El 27 de febrero del 2010 es una fecha que quedó grabada en la memoria de gran parte de los habitantes de Chile. Más aún en los habitantes de la pro- vincia de Curicó, quienes tuvieron que afrontar uno de los terremotos más fuertes que han azotado al planeta y posteriormente el maremoto, cuyas olas destruyeron los principales centros poblados de la costa central de Chile.
Dicha catástrofe no significó solamente pérdidas materiales y humanas, tam- bién motivó una importante energía, capaz de impulsar el proceso de re- construcción: desde la implacable modificación del paisaje hasta una nueva propuesta de infraestructura, desde el fuerte impacto emocional vivido por habitantes y visitantes hasta la fría realidad de restaurar las fuentes productivas transitando de esta forma desde la necesaria restauración estructural hasta la imprescindible restauración de las confianzas comerciales.
En esta categoría, el rápido restablecimiento de la industria turística de la pro- vincia de Curicó fue