en sus recriminaciones hasta que el pánico me
cariño – se conforma con eso y poco más.
arrancaba unas silenciosas lágrimas de sometimiento. Y hasta el día de su muerte sólo me contó de mi padre
Después de hora y media abriendo un hoyo, tengo las
que leía muchos libros y que era un condenado rojo;
manos entumecidas y los brazos me arden como si
sin duda siempre le culpó -incluso más que a mí- del
fluyeran ríos de lava por mis venas. Estoy empapado
fallecimiento de su preciosa hija.
en sudor y ya no queda ni una gota de agua en la garrafa. De buenas a primeras me doy por vencido y
Mientras intento abrirme paso entre los recuerdos como
dejo de cavar, me apoyo en el mango de la pala con una
un explorador perdido en la jungla, localizo a unos
mezcla de desesperanza y consuelo, y me pregunto si
cincuenta pasos un árbol que me sirve de referencia
realmente tenía que venir aquí para sanar de la psicosis
cartográfica. Al llegar a él calibro el lugar exacto tras
que sufro desde el accidente. Espero poder olvidar mis
esbozar mentalmente algo parecido a un mapa del
obsesiones después de hoy, empezar de cero y coger las
tesoro, y comienzo a cavar con energía. La misma
riendas de mi destino. Pero si no crees en el destino es
contundencia con la que ahora doy paladas fue la que
posible que nunca lo encuentres. Estoy abrochándome
utilicé con Verónica. Supongo que con el tiempo me
la camisa, dispuesto a recoger mis cosas y marcharme
contagió cierta dosis de su dramatismo, porque fue eso,
para siempre de este lugar, cuando algo llama mi
melodrama y no venganza, lo que me impulsó a grabarle
atención en el fondo del agujero. Al principio pienso que
mi mensaje de ruptura en su buzón de voz. En cuanto
es una lombriz que asoma entre los cascotes de tierra,
aunque al escrutarlo con atención compruebo que se trata de un cordón de zapato. Tiro con ímpetu de él, y para mi sorpresa aparece un borceguí de hombre, sucio y deteriorado por el tiempo, un botín antiguo que lleva muchos años bajo tierra. Permanezco unos minutos ensimismado, confuso, observando fijamente el borceguí como si fuera una excepcional pieza de arqueología. Un escalofrío me recorre el espinazo y una capa de escarcha petrifica mis pensamientos en mitad de este calor endemoniado. Y antes de estabilizar la temperatura de mi corazón, recojo otro pequeño objeto semienterrado que parecía estar esperándome con infinita paciencia. Lo limpio de arena rojiza y descubro que es un trozo de metal oxidado. Con un movimiento tembloroso saco la mitad de mi moneda del bolsillo y la coloco junto a mi último hallazgo. Ambas encajan a la perfección. Antes de darme cuenta de lo que hago, me sorprendo a mí mismo dentro del hoyo, de rodillas y escarbando enloquecido con las manos, destrozándome las uñas mientras revivo el episodio de histerologisis que sufrí en mi accidente. Porque durante aquellos minutos que estuve muerto encontré a mi abuelo en este lugar, con su uniforme de la Guerra Civil y un revólver humeante en la mano. Sus ojos estaban arrasados de lágrimas, clavados en mí, y sus labios se movían sin emitir ningún sonido… Pidiéndome perdón.
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Fernando Aínsa PAISAJE DEL OTRO LADO DEL ESTRECHO Desde el barranco que domina el barrio alto de este pueblo costero creíste
un punto con algo que te parece tristeza o ansiedad, ese mismo horizonte
que el paisaje sería idéntico para todo aquel que lo mirara, como tú lo haces
tras el cual creíste adivinar la otra orilla del estrecho. Aunque te acercas
este atardecer de fines de verano.
no puedes entender lo que dicen, pero lo miran con la misma fijeza con que lo miraste tú. Sospechas entonces que no ven el mismo paisaje que
Sin embargo, eres el único turista, que ha subido desde la parte baja, donde
acabas de fotografiar. Hay otro paisaje en sus retinas y tratas de penetrar
se alinean los bares junto a la playa, hasta las últimas casas del cerro. Nadie
en él y descubrir el secreto que se te escapa. Te sientas cerca y sigues el
se aventura en un país extraño a dejar las calles seguras e iluminadas del
movimiento de sus manos e intentas descifrar la lengua desconocida. Miras,
centro, para ir ascendiendo hasta los callejones cortados sobre laderas
una y otra vez, en la misma dirección y sigues sin comprender hasta que
cubiertas de cactus o matorrales, entre los que se desperdigan basurales
recuerdas que debes volver hacia el hotel, porque te envolverán rápidamente
que hurgan perros y donde, más allá de azoteas se descubre el mar y se
las sombras y mañana sales temprano hacia el puerto vecino. Se terminan
adivina – o se quiere imaginar – entre las brumas del horizonte, la otra orilla
tus vacaciones y el ferry parte a las once.
del estrecho. Y en este momento, tus ojos azorados pierden la seguridad que fijaste en Un paisaje – te decías hasta hace un momento – está hecho de lugares
la foto. Has descubierto otro paisaje en la mirada de los muchachos. Te
desplegados como un diorama ante los ojos y ese espectáculo puede fijarse
sumerges con desconcierto en su interior, como si resbalaras por un tobogán
para quedarse idéntico a sí mismo. Basta fotografiarlo, como has hecho
a un mundo inesperado y descubres un mar que no es sólo azul, sino barrera
ahora. Al volver a mirarlo, como podrías hacer la semana que viene, cuando
infranqueable, una orilla remota que no es sólo playa, sino costa vigilada
estés del otro lado del estrecho, verás siempre lo mismo, sin que una palmera
y ciudades desconocidas hacia su interior, construidas con imágenes
o una nube se hayan movido, pese a la brisa que sopla desde el Sur. Las
fragmentadas atisbadas en la televisión, cuyas antenas se orientan desde
ventanas de las casas seguirán abiertas o cerradas, como las fijaste; la ropa
las terrazas hacia el Norte. Descubres, ahora inmovilizado, que la otra orilla
siempre tendida un poco más abajo.
te está vedada, prohibida, aunque sueñes llegar algún día a ella.
