De la tierra al cielo jose luis barturen

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DE LA TIERRA AL CIELO


Autor: Jose Luis Barturen Corrección: Isabel Esteban Colaborador: Juan Oliver Diseño y maquetación: Ricardo Herrero Imprime: Yarga Correo electrónico: xiona1@hotmail.com Año: Junio 2011


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1 – LA NOTICIA Lima (Efe).- Cinco miembros del Instituto Peruano de Relaciones Interplanetarias han establecido contacto con un Ovni procedente de Ganímedes, el mayor de los satélites naturales de Júpiter, reveló ayer a Efe el presidente de dicha Institución, Carlos Paz García. Los integrantes del IPRI partieron el lunes de la semana pasada hacia Marcahuasi, altiplanicie situada a unos 90 Km de Lima y a una altura de 4.200 metros, permaneciendo allí hasta el jueves 22 de Agosto, trayendo importante material de grabación y fotografías, aseguró Paz García. Material que está siendo analizado actualmente por miembros del IPRI. Paz García señaló que el grupo indicado viene estando en contacto con los extraterrestres desde hace ocho meses.” Esta noticia aparecía en la última página del periódico La Gaceta del Norte de Bilbao el 23 de Agosto de 1974 firmada por Enrique Valls.

Cuando la leí, supe con absoluta certeza, que aquello era lo que yo estaba esperando desde hacía mucho tiempo para continuar con mi “estancada” búsqueda espiritual. Pero vayamos por partes. Me llamo Jose Luis Barturen y por sugerencia de mi buen amigo Juan José Benítez, voy a intentar relatar las experiencias vividas en relación con esta búsqueda, de forma cronológica, rigurosa y amena. Nací en el céntrico barrio de Indauchu en Bilbao en Marzo de 1946. Mi padre trabajaba en Seguros Aurora (ahora Seguros Axa) y mi madre se dedicaba a las faenas de la casa. Fui el tercero de los hijos de Pedro y Felisa. Mi hermano Pedro María me llevaba once años y mi hermana Begoña, nueve. A los siete años comencé mis estudios de bachillerato en el Colegio de los Padres Jesuítas, que justamente estaba ubicado en la acera de enfrente de mi casa. Debo decir que hasta que llegué al curso de Preuniversitario, mi paso por el colegio fue normal, dedicándome a todo menos a estudiar. Sobre todo a jugar al fútbol que no se me daba nada mal. Precisamente en el verano después de sexto de Bachiller, fiché por el equipo de fútbol juvenil del Club Indauchu, que por aquélla época militaba en segunda división del fútbol nacional. Así que mi último curso en el colegio fue el más importante para mí, llegando a ser el Capitán del equipo de fútbol del colegio, que siendo el de los Jesuítas, era todo un “farde” en aquellas edades del “pavo” y las primeras novias. Hasta aquí lo humano y normal. Tengo que decir que en el transcurso de mis estudios y tal vez“ ayudado” por el tipo de educación tanto en el cole como en casa, se despertó en mí un gran afán espiritual y una especie de relación muy íntima con el Hijo del Jefe(así le llamo en mi intimidad), o sea,


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Jesús de Nazaret para los demás. Esto me llevó a querer ingresar en la Orden de los Jesuítas. Para poder integrarme en dicha Orden debía pasar un “examen” realizado por el Maestro de Novicios que venía todos los años desde Roma para evaluar a aquellos que deseaban dicho propósito. Y llegó el Padre Legórburu con el que mantuve la siguiente conversación: - ¿Jose Luis, en qué radica tu interés por ser jesuita?. - Mire padre, creo sinceramente que tengo vocación sacerdotal. Me gustaría entregarme a Dios y al mundo dentro de esta orden religiosa. - He estudiado tu expediente sobre los estudios que has realizado del bachiller y solamente encuentro una pega. - ¿Qué problema?. ¿Cual es?. - Una de las características más importantes por las que nos distinguimos de las demás órdenes religiosas, es la de que estamos intelectualmente muy bien preparados. En otras palabras: para ser un buen jesuita hay que estudiar al menos un par de carreras además de las específicas de un buen sacerdote, como son la de Filosofía y Teología. - ¿Y …? - Que para eso no solo se necesita ser inteligente, sino muy constante. Y ahí radica tu problema. Hemos observado que eres inteligente, pero que estudias exclusivamente al final de cada curso. No eres constante en tus estudios. - ¡Pero si con eso me basta!. - No importa. Hay que entregarse y prepararse todos los días del año. - Entonces, ¿qué hago ahora?. - No te preocupes, hemos buscado una solución. - Dígame. - Vas a ir a la Universidad de Deusto a estudiar el primer año de Derecho de forma gratuita. Si al final del curso nos presentas unas buenas notas, en Octubre del año que viene, volvemos a charlar sobre este asunto. ¿Qué te parece?. - Pues francamente me fastidia bastante, pero si no hay otra solución ... - No. No la hay. Salí muy disgustado de la entrevista, sobre todo porque a otros diez compañeros de curso les admitieron sin problema alguno. En mi casa, que por supuesto estaban deseosos de tener un hijo jesuita, la idea les pareció de perlas. Ellos no tenían que gastar prácticamente nada y yo seguía en la lista para llegar a ser un excelente sacerdote. Así que pasado el verano me incorporé a unas clases muy diferentes a las del colegio. Mientras en el cole éramos cuarenta en clase, en la universidad estábamos unos doscientos y sin libros de texto. Había que oir al catedrático de la asignatura correspondiente durante una hora, coger apuntes a vuelo de pluma y a correr. A mi me resultó agobiante e inútil. No tenía para mí ningún sentido. ¡Yo quería ser jesuita y, supuestamente, estar más cerca de conocer las respuestas a mis interrogantes¡. Ignorante de mi. Ni que decir tiene que ni atendía a los profesores ni estudiaba todo lo que debía. Como por las tardes tenía libre, me integré en una Congregación que los mismos jesuitas tenían en Bilbao para seglares y donde, entre otras muchas cosas, podía dedicarme los domingos a dar catequesis y a colaborar en grupo a “solucionar” problemas en barrios marginados de Bilbao, ir a hospitales para hacer reir un poco a los enfermos,...etc., etc.,... Por supuesto que seguía también dedicándome a jugar al fútbol que era mi deporte favorito. También entré a formar parte de una cuadrilla de chicos y chicas con los que disfrutaba de los famosos “guateques” de la época. Y pasó el año. Volvió mi “amigo” el maestro de novicios y como no había aprobado más que dos asignaturas, me dijo que” verdes las habían segado”. Pero yo era muy terco y seguía con mi idea. Ante mi insistencia por entrar en el noviciado, me prolongó un año más mis estudios en la Universidad. Ni que decir tiene que el resultado fue prácticamente el mismo. Y, al final, tuve que desistir aparentemente. Me


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despedí del bueno del P. Legórburu y a continuación seguí con mi búsqueda. Como cosa divertida y causal, quiero decir, antes de que se me olvide, que el jesuita Maestro de Novicios que no me dejó entrar en el Noviciado de Villagarcía en Valladolid, acabó con los años viviendo en un piso que tenían los jesuitas en Bilbao, ejerciendo de psiquiatra y psicólogo (que era la carrera que había estudiado amén de Filosofía y Teología como buen sacerdote) y manteniendo conmigo numerosas reuniones en relación con el tema Ovni, extraterrestres y su posible relación con el Hijo del Jefe. Creía fírmemente en la vida extraterrestre y buscaba, como yo, su posible conexión con los ángeles, el Hijo del Jefe, etc., etc., Esta sería una de las cientos y cientos de sincronicidades o causalidades en las que me vería envuelto a lo largo de mis investigaciones. Por cierto que el bueno de Agustín Legórburu se fue a la Luz hace aproximadamente un año, proscrito por la Compañía de Jesús (que paradoja) por sus ideas “avanzadas”. Ahora gozará de buena salud espiritual y estará recibiendo las bondades del “cielo” por lo majo que fue. Pero sigamos con la historia. Después de mis frustrados intentos por llegar a ser jesuita, me dediqué a buscar otras posibles alternativas en el mismo sentido. Descubrí que los Padres Escolapios eran los que más se parecían a lo que yo añoraba. Y ni corto ni perezoso, me planté un buen día en el colegio que regentaban en Bilbao. Pregunté por el padre espiritual del centro y a los pocos minutos aparecía ante mí un navarro de casi dos metros de altura, muy moreno y de unos cuarenta años aproximadamente. - ¡Hola, soy el padre Ciaurriz y me han dicho que pregunta por mí!. ¿En qué puedo ayudarle…? En pocos minutos le resumí “mi vida”. Y ante mi asombro, me confesó que precisamente estaban esperando una persona de mis características que necesitaban para su noviciado de Orendain en Guipuzcoa, donde hacía falta una especie de relanzamiento porque se estaban quedando sin novicios. Me explicó que el noviciado estaba en un pueblo de montaña cerca del monte Txindoki y ”perdido de Dios”. Y que si estaba dispuesto, podría partir hacia allí en una semana. Yo aluciné en colores y sin pensarlo dos veces le dije que sí, que me iba. Pobrecito de mí, en qué aventura me metí. Ahora contaré mi experiencia, pero no pintaba mal en principio. Naturaleza, monte, aislamiento para poder meditar y posibilidades, según me comentó, de que tras un período de aprendizaje de un año, traslado a Roma para estudiar Filosofía y Teología y posibilidades de “ascender” hacia un puesto en el Vaticano donde andaban un poco escasos de “poder”. Total, que el quince de Octubre, sobre las diez y media de la mañana, mi cuñado Koldo me vino a buscar con su seiscientos azul y emprendimos el viaje por la carretera de la costa hacia Orendain. Koldo conducía en silencio, pero yo no paraba de hablar fruto de mis nervios. Hacia la mitad del camino, de pronto, mi cuñado frenó el coche en seco y por poco salgo por el parabrisas. Una enorme roca se había desprendido de la montaña y había caído unos metros delante de nuestro coche impidiéndonos seguir adelante. El susto fue mayúsculo. Nos libramos de una muerte segura por la pericia del chófer y por...”los primos“ de los que más adelante hablaremos. En un pueblito cercano al Noviciado comimos nuestras buenas chuletas regadas por un vino de primera y me tomé lo que yo creía iba a ser mi última copa y mis últimos cigarrillos. Cinco sacerdotes Escolapios nos estaban esperando. Un rector, el mandamás, de Bilbao por cierto y gran aficionado al Atletic, el vicerector, el ecónomo (el que llevaba las cuentas), el maestro de novicios y el dedicado a los que ellos llamaban postulantes. Tras los saludos de rigor muy emocionantes para todos, nos enseñaron las instalaciones y mi cuñado observó que estaban acabando de construir un frontón cubierto. Cuando iba a concluir mi “internamiento”, mi cuñado se llevó a un apartado al Rector y le dijo: - Padre, ese frontón se va a caer. - ¿Usted cree?. Lo dijo, que yo lo llegué a oir, en tono guasón. - Sí, Padre. Mire los cimientos y vea las columnas. Bueno, supongo que usted no entenderá de esto, pero yo le aseguro que este frontón no tardará mucho en irse abajo. - No se preocupe usted, no pasará nada. Y sin más, nos despedimos.


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Mi cuñado emprendió su viaje de vuelta a Bilbao y allí me quedé yo, llorando amargamente. Era muy fuerte la situación. Ni siquiera hoy, al cabo de los años, que van por los cuarenta y tantos, sé muy bien como conseguí quedarme allí. Pero la cosa es que así fue y así lo tengo que contar, porque tiene su importancia en todo lo que vendría a continuación en relación con mi búsqueda espiritual. En el tercer piso del enorme edificio vivían los novicios. El primer piso estaba dedicado a cocina, comedor y capilla. En el segundo convivían los postulantes (chavales de doce años aproximadamente) y luego había un campo de fútbol, otro de baloncesto y unas enormes huertas de las que se ocupaba todo el mundo en los ratos libres. Nuestra “habitación” era una gran sala con un techo común y una especie de cuartitos cerrados por una cortina. Me vi en una situación muy extraña, pero aparentemente muy acogedora. Recuerdo que estuve llorando durante muchos días sin entender mucho de que iba aquello. No estaba acostumbrado a una situación tan rara para mi. Tenía mi mesa, una silla, un armario pequeño para mis ropas y una camita enana para dormir. Debo decir que los novicios (que tenían unos quince añitos), dedicaban casi todo el día a estudiar quinto de bachiller, a rezar, jugar y trabajar en la huerta. Yo, que ya tenía mis añitos y mi experiencia (poca, pero a años luz de aquellos pobres críos), me sentí absolutamente fuera de lugar. Aquellos chavales habían sido “reclutados” en los pueblos y caseríos cercanos y nada tenían que ver con lo que yo buscaba. Era un mundo absolutamente subrrealista para mí. No obstante, intenté con todas mis fuerzas y con toda mi alma, integrarme en aquella extraña comunidad. Todos los novicios vestían con la correspondiente sotana, pero conmigo hicieron una excepción y me dejaban vestir normalmente con camisa, pantalones y chaqueta. Y debo decir en honor a la verdad, que me dieron muchos más privilegios que sería un poco coñazo, supongo, enumerar ahora. El más importante era el de no tener que asistir a las clases de quinto de bachiller y trabajar en la huerta. Lo que me otorgaba mucho tiempo libre que lo dedicaba a leer y a “charlar” en la iglesia con el Hijo del Jefe. No hay que olvidar que mis “privilegios” estaban destinados a prepararme para que me sintiera lo suficientemente cómodo, para “lanzarme” a Roma y al Vaticano. Parece un chiste visto en la distancia, pero era lo que ellos tenían programado para mí. Ni que decir tiene que allí no conocían la televisión y el periódico que llegaba por las mañanas, solo lo podían leer los cinco sacerdotes que habitaban la casa. A medida que pasaron los días y dado mi conocido carácter extrovertido, fui haciéndome con la situación. Caía muy bien a todos y me dedicaba a organizar campeonatos de fútbol, baloncesto, juegos de mesa y hasta les hacía juegos de magia. Y durante unos meses todo fue aparentemente bien. Tanto mis padres como mi hermana y mi cuñado me venían visitar a menudo y hasta me traían jamón de jabugo (la verdad es que no se comía muy bien) que me alegraba la vida. La situación comenzó a mosquearme una noche en que el P. Maestro de Novicios, se acercó a mi celda y a través de la cortinilla que nos daba intimidad, me preguntó. - Hermano José Luis, ¿duerme usted?. Un tanto sorprendido ya que estaba rezando mis oraciones, respondí. - No Padre, estaba rezando. - ¿Sería tan amable de acercarse por mi cuarto cuando acabe?. - Faltaría más. En unos momentos estoy con usted. Y dicho y hecho me acerqué a su habitación, toqué a la puerta y accedí dentro. - Perdone que le moleste a estas horas pero me gustaría hablar con usted. Verá, aquí, además de carecer de muchas cosas, vivimos muy aislados del mundo. Usted ha llegado con savia nueva y fresca y yo creo que nos ha venido muy bien a todos. Por eso quisiera hacerle algunas preguntas. - Usted dirá, Padre. - Ha llegado a mis oídos que anda usted comentando con los demás novicios las experiencias que ha vivido en la Universidad, lo de su cuadrilla de chicos y chicas y sus bailes,... y creo que no les conviene que sea usted tan claro. - Pero, Padre, que me está usted diciendo ....


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- Que para esas enseñanzas estamos nosotros y los manuales de educación que poseemos. Yo no salía de mi asombro y mucho se me debió de notar, porque el bueno del sacerdote me dijo a continuación: - Tal vez esté equivocado, perdóneme, creo que la situación es tan nueva que ignoro cómo llevar este asunto. - Pues muy fácil, hombre, déjeme hacer a mi parte de ese trabajo, a fin de cuentas solo les voy a hablar de la vida misma, de lo que se van a encontrar cuando salgan de aquí. - Voy a confiar en usted, pero tenga cuidado por favor. Y ya que estamos hablando con tanta claridad voy a preguntarle una cosa. - Adelante. - ¿Los jóvenes en Bilbao, pecan mucho? - Pues,.... - Me refiero al sexo, claro. - No, Padre. Yo creo que para empezar, la palabra pecado habría que hacerla desaparecer. Y yo diría que falta educación sexual en la gente. Tanto en padres como en hijos. Pero creo que es un tema apasionante y se está haciendo muy tarde. Si le parece, mañana seguimos. - Tiene razón. Vaya a descansar. - Hasta mañana Padre.


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2 – EL LEGUAJE DE LOS PRIMOS

Tal vez sea el momento de explicar lo que yo entiendo por “búsqueda espiritual”. Es la búsqueda de las respuestas a las preguntas que el hombre de todos los tiempos se ha hecho: ¿Quién soy?. ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy?. ¿Quien es Dios?. ¿Hay vida en otros planetas?. ¿Hay vida después de la muerte?. ¿Qué pinto aquí?. etc., etc.,... Puede que para otros la “búsqueda espiritual” sea otra cosa. No importa, lo importante es que yo haya podido explicarme mínimamente para poder seguir con mi historia. Como se puede comprender fácilmente, después de aquella primera conversación con el Maestro de Novicios (a la que siguieron unas cuantas más), comencé a darme cuenta de que me había equivocado de camino. Ni en aquel noviciado, ni en Roma, la Iglesia Católica, jamás me iba a dar las respuestas que yo añoraba. Por lo tanto, debía dar marcha atrás y por mucho que me doliera a mí, a mi familia y a los mismos padres Escolapios, tenía que volver a Bilbao. Lo causal del asunto es que todo se puso para mí mucho más claro, porque al llegar la primavera, me salíó una fístula anal y debía operarme rápidamente. Así que tras las consultas, llamadas y comentarios correspondientes, un buen día vino nuevamente mi cuñado Koldo y después de una despedida llena de lágrimas por todas partes, tomamos la carretera que nos debía ayudar a llegar a Bilbao. Desde hace muchos años, Juanjo, Javi Sierra, otros cuantos y yo, llamamos “primos” a los seres que nos ayudan y se comunican con nosotros de diversas formas y maneras. Esos seres pueden ser, o bien extraterrestres que trabajan desde sus naves interestelares, o bien guías espirituales que no necesitan vehículo alguno. He escrito bien y considero que al día de hoy, no estoy loco de encerrar. Un poco sí, pero no soy peligroso.Vamos, que son los mismos o los descendientes de los que en la antigüedad eran llamados “dioses” que con sus carros de fuego o “nubes” misteriosas campaban a sus anchas por nuestro planeta (Yave, Enki...). ¿Y cómo nos ayudan o se comunican?. Desde luego a mí no me consta que habitualmente llamen al timbre de tu casa y entren a tomarse una buena copa de vino (que más quisiera yo). O que se hayan materializado resplandecientes de luz en el salón de nuestras casas. (Aunque algún caso rarito debe haber por ahí). Tienen varias formas de hacerlo por psicografía o escritura automática que es lo mismo, por telepatía, a través de los sueños, mediante abducciones para charlar contigo dentro de su nave, pero a mí la forma que más me alucina y a la que estoy más acostumbrado, que mis años de aprendizaje me ha costado, es través de “señales” en forma de causalidades, sincronicidades y cosas por el estilo. Ahora, para captar la señal debes estar entrenado y vivir con las “antenas sacadas”. Y ya que estaba comentando mis aventuras y desventuras “religiosas”, aprovecho para exponeros un ejemplo de lo más clarito. Yo quiero caminar por los senderos de la Iglesia Católica en forma de sacerdote. Primera señal que yo no entendí: los jesuitas por dos años consecutivos no me dejan entrar en su orden. Yo, terco de mí, emprendo el viaje hacia Orendain y por poco nos mata una enorme roca que se desprende del monte. Segunda señal. A los dos días de mi estancia en el noviciado, se derrumba el frontón (menos mal que no me pilló debajo). Tercera señal. Y por si todavía no me había dado cuenta de que me tenía que marchar de allí, porque aquel no era mi camino en la vida, me sale la fístula anal y ya me “entero definitivamente”. Es verdad que yo todavía estaba en pañales en esto del “contactismo”. Je, je. ...Explicado esto, debo volver un poco la vista hacia mi nueva vida terrena. Así que seguimos adelante.


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Una vez pasada la recuperación de la operación, se planteó mi futuro. Por aquellos años no era difícil encontrar un trabajo y menos si contabas con algún tipo de “enchufe”. Mi padre y mi hermano Pedro Mari trabajaban en Seguros Aurora (hoy día Seguros Axa). Además mi tíoPaco, hermano de mi padre, también era un jefe importante en dicha empresa. Así que el día 1 de Julio de1965, comencé a trabajar en la Sección de Siniestros de Automóviles del ramo de Accidentes de la mencionada compañía de Seguros. El horario era estupendo porque entrabas a las ocho de la mañana y salías a las tres de la tarde, con lo que tenías casi medio día libre para dedicarlo a lo que quisieras. Y el sueldo no era nada malo tampoco. Allí conocí a un tal Joaquín Lanzagorta con el que tuve que trabajar codo con codo y que además también había estudiado el bachiller en el colegio de los jesuitas, solo que unos cursos detrás de mí y por eso no lo conocía. Lo menciono porque también me lo puso “alguien” en el camino y que sin casi quererlo me ayudó a seguir con mi búsqueda. Me habló ni más ni menos que del “Retorno de los Brujos”. Por aquel entonces era una especie como de biblia de lo esotérico. Y claro que me ayudó. Fue mi libro de cabecera durante mucho tiempo. Los “viejos roqueros” sabrán muy bien de qué hablo. Paralelamente, también oí hablar de un Paleontólogo jesuita (como no), que había escrito varios libros entre los que se encontraban El Medio Divino y el Fenómeno Humano. Descubrió en aquella época el “homo pekinensis”. Se trataba nada menos que de Theilard de Chardine. Este brillante científico fue el que comenzó a hablar del Cristo Omega y cosas por el estilo que con el tiempo iban a “abrir” la mente al espacio infinito a muchas personas como yo. EL AUTOR Y SUS PADRES EN EL NOVICIADO

Como tenía toda la tarde libre, me animé y me matriculé en la Facultad de Ciencias de Sarriko, para estudiar la carrera de Ciencias Económicas. Todavía seguía siendo católico, por lo que a las tardes frecuentaba la iglesia de mi calle, la Parroquia del Corpus Christi, asistiendo a Misa y “charlando” con mi querido Hijo del Jefe. En este ámbito conocí a los sacerdotes de la parroquia y a diferentes chicos y chicas que se juntaban para compartir sus problemas, alegrías, etc., etc.,... Surgió enseguida la necesidad de buscar un local donde poder reunirse. El bueno de D.Félix (un buen sacerdote y mejor persona) nos indicó que en el último piso de la iglesia había unos locales a los que no se les daba utilidad alguna. Y con el consiguiente permiso del Sr.Obispo, fundamos el Club Danon Txako, que en castellano creo que significa algo así como “ todos amigos”. El día 20 de Septiembre de 1965 tuvimos nuestra primera Junta Extraordinaria, donde aprobamos los estatutos por los que nos íbamos a regir. De lo que se trataba era de crear un ambiente cristiano en un local de esparcimiento. Se crearon varios grupos musicales, un coro, un equipo de fútbol, teníamos bar, biblioteca, juegos de mesa, se daban conferencias, se hacía teatro... Yo estaba en mi salsa. Me gustaban los deportes, cantar, jugar a cualquier cosa, charlar y estar con chicas. Fueron unos años muy bonitos y los recuerdo con mucho cariño. Allí conocí, al poco tiempo, a una chica que se llamaba Mari Carmen G. y nos hicimos novios. Fue toda una experiencia. Mi primera novia, mi primer beso, mi primer agarrar de la mano a un moza y mi primer “amor”• terrenal, que dicen los expertos que es el mejor y más auténtico. Probablemente tengan razón. En su casa no cayó muy bien el tema, pues aunque yo trabajaba y estudiaba, su padre era unos de los grandes “capos” de lo que entonces se llamaba “Caja de Ahorros Vizcaína”. Nosotros seguimos adelante y llegó el primer verano. Su familia veraneaba en un bellísimo pueblo de la costa que se llama Mundaca. Los fines de semana yo cogía un autobús que me llevaba hasta el pueblo, dormía en una pensión y me


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pasaba todo el rato con ella. Aprendí a nadar, a “pescar” mejillones que los había por cientos en las rocas que rodean la iglesia del pueblo, quisquilla o camarón como lo llaman en el resto de España, y fui enormemente feliz. Al comienzo del otoño, Mari Carmen entró a trabajar en la empresa donde su padre trabajaba, la citada Caja de Ahorros. Al cabo de unos tres meses aproximadamente, yo comencé a notar algo extraño en su comportamiento. Se mostraba más esquiva, llegaba tarde a las citas o las cancelaba sin motivos aparentemente serios, hasta que un día me llegó la noticia: - Jose Luis, tengo que hablar contigo muy en serio. Me dijo un día Carmen. - Tu dirás. - Tengo que ser sincera contigo. Me he enamorado de otro hombre - ¡¡¡Qué!!! - Lo que oyes. Trabaja conmigo en la oficina. Ya no te quiero y tenemos que dejar de salir juntos. - Ya me parecía a mí que te pasaba algo, pero,no esperaba esto. Aquella noche llegué a casa de mis padres totalmente destrozado. Mi madre intentó consolarme como pudo, pero fue inútil. No recuerdo haber llorado tanto en mi vida. Debo decir que desde hace varios años me suelo encontrar con ella en la playa que los dos frecuentamos en Guecho (Arrigúnaga) y solemos recordar cosas y contarnos como dos buenos amigos, temas actuales de nuestras vidas. Se acabó casando con aquel chico, que creo recordar se llamaba como yo, tuvo tres hijos y varios nietos y hoy día está divorciada. También debo señalar que mis relaciones laborales con mi tío Paco, mi jefe directo, iban de mal en peor. Era una empresa de tipo familiar, sin comité de empresa, ni sindicatos (era la época de Franco hay que recordar) y yo no estaba dispuesto a tragar ciertas cosas que se hacían y que me parecían muy injustas. Basta que yo era su sobrino, él entendía que no debía inmiscuirme en ciertas cosas. Por otra parte, todos los compañeros me apoyaban y se extrañaban precisamente de que fuera yo quien se opusiera a situaciones injustas. Se conoce que yo debía ser el “pelota” de mi tío. Y para nada, todo lo contrario. Además, aunque mi hermano seguía en la empresa pero en Madrid, también estaba mi padre por los alrededores. Yo seguía frecuentando el Club y divirtiéndome como antes de la experiencia con Carmen, hasta que conocí a otra chica que se llamaba Maite. Me gustaba. Le invité a salir un día. Luego me enteré de que al que iba a ser su cuñado, un tal Jose Mari, yo no le caía nada bien e intentó alejarle de mí y enrrollarle con un amigo mío del colegio al que también le iba la chica. Consiguió su propósito, Maite se acabó casando con Junra, que así se llamaba mi amigo, tuvieron un par de hijos y de pronto él se volvió loco, mató con un hacha a Maite, a uno de los hijos y luego intentó suicidarse. Acabó en la cárcel, nunca he vuelto a saber de él y jamás he “entendido” el asunto. Seguro que los primos sabrán los motivos de todo. Aparentemente una desgracia y una enorme pena. Al tal Jose Mari le veo muchas veces por Bilbao y nos saludamos como si jamás hubiese sucedido nada. Pero había que continuar viviendo. Un buen día apareció por el Club una chica nueva. Alta, relativamente guapa, enigmática, con pelo largo muy moreno y con un violín dentro de su funda y sujeto por su mano derecha. Cuando me la presentaron me gustó y como comenzó a frecuentar el lugar con bastante asiduidad, un día le pedí permiso para acompañarle a su casa cuando se fuera. Y así, poco a poco nos hicimos amigos y en un largo fin de semana en un “camping” cerca de la playa, acabé declarándole mi amor. Yo suponía que era verdad aquello de que a la “tercera va la vencida”. Craso error como ya iremos viendo a continuación. Con el tiempo fuimos dejando de ir al Club, comenzamos a tener nuevos amigos y nuestra vida cambio bastante. Como una de las cosas que no teníamos muy claras, ni nosotros dos, ni otra pareja que salía con nosotros que se llamaban Blanca y Javi, era el asunto de nuestra pertenencia a la Iglesia Católica, buscamos ayuda y conocimos al que por entonces era el padre espiritual del Colegio Mayor de la Universidad de Deusto, Ander Gómez Araolaza. Era un teólogo recién llegado de Roma. Accedió


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gustoso a ayudarnos y durante prácticamente un año, estuvimos reuniéndonos los fines de semana para “estudiar” a fondo, tanto la religión católica, como las demás que tienen peso en el planeta. El resultado fue, que al cabo de ese año y pese a que a mí me costó alguna lágrima que otra, decidimos dejar de practicar cualquier tipo de rito religioso y seguir nuestra búsqueda por otros lares.

EL AUTOR EN SEGUROS AURORA

No he dicho aún, que mi nueva novia se llamaba Raquel y que trabajaba en el entonces Banco de Bilbao. Como las cosas en mi trabajo iban de mal en peor y causalmente estaban convocadas unas oposiciones para entrar en dicho Banco para un par de meses después, me preparé y me presenté a los exámenes que se celebraron en unas aulas de la Universidad de Deusto. Nos presentamos mil personas y yo saqué el número décimo quinto que no está nada mal. Me llamaron para pasar un reconocimiento médico, como los deportistas y al de unos días me comunicaron que el día 18 de Marzo de 1971 debía presentarme a las ocho de la mañana en el Departamento de Personal en Gran Vía num. 12. Yo lo había contado en mi casa, pero nada había dicho en mi trabajo, de forma que el día anterior, el diecisiete, llegué a Seguros Aurora a las ocho de la mañana y me senté en el despacho de mi tío a esperar a que llegara. Solía venir más tarde porque antes iba a oir Misa a una iglesia cercana. Cuando llegó, colgó el abrigo y el sombrero en el perchero, se sentó en su silla y me dijo:

- Hola, Joselu, buenos días. - Buenos días, tío. Le respondí. - ¿Querías hablar conmigo?. - Pues sí. Quiero darte una noticia que supongo te alegrará. - Si es buena, ¡ estupendo¡. Dime. - Me he presentado a unas oposiciones para el Banco de Bilbao y he sacado una plaza. Mañana mismo debo presentarme para comenzar a trabajar. Mi tío me miró como si viera un fantasma. Comenzó a ponerse pálido y se quitó las gafas. Estaba estupefacto. Al cabo de unos segundos, que a mí me parecieron eternos, dijo: - ¿He escuchado bien?. ¿Acabas de decirme que mañana comienzas a trabajar en el Banco de Bilbao?. - Has oído bien. A las ocho debo estar en el Departamento de Personal. Mi tío dejó las gafas sobre la mesa, echó para atrás su silla y parpadeó varias veces. - No debes extrañarte después de todas las discusiones que hemos tenido últimamente. - ¡Pero, Joselu!.¡Si tienes aquí a toda la familia velando por ti!. ¡Tu porvenir está asegurado y tienes todas las posibilidades para llegar muy arriba en esta empresa!. - No quiero discutir. No quiero llegar muy alto. No quiero nada vuestro. Creo que no habéis sido honestos conmigo y no quiero más disgustos en la familia. - ¿Lo saben tus padres?. - Los dos y están muy contentos. - Voy ahora mismo a hablar con la Dirección. Y sin más, salió del despacho muy enfadado. Yo, a mi vez, también salí y fui a comentar mi nueva buena con mis compañeros. Al cabo de un rato, mi jefe directo me comunicó que acababa de llamar mi tío para que me dijera que fuese inmediatamente a la Dirección. Nunca me había sentido más seguro de mí mismo. Fui recorriendo los pasillos y los diferentes departamentos que me separaban de los despachos de la Dirección, dándome cuenta de que todas las miradas estaban puestas en mí. La noticia había corrido como la pólvora. Llamé a la puerta del primer despacho que ví y cuando escuché un ¡adelante!, abrí y entré. Era una habitación muy grande y excelentemente adornada con lujosos tapices y cuadros de pintores famosos. Unas enormes cortinas granates colgaban del techo hasta rozar una alfombra persa de bastantes metros. En el centro había una mesa de reuniones flaqueada por unas butacas de terciopelo marrón oscuro. Mi tío estaba hundido en una de las butacas y de pié, a su lado, estaban los dos Directores Generales, señores Otalora y Aramburu.


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- Pasa Joselu y siéntate. Me dijo Arámburu. - Gracias, pero prefiero seguir de pié. - ¡Qué nos dice Paco! ¿Que te marchas mañana a trabajar al Banco de Bilbao?. - Efectivamente. He sacado una plaza y mañana me esperan. - Pero hombre, vamos a ver. ¿No estás contento aquí?. Eres la continuación de una familia ejemplar que se ha entregado en cuerpo y alma a esta Empresa. Sóis toda una institución. Y por lo que a ti respecta, sabemos que estás muy puesto en tu trabajo y tienes un gran futuro. - Mejor que no hablemos de mis conocimientos. Considero que no se me ha hecho justicia en el tema de los exámenes de ascenso por los que fui felicitado. Ni se me ha dado el puesto prometido, ni se me ha ascendido o “pagado” de ninguna forma. Además estoy cansado de que cada vez que surge algún conflicto, se me llame la atención a mí por ser quien soy. - No creo que sea para tanto. Terció Otalora. - Yo creo que sí. Me voy con menos categoría profesional y menos sueldo, pero me marcho muy descontento de esta Empresa. Todos guardaron silencio. Luego, volvieron a la carga con todo tipo de argumentos, pero nadie logró convencerme para que me quedara. - Si no tienen nada más que añadir, me voy a mi puesto de trabajo. Buenos días señores. Salí de allí y con toda la calma de que fui capaz, comencé a despedirme de todos mis compañeros uno por uno. Y me llevé una grata sorpresa: comprobé lo mucho que me querían prácticamente todos.


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3 – LA MUERTE DE MI PADRE

Al día siguiente, a las siete y cuarenta y cinco minutos de la mañana, aproximadamente, entraba yo por la puerta giratoria que daba acceso a la oficina principal de uno de los Bancos más prestigiosos de Bilbao. Hasta las ocho y diez no fui recibido por el Jefe de Personal. Tras las presentaciones, el señor Amadeo García Salazar, me informó a grandes rasgos lo que se esperaba de mí, haciendo hincapié en lo importante que sería que acabara la carrera de Ciencias Económicas (estaba en tercero con dos asignaturas de segundo pendientes) de cara a mi prometedor futuro en el Banco. A continuación me indicó a qué oficina de la ciudad me habían destinado de momento y donde debía presentarme al Director de la misma. Resultó que, para mi desgracia, el Director era íntimo amigo de mi tío Paco el de Seguros Aurora. Los primeros días fueron muy duros para mí. Era un trabajo totalmente distinto al que estaba acostumbrado y además había que trabajar contra reloj, ya que en las oficinas no se podían dejar trabajos pendientes para el día siguiente. Muy estresante. Los compañeros eran ya “perros viejos” e intentaron explotarme todo lo que podían. A medida que fueron pasando los días, y tal vez mediatizado por el nuevo trabajo, comencé a darle vueltas en mi cabeza a la idea de dejar de estudiar la carrera ya que, por un lado tenía muy claro que nunca iba a interesarme llegar a ser Don Fulano de Tal, Economista y por otro, deseaba tener más tiempo libre para mi “búsqueda espiritual”. Cuando por fín tomé la decisión de dejarlo, ocurrió lo que yo ya me imaginaba. Tanto mis padres y hermanos, como mi novia Raquel, se lo tomaron muy mal. Nadie llegó a entender nunca, que para mí tuviera más valor el tiempo libre que el dinero y los “títulos”. Debo contar además, que mi Jefe, el amiguito de mi tío, intentó obligarme a que le hiciera trabajos particulares suyos que nada tenían que ver con el Banco. Al negarme, evidentemente, intentó mediante un informe que envió al Departamento de Personal, desprestigiarme, dejando caer que no cumplía con mis obligaciones durante el horario laboral. Quiero resaltar que dicho informe tenía mucha transcendencia, ya que yo estaba a prueba en la Empresa durante seis meses. Me llamaron de Personal, conté la verdad y como dicho individuo ya tenía antecedentes en el mismo sentido de lo que quería hacer conmigo, me cambiaron de Oficina y todo se arregló. Al cabo de los seis meses me hicieron fijo definitivamente. Raquel y yo comenzamos a hablar de boda poco a poco. Una vez resueltos los problemas laborales, no tenía mucho sentido continuar solteros. Pero había un par de dificultades: el servicio militar que yo debía realizar durante creo que dieciocho meses y la compra de un piso donde vivir. Yo, debido a las prórrogas que se solicitaban al Ministerio para retrasar la milicia mientras cursabas estudios universitarios, debía cumplir con mi obligación al dejar de estudiar. Como aquello se podía dilatar, decidimos casarnos y posteriormente afrontar el Servicio a la “Patria”. También había otra cuestión delicada. Como ya no practicábamos en la Iglesia Católica, no tenía ningún sentido realizar una ceremonia religiosa. Podíamos casarnos por lo civil exclusivamente. Pero, tras los “tanteos” familiares que realizamos, llegamos a la conclusión de que para evitar un disgusto de muerte a nuestros padres respectivos, sobre todo, compensaba hacer “teatro” y casarnos mediante un sacerdote amigo que se avino a colaborar en la comedia. Luego estaba el tema del piso. Nosotros habíamos dado una “entrada” para una vivienda en cooperativa en Galdácano, pero las obras se iban dilatando tanto que tuvimos que desistir. Mi hermana Begoña nos buscó una solución estupenda. Ella y su marido, Koldo, se habían comprado un piso nuevo e iban a vender el que tenían anteriormente. Nos propusieron cedérnoslo una temporada hasta que encontráramos algún piso que poder comprar.


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Por esas causalidades de las que vengo hablando desde el principio, encontramos con bastante rapidez un buen piso en el barrio de Begoña al que le faltaban unos meses solo para poder estar habitable. Comprobamos Raquel y yo, que solicitando cada uno, un crédito al Banco donde trabajábamos, nos llegaba para comprar el piso, aunque sin garaje. No nos importó y tiramos para adelante. Total que, mediante una sencilla ceremonia en la Parroquia de San Rafael en el barrio de Zabala donde vivía Raquel, nos convertimos en marido y mujer, el veintiséis de Setiembre de mil novecientos setenta y dos. Raquel tenía por entonces veinticinco años y yo uno más. De viaje de novios fuimos a Palma de Mallorca. Ya instalados en la casa de mi hermana, el día tres de Diciembre, domingo, sonó el teléfono de casa a eso de las nueve de la mañana mientras dormíamos: - ¿Dígame?. Respondí medio dormido. - ¡Hijo, ven corriendo que tu padre se acaba EL AUTOR EN de morir¡. Era mi madre. EL SERVICIO MILITAR - ¿Qué..?. - ¡Ven, hijo, ven¡. Está en la cama muerto. Todavía está caliente. Ya he llamado a Koldo y a Bego y vienen para aquí. - ¡Ya vamos, ama¡. Nos vestimos y vamos corriendo. - ¿Qué pasa?. Me preguntó Raquel una vez hube colgado el teléfono. - Era mi madre. Acaba de encontrar a mi padre muerto en la cama. Dice que el cuerpo está todavía caliente. Habrá sido un infarto, ayer estaba estupendamente. Koldo y Bego ya van hacia allí. Vístete corriendo y vámonos. La noticia nos cogió absolutamente desprevenidos. La noche anterior habíamos estado en su casa y mi padre estaba como siempre, estupendamente. Tengo que decir que la casa de mis padres, la de mi hermana y donde nosotros estábamos viviendo en aquel momento, estaban muy cerca en la distancia. Tres manzanas de casas a lo sumo. Cuando llegamos, nos abrió mi cuñado Koldo. Yo me dirigí al cuarto donde dormía mi padre. El y mi madre dormían en habitaciones separadas debido a los fuertes problemas que tenía mi madre a cuenta de un asma crónico que tenía desde hacía años. A la derecha de la habitación estaba su armario ropero de tres cuerpos y madera antigua. Allí guardaba su ropa, naturalmente, muchos de sus innumerables libros y la colección de sellos que hoy día poseo yo. Frente a la puerta de la habitación estaba la cama de roble oscuro y a la izquierda había un tocador haciendo juego. Pegada a la cabecera de la cama estaba una mesita que servía para sostener una enorme radio Zenit que mi padre escuchaba todas las noches invariablemente. Me acerqué al lecho bastante sereno, le miré con infinita ternura y le toqué. Efectivamente no debía de haber dejado de existir hacía mucho tiempo, porque su cuerpo aún estaba con calor. Era como si estuviese apaciblemente dormido. Con la boca abierta como cuando se quedaba roncando después de comer en la butaca del salón. El rostro lo tenia un poco amarillento, pero denotaba paz, tranquilidad. Como si hubiera estado esperando el momento y como si, en definitiva, descansara por fín. A la izquierda, la persiana que daba acceso al balcón estaba a medio levantar. Poca luz había en la estancia. Mi madre lloraba silenciosamente en la cocina y mi hermana y mi cuñado, trabajaban ya en cosas prácticas. Uno, colgado del teléfono, daba la noticia a la familia, y la otra, se ocupaba de su madre


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y de las cosas de la casa. Yo me olvidé de todo y de todos y seguí contemplando aquel cuerpo sin vida. Era mi padre, pero pensé que no conocía al ser que tenía delante. Nos habíamos llevado bien, pero me di cuenta de que no sabía gran cosa de él. Sin grandes peleas, pero casi nunca había estado de acuerdo conmigo. Yo guardaba muy buenos recuerdos de cuando era niño. Me solía llevar a pasear al parque a ver los patos, los pavos reales, a una bolera donde sus amigos jugaban a los bolos y hablaban de fútbol, al campo del “Atletic” junto a los famosos Zarra, Gainza y otros y al monte de excursión en Setiembre cuando él cogía vacaciones en el trabajo. A medida que fui creciendo, las diferencias de criterio, normales por otra parte debido a la diferencia generacional, se fueron haciendo patentes, pero sin que llegara nunca la sangre al río. - ¡Cochelu¡. La voz de mi cuñado me sacó de mis pensamientos. - Dime, Koldo. - Toma esta póliza de seguros y vete a dar parte de la defunción de aita. Ya he hablado con ellos y te explicarán todo lo que tienes que hacer. Aquellas gestiones me llevaron varias horas, por lo que cuando regresé a casa de mis padres, estaba llena de familiares y vecinos. Mi padre era una persona muy respetada y querida en el barrio. A mi hermano Pedro Mari ya le habían llamado a Madrid y estaba de camino. Mi padre no tenía vicios. No bebía, no fumaba y ni siquiera tomaba un autobús para desplazarse por Bilbao. Pero había una cosa que era lo que yo creo que le daba la “vida”. Todos los días, después de comer, se acercaba a la sede u oficinas del Club Atletic de Bilbao y en un cuartito que existía en el último piso, se reunía a tomar café y charlar con los socios más antiguos del Club. Echaban una partida de cartas y luego se iban cada uno a sus respectivos quehaceres. Cuento esto, porque a media tarde del día de la muerte de mi padre, sonó, una vez más, el timbre de la puerta de casa y acudí yo a abrir. - ¿Es esta la casa de Perico Barturen?. Preguntó un señor de unos sesenta años, con gafas y cara muy triste. A su lado, otro individuo algo más joven, pero con el pelo canoso le acompañaba. - Sí, aquí es. Respondí yo sin conocerles. En las manos del más anciano había una enorme corona de flores. Eran de color rojo y blanco como la camiseta que lucían los jugadores del Atletic. Una bandera del Club, cubría en parte la corona. Toda la serenidad y fortaleza que yo había demostrado hasta entonces (no había derramado aún ni una lágrima), se me vinieron abajo cuando oí que el que acompañaba al que traía la corona decía: - Esto es de parte de sus amigos del cuartito. Les abracé, les hice pasar y rompí a llorar. Les guié hasta la alcoba donde estaba el cadáver y les dejé solos para que dieran su último adiós a su amigo Perico. Tanto en el funeral como en el cementerio, yo volví a ser dominador de la situación. Sereno, tranquilo y sabedor, en definitiva, de que mi aita estaba en buenas manos. Estaba con mi “amigo” el Hijo del Jefe. Hasta me acerqué a comulgar durante la misa y recuerdo que le comenté por lo bajo al Nazareno: “En recuerdo de los viejos tiempos“.Y sonreí. Entre la tensión por los problemas en mi nuevo trabajo, la repentina muerte de mi padre y una inoportuna gripe, caí en una depresión de caballo. Yo no conocía creo que ni la palabra tan en boga ahora. No quería levantarme de la cama, no quería ni que Raquel me levantara la persiana, no comía, dormía muy mal y no hablaba. Yo no sabía qué coño me pasaba. Al ver que pasaban los días y yo estaba en un estado lamentable, entre mi hermana y mi esposa buscaron un psiquiatra y me llevaron a la fuerza. El médico me recetó una serie de pastillas, me recomendó hacer ejercicio y nos comentó que la causa de todo lo que me ocurría creía él que se debía a ese cúmulo de circunstancias que he mencionado ya. A primeros de año nos trasladamos definitivamente al piso que nos habíamos comprado y yo, aunque


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seguía aún con mis pastillas, había mejorado bastante. Además, a mediados de mes debía incorporarme a filas, como se le llamaba a lo de hacer la milicia obligatoria. Me llevaron al campamento militar que estaba en Araca (Vitoria), donde debía permanecer durante tres meses antes de ser enviado a mi destino definitivo. Los primeros días del campamento fueron para mí uno de los peores momentos de mi vida. El verme allí en un barracón junto a otro montón de gente que no conocía de nada, con un frío de algún que otro grado bajo cero, teniendo que obedecer a una serie de ignorantes militares y haciendo una serie de cosas a cada cual más inútil, era una verdadera pesadilla. Allí si que lloré de lo lindo. Ahora, la depresión se me quitó de golpe, cuando al día siguiente de llegar y como consecuencia de las pastillas que tenía que tomar para dormir bien, llegué tarde a la formación del pelotón para pasar la lista correspondiente. No me metieron en el calabozo por ser la primera vez que me ocurría. Así que ni corto ni perezoso, arrojé las pastillas a la basura más cercana y ahí acabó mi depre. Nunca más, en los dieciocho meses que duró la mili, volví a llegar tarde a “diana” que es como se llama en un campamento militar a la hora de levantarse por las mañanas. Antes de irme al campamento, Raquel y yo nos habíamos comprado un coche “Seat 127” que nos vino muy bien para salvar la distancia entre el campamento y Bilbao. Durante el primer mes no nos dejaron salir del lugar, excepto a Vitoria y pueblos aledaños donde no se necesitaba coche para trasladarse, pero después, los fines de semana se nos permitía venir a casa. Ahí sí que el coche hizo todo un papelón. Al cabo de los tres meses reglamentarios, debían enviarnos a nuestros destinos definitivos. Yo tenía una tía monja, hermana de mi madre, que trabajaba en el Hospital Militar de San Sebastián y tenía muchos “contactos” en las altas esferas militares de la zona. Sea por “enchufe” de mi tía o porque comentaban que a los que estábamos casados nos enviaban cerca de casa, la cosa es que mi destino fue la Base de Automóviles de Zorroza, a escasos tres o cuatro kilómetros de Bilbao. Como trabajaba en un Banco, me llevaron a la Secretaría del Cuartel y al cabo de unos meses, podía hasta vestir de paisano para andar por la calle y hacer los traslados correspondientes. Y así fueron pasando los meses hasta que la noticia con la que comienzo este libro, apareció en la prensa de Bilbao. También en la milicia teníamos un mes de vacaciones y a mi me correspondía justo unos días después de aparecida la famosa noticia de la Agencia Efe comentando lo de los miembros del IPRI. Nos fuimos al Balneario de Panticosa, donde concebimos a nuestra primera hija. Lo pasamos maravillosamente bien en aquellos parajes de alta montaña y a nuestro regreso, la noticia, que no había dejado de martillear mi cerebro durante todo el tiempo, volvió a cobrar actualidad.


