Secuestrados por extraterrestres antonio ribera

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menor idea). En estado hipnótico, Zanfretta describió interior de la nave adonde fue abducido (un gran «trián metálico... color acero»), en cuyo interior había «una g sala... con todos ellos alrededor, que me miraban... » sala «estaba llena... de cuadros de mandos... » Estas cripciones son «clásicas», como también es «clásico» el cho de que lo desnudaran para examinarlo: <<¡Ah! ¿ qué... me habéis ... desnudado todo?... » También se pu considerar «clásico», o un «patrón recurrente», el inte por los órganos genitales: «Pero... ¿por qué me cogéi lqs testículos ?»... Pero quien crea que con esto habían terminado sinsabores de Zanfretta, se equivoca de medio a me En realidad no habían hecho más que empezar.

Raptado por tercera y cuarta vez Aproximadamente al año de su primera abducción, For nato «Piero» Zanfretta fue secuestrado por cuarta V Hacia las 11 horas 30 minutos de la noche del 2 al 3 diciembre de 1979, los compañeros de Zanfretta capta su angustiosa llamada de auxilio por radio. La alarma c dió de inmediato entre los vigilantes nocturnos, Y no para menos: Zanfretta aseguraba haber sido raptado otras tres ocasiones (a las dos primeras nos hemos referi en las páginas precedentes). Y según había revelado Z fretta bajo hipnosis, los humanoides verdes y gigantes le habían asegurado que volverían a por él «con el g frío», y que además le dejarían una señal que convenci a los terrestres de su existencia. Tras casi tres horas de búsqueda, sus compañeros vier un disco que despedía una luz cegadora sobre el mo Uscio, disparando doce balazos contra el mismo, Al ver q no sucedía nada, decidieron llamar a la policía y a 1 carabineros. Poco después de esto, Zanfretta volvió a comunicar por la radio de su coche: «Tengo un gran dolor de cabe Estoy en medio de la montaña y todo está oscuro.» Fin mente, Zanfretta fue encontrado en el fondo de un barr co, bajo un fuerte shock nervioso. Una abducción repetida cuatro veces (de la tercera poseemos información; sólo la palabra de Zanfretta) com la que nos ocupa, parece plantear problemas de credibi dad. ¿Por qué los «extraterrestres» se habían encaprich 166

d' tal modo con un mismo individuo? ¿Qué poseía tta, al fin y al cabo un humilde vigilante nocturno Il ran cultura, que les atrajese de tal manera? Es inte'Ilte citar aquí la opinión del doctor James Harder, dillclr de investigaciones del APRO, y a quien ya hemos 1 11 jonado en relación con el caso Pascagoula. El doctor 11 ti l' asegura haber encontrado numerosas evidencias 11 ~ubsanan la teoría según la cual muchos otros abducituvieron otros encuentros con humanoides o «extra111'stres» (generalmente en su infancia), sin guardar un II 'rdo consciente de estos encuentros, que sólo afloran I'J curso de una detenida exploración hipnótica. Mi pro'xperiencia me neva a dar la razón al doctor Harder, 1'. yo también conozco -persona'lmente- varios abdulos y «cQntactados» que tuvieron en su infancia episo11 imilares. De las 104 personas que tuvieron encuentros con ovnis IJII fueron hipnotizadas por Harder, 30 de ellas mostra11 fuertes evidencias de haber tenido experiencias múl1I ", mientras que otras 40 «probablemente» "las habían" 11\ lo. Sólo 34 no parecían contar con más experiencias. pespués de esto, ¿se puede seguir pensando que los enIIl1tros cercanos y especialmente las abducciones, son I o casual? Harder dice que «es como si una especie de 1111'0 de psicólogos extraterrestres estuviese haciendo un IlIdio de los seres humanos». En cuanto a la gama de los hducidos», resulta sorprendente que en ella abunden las I sonas que nosotros consideramos «sencillas» e incluso 111 'ultas». ¿Por qué no abducen a profesores de filosofía, Ifsicos nucleares e incluso a políticos? (En este último n, es posible que incluso nos hiciesen un favor ... a conId n de no devolverlos.) En el caso de Julio F., que más .h-Iante expondremos, acaso se encierre la respuesta a esta tl,yunta. IIfr

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