Pero no estás solo.
Y la noche caerá finalmente sobre tus hombros, prisionero para siempre en
A tu lado, dos muchachos sentados en el borde del barranco miran y señalan
el paisaje de este lado del estrecho.
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Eduardo González Ascanio DAMA COME ALFIL “ ¡ No te puedo permitir vencer a Francia, turco de
a un mecanismo en extremo ingenioso en materia de
mierda ! ”, tal vez no dijo nunca Napoleón cuando por
ajedrez, pero sí al elaborado engaño que se lo hizo creer
tercera vez fue vencido al ajedrez por el jugador autómata
sin infundirle sospechas : pasado el tiempo fue conocido
llamado El Turco. De aquella contienda sobre el tablero
que bajo la mesa del tablero de El Turco accionaba
se conservan, minuciosamente anotadas, las jugadas
los movimientos de las piezas el ajedrecista austriaco
de los dos rivales, y es presumible que la soberbia del
Allgaier. Como las partidas de ajedrez no son propicias
Emperador lo impulsara – como luego se ha repetido –
a las descargas eufóricas ni a las jaranas grotescas, las
a deshacer de un manotazo las posiciones finales de
contiendas con los autómatas se prodigaron en todo
las piezas, al ver consumada su tercera derrota frente
tipo de lugares dando lugar a juegos inacabados o a
a una máquina conformada y ataviada como un turco
simulacros de partidas sin reglas que se respetaran. Los
señorial ; pero de aquellas palabras y de otras – que se
ingenios mecánicos acababan repeinados, coronados,
dieron por ciertas – no queda constancia fiable.
maquillados, incluso cubiertos con un característico gorro napoleónico. Hasta en ciertos salones de alcurnia
De todos modos, la derrota y la impotencia final de
se imitó la costumbre de usar aquellos improvisados
Bonaparte no dejaron de provocar regocijo en sus
torneos como excusa para el cortejo y la seducción :
adversarios, por más que tuvieran que reprimirlo, pero
quien deseaba ofrecerse como premio a un posible
allí donde se pudo el Turco fue requerido y contratado
vencedor, en alguna de aquellas partidas disparatadas
con mayor frecuencia. Países conquistados, monarquías
contra un autómata, cubría la cabeza del muñeco
humilladas, noblezas sojuzgadas, ejércitos vencidos
mecánico con su propia peluca o su propio sombrero.
por la implacable estrategia bonapartista, fomentaron la afición a este y a otros autómatas como atracción
El apacible interés de K. Meldrub – súbdito de uno de
privilegiada. Y, con todo, tardó en saberse lo que, según
aquellos países cuyo mapa fue descompuesto por
se mire, habría aumentado la indulgencia o el escarnio
la ambición napoleónica – no se centraba en aquellas
hacia la imperial figura: Bonaparte no se había enfrentado
costumbres ; a Meldrub, relojero y joyero, le interesaba
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el auge de los autómatas como una derivación de la mecánica y la relojería. Aunque no le interesó nunca permitirse la posesión de ninguno de esos objetos, ni mucho menos preveía llegar a fabricar alguno – como mucho, le había tocado reparar o ajustar alguno de ellos – sí conservaba dibujos y planos explicativos de los más perfeccionados, incluso disfrutaba asistiendo a las representaciones donde estos ingenios, como títeres perfeccionados, daban vida a situaciones de invención. 72
El día en que la duquesa de Gönistrann visitó su tienda y taller provocando el pasmo entre los obreros y aprendices, Meldrub ya había visto desde la ventana llegar su carruaje, del que la dama descendió precedida por un llamativo zapato satinado. Cuando un asistente desconcertado le anunció al relojero la visita de aquella aristócrata, Meldrub se limitó a hacer una seña para que la hicieran pasar a su despacho. La dama franqueó la puerta con tanto encanto como seguridad, dueña de una sonrisa que hacía aparecer y desaparecer con encomiable eficacia, poseedora también de un cuerpo de contenida morbidez que la hacía aparentar desnuda llevara lo que llevara encima. La sorpresa de su visita no igualó la de su invitación. Al joyero le incomodó aquella propuesta de asistir a una fiesta en las posesiones de Gönistrann para probar
fortuna en un torneo frente a una máquina jugadora
sabiéndose solo “ en tierra de infieles ”, Meldrub fue en
de ajedrez, réplica del famoso Turco. A pesar de su
su turno conducido ante la réplica de El Turco por la
vida silenciosa y metódica, no era desconocida la
duquesa misma, que al oído le prometió su cuerpo y
admiración de Meldrub por la obra del Emperador, aun
su intimidad, si ganaba. El comerciante y artesano se
cuando aborreciera del superado dominio francés sobre
sentó frente a su contrincante y vio con más asombro
su patria. Era un ilustrado que no dejaba de admirar la
aún cómo la aristócrata se quitaba de la cabeza su
centralización administrativa, la educación como servicio
peluca blanca, desparramada en bucles brillantes que
público, el Código Civil… y, para la nueva época que se
descendían como en cascada, y la colocaba sobre la
le avecinaba a Europa, tenía puestas las esperanzas en
cabeza del autómata, tal como en los juegos licenciosos
el nuevo orden nacido del Congreso de Viena, que le
de los que había oído hablar. La situación sobrepasó su
resultaba opuesto al revanchismo legitimista de la vieja
mente de relojero y contempló, antes de iniciar el juego,
nobleza que se volvía a enseñorear. En la decisión de
el pelo negro natural recogido sobre la cabeza de la
aceptar el ofrecimiento pesaron varias motivaciones
mujer coronando una cara rolliza de labios finos que lo
comprensibles: estar a bien con una clientela que
obsequiaban con una inquietante sonrisa.