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4 – JUAN JOSE BENITEZ LOPEZ

El 2 de Octubre de mil novecientos setenta y cuatro, a las siete y media de la mañana, saqué mi coche del garaje, compré La Gaceta del Norte en el quiosco de periódicos que estaba frente a mi casa y puse rumbo al cuartel. No imaginaba ni por lo más remoto la sorpresa que me esperaba cuando, una vez en la oficina del Teniente para el que trabajaba, comencé a leer la prensa. En primera página y con letras bien grandes, se anunciaba a los lectores de La Gaceta, que en días sucesivos iban a comenzar a aparecer en el periódico, unos reportajes relacionados con la visita que uno de sus reporteros, Juan Jose Benitez, había realizado a Perú, para comprobar la veracidad de la noticia que había anunciado Efe en relación con el grupo IPRI que decía contactar con unos extraterrestres. Como ya comenté en el primer capítulo de este manuscrito, yo ya había intuido que mi búsqueda espiritual tenía mucho que ver con la mencionada noticia. ¡Un contacto con seres de otros planetas! De ser verdad, la historia era alucinante. Ni que decir tiene que comencé a leer con gran avidez los reportajes que día a día (y que conservo) iban apareciendo de la pluma del que con el tiempo sería mi gran amigo Juanjo. No salía de mi asombro. Lo que aseguraban Sixto Paz y los demás componentes del grupo era increíble e interesantísimo. Contactaban, decían, psicográfica y telepáticamente con unos extraterrestres y además habían visto sus naves. Pero lo que más me interesó fue lo que dichos extraterrestres les habían comunicado sobre lo que podía pasar en el planeta tierra. En no muchos años, éste planeta comenzaría a pasar poco a poco a un nivel evolutivo superior. Es decir, subiría de tercera a cuarta dimensión. En este proceso y debido a una serie de catástrofes naturales, gran parte de la civilización actual, corría el riesgo de desaparecer. También les habían informado de que ellos, sacarían en sus naves a un cierto número de personas que serían llevadas a otros planetas para reacondicionarlos y devolverlos a la tierra una vez que todo se hubiera calmado y completado el cambio. Por supuesto que la vida en la tierra ya no sería igual que antes del proceso. No explicaban cómo sería, pero sí que se “funcionaría con unos parámetros y tecnologías de cuarta dimensión”. Siempre, según esos supuestos contactos, algunas personas que habitaban en la tierra en estos momentos, habrían venido o se habrían reencarnado en esta época a petición propia, para colaborar con este plan. El momento no estaba lejano y en el grupo se habían barajado diversas fechas, pero la cosa no estaba nada clara ya que los propios extraterrestres, decían ignorar cuándo se iba a producir el cambio. A mí, las preguntas se me agolpaban en la mente. ¿Y si todo fuera cierto…? ¿Y si no era más que un camelo, una alucinación colectiva …? ¿Habría alguna potencia mundial como Estados Unidos, Rusia,.. detrás de todo aquello …? ¿Trataba alguna organización secreta, comer el tarro a la gente para algún fin inimaginable …? Tenía que averiguarlo porque el tema me seducía y mucho. Aquel asunto me daba la oportunidad de seguir mirando hacia “arriba” y de seguir indagando en el por qué y en para qué de la vida del ser humano. Y ni corto ni perezoso, decidí coger el toro por los cuernos como vulgarmente se dice. Fue un miércoles a finales de Noviembre de mi novecientos setenta y cuatro, cuando aproximadamente a las séis de la tarde, subía yo las escaleras que conducían a la recepción de La Gaceta del Norte. No era la primera vez que hacía ese trayecto, pero hasta ese día, nunca había podido completar con éxito mis deseos. El Sr. Benitez nunca estaba en la redacción.


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Iba muy nervioso y llevaba un cuaderno y mi mejor bolígrafo, un “Cross” chapado en oro que me había regalado Raquel y que todavía utilizo, por si tenía que tomar notas. Tenía miedo por lo que el periodista pudiera pensar de un loco que se interesaba ansiosamente por un tema como el de los ovnis y extraterrestres. Podían pasar dos cosas a saber: O que me escuchara con resignación y me contara cuatro cosas por compromiso o que me tomara en serio y tuviéramos un diálogo fluído y cordial. - ¿Qué desea usted?. Me preguntó el conserje. - Estoy citado aquí con el Sr. Benitez. Mi nombre es Jose Luis Barturen. - Un momento por favor. Mientras el conserje llamaba por teléfono a la redacción, me puse a caminar de un lado para otro, mirando a todas partes y con el corazón latiéndome a mil por hora. - Ahora baja. Me dijo el buen hombre (con el tiempo nos haríamos muy amigos) saliendo del cuartito donde estaba la centralita telefónica. JJ.BENITEZ Y EL AUTOR

Efectivamente. No habían transcurrido ni cinco minutos, cuando a través de la puerta de cristal que separaba el vestíbulo de las escaleras que daban acceso a la redacción, ví bajar a Juanjo Benítez. Vestía con un pantalón gris claro que se notaba recién planchado, una camisa de algodón azul y un jersey cerrado, también gris a juego con el pantalón. El pelo lo llevaba bastante corto y muy revuelto. Tenía cara de estar muy cansado.

- ¡Buenas tardes!. ¿Eres José Luis Barturen?. Preguntó. - Sí, soy yo. ¿Puedo tutearte?. - Claro ,como no. Pero ven… vamos a hablar en esta salita. Estaremos más cómodos. La habitación era más bien pequeña. Unas cortinas blancas hasta media altura cubrían un gran ventanal situado frente a la puerta. Moqueta verde clara y paredes blancas. La atmósfera estaba cargada de humo. Se notaba que algún fumador empedernido había abandonado la habitación no hacía mucho tiempo. El mobiliario no era abundante. Una mesa de delineante llena de papeles, un taburete alto, una silla giratoria y una mesita muy pequeña. En la mesa, además de los papeles, se podía apreciar un gran cenicero anaranjado repleto de colillas. Mientras Juanjo se sentaba en el taburete, yo me acomodé en la silla y ofrecí al periodista un cigarrillo. - Bien, Jose Luis, tu dirás en qué puedo ayudarte. - No te creas que se muy bien por dónde empezar. Estoy bastante nervioso. El tema no es sencillo, precisamente. Voy a comenzar por resumirte un poco mi búsqueda si así se puede llamar a lo que voy a contarte. Yo soy una persona que desde que tengo uso de razón, me he estado preguntando “aquello” de ¿de dónde vengo? ¿para qué estoy aquí?¿por qué? ¿a dónde voy después de la muerte si es que mi alma va a algún sitio? ¿ quién o qué es Dios…? Se que me entiendes perfectamente. - Por supuesto. - Para conseguir respuestas he buscado en muchos sitios y por caminos diferentes. Tal vez un sabio me habría dicho de buscar dentro de mí, en mi corazón, pero no sé cómo hacerlo ni si da resultados. Desde lo alto del taburete, Juanjo me observaba atentamente. Yo, a medida que iba hablando, notaba cómo el nerviosismo y la tensión disminuían y comencé a sentirme muy a gusto. Así que continué: - He leído atentamente tus reportajes sobre el IPRI y me han fascinado. Y es más…creo que todo es cierto. Lo siento así. Por eso estoy aquí dándote la chapa. Tu has estado allí, has investigado los hechos


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y me imagino que podrás darme un poco de luz. - Mira. Hay una cosa de la que puedo dar fe. Ante mi petición de ver las naves de los supuestos extraterrestres, hicieron un contacto psicográfico y allí aparecía, en la respuesta, un lugar, un día y una hora para la cita. Allí estuve yo y lo que ví, no podía ser una cosa manejada con tecnología terrestre conocida. - Ya ¿Pero y todo lo de la Misión Rama, lo de la catástrofe, lo de llevarse a la gente en las naves a otro planeta, lo de la cuarta dimensión, ...?. - Hombre, eso hay que cogerlo con “pinzas”. El asunto es muy delicado y fantástico como para creérselo así como así. Y no solo esto que tu comentas, sino todo el contenido de las muchas psicografías que ellos han realizado. Date cuenta que sobre este tipo de experiencias paranormales conocemos muy poco. ¿Son contactos con extraterrestres realmente? ¿Puede ser nuestra propia mente la que esté creando gran parte de esos mensajes? ¿Es una mezcla de las dos cosas? El tema se las trae y hay que andar con pies de plomo. - Yo escribí al Ipri nada más conocerse la noticia en Setiembre y me han contestado diciéndome que tú eres el encargado de organizar en España un grupo de Misión Rama como el de ellos. - Eso es completamente incierto. Yo no me comprometí a nada en absoluto. - ¿Y te han informado allí o conoces tú algún grupo de por aquí que esté metido en estas historias?. - No. Ni ellos me han dicho nada, ni yo conozco a nadie en España con este tipo de experiencias. Mira, José Luis. A mi este tipo de asuntos no me han interesado nunca. Yo soy un periodista normal al que su periódico ha enviado a Perú a intentar descubrir lo que había de cierto en una noticia de la agencia Efe que se salía de lo habitual. No todos los días aparecen noticias como esta y no cabe duda de que también a mí me “pilló” de alguna manera. - Y ahora que has estado allí, que has vivido la experiencia del avistamiento, que has conocido al grupo,... ¿qué piensas…? ¿sigue sin interesarte el tema demasiado?. - Creo que todavía no he reaccionado. Pero lo que sí puedo decirte, es que estoy profundamente impresionado y que quiero averiguar la verdad. - ¿Te enseñaron cómo hacer una psicografía?. - Sí. Llegué a escribir algo. - Y ¿ cómo se hacen si no es mucho pedirte?. - Lo único que puedo decirte es lo que aparece en los reportajes. No me pareció difícil. Lo primero que tienes que hacer es intentar relajarte completamente. Primero el cuerpo y luego la mente. Para relajar el cuerpo puedes usar cualquier método de los muchos que existen. Ya sabes: primero los piés, luego las piernas, los brazos, respirar profunda y suavemente, etc., etc.,... Lo de dejar la mente en blanco como ellos dicen, ya es otra historia. Pero bueno, lo intentas como buenamente puedas. Una vez conseguido todo esto, tomas un papel y un bolígrafo y haces una pregunta mentalmente. Si notas que tu brazo siente necesidad de moverse, apoyas el boli en el papel y te dejas llevar. Se supone que si empiezas a garabatear o a escribir en el papel, sin ser tú consciente de lo que haces, es decir, que notas que tu brazo se mueve impulsado por una fuerza o energía que no controlas, es que estás recibiendo un contacto, un mensaje o algo por el estilo. - ¿ Así de sencillo?. Dije yo. - Efectivamente. - Cuando hiciste tú alguna, ¿recibiste o escribirte algún mensaje?. - Sí. La mano se me movió y escribió algo. Lo que apareció escrito en la hoja de mi cuaderno de campo fue lo siguiente: DIFUSION, DIFUSION, DIFUSION. - ¡Ostras, qué fuerte, no ¡. - Muy fuerte y muy preocupante para mí. - ¿Y preguntaste el nombre del extraterrestre que se suponía te decía aquello?. - Sí señor. Pero si no te importa prefiero omitirlo de momento. Me dijo su nombre, vaya que sí.


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- ¿ Cómo reaccionaste?. - Pues me quedé muy asustado. No me lo quería creer, pero tenía delante de mis narices el papel. No te creas que es ninguna bobada. Me tiene aún muy preocupado. Intuyo que éste asunto me va a traer complicaciones. - ¿ Complicaciones?. - No me hagas mucho caso, pero no las tengo todas conmigo. - ¿Crees en Dios, Juanjo?. La pregunta le dejó un poco confundido durante unos segundos. - ¡Vaya pregunta¡. A mi, como a todos los de nuestra generación nos han educado en la religión católica. Y sí. Creo en Dios. Tal vez no como nos lo han pintado, pero sí como algo o cómo alguien, a lo que no se qué nombre poner, que parece muy inteligente y que ha creado cosas maravillosas. - ¿Y qué me dices de Jesús de Nazaret?. - Pues la verdad es que no le he prestado mucha atención en mi vida. Desde luego, si todo lo que nos han contado que hizo y lo que pasó, es verdad, no me cabe la menor duda de que fue un hombre extraordinario. ¿Por qué me lo preguntas?. - Es que para mí, sí que es muy importante. Aunque creo que la auténtica verdad de lo que allí ocurrió, no lo sabremos nunca. Yo no creo que fuera hijo exclusivo de Dios, pero un ser muy importante de este Universo, sí. - ¿No estarás insinuando que puede tener algo que ver con esta movida, no?. - Pues no me extrañaría nada. Te aconsejo que leas ciertos pasajes de su vida desde la óptica de la existencia de vida en otros planetas, naves extraterrestres y demás anomalías. Y no digamos si echas un vistazo a los evangelios apócrifos. - Igual tienes razón, pero dejemos este tema para otra ocasión. Lo que me faltaba ahora para acabar de complicarme la vida,... - Como quieras, pero ya verás cómo acabamos algún día hablando y mucho de este tema. En ese momento de la conversación, pude observar en la cara de Juanjo más cansancio del que parecía tener al comienzo de la charla. - Bueno, mozo, no quiero molestarte más por ahora. Voy a intentar yo también hacer una psicografía. Si consigo algo positivo ya te contaré.., ¿porque supongo que no tendrás inconveniente en que algún día te vuelva a llamar para seguir esta conversación, verdad?. - Por supuesto que no. Además, me interesa mucho que si haces alguna cosa al respecto, me informes de los resultados. De todas formas, y por si te sirve de consejo, en Perú me dijeron que era más fácil obtener buenos resultados si se intentaba el contacto en grupo. - Bueno, Juanjo. Le dije mientras me levantaba de la silla y apagaba mi enésimo cigarrillo. ¡Gracias por todo!. - No hay de qué, hombre. Para mí ha sido un placer conocer a alguien que tiene interés por todo este bendito asunto. Llámame cuando quieras. Salimos de la habitación, nos dimos la mano y con un mutuo “ hasta la vista”, Juanjo tomó el camino de las escaleras que subían a la redacción y yo, saludando con la mano al conserje que en ese momento estaba hablando por teléfono, me encaminé hacia la puerta de salida. Al salir a la calle, me paré, miré al cielo y di gracias al Hijo del Jefe. Me sentía el hombre más feliz del mundo. Monté en mi coche y volé camino de casa, para contar rápidamente y con todo detalle a Raquel, el contenido de aquella conversación.


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5 - EL INCREIBLE AÑO DE 1975

Después de mi primera conversación con Juanjo, los acontecimientos se desarrollaron vertiginosamente. A los pocos días recibí una carta procedente de Madrid. Un matrimonio llamado Narcisa Romanos y Arael Gondín (ya fallecidos ambos) me informaban que ellos también habían escrito al Ipri y en respuesta les daban la dirección de Juanjo y la mía. Unos días después, y aprovechando un permiso mío en el cuartel, Raquel y yo viajamos a Madrid para conocerles e intercambiar experiencias. Ambos eran de unos treinta y tantos años, ella de Bilbao y él cubano. Vivían en un apartamento en la zona de Azka, casi frente al Palacio de Congresos y Exposiciones. Básicamente ellos nos contaron que también conocían gente de otras provincias interesadas en el tema y que allí en su casa, ya se estaban organizando reuniones para comentar e investigar el tema. Iban a intentar realizar psicografías y buscar el contacto y pedir citas en el monte con los supuestos guías extraterrestres. Aunque sea adelantar algo los acontecimientos, al cabo de muy pocos meses de experiencias, ambos pidieron excedencia en sus respectivos trabajos y, tanto les interesó el asunto, que se fueron a Perú y se instalaron en la mismísima casa de Sixto Paz que a la sazón era muy grande. Quiero decir, aunque Juanjo lo explica divinamente en su libro “Ovnis: S.O.S. a la Humanidad”, que en aquella casa vivían : don Carlos, padre y director del Instituto Peruano de Relaciones Interplanetarias, su mujer Mochi, los hijos Sixto (casado ya con Marinita), Charli y Mary. Aún así sobraba sitio para Narci y Ara. El 30 de Diciembre de 1974 aún estaba yo de guardia en el cuartel, y a eso de las siete de la tarde, fui llamado por el Brigada que en aquel momento tenía el mando. - ¿Barturen?. - A la órden mi Brigada. - Acaba de llamar su hermana para que le digamos que su madre se ha puesto muy mala y que parece que se muere. Tiene permiso para marcharse inmediatamente y ya se arreglará usted los próximos días con el Teniente Aranda. - Muchas gracias mi Brigada. Tras cambiarme de ropa, cogí mi coche y salí disparado hacia la casa de mi hermana Begoña. Desde la muerte de mi padre, mi madre vivía con mi hermana, mi cuñado y mis dos sobrinas. El piso donde habíamos crecido lo vendimos, repartiéndonos a partes iguales el dinero resultante. Me pasé todo el día junto a la cama de mi madre. Había perdido el conocimiento y se iba apagando poco a poco como un pajarillo. No obstante, no fue hasta la madrugada del día uno de Enero (día dos ya), en que tras despertar causalmente unos minutos para poder comulgar, su alma partió hacia las verdes praderas del “cielo”. Como esta muerte no nos había pillado por sorpresa como la de mi padre, pues mi madre siempre fue una mujer enferma de asma, pronto solucionamos los siempre desagradables trámites de papeleos, funeral y entierro y todos pudimos volver a nuestros trabajos correspondientes (yo no acababa la milicia hasta el verano) y hacer nuestra vida habitual. A primeros de1.975, ya éramos un grupo en Bilbao de siete personas que habitualmente nos reuníamos en mi casa. Otro matrimonio (Marisol y José Luis) y tres chavales jovencitos de los que solo recuerdo un nombre (Resti), por razones que más adelante se comprenderán. No solo comentábamos todo lo relacionado con los artículos que habían aparecido en el periódico escritos por Juanjo, sino que yo había comenzado a recibir fotocopias de Lima que ampliaban la información que teníamos que no era mucha y que devorábamos con ansiedad. También, como no, comenzamos a intentar el contacto por medio de


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las psicografías famosas. Antes de pasar a comentar mis experiencias personales en este sentido, quiero contar lo que, probablemente, fue determinante para que todos nosotros comenzáramos de una vez por todas a creernos que este asunto iba en serio. Un día en la reunión, Marisol, se relajó y de pronto comenzó a mover la mano en la que tenía un bolígrafo, y en el papel que tenía delante, comenzaron a aparecer unas letras un tanto ininteligibles al principio y más claras a medida que avanzaba en la escritura. Me resulta imposible transmitir mis sentimientos en aquel momento. ¿Emoción?, ¿miedo?, ¿angustia?, no sé. Nadie respiraba. El silencio se escuchaba. Así estuvo unos cuantos minutos en SICOGRAFIAS DEL AUTOR los que llenó más de un folio. Cuando hubo terminado la experiencia, intentamos entre todos “traducir” lo que allí estaba escrito, que no era tarea fácil por cierto. Es una pena que yo no conserve dichos documentos. Hace muchos años que Marisol desapareció de mi vida. De todas formas me acuerdo de lo más importante, el supuesto “contacto” extraterrestre decía llamarse Manus y vivir en Marte. Pero lo realmente importante fue, que ante las preguntas de Marisol para tener una cita con su nave, respondió con todo lujo de detalles que debíamos tomar la carretera que iba de Bilbao al monte Umbe y que en una determinada curva (no recuerdo los datos), a la derecha encontraríamos una fuente y un camino muy estrecho que desembocaba en una campa. Allí nos citó un día a las doce de la noche. Ni que decir tiene que al día siguiente nos montamos en dos coches y fuimos con cuidado siguiendo las instrucciones. Ante nuestro asombro, allí estaba la curva, la fuente, el camino y la campa. No nos lo podíamos creer. Era alucinante. Nos pusimos muy nerviosos y eso que no eran ni el día ni la hora, pero estábamos taquicárdicos perdidos. Yo intenté localizar a Juanjo y contarle lo que pasaba, pero como era muy habitual en él por aquella época, estaba de viaje vete a saber dónde. ...Llegó el día y la hora. Llegamos una hora antes de la emoción que sentíamos. Me resulta imposible explicar lo que por aquellos tiempos podía significar para nosotros, el hecho de que, primero, hubiéramos podido “contactar” con un supuesto extraterrestre y, segundo, que estuviéramos a una hora de poder ver su nave interplanetaria, su luz o su cuerpo. Y no sólo para nosotros. Si aquello resultaba cierto, el acontecimiento suponía un hito en la historia de la humanidad. “Es verdad, señores. Hay vida en otros planetas. Están más adelantados que nosotros y pueden viajar a velocidades superiores a la de la luz. Además son buenos y quieren ayudarnos”. ¡¡¡INCREIBLE!!!, ¡¡¡LA NOTICIA MAS IMPORTANTE DE LA HISTORIA DE LA TIERRA!!!. Y, para colmo, nosotros, éramos unos de los pocos privilegiados o “elegidos” para realizar el contacto. Muy fuerte y muy peligroso. Y llegó la hora y no parábamos de mirar al cielo en todas direcciones. Aprendimos a distinguir aviones y hasta algún satélite que otro. Rezábamos por lo bajo para que aparecieran y fumábamos sin parar. Hubo sustos, hubo ciertas cosillas un poco raras, pero conforme pasaban los minutos y luego las horas (estuvimos allí casi hasta el amanecer), nos fuimos haciendo a la idea de que allí no había aparecido nada ni nadie y de que no iban a aparecer a esas horas. Tristes, frustrados, desilusionados y cabizbajos, nos montamos en los coches y nos fuimos cada uno a su casa.


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Cuando al cabo de los días volvimos a reunirnos, decidimos seguir intentándolo con la misma fe e ilusión que el primer día. De todas formas había una cosa que no podíamos comprender. Desde luego que con algo o con alguien había contactado Marisol que le dijo con pelos y señales dónde ir, lugar que ninguno de nosotros conocía, y cuya campa no era fácil de localizar pues no se veía si no te metías por el caminito aquel. El que luego no se manifestara nada ni nadie, era otro cantar, pero alguien nos había “escrito” el lugar de la cita. Debo decir, que con el paso de los años este tipo de acontecimientos de “no comparecencia” fue bastante habitual. Yo mismo me decidí a intentarlo. ¡Estaría bueno!. Fue el día 29 de Enero de1975. Al anochecer me tumbé en la cama e intenté relajar mi cuerpo. Jamás había hecho nada parecido. Primero lo intenté con los piés, luego con las piernas, después vinieron la espalda, los brazos y la cabeza. El cuello y la cabeza era lo más costoso. Cuando creí que ya estaba lo suficientemente relajado, intenté dejar la mente en blanco. Pero eso ya era demasiado. Por mi mente pasaban, como si de una película se tratara, mogollón de imágenes. Por fín, cansado de no saber si lo conseguiría o nó, me senté en la cama, puse unos folios encima de una carpeta sobre mis piernas, posé el bolígrafo sobre el papel con mucha suavidad y esperé. Al cabo de unos cuantos minutos, comprobé que allí no pasaba nada. Ni se movía la mano, ni sentía ninguna energía rara, ni na de na. Pensé que estaba haciendo el chorra descaradamente, así que, bastante desilusionado, me levanté y me fui al salón. -¿Qué?. Preguntó Raquel. - Nada chica. No pasa nada. - ¿Ya te has relajado bien?. - Pues no sé. Yo creo que sí. - Bueno, vamos a cenar. - Si. Es lo mejor que podemos hacer ahora. El día 6 de Febrero, volví a la carga. Después de un rato intentándolo de nuevo, creí que había trazado alguna raya, pero al abrir los ojos pude comprobar mi nuevo fracaso. Todo había sido una ilusión. Los días nueve y diez fueron más esperanzadores. Unos cuantos garabatos aparecían sobre el papel. Y, ¡al fin!, el trece de Febrero el bolígrafo se disparó como loco. - ¡Raquel, Raquel!. ¡Me ha salido!. ¡Mira!. ¡Te juro que la mano ha empezado a moverse rápidamente sin yo querer!. ¡Había algo que le hacía moverse. Mira!. Raquel se asustó. Contempló el folio convertido en un gran número de trazos aparentemente sin ton ni son. Todo estaba lleno de rayas y curvas sin ningún sentido. - Me da miedo. Dijo. - ¡Pero mujer!. ¡Esto es lo que dicen que es un precontacto!. ¡Han captado mi onda de emisión, mi frecuencia y han intentado que yo me entere!. Voy a llamar a Madrid, a los del grupo y a Juanjo. Todos se alegraron. La noticia corrió de boca en boca. Yo estaba alborotado, pero Raquel guardaba silencio. Desde que toda aquella aventura había comenzado, ella sentía miedo. No le gustaba nada, ni lo de la posible catástrofe de la que hablaban los guías, ni nada de nada. Tal vez aquí comenzó a fraguarse nuestra separación al cabo de unos pocos años. Hay que añadir que por aquellos meses Raquel ya estaba embarazada de nuestra primera hija, Rut, que nació felizmente el día quince de Mayo. Hay que decir que gracias a los artículos de Juanjo en el periódico, pudimos poco a poco conocer más datos de todo aquel asunto de la llamada Misión Rama. Los que contactaban con la gente de Perú decían venir en su mayoría de la constelación de Orión y que se habían asentado sobre todo en Ganímedes (Morlen) le llamaban ellos, que era uno de los satélites de Júpiter. Decían que había una Confederación de Mundos que se encargaba del “orden” en nuestra galaxia, dirigida por “los veinticuatro ancianos”. Qué efectivamente nuestro planeta iba a cambiar de dimensión y que como consecuencia de ciertas catástrofes naturales y los cambios que eran necesarios, muchas personas morirían. Pero que no pasaba nada, porque para ellos la muerte no existía. Era un simple tránsito. Que de todas formas, ellos no podían intervenir directamente, pero que debíamos de cambiar si queríamos poder “habitar” en un


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nuevo planeta. Debíamos cambiar personalmente, hacer un trabajo de interiorización y prepararnos para vivir en “Amor”. Contaban que eran un grupo de guías, no solo venidos de Orión, sino también de Apu en Alfa Centauro. Al parecer, el comandante en Jefe de toda esta Misión era un tal Antar Sheran, pero el comandante que más establecía contacto y se hacía más cercano se llamaba Oxalc. Con el tiempo fueron apareciendo diferentes nombres de guías con los que se contactaba la gente. Que su altura oscilaba entre dos cincuenta y los dos ochenta metros. Su pelo era largo y rubio, pero que con ellos también había seres del estilo de los que con el tiempo fuimos conociendo como los “grises” (que son los que más fueron apareciendo en las películas de ciencia ficción que posteriormente aparecieron en los cines) y que les ayudaban en muchas cosas. Tenían naves de diferente tipo. Las grandes, o naves “nodriza”, que podían tener el tamaño de enormes ciudades de las nuestras y las pequeñas con las que ellos se acercaban al planeta cuando tenían misiones que cumplir. Elllos ignoraban qué o quién era Dios. Le llamaban El Profundo y lo representaban con una canastilla de flores. Contaban que este planeta era una especie de experimento y que había sido creado, guiado y controlado para conseguir una raza que funcionara con Libre Albedrío. Y que si este experimento acababa con éxito, “exportarían” el proceso a otros lugares del Universo o Universos. Al parecer, lo del “libre albedrío” no debe ser muy corriente por ahí arriba. Como que nacen ya todos “buenos” o algo así y no tienen opción de hacer el mal. Luego detallaban cómo eran sus ciudades, cómo vivían y de qué vivían, cómo funcionaba su sociedad, hablaban de sus adelantos tecnológicos, cómo educaban a sus hijos, etc., etc.. Su religión era Cósmica y única basada en el AMOR. Poco más o menos estas eran las informaciones que íbamos recopilando y que más adelante habrá ocasión para ampliar y matizar. Hubo una información que nos facilitaron y que Juanjo investigó con el tiempo profundamente, y fue la de que ellos tenían bases submarinas. Esto, como casi todo, nos sorprendió al principio mucho, hasta que con el tiempo y estudiando la casuística Ovni, vimos que encajaba perfectamente. A lo largo de la historia de apariciones Ovnis, se constataba que muchas naves salían del mar. A mí se me ocurrió hacer un experimento. Llamé al grupo de Madrid (el que ya funcionaba bastante bien y había tenido experiencias de contacto, salida al monte y visualización de las naves) y les pedí que hicieran un contacto haber si les decían si tenían alguna base submarina por el mar Cantábrico. Lo que yo pedía era un lugar o algún dato que indicara cerca de qué ciudad o población estaba ubicada su base, si es que la tenían. Yo, por mi cuenta (para entonces ya hacía psicografías medianamente creíbles) iba a preguntarles lo mismo, pero sin que me dieran nombres, sino coordenadas aproximadas de su base. Es una pena que dichos escritos psicográficos tampoco figuren en mis archivos. Aprovecho la ocasión para comentar que hace unos años y en una reunión de gente involucrada en este tema, que se celebró en una casa en Sotillo del Rincón (Soria), a la que acudí con “importante” documentación y muchas fotos super interesantes de ovnis fruto de contactos nuestros y de nuestros grupos, algún amigo de lo ajeno me robó la carpeta con todo el material. Nunca jamás volví a ver nada de aquello. Volviendo a los contactos de Madrid y mío sobre la posible base, el resultado fue asombroso: A ellos les comunicaron que tenían una base submarina a la altura aproximadamente de la población guipuzcoana de Deba. Y a mi me dieron unas coordenadas que ante mi asombro, coincidían con dicho pueblo. Tanto me impactó, que llevé dichas coordenadas al cuartel (todavía no me había licenciado) para corroborarlas con mapas militares mucho más completos que los que yo tenía en mis Atlas. No quedaba la menor duda. La información se correspondía. ¿Con quienes contactábamos?. Casi por sentido común había que deducir que con algo o alguien que, o leía nuestros pensamientos, o que realmente era un “algo” que decía la verdad. Y ese “algo”, después de tantas experiencias (y eso que todavía no se habían dado muchas más que vinieron con los años), parecía ser unos seres extraterrestres, unos guías, que se nos acercaban para ayudarnos. A fuerza de ser pesado, insisto en que para nosotros todo aquello nos desbordaba, nos ilusionaba, nos agobiaba, y, a veces, nos hacía sentirnos unos seres privilegiados y especiales. Muy difícil de digerir. Además había que tener en cuenta que de estos temas no se podía


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hablar en la calle. Si algo decías, era que estabas loco. Las estadísticas, aunque no me gusten y no me fíe mucho de ellas, en este caso puedo asegurar que acertaron. El noventa por ciento de los que nos involucramos en este asunto (y éramos gente casi toda de carrera o medio carrera universitaria y con nuestros añitos), acabamos divorciándonos, nuestras familias (en mi caso, hermano y hermana, prácticamente me dejaron de hablar y me decían que estaba loco) nos dieron la espalda, en nuestros trabajos nos discriminaron y tuvimos que rehacer la lista de amigos. Fue muy duro. Ahora, con el tiempo, (han pasado prácticamente treinta y ocho años de aquello) los de “siempre”, creemos que ha merecido muy mucho la pena todo lo que arriesgamos. Si ponemos en una balanza, lo “entregado” y lo “recibido”, el resultado ha sido muy positivo. Siempre hay personas que nunca cogieron el “mensaje”, siempre queda gente resentida porque tal vez no fueron con el corazón en la mano, pero,... esas personas, han desaparecido de mi vida como por encanto. Allá ellas. Yo no juzgo y cada uno tiene su camino y al final,... todos los caminos llevan a Roma, que dicen... Antes de continuar con la evolución que fue sufriendo todo este asunto, quiero contar una serie de acontecimientos que tuvieron lugar, también en el año1975, y que fueron muy importantes, muy bonitos, tremendamente causales y sumamente humanos a la vez que extraterrestres. Un buen día, recibí una llamada de un chico que se llamaba Lice. Y me explicó que él pertenecía a un grupo que se llamaba “Fraternidad Cósmica”. Eran unas personas que estaban en contacto con un personaje de Catania (Sicilia) que se llamaba Eugenio Siracusa y que afirmaba desde hacía muchos años que estaba en contacto con extraterrestres y que les había visto y que recibía mensajes de ellos. Tenían grupos por muchas ciudades de Italia y España y editaban una especie de revista de seis u ocho páginas que las llamaban EUGENIO SIRAGUSA Y FAMILIA “opúsculos”. La información que recibían del tal Eugenio se parecía bastante a lo que Juanjo estaba publicando, solo que sus mensajes eran muchísimo más catastrofistas que los de Sixto Paz y los guías de la Misión Rama. Y, claro, como ellos se sentían “raros”, “locos” y demás,... por creer y seguir a este hombre, sintieron que no estaban tan solos, ni eran tan locos, ni nada de nada. El fenómeno “contacto” no era de unos pocos “locos”, ya que un periodista de La Gaceta del Norte estaba hablando, y de forma mucho más clara y con pruebas, de que el tema no era baladí. Y, evidentemente, querían conocerme a mí y a mis amigos del grupo Rama Ellos se reunían en una cafetería de la plaza de Campuzano de Bilbao, que con los años ha cambiado varias veces de dueño y yo no recuerdo su primitivo nombre, y allí nos citamos una tarde. Yo fui solo y ellos eran, creo recordar, Licerio, Ricardo, Valentín, Luis y Félix. Si a alguien olvido, espero me perdone. Nos dieron todas las horas del mundo hasta que nos echaron porque debían de cerrar el bar. Aquello fue el comienzo de una relación amor-odio en el buen sentido de la palabra. Lice tenía una personalidad muy fuerte y de auténtico líder y yo, no aspiraba más que a compartir información. Qué ya era bastante para los tiempos que corrían. Esa sería la primera reunión de las muchas que se fueron sucediendo con los días (fijaros que no hablo de semanas o meses). Días. Parecía que en nuestras vidas no había otra cosa de la que hablar o de la que discutir, compartir, o, experimentar. Discrepábamos en muchas cosas, pero al tema que ellos le daban más importancia, era al de la comunicación con los guías extraterrestres, bien fuera de forma psicográfica, telepática o de cualquier otra forma. Se pusieron en contacto con el bueno de su Jefe, Eugenio Siracusa, y les dijo que si nos comunicábamos de forma tal fácil con unos extraterrestres, el tema era poco menos que diabólico. Y nos


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lo dijeron. Pero, estaban tan (no sé que palabra utilizar) ansiosos, tal vez, que no se dieron por convencidos con lo que les había dicho Eugenio. Hicieron viajar a su “gran representante” en España de la Fraternidad Cósmica que residía en Vigo, Giuliana, a Bilbao, para que nos conociese y opinara sobre nuestro grupo y nuestra forma de “contactar”. Nunca se me olvidará aquella tarde en uno de los salones del Hotel Ercilla de Bilbao. Espero, querida Giuliana, que aunque hace una eternidad de años que no sé nada de ti, sigas en la “brecha”. Nos reunimos, Lice, Giuliana, Resti (el chaval de nuestro grupo que hacía unas psicografías muy fiables) y yo. Y si alguien más estuvo presente no lo recuerdo. La cosa es que Giuliana le pidió a Resti que hiciera un contacto y que preguntara por alguna cosa personal de ella. El chaval se puso a escribir y cuando ya tenía varios folios, se los pasó a la galleguilla. No tengo ni idea de lo que estaba escrito, solo sé que a Giuliana se le demudó el rostro y muy asustada nos confesó que todo lo que allí aparecía eran cosas de su vida personal y que eran ciertas. Evidentemente, Resti la había conocido esa tarde y nada tenía que saber de su vida. Su actitud hacia nuestros contactos cambió por completo. Le envió los papeles a Eugenio con sus explicaciones y éste también cambió de rumbo y les dijo a todos los de Fraternidad Cósmica, que podían hacer el experimento, que era algo positivo. Y, dicho y hecho. Unos días después nos reuníamos en casa de Lice, su grupo (Valen. Ricardo, Marce, Félix, Luis,...) y yo. Durante un largo rato les expliqué el procedimiento de relajación y demás, y Marce, que fue el más osado se puso a la tarea con papel y boli. No tardó mucho en comenzar a escribir. El supuesto extraterrestre que se contactaba era Oxalc y citaba al grupo en un lugar concreto de Umbe para el día 31 de Julio a las once de la noche. “Tendréis pruebas evidentes de nuestra existencia”. “Veréis dos naves”. Así rezaba el contacto. Quisiera decir, que en el libro de Juanjo “100.000 Km. Tras los Ovnis”, aparecido en Enero de 1978, la anécdota que acabo de resumir habla del día 30 para la cita. Tengo razones personales que no vienen al caso para recordar que la cita era para el 31. Tampoco tiene ninguna importancia de todas formas. UMBE - PRIMERA CITA

Una cosa que se estilaba, porque así nos lo habían contado desde Perú, era que el guía de turno siempre citaba los nombres de las personas que podían ir a las citas. En este caso, el bueno de Marce preguntó debidamente por los nombres de los que debían asistir. Oxalc fue “escribiendo” los nombres y cuando acabó, vi, con asombro primero y con mucho enfado después, que mi nombre no aparecía por ningún lado. Yo, que les acababa de enseñar cómo hacer un contacto, quedaba excluído de la cita. El rebote que agarré fue fino como os podréis imaginar. Nunca entendí estas cosas ,a no ser que fuera la mente del que contactaba, la que, sin quererlo conscientemente, actuara.

Total que el famoso día de San Ignacio, diez personas del grupo de Fraterniad Cósmica, y seis amigos más que se unieron a ellos a última hora por su cuenta y riesgo, fueron a Umbe, donde después de varios nuevos contactos para ubicarse en el sitio concreto y tras dos horas de retraso, de pronto se quedaron atónitos: Un punto rojo como a unos 40 o 45 grados sobre el horizonte, se aproximó hacia ellos. Era como un tronco-cono de un color rojo-anaranjado, lanzó una especie de flaxes y se quedó estático. El tamaño era como el de un camión grande. De pronto, cambió de posición, comenzó a girar como un disco durante 30 o 40 segundos y desapareció como cuando apagas un televisor. Y todo en el más


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absoluto silencio. Las reacciones, tal como me contaba Lice, fueron de lo más diversas, Unos rezaban, otros reían un poco histéricos, otros saltaban de alegría, otros lloraban,... Fue todo un acontecimiento que a mí, aunque no pude asistir, me alegró muchísimo por Lice y todos ellos. En Diciembre de aquel año, Juanjo publicaría su famosísimo libro OVNIS: S.O.S. A LA HUMANIDAD. Ya iremos desgranando poco a poco la importancia que tuvo este libro para miles de personas.


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6 GRUPOS Y EXPERIENCIAS

Nuestro grupo fue aumentando rápidamente. Hubo un momento, en que de tantos que aparecieron, no nos quedó más remedio que dividirnos en varios, que de todas formas estábamos muy interconectados. Las experiencias también iban en aumento, aunque los avistamientos previa cita se nos hacían mucho de rogar. Hubo mucha gente que conseguía hacer las psicografías con facilidad y entre la información que daban los guías a nuestras preguntas y los papeles que a cuenta gotas nos llegaban de Lima, nos íbamos arreglando. Según nos dijeron desde Perú, los guían llamaban “antenas” a aquellos que conseguían los “contactos” más fiables. Con la salida a la venta del libro de Juanjo, las personas que se pusieron a intentar hacer contactos aumentó en toda España. Evidentemente, a su vez, PRIMER GRUPO RAMA DE BILBAO Juanjo comenzó a recibir en su casa infinidad de cartas. Todavía no había comenzado yo a compartir demasiado con Juanjo, pero cuando un día ví en su casa una maleta llena a rebosar de cartas, me quedé alucinado y le dije: - ¿Y eso que tienes ahí?. ¿Qué vas a hacer con tanta carta?. - Pues no tengo ni idea, porque, desde luego, yo no tengo tiempo de leer y contestar todas y cada una de ellas, claro. - Se me ocurre una cosa. Mira un poco por encima las que te parezcan más importantes (que veas que tienen fotos, que sean de gente conocida o importante para ti) y las demás me la llevo yo y me dedico a contestarlas. Así, además, puedo poner en contacto a aquellos que vivan en la misma ciudad o en la misma zona. ¿Te parece bien?. - Estupendo. No sabes que peso me quitas de encima. Así que me volví a mi casita lleno de trabajo, pero intuía, que iba a merecer muy mucho la pena dedicar tiempo a responder y juntar a aquellas personas. Y dio mucho de sí, vaya que si dio. Pero no adelantemos acontecimientos y sigamos con nuestro propio grupo. Al cabo de los meses apareció por el grupo un chico argentino llamado Rubén que venía de pasar una temporada con el grupo de Sixto Paz en Lima. Todos creímos que nos iba a aclarar muchas cosas, pero era, al menos aparentemente, un místico perdido amén de vegetariano confeso. El pobre no aportó más que confusión. Lo que nuestro grupo necesitaba era pruebas como las que decían que se daban en Perú, de que existían unos extraterrestres que hablaban de una Misión Rama y en la que estaban involucradas muchas personas de este planeta. Este muchacho ayudó en gran manera a que la mayor parte del grupo se comportara de una forma muy recelosa. Los pocos papeles que llegaban desde Lima, le llegaban ahora a él y entre él y sus “acólitos” los “censuraban entre aquellos que ellos creían que estaban preparados y los que no. ¿A que estas actitudes nos suenan de otras cosas?. ¡Qué pena y que triste!. Unos cuantos llegaron a considerarse poco menos que las personas más importantes de la Misión Rama en España. Menos mal que yo conseguí acercarme cada vez más a Juanjo, formar (sin forma) una especie de grupo muy selecto de gente con la que me reunía cuando podíamos y además, tener en mi poder TODA la información de lo que ocurría en prácticamente todos los grupos Rama de media España, ya que gracias a mi trabajo con las cartas de Juanjo, ayudé a crear grupos y además de cartearme con ellos, comencé un poco más adelante, a visitarlos asiduamente. Con lo cual, era el más privilegiado de todos. Poco a poco dejé de asistir a las reuniones tradicionales y a medir mejor mis pasos. Y, se me olvidaba:


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Era prácticamente el único que se relacionaba con el grupo de Fraternidad Cósmica. Juanjo, por su parte, se dedicaba a investigar los casos de aparición Ovni que se daban por la península y jamás se mezcló con grupo alguno. Yo le tenía al día de lo que recibíamos nosotros y Lice, de lo que les pasaba a ellos. Y todos tan felices. Nuestra amistad fue creciendo poco a poco y tuvimos varias salidas y experiencias en el monte que luego comentaré. Desde luego, ilusión por ver y contactar con las naves y con sus tripulantes no nos faltaba. Lo que más aprendí en aquella época de Juanjo, fue a mantener en todo momento los piés en el suelo.

PARTE DEL GRUPO

En otro orden de cosas, debo contar que cuando volví a mi trabajo en el Banco Bilbao una vez acabado mi período de la mili, me trasladaron directamente al Departamento Extranjero. Aquí también actuó algún “primo” que otro, ya que era el Departamento estrella del Banco a donde enviaban a los “enchufados” por excelencia. Raquel se quedó atónita, no se lo creía. Y con los años tengo que decir que fue un auténtico regalo del cielo. Casi veinte años trabajando de cara al público en un departamento de extranjero, da mucho de sí. Si la gran meta de tu vida es “trabajar” por los demás y dedicarte a ayudar a la gente, el puesto que

desempeñé durante tanto tiempo, era el ideal. Otro gallo cantaba en casa y en mis relaciones con Raquel. No solo Raquel se fue apartando de todo el mundillo de la Misión Rama donde yo estaba inmerso, sino que ella se integró en una cosa que por aquella época estaba muy de moda : los grupos feministas de la “liberación de la mujer”. Y para rematar el asunto, en el mes de Febrero se volvió a quedar embarazada sin que hubiéramos ido a buscarlo. A nuestra hija Rut (que por entonces ya tenía nueve meses) la atendía por las mañanas una chica que habíamos contratado y por la tarde (nosotros salíamos de trabajar a las tres de la tarde) nos repartíamos entre los dos las tareas y compaginábamos bien nuestra distintas y respectivas reuniones. Debo decir que hacía ya muchos meses que las reuniones de la Misión Rama no se celebraban en mi casa como al principio cuando éramos unos pocos. Así las cosas, nuestros buenos amigos de Fraternidad Cósmica, bien “dirigidos” por Lice, volvieron a las andadas e intentaron nuevos contactos, animados por el éxito obtenido el año anterior. Si no recuerdo mal tuvieron nuevos avistamientos los días 22 y 30 de Enero, a los que tampoco fui invitado. La experiencia que tuvo mucho éxito fue una cita en el monte Gorbea para nuestro grupo Rama y a la que por razones familiares tampoco pude asistir. Antes de seguir quiero comentar que para entonces, muchos del grupo, además de Juanjo, ya habían realizado en el Hotel Carlton de Bilbao, los famosos cursos de “Control Mental Silva”. Una mujer que ya destacaba mucho por sus acertados contactos y “visualizaciones”, Gloria A., y que tampoco pudo subir al Gorbea, utilizando control mental se “desplazó” al lugar de la reunión y allí vió a varios guías entre la gente que estaba meditando, observó cómo les hablaban y compartían con ellos. Al parecer ningún miembro del grupo se enteró de nada. Gloria explicó cómo eran aquellos guías y dio un montón de detalles. Cuando al cabo de los días nos contó en la reunión todo esto, las críticas no dejaban de sucederse, porque no entendíamos el motivo de una cita con unas características que nada aportaban, al menos aparentemente, a los presentes, que ni vieron, ni oyeron, ni sintieron nada de nada. Era un poco como una especie de tomadura de pelo. Los guías sabrían los motivos, pero a nosotros jamás nos los comunicaron.


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El 11 de Enero nos citaron nuevamente en Umbe y esta vez también vino Juanjo. Pero, para variar, y pasadas varias horas, tanto Juanjo como yo nos fuimos a nuestras respectivas casas pues al día siguiente ambos teníamos que trabajar y además Juanjo quería viajar a realizar una nueva y muy interesante investigación a Canarias. Tampoco aparecieron esa noche, claro. El 28 de Marzo, el cura párroco de Areta, Iñaki Mendieta, tuvo un formidable avistamiento Ovni del que Juanjo da debida cuenta en su libro de los 100.000 Km. Yo lo menciono, porque cuando al cabo de los meses me lo presentó, tanto a Iñaki como a mí nos entró la risa. ¡Lo que son las causalidades!. Este cura, con el que yo poco había charlado, era nada más y nada menos que “el cura” de la familia. Y me explico. Mi ya famoso tío Paco (mi jefe en Seguros Aurora), se había hecho antaño con sus servicios “para todo” (bodas de hijos, bautizos,...) ya que era pariente lejano de nuestra familia por una parte que a mí no me tocaba. Pero al fín y al cabo, familia. Y mira por donde que con los años se acaba metiendo en nuestro bendito “rollo” extraterrestre. Otro caso muy divertido fue el de el ya fallecido, Padre Felices. También lo descubrió Juanjo y cuenta su historia de manera extensa y de forma genial. Yo lo conocí creo que un par de años después, cuando ya el grupo de Valladolid estaba formado, siendo su máxima valedora, Adita A. que más tarde volverá a aparecer por este libro. Era por entonces el Prior de los P.P. Dominicos de Valladolid. Era un hombre del que no sabías que tenía más grande, si su corazón, o sus dos metros de alto por otros dos de ancho. Era muy gracioso y como había estado trabajando en las misiones en la India, creo recordar, había aprendido a ver el aura de las personas. Te ponía contra la pared y te contaba todos los colores que te veía y su significado. Pero para mi lo más divertido era que de siempre había creído en la existencia de vida en otros planetas, hasta que, encima, tuvo un gran avistamiento Ovni. Tenía en su cuarto un buen telescopio con el que se dedicaba a mirar mucho al cielo. Y nos contó (aquí vienen las risas) que un día estaba en su cuarto y uno de los sacerdotes le llamó con urgencia porque desde el patio del convento se veía un Ovni como una catedral de grande. Dijo que cogió el telescopio y echó a correr escaleras abajo, que se enredó la sotana y que se pegó un buen mamporro. No obstante, consiguió llegar al patio, montar el telescopio y ponerse a mirar por él. Y no veía nada de nada. No lo entendía, todos los curas lo estaban viendo menos él que encima tenía un telescopio, hasta que un buen sacerdote se le acercó y le dijo. Padre Felices, si no quita usted la tapa, nunca podrá ver nada. Claro, que las risas vinieron después del susto. Este también estará contando chistes en el Cielo con algún otro que yo me sé. Y el otro tema divertido que le ocurría al P. Felices, era que cada vez que aparecía un Ovni sobre las inmediaciones de Valladolid, se le paraba el reloj de muñeca y nunca jamás volvía a dar las horas. Los relojeros de la ciudad le temían como a un nublado. Nunca le pudieron justificar el motivo por el que sus relojes se estropeaban y no tenían arreglo. EL DOMINICO P. FELICES

Esto otro, solo le podía pasar a un andaluz. También en Zaragoza se formaron un par de grupos. Uno radicado en el pueblo de Pinseque donde la gente se reunía en casa de Pepe B. y Milagros G. y otro en la capital, que bien puede decirse que su cabeza era Manolo. No voy a facilitar más datos, ya que, aunque jubilado, ha sido militar. Eso sí, casado con una maravillosa mujer. Pues la historia de por qué este hombre se introdujo en el mundo Ovni tenía una explicación con mucha “guasa” cuando menos. Cuando vivía en Córdoba de joven y estaba una tarde pasándoselo pipa con otra cordobesa guapa y cuando estaban en mitad de la “faena”, ahí que oyen unos siseos extraños por encima de sus cabezas, se mosquean, paran, miran hacia arriba y allí, unos metros por encima de ellos (no muchos) ven un ovni que al parecer, aunque sigue girando, está observándoles con mucha curiosidad dijeron ellos al cabo de las horas y después de unos buenos finos para quitarse el susto de encima. Me lo imagino y mis risas llegan hasta dónde tuvo que llegar el susto que el Manolo y la otra se llevaron.