aunque lo había ignorado socialmente lo requería como proveedor y artesano; la fama que atribuía a la
Casi dando por hecho el trofeo carnal, inesperado,
duquesa desenfado cosmopolita, gustos ilustrados y la
abrió con un movimiento decidido de peón, fiando su
posesión de réplicas de autómatas famosos como el
seguridad en la suposición de que el autómata apenas
“ Reloj Elefante ” de Al-Jazari, los “ Pájaros Parlantes ” de
tendría
Juanelo Turriano o el laborioso “ Dibujante ” de Jaquet-
trilladas aperturas y que, por tanto, al llegar al juego
Droz. Y no menos tuvo que ver en su asentimiento el
medio sería cómodamente acorralado. Pero en contra
atractivo turbador que la mujer le producía, con la
de sus previsiones, el muñeco – que a cada movimiento
fuerza arrasadora que toda acometida sensual ejerce de
certero abría y cerraba su mandíbula como en una
improviso en una rutina metódica y austera.
muda risotada – le fue ganando terreno. Meldrub había
dispuestas
maquinalmente
unas
cuantas
observado que bajo el tablero no había sino las patas de Ya en el salón del palacio ducal, atiborrado de notables
una mesa entre las que nadie podía ocultarse. También
y hacendados aspirantes a enfrentarse a la máquina, y
observó que ni de la mesa ni de la silla del autómata,
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ni de parte alguna de su cuerpo salía barra o cordel que lo enlazaran a algún mecanismo exterior, como ocurría en los espectáculos teatrales representados por autómatas. El Turco ya se había apoderado del centro del tablero, preparadas sus piezas para acorralar, fulminar o cortar inteligentemente la retirada a las suyas. Y a cada avance fatídico le fijaba los ojos desafiándolo con frialdad. Fue entonces que pensó “ ¿ Y si no gano ? ”. La pregunta 74
había resultado innecesaria hasta el momento pero, dadas las circunstancias, aquella promesa de disfrute hecha por la dama – empezaba a temer – ocultaba una alternativa que él no se preocupó en averiguar en su momento : ¿ y si no ganaba ? Y aquel público nobiliario, que observaba la partida con un silencio invariable, no roto ni siquiera cuando la duquesa puso su peluca sobre el mamarracho mecánico, le parecía estar esperando a que perdiera con alguna mala intención perteneciente a un probable plan previsto, saña de antiguo régimen oscurantista frente a las Luces y el progreso. Aunque el cuerpo del autómata era demasiado delgado como para ocultar el de cualquier persona, su mente técnica se rebeló ante el sinsentido y dio por sentado que no había otra explicación : alguien jugaba en realidad dentro de aquel engendro. Con el puño cerrado, dio
un golpe directo contra aquella mandíbula burlona y,
quien vio descender del carruaje negro de ventanillas
para su sorpresa, la cabeza artificial se desprendió del
cerradas que había llegado con retraso. Por segunda
cuerpo, yéndose a rodar cerca de los pies de la duquesa,
vez veía el pie de la duquesa precederla al salir de su
que miraba con severidad a su invitado. El cuerpo del
vehículo, pero no con zapato satinado sino con botín
autómata cayó de la silla hacia atrás y sólo dejó oír un
oscuro, y tras él unos pantalones verdes abombados y
ruido seco y artificial en su derrumbe. Un aspaviento
una camisa blanca con encaje en las mangas. Cuando
generalizado de la concurrencia dio paso de inmediato
la enfrentó, espada en mano, pensó que tendría que
a reproches, imprecaciones y gestos amenazantes
perforar aquella piel, o cortarla, o moriría a manos de
dirigidos a Meldrub, que no vio llegar el guante que le
aquella mujer que se acercaba armada, con el pelo
abofeteó la cara ; sólo sintió el guantazo y después oyó
negro recogido a cada lado como aquella noche y la
la voz que lo desafiaba en duelo mortal.
morbidez contenida de su cuerpo ahora disimulada por la holgura de su camisa blanca, con la cara rolliza de
Los padrinos del relojero no pusieron mucho empeño
labios finos que volvían a sonreírle, pero con suficiencia
en discutir las condiciones del duelo a muerte,
y despecho, y los ojos pequeños y vivaces, los mismos
amedrentados por la insolencia perentoria de los otros
ojos que se había detenido a observar cuando frente a
dos padrinos, los del notable que había abofeteado a
El Turco movía cada una de sus piezas, buscando en
Meldrub con su guante. En vez de insistir en la elección
ellos la confirmación de haber quedado emplazado con
de las pistolas, que habría dado ventaja a un artesano
su propietaria y que ahora se volvían gélidos, decididos,
preciso con la vista y firme con el pulso, aceptaron
concentrados en él con tal determinación que no pudo
sin disputa las espadas, que requerían la técnica y la
saber, llegado el momento, si era aquel par de ojos o era
agilidad de todo el cuerpo entrenado desde la juventud,
la espada lo que le atravesaba el vientre.
en lo que el relojero no podría competir con el caballero noble. A Meldrub concedían la insignificante ventaja de escoger primero el florete. Situado en el bosque elegido, junto a sus padrinos, y en espera de la llegada de su rival, no fue a éste a
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Rafael Courtoisie EL TUERTO ES REY El ciego había estado cuatro décadas en aquella calle de los arrabales. Pedía limosna por las noches a los que entraban y salían de las tabernas. Las escasas monedas caían en el interior de su gorra raída. Cierta vez, un ebrio le arrebató el bastón blanco y de un certero golpe rompió el farol que iluminaba al lisiado : – Ahora todos nos parecemos a ti – dijo y se perdió en la sombra.