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En Leon, el grupo que se formó era muy serio y formal. Roberto, que también se fue hacia la luz hace unos añitos, era la cabeza más visible junto a un buen pintor, Lorenzo F. y Juncal. Posteriomente apareció Gerásimo C. y algunos otros. En Logroño teníamos el formado nada menos que por un Ingeniero de la Confederación Hidrográfica del Ebro, Fernando G. Barcelona no se quedó a la zaga, con un gran pintor de fama internacional hoy día, Julio V. y un abogado de renombre Joaquin G. Madrid, de la mano de Arael y Narci hasta que se fueron a Perú, formaron a mucha gente Marta en Miranda de Ebro. Narciso en Llodio, Miguel R. en Elgoibar. Y, para no agobiar más al personal y como ya tendremos tiempo más delante de hablar de él, uno de los más importantes de toda España. Nuestro gran amigo, periodista, contactado y felizmente ubicado en su chalet azul, Paco Padrón.


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7 - EL GANEKOGORTA

Juanjo seguía con sus investigaciones de campo, incansable como siempre y acumulaba casos, pruebas, testigos, demostrando al más ciego que las naves de los “primos” andaban por todas partes. Y los testigos eran de todas clases: desde aldeanos a pilotos civiles y militares, a sacerdotes, ingenieros, radaristas, médicos… Una tarde que estaba en casa leyendo tranquilamente el periódico después de comer, sonó el teléfono. - ¿Dígame?. - ¿Jose Luis?. - Sí, dime. Había reconocido la voz de Juanjo - Soy Juanjo, ¿cómo vas?. - Voy bien. ¿Qué te pasa?. - Te cuento. He recibido una carta de un grupo de Tarragona junto con un contacto psicográfico realizado por uno de ellos. ¿Conoces por allí algún grupo?. - Pues no. En Tarragona no tenemos a nadie conocido. - Es que estoy muy mosca. - Bueno, tu sigue contándome. - Lo curioso es que el contacto va dirigido a mí y dice que debo estar el próximo viernes a las doce de la noche en el monte más alto cercano a Bilbao. - ¡Arrea la cabra!. - Y, claro, yo no conozco cual es y como tu eres un experto montañero... - Menos guasa, querido... - Bueno, la cosa es que quiero que me digas a dónde tengo que ir y por donde tengo que subir. - Pues déjame pensar, porque no lo tengo muy claro. El más alto y el más cercano a Bilbao sería el monte Pagasarri. Pero detrás está el Ganekogorta, que es más alto todavía y yo creo que también podría entrar en la quiniela. Además el Paga es muy transitado y el Ganeko mucho menos. No sé... yo tal vez me decidiría por el Ganeko. Si quieren aparecer sería un sitio mucho más discreto, aunque a esas horas,... - ¿Y por donde se sube?. Porque yo no tengo ni zorra idea de cual es y mucho menos del camino. - Por eso no te preocupes. Ya te acompaño yo. - Pero el contacto especifica que debo ir yo solo. - ¡Ya son cabrones, eh!. Pues lo tienes claro, hermanito del alma. - Se me ocurre una cosa. Voy a intentar hacer una psicografía y pregunto a ver si me puedes acompañar. - Estupendo. Eso sería lo mejor, aunque ya sabes que a mí me tienen un poco dejado de la mano de Dios. Me deben de tener miedo. Bueno, pues tu inténtalo y me llamas con lo que te digan. Y anda que, cualquiera que nos oyese, pensaría que estamos como dos cencerros, ¿no te parece?. - Ya te digo, sobre todo en nuestros respectivos trabajos. Bueno, te llamo en cuento sepa algo. - Hasta luego. - Adiós. Después de colgar el teléfono, yo me sentí feliz, inquieto y deseoso de acompañar a Juanjo a la cita. Se lo comenté a Raquel y me dijo bastante enfadada que todo aquello le parecía muy peligroso y que alguien nos estaba comiendo el tarro de una manera muy preocupante. A eso de las siete de la tarde, el teléfono volvió a sonar. -

¿Sí?. Jose Luis. Soy Juanjo otra vez. Dime. He hecho el contacto.


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- ¿Y…?. - La pregunta que les he hecho ha sido muy escueta. ¿Puede Jose Luis venir conmigo?. La respuesta ha sido inmediata y muy clara. CORRECTO. - ¿Nada más?. - Nada más. - ¿Y dices que es este viernes cuando hay que ir, no?. - Sí. Este viernes. - Muy bien. ¿Cómo, dónde y a qué hora quedamos? - ¿Que te parece en la Cafetería Oliver?. - Bien. Hay que pensar muy bien en la hora, porque hay que subir mucho monte y además de noche prácticamente. - No tan de noche. Ahora en primavera los días van siendo cada vez más largos. Con que quedemos a las siete yo creo que es suficiente. - Vale. ¿Vamos en tu coche o en el mío?. - Prefiero llevar el mío. Date cuenta de que tengo las cámaras y demás utensilios que pueden hacernos falta. - Bueno, pues yo llevaré los bocatas y la bota de vino. - Eso de los bocatas no lo había pensado, pero no es mala idea. ¿Seguro que llegaremos hasta allí arriba?. - No seas tonto. Tu confía en mi. Nos sentaremos en la mismísima punta del Ganeko a esperar a las “primos” y como no aparezcan... se las tendrán que ver conmigo. - No, si de ti me fío. - Además no tienes otra opción, amigo mío. - Bueno, pues entonces hasta el viernes a las siete. - Vale, pero sé puntual que te conozco. Como ya es costumbre, el tiempo pasa volando y casi sin enterarnos, llegó el día señalado. Yo bajé de Begoña andando y con mi mochila al hombro. Buena ropa de abrigo, un par de linternas, la bota de vino y unos buenos bocatas de chorizo y jamón. Los prismáticos se me olvidaron con los nervios, pero ya imaginé que Juanjo llevaría los suyos que eran excelentes. La cafetería Oliver estaba situada cerca de la Gran Vía y del Banco Bilbao. También estaba a un tiro de piedra del periódico y solía ser nuestro punto de encuentro en Bilbao. Prácticamente ya nos conocían y además los dueños eran un matrimonio que se apellidaban Barturen (como yo) y que eran primos lejanos que vivían en Górliz. Así, que todo estaba controlado. Cuando abrí la puerta de la cafetería, descubrí que por una vez en su vida, Juanjo había llegado puntual. No solo puntual. Con cinco minutos de adelanto que son los que yo utilizo en general pues me gusta mucho la puntualidad. - Buenas tardes, caballero, tenga usted. - Buenas tardes y menos guasa. En seguida noté que el bueno de Juanjo no tenía esa tarde el aire cansino y como apagado que era habitual en él debido al “estrés” de cada día. Solo parecía preocupado. En el suelo, junto a la barra del bar, descubrí su raída y enorme bolsa negra. La había visto muchas veces. Dentro estaban las cámaras fotográficas y demás artilugios necesarios para obtener unas buenas fotos. Juanjo leía el periódico de la tarde, mientras sorbía un café solo. Llevaba sus botas “troteras”, un pantalón de pana azul oscuro y un chambergo suficientemente abrigado para pasar la noche en el monte. - ¿Vas a tomar algo?. Me preguntó. - Una cerveza, gracias. Cuando estaba tomándome el primer trago, Juanjo, esbozando una sonrisa, me dijo: - ¿Tu crees en serio que llegaremos?. - ¡Qué pesado eres!. No te preocupes. Si hay que ir, iremos y llegaremos. Lo que no sé es si volveremos…añadí yo echándome a reir.


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- Pero, ¿te das cuenta de que estamos rematadamente locos?. - Sí. ¿Y qué …? Y mientras Juanjo meneaba la cabeza como si se tratara de un péndulo que quisiera poder pararse en el punto medio, añadí: - Voy a mear. Y sin poder contenernos más, los dos nos echamos a reir a carcajada limpia, mientras éramos objeto de miradas desaprobadoras por parte de las “elegantes” personas que habitualmente frecuentaban el local. Los dos estábamos nerviosos y excitados. Estábamos ante una nueva cita. Una más. Pero tenía un sabor especial. Ellos habían sido los que la habían provocado esta vez. Nos la brindaban en bandeja desde Cataluña. Y teníamos unas enormes ganas de agarrar una nave por las patas, sacar a los tripulantes a una campa y charlar con ellos mientras echábamos un trago de la bota. Juanjo, a pesar de que casi nunca dejaba traslucir lo que pensaba, parecía como si tuviera pirañas en el culo. Para cuando salí del servicio, ya estaba en la puerta de la calle y había pagado la consumición. Eché un último vistazo al bar para despedirme del camarero y observé divertido las caras serias y atormentadas que los hombres de negocios que estaban allí timándose sus copas y tratando de hacer más rentable su dinero, tenían en aquellos momentos. La mayor parte de la gente de este planeta siempre está ocupada en asuntos como el dinero, el nuevo coche, los problemas de su casa de campo, la buena imagen y la apariencia… y nosotros dos, los chalados de Juanjo y José Luis, como si fuéramos extraterrestres de verdad, interesados en charlar con nuestros ”hermanos” de temas mucho más transcendentes e importantes para el ser humano. ¿Aprenderían alguna vez algo?. Mientras pensaba en estas bobaditas me fui acercando al ancestral seat azul que Juanjo tenía por aquel entonces y cuyo capot trasero cerraba gracias a unas buenas cuerdas en su derredor. Y con la ilusión de dos chavales que fueran a buscar a sus respectivas novias, tomamos la carretera que nos iba a llevar hasta el Pagasarri. Eran las siete y cuarto de la tarde (las diecinueve quince que diría el “meticuloso”). La subida al Paga se puede hacer en coche hasta un lugar determinado, todavía bastante lejos de la cumbre, donde tienes que dejar cualquier tipo de vehículo y seguir a patita. Cuando todavía andábamos trajinando por las numerosas curvas de la carretera, nos topamos de frente con un vehículo de la Guardia Civil que venía en sentido contrario. Hacía alrededor de cuatro o cinco meses solo que había muerto el dictador Franco y las cosas no estaban todavía todo lo claras que nos hubieran gustado. - ¿Y si nos paran y nos preguntan a dónde vamos a estas horas monte arriba?. Dijo Juanjo. - Pues a una cita con unos Ovnis. Le dije yo. - ¿Estás loco?. ¿Te imaginas sus caras?. - Lo peor no serán sus caras. Lo malo es que piensen que les estamos tomando el pelo y nos metan al trullo directamente. Estos no se andan con chiquitas. - Bueno, tú tranquilo, que llevo mi carnet de periodista y algo se me ocurrirá. - Los primos te oigan o ellos pasen de largo. Ya me imagino los titulares en La Gaceta de mañana y los comentarios de mi familia y de mis jefes en el Banco. Causalmente nunca supimos cual hubiera sido la reacción de los Guardias Civiles, ya que pasaron por nuestro lado sin detenerse. Como es bastante habitual en Juanjo, llegó un momento en la subida en que yo me di cuenta de que no seguíamos el camino adecuado. Nos habíamos perdido. Todavía hoy, no me puedo explicar por dónde pudo meter el coche, para salirse de la carretera y acabar en una especie de campa, que aunque no muy lejos del camino que debíamos seguir a pié, no era donde todo el mundo deja su vehículo aparcado. A todo esto ya se había hecho de noche prácticamente. - ¿Ya encontraremos el coche al bajar, metido en esta campa llena de árboles y con el suelo bastante húmedo por cierto?. Le dije casi premonitoriamente a Juanjo.


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- Sí, hombre. Está cerca del camino. - Si tu lo dices, ya me quedo más tranquilo. Le contesté con sorna. Soltamos la cuerda que ataba el portaequipajes, yo me coloqué la mochila al hombro y la linterna en la mano derecha. Juanjo tuvo, como siempre, que hacer malabarismos para colocarse su bolsa no se como al hombro y cuando ya íbamos a comenzar a caminar para tratar de encontrar el verdadero camino, se vuelve hacia mí y me pregunta por enésima vez: - ¿Sabrás llegar arriba?. - No tiene pérdida. Cuando salgamos al camino auténtico, verás unas marcas rojas cada pocos metros. Tu te pones a caminar hacia arriba sin apartarte de ellas y cuando te canses, te paras, echamos un trago de la bota, nos fumamos un pitillo y así hasta que te mueras o lleguemos arriba. - No sé, no sé... Yo cogí mi ritmo, verdaderamente no era el primer monte que subía en esta vida, y pronto dejé un poco rezagado a Juanjo. Cuando llevávamos bastante rato subiendo, noté que Juanjo se paraba y miraba a su alrededor inquisitivamente. Retrocedí unos metros, me acerqué a él y un tanto extrañado le pregunté: - ¿Qué pasa?. - No, nada. Como algo ya le iba conociendo, aquel “no, nada, significaba:” Sí, algo raro está pasando. Pero como no soltaba prenda, continué subiendo unos metros, hasta que veo que vuelve a detenerse. - Bueno, ¿me dices lo que pasa o no?. - ¿No notas nada extraño?. - Pues no. - Pues yo sí. Desde hace un rato, llevo uno a cada lado. - ¿Uno a cada lado?. ¿De qué coño hablas?. - ¡Hablo de dos Guías!. - ¿Me estás queriendo decir que, aunque no los veamos, tu notas que llevas a dos extraterrestres uno a cada lado?. - Uno a mi derecha y otro a mi izquierda. Y los noto perfectamente. - Oye, ¿no te habrá hecho ya efecto el mal de altura a escasos quinientos metros?. - ¿Seguro que tú no los sientes?. - No, hijo. Yo no siento nada ni a nadie. - Bueno, es igual. Déjalo. Vamos a seguir que todavía nos queda un buen rato de subida. Retomé el camino más mosca que mosca. En algunas ocasiones yo también había aprendido a sentir algo cuando alguno andaba cerca, no podía negarlo, pero en aquella ocasión, la verdad es que no noté nada. A veces, o sentía una especie de “escalofríos extraños” o se me erizaba el cabello, o cosas parecidas que siempre estaban relacionadas con “presencias”. Incluso en casa había oído cosas, pero... Siempre, todo ese tipo de experiencias precedían a algún acontecimiento feliz, a unas sensaciones muy fuertes de paz o a sucesos super causales relacionados con “ellos”. Seguí caminando con entusiasmo, porque al fin y al cabo, lo que le pasaba a Juanjo, quería decir que íbamos muy bien acompañados. Cuando por fin y sin más incidentes que reseñar, llegamos a la cumbre, buscamos refugio detrás de unas rocas que nos amparaban de la “baroja” que soplaba allí arriba. Nos sentamos y oteamos el cielo. Eran las once de la noche aproximadamente y el cielo estaba totalmente despejado. Ni una nube, ni ningún obstáculo para contemplar el magnífico espectáculo que nos brindaban las estrellas. Faltaba una hora para la cita. Encendimos un par de cigarrillos y vaciamos un poco más lo bota. Estuvimos un buen rato hablando de asuntos personales y luego nos dedicamos a desempaquetar los bocadillos y a devorarlos con verdadera ansiedad. Ni que decir tiene que entre mordisco y mordisco no quitábamos ojo al cielo. Las estrellas y la Luna iluminaban el paisaje y al fondo y abajo, se intuía la civilización.


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- Tu idea de los bocatas ha sido genial. Dijo Juanjo. - No hombre. Entre los montañeros esto es lo normal. Es fundamental ir provisto de víveres. - Yo, cuando viajo por esos mundos de Dios siguiendo el rastro de tus primos, llevo una petaca de coñac para el frío. - Claro. Ahora entiendo cuando mis compañeros de trabajo se descojonan de mí al contarles que a veces sí les vemos. Me suelen decir que cuantas copas nos habíamos tomado antes, je je,... - Muy gracioso,.... - Bueno, ¿la has traído hoy?. Porque aquí arriba empieza a hacer un frío de narices. - Sí. Aquí está. Echa un buen trago y verás como se te caleinta el gaznate. - Gracias hermanito. Después de un par de tragos, Juanjo se puso a revisar sus chismes fotográficos, mientras hacía comentarios de tipo técnico al respecto, que por supuesto yo no entendía. - ¡Oye, Juanjo!. ¿Te has parado a pensar como reaccionaríamos si dentro de un rato aparece una nave interplanetaria y se posa en esta campa a unos metros de nosotros, después del tiempo que llevamos con este tipo de experiencias ? - Sí. Que echaríamos a correr monte abajo, cagados de miedo y llegaríamos a Bilbao en diez minutos y con los calzoncillos en la mano. Y las risas se debieron de oir hasta en la Luna. Lo cual nos vino muy bien para relajarnos un poco. La tensión se nos había ido acumulando poco a poco y sin casi darnos cuenta a medida que la hora se acercaba. Y dieron las doce de la noche. A las doce y cinco, de pronto, gritó Juanjo: - ¡Mira, José Luis, allí. A tu izquierda!. - ¿Dónde?. JJ. BENITEZ EN CASA DEL AUTOR - ¡Allí, no ves!. Y señaló hacia un lugar en el cielo. ¡Mira cómo se mueve! ¡Va a toda pastilla!. ¿Y no ves los cambios de dirección tan bruscos que hace? Todo fue muy rápido. Yo intentaba fijar mis prismáticos sin ningún acierto, hasta que caí en la cuenta de que me había olvidado ponerme las gafas para ver de lejos que había dejado al lado de la mochila mientras comíamos. Para cuando quise reaccionar, la nave de marras se las había “pirado” tan monamente. Una vez más me había quedado con las ganas. El avistamiento había durado unos segundos y Juanjo no había tenido ninguna opción de utilizar las cámaras. Era bastante habitual que esto pasara. Al parecer, eran muy reacios a dejarse fotografiar por nosotros. Durante casi otra media hora nos quedamos mirando al cielo por si se repetía la experiencia. Yo miraba al cielo y veía planetas, estrellas, la luna, adivinaba galaxias y ... sentía en mi alma un órden perfecto. Aquel espectáculo era grandioso y sentía igualmente la insignificancia del hombre ante aquella inmensidad de perfección. Me sentía en paz, pero muy chico. ¿Qué suponían dos personas en la cima de un monte de una pequeña ciudad de un único planeta, ante lo que nuestros ojos abarcaban y eso que no era más que una pequeñez de todo un Universo o de muchos Universos?. Cuando rompimos el encanto de aquel silencio, no eramos los mismos. Nuestros comentarios reflejaban que Dios (quien quiera que fuese), estaba en nuestro pensamiento y en nuestra alma. Nos sentíamos llenos, pletóricos, muy alegres, sobrecogidos y felices. - Claro que el avistamiento era para ti, amigo. Yo solo era el guía en esta ocasión. - Sí, eso parece. A las doce y media pasadas, un poco cansados, aunque contentos y al no vislumbrar la posibilidad de


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nuevas experiencias, decidimos regresar. Recogimos nuestros bártulos y comenzamos a caminar monte abajo. Cuando no habíamos caminado ni quinientos metros, fuimos notando que nuestra sensación de bienestar iba en aumento más si cabía. De pronto, comenzamos a notar cómo nos caían desde el cielo una especie de copos de nieve (que no eran tal evidentemente), que se evaporaban o deshacían al contacto con nuestro cuerpo o con el suelo. No era nieve porque no había nubes, era primavera, buen tiempo y no hacía el frío necesario. Mirábamos como atontados al cielo, al suelo, a nuestras manos y no entendíamos de donde podía proceder el fenómeno, ni qué estaba pasando. Estábamos como borrachos, pero de felicidad, de alegría, nos parecía que flotábamos. No tengo palabras con qué explicar aquello. Al cabo de unos minutos, todo terminó y sin dejar el menor rastro. Recuerdo que acabamos haciendo una chiquillada sin comentarios... Tan alborozados estábamos que se nos ocurrió hacer una apuesta con cervezas de por medio, de ver quien orinaba más lejos, como hacíamos de críos. La verdad es que no recuerdo quién tuvo que pagar las bebidas. Pero las experiencias, aunque éstas de otra índole, no habían acabado. Al margen de que encontrar el coche fue toda una odisea, cuando Juanjo intentó salir de las campas a la carretera, no sé que hizo, pero se metió en un verdadero lodazal del que no hubo forma de salir. Al principio nos cabreamos, pero al minuto nos echamos a reir a brazo partido, echamos un buen trago de la bota, encendimos un cigarrillo y emprendimos la marcha a pié camino de Bilbao, dejando el coche en espera de la grúa que llegaría a la mañana siguiente. A las siete de la mañana, rotos de cansancio, hacíamos nuestra entrada triunfal en la villa. - Vamos a casa a descansar un rato. Luego volveré con la grúa. Dijo Juanjo. - Que Dios te ampare ciego mío. Le dije yo. - Nos llamamos luego. - Vale. Le voy a decir a Raquel que llame al Banco y que diga que estoy enfermo. - Hasta nunca - Besitos. Cada uno pilló un taxi y nos fuimos camino de la cama, cansados, pero muy felices. ¿Nos entendería alguien?. ¡¡¡Qué nos importaba a nosotros que nos entendieran los demás o no!!!. Nada de nada.


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8 - EL LIBRO RAMA

Llevábamos muchos meses ya oyendo hablar del Libro Rama. Decían las malas lenguas que era un libro dictado por los Guías, donde se explicaba en qué consistía dicha Misión y que solo era para que lo leyeran los “elegidos”. A mí, personalmente, estas cosas me sacaban de quicio. Elegidos por aquí, elegidos por allí... y como yo no puedo estar quieto, me moví. Tras una serie de gestiones, que particularmente no me costaron mucho, dada mi influencia y ascendencia entre la gente de Misión Rama en Perú, el “esotérico” librito llegó a mis manos. Para empezar, de libro no tenía nada. Era simplemente una supuesta comunicación psicográfica de varios folios dónde sí se explicaba qué era la Misión Rama y su por qué. Poco más o menos. Por aquel entonces fue muy clarificador porque estábamos a oscuras. Nos vino muy bien, nos aclaró muchísimo las cosas y, desde luego, no tenía nada especial que indicase que no lo podía leer cualquiera que estuviera en la “movida”. Vamos con el contenido del mensaje : Ya llega el tiempo en el cual recordaréis cada uno cómo fue que fuisteis llamados a conformar Rama. Cada uno sabrá pronto su camino de venida. Sobre Rama es larga la historia, pero debe empezarse a escribir ya. El tiempo está marcando su momento de gran compromiso. Hace cuatro mil años antes del Mentor del Espíritu Crístico, venido de la Misión Redención, de los planos mayores de la gran civilización y que fue engendrado, no creado, reencarnándose así, para los fines del plan. Ustedes han sospechado bien todos los detalles de la venida Crística, que no es necesario señalarlos aquí.

CONSEJO VENTICUATRO ANCIANOS

Fueron hace cuatro mil doscientos años que llegó a los grandes Maestros del Consejo de Veinticuatro Ancianos de la Galaxia, el momento de actuar en los planes de ayuda galáctica y de solidaridad de civilizaciones, para poner en marcha las misiones secundarias, que se insertarían al mundo moderno. Sería el fruto del proceso histórico, cultural y de todos los otros aspectos, después de la venida del Mentor a la Vía Láctea, que lleva al planeta tierra a cumplir su ciclo de edad para subir de plano de evolución, aún a costa de una destrucción parcial de su humanidad en su tiempo Siserático o Apocalíptico, destino que es propio del natural proceso.

Para esto se coordinó que el Maestro J., designado por el Anciano A… del Consejo de los Veinticuatro, investigara mediante estudios profundos, a los miembros básicos de la Misión Rama o Misión Mundo. Hay otras Misiones en otros mundos, como Omagata, Onirón, Omirita, Kibali, M. Del Candelabro, Onixsur de Sibali, Arión, Orimin, Urix y Yum. Desde hacía cientos de años se había pensado qué clase de gente se necesitaría para que llegado el momento en el cual los hermanos, homogéneos en misión y diferentes en su manera de ser preparados, en su momento, se encontraran y se reconocieran. Gente que bajo una meta en común, cambiarán los caracteres que tenían tomarán una nueva meta como sello propio llamado Todo Amor.


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Esta gente fue siempre escogida con relación a qué papel desempeñaría cada uno dentro de la misión de preparación para la nueva humanidad que vendrá. Mientras en el planeta Ahelon, sede en ese tiempo del Consejo de Ancianos, se preparaban los estudios pertinentes que buscaban recoger archivos de estudio del futuro terrestre. Como decimos, se buscó a la gente que tuviera la virtud de ser abierta en potencia y sensible. Gente que a pesar de no tener nada fuera del común humano, pudiese vibrar en un plano mayor. Este plano pondría en una situación de conocimiento interior y desarrollo metapsíquico, lo que se les presentaría como un saber que a la larga fuese un poder sobre los demás. Esta gente que antecediera el compromiso de libertad responsable frente a este recibir conocimiento superior, tendría que estar dispuesta a vivir una serie de pruebas poco comunes para la gran mayoría humana y experiencias duras en el medio donde viviera. Tendrían que cumplir una función de testigos, y por ende, ser tratados por los demás, como es común hacerlo. Tendrían la misión, no solo de alertar o advertir, sino de ser puente para lo que las personas se encuentren antes de que la tierra se destruyese entre los años 1.975 y 2000. (Como estas líneas las estoy escribiendo en Marzo del 2011, es evidente que, gracias a quien sea, el planeta sigue vivito y coleando o, todo el asunto de la Misión Rama fue algún tipo de test psicológico de los “primos” para y por algo). Se comenzó a buscar primero en el plano llamado mundo tierra, los espíritus encarnados que serían protagonistas de la Misión Rama, que abrirían los ojos a la humanidad, y que solo los dispuestos y preparados a escuchar, escucharían. Se buscó primero a la gente del plano por elevar y luego a los que promoverían el desarrollo de aquellos iniciados en la evolución de plano blanco, es decir, a los Guías coordinadores de la maduración mental y espiritual de los hermanos menores terrestres. Posteriormente se dio paso a la búsqueda de los Guías terrestres. A cada uno se le encontró en una época casi distinta y en sitios diferentes y apartados. Se aclara que la reencarnación en que a cada Rama se le llamó a Misión, es la que más ha marcado huella en su sello interior y que cada uno conserva algunos rasgos faciales y subconscientes. La modalidad del llamado varió según fueran las vibraciones primeras: AM, EM, EL, NI, AN... Estas vibraciones que eran las terminaciones de los nombres cósmicos, determinarían el orden en que se efectuarían los llamados y el orden de aparición en la Misión y trabajo actual. A cada uno se le hizo llegar mediante emisarios y en naves de la Confederación, la clave del conocimiento Rama, o sea, el Libro del Amor de los de las Vestiduras Blancas, impreso en todos los idiomas. Se programaron los días en que los Ramas se fueran uniendo, sintiéndose éstos unidos por extraños e inseparables lazos de hermandad comunitaria, como si se hubiesen conocido desde siempre. La idea y el plan Rama se basaba en crear una comunidad de hermanos variados, llamados los Ramas, que serían los voceros y hacedores del llamado al cambio. Entre los planetas que se escogerían para desarrollar academias de guías para todas estas clases de misiones de este siglo, estaban los de la colonia venida de Orión y establecida en Ganímedes, Apu en Alfa Centauro, Cerpicán Mayor II en Can Mayor, Xilox en Andrómeda, etc., etc.. Siete años antes de la Misión Rama que empezaría en 1.974, los Guías ya entraban en una etapa semifinal en su adiestramiento y preparación. Antes de que los Ramas nacieran en esta última vida, vivieron en el astral en los planetas de la Confederación, donde recibieron una preparación distinta, para que olvidasen, cerrándoles los candados de su mente y dando las llaves a uno mismo, para que tuviesen la oportunidad de que con su esfuerzo se encontraran a sí mismos y nacieran con trabas y sin ellas. Se prepararon unos sistemas de enlace y a unos Maestros que enviados por la Gran Hermandad Blanca bajo el signo de la estrella, se encargaran de suministrar los conocimientos y despertar la dormida sabiduría.


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Igualmente estaban listos los archivos que se entregarían a los Ramas en el mes de Agosto de mil novecientos setenta y cinco o año Semiótico, cuando en ese mes se cumpliesen los viajes más ambiciosos de la Misión hacia Sillarhuasi en el Cuzco y a Huarochirí de regreso y el encuentro con los tres maestros de la caverna en Marcahuasi. Durante el tiempo que siguió a los mil primeros años de la Misión Rama, en muchos planetas, la labor de planificación iba acelerándose y la ayuda para un futuro humano, debía ser cuidadosa y meticulosamente planeada. Se realizaron muchas sesiones de consejos menores para dialogar y llegar a la verdadera comprensión de la importancia de esta obra de solidaridad galáctica. Se comenzaron a organizar las academias de Guías, luego comenzaron a llegar a los visores y pantallas los datos de los Ramas que intervendrían y se les estuvo observando en su vida en el plano tierra a cada uno en el año dos mil cien antes de Cristo en distintos lugares, desde el Mar Rojo, Persia e Irán, hasta India, Mongolia y América. Todo el mundo desfilaba delante de aquella pantalla, donde resaltaban espíritus abiertos y con la clave concordante vibratoria. Pues no sólo era vibrar con Rama, sino también espiritualmente de manera que la energía de cada uno pudiera aspirar a más, a alcanzar los planos mayores blancos, o sea, lograr perfeccionarse aceptando el compromiso de ser puente a otros y luz de un sendero conjunto, el nuestro y el de otros. Para esos tiempos Morlen era el satélite de Júpiter que ofrecía mayores disposiciones como para hacerle encargado de la coordinación de la Misión raza humana. Debería albergar una colonia de doce mil personas terrestres y encargarse de reeducarlas para un repoblamiento de la tierra en el año dos mil trescientos después del Mentor Crístico. Entre sus ciudades estaba la llamada Ciudad Cristal que sería sede de la dirección de la Galaxia para el año mil uno antes de Cristo. La sede del Consejo de la Confederación, debía centrarse en los trabajos con respecto a los sistemas y planetas que estarían prestos a recibir las primeras ondas de energía del sol Galáctico y además, algunos, subirían de plano de evolución. Morlen, Ganímedes los llaman ustedes, contaría con un millón de personas naturales y doscientos mil colonos terrestres y de otros planetas para mil novecientos setenta y cuatro. OXALC

La academia de Guías se instaló en la ciudad Confraternidad. Los más calificados de los programas de estudios metapsíquicos o doctores mentales de la universidad de Morlen, conformarían la primera promoción de Guías. La vida de los Ramas, Guías o antenas desde que empezaron, marcaría el compromiso de hombres con toda la humanidad. La primera frecuencia que armonizara en la Misión y plan Rama era AM. Se debían buscar los nombres cósmicos que a la larga estructurara un orden de llamadas y de despertar, un encadenamiento de situaciones, frente a la puesta en marcha en la tierra del plano de acciones. Una vibración como el nombre cósmico, informa de la misión de la persona y su función dentro de ésta. Las vibraciones como EL, WA, AC, EM... se sucederían y serían distintos momentos para el reencuentro. Esa llamada y búsqueda de los Ramas, en ningún modo marcaba un órden de importancia, ya que cada cual cumpliría una misión distinta. Lo que se buscaba era el mejor encajamiento de los componentes. Enviados de la Confederación recibieron el trabajo de llegar a los humanos requeridos y así todos fueron llamados en una época. Sobre el planeta Venus diremos que tuvo muy pocas intervenciones de ayuda, pero las que tuvo, fueron


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acertadas en la historia terrestre, más en América que en otro lugar, lo que le valió subir de plano rápida y fácilmente. Sin embargo no tenían la experiencia suficiente para ayudar a la tierra, hasta que llegara la etapa Xolar, cuando los Rama estuvieran a punto de quitar el velo del conocimiento. Los venusianos que trabajaban en la base Azul, llegarían a ser los grandes compañeros de los Ramas y cuidarían de su normal desenvolvimiento. Para Rama se habían propuesto cuatro fases de preparación que debían pasar los hermanos que habían sido llamados más antiguamente: Eran: 1 - AURON = LLAMADO 3 - LUNAR = CONOCIMIENTOS 2 - XENDRA = EXPERIENCIAS 4 - SOLAR = IRRADIAR La diferencia existente entre los llamados antes y después está en el órden de misiones al interior de la misión global, la diferencia de aportes y de interiorización como predisposición a realizar una misión de entrega total, en la cual el hombre es un medio de esa gran fuerza de ayuda universal. La Misión gira en torno a la salvación de la raiz humana y de la humanidad de cada uno. Por hombres, hombres que lucharán por amor y por evolucionar contra un sistema que los puede envolver, contra un egoísmo que los puede cegar, contra una comodidad que les nublará el saber y el poder de vislumbrar la luz eterna. Vosotros, hermanos, naceréis para nacer nuevamente. Seréis los que aceptaréis ser luz cuando sintáis más y más que hay una razón en vuestras vidas y un sentido y todo eso es la Misión Rama. Yo salí de la primera promoción por mis compenetraciones e interés en nuestra Misión y se me encargó el primer desencadenamiento y el coordinar el enlace Rama de vuestra preparación. Somos cuarenta y nueve Guías de distintos mundos. Entre vosotros hay de todas las razas y naciones juntas ahora, en las que antes reencarnasteis y ahora la Misión se extiende a todas las partes de vuestro planeta. La etapa final comenzará en Agosto de 1.975. Alegría hermanos que habéis nacido a una nueva vida. Con Amor, Oxalc.


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9 - EN EL MONTE GORBEA

Era el mes de Junio de 1.976 y una noche, a eso de las once, sonó el teléfono de mi casa. - ¿Dígame?. - José Luis, soy Javi F. - Algo te pasa en la voz, porque no te reconozco. - Es que he pillado un buen resfriado, pero sí, soy yo. - Tu dirás. - Te llamo porque he recibido un contacto psicográfico en el que me dicen que vaya el día 26 de este mes al monte Gorbea. - ¿A qué hora?. - A las doce de la noche. - ¡Joder! Siempre se les ocurren unas horitas a estos pavos que vamos...Y además en el Gorbea, como si fuera un paseo de nada. ¿Has estado allí alguna vez?. - Hace muchos años. Ya no me acuerdo. - ¿Y te han dicho en qué zona del monte?. Porque aquello es muy grande. - Pues no. No especifica nada más. - ¿Dicen quién debe ir a la cita?. - Tampoco. Ya te digo que ha sido como muy enigmático. Si yo no estaba pidiendo ninguna cita. Estaba medio jugando con el boli y se ha puesto a escribir solo. Cuando se ha parado, he mirado lo que ponía y dice solamente: “si queréis vernos, podrá ser el día 26 de Junio a las doce de la noche en el monte Gorbea“. - Anda que sí es raro. ¿Y has pensado quién debe ir?. - He pensado en Juanjo y en ti. - ¿Le has llamado ya a Juanjo?. - Sí. Y me ha dicho que te llamara a ti para que hagas de guía. Me ha comentado que no hace mucho le has demostrado que lo haces muy bien. Pero no me ha dicho nada más. - ¡El muy jodido!. Ya se a qué se refería. Bueno, pues yo encantado de ir. - Bien, entonces quedo con Juanjo y te llamo. - De acuerdo. Me llamas. Como ya conté en mi capítulo sobre la subida al Ganekogorta, nuestro habitual lugar de citas era la cafetería Oliver. Allí quedamos a las siete de la tarde y después de tomar un café ellos dos y una cerveza yo, montamos en el coche y salimos camino de la pista forestal que sube hasta dejarnos en un precioso paraje en el que antiguamente había hasta un pequeño hotelito con bar, donde se puede aparcar y comenzar la subida a pié hasta la campa de Arraba. De dicha campa y caminando dos o tres kilómetros se llega a Eguiriñao donde hay varios refugios de montañeros para pasar la noche si se quiere y de allí se comienza la subida propiamente dicha hasta la cruz. Subidita que se las trae, por cierto. Aparcamos y tras echarnos a la espalda las respectivas mochilas con bocadillos, linternas y cámaras fotográficas, comenzamos la subida a la campa de Arraba, lugar donde yo había decidido montar el campamento. Es una campa enorme que tendrá aproximadamente un par de kilómetros o más de ancho y otro tanto de largo. Hacia el medio, hay un pequeño refugio con un par de camas o tres y un señor que suele proporcionarte bebidas habitualmente. Normalmente suele estar lleno de caballos salvajes campando por sus respetos. La campa tiene de fondo varios montes a los que se puede acceder con relativa facilidad, pero según llegas, el paisaje que se abre a tus ojos a la izquierda, es impresionante. El enorme valle que divisas es de kílómetros al frente. Hacia el centro y al borde casi del precipicio (si caminas con cuidado no es peligroso), hay una construcción creo que redonda, en piedra, de metro y pico de alta, donde está


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“dibujada” la zona en qué estás situado, con los datos y señales de todos los montes que te rodean. Es como un pequeño atlas de piedra para tu orientación. Muy bonito por cierto. Bueno, pues allí descargamos las mochilas y nos pusimos a comer los bocadillos, que ya era hora, y a hacer diversas fotografías del lugar (sobre todo Juanjo) que es precioso. A medida que iba anocheciendo y que los pocos excursionistas nos iban abandonando, fuimos tomando posiciones. Nos acercamos al borde desde donde divisábamos todo el maravilloso valle, ya para entonces llenándose de estrellas en el cielo. El lugar era perfecto. Mientras buscábamos un lugar donde sentarnos, comenzamos a escuchar unos ruidos extraños que nos sobresaltaron en un principio, hasta que conseguimos ubicarlos y descubrir de qué se trataba. Eran nada más y nada menos, que un montón de sapos que vivían en una charca enorme que con la oscuridad no habíamos descubierto. Al principio, fue un buen susto, luego unas risas y una gran extrañeza que en una altura del monte tan considerable, habitaran aquellos seres. Por aquella época, Juanjo tenía por costumbre escribir a todo color una página en un extraordinario que realizaba La Gaceta del Norte los domingos. Ni que decir tiene, que el tema al que dedicó su página dominguera siguiente, el bueno de Juanjo, iba de sapos. Pasado el asunto de los sapos, nos sentamos y comenzamos a otear el horizonte. Pero lo que nos maravilló desde un principio fue el cielo. Estaba totalmente despejado y allí, a mil y pico metros de altura, se veían cientos de estrellas en una gran sinfonía de belleza, orden y poder. Nos sentíamos pequeñitos ante tanta grandeza. Al rato de estar sentados comenzamos a darnos cuenta que el frío que hacía ya era bastante notable. Faltaban unos minutos para las doce de la noche y la tensión de los tres iba en aumento. El silencio, absoluto. Dieron las doce y nuestros ojos se clavaron más si cabe en el horizonte y en el cielo. No ocurrió nada. A las doce y diez, yo rompí el silencio: - Chicos, me temo otra tomadura de pelo. - No seas gafe Jose Luis. No sé cómo te las arreglas, pero siempre que vas a una cita, los espantas. Y, encima, como no ves ni jota.... - Mi querido Juanjo. Ya sé que parece que les asusto y que soy un cegatón, pero ¿a que vosotros tampoco estáis viendo nada?. - Igual resulta que con eso del cambio de hora que hemos tenido estos días, aparecen a la una. Dijo Javi. - Yo que tu, intentaría hacer un contacto para que nos digan lo que pasa. - No es mala idea, añadió Juanjo. - ¿Tienes bolígrafo y papel?. - Sí. Ya sabes que siempre llevo estas cosas por si las moscas. - Pues ponte manos a la obra que yo te ilumino con la linterna. Mientras Javi intentaba hacer la psicografía y Juanjo le daba luz, yo comencé a dar saltitos y a echar unas carreras cortas, porque aquello ya no era frío, estaba comenzando a caer una helada de mucho cuidado. - Dicen que llegarán en veinte minutos. Dijo Javi cuando acabó de escribir. - ¿Qué hora es ahora?. Pregunté yo. - Las doce y media, dijo Juanjo enfocando la linterna hacia su reloj. - Y luego dirán que todo ha sido una prueba y que nos vayamos para casa. La historia de siempre. - ¡Ten paciencia José Luis!. Espera. Serían alrededor de la una de la mañana, cuando Juanjo gritó: - ¡Mirad!. ¡Mirad allí!. ¿No véis?. ¡Va a toda pastilla!. - ¡Sí, ya lo veo!. Dijo Javi! ¡Va lanzado y muy alto!. - Algo veo que se mueve, pero muy pequeño. Añadí yo. Siempre me pasaba lo mismo y todo por culpa de unas gafas que tenía que haber revisado hacía


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tiempo. Sin embargo, yo tenía otros métodos para conocer si los primos andaban cerca. Los pelos de punta y el calor. El ovni se suponía que ya había cruzado los cielos - ¿No sentís como una especie de oleadas de aire caliente?. Les dije. - Sí. Dijo sorprendido Juanjo. - Es verdad, apostilló Javi. Y se miraron atónitos. Efectivamente, el intenso frío ya no se dejaba notar y una especie de calorcillo les estaba envolviendo. - ¿Esto ya sabéis lo que significa, verdad?. Dije yo. - Esto quiere decir que no andan muy lejos, lo sé. Añadió Juanjo. - Sí. ¿Pero dónde?. Era Javi. - Yo voy a seguir mirando al cielo y vosotros echar un vistazo por los alrededores. Dijo Juanjo. Ovni invisible captado en el monte Gorbea por la cámara de JJ.Benítez

Pasada media hora más, tuvimos que rendirnos a la evidencia. Si desde luego estaban por allí cerca, no estaban dispuestos a dejarse ver. - Creo que deberíamos marcharnos para casa. Está claro que ya no hay más. Javi estaba un tanto desilusionado. - Esperar un momento. Me quedan unas pocas fotografías en el rollo y hay una luna preciosa. Voy a dedicárselas a ella. Y Juanjo acabó con el rollo y fuimos bajando hacia donde nos esperaba el “anciano” seat de Juanjo.

Al cabo de una hora ya estaba cada uno en sus respectivas casas. Mientras me metía en la cama, yo pensaba : ¿Y para qué coño nos hacen ir hasta los cerros de Úbeda?. ¿Para ver pasar una nave a lo lejos y a toda máquina?. ¿Para que no se nos olvide que están ahí, pero que todavía no es el momento de dejarse ver más claramente?. ¿Qué buscan?. ¿A qué juegan?. ¿Qué quieren de nosotros?. Y con estas dudas y otras muchas, en la cabeza, me fui quedando dormido poco a poco. Aunque la respuesta clara no llegó nunca, ya que en la actualidad muchas de esas incógnitas siguen sin esclarecerse, sí que al cabo de unos años, nos íbamos a llevar una enorme y agradable sorpresa. Cuatro años más tarde de estos acontecimientos, aproximadamente, o sea, en el año 1.980, estaba yo una mañana en mi mesa de trabajo, en el Banco, cuando sonó el teléfono: - ¿Dígame?. - ¿Por fín apareces?. Era Juanjo. - Estaba desayunando, ¿ no te lo han dicho?. - No. No me han dicho nada. Pero no importa. ¿Estás bien sentado?. - Sí. ¿Pues …? - ¿Te acuerdas de la noche, ya hace cuatro años, en que Javi, tu y yo, subimos al Gorbea a cuenta de una cita psicográfica que hizo éste?. - Claro que me acuerdo, no me voy a acordar del cabreo correspondiente... - Bueno, como te decía. Estoy preparando una trilogía sobre fotos de ovnis. O sea, me han pedido en la editorial algo sobre evidencias ovni en el mundo. El material que hay me da para hacer tres libros. - Bueno, me parece muy bien. ¿Y que tiene que ver eso con la experiencia nuestra del Gorbea? - Pues que me he dedicado a repasar todo el material fotográfico que tengo hecho por mí y me he llevado una sorpresa mayúscula. ¿Supongo que te acordarás de unas fotos que hice a la luna antes de


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irnos de allí, verdad?. - Claro que me acuerdo, había una luna preciosa. - Pues agárrate. Viendo el otro día los negativos de esas fotos, resulta que al lado de lo que yo creía que era la luna, observé un punto de luz. He enviado a revelar y a ampliar el negativo y las fotos y ¿ a qué no sabes lo que aparece?. - No me tengas en ascuas y dímelo tú. - El puntito de luz que yo creía que podía ser un ovni, es en realidad la luna, y el foco grande que yo creía que era la luna, pues no es la luna. Es, eso. Una gran bola de luz que estaba muy cerca y encima de nosotros y que no lo vimos con nuestros ojos terrestres. Nosotros sólo vimos la luna y, sin embargo, allí, encima nuestro estaba esa enorme cosa de luz, que la cámara sí ha captado. - Es decir, que los teníamos pisándonos los talones, nunca mejor dicho porque los teníamos de sombrero y no los vimos. - Correcto. Dijo Juanjo. - ¿Te acuerdas del calor que comenzamos a sentir al cabo de un rato?. Pues eran ellos. - Pues parece que sí - Mira que son retorcidos y maquiavélicos ¿eh?. - Ya conoces a tus primos. - ¡Qué coño los voy a conocer!. - Bueno, si vienes a cenar esta noche, te obsequiaré con una magnífica copia del documento jajajajajaja - A las nueve en punto me tienes ahí. Un beso para ti y para los primos. Hasta luego - Hasta luego. La foto la publicó Juanjo en su libro “Mis Ovnis favoritos” y yo, aquí incluyo una copia.