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Angeles Jurado Nouma y el mar [ A Diego y Marc ]
Aquella era una tierra mágica, donde las brujas tomaban el aspecto de hermosas mujeres talladas en ébano, de ojos
Era el típico delta perdido en una maraña de mangles,
acuáticos y pezuñas de cebra. Llamaban a los incautos
islas de caña y curvas lentas de agua : un refugio para
desde las charcas más apartadas y, desnudándose, les
las garzas y un infierno para unos peces diminutos,
invitaban a nadar con ellas. Ningún camino era seguro
del color del ámbar, que gustaban de desovar bajo la
en la profundidad del bosque y las noches se poblaban
espuma de sus cascadas.
con sonidos extraños, que ni siquiera los más ancianos podían identificar con seguridad. A un paso de tierra
El río se aturullaba en la orilla del mar, como
le seguía uno de agua : las chozas se alzaban sobre
desconcertado con tantas posibilidades para salir por
troncos comidos por la humedad, unas algas locales de
la costa, y giraba sobre sí mismo varias veces hasta
color vinoso y mínimas caracolas blancas.
devenir un dédalo de afluentes, vías de agua muerta y pozas tenebrosas, en cuyas orillas crecían las orquídeas
Nouma nació en lo más intrincado del delta, donde el río
más bellas del planeta, puro fuego blanco y azul contra
había excavado su curso durante siglos hasta dibujar una
el verde intenso de la selva.
especie de anémona gigantesca de color lodo, de largos tentáculos culebreantes, que se podían ver claramente
Las aldeas de la zona eran pequeñas y desvaídas, como
desde los satélites que, sin que ella lo supiera, cruzaban
espectros en la neblina que se levantaba por la mañana
el cielo africano.
desde el agua. Los habitantes vivían en un permanente estado de terror por culpa de las extrañas criaturas
Era la única hija de un matrimonio mayor y había llegado
que habitaban los meandros : fabulosos cocodrilos
muy tarde a sus vidas, entre rumores de brujería.
acorazados de mandíbulas de sierra y unas nubes de mosquitos incansables, que zumbaban día y noche en
Su padre era curandero y sabía cómo evitar el mal de
la arena de las orillas.
ojo y luchar contra la magia negra, con la ayuda de una
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máscara tallada en una madera antigua que crecía en lo más remoto del manglar. Su madre era una mujer sabia, que se pasaba los días machucando semillas en el mortero y atrapando en finas redes vegetales a tortugas desorientadas y peces de escamas rosas. En el pueblo se decía que Nouma había llegado al hogar de la anciana pareja cuando no existía esperanza de descendencia, pues las entrañas de su madre ya estaban secas. También murmuraban que arribó a la 80
aldea a través del río, lloriqueando sobre el lomo de algún animal perdido. Unos afirmaban que se trataba de un enorme pez desconocido en aquellas aguas, otros hablaban de una nutria plateada o incluso del buche de un pelícano negro. Nouma creció amada y feliz, sin ser consciente de los peligros del delta ni de la desconfianza de los vecinos. Era una chiquilla despierta, de enormes ojos líquidos. Tenía la piel del color del río bajo el sol, dorada y brillante, y una risa cantarina como el romper continuo de una cascada. Ninguna muchacha de la aldea se parecía a ella y, por eso mismo, sus padres temían por aquella jovencita valiente hasta la imprudencia y pura de corazón. El día en que cumplió quince años, Nouma no lo supo. Sin embargo, su instinto la empujó a su poza favorita,
en un rincón de la selva tapizado con mimosas y flores
regresaba de aquel lugar no era posible que existieran
de frangipani. Allí se sumergió hasta la nariz y se adornó
historias sobre él. Pero también sentía curiosidad por el
el pelo con pétalos de flores mientras meditaba sobre
pueblo subacuático y pedía historias submarinas, cada
su futuro.
atardecer, a su padre.
Ella sabía que era diferente a las demás chicas de su
Flotando en su poza, aquel día en que cumplía quince
aldea y la promesa de una aventura le bullía a la altura
años, la revelación de que jamás había salido de su
de sus pechos, suaves y mínimos como mangos.
aldea tomó por sorpresa a Nouma y le hizo resoplar, contrariada, a la manera de los hipopótamos en los
Mientras reflexionaba en su charca, se le ocurrió pensar
cañaverales. Sentía una llamada poderosa, atravesando
que jamás había salido de su aldea y recordó su cuento
el manglar en las alas de las cigüeñas viejas.
favorito, que su padre tejía y destejía para ella cada atardecer, bajo el enorme flamboyán que crecía en el
Siempre había tenido la certeza de que su destino
centro del patio familiar.
estaba lejos de la choza de sus padres. Sin embargo, hasta aquel justo momento en que el agua se coló por
El viejo curandero fabulaba sobre una aldea exactamente
su nariz y un loro voló por encima de su charca, silbando
igual a la aldea en que ellos vivían, aunque bajo las
como una lanza verde, no se había dado cuenta de lo
aguas. Decía que se escondía bajo una masa infinita de
limitado de su existencia.
agua salada a la que llamó mar y que explicó que se hallaba al final del río. Contaba que en la aldea acuática
Nouma decidió que no podía quedarse ni un minuto
había chozas, gente como ellos y rebaños de peces y
más en la aldea. Tomó la determinación de partir
otros animales fantásticos que pacían en las hierbas del
inmediatamente, sin avisar a nadie. Como único
fondo del mar. Era un lugar peligroso, del que nadie de
mensaje de despedida clavó una flor de hibisco en una
tierra adentro regresaba jamás, pues todo aquel que se
hoja de nenúfar y espero que sus padres comprendieran
acercaba al mar acababa capturado en las trampas de
que había llegado su hora, el momento de empezar su
aquellas gentes y arrastrado hacia su aldea submarina.
propio camino.