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10 - REFLEXIONES Y ANECDOTAS

La lectura del “famoso” Libro Rama trajo sus consecuencias. Por un lado aparecieron los que se consideraban los más “elegidos” todavía. Por otra parte allí se hablaba de que la catástrofe comenzaría en 1.975 y ya estábamos en el 76, aunque también es verdad que en los contactos que se realizaban preguntando por esto se hablaba ya de qué la cosa se había retrasado y se barajaban otras fechas. Se comenzó a hablar de 1.987 e incluso quien aventuraba ya la del año2000. Total, que no estaba nada claro y para los más críticos, menos aún. Luego estaba el lío de los nombres cósmicos, de los que prácticamente no habíamos oído hablar nada. No recuerdo bien si fue antes o después de la aparición del libro, una tal Cristina C. (pelirroja muy guapa e hija del cónsul de Argentina en Bilbao) y el mencionado en el capítulo anterior, Javier F., viajaron a Perú. A su vuelta, entre otras cosas, traían un contacto realizado por Sixto Paz en el que se había pedido a los Guías que nos dijeran los nombres cósmicos de la mayor parte de nosotros. Dicho documento obra en mi poder. Al parecer el nombre cósmico, es el nombre por el que se nos conoce por los mundos espirituales. Pero surgieron cosas que a mí ya entonces me parecían difíciles de creer (y me lo siguen pareciendo). Por ejemplo se decía que ese nombre debía ser secreto y que no debíamos decírselo a nadie, por si algún “ser” negativo se lo aprendía y podía hacerte algo malo. También se preguntó que si servía para algo y se nos respondió que pronunciándolo de una determinada manera (en forma de mantra) se podía llegar a unas profundidades muy importantes en una meditación. Vamos, que casi casi íbamos a levitar (es broma). La gente lo intentó, pero que yo sepa, jamás nadie consiguió nada especial meditando con el nombre cósmico. Ni que decir tiene, que la gente no quería ni oir hablar de pasarle ningún tipo de información a Juanjo, al que prácticamente todos lo tenían por un aprovechado. Como seguro que ya os lo estáis imaginando, ya me encargaba yo de pasarle fotocopia de todo lo que llegaba a nuestras manos, cosa que les hacía rabiar enormemente. Creo que ya lo he comentado anteriormente, pero nos quejábamos mucho de que desde Perú nos llegaran los papeles con cuentagotas. Con el tiempo, y sobre todo después de viajar a Lima yo mismo en el año 78, comprendí que los del grupo Rama de Sixto Paz, eran unos chavalitos sin recursos económicos suficientes como para gastarse sus cuatro soles en enviar papeles al extranjero. Porque no sólo había grupos en España, sino que se fueron creando grupos en prácticamente todos los países sudamericanos. Una cosa que quiero contar por curiosa, es que cuando la gente hacía psicografías supuestamente con el Guía Oxalc, en muchas de ellas, las palabras que se escribían, tenían las letras dobles. Voy a tratar de explicarme. Si la letra en cuestión era un O, aparecía con otra O circunscrita (o sea, una O dentro de otra, doble O) y así con todas las letras, lo cual era muy divertido y nunca supimos el motivo de tal suceso. Y solamente pasaba con Oxalc. Otro tema que apareció, fueron los famosos “cristales de cesio”. Según nos explicaron, en algunas reuniones cuando nos citaban a meditar en el monte, se nos decía que la salida era para entregarnos dichos cristales. Al parecer los cristales de cesio, eran unos cristales semitransparentes que depositaban en tus manos y tenías que acercarlos a tu pecho y, supuestamente, entraban en tu organismo. Eso servía para tener una especie de energía extra que facilitaba la comunicación con ellos. En alguna de estas reuniones, hubo personas que aseguraron que incluso los llegaban a ver en la mano durante unos instantes. De todas formas, creo que más adelante ampliaré la información mediante un contacto en el que algo más y mejor que yo lo explicaban los Guías. Yo nunca tuve la oportunidad de estar presente en ninguna de estas salidas donde se entregaron dichos cristales. Concretamente creo que fue en Leon, en


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una salida numerosa, donde se dio este fenómeno con bastante claridad para algunos de los Ramas allí presentes. En otra ocasión, en otro contacto, se nos pedía que fuésemos a un monte que estaba cerca de Yurre, a las tantas de la noche, para variar, donde debíamos estar separados unos de otros sin vernos durante una hora. El ejercicio, decían, era para que aprendiéramos a vencer los miedos frente a situaciones desconocidas. Nunca se me olvidará que en principio a todos nos pareció una absoluta majadería. Pero nos lo pedían y allí que nos fuimos. Si no recuerdo mal era la madrugada de un viernes santo. Llovía a mares. Comenzamos a subir al monte en cuestión, que alguno ya conocía, en cuya cima existía una pequeña iglesia donde poder guarecerse. Llegamos bastante mojados y descubrimos que había una especie de refugio en el mismo pórtico de la pequeña iglesia. Descargamos las mochilas, y a la hora prevista que creo era a las doce de la noche, nos tapamos con lo que cada uno había llevado, cogimos las linternas y nos fuimos buscando un lugar para ubicarnos sin que nos pudiésemos ver entre nosotros. Quedamos que a la una en punto nos volveríamos a reunir en el refugio. Yo recuerdo que me guarecí en una esquina de la iglesia dentro del pórtico, con lo que evitaba mojarme. Al principio aquello seguía pareciéndome una tontería mayúscula. Pero a medida que fueron pasando los minutos, comencé a oir ruidos. Y, claro, comencé a mosquearme y a sentir un poco de mieditis. Claro, no sabíamos si de pronto se nos iba a aparecer un Guía allí mismo o vete tu a saber qué. Al de un rato descubrí que uno de los ruidos eran las gotas de lluvia chocando bien con las hojas de los árboles, bien con el suelo. Otro ruido que fue explicándose, era el de ciertos animales que por allí pululaban. Y así poco a poco parecía que me iba tranquilizando. Pero al de un buen rato, comencé otra vez a “acojonarme” y tomé la decisión de que para mí, aquella experiencia se iba a terminar en cuanto apagara el cigarrillo que me estaba fumando, que debía ser el enésimo. Así que lo más rápidamente que pude, salvé la distancia que me separaba del refugio y entré como alma que lleva el diablo. Cual no sería mi sorpresa cuando descubrí que antes que yo habían llegado prácticamente todos los componentes de la expedición y todos igual o más de asustados que yo. Cuando ya estuvimos todos juntos y mientras comentábamos nuestras experiencias (muy similares), sacamos los bocadillos y la bota y nos dedicamos a recuperar el calor y la tranquilidad. Puede parecer una tontería visto en la distancia, pero hay que pasar la experiencia. De noche, aislado, con lluvia y sin saber a qué te expones, acabas oyendo no solo los ruidos típicos del monte a los que tampoco estábamos muy acostumbrados, sino que oyes cualquier cosa y la mente te juega muy malas pasadas. Por supuesto, nunca repetimos. Por otra parte, Lice y su grupo de Fraternidad Cósmica se seguían reuniendo y recibiendo los “Opúsculos” como llamaban a una especie de revista pequeña que les enviaba Eugenio Siracusa desde Italia o bien a través de la gente de Vigo. Lice me hacía llegar lo que ellos recibían y yo a mi vez también les pasaba copia de las cosas de Rama. Tampoco esto era muy bien visto por los “gurús” del grupo Rama, pero a mí me importaba un pimiento, ya que además cada día me separaba más de ellos como grupo. Con el tiempo, creo que fue en el otoño del año78, tras mi regreso de Perú, cogimos entre Lice y yo todos los papeles que teníamos en casa, los juntamos, fueran del grupo que fueran, vimos cuantos grupos había en España importantes, fotocopiamos todo ello (tantas copias como grupos conocíamos), lo empaquetamos todo (en lo que tardamos muchos días) y lo fuimos enviando por correo a cada grupo con la consiguiente alegría para todos ellos. Cada paquete podía tener una altura de unos treinta centímetros por lo menos. Eran verdaderos tochos de información variada. Y nos sentimos tan felices. Hay otro aspecto que quiero comentar. Me parece un tema muy difícil y peligroso. Es el tema de los supuestos contactos con seres extraterrestres u otras entidades, bien por medio de la psicografía, la telepatía, el vaso o cualquier otro método. Con la experiencia de los años, prácticamente todo el mundo que ha investigado el tema del contacto con el vaso o guija, está de acuerdo en que resulta muy peligroso. Suele ser evidente que el vaso se mueve con solo tocarlo con los dedos de los presentes y que normalmente “aparece” o “responde” un ente, ser desencarnado o vete tu a saber quién y que por lo general no suele ser muy positivo en sus comentarios o respuestas a las preguntas de los que juegan a


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ésto. Se conocen casos de personas, evidentemente o muy inmaduras o muy sugestionables, que acaban obedeciendo al intruso hasta situaciones muy peligrosas. El tema de la telepatía es más ambiguo y personal y más difícil de seguir en sus consecuencias. Y la psicografía se ha visto como la menos peligrosa aparentemente. Bien, pero el tema, al margen del método utilizado, lo importante, es el contacto en sí. ¿Puede o debe meterse en estos temas cualquier persona?. Mi experiencia me dice que no. Es más. Yo, si alguien me pregunta cómo se hace una psicografía o algo parecido para contactar se lo desaconsejo inmediatamente y por supuesto que no le explico cómo se realiza. Como no tengas el cerebro muy bien “amueblado” y estés psicológicamente muy equilibrado, asesorado y apoyado, es mejor no tocar este tema. Yo he conocido personas que literalmente se han quedado “enganchadas” a su supuesto contacto y han acabado haciendo todo lo que el supuesto “ser” ha ido queriendo. Pero es que el tema es más complejo aún. ¿Cuantos de esos supuestos contactos son auténticamente un contacto con un ser real?. ¿O dicho de otra forma: no será el propio cerebro del individuo el que fabrica las respuestas que inconscientemente se quieren oir?. Probablemente habrá de todo, aunque la mejor forma de saber si un contacto es auténtico, es pidiendo a ese ser extraterrestre o lo que sea, pruebas palpables (nosotros pedíamos citas en el monte dónde ver sus naves o al menos algún fenómeno luminoso en la fecha, lugar y hora prevista). Luego existe otro problema añadido. Vamos a llamarlo, “la idealización del ser que contacta con el terrestre” por parte de éste. Yo he conocido gente que ha dicho que contactaba con Jesús de Nazaret, otros que con el Padre directamente y también quienes lo hacían con santos, ángeles y demás seres de la Corte Celestial. Bien, el tema como podéis imaginar se las trae... ¿Quién es el guapo que puede desmentir a alguien de que ese contacto con ese ser, no es real?. Una pista puede dártela el contenido del contacto. Y mientras los contenidos sean positivos, espirituales y sanos, es decir, que ayuden a “evolucionar” o a ser mejores personas, ni tan mal. Siempre con la debida prudencia, evidentemente. Lo peligroso es cuando esos contactos llevan sutilmente al contactado a creerse o superior o encargado de una misión especial para ayudar a la humanidad y cosas por el estilo, como ya hemos comprobado por desgracia en incontables ocasiones. Normalmente estos pobrecitos terrestres acaban o locos o suicidándose al ir dándose cuenta que lo que “los dioses” le prometían, no se cumplía nunca. Para terminar con este escabroso asunto, yo os puedo contar el caso de una famosa pintora del País Vasco (Juanjo la conoce también) que vive a dos manzanas de mi casa y con la que me encuentro muy a menudo al irme a tomar una cerveza y estar ella tomándose un café, un té o lo que sea. En los primeros tiempos del asunto de la Misión Rama (años 74 y 75,...), esta mujer se metió en un grupo de los varios en que nos subdividimos en Bilbao y, tal vez por gran sensibilidad artística, consiguió realizar psicografías con bastante facilidad. Recuerdo que el supuesto guía extraterrestre que se comunicaba con ella, decía llamarse Oletano. Pues el tal Oletano le “dictaba” al principio unos mensajes super espirituales, muy bonitos y positivos. Ella llegó un momento en que no hacía casi nada sin consultarle y es que para todo le pedía consejo. Al principio todo parecía que iba bien, pero llegó un momento en que esta mujer se “enamoró” del tal guía. Y comenzó el problema. Probablemente, ella misma, comenzó a contestarse a las preguntas que hacía en vista de los resultados. Tan enamorada estaba que decía que se quería ir con él. Hasta que un día, el sujeto o su mente, le contestó que se tirara por la ventana y que él la recogería y se la llevaría a su planeta. Pues la cogieron por “piernas“, nunca mejor dicho. Su marido llegó a tiempo de evitar la catástrofe. Acabó internada en una clínica mental durante unos años. Cuando al cabo de los años me la volví a encontrar por la calle, había engordado mucho, tenía y tiene muchos problemas de locomoción y por lo que me ha contado su esposo, sigue pintando, pero pinta seres como demonios y muy desagradables. Por lo demás, aparentemente, lleva una vida normal.


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También he sabido, que desde su salida del psiquiátrico, ha seguido metiéndose que si en grupos gnósticos, que si en grupos de meditación etc.. Pero la “guinda” me llegó hace aproximadamente un mes, cuando entro al mismo bar en que ella estaba tomando algo y pedí unos calamares y una caña de cerveza. Le saludé al entrar, me comí los calamares y me bebí mi cerveza y cuando me acerco a ella para decirle adiós, me dice: - Oye Jose Luis. ¿Sabes algo de Oletano?. ¿Os podéis imaginar mi cara?. ¡Pues yo no sé que cara pude poner!. Me quedé tan perplejo, tan fuera de lugar o tan asustado, que no sé.... - No, Mari, le dije. No se nada de él desde hace muchos años. Además tu déjale que viva tranquilo en su planeta y tu sigue aquí pintando tan ricamente que lo haces muy bien. Le di un beso y salí del bar alucinando en colores. En fin, es una historia que me ha tocado muy cercana, que me entristece, pero que nunca se me ocurrirá “juzgar”. Yo cuento los hechos y lo demás lo dejo a la consideración de mis lectores. Otro tema interesante que me gustaría comentar. A medida que los grupos comenzaron a funcionar con reuniones más o menos semanales y como se tocaban temas a veces bastante íntimos, el acercamiento entre las personas se fue dando de forma normal y natural. Y había hombres y mujeres. Unos casados y otros solteros. Y al ir intimando, la gente se enamora. Con el tiempo hubo dos tipos de consecuencias. Muchos de los matrimonios en los que solamente uno de ellos estaba metido en este tema, acabaron por separarse simplemente por el distanciamiento y por acabar viendo los problemas de este mundo de forma diferente o porque el que andaba con extraterrestres estaba “loco” y había que alejarse de él. La otra consecuencia era que, aunque la pareja no se separaba, uno o los dos, se liaban con otros. Eso sí. Todos del rollo espiritual y muy monamente. Hubo de todo tipo de casos. Yo he conocido prácticamente líos de esta índole en casi todas las ciudades que visitaba. Es más, en una de ellas que prefiero no mencionar, hasta se organizaron para realizar intercambios sexuales de matrimonios. Como os podéis imaginar, estas historias casi nunca acababan positivamente. Pero como pasaron, quiero dejar constancia de ellas. También ocurrían cosas interesantes y dignas de contar y no digamos nada, si por medio andaba el bueno de Juanjo. El seguía con sus pesquisas y viajes detrás de los ovnis. Acumulaba pruebas y pruebas de que los primos andaban por todas partes. Como ya he adelantado antes, los testigos eran de toda índole. Estábamos investigando por aquella época el tema tan traído y llevado de las Profecías. Había un libro (y todavía anda por ahí) que se titulaba “Las Profecías de San Malaquías”. Su autor era el jesuíta P. Igartua, que vivía en la Universidad de Deusto. Como me imagino que ya sabréis, la historia trata de un monje benedictino del siglo XII, amigo de San Bernardo de Claraval. El documento que se le atribuye es una lista de lemas, cada uno de ellos referido a un Papa a partir de Celestino II (1143). Causalmente estaríamos en este momento y siguiendo dichos lemas, en el penúltimo de ellos que dice “De Gloria Olivae“, que dicen algunos expertos que coincide con Benedicto XVI. Luego ya vendría “Pedro el Romano” al que matarían los enemigos de la Iglesia y ahí se acaban los lemas del citado monje. ¿Y también la historia de la Iglesia?. Pues Juanjo, ni corto ni perezoso, solicitó una entrevista con el jesuita Juan Manuel Igartua y de allí salieron algunas cosillas muy interesantes. Unos años después (1988), yo también tendría la inmensa fortuna de charlar con este sabio y santo sacerdote por otro asunto no menos entretenido y controvertido en relación con los propios “primos”. Yo no asistí a la reunión, pero sí puedo resumir lo que me contó Juanjo a grandes rasgos. En primer lugar, el jesuíta creía a pies juntillas en las profecías que había estudiado a conciencia. Había


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ido asignando los lemas a los papas correspondientes y todo le encajaba. Su libro, de quinientas páginas, no tiene desperdicio y fue editado por la Editorial Acervo de Barcelona en 1.976. Pero, en segundo lugar, también hablaron de Ovnis. Y ante un atónito Juanjo, (el cura rondaba por los setenta años o poco menos), el padre Igartua le contó algunas perlas. Por supuesto, para empezar, que él creía en la vida en otros planetas. Vamos, creía en extraterrestres y que además nos visitaban con frecuencia. Sus principales testigos eran casi siempre las monjas de clausura (principalmente las Superioras del Convento de turno). Cuando él iba de convento en convento dando lo que en aquella época se llamaban “ejercicios espirituales” (consistentes en varios días de charlas y penitencia en completo silencio y acabando en las confesiones correspondientes), era cuando se enteraba de estas cosas. Las monjas le confesaban presas de pánico unas veces y exultantes de alegría, otras, la cantidad de veces a lo largo del año en que se habían encontrado en las huertas de sus monasterios, unos aparatos redondos llenos de luces, que giraban y de los que entraban o salían seres luminosos. Evidentemente, para unas monjas eran el demonio en persona y para otras eran ángeles que les visitaban. Por lo que las monjas contaban, los casos eran muy habituales y siempre acababan saliendo disparados hacia el cielo sin hacerles ningún daño. Al parecer les interesaban los productos de las huertas. Y Juanjo flipando de que un cura, de la edad del P. Igartua, no solo tuviera una mente tan abierta, sino que no tuviera reparos en contárselo al peligrosísimo Juanjo. En fin, son anécdotas muy bonitas y desconocidas que merece la pena sacar a relucir. Con tantos temas no conviene perder de vista que aún nos andamos por el otoño de 1.976. Y digo ésto, porque el 20 de Octubre de ese año, Juanjo consiguió unos documentos muy importantes. Yo calculo que sería el día 21 o como mucho el 22, cuando yo estaba en mi puesto de trabajo, primer piso del Banco Bilbao, departamento de extranjero y detrás de un mostrador desde donde atendía al público, cuando veo aparecer por la puerta de acceso al piso a Juanjo junto con su inseparable fotógrafo de La Gaceta, Paco Gras. Venía eufórico. Llegó al mostrador y no sin cierto estrépito, dejó caer encima un paquete perfectamente precintado que se intuía eran folios. - ¡Buenos días José Luis!. ¿A qué no sabes que son estos papeles?. - ¡Buenos días parejita!. Pués no, no tengo ni idea. - Son setenta y ocho folios que corresponden a doce expedientes secretos sobre ovnis que me han entregado los militares españoles. - ¡No jodas!. - Nada menos que el Teniente General Jefe del Estado Mayor, D.Felipe Galarza, me los ha entregado en propia mano. - ¿Así, por las buenas?. - Bueno, mis trámites me han costado llegar hasta él, pero se ha portado conmigo de maravilla. - Ya te digo. ¿Y que vas a hacer con eso?. - Pues publicarlo naturalmente. Me ha dado permiso. - ¡Qué bueno tío!. ¡Eres un genio! - Lo que soy es muy constante y un poco pesado y en este caso también me han ayudado los primos con toda seguridad. - Pues me alegro muchísimo. Si puedo me paso a cenar y les echo un vistazo. ¿Te parece?. - Estupendo. Ya sabes lo que hay para cenar. Lo de siempre. - Ni tan mal. Bueno chicos, voy a seguir produciendo para los que me dan la paga de los domingos, je, je,... - Venga, hasta luego chaval. Se fueron tan contentos como habían venido y decir que en Marzo de 1977, o sea, unos meses después, el libro “OVNIS: DOCUMENTOS OFICIALES DEL GOBIERNO ESPAÑOL“ aparecía en las librerías de toda España. Y no quiero acabar este capítulo sin un toque personal. Me gustaría relatar una extraña experiencia que me ocurrió la tarde noche del 21 de Noviembre de aquel mismo año. Mi esposa, Raquel, estaba a unas


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horas de dar a luz a nuestra segunda hija, Tahía. Se hallaba en la cama con bastantes dolores ya, esperando la llegada de su hermano Carmelo que la iba a llevar al Hospital, para que yo me pudiese quedar al cuidado de nuestra otra hija, Rut, de año y pico solamente. Lógicamente estaba preocupado. Al fin y al cabo, un parto es un parto. Serían las siete de la tarde aproximadamente, cuando llegó mi cuñado y se llevó a su hermana camino del hospital. Ante mi preocupación, no se me ocurrió otra idea que pedir ayuda al hijo del jefe y a los primos. Al cabo de un rato comencé, de pronto, a escuchar unos ruidos extraños que al principio no identifiqué y me asusté como es lógico. Eran como unas respiraciones muy profundas de alguien. Escuché atentamente y decidí que eran eso, unas respiraciones fuertes y acompasadas. Como si alguien me quisiera decir que estaba por allí. Muy impresionado y medio temblando de miedo, me levanté y haciéndome el valiente, comencé a intentar localizar de dónde procedía la respiración. Fui recorriendo poco a poco la casa. Nuestra habitación, vacía claro está, el cuarto de la niña pequeña, y así sucesivamente. Volví al salón donde había escuchado los primeros sonidos y se me empezaron a poner los pelos de punta y a notar la presencia de alguien. Parecía que los ruidos venían de la puerta y hacia allí me acerqué. Naturalmente allí no había nadie y los sonidos cesaron. Al poco volvieron las respiraciones claramente desde la cocina. Entré cagadito de miedo y, claro, tampoco había ningún ser y la respiración volvió a cesar. Nuevamente reapareció, esta vez cerca de las ventanas que dan a la calle. Pensé que quizá, detrás de las cortinas averiguaría algo y allí que me fui. Miré bien mirado y tampoco. Nuevamente el silencio. ¿Me estaba volviendo loco?. Me senté en la butaca dándome por vencido, pero cayendo en la cuenta de que no hacía mucho rato que yo había pedido ayuda al “cielo”. Evidentemente, tonto de mí, alguien me estaba queriendo decir que me encontraba acompañado, que se estaban preocupando de que todo fuera bien y que debía tranquilizarme. Situaciones de este estilo fuimos viviendo muchas con los años y creo recordar que en el capítulo segundo de este manuscrito, ya hablo de las diferentes formas que tienen los de “arriba” para “hablarte”. Ni que decir tiene que mi hija Tahía, nacía sana y salva a las 5,50 del 22 de Noviembre de 1976. Hoy día vive en Logroño felizmente casada y con un hijo precioso de dos años.


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11 - EL CONTACTO DE SORDAZ

Con las contínuas prácticas mentales que se iban realizando en el grupo, comenzaron a suceder experiencias un tanto insólitas y desde luego, totalmente desconocidas para la gran mayoría de nosotros. Unos visualizaban a los guías con los que se comunicaban, otros “viajaban” a lugares como la famosa Atlántida, a las pirámides en otras épocas o bien a sitios desconocidos, como si fueran otros planetas o algo así. A aquellas personas que parecía que contactaban con bastante facilidad y credibilidad (contactos respaldados por pruebas de citas dónde se veían luces a la hora y en el lugar indicado,...), se les pedía muchas veces que hicieran preguntas en nombre de otros que no conseguían contactar. Una de las personas que lo hacía bastante bien, era Gloria, a la que recurríamos con bastante frecuencia. Ella casi siempre se mostraba dispuesta a ayudar. Y hubo una temporada en que a todos se nos antojó querer saber cual había sido nuestra anterior reencarnación en la tierra. Cuento esto, porque la respuesta para mí fue, que en mi anterior vida había sido San Ignacio de Loyola. Y lo cuento, porque como veremos en un capítulo más adelante, este tema cobró su importancia. Pero no adelantemos acontecimientos. La verdad es que yo era bastante torpe a la hora de hacer ejercicios mentales, tanto de relajación, como de meditación, etc., etc.,... Un día me explicaron un método que decían era sencillo y bastante efectivo. Consistía en relajarse cuanto más se pudiera, bien sentado, bien tumbado, e imaginar que salías volando por la ventana de tu habitación, que dabas unas vueltas por encima de Bilbao, que subías después hasta estar fuera de la tierra, que te desplazabas hasta la Luna y luego tenías que imaginarte también, que encontrabas un túnel y que te metías por él. Al final de dicho túnel había una gran llama, delante de la cual te ponías a meditar. Una tarde traté de hacer la experiencia. Me tumbé en la cama, me relajé todo lo que pude, salí por la ventana, visualicé Bilbao desde arriba, subí y me fui hasta la Luna y allí me inventé un túnel. Hasta aquí, todo, absolutamente todo, me lo estaba imaginando. Pero cuando entré en el túnel, me ví lanzado a toda velocidad inesperadamente. Me asusté y traté mentalmente de “viajar” más despacio. Lo conseguí. A partir de aquí continué pero como si caminara, pudiendo incluso ir observando cómo las paredes estaban húmedas y tenían como juegos de luces que iluminaban el trayecto. Ni que decir tiene, que a partir de la entrada en el túnel, yo ya no me imaginaba las cosas, LAS VIVIA. Al de un tiempo, acabé llegando al final. Allí había una especie de hoguera, delante de la cual me paré. La estaba observando, cuando me fijé que a mi derecha se abría en la roca como una especie de puerta que dejaba pasar luz natural. Me dio la impresión de que se abría para que yo me encaminara hacia ella. Así que anduve unos pasos, la atravesé y me encontré ante un paisaje increíble: Había mucha luz como si fuera del sol, pero no se veía ningún sol. La luz estaba allí, pero yo no distinguía de dónde procedía. Pisaba un césped de un verde muy bonito, pero totalmente distinto a los verdes de la hierba de la tierra. Era mucho más bonito. A la derecha, algo lejos, intuí más que ví, algo así como una gran casa como rodeada de neblina, dónde jugaban unos niños vestidos de blanco. Parecían enórmemente felices. A mi izquierda, no mucho y unos metros hacia delante, había un río no muy ancho al que me acerqué observando que estaba lleno de peces que saltaban como si jugaran. El agua, poco profunda era cristalina. Totalmente enfrente y al fondo, también como con neblina, se distinguía un bosque. De pronto me di cuenta de que la especie de campa donde me hallaba contemplando todo esto,


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estaba llena de animales de muchas clases. Se me acercó un gran león, del que no tuve ningún miedo y me puse a acariciarlo. Después se acercó a mí una serpiente, a las que tengo verdadero pánico y también me agaché para acariciarle la cabeza. Yo estaba alucinado. Después sentí una presencia a mi lado. Me levante, me dí la vuelta y me quedé estupefacto. - ¿Eres tú de verdad? - Sí. Soy yo. Era alto, de casi dos metros. El pelo, de un castaño caoba muy bonito, le caía en forma de melena hasta los hombros. Los ojos, ¡ QUE OJOS ¡, irradiaban bondad, ternura, cariño, amor y no sé cuantas cosas más. Una túnica blanca con una especie de cinto que le llegaba hasta los tobillos, le cubría. Me abracé a él y me puse a llorar a moco tendido de emoción. Cuando me fui calmando, sentí que aquel ser era El Hijo del Jefe. Me miró y me sonrió. Dentro de aquella extraña experiencia, que ignoro como denominarla, yo era consciente de que todo lo que estaba viviendo lo podría luego contar en mi vida, vamos a llamar “de verdad”. Y pensé : “ le tengo que preguntar todas esas cosas que siempre he querido saber y por lo que me he metido en esta aventura de extraterrestres y naves del espacio. Solo recuerdo que le hice muchas preguntas, me hinché a preguntar. Y también, que él, pacientemente, me iba contestando poco a poco, que yo las comprendía y que ¡por fin!, ya lo sabía TODO. Cuando en esas estábamos, me dijo que ya me tenía que volver a mi planeta. Yo me aferré a su túnica y le dije que no. Que quería quedarme allí con él. Pero me tomó cariñosamente por el hombro y pasito a pasito me fue conduciendo hasta la entrada a la cueva y al túnel. Nos dimos un abrazo en el que sentí un AMOR desconocido y maravilloso y, casi sin darme cuenta, me vi recorriendo el túnel en sentido contrario hasta entrar otra vez por la ventana de mi habitación. Fue cómo si me despertara de un sueño, pero que yo sé que no había sido ningún sueño. Yo había vivido una gran experiencia, plenamente consciente, a la que no puedo poner nombre. ¿Viaje astral?, ¿viaje mental? ¿abducción..? .Ni idea. La almohada estaba totalmente mojada, al parecer, de mis lágrimas de felicidad. Había estado hablando y abrazando a Jesús de Nazaret o al que yo creía que lo era. Le había preguntado infinitas cosas, me había respondido, pero en aquellos momentos, no recordaba ni las preguntas, ni las respuestas. Me sentí muy feliz por un lado, pero totalmente frustrado al no recordar más que los detalles de la experiencia. Luego vinieron otras preguntas, ya totalmente repuesto de aquello que me había sucedido: ¿Estaba el Hijo del Jefe metido en el tema extraterrestre?. ¿Qué pintaba en toda esa historia de la Misión Rama?. Aquello podía ser muy fuerte. Así que tomé una determinación: Arael y Narci, los de Madrid, estaban todavía viviendo en casa de Sixto Paz en Lima. Les escribí, les conté lo sucedido y les dije que le dijeran de mi parte a Sixto que se pusiera en contacto con los Guías y que les preguntara por todo aquello. El tema se las traía. Yo sabía que muchas de las personas que pertenecían a los distintos grupos, no querían ni oir hablar de nada relacionado con la iglesia católica. Como para contarles que el de Nazaret andaba pululando alrededor del asunto. También los había que, seguro, estarían encantados. En fin, envié la carta y al cabo de un mes aproximadamente, me llegó una carta de puño y letra de Sixto junto con un largo “contacto”. Conservo ambos documentos en mi poder. La carta decía así: Mi querido hermano José Luis: Siempre he sentido la responsabilidad de dirigir a todos los hermanos de Bilbao, algunas palabras de aliento y consejo. Hacerlo es difícil, pero no imposible. El hecho es que no he podido hacerlo por motivos explicables. La Misión me ha solicitado en muchos lugares al interior del país. Mi palabra no tiene importancia. Mi preocupación es cierta. Buscar escribir lo justo de acuerdo a la necesidad de los grupos, y para esto, busco reunir en esta oportunidad a la declaración el mensaje de los guías, para que a todos nos alivie de dudas, incomprensiones o falsas interpretaciones. Te pido, hermano en la Misión Rama, que


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ésta comunicación que duró dos horas y media y que se hizo en presencia de Arael y Narci, sea propagada, difundida y participada a todos los grupos de Bilbao. Por encargo de los guías, cumplo con mandaros la comunicación del nuevo tiempo. Con Amor, Dios te bendiga. Sixto. Estaba fechada y rubricada en Lima a 12 de Febrero de 1.977. El mensaje decía así: Comunicación del miércoles 9 de Febrero a las 10,15 de la noche, con el comandante de la Base de Huánuco, Sordaz de Apu. Sí Sordaz, con amor desde nuestras bases a los hermanos Rama del Perú y del mundo. Sabemos las distintas situaciones que pasáis, pero cada cual encuentra lo que busca. El futuro lo estáis laborando ya. No penséis negativamente, nada malo ocurre de lo que pensáis. No hay mal en ninguna parte sino en vuestros corazones. Dexintoxicaos. El tiempo está trazado; cada uno está ya muy pronto a descubrir la esencia misma de su misión. Sabrán que han venido a servir, pero desde donde solamente se puede hacer. El tiempo es apremiante y no podéis equivocaros; tiempo os falta para hacer lo bueno pero os sobra en perderlo en lo malo. Busquen el mejor lugar y el único para situaros. La Misión se clarifica ya : “hace cuatro mil doscientos años”,..., sí, ya hacen tantos y ahora es el momento en que las brumas oscuras dejarán paso a la luz que emana del Profundo, del Cristo Cósmico, la única fuente de luz en todo el cosmos, en el universo de universos, de dimensiones y planos. El Dios que todos conocemos, porque es su voluntad dejarse conocer, ha mostrado su voluntad, para este último y nuevo tiempo. Uno de los medios que en el plano material ha buscado usar el Amor de Dios, es el que habéis recibido como alerta, vía naves del espacio. Nosotros hemos sido portadores humildes de una incomprendible pero maravillosa misión, que es la de ser intermediarios e impresionar a vuestro mundo con nuestra aparición en distintos lugares y a distintas personas. Especialmente a través de distintas, pero complementarias misiones entre las que está Rama. Las misiones consisten en la creación de focos de interés, de luz, de magnetismo, de evolución, de cambio de polaridad. Pero no precisamente en lugares, sino en personas. Personas sencillas, simples y humildes. Las misiones toman a personas determinadas que los Mayores (miembros de la Confederación de Mundos, de niveles más altos vibratorios y de la Hermandad Blanca Cósmica) ,eligen para que dirijan estas misiones. Misiones que con fuerza de Amor y de Paz, partan del tipo de interés por los Ovnis, en grupos de personas y que basadas en comprobaciones físicas y contactos reales de las gentes de nuestros mundos con los de ustedes, determine a la larga, la creación de comunidades de base. Centros vivientes de desarrollo mental y espiritual, con las respectivas alteraciones físicas que trae consigo la evolución. Las misiones agudizan las capacidades de los que son más allegados en responsabilidades y a la misión misma, con fe, espíritu y sentimiento. Las capacidades tienden a venir con el desarrollo espiritual


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y sufren aceleraciones con los estados anímicos y emocionales de las personas. Esto trae consigo, que en momentos de mucha ternura u honda pena o dolor o cualquier otra situación, determine visiones o percepciones elevadas y/o/bajas, en forma consciente e inconsciente, caso mismo los sueños. El desarrollo primero de las capacitaciones en forma consciente, deriva en desarrollos paralelos en el astral. Aumentan las percepciones involuntarias y en momentos cesan, para dar paso a períodos largos de tranquilidad. Más tarde hay períodos de afloramiento de las intuiciones sensibles, de las visiones posteriores o de conocimientos involuntarios, que bien guardados, enriquecen a la persona y la preparan para abrirse a los demás. Estos períodos requieren de la persona, una actitud de recogimiento y de apertura interior, como de prudencia y silencio para con el resto de las personas que le rodean. La persona puede estar sufriendo durante estas etapas de preparación, desde sentimientos melancólicos, hasta depresiones. La persona debe buscar aislarse dentro de sí y controlarse en lo posible. Así es pues, que las misiones o encuentros de comunión, como las llamamos nosotros, buscan de los que a ellas se atienen, una apertura y humildad constante y vigilante de sí. Cada persona aprende con el diálogo con los Hermanos Mayores y con su yo interno, a caminar. Este término puede parecerles vago, pero debo remitirles a la imagen de conocerse a sí mismos, a descubrir la riqueza interna, el equilibrio y al encuentro mismo con el Sumo Hacedor, con el Artífice del Infinito, con el Profundo Amor, manifestado en Cristo Jesús. El Espíritu de Dios está y ha estado en vuestro plano para redención de sus mundos. ¡Alégrense todos hijos de Dios!. Se preguntarán por qué les hablamos de esto, dirán que ya se mistifica la cosa y la religión ya entró. Pero hermanos menores, no seáis tontos. ¿Por qué queréis complicaros?. Abrid vuestro espíritu a lo simple, escuchad el mensaje de los siglos. Para el hombre, llegar a Dios, al Profundo Amor, es como para todos en el universo, una necesidad vital. Dios es la única fuente de felicidad y posible obtención de sentido existencial. Por más que nos perdamos en diálogos fatuos y sobrios, de ciencias, arte, cultura o filosofía, la necesidad es real y la única dirección de la creación misma, es realizarse y volver a Dios. Dentro de lo que todo esto trae consigo. No se habla de una desviación mental o de un escapismo fácil y débil, fruto de la necesidad de llenar vacíos con alucinógenos modernos. Se habla, ¡oh hermanitos!, de la realidad. La verdad se dice sola. Si no abrís ahora vuestro corazón, perderéis la oportunidad que el tiempo os da de hacer lo que debéis, que es la voluntad del Espíritu de Dios. Ser luz vosotros también. Dejad que la luz os envuelva y haga antorchas de vosotros, hasta consumiros en un infinito de brillo, que no termine, sino que sea un resurgimiento de las cenizas, como nuevos seres que en el ejemplo, viven la realidad de su Dios. El tiempo les indicará que hace tres años, tiempo de su planeta, se puso en aparente movimiento algo, que ya hace mucho funcionaba con una vida propia, infundida por el Amor del Cristo al mundo, en una nueva muestra de su presencia, pero bajo el pretexto de los mensajes vía naves del espacio. El pretexto es bueno y claro; los guías, que son los hermanos mayores asignados para actuar como ángeles de la guarda mentales vuestros, os dirigirían, apoyarían y ayudarían a despertar las dormidas capacidades, tal cual lo vinieron haciendo por siglos, los lamas del misterioso Himalaya con los iniciados en el camino de ayuda mental a los centros energéticos del globo y a los centros de poder del mundo. Los Guías que en total sumaban cuarenta y nueve para Misión Rama estaban preparados. La Misión que solo busca cambiar la polaridad de los países, ciudades y gentes, en acciones concretas de amor. Los guías preparados para aconsejar, pero nunca mandar, apoyar, pero nunca adular. Esos guías que contactan con tantos y a tan distintos momentos, dándose íntegramente con espíritus henchidos de gozo en su Dios, estarán siempre prestos a dar lo mejor de sí.


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Las varias misiones difieren en forma y objetivos. Misión Rama busca como objetivos principales: PRIMERO: La creación de comunidades de base, donde las mentes equilibradas vibren en estados superiores mentales, dónde las mentes al unísono, dejen toda la lacra de mentalismos y prejuicios, para dar paso a una acción conjunta de positivismo y ayuda mental. La creación de focos de energía positiva que se vea fortalecida en uniones mayores durante meditaciones primeras o básicas, como por ejemplo utilizando el nombre cósmico o segundas y más profundas, utilizando el nombre de Cristo o pensando en Dios, donde se dan estados contemplativos y de comunión directa espiritual con el Profundo. Crear estos grupos de desarrollo metapsíquico y espiritual, ha sido la base de la misión contacto. Previendo la necesidad posterior de una acción de socorro sobre el mundo en crisis, por estas mentes preparadas. SEGUNDO: Se busca reunir a veinticuatro personas que por distintos medios, vendrán de los más recónditos lugares, superando las más increíbles penalidades o pruebas, para reunirse a cumplir con la misión de recibir los textos mismos del Libro de los de la Vestidura Blanca. Un libro de Dios donde está la verdad misma tal como se le ha ocultado a la humanidad por siglos y que ya es momento de que sea recibida por quienes ya es debido. El libro mismo trata de la vida de este planeta; no dice más de lo permitible por la sinceridad y por lo brotado del seno mismo de los Veinticuatro Ancianos. El libro será recibido poco antes de que todo acontezca. Releed el texto Rama en grupo y descifraz las cifras de la cuenta. Ved simple y sabréis que en lo oculto no hay misterios. TERCERO: Velar por lo más sagrado de la raza humana. El hecho mismo de que se haya llevado antes, y se siga llevando, hermanos para la preparación muy especial para el último tiempo de prueba. ¿Cuándo será esto?. Nadie lo sabe, pero tan cerca está, como para no perder el tiempo en preocuparse por el cuándo. CUARTO: Ubicar a los hermanos en el mundo espiritual y preparar el puente para el encuentro de los hombres del tiempo, ustedes, con los guardianes del Templo, o sea, la Hermandad Blanca de los retiros interiores. Rama en el Perú ha pasado muchas fases, etapas, períodos, circunstancias o cómo queráis llamarlo. Pero lo cierto es que ha pasado el tiempo justo para su maduración. Maduración en lo que se refiere a su gente, a su momento y a su campo. Rama no se disgrega, se reagrupa. Rama se prepara, no se oculta. Un tiempo nuevo nos viene y no lo podremos esquivar. La Rama que conoció la luz, es ahora una Rama con frutos, unos aún verdes, pero madurando lo justo, para cumplir su rol en la vida. Gracias a la vida que emana del tronco que es Cristo, única luz en el infinito. En el cielo otro nombre no hay, su verdad es única e irrechazable. Si le negamos, todo es hueco, vacío, nada se justifica, nada ha servido, se ha vivido para nada. Ahora, después de haber pasado esta etapa, la Rama da sus frutos, pero empieza en Perú, donde los Mayores vieron que el tiempo allí señalaba. Lo que se vivió allí, no se repetirá igual en otros lugares. En otros sitios será distinto, más rápido, como lo fue el despertar y la identificación en muchos grupos con el mensaje y su procedencia. La preparación ulterior para esta misión, ha reconocido a sus componentes. Pero los unidos en Rama, no son veinticuatro únicamente. Existen ciento cuarenta y cuatro ramas instruídos hace mil años, de los cuales, veinticuatro serán los que cumplirán la recepción del libro y los otros harán de misioneros de la luz, con mentes fuertes, abiertas y en contacto con los Mayores, para el nacimiento de la nueva humanidad y su preparación. Estos estarán en contacto con los seres humanos terrestres de las colonias y con los guías para el tiempo requerido.


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Para contactar con los 144 ramas, se propuso a varios hermanos, entre ellos, Sixto Paz, pero para contactar con los veinticuatro se designó a Carlos Bambarén y a Sixto Wong. Los veinticuatro se reunirían en el Perú antes del fin de la década. Unidos todos con sus nombres cósmicos y en meditación en el nombre de Cristo, las fuerzas positivas prepararán el tiempo nuevo que viviremos en el Espíritu de Dios. En otros países como España, la Misión Rama viene a cumplir con el proceso de identificación con el mensaje entre los grupos y con el contacto. También con el redescubrimiento de la autoconciencia en la meditación y el único sendero a la realización, a través de la luz y de la verdad. El tiempo en España, como en otros sitios, se está cumpliendo. La finalidad de los cristales de cesio en los hermanitos, es la de agudizar la fuerza de la energía que se va despertando. La concentración con el cesio, adquiere un nuevo potencial y un radio de acción más amplio. La percepción y la energía mental, actúan de luz que se refracta en lo prismático del cristal en forma de estrella unido en el pecho y puede ser dirigida en cualquier dirección. Con Amor, un hermano vuestro, Sordaz.


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12 - EL VIAJE DEL PSIQUIATRA

No cabía la menor duda de que el contacto se las traía. A mi me impactó mucho e inmediatamente hice todas las copias necesarias para enviar y repartir entre todos los grupos españoles conocidos. Desde luego, quedaba claro que el JEFE era Jesús el Cristo. Lo que cada uno interpretara o interprete por Cristo ya es otra cuestión. Pero que mi experiencia estaba ligada de alguna manera al asunto que nos traíamos entre manos era evidente. Luego informaba claramente de en qué consistía la Misión y lo que iba a pasar. Era muy fuerte todo. A nosotros nos parecía entonces muy fuerte e importante. Y, al parecer, nosotros teníamos un papel bastante protagonista en un gran cambio que se iba a producir en el planeta. ¡QUE IMPORTANTE ERA TODO LO QUE DECIA EL CONTACTO!. Y claro, la gente comenzó a reaccionar de diferentes formas, pero yo creo que casi todos queríamos ser de los privilegiados a los que se les dieran las importantes experiencias que decía iban a ocurrir. Yo, de Sixto Paz, ya conocía bastantes cosas. Sobre Sixto Wong me dijeron que era un chino que tenía una cadena de restaurantes y Carlos Bambarén era un psiquiatra. Eran los tres designados para buscar a los veinticuatro y ciento cuarenta y cuatro ramas cuyo protagonismo iba a ser mayor. Arael y Narci, los de Madrid, me dijeron que ellos eran muy amigos de Carlos y que si quería me daban su dirección. Yo, naturalmente, quería saber de que pié cojeaba el individuo para que los guías le hubieran dado tal responsabilidad. Al menos era psiquiatra y eso debería ser una garantía de seriedad al menos. En vez de pedirles su dirección, les escribí a ellos a casa de Sixto una carta, para que se la entregaran. En Mayo de 1.977, recibí la siguiente respuesta: Estimado José Luis: Arael y Narci recibieron tu carta, me la leyeron, me la entregaron y a buen entendedor, mía es la responsabilidad de contestarla. Mía es la oportunidad de conocer a un hombre más y de aprender de él. ¿Por qué te asustas?. ¿Por qué prejuzgas?. ¿Por qué te atormentas?. ¡Qué ves a Jesús en este asunto!. Bien. ¿Y qué?. ¿Dudabas?. ¿Sabes que una de las cosas más terribles que tenemos los terrícolas es la facilidad para sacar conclusiones sin estar enterado de nada?. ¿Sabes que vivimos de prejuicios y de conceptos totalmente equivocados, pero a partir de los cuales hemos elaborado toda una maraña de “ conocimientos”?¿Te ARAEL Y NARCI DE MADRID has puesto a pensar que en cuanto nos decidimos a SER y a VIVIR LA VERDAD, deberá empezar una lucha fuerte con nosotros mismos y con mucho de nuestro alrededor?. ¿Y te asustas cuando comienzas a querer ver?. Lo más importante para cada uno es tomar decisiones, definir lo que queremos y llamar a las cosas por su verdadero nombre. Al principio no nos va a gustar, ni a los demás obviamente. Nos sentiremos extraños, extravagantes, despistados. No importa: lo que cuenta es lo que sentimos dentro, porque allí y solo allí está la clave de todo y la respuesta a todas nuestras interrogantes, dudas y desalientos. Por eso, piensa en lo que quieres, en lo que buscas, en lo que deseas ser y en lo que sientes que debes de hacer y si tu corazón te señala que el rumbo es correcto, avanza raudo y lleno de esperanza y fe. No te angusties pensando en lo que alrededor tuyo ocurra. Es solo eso: cosas que ocurren pero que no tienen transcendencia alguna. Lo importante está dentro. Por eso el Principito dice: "lo oculto solo puede verse con los ojos del corazón" Y tu, como muchos otros hombres, pero hombres de verdad, sabes que


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ésa es la Verdad. Te abrazo. Escribe. Carlos. A partir de esa fecha, se entabló entre nosotros una numerosa y fluída correspondencia de la que guardo toda la documentación. Lo que yo no sabía, era una noticia de la que me enteré unos días después de recibir esta carta. Estaba en casa al anochecer, cuando sonó el teléfono, - ¿Dígame?. - ¡Oye José Luis, soy Roberto!. - ¡Hombre chavalón! ¿Qué me cuentas? Roberto vivía en León y formaba parte del grupo Rama de aquella ciudad. - Te llamo para decirte que viene a León, Carlos Bambarén. - ¿Ahí, a tu casa?. - Suponemos que se hospedará aquí, es la casa del grupo que tiene más sitio libre. - ¿Y cómo así?. - Pues porque el grupo de aquí le paga el viaje. - ¿Y cuando llega?. - A finales de Junio. - ¿A quién se le ha ocurrido la feliz idea?. - El, ha lanzado la misiva y paga la mayor parte del viaje. Ha sugerido que si alguien quiere colaborar, podría completar el dinero necesario. Trasmíteselo a vuestro grupo. - Vale. Lo comentaré en la próxima reunión y te llamo. - Perfecto. - ¿Qué tal tu santa esposa y la chiquilla? - Bien. Estupendamente, como siempre… - Bueno, chato, un abrazo. - Adiós. - Hasta luego. La noticia me dejó un tanto confuso. ¡Eso del dinero ....!. Por un lado me hacía mucha ilusión, pues si el contacto de Sordaz estaba en lo cierto, él era muy importante en el tema, pero la historia del dinero no me gustaba un pelo. En nuestro grupo ya habíamos pasado por una situación semejante y estaba mosqueado. Y, efectivamente, el grupo de Bilbao decidió no colaborar económicamente en el viaje del psiquiatra. Fuimos muy criticados, pero no nos importó. Llegada la fecha indicada, los que pudimos, partimos para León a recibir las enseñanzas del “doctor”. La expectación era inusitada. Habían llegado personas de grupos de diferentes provincias y todos estábamos ansiosos por conocer a Carlos y por oir qué cosas contaba. Después de las presentaciones y saludos de rigor, se fue haciendo el silencio en la sala que se había habilitado para la conferencia. El comienzo parecía prometedor: Por la importancia que creemos en Perú que tiene este comunicado, voy a comenzar la charla, leyéndooslo. Se ha recibido en una de las últimas reuniones que hemos tenido antes de venir yo para España. Dice así: "Escuchad terrícolas el llamado que del espacio llega a vosotros a través de vuestros hermanos mayores". Habéis oído decir que desde tiempos inmemoriales hemos venido a este planeta para ayudar a sus pobladores en cada época. Y así es, así ha sido y así será, si vosotros escucháis nuestro llamado, que es el llamado de los tiempos, el llamado al ordenamiento, a la armonía y la buena voluntad de todos aquellos que sintiéndose ciudadanos del mundo y habitantes del Universo, están dispuestos a colaborar en la solución del planeta tierra.


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Hace millones de años, una humanidad que no es la vuestra, construyó este planeta desarrollando ciencia y tecnología del más alto valor que mente terrícola pueda imaginar. El mundo en el cual sus habitantes vivían era un paraíso, el paraíso terrenal lo habéis llamado, como podríais haber dicho paraíso venusino o paraíso marciano si hubiese estado en otro de los planetas del sistema solar. Los adelantos que esa humanidad logró y el nivel de vida alcanzado, aún no han sido igualados por vuestra humanidad, como humanidad actual, pero ya estáis muy cerca del punto al cual ellos llegaron. Sin embargo os falta la hondura espiritual que acompañaba a ese desarrollo y que imprimía una tónica singular a las acciones de aquellos seres, por eso es que os llamamos la atención, pues sin amor no alcanzaréis jamás el nivel de aquellos y ocurrirá algo peor que lo que entonces ocurrió. Tocó al planeta afrontar una de las etapas de cambio o evolución cósmica, por los cambios o alteraciones de su estructura física. Debéis saber que estos cambios siempre se han dado con cierta periodicidad. La humanidad de entonces supo, que no podían cambiar el curso de los acontecimientos. Y con grande desapego se preparó para salvar todo lo que fuera posible y salvar a una porción de los seres humanos que se encargarían de repoblar la tierra y continuar la labor de esta generación que desaparecería en los desastres y cataclismos que habrían de sobrevenir. Así las cosas, una pequeña facción de varios miles de habitantes, no quiso acatar los acuerdos de la mayoría y se declaró en abierta rebelión. Tuvieron que ser exterminados, pero algunos escaparon y se mezclaron con los demás. Calculamos y sospechamos que algunos de ellos se han perpetuado hasta el presente con sus ideas primigenias a través de su descendencia. La falta de espiritualidad progresivamente creciente en las últimas décadas ha dado como consecuencia, que esas ideas negativas se multipliquen entre los terrícolas hasta el punto que la polaridad se invirtió. Nuestro esfuerzo ha estado centrado, primero en tratar de anular estas ideas y actualmente, sembrar en las mentes de los hombres ideas positivas o simplemente, hacer que renazcan las que, alguna vez, todos tuvieron. Pero solo un nivel de espiritualidad alto permitirá que la semilla germine y los árboles florezcan. Es en este aspecto donde os pedimos vuestra colaboración. Debéis iniciar el cultivo espiritual masivo de todos los grupos que sea posible, debéis también despertar y desarrollar facultades que tenéis dormidas y que las necesitáis para hacer frente al mundo cambiado que aparecerá ante vuestros ojos en forma progresiva, pero cada vez más rápida en estos tiempos que ya están marchando. Si no hacéis ningún esfuerzo, serán muy pocos los que logren sobrevivir con nuestra ayuda y frente a las convulsiones que soportará el planeta, se encontrarán en desventaja, haciendo quizás necesaria su evacuación a otros mundos y condenando a la tierra a la destrucción total y definitiva. Dios no ha querido nunca la destrucción, pero ha dado al hombre la capacidad de escoger. ¿Dejaréis que todo esto desaparezca por vosotros mismos?, o ¿haréis el esfuerzo para convertiros en procreadores como hijos de Dios que sóis? ¡Ayudadnos, os lo suplicamos! De vosotros depende que esta hermosa sinfonía de Amor que ha comenzado a resonar en el Universo, tenga eco en todas partes. Millones de ojos os contemplan. Millones de almas únense en esta súplica frente al Altísimo. La oración, hermanos terrícolas, siempre llega a los piés del Padre y si las voces resuenan de uno a otro confín, no habrá fuerza que pueda oponerse. Estamos dispuestos a ayudaros cualquiera que sea vuestra decisión, pero esperamos que este mensaje sea comprendido y llegue a vuestro corazón, como expresión cabal de lo que vuestros hermanos del espacio quieren transmitiros, traduciendo un mandato del Creador: Amaos los unos a los otros.


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Sí, hermanos terrícolas, amémonos unos a otros como EL nos amó. El silencio en la sala era atronador. Todos nos quedamos mudos. Nadie osó hacer el menor comentario. Pasados unos minutos y para que el ambiente se relajara, dijo Carlos: - Al final de la charla ya dialogaremos sobre lo que queráis, pero una de las informaciones que al parecer más os interesa por lo que habéis comentado durante estas horas que he estado con vosotros, es lo que nos han dicho los guías sobre Ganímedes. Voy a daros los datos que tengo: Es aproximadamente 17 veces más pequeño que la tierra. Tiene una masa de 1/39 en relación con la terrestre y algo más del doble de la lunar. La duración de su día es de 7,155 veces el de la tierra, lo que equivale a decir que dura unos diez mil minutos, que son, siempre aproximadamente, unas ciento setenta y dos horas. El firmamento es 18 veces más reducido que el de la tierra. Su densidad, o,6. Está compuesto por amoníaco y agua en estado sólido. Debido a los grandes cambios sufridos, en este momento es una gran fuente de cristales de cesio.

GANIMEDES

Ganímedes fue sometido a diferentes pruebas, para que la vida pudiera resurgir. Sus moradores iban a necesitar oxígeno. De otros planetas se trajeron plantas y vegetales diversos, previamente seleccionados y analizados. Al principio, pocos animales podían adaptarse al lugar. La atmósfera se fue regulando poco a poco. Comenzaron por acondicionar subterráneos seminaturales y a trasladar de otros planetas, enormes cantidades de cristales de roca, que serían muy necesarios para la construcción y planificación de las nuevas ciudades. Sus primeros habitantes necesitaron por largo tiempo, el uso de lo que en la tierra se denomina “ escafandras“, y sus movimientos resultaban de lo más torpe y divertido. Las construcciones, de forma esférica, se asemejaban a los graciosos “ iglús“ de los esquimales terrestres. Para la buena marcha de todo el proceso, se nombró un consejo de doce ancianos o consejo menor. Ellos velarían por la positiva evolución del nuevo hogar. Se construyeron hasta un total de seis ciudades, de las cuales, las más importantes son: Ciudad de Cristal y Ciudad Confraternidad. Se montaron las instalaciones técnicas necesarias para absorver tanto la energía solar, como las radiaciones cósmicas. Surgieron las escuelas, los centros de capacitación académica, los museos. En Ganímedes no ha habido guerras. Están mucho más organizados que en la tierra y trabajan en estrecha colaboración con seres superiores. Los conocimientos que se imparten a sus pobladores desde niños, no solo es de tipo científico y filosófico, sino de un grado espiritual altamente cualificado. En una de las muchas investigaciones que realizaban los científicos de Ganímedes, llegaron a descubrir un hecho que alarmó a toda la población: hacia la década de los años ochenta, las radiaciones del sol galáctico, situado en el centro de la Vía Láctea, comenzarían a llegar a este sistema planetario. Los planetas sufrirían un gran cambio y sus habitantes se verían afectados en los primeros momentos, pudiendo llegar incluso a morir. Debían buscar un antídoto eficaz. Y lo hallaron. Para que los cuerpos pudieran soportar las mencionadas radiaciones, debían estar entrenados en dos aspectos. En lo físico y en lo psíquico. Para el buen funcionamiento físico, debían realizar ejercicios corporales controlados y alimentarse mediante un procedimiento de correcto vegetarianismo. Para la psique, se necesitaba mucha concentración mental. Ejercicios mentales que consiguieran que la energía pudiera ser manejada en grados bastante altos.


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Ante la gravedad de la situación, el Consejo de los Veinticuatro Ancianos de la Galaxia, decidió trasladarse a Ganímedes. Desde allí dirigirían los trabajos de preparación de los sistemas planetarios que recibirían en primer lugar las radiaciones del sol galáctico. Al llegar a Ganímedes, el edificio más alto y majestuoso que se aprecia en la Ciudad Cristal, es la sede de los Veinticuatro Ancianos. Su cúpula, toda ella de cristal, es grandiosa. Allí celebran sus reuniones y es allí, donde se hallan los más importantes subterráneos de la ciudad, que contiene los grandes conocimientos cósmicos. Otro edificio que destaca por su belleza, es el estadio de deportes. El enfoque que en Ganímedes se da al deporte, no guarda relación con la competitividad. El deporte se realiza como recreo, única y exclusivamente. Lo que conlleva una gran relajación tanto física como mental.

MUSEO DE ARTE DE GANIMEDES

Todas las construcciones están realizadas a base de cristales de roca de color opaco y de gran consistencia. En los centros agrícolas, se estudian y analizan plantas de todo el Universo. Igualmente hay centros de mineralogía, gran cantidad de parques, museos,..... Sus calles y edificios están rodeados de toda clase de vegetación. El lugar más bello, es el Centro Artístico, que hace recordar a los anfiteatros griegos al aire libre de la tierra. La Ciudad Cristal cuenta en la actualidad con una población de un millón de habitantes aproximadamente.

Toda la ciudad es una gran comunidad, donde la familia clásica, ha sido absorbida por la gran familia, aunque la pareja, sigue siendo el centro de amor maduro. Mantienen aún la relación sexual, pero se ha superado el placer físico, por el placer de trabajar juntos por el bien de todos los demás integrantes de la comunidad. El polo positivo y el negativo se complementan, logrando con su afinidad, la perfecta unión en el trabajo, en las inquietudes, en los intereses y en la atracción espiritual, mental y corporal. Ellos tienen la posibilidad de ver y conocer con anterioridad a quien va a ser su complemento. Los hijos son de todo el conjunto y se ama tanto a los propios como a los de las demás parejas. La propiedad también es algo que se va superando. Todos tienen y a nadie le falta. No hay necesidad de acaparar. No existen tiendas. Cualquiera puede ir a un almacén y coger lo que necesite. Todos trabajan. No existe el dinero, pero si un alto poder adquisitivo por parte de toda la población, ya que los únicos requerimientos para adquirir, son pedir y saber recibir. Las casas son multifamiliares y desde allí se vive el ambiente comunitario. Hasta en la forma de vestir se ha logrado superar un montón de cosas. Todos viven con túnicas o buzos blancos. La alimentación ya hemos comentado que es estrictamente vegetariana. No se comen carnes por varios motivos. Al comer carne animal, no solo ingerimos su materia, sino su energía animal y nos “animalizamos “. Además, la carne posee toxinas, que poco a poco pueden ir intoxicando el cuerpo y acarrear enfermedades graves. El alimentarse de vegetales conlleva nutrir el organismo con células vivas. Las demás ciudades que existen en Ganímedes son: Ramanes, Omund, Merla y Solma. - Poco más o menos, esto es lo que nos han comunicado sobre Ganímedes. Y no quisiera pasar al coloquio, sin antes leeros el último mensaje que se ha recibido. Comentó Carlos Bambarén. - Dice así: Llegó la hora de empezar. Máximo cuidado y pulcritud. Mucho Amor al enseñar. Desechad temores y preocupaciones; escuchad y callad, que no oiréis si no guardáis silencio. Escuchad


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los mandatos del espíritu, que es sabio consejero. Tornad a vuestros hogares, oh miembros de la Hermandad. Habéis sido inmunes a las manchas, habéis coronado la paciencia con vuestro afán de servir y vuestra fe es mucha. Sabréis pues desde hoy las marcas nuevas, los caminos enredados, y sortearéis los obstáculos más fírmemente. Sabréis desde hoy, mis amados, lo que tanto ansiáis, lo que debéis conocer. Vuestro espíritu desde hoy sabrá. Preguntad que el sabio dará respuesta. El mundo es vuestro, fieles del señor; el camino también lo es. Cada uno tiene el suyo, preguntad cual es. Cada paso su huella, cada puesto su señal, cada luz su marca inconfundible; preguntad y sabréis. En el día ved al sol, ilumina nuevamente, pero en forma diferente; preguntad y lo sabréis. La Luna con las estrellas, en nueva forma resplandecen, comtemplad y lo veréis. Las cosas del espíritu son del espíritu, más vosotros que sóis mis siervos, tenéis la nueva de saber lo que otros nunca sabrán y conoceréis lo que muchos quisieran conocer.

CIUDAD CRISTAL DE GANIMEDES

Os entrego a mi padre, pues vosotros me lo habéis pedido; seguidme que el camino es largo; escuchadme que os llamo, pues llegó la hora de la decisión. ¿Deseáis continuar?. Os prevengo que es difícil, os auguro que habréis de tener mucha paciencia y fe.

Vosotros elegísteis el camino, pues yo los tomo y los llevo conmigo. Dejaros guiar de mi mano, que sin duda llegaréis. Yo soy el camino y vosotros los caminantes. Yo los llevo mientras estéis en mí. Si os desviáis, no llegaréis jamás. Vosotros os ofrecísteis y vosotros adelantaréis mi llegada. Preparad el terreno, es necesario que el mundo conozca la verdad, antes de mi regreso. Vuestro espíritu me conoce, preguntad y lo sabréis. No dejéis pasar el tiempo inutilmente, alistad vuestras lámparas y tenedlas encendidas. Lo vertido en vosotros dará fruto; más ¡ay! de aquel a quien entregué la semilla y no sembró, sufrirá las consecuencias. Amad a vuestros hermanos, porque, ¿acaso no me amáis a mí?. Si vosotros me amáis, olvidando vuestra materia, ¿por qué no hacéis lo mismo con mis hermanos pequeñitos? Empezad a no pensar en vosotros, todo lo que hagáis ha de ser para servir a vuestros hermanos. Vuestra misión no es del mundo, es para el mundo. Vosotros todavía tenéis cosas pendientes; terminadlas sin distracciones, porque un Universo está pendiente de vosotros y muchas miradas están sobre vosotros. Amaos los unos a los otros. ¿Es tan difícil para quien dice amarme? Si de verdad me amáis, no olvidéis esto que os digo, y YO os amo. “ Tal era la magia que se había creado, que todo el mundo se quedó quieto y en silencio, como esperando más. Poco a poco fue surgiendo un murmullo. La gente empezaba a reaccionar. Carlos se quitó las gafas y sacando un pañuelo del bolsillo, se limpió la cara. Unos segundos después, todo el mundo quería hacer preguntas. Salimos de la sala a las once de la noche. En la calle y durante varias horas más, continuaron las preguntas y los comentarios


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13 - MILLONARIOS

- ¡Enhorabuena a los nuevos millonarios!. La entrada del Doctor Figuerido en el salón donde algunos empleados del Banco recibíamos en ese momento una clase de salvamento y socorrismo, no pudo ser más explosiva. - Sí, hombre. Tenemos entre nosotros a dos nuevos millonarios. ¿No se sortea hoy la lotería de Navidad?. Pues ya se ha sorteado y ha tocado el gordo en Bilbao. Y aquí, en clase, tenemos dos de los agraciados. Con un cigarro en la mano izquierda, su bata blanca y su eterna cara de cachondo mental, caminaba hacia la pantalla donde se estaban proyectando unas diapositivas. Bego, la enfermera que estaba dando la clase, se quedó boquiabierta. Todos los asistentes a la clase mirábamos al galeno mientras se acercaba. Yo que estaba en la tercera fila, dije: - ¡Coño, si es verdad!. Apagué el cigarrillo a medio consumir que tenía, cerré el bolígrafo, me levanté y tras los abrazos y felicitaciones de rigor, salí disparado camino de la oficina de Correos, donde tenía que certificar y echar una carta para Sixto Paz. La historia había comenzado meses atrás. La verdad es que la conferencia de Carlos Bambarén tuvo mucho impacto. Luego de unos días, se marchó para Lima y él y yo seguimos carteándonos. Una persona que ya ha aparecido en este libro, Javier F. viene a cuento con el comienzo de este capítulo. Este muchacho se había divorciado de su mujer y estaba lleno de problemas. Yo, siempre que podía, antes o después de las reuniones intentaba ayudarle. Comenzó, para mi desgracia y creo que también para desgracia de mis hijas, a frecuentar nuestra casa. Venía muy a menudo, se quedaba a cenar y como era fotógrafo, les hacía fotos a las niñas, que por aquel entonces tenían dos años Rut y seis o siete meses Tahía. Una noche se fue a cenar con Raquel, mi mujer, para celebrar su cumpleaños, mientras yo me quedaba en casa a cuidar de las peques. Aquello ya me mosqueó, pero a los pocos días, y con más gente del Banco, se fueron los dos a ver un espectáculo de música, al pabellón de los Deportes. Yo, nuevamente me quedé al cuidado de nuestras hijas. Y aquella noche ya comencé a darme cuenta de que algo iba mal, pues Raquel volvió prácticamente a las seis de la mañana y me dijo: - Quiero hablar contigo muy en serio. - ¿Por eso vienes tan tarde?. Tu dirás. - He tomado una decisión. De ahora en adelante no quiero compartir contigo nada en absoluto. - ¿Qué? ¿Estás loca?. - Lo he pensado muy bien. En realidad lo tengo pensado desde hace tiempo. Hoy he decidido decírtelo. Yo me quedé helado, me mareé y me tuve que sentar.


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- Claro, dije. Y Javi tiene mucho que ver con esta decisión ¿verdad? - El me ha animado, pero yo no estoy enamorada de él, aunque él si lo está de mí. - ¡Qué hijo de puta!. ¿Y las niñas?. - Eso lo tenemos que arreglar entre tú y yo. - ¿Y vas a destrozar una familia y a unas niñas tan pequeñitas con el ánimo y la ayuda de ese cabrón? - Yo quiero realizarme. - ¡Tu lo que estás, es loca!. Voy a hablar con ese sinverguenza ahora mismo. - Haz lo que quieras, pero ya puedes ir pensando en las cosas que hay que hacer para que yo pueda vivir sin ti. No voy a seguir contando en qué estado me quedé, porque es muy posible que no tenga las palabras adecuadas para transmitir lo que sentía. Lo que hice a continuación fue llamar a Javier F. a su casa, me cité con él y tuve una larga charla con una persona que descubrí era un cobarde y que desde luego, mis hijas le importaban un pepino. A su tiempo contaré el resto de la historia. Una cosa que hice, dada mi desesperación, fue llamar a Juanjo para contarle lo sucedido y debo decir que se portó de maravilla. Quedó conmigo, me escuchó, me abrió más todavía la puerta de su casa, habló también con Raquel por si podía convencerle para que rectificara su decisión, etc… A otra persona que llamé fue a Gloria A., gran amiga también en aquella época y le pedí que hiciera un contacto con los guías por si me servía de ayuda. Efectivamente hizo el contacto y a continuación lo transcribo: Mi muy amado hermanito: Me comunico con todo amor en parte mía y mis amados hermanos tus guías y todo lo que Amor es y todo es el Amor en El. Hermanito, soy tu guía Siselec que comparto tu inmensa pena y dolor, fruto de algo no imaginado ni jamás pensado en ti por tus sentidos actuales, pero necesario, no en el acto, pero sí la reacción y sus consecuencias principales. No creas ni creáis, amadísimo, que se os pide nada que vosotros no sepáis ni deséeis. Mirar y repasar vuestra vida; no solo en lo vuestro sino lo de las personas que os rodean. Sus actos, reacciones, por eso estás en ellas, porque ellas con vosotros también han de aprender, pues ellas también lo eligieron. Por eso, no lo lamentes, pero hermanito, ten fe y espera en el tiempo, que la armonía del Profundo es insospechable, ya que no sabéis ver en sus obras, el resultado del comienzo. Amadísimo hermanito, no desalientes, algo grande y maravilloso te aguarda, siempre con la mirada en el Amor, porque tú eres Amor en el Amor, pero camina y confía siempre, confía. ¡Cuán grande es el Amor del Profundo!. Ya lo sentirás. No mires tu dolor cuando despiertes del asombro. Inténtalo, nosotros todos y el Cosmos en ti, para ayudarte, amarte y consolarte, pero ya verás como no es, como tu sospechas. Hay en ello mucho, mucho Amor. Mi bendición Amadísimo y mi gran Amor a ti. Este contacto, que ahora con el tiempo me parece una preciosidad, no me sirvió de mucho por aquel entonces. Recuerdo que me refugié en un rincón del salón y le pedí al Hijo del Jefe que me ayudase con todo su poder. No solo estaba el aspecto espiritual, sino el material. Si Raquel quería vivir sola, yo ya sabía que los jueces podían llegar a echarme de mi casa si le concedían que las hijas vivieran con ella. Eso, todavía no lo habíamos hablado. En cualquier caso íbamos a necesitar dos casas y de una, y que todavía estábamos pagando, no daba para dos, lógicamente. Y, causalmente, pasados unos días, comenzó a realizarse el milagro. Yo me había marchado a “llorar” mis penas a casa de Juanjo y Raquel (como también se llamaba su mujer). Me había escapado a donde me recibían siempre con los brazos abiertos. Como de costumbre, Raquel nos obsequió con unos huevos fritos con patatas. Un vaso de vino tampoco faltaba nunca. En el transcurso de la cena y después de mucho hablar de todo un poco, me dice Juanjo: - Por cierto. He soñado esta noche que tocaba el gordo de la lotería nacional en el número 20.004.


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- ¡Coño!, ¿y para cuando?. - No tengo ni idea. - Hombre, pues estamos a las puertas de la Navidad, lo lógico sería que fuese para entonces, ¿no?. - Ya te digo que no lo sé, pero ahora que lo dices..... - ¿Y que piensas hacer?. - Pues comprarlo, claro. - ¿Y cómo sabes dónde lo venden?. - Ya me enteraré. Llamaré a Madrid. - Yo el otro día le he pedido ayuda al Hijo del Jefe, así que por si las moscas, yo también quiero un décimo. - Lo que podemos hacer es comprar varios décimos y repartirlos entre la gente que quiera de nuestro rollo, ¿te parece?. - ¡Estupendo!. Y dicho y hecho. Juanjo se hizo con varios décimos que fueron convenientemente repartidos. Yo, por mi parte, que ya me había convencido absolutamente de que nos iba a tocar, (en mi vida he tenido más fe en algo que en esos momentos; la fe del “carbonero” que siempre han dicho y no sé el motivo) repartí varias participaciones entre la gente de mi Departamento de Extranjero del Banco, anunciando casi a bombo y platillo, que “los primos” nos iban a ayudar con la lotería. Mucha gente seguía riéndose de nuestras aventuras con los extraterrestres, pero por si acaso, muchos aceptaron la lotería. Volviendo al principio del capítulo, y como comentaba, me dirigí hacia la oficina de Correos a certificar mi carta para el Sixtito. Allí me encontré con un compañero del Banco que me miró como si viera un fantasma y me dijo; - ¿Qué haces aquí?. - Pues certificar una carta, ¿pues?. - Pues porque eres millonario. - Ya lo sé y lo esperaba, pero tengo que certificar una carta. - Cuando vayas por tu departamento te vas a encontrar con un follón de miedo. - Ya me imagino. Ahora en seguida voy para allá. Hasta luego. - Hasta luego y enhorabuena. - Gracias. Mientras caminaba hacia el Banco, le dí, emocionado, las gracias al Hijo del Jefe. No me había fallado. Y unas lagrimillas corrieron por mis mejillas.

J.L. BARTUREN

Los gritos se oían desde la entrada al Banco (nuestro Departamento estaba situado en el primer piso).

- ¡Bartu, Bartu, los ovnis, han sido los ovnis!. Me gritó uno de mis compañeros, mientras se me acercaba y me abrazaba efusivamente. El lugar estaba todo revolucionado. Unos reían, otros lloraban, otros hablaban frenéticamente por teléfono, todos se abrazaban y, como no, también estaban los periodistas y la televisión. De pronto, todos eran amigos, todos se querían un montón y los problemas entre ellos habían desaparecido. Me pareció todo muy falso. Al cabo de un rato, me enteré de que no había caído el gordo en el número 20.004 como yo esperaba, sino en el número treinta y cuatro mil quinientos setenta y uno (34.571). Me dio pena por todos aquellos pertenecientes al grupo de Misión Rama a los que yo había asegurado que les iba a tocar la lotería. Y lo sentí y mucho, por Juanjo. A él le habían “utilizado” los primos para todo aquel retorcido asunto con final feliz para mí. Una vez más, aprendimos que Dios escribe derecho con líneas torcidas. ¡Qué retorcido todo el tema!. Desde luego que a mí, que era el que más lo necesitaba en aquellos


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momentos, me habían ayudado desde el cielo, eso estaba claro. Para que os hagáis una idea, me tocaron cinco millones de las antiguas pesetas y con dos de esos millones, le pude comprar un piso a Raquel para que fuera por ahí a realizarse. De todas formas yo me sentí bastante fuera de lugar en mi Departamento y de la forma más discreta que pude, le llamé a Juanjo por teléfono y quedé con él en el periódico, para que su amigo y fotógrafo, Paco, me hiciera unas fotografías para publicarlas al día siguiente. El periódico también estaba patas arriba, pero en seguida apareció Juanjo con Paco, hizo las fotos y nos encaminamos a la ya famosa en este libro por otros avatares, cafetería Oliver. - ¡Enhorabuena muchacho!. - Gracias Juanjo. Ya siento que no haya sido en el 20.004. - No importa. Otra vez me tocará, te lo aseguro. - ¿Qué piensas de todo esto?. Dije yo. - ¡Qué voy a pensar!. Pediste ayuda y ya la tienes. Ahora debes meditar en el por qué y para qué. No solo te ayudará en lo de la separación de Raquel. Seguro que algo más quieren los de “arriba”. Pero, ahora mismo, no te comas el tarro. Deja pasar los días. Ten calma. - Tienes razón, pero no es fácil. - ¿Te ha llamado ya Raquel?. - No. Suele llegar tarde a casa y como además llevamos meses prácticamente sin hablarnos, probablemente no se atreva todavía a decir nada. - ¿Tu crees? - Como mucho sacará a relucir el tema de la separación ahora que hay dinero por medio. - ¿Y las niñas?. - Iré a recogerlas a la guardería como siempre. - Ahora tendrás que tener mucho cuidado con los amigos que te aparecerán hasta debajo de las piedras. - ¿Pues?. - Tú siempre en la luna. Pues que habrá mucha gente que querrá sacarte la pasta. Te vendrán llorando y gimiendo para que les ayudes, y tú, tal y como eres, corres el peligro de quedarte sin un duro. - Ya tendré cuidado, hombre. - Y con lo que los periodistas publiquen en relación con los extraterrestres, te llamarán muchos zumbados para que les digas qué número va a tocar en el próximo sorteo. - Estaré al loro. Gracias por tus consejos. - Bueno chaval, que yo tengo que seguir trabajando. Nos vemos. Ya hablaremos largo y tendido. - Gracias por todo. Te llamaré. Y con un fuerte abrazo, él se fue camino de La Gaceta del Norte y yo me fui despacito para mi casa. Llegada la noche, Raquel y yo hablamos de nuestra separación. Causalmente, Lice, cabeza más visible del grupo de Fraternidad Cósmica de Bilbao, trabajaba en la notaría Caruana- Navarrete. Y él, muy amablemente nos atendió y presentó al notario para redactar nuestra separación de bienes. Firmamos el documento el 17 de Abril de 1.978, cuatro meses después del sorteo de la lotería. Raquel ya tenía apalabrado un piso para entrar a vivir en un par de meses. Yo le dí el dinero para el piso y un coche y yo me quedé en el que ya vivíamos y del que quedaba por pagar un montón de dinero. En cuanto al tema de las hijas, hicimos un pacto no escrito, de “personas”, por el que se quedarían a vivir conmigo. Iluso de mí como ya veremos más adelante. No sólo jamás cumplió dicho pacto, sino que todavía hizo algo peor, pero ya llegaremos a esa parte de mi vida. Yo quería viajar a Perú el día uno de Mayo y permanecer allí quince días y Raquel me dijo que me fuera tranquilo, porque ella no se iba, al menos hasta Julio, a su nueva casa. Para entonces, en el mes de Enero concretamente, Juanjo había publicado su cuarto libro “100000 Kilómetros tras los Ovnis“.


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14 - P E R U

Ahora que tenía dinero y tiempo (no había cogido las vacaciones anuales aún), era el momento idóneo para acercarme al centro del ciclón Misión Rama e investigar más a fondo todo el asunto. Hablar con los chicos, visitar los lugares como el desierto de Chilca, que era donde habitualmente les citaban Oxalc y compañía y traer noticias frescas. Pero antes de embarcarme en tan maravillosa aventura, quiero contar un caso de aparición Ovni muy importante para nosotros, ocurrido cerquita de Bilbao, concretamente en unas minas que están en el pueblo de Gallarta. No es que pretenda hablar exhaustivamente del caso, porque ya lo hizo maravillosamente Juanjo en su quinto libro TVE: Operación Ovni, pero sí quiero dejar constancia de ciertos detalles ya que viví el caso de muy cerca. Por aquel entonces había una chica en el grupo Rama de Bilbao, Carmen L., que habitualmente viajaba conmigo cuando había que visitar a otros grupos del país y que con el tiempo fue mi “compi” incluso muchos fines de semana cuando me tocaba ocuparme de mis hijas. Debo decir, que a pesar de los innumerables viajes y fines de semana que pasamos juntos, jamás en la vida tuvimos ninguna relación de tipo sentimental y mucho menos sexual. Eramos una cosa “rara”, AMIGOS. El caso es que causalmente, un tío de Carmen, ingeniero, José Luis Lozón, había tenido una experiencia Ovni muy fuerte el día 13 de Febrero, domingo. Mario, de nuestro grupo y que tuvo conocimiento del caso, se lo comentó a Juanjo, quien junto a su eterno compañero del periódico, el fotógrafo Paco Gras, se desplazó a la zona junto al testigo. Resultó que su suegro, Juan Sillero, que vivía por aquella zona llamada “La Florida”, había sido el primer testigo de varios aterrizajes Ovni durante la noche en un descampado minero que existía por la parte de atrás de su casa. Y comentaba, que del supuesto ovni, había salido todas las noches una especie de ser o robot que recogía muestras del suelo de la mina abandonada. No solamente asistió a este espectáculo, sino que pudo distinguir hasta cinco seres dentro del ovni, en su traslúcida cúpula, que hablaban entre sí como si discutieran. HUELLA DE ATERRIZAJE EN GALLARTA VIZCAYA

Yo acompañé a Juanjo al lugar a finales de Marzo. Puede comprobar las numerosas huellas dejadas por las patas del ovni en la tierra y asistí a uno de los numerosos interrogatorios con los que Juanjo intentaba sonsacar la verdad o la mentira del suceso. Con el tiempo ya me iría familiarizando con sus técnicas de interrogar. ¡Qué bien los hacía, preguntándole al testigo lo mismo, pero de diferentes formas por si se desdecía o equivocaba!. En casa conservo un trozo de piedra partido por la pata de la nave extraterrestre en su intento de asentarse en el suelo al aterrizar. Para dar más importancia a este caso, hay que dejar constancia, de que luego supimos que varios aviones del ejército español también habían rondado el lugar en busca del supuesto ovni. He querido dejar constancia de este asunto de Gallarta, primero, por la causalidad de que el testigo fuese pariente de una mujer de nuestro grupo, segundo, porque participé bastante activamente en él y fue la primera vez que vi cómo interrogaba el “amigo” y, por último, porque


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conservo en casa el trozo de piedra partido por el ovni. Otro tema que quiero comentar antes de levantar el vuelo, es el de Adita. Adita, Inmaculada A., era como, creo que ya he comentado, el “alma” del grupo de Valladolid. Desde que nos conocimos surgió entre nosotros una especie de, no sabría como llamarlo correctamente, “amor” muy especial. No era yo muy consciente de si era exclusivamente espiritual o era también físico. Era soltera y vivía con sus padres, dos personas maravillosas. Era la secretaria del Director de la fábrica que Renault tenía en la provincia. Nos escribíamos unas cartas, de las que guardo lo más bonito, preciosas. Como de enamorados. Además, ella tenía la costumbre de escribir en papeles de colores. Unos azules, otros rosas…una historia muy hermosa en su tiempo, pero que como veremos más adelante, comenzó, sin yo sospecharlo, a declinar con el comienzo de mi viaje a Perú. El viaje lo habíamos ido preparando poco a poco entre Carlos Bambarén y yo, con ayuda de los más allegados de los grupos más importantes. Todo el mundo coincidía en que el viaje era muy importante, porque, por fín, una persona cualificada y ya algo experta en el tema de la Misión Rama, iba directamente a la raiz del asunto, dispuesto a discernir lo que podía haber de verdadero o de no real en aquella bonita historia. Para entonces, Arael y Narci ya habían vuelto a Madrid. Se suponía que Carlos, con bastante tiempo libre por aquella época en la Universidad dónde al parecer impartía clases, iba a ser mi cicerone por las tierras andinas. Así que con las maletas llenas de regalos para le gente de Perú, tomé el avión que partía del aeropuerto bilbáino de Sondica, para llegar a Madrid casi un par de horas después, y pasar unos días en casa de Arael y Narci, compartiendo con ellos y todos los que quisieron venir a despedirme, que fueron muchos, mis últimas horas en España antes de viajar allende los mares, el día 1 de Mayo de 1.978. Vino a despedirme y a compartir unos días gente de León, Valladolid y Madrid, claro está. Un día antes de partir, fue cuando Adita me dijo que había estado pensando muy seriamente dejar su trabajo en la Renault y venirse a vivir a Bilbao conmigo como pareja, pero que al final no se atrevía y prefería que las cosas siguiesen entre nosotros como estaban en ese momento. Amigos íntimos, pero cada uno en su casa y sin sexo. Y nunca lo hubo. Ya en Barajas, cuando llegó el momento de partir, no pude más y rompí a llorar desconsoladamente como si fuese un niño asustado que se iba al fin del mundo. Además, me parecía mucha la responsabilidad que sentía al tener que viajar e investigar bien todo. Quedaba en España mucha gente pendiente de lo que yo contara al volver. Pero estaba decidido a hacerlo y ya no había marcha atrás. Lleno de besos, abrazos y muchas lágrimas, me dirigí hacia la zona de embarque. Nunca había realizado un viaje tan largo en avión. Una cosa era ir a Madrid, Barcelona o Palma de Mallorca, pero catorce horas de viaje eran una barbaridad de horas. Menos mal que no tenía miedo a cruzar el charco y que se hacía escala en San Juan (Puerto Rico) y Bogotá. A la una de la madrugada aproximadamente, levantaba majestuoso el vuelo el Boeing que me iba a trasladar al otro lado del Atlántico. Me acomodé en el asiento de fumador correspondiente y observé, pitillo en mano, lo que veía a mi alrededor. El avión era enorme, con una fila de asientos en el centro como para una docena de personas y las correspondientes a las ventanillas que también eran para varios pasajeros cada una. No viajaba mucha gente. Luego aparecieron las azafatas con tabaco y licores sin impuestos y que tampoco encontrabas en tierra con facilidad. ¡Eran otros tiempos!. A pesar de que se proyectaban películas, un par de horas después de iniciado el vuelo, descubrí que aquel viaje iba a resultarme enormemente pesado. Me cansé de leer, los pasatiempos acabaron


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aburriéndome y terminé tragándome una horrible película de guerra. Intenté dormir, pero sólo lo conseguía un poco y a ratitos. Para colmo, los asientos cercanos estaban vacíos y no pude entablar conversación con nadie. Al margen de todo esto, mi cabeza no hacía más que dar vueltas sobre cómo debía enfocar el trabajo que iba a realizar. Mi misión consistía en descubrir la verdad de todo cuanto desde Perú nos habían contado. Tenía que entrevistarme con las personas más vinculadas a la Misión Rama y buscar el menor resquicio de fraude, si lo había, aunque sentía que por lo menos, lo esencial del asunto era absolutamente cierto. Arael y Narci ya me habían aleccionado sobre la forma de ser de aquella gente. Era fuerte la diferencia entre los españoles y los sudamericanos en general y ellos ya habían pasado la experiencia en los meses que estuvieron en casa de Sixto. En Lima ya se conocía mi llegada y Carlos se había encargado de todo, por lo que esperaba un buen recibimiento en el aeropuerto. La primera escala en San Juan de Puerto Rico me impresionó notablemente. A medida que el avión iba acercándose, fui viendo el tamaño de una ciudad no muy grande, pero llena de carteles luminosos. Desde arriba, resultaba muy llamativo. Bajamos del avión a una zona de descanso donde el calor era insoportable. La sala de espera era de dimensiones más bien reducidas y donde el llenar de combustible al pájaro que nos transportaba se me hizo eterno. La segunda escala la realizamos en el aeropuerto de Bogotá, donde las cosas ya eran bien distintas. Allí nos dejaron pasear por una enorme calle llena de tiendas de todo tipo y donde se podía comprar casi cualquier cosa a un precio mucho más reducido de lo normal. Por cierto que me compré un bolso de mano de buena piel, de los que por aquel entonces se llamaban "mariconeras“ y que todavía conservo en perfecto estado. Por fin, hacia las once y media de la mañana, apareció ante mis ojos el enigmático Perú. Sobrevolábamos los Andes tan cerca, que parecía que podías tocar las cimas estirando la mano. Era precioso y saqué varias fotografías. Lucía un sol espléndido y los picos eternamente nevados eran un regalo para la vista. Era realmente impresionante. Pisé suelo peruano con una sensación extrañísima. Aquello parecía un milagro. Unas horas volando y ya estaba allí. Sentí un ligero mareo, más por verme a mí mismo en aquel lugar, que por otra cosa. Si en aquel momento hubiera tenido que explicar lo que sentía, no me hubiera resultado nada fácil. Levanté la cabeza y miré al frente mientras bajaba las escalerillas del avión. No más de doscientos metros me separaban de la terminal del aeropuerto. Intenté descubrir entre la multitud que se agolpaba en las terrazas del edificio a alguna persona que me hiciera señas, pero todo eran manos saludando a los viajeros que acabábamos de tomar tierra. Me sentí de repente un poco perdido, pero seguí caminando hacia la puerta que daba acceso a las instalaciones donde se suponía que debía recoger mis maletas y pasar la aduana correspondiente… No había dado ni treinta pasos, cuando una cara conocida para mí, se acercaba en dirección contraria con los brazos abiertos. - ¡Bicho!. ¡Bichejo!. Era como me llamaba Carlos cariñosamente. - ¡Carlos!.


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Y nos fundimos en un enorme e interminable abrazo. - ¡Bienvenido a nuestro País!. El doctor llevaba puestos unos pantalones grises y una camisa azul de manga corta. - Ven, bichejo querido, tengo un amigo en la policía que nos evitará los trámites aduaneros más pesados. Yo me dejaba llevar. Todavía estaba en una nube. - Tía Magui nos está esperando afuera con su coche. Iremos primero a comer a su casa y luego buscaremos dónde alojarte. - ¡Muy bien, doctorcito, a sus órdenes!. Recogimos las maletas, pasamos la aduana en un abrir y cerrar de ojos y salimos al parking. Allí nos esperaba una señora de unos cincuenta años aproximadamente, apoyada en la puerta de un soberbio cadillac americano. Era la tía Magui, de la que tanto me había hablado Carlos en sus cartas. Una señora de muchísimo dinero que estaba metida en nuestro asunto. Tras las oportunas presentaciones, nos acomodamos en los asientos traseros y emprendimos la marcha hacia la ciudad de Lima. Fueron varios kilómetros de carretera, durante los cuales pude apreciar el tipo de construcciones que había a ambos lados. No se podían llamar casas. Eran auténticas chabolas, pero a diferencia de las que yo he conocido siempre en los aledaños de las ciudades de España, éstas carecían de techo. Eran paupérrimas. Desde luego, allí la miseria se palpaba. Ignoro si con el paso de los años todo esto ha podido cambiar, pero en aquel 1.978, es lo que ví con tristeza. No sería lo único. - ¿Cómo hay tanta pobreza aquí?, pregunté. - Son los barrios más pobres de los aledaños. Dijo Carlos. - Me llama la atención el hecho de que carezcan de tejado. Supongo que será porque por esta zona habrá siempre un sol radiante como el de hoy, ¿no?. - Qué va. Lima es una ciudad parecida, por lo que me has contado por carta, a Bilbao, en una cosa: su mucho sirimiri como lo llamáis allí. Cuando se cubre de nubes, puede estar días y días lloviendo poco a poco sin parar. - ¿Y entonces?. - Bastante tienen con poder juntar esas pajas que ves y construirse un pequeño habitáculo donde viven varias personas a la vez. - ¡Pero es terrible!. - Sí, pero ten en cuenta que en este país, coexisten unos pocos que poseen toda la riqueza y muchísimos que carecen hasta de comida y Lima es el mejor exponente. Yo me sentí un tanto incómodo al darme cuenta que nosotros estábamos viajando en un gran coche y que estaba acompañado por dos personas un tanto adineradas. Me acordé de las recomendaciones de Arael y Narci, pero ya estaba hecho el comentario y además era verdad lo que estaba viendo y si a alguno, tía Magui o Carlos, no les había gustado mucho mis comentarios, lo siento por él. No obstante cambié de conversación rápidamente. - ¿Qué tal el Sixtito y los demás?. - Bien, ya los verás. Estábamos entrando en la ciudad y el paisaje y la decoración había ido cambiando por completo. Había edificios normales, tiendas, anuncios,....vamos, lo normal en una ciudad. - Ahora nos dirigimos al barrio de Miraflores que es dónde yo vivo. Anunció Tia Magui. Nuevo cambio de panorama. Calles ajardinadas y medio particulares, con escasa circulación y enormes mansiones de dos o tres pisos. Aquí diríamos que era una urbanización de mucho lujo.


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Paró el coche cerca de una de aquellas casas, nos apeamos los tres, tía Magui tocó el timbre de la casa y apareció un sirviente vestido a la vieja usanza. Nos saludó con grandes reverencias, nos introdujo en un espacioso salón y salió anunciando que iba a meter el coche en el garaje. Yo observé la habitación y vi a mi derecha un amplio ventanal que daba a un enorme jardín. A su lado había un piano precioso y completaba la decoración un mobiliario completo de estilo inglés, una gran lámpara y cuadros de pintores famosos, intuí, colgando de las paredes. Más tarde supe que aquel lugar era el que se utilizaba para recibir a las visitas. - Esperad un momento, que enseguida vuelvo. Nos dijo tía Magui. Nada más cerrarse la puerta tras ella, yo le pregunté a Carlos. - ¿Con quién vive aquí, en esta maravillosa casa? - Con su esposo. Está paralítico y nunca aparece en público. - ¡Tienen dinero, eh!. - Sí, mucho. - ¿Y el indígena que nos ha abierto la puerta tan elegantemente vestido?. - Un criado. Tiene varios. - ¡Caray!. Al sentir abrirse la puerta nuevamente, nos quedamos como muditos y apareció nuevamente la tía Magui. - Ya estoy con vosotros. La comida estará servida en un momento. Y bien, mi querido José Luis, Carlos se ha encargado de ponerme al corriente sobre tu persona y casi te conozco tanto como a él. Eres muy bien venido acá. Te esperábamos con impaciencia. Hay trabajo por delante y muchas cosas que poner en común. ¿Cómo está la gente de tu país?. - ¡Menuda pregunta me haces. No es nada fácil de contestar!. Resumiendo mucho puedo decirte que están bastante confundidos. Desde aquí se nos han dicho cosas que luego allí no ocurren. Las psicografías salen, pero hay muchas que dejan mucho que desear. Hay muchos grupos y rivalidades y secretillos tontos en casi todos ellos. Me da la impresión de que es algo parecido a lo que intuyo que pasa aquí. Pero creo que hay una gran diferencia. En España se cuestiona todo mucho más. De todas formas acabo de llegar y prefiero que las ideas preconcebidas que traigo se queden a un lado. Quiero estar con la gente y enterarme por mí mismo. - Sí. Tienes razón en lo que dices. Hay muchas cosas que aclarar. Espero que tu llegada sea para algo positivo. Y cambiando de tema: ¿Has pensado dónde se va a hospedar, Carlos? - Sí. Dijo el aludido. Hay una pensión cerca de donde viven Lilian y Rafo que es económica y está muy bien. Después de comer arreglaremos eso. Yo me quedé muy sorprendido. España debía ser diferente. Allí, las personas que componían los diferentes y complejos grupos Rama o Fraternidad Cósmica, podían estar en desacuerdo en un montón de cosas sobre el tema, pero existía tal espíritu en general, que cualquiera que se trasladaba de una ciudad a otra, normalmente siempre tenía una casa amiga a su disposición. - La comida está servida, señora. Anunció otro sirviente.


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- Gracias Manuel. Vamos al comedor chicos. El comedor era, si cabe, más lujoso aún que la sala de recibir. Por unas puertas corredizas se podía salir a un enorme jardín. La mesa rebosaba de cosas extrañas, que luego resultó que eran para comer. ¡Qué comida!. Al estilo vegetariano puro y con mezclas a los gustos del país. Para mi aquello era incomible, para ellos estaba exquisito. Varios criados se encargaban de todo. De servirte, de retirar lo que dejabas…Yo aluciné en colores. El té se sirvió en el jardín, momento en que yo aproveché para obsequiar a tía Magui y a Carlos con los regalos que les había traído desde Bilbao. A partir de aquel momento, la conversación se hizo más distendida y hasta se permitieron el lujo de hacer chistes sobre la Misión Rama. A media tarde y tras las despedidas, Carlos y yo fuimos hasta la pensión que resultó ser una casa de tres pisos, sencilla pero limpia. Una señora muy amable se presentó a nuestra llamada y como era conocida del doctor, todo resultó muy fácil. Me instalaron en una habitación pequeña pero suficiente. A la derecha tenía una mesita para trabajar, en frente había un lavabo y un viejo armario y a la izquierda, la cama. Estábamos acabando de dejar los trastos, cuando apareció una mujer de unos treinta y cinco años y bien parecida. Era la novia de Carlos y se llamaba Rosa. Tanto Carlos como ella eran divorciados y mientras él, tenía tres hijos, Rosa carecía de descendencia. Tras los saludos fuimos a intentar tomar algo. Y lo de intentar está muy bien dicho, ya que en aquel país, o por lo menos, por los lugares por donde ellos andaban, comer algo normal era poco menos que imposible. Costumbres distintas, comidas distintas, establecimientos diferentes... En una especie de bar, tomamos un pisco, bebida típica de allí de unos cuarenta o cincuenta grados y después de una larga conversación, me acompañaron hasta la pensión y se despidieron de mí hasta el día siguiente. Ni a Rosa ni a Carlos se les ocurrió preguntar si yo deseaba cenar algo. Así, que casi sin comer, medio mareado por el Pisco y sin nada para cenar, me metí en la cama para tratar de dormir un poco después de tantas emociones y un larguísimo viaje.


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15 - TIBERIO, EL AGENTE SECRETO

Prácticamente no dormí, como os podréis imaginar. Mi cerebro no hacía más que procesar datos, mi cuerpo me pedía algo de comer y estaba en un lugar extraño. Así que me levanté temprano y molido. Me dolía hasta la punta del pié izquierdo. Me duché, me vestí y bajé a desayunar y a esperar acontecimientos. Compartí los buenos días y el café con leche y galletas con dos individuos más y cuando estaba con el último sorbo, apareció Carlos por la puerta de la pensión. - ¡Buenos días bichejo!. ¿Has descansado bien?. - No muy bien, pero estoy lo suficientemente despierto. Parece que los primos no me van a dejar holgazanear. - Eso es bueno. No tenemos mucho tiempo y debemos trabajar fuerte. -¿Cual es el plan para hoy?. - Primero iremos a recoger mi coche que está en la comisaría de policía a cuenta de un golpe que tuve el otro día. Luego nos espera Tiberio. - ¿Quién?. - Tiberio. Es un chico que ha trabajado con el Doctor Cabrera en lo de las famosas piedras de Ica. Se ha enterado de tu llegada y quiere conocerte. Se ha ofrecido a acompañarnos a ver a Cabrera si queremos ir. - Muy bien. Me parece un comienzo muy interesante. Al rato conocí al mencionado Tiberio. De unos treinta años, bien parecido y con bigote. Estaba casado y parecía la típica persona que se comía el mundo. Con muchas tablas. Y resultó que no era para menos como enseguida vamos a ver. Pero antes de seguir con este viaje, debo decir que la excursión que íbamos a realizar a la población de Ica a ver al tal Doctor Cabrera, tiene que ver con el primer libro que Juanjo había escrito a su regreso del primer viaje a Perú. “Existió otra Humanidad”. Editado en Setiembre de 1.975 y que trata, como me imagino que todos sabréis, sobre la aparición en el desierto de Ica de cientos de piedras grabadas al parecer por una humanidad tan antigua, que había vivido contemporáneamente con los dinosaurios. El Doctor Cabrera tenía en un gran caserón, donde vivía, cientos de esas piedras que le eran suministradas por un indio y que nadie sabía de dónde provenían. Se suponía que, Javier, el doctor, las había investigado y aseguraba que eran auténticas. Había escrito incluso un libro sobre el asunto. Con los años, hoy en día, y muerto Javier, todavía está abierto el debate sobre si todas las piedras son auténticas, si todas son falsas o si hay parte y parte. Bueno, pues nosotros íbamos a ir al día siguiente a conocer a Javier, sus piedras y el famoso desierto, con Tiberio. Y hablando de Tiberio, voy a contar una anécdota muy divertida vista en la distancia. A mi regreso a Bilbao y al pasar un día a cenar en casa de Juanjo para ir contándole mi viaje, le dije: - Me han dado en Lima un recado para ti. - ¿Quién?. - Un tal Tiberio. - ¿Has estado con Tiberio?. - Sí. ¿Pués? - Pues porque es un espía. Es un agente secreto vinculado a su gobierno y a la Cía. - ¿Qué? - Sí majo, lo que oyes. - Pues es que me dijo Carlos Bambarén que se había enterado de mi llegada y que quería conocerme. - Pues parece que le interesaste, si. Joder. - ¿Y para qué y por qué?


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- Supongo que porque eras extranjero, no creo. Me imagino que era porque ibas a investigar temas que ellos tiene como secreto: los ovnis. - ¿Y lo de Javier Cabrera? - No solo como una tapadera perfecta, sino acuérdate que las piedras de Ica están consideradas como Patrimonio Nacional de Perú. - Entonces, ¿nos espían o qué? - Tu mismo. Pero no te preocupes por eso. ¿Y qué recado te ha dado para mí? - ¡Qué te vayas de su parte a tomar por el culo!. Parece ser, por lo poco que me comentó, que te hizo algunos dibujos que luego has utilizado en tu libro y no le ha sentado nada bien. - No tiene ninguna razón. - Bueno, yo te lo transmito y punto. Así que parecía un tío echado para adelante. Y, ahora que lo dices, no le vi nunca ir a trabajar a ningún sitio. Era como si tuviera todo el día libre. - Te puedes imaginar. Volvemos a Perú. Quedamos en ir a Ica en el coche del “espía”. Y, hablando de coches, una cosa que me llamó poderosamente la atención, fueron los vehículos que se veían por allí. La mayor parte eran Wolswagen o Cádillac muy viejos. A unos les faltaba una puerta, a otros los cristales…y todos, despintados. Los taxis eran también muy divertidos: los normales eran como para estar regateando el precio algo así como un cuarto de hora. Los otros, los de aquellos chóferes que carecían de licencia, y que normalmente eran coches muy grandes, realizaban un recorrido al estilo de los autobuses normales en España. Ellos tenían un recorrido más o menos establecido y la gente se subía como podía a medida que pasaba por delante el vehículo. Se podía llegar a ver dentro de cualquiera de ellos, hasta ocho personas todas apretujadas. ¡Qué país!. Esta frase de, ¡qué país!, se me pegó de tal forma que recuerdo que estuve muchos meses en España repitiéndola sin cesar cada vez que contaba algo sobre mi viaje. Me imagino que todo esto también habrá cambiado con los años, como lo de las chabolas. Pero yo quiero ser fiel a lo que viví en su momento y lo narro tal cual. Después de recoger el coche de Carlos y conocer a Tiberio, Carlos me llevó a un extraño “restaurante”, dónde “comimos” una extraña comida también. O sea, nada de nada. Cosas vegetarianas muy picantes y que a mí no me gustaban nada. En ningún momento me preguntó si aquello me gustaba o no. Y, bueno, hablar de vino, era como pedir la luna con chorreras allí puesta. Así que yo seguía muerto de hambre. Creo que nos despedimos durante unas horas en que yo me fui a echar la siesta y luego quedamos con su novia Rosa para la tarde noche. No recuerdo muy bien si la idea surgió de Rosa o yo pregunté por un sitio dónde yo pudiera comer algo normal para cenar. La cosa es que se les ocurrió que podíamos ir a la Casa de España en Lima. No me lo podía creer. ¡Por fin iba a ponerme morado a cosas españolas! ¡Nada menos que la Casa de España!. Seguro que allí tendrían marisco, carne, choricito, vino. Casi salto de la alegría. Allí que nos fuimos dando un paseo. Por fuera, el edificio y la entrada al restaurante prometía mucho. Entramos y nos encontramos con un comedor bastante espacioso y bien decorado. Bonito. -

¡Buenas noches, señores!. Nos saludó muy atentamente un maitre a la entrada. ¡Hola, buenas noches!. Respondí yo alegremente. ¿Van a cenar los señores? Sí señor. Dijo Carlos. O al menos eso esperamos... No se preocupe señor, que cenarán muy a gusto. Nos llevó a una mesa para cuatro, nos instaló y se fue.