Nouma siempre apuntaba, con un chispazo de inteligencia iluminando sus grandes ojos, que si nadie
Optó por seguir el curso del río hacia el sur y fue
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desenmarañando el delta poco a poco rumbo al temible mar. Empezó localizando riachuelos cuyo curso desentrañó hasta llegar a los afluentes y desde allí alcanzó los brazos mayores de agua salobre que se dirigían hacia el océano. Pasó largas noches acunada por el canto gutural de los cálaos, dormida en una rama. Dejaba un ojo abierto para vigilar a las serpientes y se abrazaba ferozmente al tronco de su refugio nocturno, mientras 82
millones de puntitos de luz titilaban sobre su cabecita rizada. Por la mañana, retomaba el camino, estudiando el follaje, las sombras y las corrientes. Al cabo de dos semanas, Nouma empezó a tropezarse con animales que no había visto jamás y con plantas desconocidas. Todo lo analizaba desde las copas de los árboles que utilizaba como refugio y en los que descubría también nuevos microcosmos, habitados por insectos, pájaros y monos distintos a los que acostumbraba a ver en los alrededores de su aldea. Todo lo miraba con curiosidad pero sin sorpresa, desde los diminutos camaleones de móviles ojos dorados y las ranitas arborícolas que parecían joyas minúsculas y rutilantes a los tímidos elefantes de bosque. En la tercera semana, observó por primera vez a las gentes que habitaban aquella parte del delta. Era un
grupo de mujeres que habablan un idioma que jamás
Indecisa, miró a derecha e izquierda antes de decidirse
había escuchado, mientras lavaban en el río telas de
por un rumbo y, sin saber muy bien lo que podía pasar a
azules y rojos imposibles. Encontró que eran más altas
partir de aquel momento, optó por la derecha y empezó
que las mujeres de su aldea, más estilizadas, y que
a bordear la costa sin perder de vista el mar y todas sus
adornaban sus pieles doradas con líneas de pintura
señales.
bermeja y puntos blancos y con enormes aros de plata que alargaban sus cuellos y pendían de sus orejas.
Tan concentrada estaba en espiar cabezas o redes que
Nouma sintió simpatía por ellas, por sus velos vaporosos
pudieran salir del oleaje, que al cuarto día casi chocó
y su forma de caminar, que emulaba al movimiento grácil
con un grupo de hombres que se sentaban, amarrados,
de una palma sacudida por una suave ventanía.
en la arena. Apenas pudo ser consciente de las cabezas gachas y los ojos aterrados, antes de que alguien la
Apenas empezaba su cuarta semana de viaje, cuando
cogiera por los hombros y le hiciera hincar las rodillas
por fin llegó al mar.
en la arena. La amarraron con violencia y la empujaron hacia un grupo de mujeres que también se sentaban
Primero se zambulló en un pequeño pantano de aspecto
en la arena, igual de asustadas y abatidas que los
insalubre, plagado de papiros secos y senderitos de
hombres.
arena. Al salir de él, de golpe, se encontró con una enorme duna pelada. Y al trepar el lomo de la montaña
Entonces vio las trampas de las gentes del mar, unos
de arena blanca, surgió ante sus ojos maravillados una
enormes artilugios de madera con una línea de árboles
playa que se perdía en el horizonte por ambos lados
sin ramas a modo de espina dorsal, en las que metían
y una franja de mar color turquesa, que rulaba y se
a la fuerza a los cautivos de la playa. Y pudo observar
desrulaba violentamente al estrellarse contra la costa.
también a los habitantes del fondo del mar, pálidos, con un olor y unas ropas diferentes a todo lo que había
Nouma se acercó al mar con pasitos cautelosos.
visto anteriormente y con unos ojos inquietantes, que
Extendió un dedo y probó el agua salada, mientras una
parecían cachitos de ola. Supo inmediatamente que
ola envolvía sus pies en un siseante golpe de espuma.
eran unas criaturas crueles, que disfrutaban azotando
Aspiró el olor a sargazo y a extranjería que traía el viento.
con tiras de piel a los prisioneros que se agrupaban en
Volvió a lamer su dedo ensalitrado.
la orilla.
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Un susurro compuesto de miles de voces en diferentes dialectos flotaba sobre la arena : sin entenderlo, Nouma comprendió que todos oraban a sus dioses protectores y a sus antepasados. También sin entenderlo del todo, se sintió reconfortada : el miedo desapareció de su corazón como lavado por un lametón del mar, rasposo de seba y sal. Nunca supo cuánto tiempo estuvo en la arena, observando cómo cargaban a hombres y mujeres en los 84
vientres de aquellas extrañas trampas de madera. Uno o dos de aquellos artefactos partieron mar adentro ante sus ojos maravillados, entre estallidos de viento contra unas enormes telas que se inflaban sobre ellos y partían el mar el dos. Lo que después Nouma contaría en la aldea es que pasó mucho tiempo sentada en la arena y que, cuando llegó su turno de entrar en la tripa de una de las enormes trampas, miró al cielo con algo de aprensión. “ Entonces, observé que se habían formado sobre mi cabeza unos nubarrones panzudos y oscuros, cargados de malos presagios ”, diría en aquel momento, jugando con un puñado de arena entre las manos. “ De repente, empezó a soplar una ventanía que dobló como si fuera hierba la línea de palmeras que marcaba la frontera entre la selva y la playa. Un mar enloquecido, convertido en una maraña de patas y hocicos verdes y blancos, se tragó la
playa en dos bocados y derribó una de las trampas ”.
“ Tan violentamente como me atrapó, la ola me escupió
En aquella parte de la historia, Nouma siempre se
sobre la playa mojada, lejos de los hombres del mar y
detendría para comprobar que tenía a su audiencia en
sus trampas. Me levanté sin ataduras ya y corrí todo
vilo, el pálpito de sus corazones apenas visible bajo la
lo deprisa que pude hasta llegar al pantano por el que
piel de sus costillas, sus respiraciones aceleradas.
llegué al mar. Caminé durante días hasta que regresé a la aldea, a los brazos de mis padres bajo este mismo
“ Aprovechando la confusión, todos salimos corriendo.
árbol ”, concluía la Nouma casi centenaria.