- Por lo menos, aunque es peruano, se ha mostrado muy simpático. Dije yo. - ¿Tienes algo contra los peruanos o qué?. Saltó Rosa. - No mujer. Es que, lo menos que esperaba encontrar en la Casa de España era un camarero español. No lo entiendo. - ¡Ah bueno!. Me imagino que todo el personal de servicio será de aquí. Son puestos de trabajo que les


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saldrán muy económicos. - ¡Vale, vale!. Espero que la comida sí sea española. Al cabo de un buen rato, porque por aquellos pagos nadie tiene prisa, volvió el maitre con la carta que yo esperaba con ansia. Rosa y Carlos pidieron unos platos típicos vegetarianos (¡qué manía!), y yo vi, sin podérmelo creer, que allí ponía “parrillada de marisco“. - ¡Por favor, yo quiero una parrillada de marisco!. - Señor, se nota que sabe lo que es bueno,¿eh? - Acabo de llegar de España. - Se nota, se nota. Y tras unas extravagantes reverencias, desapareció camino de la cocina. Al cabo de una media hora aproximadamente, llegó la tan ansiada cena. El camarero puso sobre la mesa y delante de mí, la parrillada de mariscos. Me quedé atónito. No me lo podía creer. Para no hablar antes de tiempo, comencé por apartar toda la hojarasca que aparecía en primer lugar cebollitas blancas de esas pequeñas en vinagre, ajos a la plancha, berenjenas, pepinillos, aceitunas (pocas) y un largo etcétera de plantas exóticas. Cuando aparté todo eso, vi: tres mejillones de lata, seis trozos de pulpo con varias reencarnaciones encima, dos almejas en escabeche, algo parecido al limón (sería para acompañar al marisco) y tres aceitunas, esta vez negras. Eso sí, todo bien picante. Y para beber, aunque el camarero se empeñaba en que era vino, había en la mesa una jarra con una cosa anaranjada con sabor a rábanos. ¡En fin, una cena por todo lo alto!. Ni se me ocurrió pensar en pedir algo más, no fuera que pensaran que era un comilón de aupa. ¡Ya eran dos días enteritos sin comer! ¡Qué país!. Menos mal que la conversación giró en torno al tema para el que yo había volado hasta allí. Esa noche ni me acuerdo si dormí. Me ocupé de grabar todas las experiencias del día, que como habéis comprobado fueron super excitantes y me preparé para ir al día siguiente con el espía y compañía hasta Ica y conocer al bueno de Javier Cabrera. Efectivamente, a la mañana siguiente, muy temprano, Tiberio, su esposa, Carlos y yo, partíamos en el coche de Tiberio rumbo a Ica. Circulamos por lo que ellos llamaron, eufemísticamente, la “autopista” que discurría cercana a la mar. Pasamos por muchos pequeños y sucios poblados, donde se suponía que vivían personas. Primero llegamos a los arenales o desierto de Chilca, que era donde habitualmente los guías citaban a Sixto y demás miembros del grupo Rama. Aquello era inmenso e imponía, sobre todo si te lo imaginabas de noche y esperando a las naves, que, allí, siempre aparecían y hasta donde los guías se proyectaban físicamente y demás experiencias que habían tenido de todo tipo. Estuvimos paseando un rato por allí, sacamos fotos y comentamos muchas cosas de la Misión, de la que el “espía” también lo sabía todo. La verdad es que el lugar era como mágico. Continuamos el viaje hasta que llegamos a la pequeña localidad de Ica. Una ciudad bastante pequeña, como un pueblo grande, sería más correcto decir. Al preguntar cerca de la casa del doctor Cabrera por él, nos indicaron que estaría ausente hasta el día siguiente, por lo que tuvimos que hacer noche en un pueblo cercano que tenía un hotel decente. El indio que supuestamente proporcionaba las famosas piedras al doctor, se llamaba Basilio Uchulla y vivía a unos kilómetros de Ica, casi en pleno desierto. Para no perder todo el día, Tiberio nos llevó a verle. El lugar era desolador. La aldea o no sé muy bien como llamarlo, consistía en seis miserables chozas esparcidas en un radio de medio kilómetro aproximadamente y bajo un sol del desierto abrasador. No se divisaba a un alma por los alrededores. Nos dirigimos hacia una de las chozas que al parecer ya conocía Tiberio. - ¡Buenos días!. Dijo nuestro guía asomándose a la choza. ¡Buscamos a Basilio! - No está. Marchó. Era un anciano como de unos cien o más años y arrugado como una pasa, que se hallaba sentado en una raída manta al fondo de la estancia.


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- ¿Dónde podemos encontrarle? - No sé. Nunca se sabe dónde va. La choza tenía como dos metros de altura. Estaba construída con ladrillos y paja. La entrada, muy estrecha, estaba adornada con una vieja y sucia cortina y una ventana muy pequeña, permitía la entrada de un poco de luz. Yo tardé bastante en acostumbrarme a aquella penumbra. Allí, al parecer, daban forma, dibujaban y preparaban las piedras falsas, parecidas a las de Javier, para venderlas a los visitantes que se atrevían a acercarse por aquel infierno. El indio parecía receloso y más cuando Tiberio le cuestionó sobre las piedras. Como su mutismo era total, y todos sabíamos que aquellas piedras que estaban allí a nuestro alcance, eran más falsas que falsas, tomamos algunas, dimos unos soles al anciano que aceptó de muy buen grado y salimos nuevamente al desierto. En vista de que seguir allí era inútil y desconsolador, decidimos marcharnos y buscar la entrada al desierto de Ocucaje, donde supuestamente estaban escondidas las piedras auténticas. Anduvimos un rato en coche, lo aparcamos en la arena y comenzamos a caminar largo rato a pié. ¡Qué experiencia!. Yo me vi, de pronto, con la arena bajo los piés y el cielo azul sobre mi cabeza. No había nada más y todo lo que abarcaba la vista era arena y arena. Ignoro los grados que allí nos acompañaban, pero seguro que andarían por los cincuenta más o menos. Aquello era la soledad del hombre y su pequeñez, junto a la aparentemente estéril y deshabitada naturaleza. Me sentí muy pequeño. Insignificante. Enano ante aquella maravilla. Pensé que todos los habitantes del planeta deberíamos pasar, al menos, un par de días con sus noches en aquel lugar. Seguro que todos volvíamos cambiados a mejor. Seguro. Menos altivos, menos egoístas, menos prepotentes, más ecológicos y más amorosos con la naturaleza y con el propio ser humano. Sería una especie de soledad absoluta, pero acompañados de nosotros mismos, de la arena, de las estrellas, de los dioses, de la paz. ¡Qué hermosura! ¡Qué impotencia! ¡Qué cercano a Dios y al Hijo del Jefe me sentí! Roto por dentro y por fuera, pero a la vez muy feliz, impresionado, dejé que unas lágrimas recorrieran mis mejillas. ¿Qué sentía?. ¿Qué añoraba?. ¿Tal vez mi casa que con seguridad me aguarda alli, en el cielo? Debíamos volver, y algo parecido a lo que yo había sentido, me pareció que rondaba por las mentes y las almas de los demás, porque volvimos hacia el coche en el más absoluto de los silencios. Habíamos quedado con el doctor a la hora de comer. Nos saludamos al llegar y nos llevó a un pequeño restaurante, donde no me acuerdo qué comimos, porque la conversación fue tan intensa e interesante que se me pasó en un abrir y cerrar de ojos. Lo que menos me preocupaba era la comida. Después de la comida, nos llevó a la casa donde guardaba las piedras y nos enseñó las más interesantes. No calló en ningún momento, dándonos toda clase de explicaciones. El informe que redacté esa noche al llegar a mi pensión, rezaba poco más o menos así: Siempre, según el doctor, en la masa ferruginosa de cada piedra, hay una concentración de energía, un campo electromagnético, que se puede detectar y con el que se puede conectar por medio del cerebro. En las piedras está explicado, que fueron grabadas por seres humanos, siguiendo las instrucciones de unos seres superiores o gliptolíticos. Aquellos seres humanos ignoraban incluso lo que grababan. Esos seres superiores podían transmitir telepáticamente y sabían proyectar su mente al cosmos. No necesitaban salir fuera del planeta para conocer las estrellas más recónditas. Eran energéticos por naturaleza. No tenían necesidad de poseer cuerpos tradicionales. En las piedras, queda claro también, que el hombre alcanza “el conocimiento“ cuando su glándula pineal funciona. Este tipo de ser creó al hombre y a todos los seres vivos. Por eso es cabezón. El hombre, a medida que va creciendo, va perdiendo la capacidad de utilización de dicha glándula. Mientras se es niño, la madre proporciona al bebé los elementos necesarios para fabricar las hormonas que necesita para su buen funcionamiento. Por eso los niños tienen, en general, unas capacidades psíquicas que no poseen los adultos. Son incansables, ven “fantasmas“, seres que nosotros no vemos, etc…etc… A medida que se crece, la glándula pineal comienza a nutrirse del calcio que encuentra a su alrededor y por eso entra en una etapa irreversible, casi siempre, de calcificación. La glándula pineal supone el SABER TODO del


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cosmos. En las piedras aparece la constelación de las Pléyades, dónde, al parecer, estos seres se marcharon llegado el momento oportuno. Javier Cabrera cree (creía cuando vivía), que se puede hacer funcionar la mencionada glándula con métodos relacionados con la meditación y demás técnicas utilizadas desde siglos por los lamas del Tibet y otras escuelas similares. También dice, que para acceder a ese poder, hay que poseer antes un conocimiento y desarrollo espiritual fuera de lo común. El hombre que posea ese conocimiento, debe utilizarlo única y exclusivamente para hacer el bien a sus semejantes y a toda la humanidad. Dice que si alguien sin escrúpulos consiguiera hacer funcionar la glándula pineal, el peligro, no solo a nivel mundial, sino a nivel galáctico, puede ser inimaginable. Lo tremendo del caso es, que también cree que se puede llegar a descalcificar la glándula por métodos científicos. El, al parecer, ya lo ha hecho en parte y me parece un tema muy peligroso. Según él, la investigación requeriría estudiar y analizar en los cerebros de niños muertos al nacer o prematuramente, su glándula pineal.Así se vería qué o cuales elementos posee, que no posea un ser adulto. Se descubriría qué átomos y de qué hormonas se deberían ingerir, así como las dosis apropiadas. Según él, ese descubrimiento ya lo ha realizado y en este momento está experimentando el método en su cuerpo. En las piedras también aparece la historia de una gran catástrofe que sufrió la humanidad. Los que poseían el “conocimiento” consiguieron escapar del planeta. Los que quedaron y sobrevivieron no lo poseían y por eso se perdió y ahora no sabemos casi nada, por no decir nada de cuanto aquellos hombres habían aprendido. Creo que afortunadamente, el bueno de Javier Cabrera nunca consiguió descalcificar su glándula pineal. Según nos dijo por lo bajo, lo que estaba tomando era una sustancia que según la dosis, estaba considerada como un veneno en nuestra sociedad. Una vez hube acabado el informe y antes de echarme a dormir, me puse a leer un supuesto contacto que Carlos me había entregado durante el viaje y que era de los de la primera época de la Misión, más concretamente, del 8 de Junio de 1.975 y que decía así: Sobre el tiempo venidero, esto es lo que se ha dicho y acontecerá: Las leyes científicas que hasta este tiempo han estado vigentes, caerán por tierra. Ha sido un muro que impedía la evolución del Saber. Y caerán tan bajo, que el hombre, sin aceptar la nueva LUZ, se sentirá en el vacío y no soportará volver a empezar. Como consecuencia de esto, al darse cuenta de que no podrán volver a tener su base anterior, en donde poder apoyar sus conocimientos de siglos a los que se habían aferrado, se encerrarán dentro de sí mismos, negando la nueva verdad y eterna, hasta llegar a negarse ellos mismos. La Luz será tanta en el nuevo tiempo, que abundarán los ciegos. Los de siempre y los que tengan miedo a la verdad. Acontecerá en el nuevo tiempo, que nacerán las viejas cualidades de los hombres: podrá ver más allá de sus ojos y podrá, también, vislumbrar lo que existe dentro de los confines de las posibilidades. Su espíritu, recuperará la riqueza de poder recorrer los parajes superiores, lo que le permitirá tener una


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nueva visión de sí mismo. Escuchará más allá de sus oídos y podrá trasladarse a través de los sonidos, oyendo como murmullos, una lejana música celestial, que le abrirá las puertas de su interior. Será el tiempo de la última prueba, la oportunidad de reactivar sus órganos motores de percepción superior, para poder vencer sus miedos, sus frustraciones y sus barreras, antes de que se enfrente a la ceguera de muchos y a la oscuridad total que antecederá a la tormenta del siserático tiempo. Podrá ver más Luz. Verá un sendero y un sacrificio. Dirá lo imperceptible, para que escuche a su tiempo la voz interior, que en la desarmonía de los hechos catastróficos, le llene de música todo su ser y le lleve a dar ánimos aún en la mayor desolación. Y está dicho que llegaría el tiempo en que se oyese, se viese y se perciviese hasta en el mundo de los sueños, las señales del tiempo a venir, que indicarían el día de las brumas oscuras y del desequilibrio de los elemmentos. Para que la luz sea vista por todos, se abrirán los canales y se descorrerán las cortinas, porque en ese tiempo, la luz será, por su ausencia, la señal del nuevo amanecer. Pero todo será tan difícil y el hombre se habrá resistido tanto a enfrentarse a sí mismo, que la desesperación le nublará. Y ese día, será más de temer la oscuridad espiritual, que la del ambiente presente. Pero no será el fin de todo, sino el principio del nuevo reino de la Verdad, en el que los niños cantarán sus himnos de alabanza a Dios y la sonrisa será para siempre en sus caras, cuyo semblante representará el vivo logro del Amor. Queridos hermanos terrícolas : Volved los ojos a lo simple. Vislumbrad lo eterno en la naturaleza y tratad de vivir esa comunidad mental que os será necesaria a vosotros y a todos los que deseen la evolución en Amor. Y será la Luz durante la gran prueba, la que os enseñe, tras la experiencia de siglos de espera, la responsabilidad de descubriros como Hombres, seres ilimitados de Amor, que han luchado para regresar al regazo de la Paz Cósmica. El cuerpo físico sufrirá, pero será poco para la revelación espiritual que tendrá. Estad atentos, hermanos de la tierra. El tiempo es ya. Está tan cerca como para no perder el tiempo pensando en cuando será. Con Amor. No importaba el nombre del guía transmisor. A mi me pareció que era muy fuerte. ¿Por qué el ser humano de esta época tenía que pasar por todo lo que insinuaba el contacto, sin enterarse del motivo?. Si como se decía, el ser humano no tiene ahora desarrolladas sus facultades psíquicas maravillosas para poder ver, poseer, manejar y distribuir la Luz y el Amor, ¿quién tenía la culpa? ¿El? ¡Que me lo expliquen!. Estaba hasta el moño de mensajes y contactos catastrofistas y donde el ser humano siempre era el culpable. Sería culpable de guerras, egoísmos, hambres, muertes pero si lo que le había llevado a eso, era la pérdida tiempos atrás, como a veces se insinuaba en otros contactos, de sus facultades de Amor incondicional y de evolución espiritual, estaba claro que los culpables eran otros. Humanos de otras épocas o visitantes extraterrestres no muy altruistas. Desde luego, yo no estaba de acuerdo y lucharía con todas mis fuerzas y con toda mi alma, para que “los tiempos venideros” y las catástrofes anunciadas, no ocurriesen nunca. O era un rebelde sin causa, o todo aquello era un montaje de los primos para conseguir realmente algo positivo y sin traumas. Pensé que el tiempo sería el mejor juez.


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16 - SIXTO PAZ

Los días siguientes los dediqué a conocer y charlar con diferentes miembros del primitivo grupo Rama. Fui descubriendo que casi todos habían abandonado las reuniones y que se dedicaban a sus quehaceres terrestres con absoluta normalidad. Todos coincidían en lo mismo. La experiencia había sido fascinante y enriquecedora, pero ya era cosa pasada y debían aplicar lo aprendido en su vida cotidiana, sin preocuparse de catástrofes ni nada parecido. Todos reconocían que ya no había contacto con los guías por mucho que Sixto se empeñase. A ellos les había servido la experiencia para ver las cosas, la vida y todo, desde otro prisma. Sus vidas habían cambiado bastante. En el famoso contacto de Sordaz que provoqué cuando tuve la experiencia con el Hijo del Jefe en el 77, se decía que eran dos las personas encargadas de localizar a los veinticuatro ramas. Uno era el propio Carlos y el otro, un chino que se llamaba Sixto Wong. - ¿Querrás conocer a Wong, verdad? Me dijo Carlos. - Por supuesto. ¿A qué se dedica? - Tiene una cadena de restaurantes. Ahora está muy alejado del tema. - ¿Y su búsqueda de los Ramas? - Yo creo que no se creyó nada de aquel contacto. Además, como ni se han hecho los viajes que los guías habían dicho que se hicieran, ni el grupo continúa, él se dedica de lleno a sus negocios. - ¿Le vas a llamar? - Ya lo he hecho. Nos ha invitado a comer en uno de sus restaurantes. Una marisquería que ha abierto hace poco. - ¿No será verdad? - Como te lo cuento. - ¿Y comeremos marisco auténtico y cosas ricas y normales? - Eso espero. - ¡Bendito sea Dios¡. Estuvimos esperando en la puerta del restaurante algo así como media hora. Cuando el chino hizo su aparición, yo me llevé un enorme chasco. Yo esperaba a un señor venerable y anciano con manto de santón y todo y me encontré casi con un chaval de unos treinta y tantos años, con gafas y traje y corbata de ejecutivo. Mediría poco más del metro sesenta y era muy delgado. Su saludo fue muy amable y jovial. Estaba claro que todavía no habían desembarcado en España los chinos que ahora regentan tantos negocios y yo ignoraba que casi todos son pequeños de estatura y delgados. Pero sigamos con la historia. Nuevamente, cualquier parecido entre una mariscada y lo que nos pusieron delante para comer, era pura coincidencia. Menos mal que el vino blanco, sí era vino blanco y que los camareros se desvivieron en todo momento por tenernos contentos y servidos. Por supuesto que yo saqué a relucir el motivo de mi visita, pero muy prontito quedó muy claro, que el chino no tenía el menor interés por la Misión Rama. Con su negocio de restaurantes ya tenía bastante. Como Carlos y yo nos habíamos citado con Sixto Paz para después de comer, el bueno del chino se ofreció a llevarnos en coche, cosa que le agradecimos efusivamente. ¡Por fin la famosa dirección de Junín 402, la casa de D.Carlos Paz, presidente del IPRI y sede de dicho Instituto Peruano de Relaciones Interplanetarias, iba a revelárseme en todo su esplendor!. Allí había comenzado todo. En la puerta de la casa nos dejó el Sr. Wong y pude admirar el lugar por primera vez. La verdad es que me sentía muy emocionado. Era una vieja mansión, pero con solera. La puerta era sencilla y pintada de verde. Tocamos, no


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recuerdo si una aldaba o un timbre sencillo y una señora delgada, guapa y como de unos cuarenta y tantos años, nos abrió la puerta. Nos recibió con besos, abrazos y mucho cariño. Era Mochi, la esposa de D.Carlos y madre de Sixto y demás hermanos. Luego supe que, aunque sí era bastante joven para los hijos que tenía, aparentaba más edad a causa de un problema que no viene al caso. Las habitaciones eran muchas y enormes y los techos altísimos, con lo que el conjunto daba sensación de frialdad. Mientras estábamos con las presentaciones y saludos, entró Sixto Paz. Joven, de veintitrés años en aquel momento. Alto, delgado pero de complexión atlética, guapo al estilo peruano, cabeza un poco más abultada de lo normal y ojos achinados. Nos fundimos los dos en un profundísimo abrazo. Luego de saludar a Carlos y de despedir al chino, que yo pensaba que ya se había marchado, apareció Marinita, su mujer, que era una criatura en toda la extensión de la palabra. Muy joven, bajita y con una cara de niña asombrosa. Tenía en sus brazos a una recién nacida. Nos sentamos a charlar en unas muy incómodas sillas situadas en pleno pasillo de la casa. Yo entré a saco con Sixto y le bombardeé a preguntas, para las que no tuvo prácticamente respuestas. Por lo menos, respuestas claras. Es una verdadera pena que yo no grabase aquella conversación, aunque tal vez fue una “causalidad”. La cosa es que entonces comencé yo a hablar. Pero a hablar como si estuviera “enchufado” por “alguien”. Y no paré en un buen rato. Yo recuerdo que hablé con mucha seguridad en lo que decía, hablé mucho del Hijo del Jefe, pero cuando acabé, no recordaba nada absolutamente de lo que había dicho. Lo único que me quedó claro, fue que a Sixto no le acababa de entrar en la “mollera” que Jesús de Nazaret tuviera algo que ver con el asunto de la Misión Rama, a pesar de lo que supuestamente había dicho Sordaz en el contacto. Es curioso esto en concreto, porque años después, no recuerdo ahora en cual de los numerosos libros que ya tiene publicados, él mismo relata cómo es “llevado” dentro de una nave, donde tiene una larga e interesante charla con el susodicho personaje, el bueno del Nazareno. Al parecer, como yo ya vengo diciendo a lo largo del libro, EL es el Jefe de la tropa de primos que andan por ahí arriba. SIXTO JOSE PAZ WELLS

Volviendo a casa de Sixto, una vez que yo me callé, nadie supo que decir o responder. Todo el mundo estaba atónito. Yo mismo estaba que no me había enterado de nada. Claro, la situación, se había vuelto sin saber muy bien cómo, en algo incómodo. Nos quedamos un rato todos mudos. La primera que reaccionó fue Mochi que alegó que algo tenía que hacer en la casa y desapareció. Marinita se fue a dar de mamar a la criatura y Carlos comenzó a explicarme en qué lugar me esperaba cuando terminara de hablar con Sixto y se marchó. - ¿Salimos a dar una vuelta por el malecón que bordea la playa? Me preguntó Sixto. - Encantado. Le respondí. Cuando nos disponíamos a salir, llegó D. Carlos con un traje no muy nuevo, pero con estilo y aire de señor importante. Sixto hizo las presentaciones y entró en su casa. Nosotros comenzamos a caminar por la calle que iba paralela a la playa. Enseguida desapareció la tensión que se había acumulado en la casa. Dialogamos mucho, intercambiamos ideas sobre la Misión y paseamos acariciados por la agradable brisa que venía del mar. Sixto se disculpó por un montón de cosas que él creía que no había hecho bien. Todo fueron excusas por su parte. A mi me dio la impresión de que a Sixto no le habían gustado las cosas que le había dicho en su casa. A eso de las nueve de la noche y quedando en que nos volveríamos a ver unos días después, yo tomé un taxi para que me llevase al punto de encuentro con Carlos. - ¿Qué tal ha terminado vuestra charla? Preguntó Carlos cuando llegué. - Pues no estoy muy contento. No he tenido ninguna respuesta clara. Será que él tampoco las tiene.


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- Yo creo que todos estamos pasando por un momento de transición. Ni yo mismo sé muy bien lo que debo de hacer. - Bueno, habrá que esperar. Tiempo al tiempo. - ¿Vas a cenar hoy con Lilian y Rafo? - Sí. Como viven cerca de la pensión, he quedado con ellos. - Pues entonces mañana comenzaremos a preparar el viaje a Cuzco y a Machu-Pichu, ¿te parece? - Encantado. Tengo muchas ganas de ir. - Bueno, te vengo a buscar como siempre. Chao. - Chao. Lilian era una chica rubia muy guapa, suiza para más señas, que vivía con Rafo, otro chaval guaperas. Ambos encantadores y muy jóvenes. Veintitantos. Habían pertenecido al grupo de Sixto y ahora ellos también se dedicaban a trabajar y a vivir la vida. Pasamos dos o tres horas estupendas, relajantes, divertidas y no exentas de Misión Rama, claro está. Pero yo necesitaba “airearme” un poco y me vino de perillas. Intimamos mucho. Al día siguiente fuimos a preparar nuestra partida para Cuzco. Como utilizamos su coche, tuve ocasión de ver un poco más de Lima. Pero había más pobreza en las calles que transitábamos que otra cosa. En cada esquina, semáforo o parada por cualquier motivo, nos EL AUTOR CON LILIAN Y RAFA asaltaban chavales, mujeres y hombres con todo tipo de mercancía para vender. Flores despreciadas por marchitas, de las casas señoriales, mojadas para que parecieran frescas, alimentos de todo tipo. Yo, como era la primera vez que salía de mi país, no conocía estas cosas que hoy día, todavía, son actualidad en numerosos sitios del mundo tristemente. Para mí, todo aquello era nuevo y deprimente. Pero, en fin, volvamos a nuestro viaje a Cuzco. Para viajar a Cuzco hay que hacerlo en avión. Y resultó que yo tenía que ir un día antes porque Carlos tenía algún asunto que resolver en Lima. No obstante lo organizó todo perfectamente…casi. Me dejó prácticamente en las escalerillas del avión. Antes me había entregado unas pastillas contra el mal de altura que debía tomar al llegar y que no debía moverme mucho para evitar problemas al respecto. Me dijo que una persona me iría a buscar al aeropuerto de Cuzco y que me llevaría a una pensión donde debía esperar su llegada al día siguiente. Cuando vi el avión por fuera ya me mosqueé de que aquello pudiera volar, pero por dentro pensé que sería mi tumba. Era como una lata con dos motores de hélices y todo desconchado. Debía tener unas trescientas reencarnaciones. Yo dudé mucho de que pudiera levantar el vuelo. Pero algo me dio ánimos: la gente que ya estaba dentro y que iba a viajar. Alucinante. Había indios e indias de todos los colores y edades, con niños llorando, gallinas, conejos y cestos con toda clase de productos alimenticios. El avión estaba atestado de este tipo de pasaje y pensé que, entonces, todo era normal. Debían viajar así desde tiempos inmemoriales y nadie parecía preocupado por el avión y su “vejez”. Así que me tranquilicé, tomé asiento en el lugar que me correspondía y esperé el despegue. Al final, tanto la salida, como el vuelo (aunque con unas sacudidas que parecía que nos íbamos a caer en cualquier momento y a las que me fui acostumbrando) y el aterrizaje, fueron buenos. Cuando aterrizamos, me dirigí a las instalaciones del aeropuerto que consistían en una casa como de estación de tren y comencé a buscar a la persona que debía estar esperándome. Me acordé entonces de que no me había tomado las pastillas para el mal de altura, pero no me importó. Yo me dije : quiero vivir la experiencia al completo, así que tira al frente y que sea lo que Dios quiera. Y no me las tomé. El único extranjero que había por allí era yo y nadie se me acercó preguntando si yo era el español al que había enviado Carlos y que debían recoger. Me armé de paciencia y esperé a que la gente que había llegado conmigo desapareciera por si es que no me veían. Aquello se quedó vacío y varios taxistas se


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me acercaron para intentar llevarme a algún sitio y yo a todos les decía que no, que me tenían que venir a buscar. Al cabo de unos tres cuartos de hora y cansado de esperar, me acerqué al único taxi que rondaba por allí y le pedí que me llevara por favor a la dirección que Carlos me había dado de la pensión. ¡Empezábamos divinamente!. Yo, a media mañana, absolutamente solito en un lugar donde no conocía a nadie y sin saber muy bien qué hacer. ¡Si hubieran existido entonces los teléfonos móviles...! Cuando el taxista me dijo que ya habíamos llegado a la dirección que yo le había indicado, le pagué, me bajé del automóvil con mi mochila al hombro y me quedé de piedra. La casa ante la que estaba, más que parecer una honorable pensión, parecía la casa de Frankestein. Aquello iba de mal en peor. Me resigné y llamé a la puerta que tenía delante. Al rato me abrió una señora muy mayor, a todas luces india auténtica de allí, y me condujo a una habitación oscura y siniestra como era de esperar. Me senté en la cama, vi lo que me rodeaba y me puse a pensar en qué hacer hasta que al día siguiente apareciera Carlos. La cama chirriaba al sentarte o tumbarte, la puerta de un armario que había, metía un ruido como los de las películas de miedo, la puerta de la habitación costaba moverla y parecía que en cualquier momento se me iba a aparecer el conde Drácula en persona o que iba a entrar un vampiro por una pequeña ventana que tenía la habitación. Como ya estaba muy cabreado por lo del aeropuerto y no te digo nada por estar en aquella casa, opté por salir a la calle, dar una vuelta por la mítica ciudad de Cuzco y buscar algo parecido a un restaurante para comer algo. Ahora, las instrucciones de Carlos eran claras: llegas, te tomas las pastillas si no te las has tomado ya y te metes en la cama durante diez o doce horas. Pues yo, chulo de mí, ni pastillas ni cama. A andar y a comer. La ciudad no es muy grande y más que nada estuve por la plaza de armas y alrededores buscando. Encontré por fin una cosa que parecía un restaurante más o menos normal. Entré, no recuerdo que comí, porque a los pocos minutos comenzó mi auténtico calvario. De pronto, me sentí mareado como una cuba y tuve que ir a los servicios a dejar allí de mala manera, todo lo que había comido. Y dando traspiés, como si estuviera borracho, pagué lo mejor que pude y salí pitando hacia mi “adorable” mansión. Me tumbé en la cama, pero los vómitos no cesaron en mucho tiempo. Parecía que se me iba el alma por la boca. Al cabo de muchas vueltas, con un dolor de cabeza infernal y de intestinos, me debí quedar dormido durante muchas horas. - ¡Hola, bicho!. Oí a lo lejos. ¿Qué te ha pasado? La voz de Carlos me llegó entre sueños. Debía estar golpeando en la puerta de la habitación por el ruido que oía y que para mi era infernal. Me levanté casi a gatas y como pude abrí la puerta. Era él, en efecto. - ¿Pero que haces tu aquí ya? ¿Ha pasado un día entero? - No. Es que he arreglado las cosas y he podido venir antes. - ¡uf, uf!. Acerté a decir. Mi cabeza no estaba en su sitio y me dolía todo el cuerpo. - ¡Pero hombre!. ¿Qué has hecho? - Ya me conoces. Soy un poco terco y no me he tomado las pastillas. Además he ido a comer y este es el resultado. Además, no me ha venido nadie a buscar al aeropuerto. - Sí. Ya conozco eso. Un imprevisto de última hora no les ha permitido ir a buscarte, pero sabíamos que estabas aquí. Anda, lávate un poco y vístete que vamos a dar una vuelta ahora que todo parece que ha pasado. Me fui reponiendo poco a poco mientras me lavaba la cara, los dientes, las manos,...y me vestí como pude. Salimos a la calle y el sol ya se estaba poniendo. Era media tarde. Hacía ya un poco de fresco que me vino muy bien y tomamos creo que un te del lugar que recompuso un tanto mi maltrecho estómago. Nos pasamos todo el tiempo haciendo planes. Estaríamos en Cuzco cinco días. Aquella noche no pude dormir. Entre los ruidos que metía el colchón, la dureza de la almohada y el cuerpo dolorido, me pasé toda la noche dando vueltas por dentro y por fuera de la cama. El amanecer vino en mi ayuda.


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Para empezar, nos estaban esperando en casa de un tal Antón Ponce de León, concejal del Ayuntamiento de Cuzco y director de la emisora de televisión. Además era espeleólogo, rosacruz y muy entendido en todo tipo de asuntos paranormales. Según pude comprobar a lo largo del día, era un individuo muy querido en la ciudad y una excelente persona. Arael y Narci ya me habían hablado de él en forma muy elogiosa. Tras los saludos de rigor, nos invitó a comer a su casa. Nos sentamos a la mesa con su esposa y nos dispusimos a tomar el ágape hecho en nuestro honor. La verdad es que, aunque parezca que soy un pesado, tengo que volver a lo mismo: mis peores momentos del día siempre estaban relacionados con las comidas. En aquella casa, como en todas las que nos habían invitado, aparecían en la mesa verdaderos manjares, pero para todos ellos, que, o eran vegetarianos o casi. Sin embargo, para mí, aquellas mezcolanzas de verduras picantes, cebollas, pimientos y demás aderezos, eran incomibles. En fin, con los años he aprendido a comer de todo gracias a Dios. Después de la comida, Antón nos llevó a dar una vuelta por las instalaciones de la televisión que eran prácticamente nuevas y todo un lujo en Cuzco. A la salida nos encontramos con una gran manifestación de indios que llegaba a la Plaza de Armas, siempre en las ciudades Peruanas, al menos, centro neurálgico de la ciudad. Era algo que me impresionó mucho. Se trataba de indígenas con problemas de escolarización. Nosotros nos situamos debajo de los arcos que rodeaban la plaza. Iban pasando por delante de nosotros en perfecto orden y completo silencio. La plaza rebosaba de personas que miraban, también en completo silencio. El ejército tenía tomada la ciudad y rodeaba la plaza en su totalidad. Su presencia imponía mucho respeto. En cualquier momento podía desencaEL AUTOR CON WONG Y BAMBAREN denarse una verdadera masacre. Según nos estaba contando Antón mientras veíamos lo que ocurría, ya había sucedido antes. El ambiente parecía electrizado y se respiraba una calma muy tensa. Los manifestantes iban llegando a la plaza y colocándose con orden delante del Ayuntamiento. Muchos de ellos saludaban al pasar a Antón, con un leve movimiento de cabeza en señal de amistad y reconocimiento por lo mucho que sabían había trabajado por ellos. Yo llegué a sentir mucho miedo. Afortunadamente, al cabo de dos eternas horas, todo había terminado sin que se produjeran incidentes dignos de mención. Todavía tuvimos tiempo de visitar un antiquísimo convento perteneciente a los Padres Dominicos, donde, además de las obras de arte allí guardadas, tenía la característica de estar construído de forma similar o con los mismos métodos que las pirámides de Egipto. En sus muros, al igual que en Egipto, no cabe una cuchilla de afeitar entre las ranuras de las enormes piedras con las que están levantados. Según me explicaron entre Carlos y Antón, toda la ciudad se halla construída sobre un auténtico laberinto de túneles y pasadizos secretos. Cuenta la leyenda, que una vez una persona consiguió entrar por la puerta secreta que da acceso a los mismos y que debe de estar situada dentro del mismo convento, y que reapareció al cabo de mucho tiempo, con un auténtico tesoro en piezas de oro, pero absolutamente loco. Volvió a los laberintos y alguien ordenó enrejar la entrada y todos los accesos posibles. Por lo que me contaron, al parecer, hay verdaderos túneles secretos que llevan a distintos sitios secretos también, de los alrededores de la ciudad y hasta a otras ciudades del Perú. Que hay personas que conocen las entradas y las salidas, pero que todo lo saben cuatro ancianos de las principales tribus


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y que guardan el secreto hasta que llegue el tiempo de abrir el conocimiento a la humanidad. Al parecer hay mucha información y conocimiento escondido. ¿Será hacia el año 2012 cuando algunas cosas se revelen a algunos privilegiados del planeta? Por cierto, mis buenos amigos Javier Sierra y Vicente París, han investigado a fondo este asunto de los túneles secretos y tienen mucha información al respecto, parte de la cual ya la han publicado.


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17 - MACHU-PICHU

Para la tarde del día siguiente, el bueno de Antón, nos tenía preparada una sorpresa. Nos anunció que quería presentarnos a un personaje muy singular. Nos contó, que este individuo había aparecido unos años antes por la ciudad, sin documentación, diciendo que era cubano y de profesión ingeniero de canales, puertos y caminos. Su altura rondaba los dos metros y pico. Hablando con no se sabe quién, consiguió un puesto en la Universidad y sus alumnos, por supuesto que muy contentos con él, solían comentar que daba unas clases muy extrañas y que la mayor parte de los días les llevaba a lugares cercanos a Cuzco a estudiar piedras y antiguos y extraños monumentos muy famosos, pero de los que se desconoce casi todo.

Como anécdota curiosa y divertida, Antón nos contó que cuando fueron a presentárselo a él, alguien le comentó que era el capitán de una nave extraterrestre. También se comentaba por la ciudad, que cuando apareció, iba acompañado de una extraña mujer, que luego desapareció misteriosamente, volviendo a reaparecer al cabo de un tiempo, tremendamente rejuvenecida. No sé por qué, esto me recuerda al asunto del libro de Juanjo titulado Ricky B. El personaje en cuestión se llamaba Oscar y la cita era a las seis de la tarde. Antón, Carlos y yo, le esperábamos dentro del coche del primero a unos metros del portal donde vivía, con bastante impaciencia y expectación. Yo no dejaba de consultar mi reloj y seis minutos después de la hora fijada, vimos que un hombre muy alto salía del portal. -

¡Bicho, atento!. ¿Lo ves? Sí. Respondí casi en un susurro. Efectivamente es tan alto como nos ha dicho éste. Calla. Ya se nos acerca.

Su paso era lento, tranquilo. Sus ojos estaban fijos en el coche. A medida que se acercaba, nosotros fuimos saliendo del coche para darle la bienvenida. Antón hizo las presentaciones y nos dio un abrazo. No fue un apretón de manos, no. Fue un abrazo y, ¡que abrazo!, el que inició nuestro encuentro. Sentí una sensación de paz, como no había sentido probablemente en mi vida.


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Y sin saber el motivo, me emocioné hasta tal punto, que comencé a llorar de felicidad. Oscar me miró a los ojos, pero no era allí dónde él miraba. Su vista estaba clavada en mi alma. Para cuando reaccioné y me quise dar cuenta de lo que pasaba, ya estábamos todos en el coche camino de la Plaza de Armas. Allí aparcamos y entramos en una especie de cafetería. No recuerdo casi nada de lo que allí pasó. No sé lo que bebimos. Desde que comenzó el diálogo, aunque más bien habría que hablar de monólogo de Oscar, hasta que salimos a la calle otra vez, yo me sentí todo el tiempo como en una nube de paz. Hubo veces en que tuve que frotarme los ojos con los dedos de las manos, porque perdía visión. Era como si me fuera de allí, como si no estuviera por momentos. Una vez llegué a la pensión y me quedé solo, pensé que el contenido de la conversación, debía de haberse quedado grabado o archivado en algún lugar de mi cerebro, pues no era capaz de recordar absolutamente nada. Tenía una sensación extraña. Esa sensación era parecida a la que había sentido cuando tuve la experiencia con el Hijo del Jefe. Yo sabía que lo sabía TODO y que ese TODO estaba en perfecto órden. Todo era muy extraño. Ni siquiera recordaba después el tiempo que había transcurrido desde que lo vimos por primera vez, hasta que nos despedimos. Lo que nunca se me olvidará es lo que me dijo al darme el abrazo de despedida: “tu tienes que cumplir una misión y una misión muy importante. Y lo harás a la perfección. Los habitantes de las cavernas de los Himalayas están ya camino de Cuzco, donde se ubicará la capital de la Nueva Tierra. Nos volveremos a ver , hermano, pero no acá“. Tras el abrazo y el mensaje que me dejaron sin habla, caminó unos pasos y desapareció. Pero desapareció del verbo “volatilizarse”. Segundos después de los últimos abrazos, como cosa lógica y normal, todos nos volvimos para darle el último adiós con un saludo con la mano. Pero allí ya no había nadie a quien despedir y la calle era bastante larga. Asustados, anduvimos en una dirección y en otra, buscándole y no hubo forma de dar con él. Simplemente había desaparecido en unos segundos como si lo hubieran abducido. Los tres nos miramos perplejos y nos dirigimos al coche en completo silencio. Según supe años después, la familia entera (padre, madre e hijos) de un militar de Zaragoza que estaba en nuestra movida y que también habían conocido al tal Oscar, había vivido, no solo una “desaparición”, de la de nuestro estilo, sino varias, en diferentes salidas al campo que habían realizado con él para ver ruinas y antiguos monumentos. Tanto esta familia como yo, seguimos hoy día sin saber nada más. Sé que Manolo, el padre, le había escrito en alguna ocasión, pero nunca había recibido respuesta. Hasta hoy que yo sepa. ¿Quién era? ¿Qué supuso para nosotros aquel encuentro? Ya digo que en algún recóndito lugar de mi cerebro estarán las respuestas. ¿Hasta cuando?. Durante el regreso a la pensión, a donde nos acompañó Antón, ninguno de los tres pronunció palabra alguna. Ibamos mudos y serios. Mientras Carlos y yo cenábamos algo después de despedir a nuestro anfitrión, fuimos saliendo poco a poco de nuestro atontamiento e hicimos planes para el día siguiente. Objetivo: Machu- Pichu. Para llegar al pié de la mítica montaña, había que tomar un tren que tenía su salida a las nueve de la mañana. - ¡Vamos bicho!. Tenemos el tiempo justo. - ¡Voy!. Contesté a través de la puerta que separaba ambas habitaciones. Guardé el peine en el bolsillo de la chamarra y eché una última ojeada al cuarto por si me dejaba algo de importancia. Llevaba mi cartera, la máquina de fotos, pañuelos, tabaco y la grabadora. Completo, me dije. Caminamos a pié hacia la estación y a medida que nos íbamos acercando, comenzaron a aparecer a ambos lados de la calle, todo tipo de puestos de venta de frutas, verduras, legumbres, pollos, flores. El suelo estaba lleno de tomates podridos, peladuras de frutas y un montón de basura de toda índole. Tuvimos que andar con mucha precaución para no mancharnos y para no resbalarnos. El olor era nauseabundo y fuimos asaltados en innumerables ocasiones por vendedores que querían sacar el


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sustento del día a nuestra costa. Por fin llegamos a la estación, donde nos esperaba un tren parecido a los de los tiempos de los indios y vaqueros de las películas, pero en peor. - ¿Tu crees que este cacharro puede llevarnos a algún sitio? - Tranquilo, bichejo. Llegaremos sanos y salvos. Me contestó Carlos, mientras sacaba los billetes correspondientes. Entramos en un vagón con un aspecto, como para volver a salir corriendo calle abajo y no mirar para atrás. Sucio, con un olor muy desagradable y atestado de gente con niños y animales de todo tipo y clase, y además, todos ellos apretujados como sardinas en lata. Al fondo del vagón había una zona vacía y allí nos dirigimos. Había asientos más o menos limpios y todo estaba más en órden. Yo, sin preguntar, supuse que era como la clase de primera de los trenes españoles de aquella época. No habíamos acabado de acomodarnos, cuando una voz femenina y de forma muy amable, nos pidió cambiar nuestros asientos por los del otro lado del pasillo, para poder viajar junto a los miembros de una excursión a la que pertenecía y que en aquellos momentos estaban ocupando sus respectivos sitios en el vagón. Accedimos gustosos y en el momento de ir a cruzar el pasillo, oí en mi oído la suave voz de Carlos que decía: - ¡Mira, bicho!. - ¿Qué pasa? Dije yo extrañado. - ¡Allí, en la puerta del vagón!. ¿Qué ves? - ¿Parece un anciano, no? - ¿Y qué más? - Pues parece chino o algo así. Tiene una barba blanca, y … - Y parece muy viejo, ¿verdad?. - ¿Y que pasa con él? - No lo se. Pero mantén los ojos abiertos durante todo el viaje. El anciano había desaparecido de mi vista y el tren se puso en marcha. Carlos se quedó dormido al poco y aunque yo le hubiera imitado con gusto, preferí mantenerme despierto para no perderme detalle del viaje.

EL AUTOR, BAMBARÉN Y EL ANCIANO EN MACHU-PICHU

El tren iba desesperantemente lento, pero permitía ver por la ventanilla, cómo ascendíamos por un pequeño monte dejando Cuzco a nuestros piés. El paisaje era muy bonito. Francamente precioso. Poco a poco, los restos de civilización fueron quedando atrás, e hizo su aparición el famoso valle sagrado de los Incas. La verdad es que era una maravilla. Parecía el paraíso terrenal. Grandes llanuras de un verde indescriptible y al fondo las eternamente blancas cumbres de los Andes. Todo ello estaba rodeado por un río que nacía del deshielo de los montes. Ante tanta belleza fui recobrando poco a poco mi ánimo y mis energías y comencé a fotografiarlo todo. Tenía miedo de que todo aquello fuera un sueño y que pudiera desaparecer al cabo de un rato.