Un alarido de terror rebotaba de parte a parte de la playa y el viento, la lluvia y el mar jugaban con todos
Un suspiro colectivo de alivio pasaba sobre sus últimas
nosotros ”, continuaba Nouma, sombría.
palabras como el aleteo de los murciélagos frugívoros.
El flamboyán del patio de su casa acompañaba su
Nouma se retiraba entonces a su choza, apoyada en
historia con una brusca sacudida, temblando bajo una
dos de sus nietos. Y sobre su estera recordaba aquello
bofetada juguetona de la brisa nocturna.
que siempre eliminó cuidadosamente de su cuento y que sólo susurraba a las sombras antes de dormirse.
“ Una ola enorme me llevó mar adentro. No podía ver nada, ni respirar, ni casi moverme. Era como una mano
“ Me pareció que el combate con el mar duraba una
que me aprisionaba y que me arrastrara sobre rocas y
eternidad, que nunca saldría viva. Empecé a perder las
hierbajos y hasta animales cubiertos de escamas. Me
fuerzas, las ganas de regresar. Y entonces sentí unos
pareció que el combate con el mar duraba una eternidad,
brazos que me tomaban, unos dedos que soltaban
que nunca saldría viva. Empecé a perder las fuerzas, las
mis ligaduras, unas manos que me empujaban hacia la
ganas de regresar ”, explicaba.
arena ”, recordó.
El cuento iba perdiendo florituras conforme pasaban los
Y cerraría los ojos, una noche más, dejándose acunar
años, desnudándose hasta quedarse en un esqueleto.
por los rumores casi marinos de una selva infestada de
Igual que Nouma, ahora una de las ancianas más
luciérnagas.
respetadas y sabias de la aldea, rodeada de nietos, primos, hermanas e hijos en el patio de arena roja.
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Pía Barros Resistencia (A Mempo) En El Chaco hace años, Gabriel nos leyó el cuento del secuestrado que los guerrilleros, ahora convertidos en ministros, habían olvidado en la choza remota de su cautiverio. A ese, también lo había olvidado sla familia, los vecinos y el paso implacable de la historia. Para mantenerse vivo, bajaba al pueblo y robaba tarros de pintura para pintar consignas que eran algo así como “ revolución ”, “ liberen al secuestrado ”. Adormecida entre dinero plástico, comunicaciones virtuales y conectividad, a escondidas compro tarros de pintura que dejo en la puerta de casa para atestiguar la ferocidad de los sueños. Y no sé qué está pasando, pero ayer Santiago amaneció con tarros de pintura ante cada puerta y tengo la sospecha de que el secuestrado ha huido de ese cuento.
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Dobrina Gospodinoff don limpio Diego : qué nombre más elegante. Sin sonar nada
Fue cuestión de días. Su nombre tan refinado y todavía
pretencioso, siempre le había parecido a la vez
seminuevo desapareció como si nunca hubiera existido,
distinguido y muy viril : por eso, al mudarse, se le había
engullido por el agujero negro espaciotemporal que son
ocurrido pedirle a todo el mundo que lo llamaran así.
las costumbres vecinales.
La idea en sí era, por lo menos en teoría, muy acertada,
Desde luego, la gente tenía sus razones para apodarlo
pues hubiera sido francamente improbable que los
así : posiblemente algo brutas, simples quizás, pero
nuevos vecinos se acostumbraran a utilizar su exótico,
innegables. Desde que había llegado, Diego se pasaba
impronunciable nombre de pila (el apellido, por favor,
todo el tiempo fregando, barriendo, lustrando cada rincón
ni pensarlo : dieciocho letras seguidas, una cadena
de su casa, en calzoncillos de colorines chillones y con
de malhumoradas consonantes peleadas entre sí, que
la puerta abierta de par en par, para airear el ambiente
le obligaban a prolongar innaturalmente los apretones
y dejar una salida al polvo y a las bacterias, decía. Y
de manos y solían conseguir que la sonrisa educada
claro, la gente pasa y se fija, no son unos despistados
de quién le estaba siendo presentado se congelara
los vecinos del barrio.
paulatinamente en una mueca bastante embarazosa). Lo que pasa es que una cosa son los deseos, otra la
Además, cuando se sentía satisfecho con la limpieza
realidad, como sabemos todos.
de la casa, al recién llegado le encantaba dedicar sus energías al jardín. Pero no para cultivar flores o plantar
Y así fue que, a las pocas semanas, el entusiasta, recién
calabacines como todo el mundo, desde luego : sólo
estrenado Diego vio como su ilusión onomástica se venía
para limpiarlo. Tirar piedras, quitar el polvo de las hojas
abajo imparablemente, y todo sólo porque alguien, para
del seto... cosas así, con su inseparable viejo balde
hacerse el gracioso -la verdad que ni sabría decir quién
de aluminio al lado, y vestido únicamente con sus
fue con exactitud-, empezó a llamarlo jocosamente Don
calzoncillos improbables y una perpetua sonrisa gentil.
Limpio.
Estos modales, principalmente la sonrisa amable
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obviamente, pero en cierta medida seguro que también la costumbre audaz de los calzoncillos, lo hacían muy popular entre los vecinos del barrio de todas las edades, y muy señaladamente entre las señoras mayores. Ellas sabían que, cuando Don Limpio trabajaba en el jardín, siempre podía acercarse una y pasar un rato de lo más agradable, conversando con ese chico tan apuesto, quien además tenía la virtud nada corriente de estar dispuesto a escuchar cualquier historia sonriendo y con el máximo interés, siendo él mismo muy poco hablador. 90
Total, el caso es que Diego era muy apreciado en su entorno, de eso no cabe duda : todos le habían cogido cariño, y esto explica, al menos en parte, cómo pudo ser que, cuando uno tras otro todos los vecinos se lo vieron llegar a la puerta de sus casas, proponiendo entusiasmado un Domingo de Limpieza Colectiva para librar todo el barrio de la suciedad, nadie, absolutamente nadie se negara a participar. Era, este proyecto de colaboración vecinal, un plan que Don Limpio llevaba tiempo acariciando, casi se podría decir que se había mudado allí inspirado por ese propósito : el día en que la señorita de la agencia le había acompañado a ver si el pequeño dúplex que le proponían podía venir al caso, había quedado con ella en la carretera principal, poco antes del cruce, por casualidad justo donde una cartelera social invitaba a los habitantes a cuidar de la limpieza de su ciudad.