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- ¿Qué te parece bicho? Me dijo Carlos, ya despierto. - ¡Es una maravilla!. Vivir aquí sería como un cuento de hadas. - Pues ya se han instalado por aquí varias comunidades de alemanes y japoneses. - ¿Y los peruanos?. ¿Por qué no se aprovechan de tanta riqueza natural? - Construir pueblos y no digamos pequeñas ciudades en estas alturas es muy costoso y el gobierno no está por la labor. Prefieren que la gente se muera de hambre, antes de gastar un montón de dinero aquí. Acuérdate que estamos a mucha altura (tus vómitos dan fe de ello) y que los materiales habría que traerlos de Lima que tampoco está nada cerca. - Pues es una lástima por un lado, pero por otro igual es mejor que siga prácticamente virgen. - Yo creo que está mejor así. Al cabo de tres horas aproximadamente, llegamos a nuestro destino: Aguascalientes. Así se llamaba el lugar debido a sus aguas termales, donde la gente se bañaba para aliviar cualquier tipo de reuma o mal parecido. Bajamos del tren un poco cansados de no estirar las piernas y vimos varias “barracas” o chozas con souvenirs y un pequeño bar. Bebimos una cerveza y caminamos un poco por los alrededores. Teníamos que esperar la llegada de unos mini autobuses que nos iban a subir por un camino lleno de curvas y super estrecho, hasta Machu-Pichu. Yo, al ver la altura a la que se encontraba la ciudad y por dónde había que subir, tuve mis grandes dudas de que la excursión acabara sin accidentes. Fráncamente, los vehículos lo tenían crudo, pero... así lo vienen haciendo desde hace muchos años, subiendo y bajando y hay muy pocos incidentes. Eso, al menos, me dijo Carlos. Había bastante gente que también venía de excursión como nosotros. Llegaron varios autobuses, que por cierto, tenían una pinta bastante preocupante. Viejos, sucios, pero se suponía que andaban. Así que nos subimos, nos sentamos y comenzó la ascensión. Aquellos conductores, o eran unos expertos de tomo y lomo o se habían bebido varias botellas de pisco. Subían y daban las curvas como si de una autopista se tratara. Yo acabé cerrando los ojos para no ver, porque iba muerto de miedo. Se me hizo eterna la subida. Cuando llegamos, me bajé a todo correr, pisé tierra firme y suspiré profundamente. - Deja que vayan pasando los turistas. Nosotros iremos después a nuestro aire. Hay mucha gente - Vale. Y mientras mis ojos veían un lugar increíble, comencé a hacer fotos. Al cabo de un rato, y una vez solos, nos dirigimos hacia la entrada de la ciudad. Una vez traspasada la puerta, nos sentamos en unas piedras a contemplar aquel insólito espectáculo. Ante nosotros se hallaban los restos de una misteriosa civilización, y sobre todo, ante el lugar en el que al parecer, habitó una comunidad muy especial. Luego, paso a paso y máquina en ristre, fuimos recorriendo todos los rincones, mientras Carlos me daba las explicaciones necesarias para que yo me hiciese una idea de la historia de aquella mítica ciudad. Yo le escuchaba atento, muy atento y me deleitaba con todo lo que veía y oía. En un momento determinado, se nos ocurrió hacer un ejercicio de control mental, tratando de viajar en el tiempo para visualizar aquel lugar años atrás. No era fácil debido al contínuo paso de personas que deambulaban por las ruinas, pero aún así y todo, yo conseguí “ver” paseando por allí, pero en una ciudad en perfecto estado, con sus calles y casas y demás cosas relacionadas con una gran ciudad, a unos seres muy altos con unas capas rojas unos, negras otros y doradas los demás. Pero tras una corta visión, el espectáculo se fue de mi mente y volví, a mi pesar, al presente. Carlos no consiguió ninguna experiencia. Había un lugar en las ruinas que nos llamó poderosamente la atención y al que la mayoría de los visitantes no parecía, causalmente, hacer mucho caso. Era una especie de rincón, donde se hallaba un cóndor de piedra esculpido en el suelo, ante una figura también de piedra y en forma de cabeza de león, situada en lo alto y detrás de una especie de banco natural, igualmente de piedra. Sentimos que aquel lugar era nuestro punto crucial del viaje y no me preguntéis el por qué. Intentamos quedarnos allí solos


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durante un tiempo, pero nos fue imposible a causa de la gente, hasta eso de las tres de la tarde, hora en que los visitantes se dedicaban a comer. Una vez solos, nos sentamos en el banco de piedra y nos dispusimos a hacer una profunda meditación. Al cabo de un tiempo indefinible, yo estaba “volando” por esos mundos de Dios. No recuerdo dónde. Lo que si sé, es que me empezaron a molestar profundamente unos pequeños ruidos, para, a continuación, sentir que una mano me tocaba suavemente el hombro. Me sentía tan en paz, tan bien, que no quise abrir los ojos. Pero una voz, también suave, me dijo en voz muy baja: - ¡Bicho, mira!. Poco a poco y con mucha pereza fui abriendo los ojos, hasta intuir, más que ver, a dos personas frente a nosotros. Me froté los ojos, parpadeé varias veces y al fin vi al otro lado de la figura del cóndor, como a unos seis metros de distancia, a dos individuos que hablaban en voz queda. Ambos debían ser chinos, japoneses, o al menos orientales, a juzgar por sus rasgos. - ¿Sabes quien es el que lleva la mochila a la espalda? Me preguntó Carlos. - Pués…sí… ¡El viejo del tren! ¡El anciano!. - ¡Atento!. Están hablando unas veces en lo que creo que es japonés y otras en inglés. - ¿Quién es el otro? - Por lo que he podido entender, es un guía habitual de las ruinas. Le está contando al anciano la batallita del cóndor. Calla y observa. Yo observaba cómo el guía gesticulaba agitado y el anciano le miraba con infinita paciencia y ternura. Le sonreía y de vez en cuando hacía breves comentarios - ¿Qué dicen? Le pregunté a Carlos que sabía inglés. - Espera. Quiero escuchar hasta el final. En un momento dado, el guía comenzó a poner cara, primero extraña y luego como de susto. Se había callado y ahora el que hablaba era el anciano. - ¿Qué dice ahora? ¿Qué pasa? - Bicho. El guía le ha soltado la parrafada destinada a todos los turistas. La que tiene aprendida. El anciano le ha escuchado pacientemente y cuando lo ha creído oportuno, ha hablado él. Escucha atentamente lo que le ha dicho al guía: “Esa historia del cóndor es muy bonita. Pero estas piedras no hablan de eso. La historia no fue así. Estas piedras hablan de Jesús de Nazaret. Esta ciudad habla de Jesús. Y aquí volverá. Ya está en camino “. Yo no tuve tiempo de reaccionar. Me di cuenta de que el anciano había estado escuchando las explicaciones que me había dado Carlos atentamente. El anciano se adelantó unos pasos. Era muy bajito. Caminaba encorvado y como dando saltitos. O mejor dicho, caminaba levantando las rodillas hacia arriba de una forma muy extraña. Como si estuviera acostumbrado a andar agachado y con miedo a tropezar con algo. Vestía un traje marrón, camisa azul de amplios cuellos y unos tirantes oscuros. El pelo largo, que le llegaba casi hasta los hombros, la amplia barba y el bigote, eran completamente blancos. Llegó hasta nosotros y nos miró. ¡Qué mirada! Me recordó la de Oscar. Abrazó a Carlos y luego a mí. ¡Qué abrazo también! Retrocedió unos pasos y comenzó a quitarse la mochila. Yo no salía de mi asombro. Seguía sus movimientos como si estuviera hipnotizado. Dejó la mochila suavemente en el suelo. El pobre guía tampoco se enteraba de nada y miraba asombrado al anciano. Sacó una cámara de fotos polaroid, se acercó al guía y le enseñó su manejo. Volvió hasta nosotros, se puso en medio de los dos, pasó como pudo sus brazos por encima del hombro de cada uno, y dijo al guía que sacara dos fotos. Al instante, aparecieron ambas fotografías en las manos del guía que se las entregó al anciano. Este, se guardó una en el bolsillo de su chaqueta y la


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otra me la entregó a mí. Volvió a abrazarnos, recogió su mochila, se la puso sobre los hombros, se dio la vuelta y se fue marchando seguido por un atónito guía. Una vez solos y sin haber reaccionado todavía, Carlos me dijo: - Bicho. Guarda muy bien esa fotografía. No la pierdas nunca. Yo no contesté. La metí en mi billetero y comenzamos a caminar en silencio. Ya estaba todo recorrido y visto y era hora de volver. Los minibuses nos estaban esperando. Esa noche dormimos como leños. Y a la mañana siguiente emprendimos el viaje de vuelta a Lima. Al llegar a la pensión me informaron que había llamado Sixto porque quería hablar nuevamente conmigo. Yo, después de pensármelo bien, dicidí que ya le había dicho todo lo que tenía que decirle y que él no podía, probablemente, aportarme nada igualmente y no le llamé. Luego me he arrepentido toda mi vida el no haber quedado con él y mediante una “comunicación”, intentar quedar en Chilca con los guías. Jamás he entendido el por qué dejé escapar aquella oportunidad única. Es muy curioso. Al final, al día siguiente nos dedicamos a comprar regalos para le gente de España y a ir despidiéndome de todos aquellos a quienes había conocido, con gran pena en el alma por cierto, pero también con un fuerte deseo de volver a mi tierra y contar mis andanzas. Al fin llegó el momento de subirme al avión que me iba a trasladar a Madrid. En Barajas me estaban esperando con gran espectación, los buenos de Arael y Narci. Entre mi llegada y la salida del avión que me iba a llevar a Bilbao, había dos horas de espera. Lo justo para comer algo y cambiar impresiones con ellos. Cuando mencioné al anciano de Machu-Pichu y la historia de la foto y lo que dijo, ambos me pidieron ver la foto muy emocionados. - ¡Ara!. Gritó Narci al ver la foto. ¿Quién es este hombre? - El mismito que vimos nosotros en el lago Titicaca haciendo una meditación. - ¡Qué dices!. Le espeté yo. - Lo que oyes José Luis, lo que oyes. - ¿Y quién es? Insistí yo. - No tenemos ni idea, pero es alguien que se “aparece” por ahí de vez en cuando y a quien quiere y como quiere. - Ahora recuerdo, dijo Narci, que nos enseñó un libro dorado donde al parecer estaban escritas nuestras vidas. - Pero vuestra aparición fue mental ¿no? - Sí, claro. Pero tan nítida como lo hayas podido ver tu. - ¿Y que hago yo ahora con esta foto? - Tu sabrás. Pero no estaría de más que se la enseñaras a alguien más de confianza por si nos llevamos alguna sorpresa. - Bueno, haré lo que me decís. Los altavoces anunciando la salida del vuelo de las cuatro y media para Bilbao, interrumpieron nuestra conversación. Cogí mi bolso de mano, les di a mis “compis” un par de buenos abrazos y me dirigí hacia la puerta de embarque. Cuando unos días después de llegar a Bilbao, viajé a Valladolid y le enseñé la foto del anciano a Adita, me dijo. - ¡Claro que le conozco!. Este es el guía que se me aparece cada vez que entro en meditación y me hace viajar por ahí. Y, claro, la foto está aquí en casa, a buen recaudo, aunque no hemos vuelto a tener noticias de nadie al respecto. Así que el misterio sobre su identidad y “trabajo”, sigue siendo un enigma. Cuando a media tarde llegué por fín a mi casa, muy cansado por tantas horas de vuelo y despistado por el cambio de horario, me encontré la casa vacía. Supuse que mi mujer, Raquel, como las niñas estarían en casa de los abuelos. Un par de horas después, aparecieron por casa y tras un seco saludo


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de mi mujer, las crías se me lanzaron a los brazos y después de mil besos, les repartí los regalos que les traía. Unos bolsos de bandolera típicos incas y unos ponchos, también típicos de aquellas tierras. Les encantaron y se fueron a jugar. Esa noche dormí a pierna suelta.

EL AUTOR EN MACHU-PICHU


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18 - LA TRAICION

Antes de comentar las repercusiones que tuvo en España mi viaje a Perú, voy a contar lo que me ocurrió a nivel personal y que acabó condicionando definitivamente mi vida. Mi vida dio un sesgo de tal calibre, se supone que visto en la distancia fue para mejor, que si no es porque el cielo me ayudó, probablemente en estos momentos yo ya llevaría años cultivando margaritas en el cementerio de Derio como vulgarmente se dice cuando uno deja de existir. Me hubiera suicidado directamente. Poco me faltó. Mi mujer, Raquel y yo, teníamos una chica que se llamaba Mari Cruz ,que se ocupaba de llevar a las niñas a la guardería, limpiar la casa y hacernos la comida. Cuando yo llegué a un acuerdo o pacto de “caballeros” con Raquel, de que ella se iba al piso que le había comprado con los millones de la lotería, y yo me quedaba con las niñas, le pregunté a Mari Cruz si iba a seguir trabajando para mi y me contestó que me diría algo a mi vuelta de Perú. Al día siguiente de mi llegada, le pregunté: - ¿Has decidido ya lo que vas a hacer? - Mi marido y yo hemos decidido que me quedo con las niñas y contigo hasta Diciembre para que tengas tiempo de buscarte otra chica. Ya sabes que mi marido es muy celoso y no le gusta nada que me quede si solo estás tú. - Me parece razonable, aunque no lo entiendo si tu y yo no coincidimos casi en casa y con lo que tu quieres a las niñas ya que no puedes ser madre,.. pero en fín, vosotros veréis. Y se echó a llorar, porque adoraba a Rut y a Tahía como si fueran sus hijas. Bueno, yo pensé que de momento el asunto estaba solucionado, le ragalé cien mil pesetas de las de entonces por su buen comportamiento y como hasta Julio Raquel no se iba a trasladar de casa, me quedé relativamente tranquilo. Comencé a trabajar dando a conocer las cintas que había grabado en mi viaje a Perú y llegó el día 14 de Julio, (seguimos en el 1.978) que era el día en el que se suponía que Raquel ya no iba a aparecer por mi casa. Salí del Banco a las tres, como de costumbre, llegué a casa, y al abrir la puerta, “algo” me dijo que la cosa no iba bien. La casa estaba vacía como era normal, ya que Mari Cruz se iba antes de llegar nosotros, pero mi sexto sentido me dijo que la catástrofe estaba ya allí. Miré en la cocina y no había ni rastro de mi comida. Muy mosca ya, me dirigí al armario de la ropa de mis hijas y estaba absolutamente vacío y cuando ya mi conciencia estaba intentando asimilar lo que sucedía, se abrió la puerta de casa y apareció mi mujer. Llegaba excitada, nerviosa y esgrimiendo, a modo de defensa, un papel que luego supe era de un juez. - ¡Hola José Luis! Dijo muy exaltada, cerrando la puerta. Llevaba puestos unos pantalones de verano azules y una camisa a rayas azul y amarilla. Colgado del hombro izquierdo, un bolso marrón. Y en su mano derecha, llevaba unos papeles que agitaba ante mi ojos como una posesa. - ¡Raquel, qué está pasando aquí!. - Que las niñas y yo nos hemos marchado de esta casa con el consentimiento del juez. Lée estos papeles. Comencé a temblar de pies a cabeza, las piernas casi no me sujetaban en pié y tomé los papeles y me senté en una silla para intentar serenarme y poder leer lo que decían. Voy a ahorrar al lector y a mi mismo, el trance que viví en aquellos momentos, seguro que los más trágicos de mi vida. El resumen de aquellos papeles del juez, venían a decir que debido a mis “sevicias” (en términos jurídicos, malos tratos en general), mis hijas se iban con mi mujer ( y menos mal que le había comprado ya un piso, porque si nó, yo era el que me tenía que marchar de mi casa), durante un mes y que luego debíamos tomar una decisión o de divorcio o de arreglo. ¡Yo, malos tratos! ¡Mis hijas desaparecían de mi casa!. Y todo ello, sin pruebas (que nunca podían haber


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existido), y sin comunicarme nada de nada a mí. Luego me enteré por mi hermano Pedro Mari, el abogado, que aquello era una cosa que se llamaba “Diligencias Provisionalísimas“. El resultado era, según me indicó mi hermano, que Raquel y la Mari Cruz, me habían engañado desde el primer momento y estaba cogido por las “pelotas”. No había vuelta de hoja. Divorcio y las hijas, según las costumbres de la época, se las quedaba la esposa, y a mi me quedaban, seguramente, unos días y unas horas para visitarlas, fines de semana alternos y bla, bla,.... Ignoro cómo está la ley en estos momentos, pero, desde luego, entonces, era una auténtica aberración a favor de la mujer. Resumiendo: Ella se lía con un amigo mío, comete adulterio, no cumple el pacto de personas o de caballeros, como se quiera decir, actuando yo de buena fe. Me “roba” las hijas aduciendo sin pruebas, malos tratos y yo, me quedo a expensas de lo que dictamine un juez, al que ni siquiera he conocido, ni conoceré nunca. Me indica un amigo abogado al que acabo de consultar, que ahora, todavía es peor. Ahora, si te denuncia la mujer, te viene a buscar la policía y te lleva directamente al trullo, al menos durante un par de días, sin preguntar y sin pruebas por parte de la esposa. ¡O sea, que vamos avanzando!. Yo, desde luego, es estos temas, de malos tratos, custodias de hijos y demás, me considero muy perjudicado y creo que la ley es muy injusta. Y no quiero dar más vueltas al tema, porque tiempo habrá un poco más adelante, en que tendré que contar que hasta me las llevó a Bélgica sin mi consentimiento. Así que prefiero seguir contando mis experiencias al margen de mis hijas, de momento. Voy a intentar reconducir mi vida a otros niveles, porque se me subleva la sangre recordando la historia que más me ha “marcado” en mi vida. Menos mal que, al menos con mis hijas y nietos, guardo una maravillosa relación. No así con mi primera esposa, que, al parecer, ni les ha contado a sus hijas la verdad, ni tiene el coraje de hablarme con normalidad y sigue sola en la vida. Y han pasado treinta y tres años ya. ¡Manda huevos!. Y os recuerdo que llego de Perú, cintas en ristre y experiencias de primera mano. Por supuesto, las cintas fueron de grupo en grupo, hasta que, cosa rara, desaparecieron. Algún listo se las guardó y no entiendo muy bien el motivo, porque eran la pura realidad de lo que había pasado y de lo que actualmente pasaba en Perú. Tal vez hubo alguna persona que quería seguir con la “historia”, cuando esa “historia”, ya estaba contada. Todo era muy claro: Había habido un par de años de contactos, de mensajes, y de experiencias y ya estaba todo dicho: “ SEÑORES: SI QUIEREN QUE ESTE PLANETA SIGA ADELANTE SIN CONTRATIEMPOS, SE NECESITAN CAMBIOS PERSONALES. JESUS DE NAZARET ES EL JEFE. EL AMOR ES EL MOTOR DEL CAMBIO. Y NOSOTROS ESTAMOS AQUÍ PARA RECORDÁRSELO AHORA. Punto y final. Allá cada uno. Todos los caminos llevan al amor si uno quiere. También es verdad, que estaban cerca para ayudarnos. Aunque conviene recordar que esa ayuda funciona todavía, pero que siguen “escribiendo derecho, pero con renglones torcidos”. La consecuencia de todo, fue que los grupos se fueron disgregando en general y que cada uno se las comenzó a arreglar por su cuenta. Lo que sí quedó y sigue quedando aún, aunque en menor medida, fueron unas amistades espirituales y materiales de tal calibre, que para sí quisieran miles de personas que no tuvieron la causalidad de pasar por las experiencias por las que nosotros pasamos. Los que “quedamos”, como yo digo, de entonces, somos prácticamente más que hermanos. Pero la cosa no había acabado. Una cosa es que los grupos en España se medio disolvieran, y otra muy distinta es que todo se fuera al carajo. Cada uno se buscó la vida en la línea de amor y cambio, en general, sin perder nunca el contacto con los que más trato habíamos tenido. En Sudamérica la cosa continuó sin cambios. Los grupos de todos los países en que había arraigado la Misión Rama, seguían reuniéndose entre ellos y con Sixto. Y en España, unos se hicieron de la fe Bahai, otros se metieron en ONG, otros seguían reuniéndose para estar al día, pero casi todos seguían “atentos y con las antenas sacadas”. Yo me dediqué a ir a llorar mis penas familiares a casa de Juanjo. Vuelvo a reiterar que tanto él, como Raquel, su mujer, me acogieron SIEMPRE, mediodía, tarde o noche, con mucho cariño y sin una mala cara, aunque comprendo que por dentro, muchas veces, me hubieran “matado” seguramente. Si era de noche, cena de huevos fritos con patatas fritas, carajillo y purito (esto último para Juanjo, que


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yo llevaba mis “habanos” y me bebía mis copas de ginebra a litros). Los domingos, paella obligatoria que la hacía Juanjo y no dejaba entrar a nadie en la cocina. Y, hasta la barría, una vez concluida la comida. Otra cosa que ocurrió a raiz de todo esto, es que, Adita la de Valladolid, se hizo íntima amiga de Gloria A. mujer de Jose Ignacio L. (gran empresario) y venía a pasar muchos fines de semana a su casa de Neguri. Allí, éramos invitados Juanjo y yo a cenar y a compartir las últimas noticias sobre nuestro bendito “rollo”. No hay que olvidar nunca, que Gloria hacía los mejores “contactos” contrastados de todos nosotros y siempre había algo nuevo de los “primos” para nosotros, aparentemente, unos grandes privilegiados. Y en verano, la familia se iba a veranear a un chalet que tenían en Plencia y allí seguíamos las cenas y reuniones, pero con un aliciente maravilloso. Mucha veces, los “primos”, le contactaban a Gloria y le decían: “a las doce, mirad hacia el este y veréis a cinco naves nuestras que os saludarán”. Nosotros, por si las moscas, salíamos al jardín media hora antes y mirábamos en la dirección indicada y, efectivamente, veíamos cinco estrellas. Quietas, lógicamente. Pero a la hora indicada, comenzaban a moverse como locas, a una velocidad increíble, y cada una en una dirección, durante unos segundos. Como os podéis imaginar, el espectáculo era alucinante. Era tal el movimiento y los giros y cambios tan bruscos que realizaban (y hay que tener en cuenta la distancia, que era a nivel de estrellas, luego la velocidad a la que se movían podía ser aterradora), que acabamos llamándolas “las borrachas”. ¿Por qué lo hacían? Ni idea, Porque aquello era un regalo no solicitado. ¿Sería para afianzar nuestra fe en el futuro y en ellos, cuando las cosas nos vinieran mal dadas? No lo se. La cosa es que nos unió mucho y que fueron noches impagables de paz, armonía y amor. EL AUTOR Y C.BAMBARÉN EN LEÓN

Para el otoño, yo, llevado tal vez por mi afán de protagonismo, le invité y le pagué el viaje a España, todo incluido, a Carlos Bambarén el psiquiatra peruano. Lo traje a mi casa y lo paseé por todos los grupos más importantes que todavía quedaban en pié en España: Zaragoza, Leon , Valladolid, Madrid y hasta le invité a pasar un día en París pues quería saludar a su antigua profesora de francés en Lima. Conoció a Adita la de Valladolid y de la noche a la mañana, nos medio informan por medio de Gloria, que se hacen pareja (no recuerdo si se casaron o no, porque él ya era divorciado en Perú) y que se iban a vivir su vida al margen de todos nosotros. Los que habéis seguido la narración del libro os acordaréis de que ella estuvo a punto de venirse a vivir conmigo unos meses antes, que era íntima de Gloria y de Juanjo y que de pronto nos dejara “plantados” y sin explicaciones, nos sentó muy, pero que muy mal y dimos la amistad por concluída, con mucho dolor en el alma. Al menos, por mi parte. Hace aproximadamente un par de años, he sabido que viven en Palencia y hasta he intercambiado unos correos electrónicos con ella (él no aparece, no existe al parecer). No nos olvidemos, que Carlos Bambarén era uno de los que tenía que buscar y encontrar a los veinticuatro Ramas de los que hablaba la Misión Rama. Encontró su “amor”, bendito sea él, pero lo de la Misión, como en otras muchas cosas, no se cumplió. Tengo la esperanza de poder darles a los dos un gran abrazo algún día, aunque me siento totalmente engañado por los dos. Ya me gustaría conocer su versión de los hechos. A pesar de mis “sugerentes” correos, no han dicho ni pío al respecto. El Hijo del Jefe dirá. Todo a su tiempo. Poco después de todo este asunto, conocí por medio de una compañera de Juanjo en el periódico, que trabajaba en el laboratorio, Flor era su nombre, a una chica que se llamaba Conchi y con la que comencé a salir, como de costumbre sin sexo y probablemente utilizándome por mi recién condición de millonario. Solo quiero comentar que hubo una cosa muy buena. Nos apuntamos a unas clases de Yoga que me


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vinieron muy bien en todos los sentidos. Al cabo de año y pico me di cuenta de que me estaba utilizando y dejé de salir con ella. Y no quiero acabar este extraño capítulo, sin contar una historia no menos rara, de la que nos informó Juanjo en una de esas maravillosas cenas, regadas con CUNE V año, a las que nos tenía mal acostumbrados el bueno de Jose Ignacio L., que ya está en la Luz hace muchos años. La historia no la conocíamos y no tiene desperdicio. Le había llegado investigando, ya a tope, todo lo relacionado con los primos. El 26 de Noviembre del año anterior (1977), a eso de las 17 horas, una gran parte de la zona sur de Inglaterra vió interrumpida su programación habitual de la televisión ( emitida por el canal i.t.n.), con la “aparición” en sus pantallas, de un ser al que se ve de medio cuerpo hacia arriba y que comienza a hablar, diciendo: Esta es la voz del comandante Asterón y soy un ser extraterrestre que transmito desde a bordo de una nave que está orbitando la tierra. Soy un representante autorizado de la misión galáctica, a cuyas naves o discos voladores, ustedes están viendo desde hace tiempo, como extrañas luces en el firmamento. Por ahora les hablamos con sabiduría y en paz, tal como haremos con el resto de los habitantes del planeta. Venimos para advertirles del grave peligro que corre el destino de la raza humana y su mundo, advertencia que ustedes deberán comunicar al resto de los pueblos, para evitar el desastre que amenaza, no solo a los habitantes del planeta, sino a los demás planetas de su alrededor. Solo así podrán compartir el gran despertar de la tierra que penetra en la nueva era de Acuario. Era, ésta, que puede ser un período de gran paz y evolución para la raza humana, pero que solo sucedería así, si todos sus gobernantes se dieran cuenta del grave peligro nuclear de hoy. Tranquilícense y escuchen, pues puede que no tengan otras oportunidades antes de otra comunicación nuestra. CASA DE GLORIA Y JOSE IGNACIO EN Durante muchos años, sus científicos, gobiernos y militares, SOTILLO DEL RINCÓN no han hecho caso de nuestras advertencias y han continuado experimentando con las fuerzas de la energía atómica. Las bombas nucleares pueden destruir la tierra, sus habitantes y a los seres de otros planetas hermanos, en unos instantes. Los escombros de los sistemas atómicos, envenenarían su planeta durante muchos miles de años. Nosotros, quienes hemos seguido un trayecto evolutivo semejante al de ustedes, nos hallamos hoy en un estado superior y hemos comprobado lo siguiente : la energía atómica está siempre dirigida contra la vida y no tiene aplicación pacífica. Su uso y su investigación para ser utilizada, debe terminar cuanto antes, si nó, todos corren el riesgo de la autodestrucción. Todos los armamentos nucleares y convencionales, deben ser destruidos. La hora del conflicto ya ha pasado. La raza, de la cual son ustedes una parte, puede aspirar a planos más elevados de la evolución universal en los sectores humanos que sean dignos de merecerlo. Al resto de tales sectores, les queda muy poco tiempo para aprender a vivir en paz y en buena armonía, de lo contrario deberán abandonar esta galaxia. Ya hay pequeños grupos de personas en la tierra que están aprendiendo a vivir dentro de la paz, que será la norma de conducta para los restantes que así lo deseen y es solo el comienzo de la nueva era que les tocará vivir indefectiblemente. Sois libres de aceptar o rechazar tales enseñanzas, pero


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solamente los que aprendan a vivir en paz, pasarán a los reinos más elevados de la evolución espiritual universal. Escuchen ahora la voz de Asterón: sed conscientes también de que hay muchos falsos profetas y guías operando en la tierra, que solo absorven sus energías, que ustedes ganan correctamente, para utilizarla en fines nefastos y mezquinos, dándoles en cambio, escoria sin valor alguno. Sus inconscientes les protegerán de esto. Tienen que aprender a ser sensitivos y obedecer a la voz interior suya que puede decirles lo que es verdad y lo que es mentira, caos, confusión y maldad. Aprendan a escuchar la voz de la verdad que está dentro de ustedes mismos, y de este modo llegarán al camino de la evolución positiva, finalidad primordial de la vida. Este es nuestro mensaje para nuestros amigos. Estamos vigilando su evolución desde hace muchos años, al igual que en la tierra han observado nuestras luces en los cielos durante siglos. Saben ya que estamos aquí y que hay más seres alrededor de su planeta, de lo que sus científicos quieren y pueden admitir. Estamos muy preocupados por ustedes y su trayectoria evolutiva y haremos todo lo que podamos para ayudarles, pero sois vosotros mismos, quienes deberéis conoceros a vosotros mismos y escoger vuestro camino en la vida universal. No temáis a nada, pero vivid en armonía con la naturaleza de vuestro planeta. Nosotros os damos las gracias por habernos escuchado y prestado vuestra atención. Vamos a dejar los confines de vuestro mundo y que todos seáis benditos por el supremo amor y verdad del cosmos.”


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19 - LA ASOCIACION ADONAI

El año 1.979 se caracterizó por la prácticamente desaparición, al menos en superficie, de los grupos de Misión Rama tradicionales de España. Como ya he dicho anteriormente, los “de siempre" seguíamos al loro. Para mi querido Juanjo fue un año peliagudo. Tuvo que decidir sobre si quería seguir trabajando en La Gaceta del Norte o “lanzarse” a ser “escritor”. Parece una bobada a simple vista. Pero con una mujer y cuatro hijos que alimentar…El periódico le daba un sueldo fijo, amén de los extras que él conseguía a base de horas, pero dedicarse a escribir libros sin saber si era bueno o no escribiendo (pocos libros llevaba escritos y, además, todos eran esotéricos y en aquellos momentos “molaban”), era lanzarse a una aventura de locos. Yo sé lo que sufrió durante los meses en los que estuvo dándole vueltas al tema. Bueno, mejor que yo, lo sabe él. Ahí yo no pude ayudarle. Cuatro pesetas que yo le pudiera dar o prestar gracias a la lotería, no resolvían el problema. Yo, cenaba muchos días en su casa, pero, a parte de eso, de tomar unas copas y de fumar unos puros juntos, escucharle y poco más, nada podía aportar. Al final, él decidió dejar el periódico y dedicarse a “ser escritor”. Ambos sabíamos que los “primos” estaban detrás de la decisión, pero humanamente, había que tener unos cojones como los del caballo de Santiago (como vulgarmente se dice), para tomar esa decisión, encima de no contar con el beneplácito de su mujer. Como anécdota, quiero decir que el día que recibió el cheque (en aquella época se pagaba normalmente así) como pago del libro de “El enviado”, fue de cien mil pesetas y que yo estaba presente cuando abrió el sobre que contenía dicho cheque. Este libro apareció en Diciembre del 79 y en Noviembre había salido el de “TVE Operación Ovni”, del que no sé lo que le pagaron, ni me importa. Del año 80 no hay mucho que relatar. Yo conocí a una chica, vecina de garaje, DESOJO - NAVARRA - ESPAÑA con la que mantuve una relación, que aunque me vino muy bien a nivel sexual, me hundió más en mi poca creencia en la fiabilidad de las mujeres y que yo seguía con mis visitas y contacto con Juanjo, mis hijas y sus hijos, cosa que me vino muy bien. Debo de insistir en la ayuda de Juanjo y de Raquel. Jamás se podrá valorar su ayuda a todos los niveles. Fue mi segunda casa durante varios años. Y nunca, nunca, vi una mala cara. ¡CHAPEAU POR ELLOS! Estando este libro ya muy avanzado, el bueno de Juan, a quien conoceréis más adelante, me facilitó el otro día un resumen de unas actividades protagonizadas por gente de Rama de varias provincias, que sí tuvieron lugar en el 80 y en las que yo no participé. Luego he recordado que se me invitó, pero que rehusé acudir al evento. Fue en Mayo del 80 y tuvo lugar los días 9,10 y 11. Se citaron en Leon unas 500 personas de diferentes lugares de España. La cita fue por psicografía y el lugar se llamaba Campo Sagrado, a la sazón un campo de tiro del ejército. Meses antes, esta gente se había preparado mediante prácticas de meditación y demás, y alimentación vegetariana. Se decía en las comunicaciones que se recibirían los Cristales de Cesio y que se verian xendras o puertas dimensionales de luz. Tampoco se podía tomar alcohol o fumar. De Bilbao fueron unos doscientos. El viernes 9 nos juntamos todos, nos saludamos, formamos grupos de trabajo, se leyeron diversas


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comunicaciones. Se nombraron a los antenas que debían hacer las comunicaciones pertinentes en caso necesario. A las 11 de la noche comenzó la experiencia de recibir los cristales de cesio. Se formaron grupos de 24 personas en dos círculos concéntricos de doce. Se formaron 20 grupos. Hubo muchas desilusiones porque mucha gente que se había preparado no los recibió. En la oscuridad de la noche se distinguían muy bien los cristales que se formaban en las manos como si fueran merengues que crecían. La sensación en la piel era como el hielo seco recién sacado del congelador. Al llevártelo al pecho, donde se supone que se introducen en tu cuerpo, se siente una especie de pinchazo. Cuando todo acabó, nos retiramos a dormir. Unos contentos y otros no tanto. Al día siguiente por la tarde se comunicó con los guías para preparar lo del Xendra. Tenían que formarse grupos de 48 personas que se colocarían en círculo agarrados de las manos y mantralizando la palabra RAM. ( A PARTIR DE AHORA JUAN QUIERE REALIZAR EL RELATO EN PRIMERA PERSONA). Estábamos cogidos de las manos y yo me encontraba en la parte inferior del círculo (en cuesta) de modo que todos los que estábamos en esa zona, veíamos a nuestro compañeros que se encontraban en la zona más elevada, con sus siluetas recortadas contra el cielo. En un momento determinado, los de abajo pudimos ver como entre cada dos “ramas” y con un brazo agarrado al antebrazo del compañero, había una serie de figuras no tan densas como las humanas y de una estatura muy semejante a la media de los que estábamos allí. Parecían llevar una especie de capa o túnica de un tono azul. Era tan hermosa la escena, que a la mayoría se nos hizo un nudo en la garganta. A las 22,30 nos dirigimos a la parte inferior del campamento. A la izquierda se formó el grupo donde yo estaba, se repitió el mantra RAMA. Pudo verse lo que creímos materializaciones de Xendras a unos 200 metros de donde nos encontrábamos. Las tiendas y todo el campamento, a pesar de estar el cielo con nubes y sin luna, estaba iluminado por una especie de resplandor que se notaba sobre todo, porque las tiendas se podían distinguir perfectamente. A la 1,30 regresamos a las tiendas. Los de Bilbao estábamos un poco desilusionados y muchos no querían irse a dormir con la esperanza de que pasara algo más tarde. Se pidió a una “antena” que preguntara a los guías y la respuesta fue que algo pasaría a las 3,45. Comenzamos a subir en la oscuridad y pienso que tardaríamos unos 10 minutos en reunirnos en una explanada que estaba sobre el campamento. Nos colocamos en círculo y comenzamos a numerarnos. La emoción fue intensa porque éramos 48 personas, el número indicado por los guías para que se diera la experiencia. Lo consideramos como una excelente señal. Comenzamos con los mantras y al poco tiempo, a unos 50 metros, comenzó a formarse una especie de niebla de color azul-verdoso que se enroscaba en espiral aumentando de tamaño, hasta llegar a formarse un cono de luz, comparable con el reflejo de una linterna enfocada boca abajo. Cuando ya debía tener unos tres metros de diámetro aproximadamente, un foco militar, que debía encontrase frente a nosotros al otro lado de la carretera, iluminó la masa que estaba formada y ésta se deshizo, haciéndonos pasar de una emoción intensa, que hizo incluso saltar las lágrimas a más de uno, a una gran tristeza y contrariedad. Muchos pensaron que había sido un error acampar en un campo militar, pero el contacto decía que la experiencia debía ser allí. Tal vez lo que se hizo mal fue contarlo a muchos periodistas de radio, revistas y gente desconocida. Se hizo un nuevo contacto y nos dijeron que se iba a repetir la experiencia xendra. Una hora después se volvió a repetir lo anterior, pero esta vez se elevó del suelo formando una especie de cúpula luminosa que después de unos segundos, volvió a desaparecer. Después volvimos a las tiendas a descansar. Ocurrió un fenómeno ya repetido en casos de cita previa anteriores: de haber un cielo cerrado de nubes, a abrirse sobre nosotros un círculo que dejaba ver un cielo estrellado. Al día siguiente, recogimos las tiendas y regresamos a nuestros hogares, con un imborrable recuerdo de unos días maravillosos y de una experiencia inolvidable. La experiencia de los cristales de cesio. Mientras Juanjo publicaba “Incidente en Manises”, “Los astronautas de Yave”. Encuentros en Montaña Roja y comenzaba a preparar la trilogía sobre fotos (La Gran oleada, Terror en la Luna, y Los visitantes), aparecía en mi vida una mujer que llegó vivir en mi casa un par de años aproximadamente. En esa


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convivencia hubo de todo: Era una mujer once años más joven que yo. (veintidós años tenía y una hija de otro matrimonio). Muy guapa, poco culta, mujer de campo de pura cepa y nos enamoramos como dos idiotas. Yo, porque tal vez pensaba que se habían acabado mis problemas sentimentales y, ella, porque debió pensar que conmigo, su hija iba a tener un apellido para siempre. Nos equivocamos, pero eso no quiere decir que el enamoramiento no existiera. Ella me ayudó mucho en mi problema a la hora del divorcio y a la hora de operar de la vista a mi hija Tahía, con cuya operación, no estaba de acuerdo mi, aún esposa, Raquel. La tuvimos que secuestrar para poder realizar la operación. Era de tal calibre la operación, que mi hija reviraba, como se suele decir, ambos ojos. Mi amigo y compañero de bachiller del colegio de los jesuítas, hoy día, el gran oftalmólogo, Dr. Castiella, se brindó a operarla y a ayudarme en su “secuestro” para poder realizar la operación que, por cierto, fue todo un éxito. Si por mi mujer hubiera sido, todavía hoy estaría mi hija con los ojos mirando cada uno para cada lado. Por cierto, que me divorcié el 25 de Febrero del 82, para acabar por fin la “guerra” que se había montado para arrebatarnos a Marian y a mí a las chiquillas que vivían con nosotros maravillosamente. Nos vimos acosados al salir de casa por mi esposa y sus amigos, prácticamente a todas las horas del día. Nos seguían con varios coches y la historia se volvió tan demencial, que tuve que recular, acceder al divorcio y dejar que el juez, una vez más, le concediera la custodia de las niñas. No quiero comentar más al respecto, porque sería muy doloroso para mí, y de falta de interés para el lector. Estoy intentando escribir mis experiencias “extrañas“, se supone que con humor. También mi aventura con Marian se acabó. Prefiero no relatar los detalles, porque, una vez más, me ví engañado, robado y vilipendiado. No le guardo ningún rencor y la pena que tengo es la de no haber podido contactar con ella pasados los años. Está casada, y aunque le sigo “queriendo” un montón, y sé su teléfono y dirección, no me atrevo a meterme en su vida. Ese año del ochenta y dos tuvo también una cosa muy bonita para mí. Juanjo quería hacer un viaje por media España, intentando contactar con unas personas, que ya tenía perfectamente ubicadas y seleccionadas, que no solo habían visto Ovnis, sino que el tema era que habían visto o estado en contacto con los tripulantes de dichos ovnis, que era mucho más interesante. No recuerdo si fue porque yo tenía vacaciones o porque las pude coger en el Banco en esas fechas (y me imagino también, aunque nunca me lo haya confesado, que Juanjo lo propició a propósito), la cosa es que le propuse acompañarle. Juanjo, por norma, siempre ha viajado solo hasta que conoció a su actual esposa, Blanca. Desde que Blanca apareció, en buena hora, en su vida, siempre o casi siempre, viajan juntos. La cosa es que, lo cuento como cosa divertida, me dijo que para poder viajar con LICE Y EL AUTOR EN DESOJO él, tenía que presentarle un certificado médico donde dijera que yo estaba perfectamente sano y que era muy difícil que yo le pudiera “joder” (perdón por la expresión), el viaje. ¡Imagináos mi risa! ¡Es que Juanjo, es Juanjo!. Muy raro, con sus manías, y no digo nada cómo anda ahora que ya tenemos los dos, sesenta y cinco tacos. Le veo poco, pero me imagino que se está volviendo un poco más “chocho”. Mucho más cariñoso, que es mucho decir ya, pero “mayorcito como yo”. Al margen de las bromas, quiero que quede muy, pero que muy claro, que yo, a Juanjo, y él lo sabe, le quiero como si fuera mi hermano. Tal vez más. Es un “amor”, que no se me interprete mal, por Dios, ESPIRITUAL, que yo no sé traducir a palabras. Es mucho Amor el que siento por él y vale. Y, volviendo al viaje, ni que decir tiene que no le presenté ningún certificado médico ni nada parecido. Le mandé a la mierda y me metí en su coche, camino de una aventura apasionante. Juanjo tiene muy bien relatado parte de ese viaje en su libro "La punta del Iceberg”. Yo solo voy a


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apuntar un par de cosas relacionadas con ese viaje, que para mí, fue la pera pirulera. Y me voy a intentar explicar. Para empezar, tengo que decir que viajar con Juanjo en plan de trabajo, es muy duro. A las siete, o antes si es el caso, toca diana, lavarse, desayunar y salir pitando hacia donde haya que ir. Nunca sabes si vas comer o no, si vas a poder tomarte una cerveza o no (más bien no) y ni si vas a cenar. Las jornadas son agotadoras y sin concesiones. Dicho esto, no me extrañó después, que me pidiera un certificado médico para poder llevar su ritmo. Comenzamos, creo que, por un pueblecito de Burgos, donde un aldeano nos contó que una noche vió unas luces en un terreno cerca de su casa, que su perro se puso a ladrar como un loco, que cogió la escopeta y salió cautelosamente a fuera. Lo que vió le dejó alucinado. Era una cosa redonda, que giraba y con todos los colores del arco iris. Se asustó tanto, que se metió en la casa y atrancó la puerta. Pero al cabo de un rato oyó unos ruidos como metálicos muy extraños y se asomó por la ventana y vió lo que él denominaba muy divertidamente, una” nevera” que andaba, que llegó hasta la puerta y miró hacia dentro de la casa y luego se dio la media vuelta y se marchó hacia el “aparato” de colores. Yo no sé transmitir aquí el miedo que nos dijo había pasado. Lógicamente, lo que fue hasta su casa era algún tipo de robot. Lo cuento por lo gracioso que me pareció su comparación con una nevera. Y así fuimos buscando a los diferentes testigos por Valladolid, Mérida, Zafra, Garganta de la Olla, Sevilla, Huelva… En Sevilla habíamos quedado con el rejoneador Peralta, pero llegamos de noche muy tarde y no pudimos ya contactar con él. A otros testigos los encontramos ya en sus tumbas de los cementerios respectivos, pero en general, el viaje fue muy provechoso y divertido, aunque lo tuvimos que interrumpir antes de lo previsto, porque a Juanjo lo requerían con urgencia en las oficinas de la editorial en Barcelona. Dormimos en el parador nacional de Jarandilla y decidimos hacer una visita al monasterio de Yuste, a escasos metros de Garganta de la Olla donde había varios casos que investigar al cual más interesante. No era día de visita, pero Juanjo, siempre con ases en la manga, se dirigió todo decidido a hablar con un joven fraile que estaba en la puerta atendiendo a un cartero que acababa de llegar. Como reclamo para que nos abriera las puertas del lugar, le regaló un ejemplar del libro “El enigma de la Virgen de Guadalupe”, recién sacado a la venta. Surtió efecto y el bueno del fraile Alfonso Reyes, hizo, con todo su cariño, de guía exclusivo para nosotros dos por todos los aposentos del famoso emperador Carlos V. Yo, hasta me hice (bueno, me la hizo Juanjo), una foto sentado en una silla especial que tenía el emperador para cuando sus problemas de gota le acuciaban. La verdad es que fueron unos momentos preciosos e impagables. Bueno, y como anécdota para mí también divertida, mientras Juanjo se pateaba todo el pueblo en busca de un anciano periodista que decían podía saber de los temas que nos interesaban. D. Felipe Jimenez, yo me dediqué a buscar por EL AUTOR EN LA SILLA DE CARLOS V todas las tiendas una cinta magnetofónica que se me había EN YUSTE antojado de Mocedades, que estaban de moda y me gustaban. Bueno, al final todo se anduvo, pero ya digo que Juanjo lo relata de forma muy divertida en su libro. Y el viaje recuerdo que se frustró mientras nos comíamos una buena ración de jamón de Jabugo, acompañado por un no menos estupendo vino de la tierra. A Juanjo se le ocurrió llamar a casa para ver como iba todo por Negurigane y fue cuando su esposa le dijo que tenía que “volar” para Barcelona. Hicimos noche en Sotillo del Rincón en una gran mansión que poseía allí el matrimonio Larrañaga y que


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nos acogió, como siempre, con gran cariño. Historia aparte es la que comenzó a protagonizar mi buen amigo Lice, del grupo, os acordaréis, de Fraternidad Cósmica. Ya a principios de los años ochenta, no recuerdo las fechas con exactitud, comenzó a tener una especie “sueños” en los que veía un pueblo y una casa, de forma repetitiva. Acompañaba a esos “sueños”, la sensación y luego la certeza, de que debía dejar su trabajo en la Notaria de Caruana Navarrete e irse a vivir a ese lugar. Claro, la cosa se las traía, porque además estaba casado y tenía dos hijos. La cosa es que la notaria cerró, causalmente sus puertas y Lice se quedó sin trabajo. Ni que decir tiene que desde que había comenzado con estas experiencias, se había lanzado a recorrer pueblos y a ver casas por esos mundos de Dios, hasta que un buen día, dio con lo que buscaba. Aquello era tremendo. La cosa es que, mientras yo andaba por otros derroteros, él se hizo con la casa y comenzó a reformarla. Aprendió albañilería, fontanería y todo lo que fue necesario para levantarla. Yo le visité algún domingo con mis hijas y, mientras sus hijos y los míos jugaban, él me iba contando sus planes. Lo bueno es que a su empeño se unieron otros miembros del grupo, también compraron allí casas y también se fueron a vivir al pueblo, que por cierto se llama Desojo, en el valle de Aguilar, en Navarra. Y poco a poco, para 1.983 se pudo inaugurar lo que se llamó “Asociación Adonai para la Fraternidad Cósmica“. Dos de las familias que dejaron Bilbao para ir a vivir allí, fueron las de Félix y Luis, joyeros en las siete calles de Bilbao y que con las inundaciones famosas, tuvieron que dejar la lonja. Montaron una nueva joyería en Estella y se compraron sendas casas en Desojo. También se unió una jubilada de la telefónica madrileña, Gloria, Ricardo y su familia, bombero, otro muchacho que trabajaba en Logroño en un Banco...,en fin, que se hizo una cosa, que mientras duró, fue una maravilla. Todavía por aquella época, dependían, si se puede decir así, un poco de Eugenio Siracusa, el contactado Siciliano. Y Lice hasta viajó a Italia para tener una muy ilustrativa reunión con él. De todas formas, y como yo por aquella época andaba a mis cosas, y no quiero decir algo inexacto, tengo en mi poder un artículo publicado por Navarra hoy del día 17 de Enero de1.988, donde Lice cuenta las cosas muy bien. Procuraré ser escueto y ceñirme EL AUTOR Y UN TESTIGO DE AVISTAMIENTO a lo fundamental, ya que se como se las gastan los periodistas. Así que entre lo que yo sé y el artículo, espero que el lector se haga una idea de lo que en su día montó el bueno de Lice y compañía. Sobre todo, porque fue muy bonito, ayudó a miles de personas, atrajo a todos los contactados más importantes del momento y todo era gratis. Allí de editaban libros, opúsculos y demás información y se repartía de forma totalmente gratuita por medio mundo y allí hicimos unas amistades difíciles de olvidar y que muchas todavía perduran y con mucha fuerza. Concretamente, el día 23 de Diciembre de 1.983, quedaba registrada la Asociación legalmente. Hay que aclarar que en ningún momento aquello tuvo nada que ver con una comuna, ni nada parecido. Cada uno tenía su trabajo, del que vivía dignamente y en los momentos libres colaboraba en los locales de la Asociación, situados en el sótano de la casa de Lice, en lo que sabía o podía. Había fotocopiadora, imprenta, máquinas de escribir, biblioteca y todo lo necesario para editar y propagar toda la información que llegaba relacionada con el tema extraterrestre y, a veces, también de otros temas esotéricos interesantes. Cada uno aportaba el dinero que podía buenamente y luego solían recibir donaciones de gente que


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comulgaba con ellos y les ayudaba. La integración en el pueblo fue modélica. Que yo sepa, jamás hubo el más mínimo problema con nadie del pueblo. Ellos hacían su trabajo, cumplían como pueblo, no se metían con nadie y los del pueblo los aceptaron, aunque diciendo que eran un poco raros por hablar de extraterrestres y cosas así. También habían alquilado una casa de dos pisos para poder albergar a cuantos por allí pasábamos de vez en cuando los fines de semana. Era todo un detalle, porque había mucho espacio y así los que íbamos vivíamos nuestra propia intimidad. Eso no quiere decir que en ocasiones especiales, con los años, apareció por allí mucha gente, nos tuviéramos a veces que hospedar en las propias casas de ellos mismos. También, con el tiempo, se comenzaron a impartir cursillos de Astrología y de otros tipos de temas esotéricos. Como anécdota bonita se puede contar que el día 14 de Setiembre de 1.985, una gran nave extraterrestre hizo su aparición por aquellos lares, situándose incluso, sobre la vertical de la Asociación y que fue vista por toda la zona con gran repercusión en los medios de comunicación. Para ellos fue como una especie de corroboración y aliento al trabajo que estaban realizando. Cuando le preguntaron los periodistas a Lice de que iba aquello, éste les resumió un poco el tema. Les contó como creían que desde tiempos inmemoriales (véase la propia Biblia y otros textos santos de otras religiones), los extraterrestres nos han tutelado y nos han venido advirtiendo de los problemas que tendría este planeta en el futuro, si no cambiábamos nuestra forma de vivir. Hacían referen cia a la proliferación de las armas atómicas y a la actitud de guerra y violencia en la que vivíamos contínuamente, en vez de convivir en paz, en armonía y en amor. Igualmente les contó cómo había en el mundo una serie de personas que estaban en “contacto” con ellos. Con el tiempo, los más importantes acabaron pasando por el pueblo. También les dijo que existían bases submarinas donde las naves recalaban después de las diferentes misiones a las que se dedicaban. En esos contactos, les dijo, ellos han comunicado que no pueden intervenir directamente en la evolución del planeta, pues hay una ley cósmica que prohíbe las interferencias en las diferentes escalas evolutivas. Pero que sí había una Confederación Intergaláctica que vigilaba todo ese desarrollo y, que tal vez, en una situación extraordinariamente grave que pudiera afectar a otros planetas, podrían intervenir de alguna manera. Creo que fue hacia el año 85, cuando Lice viajó a Italia para entrevistarse con Eugenio Siracusa y “romper”, por decirlo de alguna manera, su relación con él. El motivo, creo, principal, era que la línea que seguía Eugenio les parecía demasiado catastrofista, cuando ellos pensaban que había que hablar y actuar más en relación con la justicia y el amor. Otra cosa que Lice le dijo al reportero fue que el hombre está condenado a ser eternamente feliz, pero que lo conseguirá poco a poco mediante la experimentación y el conocimiento. La reencarnación es una constante en el Universo y el hombre, como las otras criaturas, debe ascender a través de su retorno y de sus experiencias, al plano contemplativo, de donde procedemos y al que volveremos antes o después. Bueno, de momento no creo que se me olvida nada de aquellos comienzos que sea digno de mención. En sucesivos capítulos iremos viendo la importancia que Desojo fue adquiriendo y lo fundamental que acabó siendo en mi propia vida. Y que nunca dejaré de dar las gracias, no solo a Lice, sino a todos y cada uno de los que allí nos fueron acogiendo cada vez que aparecíamos por allí.