Esta contingencia enseguida le había dado a Diego muy
Diego-Don Limpio se quedó muy impresionado con
buenas vibraciones : presintió que por fin encontraría la
este hallazgo. Por primera vez en el día, abandonó el
casa que llevaba meses buscando, y resolvió que, en
cubo en el suelo, se quitó los guantes y volvió a leer con
cuanto se hubiera instalado de lleno en su nuevo hogar,
atención, asombrado.
pondría en práctica por todos los medios tan cívica recomendación.
Es cierto, reflexionó, empezando por la realidad de este
Y en eso estaba, aquel domingo soleado, dedicándose
por el otro, lo mismo. Y también alrededor, en el mundo
personalmente a devolver el decoro a la carretera
quiero decir, incontestablemente : polvo, suciedad y
principal, después de haber coordinado y colocado
basura, vayas donde vayas. Quién puede saberlo mejor
estratégicamente por toda la zona al voluntarioso pelotón
que yo, que de tanto estar limpiando se me ha cambiado
de limpiadores armados de cubos y rastrillos, cuando
hasta el nombre.
pequeño pedazo de papel : por un lado hay una frase,
un retazo de papel de periódico, entre los tropecientos deshechos que se habían acumulado en la calle, llamó
Inspiró profundamente, y de repente, por primera vez,
su atención. No tanto por su naturaleza de basura, que
todo le pareció cobrar sentido. Los vecinos con sus
era más bien pobre en realidad, pues había bastantes
cubos, las casas, el campo, las carreteras… todo acaba
más papeles esparcidos en el borde de la carretera, y
ensuciándose, cubierto de deshechos y de polvo. Vayas
más grandes y más sucios también, sin duda alguna :
donde vayas, siempre encontrarás lo mismo : es la
no, éste sólo era un fragmento de pocos centímetros,
propia vida la que lo ensucia todo.
algo arrugado, una cosita de nada. Curiosamente, parecía haber sido recortado alrededor de un anuncio,
Desconcertado por la profundidad de sus propias
pero lo más raro era que las mismas palabras aparecían
reflexiones, Diego sintió que las piernas le flaqueaban,
en ambas caras del papelito : una coincidencia de lo
y sin pensárselo dos veces, con gesto práctico le dio la
más extraña, estamos todos de acuerdo, supongo.
vuelta al cubo – que vuelva a esparcirse toda la porquería
“ Vayas donde vayas, siempre encontrarás lo mismo ”,
recogida hasta entonces, qué más da a estas alturas –
decía, en su cara A.
y se sentó encima de él, para seguir especulando a
“ Vayas donde vayas, siempre encontrarás lo mismo ”, repetía, en su cara B.
gusto.
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Suciedad, carcoma, escorias. La mismísima humanidad, al morirse, se convierte justamente en polvo, lo dice hasta la Biblia. Vayas donde vayas, y desde los tiempos más remotos : hay siglos, milenios de basuras estratificados debajo de mí. Caray, será posible. Contempló desconcertado la tierra alrededor de sus pies, recubierta por un manto tierno de hierba fresca de lo más inocente, y salpicada de alguna que otra minúscula, candorosa flor de campo. Desde luego, 92
caviló, ya entregado en cuerpo y alma a la filosofía escéptica, no todo en este mundo es lo que parece. Soltando un suspiro tan profundo y definitivo como quien se ve obligado a dejar atrás sus más íntimas certezas, Diego miró a su alrededor con turbación, el entrañable rincón de la carretera donde había querido llevar su obra maestra de Limpieza Colectiva. En el centro -eso sí, algo acorralado todavía por suciedades de todo tipo y pancartas sin duda ilegales- aún señoreaba majestuoso el letrero que, hace pocas semanas, le había inspirado semejante hazaña. “ Mantén limpia tu ciudad ” : cuánto civismo, cuánta sobria sensatez en apenas cuatro palabras. Diego sentía un sutil estremecimiento al leerlas, y sin embargo... Sin embargo ya nada era como antes. Toda la realidad
a su alrededor se le antojaba ahora llena de mensajes y
finalmente, en voz baja, ensimismado.
códigos hasta entonces indescifrados, y de pronto los carteles indicando las direcciones para ir a las ciudades
Pensándolo bien, es bastante curioso que Diego
más cercanas le parecieron una profunda alegoría, una
sintiera la necesidad de hablar, pues realmente, como
rosa de los vientos, una encarnación geográfica de lo
sabemos, estaba solo. Sin embargo, también es cierto
que afirmaban ambas caras del misterioso papelito que
que a veces uno necesita aclararse las ideas, poner
seguía entre sus dedos, y que en pocos minutos había
orden en los pensamientos amotinados con la ayuda
cambiado el curso de su vida.
de las palabras, nos habrá pasado a todos alguna vez : buscar expresiones concluyentes, pronunciar
En ese mismo instante, una repentina ráfaga de viento,
pequeños discursos definitivos frente al mundo y sólo
del todo imprevista y podríamos decir hasta prodigiosa,
para nosotros mismos, dado que al fin y al cabo somos
por qué no, dadas las circunstancias en las que se
el auditorio más atento y apasionado que uno pueda
produjo, se lo arrebató de las manos sin ceremonias.
encontrar jamás, qué duda hay.
En un primer momento se fue revoloteando burlón hacia arriba, en un remolino confuso de direcciones y hojas
Total : en ese momento, Diego necesitaba que quedara
secas, y luego, cuando ya Diego se había recuperado
perfectamente claro que él no era para nada uno de
del estupor y se afanaba brincando para intentar
esos tipos sugestionables, y que la sensatez y el orden
recuperarlo, emprendió repentino un ágil y tortuoso
seguían rigiendo su vida como siempre, con total
vuelo hacia quién sabe dónde.
serenidad.
Ya estaba claro que no habría manera de alcanzarlo,
Todo aquello no había sido más que una serie de
qué se le va a hacer. Don Limpio se quedó quieto, con
circunstancias extravagantes, perfectamente explicables
los brazos colgando, mientras observaba como poco a
en realidad, y el mundo entero, su mundo, tenía que
poco el misterioso pedazo de papel se alejaba bailando
saberlo : él mismo, el aire a su alrededor, su propia
en el viento, hasta desaparecer.
sombra quizás. Y también, cómo no, el letrero de cuatro palabras que,
De repente se sentía cansado.
desde el borde de la carretera, hacía rato que parecía
- Viene del noreste : debe ser el mistral, comentó
estar observándolo, con una mirada severa.
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Sandra Bianchi Bécquer remixado “ ¿ Qué es poesía ? ”, dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul.
Brillaba como un led en la oscuridad pero la muy esquiva no se dejaba ver. Él no podía dejar de mirarla. La observó por el ojo de la cerradura pero ella colocó la llave. La miró desde la ventana de enfrente pero ella bajó la persiana. La espió desde las esquinas pero ella se protegió con un sombrero de ala ancha y anteojos oscuros. Deslumbrado, seducido, cegado por ella, el ojo de la cámara fue el ardid. Buscó un mirador para raptarla en una foto y lo único que encontró fue una escalerita que elevaba su deseo a una selva de suspiros. Pero su altura quedó a nivel de las plantas. Gracias a su profesión y a un golpe de suerte, él logró ingresar como fotógrafo oficial en la Casa del Poeta, benemérita institución donde ella organizaba inspirados debates sobre la naturaleza de la poesía. Con licencia para ver, la auscultó con flash y con zoom. Al principio ella se hizo la distraída pero en algún momento tuvo que sonreír, asomarse para la foto de grupo y hasta mirar de frente. Y ahí fue cuando la cosa se convirtió en un juego de poder, de poses, de poder posarla, de posar pudiéndolo, de pupilas encendidas. Después el ardid se volvió ardor y terminaron haciendo rimas.
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silvia garcía los homicidas I
Historia de la sandalia de oro
descargando el golpe entre mi taco y mi suela, justo cuando hacíamos equilibrio sobre el primer escalón, y
No soy más que una sandalia de mujer. Tengo suela de
así la despeñamos, tumbo por tumbo, en un festín de
cuero, tiras doradas, taco de 7 centímetros ; entre mi
huesos rotos y una sola y enorme mancha roja. Y la
taco y mi suela está el secreto, en la oquedad por la que
matamos, él y yo, como sucede algunas veces.
puede filtrarse una piedra o el rayo de una estrella. Iba yo caminando por el paseo de lajas, cual es mi costumbre,
II
Historia del pintor ambulante
con el mar a mi izquierda, acercándome a la escalera que baja hacia la calle por mi derecha. Soy prenda de
Lo hice, esta vez lo hice. Se lo merecía, pero ahora
una mujer delgada y con sombrero, vestida de negro,
también quisiera morir.
que jamás ha usado una blusa por debajo de la seda ni una pantufla indigna de una reina. Vi, casi en el primer
III
Historia de la escalera
escalón, al pintor ambulante. Reconozco enseguida a un sujeto con ropas vencidas, reconozco sus manchas
Todos pueden pensar lo que quieran, como estos
de pintura indeleble y su mirada rencorosa, que ahora
patéticos zapatos en busca de protagonismo, o como
desciende del rostro ovalado hacia las piernas de mujer,
el pobre infeliz que quería destruir a la mujer de negro.
pero mucho más claramente reconozco sus zapatos.
¿ Lo atraparán ? Es difícil : nada parece más accidental
Viejos, zapatos de circo. Casi redondos, semejantes
que una caída. Pero quizá lo atrapen, y él sentirá incluso
a una chalupa, con lamparones de años malos, con
un débil orgullo, una leve satisfacción por su falsa
suelas gruesas como engranajes : nos comprendimos al
venganza, sin saber que se trata de un crimen ajeno.
instante. “ Éste es el hueco, aquí donde te muestro ”, dije
Sin saber que yo – únicamente yo – maté a la mujer, y lo
en un susurro, con sonrisa maligna por la que asomaban
hubiera matado a él también, mientras vacilaba mirando
los dedos de los pies, suaves como camelias. “ Nobleza
para abajo deseoso de arrojarse como ella y terminar
obliga ”, contestó él, levantando apenas la puntera, y
con todo para siempre. Pero entonces llegó el gentío
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y no me dio tiempo de completar mi obra : al menos tengo la sangre de ella, y eso me dará fuerzas hasta que encuentre a la siguiente presa. IV
Historia de la pared pintada junto a la escalera
Distraído el que pase frente a mí sin leer lo que escribo : mi vida es contemplación, que luego se convierte en palabras. Yo lo sé todo sobre pintores ambulantes, sobre mujeres vestidas de negro con sombreros enormes 98
y también sobre los niños, ancianos, desesperados, gente con túnicas sutiles o harapos. Pero especialmente lo sé todo sobre esta escalera asesina que se disfraza de objeto inerte y sin embargo vive de sangre humana. Yo también me finjo un ser inanimado y aquí me ves, o no me ves, mandándote mensajes como a un náufrago ciego : letra por letra te los mando. ¿ Acaso creías que mis palabras eran gratuitas ? ¿ Que las escribía cualquier mano irresponsable ? Por eso advierto con estas grandes letras, cuyo rojo no proviene de pintura corriente, cuyo rojo huele a cuerpos vivos que fenecen antes de tiempo : CUIDADO CON LA ESCALERA
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Fotografía : Rafael Hierro Concepción gráfica : Anne Ransquin Diciembre 2008
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