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20 - SIXTO PAZ EN DESOJO

Ya, creo que en el año 1983, Juanjo había recibido una serie de documentos que le había entregado un miembro de una desconocida hasta entonces, Fundación Urantia. Dicha fundación, según se supo luego, estaba ubicada en Chicago. En esos documentos, una mínima parte de todo el material que poseían, había mucha información sobre la vida de Jesús de Nazaret, sobre la organización de los Universos que existen y de los que se están creando continuamente, sobre las Jerarquías Celestiales, sobre la supuesta rebelión de Lucifer, etc… Recuerdo perfectamente la tarde en que apareció Juanjo en casa con el montón de fotocopias a cuestas. Era una de las muchas noches en que yo me iba a quedar a cenar en su casa los huevos con patatas fritas tan ricos. Me contó con mucho secreto, que había una fundación que tenía en su poder, aproximadamente, unos dos mil cien folios que eran supuestos contactos extraterrestres que habían recibido una serie de personas en Estados Unidos y que como contenían una información muy “explosiva”, los tenían guardados en la caja fuerte de un Banco. Y que él había conocido a uno de los componentes de dicha fundación y que le había proporcionado parte de dicha información para que la publicara como él quisiera. En uno de los Congresos de Ufología que luego se realizarían en el Vendrell, Tarragona, años 88-8990, llegué a conocer personalmente a la persona que le proporcionó a Juanjo los documentos a los que me refiero. El problema que se le presentaba a Juanjo era el siguiente: “si publico todo esto diciendo que su origen son contactos con extraterrestres o con seres espirituales, su credibilidad va a ser muy poca“. ¿Cómo lo hago? Y de ahí surgió la idea de ir sacando la información de forma novelada. Los mejores ejemplos son el primer Caballo de Troya, El Testamento de San Juan, La rebelión de Lucifer… libros que con los años iría publicando mi amiguete. Al cabo de cierto tiempo, la propia Fundación editó un libro con toda la información al completo.

EL AUTOR Y SU PERRO

De mi vida en común durante dos años Con Marian, heredé un magnífico pastor alemán llamado Tom, con el que jugaban sin descanso mis hijas Rut y Tahía y a mí me servía de compañía y consuelo en mi soledad. Y, si no recuerdo mal, a finales del 1.984 o principios de 1.985, comencé a ir a unas clases de montar a caballo en Retuerto (Baracaldo). Para no alargar mucho la historia, diré solamente que entre los varios caballos que allí había, yo me enamoré de uno. El Corzo, le llamaba. Guapo, de unos ocho años, muy noble, bayo y con un sin fin de cualidades más. Al final, me lo compré, a pesar de algunos engaños que sufrí, para variar.

Mis hijas encantadas y yo también. Allí pasábamos los fines de semana que les tocaba venir a vivir conmigo y yo me iba todas las tardes a montarlo, simplemente a verlo, o a controlar las clases que daba. Me explico: si yo dejaba mi caballo para que diese clases, la cuota que tenía que pagar al mes por manutención, comida y demás, se reducía mucho. El ayuntamiento de Baracaldo nos cedió una gran nave industrial que estaba sin utilizar y allí montamos, entre unos cuantos propietarios de caballos, el Club Hípico Baracaldo. Un Club muy modesto, pero que cubría unas ilusiones tanto para los mayores como para los pequeños, sin mucho coste. Aproximadamente a un kilómetro de allí, en Gorostiza, existía una cervecera, cuyo dueño se llamaba


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Julio. Nos hicimos muy amigos y a base de pasar tantas horas allí, acabamos siendo poco menos que hermanos. La historia duró aproximadamente unos tres años. Luego tuve que vender el caballo porque salía muy cara su manutención. Fueron tres años muy bonitos en algunos sentidos y tristes en otros. Fue una época en que yo estaba un poco desesperado de la vida y no tenía ilusión por vivir. Y bebí mucho alcohol. En fin, otra etapa de mi vida de la que hay que dejar constancia, pero nada más. EL AUTOR Y SU CABALLO “EL CORZO”

En el año 1.985, Sixto Paz, de la mano de un nuevo grupo Rama que se había formado en Madrid con antiguos y nuevos componentes, aterrizó en Madrid. El seguía adelante con la Misión y aseguraba que ahora se daría todo en España como se había dado años atrás en Perú. Allí me presenté y allí reanudamos nuestra vieja relación con la esperanza, por mi parte y por la de los demás grupos que habían medio sobrevivido (al menos en Madrid, Barcelona, Tarragona y Bilbao), de que esta vez la cosa iba en serio y los guías habían vuelto. Ya en ese viaje, e incluso antes, según me fui enterando después, el grupo Rama de Perú, había empezado a editar unos fascículos con prácticas mentales, de respiración, meditación, yoga, que los guías aconsejaban para mejorar nuestro espíritu y nuestro cuerpo.

Paralelamente, no recuerdo si fue en ese año o en el siguiente, Juanjo se separó de Raquel (su esposa se llamaba causalmente como la mía). Yo, al enterarme de lo que sucedía, intenté “mediar” o “joder”, según se mire, en el conflicto. Evidentemente, el resultado fue que Juanjo dejó de hablarme y me hizo saber que ya no quería saber nada de mi. Gracias a Dios que con los años, la cosa volvió por sus cauces y todo se arregló. Creo que no me dejo nada en el tintero en relación con aquella época, así que ya puedo seguir adelante con los acontecimientos que se fueron desarrollando a partir del año 1.986. Ninguno de los dos nos acordamos, pero debió ser entre ese primer viaje de Sixto a España (1985), y el segundo (1.986), cuando nos conocimos. Me refiero a una persona muy especial para mí. Se llama Juan y se apellida Oliver. Vive en Elorrio, preciosa, creo que villa del duranguesado en Vizcaya. Cuando yo retomé mis relaciones con la Misión Rama a raíz de esa primera visita de Sixto a nuestro país, también reapareció en mi vida parte del antiguo grupo de Bilbao al que se habían agregado nuevas personas. Según el propio Juan, ya años atrás, él asistía a reuniones del grupo en las que nunca coincidimos. Probablemente yo ya había dejado de ir a las reuniones al poco de mi regreso de Perú. Bueno, la cosa es que digo que es una persona muy especial para mí, pero no es toda la verdad. Con los años se ha convertido en uno de mis mejores amigos del alma. Tengo seis o siete como mucho, pero él es “especial”. Y como no sé describir estos asuntos del alma muy bien, y me pongo sentimental y lloro, como él sabe muy bien, no digo nada más. Y todo esto viene, porque a partir de ahora, Juan se va a convertir en un protagonista importante en algunas de las historias que quedan por relatar. Y, desde ya mismo, tomará, entre nosotros, el nombre de “chofer cósmico”. Pues gracias a él, Sixto viajó gratis varias veces por España, y sobre todo a Desojo y aledaños. Y, con los años, ha seguido siendo “nuestro chofer” en innumerables ocasiones que nada tenían que ver con Sixto. ¡Es todo un Fernando Alonso, pero en mejor y con más cariño y amor!. La cosa, y a ver si me centro de una vez, es que en 1.986, Sixto vuelve a Madrid a un congreso y Lice, el de Desojo, le invita a pasarse por sus dominios y él acepta. En el coche que conducía Juan, venían desde Madrid, Gabriel, Joaquín (de Barcelona) y Sixto. A mi me extraña no recordar haber realizado ese viaje, pero Juan tampoco lo recuerda. Lo importante es que desde Madrid a Desojo, se le fueron haciendo preguntas a Sixto, que quedaron grabadas en cinta como debe ser. Luego, y eso sí lo


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recuerdo, hubo que pasarlas a papel. ¡Trabajo de chinos! Pero queríamos hacerlo y gracias a eso, puedo yo ahora, informar letra por letra sobre dicha entrevista realizada en 28-8-86. Comienza Sixto por su cuenta, diciendo: “para los meses de Enero o Febrero, pueden darse las circunstancias necesarias para dar el salto a Europa. Tanto entre nosotros, como en el extranjero, debemos funcionar a base de hermandad, cariño, no en una línea individualista, sino como mente de grupo espiritual. El amor al prójimo es el mejor negocio que podemos realizar". A partir de aquí se inicia el diálogo. - Habla un poco sobre los métodos de trabajo y demás, Sixto. - Se necesita una práctica de vida en el amor hacia los demás, de respeto. Los guías sugirieron la meditación como método para la reflexión interna y personal. Pero las formas es lo de menos. Cualquier método, cualquier forma, sin esquemas. Los cigarrillos, el alcohol, la droga, no son convenientes, ya que no permiten aprovechar al máximo las posibilidades de nuestro cuerpo. Los guías nunca obligan a nada. Lo sugieren. Las salidas al campo, tampoco son imprescindibles más que en la medida que uno lo sienta. El contacto psicográfico es un medio para recibir pautas de los guías. Nunca para exigir experiencias. Unos las necesitan y otros no. De los contactos que se reciben, tal vez sean ciertos un tanto por ciento muy reducido. Tal vez un diez por ciento. Todo buen mensaje con sentido común, no tiene por qué ser una comunicación. En cuanto a las corroboraciones, normalmente llegan sutilmente, sin necesidad de un JUAN OLIVER avistamiento. A veces se puede llegar a pensar que los guías no dan lo suficiente. Pero ellos tienen que hacer otras cosas. En Lima, pueden pasar años en que solamente aparecen de vez en cuando y a nivel de satélite. - ¿Qué piensas de esos grupos que llevan varios años recibiendo unas comunicaciones super místicas y todos son grandes reencarnados? - Eso es un gran concurso de egos. Ahí, sí puede existir una manipulación de psicotrones. De todas formas, algo va dando crédito a Rama poco a poco. He dado dos conferencias en la Onu con traductores simultáneos. En Usa, cada vez que voy, estoy en un canal de televisión. He dado conferencias a cadetes del ejército peruano en la sede del mismo gobierno. - Comenta un poco lo que dices en la página 83 de tu libro sobre las diferentes civilizaciones que existen. - En todas partes cuecen habas. En el cosmos, sí existen civilizaciones con una tecnología superdesarrollada que tiene interés por la conquista de otras civilizaciones. - Háblanos del libro de los de la vestidura blanca. - Es el libro donde está contenida la verdadera historia de nuestro planeta. Lo tienen en Ganímedes y el hermano Joaquín es el encargado de los archivos. Yo tengo algo así como el prólogo. Está escrito en símbolos que deberán descifrar los 24 Ramas destinados a ello. Está en el campo astral y los cristales de cesio ayudarán a descifrar los símbolos. En mi entrada a la nave vi parte. Los 120 Ramas restantes, se encargarán de difundirlo. Y los demás miembros de Rama, recibirán la información y trabajarán con ella. Al parecer, allí se cuenta el contínuo error de las cinco anteriores civilizaciones que puede consistir en “adorar” la ciencia sin tener en cuenta la espiritualidad. Será interesante conocerlo todo para poder enseñar a nuestros niños en la auténtica verdad. Y me gustaría volver a la Onu después de haberlo traducido, pues me daría más fuerza y seguridad, aunque soltara la información entre líneas. La primera humanidad habitó la Antártida y los habitantes de Urano (ahora no tiene vida) fueron los encargados de traer parte del primer contingente de indivíduos de dicha Humanidad. Posteriormente se realizaron experimentos genéticos por parte de los extraterrestres encargados de ello (uno de ellos trajo como consecuencia la aparición de los Yetis) y más tarde tuvo lugar la batalla en Orión y como consecuencia, los perdedores fueron desterrados a la tierra. Actualmente hay civilizaciones que como consecuencia de todo esto, están unidos kármáticamente a nosotros y por eso nos ayudan.


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El Sr. Smith, fundador de los Mormones, tuvo en su poder parte de esta información, pero al no utilizarla correctamente, le fue sustraída. Por eso, actualmente, los Mormones que saben de nuestra movida, ya que han estado infiltrados en nuestros grupos, andan detrás de todo esto y hasta me han amenazado si consigo el libro. Cuando estuve en la ONU , un señor con grado 33 en los Rosacruces y en la Masonería y que desprendía gran amor, me comentó : “Usted no comprende la importancia de la información que maneja y de lo que está haciendo. Si se diera cuenta, no lo haría“. Nos harán daño, nos lo están avisando. Con la difusión del libro, todos sabrán y nos hará “saltar” y haremos “saltar” a mucha gente. Pero será tan simple.... - ¿En qué consiste Rama? ¿En anunciar la segunda venida de Jesús? - En anunciar la llegada de la Nueva Humanidad. De la nueva Religión Universal. - ¿Qué planetas de nuestro sistema solar están habitados? - La luna Titán de Saturno, la luna de Júpiter, Venus y dos civilizaciones subterráneas en Marte, aunque son pocos los marcianos. En el vídeo que vi en EEUU de los rusos, se ve Venus, con unas pocas zonas verdes, llanuras, mar y pueblos en forma de puntos. Es casi como un calco de la tierra. - ¿Todas las naves que vienen a la tierra, están controladas por la Confederación Galáctica? ¿Y los casos de manipulación que se cuentan? - Ahora sí. La tierra está en “cuarentena”. Antes podían venir civilizaciones a por muestras y demás. Ahora no. Desde nuestro punto de vista es una manipulación, pero las aparentes “víctimas”, son tomadas para ser examinadas clínicamente para conocer grados de contaminación y otras cosas por el estilo. Y no son llevados a una nave en contra de su voluntad. Antes, se les ha pedido permiso en el astral. Lo que pasa es que luego no recuerdan nada, ya que les supondría un gran trauma en general. - ¿Y todo ese rollo del Comando Asthar? - La evacuación es una forma de llamar la atención a la gente. No hay que darle más importancia. - ¿Podemos nosotros evitar la catástrofe? - Podemos influir en la magnitud, nada más. Ellos no van a evitar nada. - ¿Qué puedes decirnos del asunto UMMO? - Los guías dijeron que evitáramos el contacto con todo lo relacionado con ese asunto. Ha podido ser una gran manipulación para conocer la reacción de la gente. Luego se desmiente todo, se toma a risa y se deja de creer en la realidad de los extraterrestres. Se desacredita a nivel ufológico, a nivel normal y a todos los niveles, la verdad. Lo mismo que ocurrió con el juicio que le hicieron a Eugenio Siracusa, del que gracias a Dios salió bien parado. - ¿Los niños de ahora traen una genética distinta? - Vienen preparados para poder superar y soportar el cambio. Como algunas personas que son llevadas y luego nuevamente traídas. Los niños tiene ahora (al menos muchos de los nuestros) más resistencia a enfermedades y demás problemas. - ¿Tienes tú que buscar a los 144 Ramas? - O dejar que se encuentren. A través de la difusión que se hace, a través de la actividad de los grupos, es una forma de encontrarlos, o dejar que me encuentren. - ¿Qué esperas encontrar en Desojo con Licerio? - Siento que debo estar allí. Me dejo llevar por mi intuición. Cuando llegue sabré por qué. La invitación de Lice, también fue por intuición. - Comentas en tu informe, que cuando estuviste en la nave, viste al guía Oxalc serio. - Bueno, yo antes de subir, estaba angustiado por mi opción. Tenía que entregarme por completo a la Misión, dejar mi trabajo,... Una vez dentro me sentí observado. No hay que olvidar que los guías nos han dicho muchas veces que no acaban, a veces, de entendernos. Que somos imprevisibles. Sin embargo, el acercamiento de Oxalc fue cariñoso. Me habló en mi idioma y además me llamó “Sixto” (debo decir que esto me recordó a mi madre. Mi madre cuando me habla normal me llama por mis otros nombres, pero cuando me quiere recriminar cariñosamente y decirme algo así como: “déjate de tonterías”, me llama Sixto). Luego me puso las manos encima y me dijo que yo era como su hijo. Me dijo que no tenga miedo, que siempre estaré protegido. Era, salvando las distancias, la actitud de un verdadero padre. - ¿Es verdad que desde que entraste en la nave, tienes la cabeza más grande? - (Después de unas risas). Yo no me encuentro diferente. Nadie me ha dicho o comentado nada. - ¿Por qué seis años de inactividad de los guías en España? - Quizás porque en España no se había entendido el mensaje. No era el tiempo. También en Perú ha


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habido épocas en que nos hemos sentido solos. ¿Nos están probando? ¿Nos daban la oportunidad de avanzar solos? ¿Se habían entrometido demasiado? - ¿Ha envejecido Oxalc? - Sí. La vida en su planeta podría durar 1.000 años, pero aquí quedaría reducida a unos 300 años. Cuando le vi por primera vez, aparentaba unos treinta y cinco y ahora, en la nave, unos cincuenta. - ¿Qué pinta Jesús de Nazaret en esto? - Ellos acompañaron a Jesús antes. Jesús anunció que estaría presente ahora y va a venir. Su cuerpo fue programado por los extraterrestres de las Pléyades con la clave 222 para poder albergar el Espíritu Crístico, que es la manifestación de Dios en los planos densos de la materia. El de María también fue programado. - ¿Qué significado tienen las apariciones de la Virgen? - Las manifestaciones se dan según los niveles de comprensión de la gente. Es un juego psicológico. Lo que se busca es cautivar a las personas frente a la personalidad de María. Se busca un cambio hacia el Amor, en base a que María va a interceder ante su hijo por los buenos. En cuanto a las connotaciones que estos fenómenos tienen con los extraterrestres, recuerden cuando en Fátima se veía girar al sol vertiginosamente y fenómenos parecidos. - ¿Es Cristo un Genio Solar? ¿Viven los Elohim en el sol? - No es un Genio Solar. En el sol no hay vida, aunque efectivamente es frío por dentro. - ¿Hay universos paralelos? - Muchos. Los guías, por ejemplo, representan niveles de evolución superiores a los nuestros, pero que han seguido un proceso más lento. En la tierra, hay gente mucho más evolucionada espiritualmente que ellos y que evolucionando espiritualmente contínuamente aquí, en un segundo de consciencia podrían evolucionar años luz, superándoles a ellos. No teniendo que encarnar más. - ¿Al morir Jesús se apagó el sol? - No. Fue la presencia de las naves lo que lo oscureció. Y fue tal la energía que se desprendió al morir Jesús, que personas recién muertas, resucitaron. - ¿Es hueca la tierra? - No es que sea hueca, no. Lo que ocurre es que existen gran cantidad de túneles que la atraviesan. Hay grandes obras en su interior. Y hay personas que habitan en su interior, que son restos de antiguas civilizaciones. Son conscientes de que tienen que estar preparados para todo lo que va a acontecer. Son positivos, pero no pueden ponerse en contacto con nosotros, porque generarían un rechazo por nuestra parte. Son pocos. Hay varias entradas a esos lugares (Sudamérica, Tibet, Afganistán...). De ahí la presencia de los rusos en Afganistán. Y hay bases de los guías. La base azul del alto Paititi, Madre de Dios entre Perú y Brasil… Hay personas que están siendo llevadas a esos lugares reservados. En el Dorado, en Sambala,.. - ¿Y quienes son los kumara? - Son instructores del planeta Venus. Hubo épocas en que también rigieron en la tierra. - ¿Has tenido alguna comunicación en Perú sobre el trabajo a realizar en España? - No. Los guías habían anunciado hace 3 años que tendría que venir a España. - ¿Y los cristales de cesio? - Entre otras cosas, ayudarán en la traducción del libro. Situando las manos en el pecho, lanzan un rayo hacia la mente. Están en el campo astral. Solo duran en esta existencia en la tierra. Si tu vida es una contradicción con el mensaje, desaparecen. Se eliminan por la orina. Son como una vacuna contra las radiaciones, como un escudo. No es ninguna manipulación como dicen Jimenez del Oso (que en paz descanse, añado yo) y Freixedo. El cesio entra en el sistema nervioso. La prueba es que la gente activa de Rama que los tiene, no ha sufrido ningún accidente grave. - ¿Cómo será la evacuación y la catástrofe? - La gente será reunida en sitios bien vistos desde el cielo (Cuzco, Nazca, El Dorado..). En ciertos sitios reservados, algunos serán preparados y otros serán llevados a Venus. Sobre todo, niños. Habrá un momento durante la catástrofe en que nadie quedará en el planeta. Jesús llega en el mismo momento de la catástrofe. Simultáneamente, la mayor parte de la humanidad morirá y todo irá aconteciendo poco a poco. El gran final se dará como consecuencia de accidentes nucleares en cadena. Personalmente creo que sucederá en menos de 20 años. (Y DIGO YO QUE MENOS MAL QUE SIXTO NO TIENE EL DON DE LA PROFECIA. ¿QUE DIRA CUANDO LEA ESTE LIBRO SI LLEGA A HACERLO?).


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- ¿Y el Anticristo? - Surgirá en los Emiratos Arabes. Será un gran líder político y espiritual que arrastrará a la gente (como una mezcla del Ayatolá y Gadafi). Al principio dará años de paz, pero luego todo cambiará. Está ya aquí. ¿No se respira en el ambiente que algo llega? Todos nosotros estaremos vivos en el gran momento. O de adultos, o como hijos de un matrimonio muy espiritual, en cuyo caso casi no lo vamos a sentir. - ¿Y sobre la terminación de los nombres cósmicos? - Depende del tipo de trabajo que te toca dentro de la Misión. Tened en cuenta que cada dos años, hay un nuevo llamado. Hay un ritmo y la gente va siendo llamada a un mayor compromiso. Los de Rama son gente destilada que siente que está comprometida desde siempre. Rama es crear conciencia, no adeptos. Hay también labores complementarias, (en parejas, con familias, con jóvenes, con niños...) Rama no acaba. Todo depende de cada uno. Unos llegan, reciben el mensaje y punto. Y otros deben seguir después del llamado, llamando y difundiendo. - ¿Por qué no se dio el libro en 1.980? - Porque había mucha gente dispuesta a matarse con tal de ser ellos los que lo recibieran. Faltó consciencia. Era una situación ridícula. - ¿Cómo saber el nombre cósmico? - En la meditación, preguntando: ¿quién soy yo? Si así no lo logras, por medio de una comunicación. Ya se lo que me váis a decir: que las comunicaciones solo las tengo yo y cuatro más. Pero si pedimos las cosas, hay que estar dispuestos a trabajar con ellas. Y así, sí se nos darán. - ¿Qué piensas sobre la donación de órganos? - El hombre tiene 7 cuerpos. Lo puede rechazar tu cuerpo físico o tus otros cuerpos. Depende de las vibraciones del que hace la donación. Se tiene la creencia de que hacen falta tres días para estar realmente muerto. Actualmente se ha acelerado el proceso de la muerte. Es decir: si el muerto no está apegado al lugar o a su familia, se va inmediatamente. Ve su cuerpo muerto y se va. También depende del apego de las personas que se hallan alrededor del cadáver. Si todos lloran y quieren retenerlo, tarda más. Tenemos que cambiar nuestra concepción de la muerte. Y a la persona muerta, hay que dejarla que siga su proceso, pues su espíritu no ha muerto y debe de seguir caminando. - ¿Y el aborto? - Es tremendo. A ese ser que debe nacer, tú le puedes aportar cosas necesarias para su evolución. En caso de tener que elegir entre el niño y la madre, hay que tener en cuenta quién tiene más posibilidades de sobrevivir. Es cosa de sentido común. Y así, hablando, hablando, el bueno de Juan Oliver (gran chófer cósmico), dejó a los ocupantes de su vehículo en la puerta de la casa de Lice, en Desojo. Sixto ya estaba en el pueblo.


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21 - SIXTO Y LICERIO

Ni Juan ni yo nos acordamos de si yo vine en el coche con ellos desde Madrid o de si estaba ya en Desojo, esperándoles. La cosa es que fue un reencuentro muy emotivo y nos juntamos unos cuantos miembros de ambos grupos en el pueblo. Lice fue un magnífico anfitrión para todos, en especial para Sixto, a quien enseñó sus “dominios” y agasajó durante los dos días que creo estuvimos allí. Una mañana, Lice preparó el magnetofón y varias cintas y se dedicó a interrogar a Sixto durante varias horas. Aunque la entrevista ya está perfectamente escrita y publicada en la página de Internet de Conciencia Planeraria, no me resisto a incluir algunas de las preguntas y respuestas de aquella mañana. Por supuesto, al ser una entrevista muy larga y compleja, trataré de realizar un resumen, lo más completo que pueda. - Sixto: ¿Qué es Rama?. - Ra es un prefijo que desde los tiempos egipcios significa Sol y Ma significa tierra. Total: Sol en la Tierra. Es una misión de irradiación de despertar la conciencia en la humanidad frente a un momento de cambio definitivo y definitorio. Estamos viviendo un tiempo de transición hacia una nueva humanidad, hacia la cuarta dimensión. El hombre va a tomar conciencia de sus facultades de percepción extrasensorial que le van a servir para conocerse más a sí mismo y para tener acceso a las fuentes de información eternas. Misión Rama es una experiencia de contacto extraterrestre. - ¿Qué representa Ganímedes en el campo del contactismo mundial? - Lo que hemos podido saber a través de contactos es, que esta gente de Ganímedes, vive en una colonia de vida artificial y que ellos tienen un origen común en Orión y que se encuentran en las lunas de Júpiter, estableciendo colonias mineras. Hace más de 20.000 años que están allí. Como ya se ha comentado otras veces, todo comenzó con una lucha entre algunos de ellos y los perdedores fueron desterrados a la tierra. No obstante, desde hace muchos años, se dedican a hacer de guías nuestros, de orientadores de la humanidad a nivel espiritual. Existe una Confederación de Mundos dirigida por los 24 Ancianos de la Galaxia, que se dedica a velar por el orden y la evolución positiva de la vida en la galaxia. - ¿Qué relación guarda con todo esto, el famoso Satanael, un angel, al parecer caído en desgracia y procedente de Orión? - Ya en la Biblia se habla de esto. Al parecer el habitante primitivo de la tierra era un ser andrógino. Se experimentó con ellos y aparecieron hombre y mujer, dos sexos. Los Elohim, un grupo de extraterrestres o seres superiores vinieron en misión científica. Instalados en Mesopotamia comenzaron a experimentar con el ser humano para adelantar su genética. Cuando el asunto fue avanzando, dijeron a estos nuevos seres que no podían consumir cierta planta, probablemente con poderes alucinógenos. Pero parece que uno de estos doctores, “empujó” o facilitó su consumo al nuevo ser humano, siendo probablemente la primera experiencia de drogas en el planeta. Con un consumo no controlado de este producto, comenzaron a destruirse neuronas, entrando, tal vez, en un proceso de destrucción celular irreversible. Al ver los Elohim lo que sucedía, dieron por concluído el experimento. Además, siempre, según lo que nos han dicho, si el consumo era cuidadosamente regulado, el ser humano podría llegar a ser “como ellos”, como “dioses” y volverse inmortales, cosa que no les interesaba. - ¿Qué sentido tienen las diferentes razas en el planeta? ¿Son implantaciones genéticas de otras civilizaciones? - Sí. En la tierra ha habido distintos colonizajes, hibridaciones y mezclas de razas de otros planetas. Es muy probable que, dentro de no mucho tiempo, cuando todo comience nuevamente, la humanidad represente una sola raza, una síntesis de todo, lo mejor de todos. Tendemos hacia un universalismo total. - ¿Qué significa en todo este contexto el Cristo, Jesús? - El Cristo sería la conciencia misma manifestada de los planes superiores de Dios, quien está


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controlando o mueve a los 24 Ancianos a determinar o programar las misiones de ayuda. El Cristo sería una energía procedente del profundo amor de la conciencia cósmica y que cada cierto tiempo, coge un cuerpo programado por los extraterrestres (Jesús) genéticamente perfecto para resistir la energía del Cristo. - ¿Y que nos dices de la catástrofe? ¿Será una guerra nuclear? - No habrá una tercera guerra mundial. Lo que si dicen los guías es, que estamos muy expuestos a accidentes nucleares como el de Chernobyl y que en cualquier momento puede haber más. También hablan de la cercanía de un asteroide que de chocar o rozar la tierra, podría alterar aún más su eje y el campo magnético. Podría hacer que todo el armamento nuclear detonase en sus propios silos. Sería la destrucción nuclear y en este caso, quienes permanecerían indemnes, serían ciertas zonas de Sudamérica y otros lugares aislados del mundo, donde se ha previsto, no solamente una evacuación de grupos humanos, sino también un aislamiento para proteger a cierta parte de la humanidad. El posible nuevo paraíso terrestre, seguramente estará ubicado en algún lugar de Sudamérica. - El contacto con los guías se da tanto en el aspecto físico como en el psíquico, ¿verdad?. Dicho de otro modo, con la parte ejecutora del proceso de contacto, ¿no?. - ¡Claro!. Porque la relación personal que tenemos los contactados es con los que vimos o vemos físicamente , cosa que no ocurre siempre. Yo, físicamente en estos doce años solo les he visto en cinco ocasiones. El resto de las veces he visto sus naves o sus proyecciones. También he visto por medio de la experiencia del Xendra, pero he tenido muy interiormente en experiencias mucho más sutiles, contacto con esa otra fuente espiritual que muchas veces ha sido el aliciente para seguir adelante. - ¿Te consideras un hombre privilegiado? - ¡Realmente es un privilegio el que se nos de la oportunidad de hacer algo!. - ¿Has sufrido alguna reacción en contra de tu trabajo o amenazas? - Amenazas las ha habido por parte de muchas organizaciones con respecto a la información que nosotros damos, se nos ha hecho mención de que sería conveniente que cerráramos la boca. Muchas organizaciones religiosas nos han ido a buscar mediante representantes suyos, tratando de orientar nuestro mensaje, tratando de manipularnos o controlarnos. Y no sé por qué. Nuestro mensaje no tiene que asustar a nadie, ni quiere destruir ninguna religión. Ni ninguna convicción. - ¿Cuándo una persona se puede considerar Rama?. - La gente Rama es todo aquel que de una u otra forma, está irradiando al resto un mensaje, una esperanza, no solamente del mensaje extraterrestre, porque eso es lo que actualiza el mensaje de la Misión. Misión Rama no dice nada nuevo, lo único sí, es que, bajo la actualización del fenómeno Ovni y del mensaje espiritual, vemos que hay esperanza para nuestro mundo y si otros han logrado sobrevivir, también podremos a la luz de las experiencias, unidos por ellos. - ¿Y cómo se compaginan los diferentes rituales de las diferentes religiones? - Lo que Rama procura es liberarnos de unos esquemas , ya que estos mismos seres, con todo el avance tecnológico que tienen de años luz comparado con nosotros, aún así tienen una creencia religiosa y una filosofía de vida y tienen los menos rituales posibles. Los rituales surgen en algún momento, con la intención o la necesidad de transmitir un conocimiento superior a un grupo de iniciados, frente al resto de las personas profanas que están dispuestas a asimilar una mayor preparación, una mayor entrega. Si todos estamos ahora dispuestos a una mayor entrega, no hay necesidad de rituales, no hay necesidad de ocultarle al resto una información que puede venir directa, y sobre todo, un estado de percepción y contemplación o integración, en el cual todo está claro. Todo es diáfano, porque no hay nadie a quién reservársela, todos para todos y todos para estar dispuestos a dar lo mejor de sí. - Y si alguien te pregunta: Sixto, ¿a quién rezo yo? - Nosotros debemos enseñarle a la gente que es más importante una actitud de oración, de comunión interna, de soledad y de silencio interior, para escuchar la inspiración de lo alto, antes de tener muchísimas palabras y no escucharse ni a uno mismo ni a los demás. Porque no es que podamos poner una grabadora y sería lo mismo que nosotros repitiendo oraciones muchas veces sin sentido. Es preferible decir poco y sentir mucho o no decir nada y escucharlo todo. Es muy fácil hablar, es más difícil escuchar, no terminamos de aprender a escuchar a Dios. - ¿Es Rama un movimiento de élite o encajaría con otro movimiento más amplio, donde se podrían integrar otros movimientos espirituales? - La Misión procura ser un movimiento universal y conciliador con el cual, si bien el mensaje es para todos, no para todos es la preparación. La preparación es para aquellos que la pidan, que la busquen y que están totalmente con la humildad que requiere un camino de desarrollo espiritual, que estén


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dispuestos a asimilarla. No es una nueva filosofía, ni una nueva escuela, es solamente un retomar lo que está perdido, simplemente lo que faltaba por hacerse o concretarse y es un revalorizar todo. Todas las escuelas, todas las religiones, avisaban de un tiempo en el cual se iban a dar justamente las condiciones para un contacto inminente y una revelación permanente. Entonces estamos en una época en la cual, como la época de Acuario así lo manifiesta, se vierte la información a la humanidad, una información directa, no a través de libros o medias verdades muchas veces transmitidas de viejas escuelas que tuvieron que velar o darle su información a través de una excesiva simbología. Ahora no, los símbolos tiene un significado pero actualizado y podemos leer a través de los símbolos, pero con toda claridad, el mensaje de siempre, el mensaje que viene también ahora, transmitido directamente. Hoy día no va a ser nada oculto, va a ser aclarado y transmitido sin limitaciones para que participen todos y a todos, el contacto extraterrestre y la Misión Rama, les dirá algo, lo suyo. - En relación con las reencarnaciones: ¿Consideras que a través de la historia han sido los mismos seres, pero con distintos cuerpos, espacios, tiempos, quienes han hecho y hacen el mismo trabajo de ayuda SIXTO EN DESOJO espiritual siempre? - Considero que muchas veces podemos caer en el error, como a veces he encontrado en grupos, que hay personas que se consideran a sí mismos la reencarnación de los apóstoles, de Moisés y demás. En la historia hay papeles que son repetitivos. Hay un momento en el cual vamos a tener nosotros que ser como un Moisés, que vamos a tener que arrear a la gente, vamos a tener que ser en algún momento como un Juan Bautista, vamos a tener que preparar el camino y vamos a tener que ser en algún momento como un Jesús, que tendremos que morir crucificados por lo que creemos, dando lo mejor de nosotros. En este gran teatro del mundo, en esta gran obra teatral, que a veces tiene visos de comedia o tragicomedia, pero considero yo que más que nada un drama, todos debemos aspirar a papeles cada vez más dramáticos, en los cuales, si bien podemos empezar de apuntador, tenemos que ir dramatizando más poco a poco y estando dispuesto a dar lo mejor de nosotros, pero siempre sin olvidarnos de que solamente es una obra de teatro y no nos vaya a pasar como a Lubosi que terminó creyéndose vampiro o a Veishmuller que terminó creyéndose tarzán y que realmente es algo transitorio y que debemos asumir roles y papeles en algún momento. Yo creo que aquí se está haciendo, se está cumpliendo el mismo papel, que tuvo en algún momento un grupo humano altamente espiritualizado, que se retiró al desierto a preparar el camino, la inminente venida del Mesías, y creo que las condiciones básicas para darle la información moral y espiritual, de una persona como sería Juan el Bautista. Vivían en comunidades familiares en el desierto preparando todo esto. Si esto ocurrió, considero yo que en España también hay un sitio donde se está haciendo y eso muestra la inminente venida del Cristo. Estamos viviendo el anticipo de todo ello y todo anuncio de cualquiera de nosotros, ya sea como discípulos, o como anunciadores principales, lo hacemos porque no somos nosotros, es la fuerza que nos mueve a nosotros y no interesa la persona, interesa el mensaje. Y si Cristo está en las puertas, si está próximo a venir, ya sea sobre las nubes o sobre las naves, a la larga comprenderemos que era el mismo ayer, hoy y siempre, y la fuerza que nos mueve a nosotros, es la misma fuerza del Padre Universal, manifestado en aquella energía superior que la tenemos delante nuestro y que nos saluda todos los días. - ¿Entonces crees que la llegada de Jesús está próxima? - Tratemos de olvidarnos realmente de nosotros y saber que estamos asumiendo un compromiso en representación de toda la humanidad. En la medida en que podamos nosotros mismos y tengamos en


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cuenta esto, yo creo que el plan se cumplirá en nosotros y de hecho se está cumpliendo. Quien tiene que venir está a las puertas, no es ningún otro avatar, ningún otro pseudomaestro cuyos atributos o elementos de vidas anteriores, realmente pueden dejar mucho que desear. No hay otra persona. La última manifestación de Cristo, es la de Jesús-Cristo, no va a ser nada extraño que a la hora de que saliera de una nave Jesús, lo viéramos como el Maitreya de los budistas o como el Krisna de los hindúes. Sea como sea, para todos el mismo Jesucristo. - Por el momento, creo que lo más importante está dicho. Aunque me gustaría que nos hablases algo sobre los contactos:¿que son las antenas, cómo se verifican los contactos, cómo distinguir los auténticos de los falsos, etc., etc? - Creo que es lo más importante de Rama, reconocer que el medio que se ha utilizado, es un medio que si bien puede servir de mucho porque es muy simple, también puede complicarnos la vida. Hay un error que nosotros hemos mantenido dentro de Rama por desinformación, en el que hemos mantenido también a muchos grupos y la idea no es darse de golpes de pecho, sino tratar de dar alternativas. Primero hay que recordar por encima de todo, que son “ellos” los que se comunican con nosotros y no nosotros con ellos. Por más que nosotros intentemos la comunicación, por más que nosotros nos esforcemos por ella, no la vamos a recibir si no viene inspirada de lo Alto de Ellos. Hay exigencias y hay requisitos que no deben dejarse de lado, tanto para la antena como en la comunicación a recibirse. En la antena primeramente el requisito es que debe ser una persona equilibrada. Yo creo que todo el mundo quiere ser imparcial, una persona autocrítica que puede cuestionar lo que él recibe, lo que siente, lo que él percibe, como también cuestionar o estar abierto a la crítica de conjunto. Debe ser una persona sin problemas de desequilibrio nervioso, emocional, porque en el caso de recibir una comunicación, puede desequilibrarse y puede hacer y hacerle daño. Ahora, en cuanto al mensaje a recibirse, si la persona está equilibrada, es objetiva y sabe reconocer también que hay un momento para recibir cada cosa, tiene que saber que las comunicaciones tienen que ser voluntarias. Se siente que la cosa viene de fuera, no parte de dentro, entonces para ello se requiere cierta disposición. Debemos buscar predisponernos para recibirlo y encontrar el mejor momento del día, el más tranquilo, siempre en compañía de otra persona como apoyo, testigo y cuestionador. El mensaje no debe girar sobre cosas muy personales, no preguntar sobre cosas sobre las que ya tengamos una respuesta prefijada en nuestra mente, dejar que el mensaje fluya, espontáneamente y que buena parte del mensaje siempre es atemporal. Es decir, que siempre que lo leamos, nos aporte algo nuevo. El mensaje no muere con una sola lectura, no termina allí, puede que una parte sí, pero otra es rescatable. La comunicación siempre debe ser edificante, no destructiva, ni degradante. Tampoco pueden venir en un lenguaje tan velado que no entendamos nada. Tiene que ser claro y tener cierto sentido común. La comunicación tiene que traer también aportes nuevos, mantener una línea con las comunicaciones anteriores, no pueden contradecirse. Todas estas cosas son las que nos indicarán la veracidad de la comunicación en un grado muy alto. Y, por supuesto, pedir confirmaciones. Aquí, en el contacto extraterrestre, nosotros dejamos que la comunicación se de y la consideramos buena y conveniente, como un medio de información directa corroborable y comprobable a través, no solo de avistamientos, sino de otro tipo de manifestaciones. Es útil, pero no imprescindible. Así que yo no aconsejo a todo el mundo que intente la comunicación, porque si bien depende de ellos y no de nosotros, de esa manera son los de arriba los que se pueden comunicar con nosotros. El mantener habitualmente comunicación no es fácil. Hace falta una preparación. Si nosotros dentro de Rama hacemos ejercicios de meditación, de contemplación interna, de silencio, de oración, eso nos ayuda a estar más preparados. Debemos practicar de alguna forma, algún tipo de técnica que nos permita ir reconociendo nuestras ideas y fortaleciendo nuestra voluntad, ayudándonos a dejar la mente en blanco, para saber lo que viene de fuera y lo que es nuestro. Lo ideal es que en cada grupo haya una sola antena, al que todos apoyen, protejan y que goce de la confianza de todos. Para que la gente crea en tus contactos tiene que ver objetividad, ecuanimidad, capacidad de autocrítica y apertura a las demás críticas.


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Y después de un par de horas de charla, y ya un poco cansados, nos fuimos a comer, distribuyéndonos por las casas del grupo. Fueron dos días maravillosos, donde se selló definitivamente la hermandad entre la Misión Rama y Fraternidad Cósmica. Durante el resto del año y mediados del 87, nos juntamos un grupito de varias chicas nuevas en esto, Juan, otro par de chicos y yo. Los fines de semana en que me tocaba estar con mis hijas, nos íbamos a la cuadra a “jugar” con el Corzo (nuestro precioso caballo) y el resto del grupo campaba por sus respetos. Pero muchos fines de semana acabábamos en Desojo, ayudando o dando la lata, pero siempre felices de compartir con aquellos “hermanos” unas horas de nuestra vida. Y, por supuesto, muy atentos a las informaciones que nos llegaban por parte de Sixto y demás, sobre cómo seguía desarrollándose la Misión. Aunque a decir verdad, en los grupos que entonces volvieron a funcionar, seguían sin darse los avistamientos y las experiencias que Sixto había prometido desde que apareció por España en el 85, que se iban a dar. Como veremos en el capítulo siguiente, el año 1987 iba a ser muy movidito en todos los sentidos y muy emotivo e importante sobre todo para mí.


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22 - GANIMEDES

En Abril tuvimos conocimiento de que Sixto Paz había tenido una nueva y al parecer muy importante experiencia con los guías. Nos contaron que lo habían abducido y que se lo llevaron nada menos que a Ganímedes (a esta luna de Júpiter los Guías le llaman Morlen). En Mayo, el grupo de Madrid le pagó de nuevo el viaje a España y allí estuvimos. Y como no podía ser de otra forma, nuestro buen chófer cósmico, Juan Oliver, lo acercó nuevamente hasta Desojo. Con buen criterio y como tenía mucho que contar, el bueno de Lice le dejó directamente el micrófono de la grabadora para que se explayara a su gusto, y el día 23-5-87, se le grabó lo siguiente: (también quiero decir que esta entrevista está publicada en Conciencia Planetaria en la red de Internet, como la del año anterior y también que yo voy a intentar resumirla lo mejor que pueda): Los guías me han pedido cierta discreción respecto a algunas de las cosas vividas. Esta última experiencia la viví el 30 y el 31 de marzo del presente año. Todo empieza en el 85, cuando los guías ya me van invitando a través de sueños, comunicaciones e intuiciones, para que haga una salida al desierto yo solo. En Noviembre seguían insistiendo y yo me resistía porque primero quería solucionar ciertos problemas de tipo familiar. Hasta que una noche, al llegar a casa, mi hija Yarin me dice que ella también ha recibido un mensaje en el mismo sentido. En Abril del 86, mi esposa Marinita también recibe un mensaje de su guía Oxmalc que desde el 75 no se comunicaba con ella. Yo ya había estado solo dentro de una nave en el 86 durante una hora, por lo que no lo retrasaba por miedo. Al fin, el a mí, de pronto, todo se iluminó de color azul brillante. Mientras él se debatía entre seguir conmigo o regresar, apareció delante nuestro una proyección donde se veía a cinco guías. Por fin se asustó y se marchó. La proyección desapareció y yo seguí caminando hasta donde solía ir siempre y me puse a meditar. El cielo estaba lleno de nubes, pero al cabo de unos 20 minutos miré hacia arriba y justo encima mío había un gran claro sin nubes. También se veía un objeto oscuro del que se proyectó un haz de luz a una distancia como de unos 100 metros de donde yo estaba. De la luz salió una persona bastante robusta a la que no se le veían los pies y avanzó hacia mí. Llevaba como una especie de gorro. Llegó, me puso las manos sobre los hombros y sentí que me invitaba a seguirle hacia la luz. Al llegar dentro del cono de luz, fui absorbido y solo tuve tiempo de vislumbrar al mirar hacia abajo, como que se cerraba a mis pies una especie de tapa. Cuando todo volvió a la normalidad, me encontré en un salón circular totalmente iluminado donde había 4 o 5 seres vestidos con trajes pegados al cuerpo de color brillante, con gorros. Solamente se les veían el rostro y las manos. A su lado había una máquina rectangular de donde sacaron un traje para que yo me pusiera. Similar al de ellos, pero color como dorado. A pesar de mi lógico pudor tuve que quitarme toda mi ropa delante de ellos y ponerme el traje. Ellos cogieron mi ropa, mis zapatos, la mochila y todo lo que yo llevaba y lo guardaron en una especie de mueble. Subimos por una rampa y ellos se distribuyeron frente a unos paneles que había a ambos lados de la habitación a donde habíamos desembocado. Aquello, con sus cilindros y máquinas extrañas, parecía como un estudio de televisión. Me prepararon una silla donde me indicaron que me sentara. Era como de cuero negro. Me senté y me sentí como succionado, como si el asiento fuera una ventosa, aunque no había ningún cinturón de seguridad. A mi lado se sentó Oxmalc, que parecía un poco más robusto que Oxalc. Los demás manipularon una especie de tubos y tuve la sensación de que aquello se movía. Por las pantallas pude ver cómo el disco se introducía en una especie de hangar. Se veían más hangares y supe que estábamos entrando en una nave nodriza no muy grande, de tipo cilíndrico. En seguida sentí una gran presión sobre todo en las manos y en la cara, como si me frotaran con un ladrillo. El dolor me duró como una media hora y me imaginé que era la aceleración de la nave al ponerse en movimiento a gran velocidad. En todo momento y hablándome en castellano, Oxmalc me decía que estuviera tranquilo. Luego todos se relajaron aunque seguían trabajando, momento en que aproveché para


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hacerle preguntas a Oxmalc. Le dije que si me podía alcanzar la Biblia que yo había traído, porque quería preguntarle sobre cosas que habrían sido manipuladas o mal interpretadas. Me dijo que no podía darme el libro, pero que él estaba dispuesto a contestar mis preguntas. Le pregunté por la violencia que existe en el antiguo testamento, las luchas agresivas y demás. El me contestó que también en la transmisión de la Biblia hay muchos mentalismos y cosas puestas en boca de Yavé y demás extraterrestres que no fueron tal y como están narradas. También le pregunté si realmente existía un pueblo elegido a lo que me contestó que no, que la relación era personal, había una persona programada, elegida y que ese era Abraham. Abraham estuvo en contacto con los enviados o ángeles debido a su sensibilidad y predisposición, que son los que le guían y le informan. Me relató durante un rato los pasos que se fueron dando, muchos de los cuales sí están tergiversados en la Biblia. En el transcurso de su vida, había que protegerle ya que debía tener un hijo y procurar alejarle de lo que sucedió a las ciudades de Sodoma y Gomorra donde se estaba dando una degeneración que no podían permitir porque corría peligro todo el plan cósmico. Le nace el hijo, que sería Isaac, de Sara. Pero le vino un mentalismo en el sentido de pensar que si otros pueblos sacrificaban a sus primogénitos a sus dioses, por qué no lo iba a hacer él. Cuando lo iba a sacrificar, una “canepla” (bola de luz “inteligente” que envían las naves en plan de exploración o para otros menesteres) se le acerca y le transmite que no lo haga, que eso es una barbaridad. Y la idea de pueblo elegido ha surgido equivocadamente, ya que lo que se pretendía, era establecer un pacto con Abraham y su descendencia para producir mil Abrahames, un millón, los que fueran necesarios que tuvieran ese mismo carisma, esa actitud y disposición, de tal manera que pudieran vivir como un grupo humano, como guías espirituales de toda la humanidad. No crear una nación o un país separado del resto del mundo. Y así, poco a poco, fue contestando a muchas preguntas sobre la Biblia que yo le hacía. Le pregunté porqué habían elegido Israel para ser el centro de todo el proyecto y me dijo que porque era un puente natural, ya que era un lugar por donde todos los pueblos mesopotámicos que quisieran invadir Egipto tendrían que pasar. A su vez, Egipto, en sus correrías, también pasaba por allí. Los romanos igualmente. Allí, en Israel, era donde todos serían influenciados por el mismo mensaje, por la misma orientación de tipo espiritual, como llegó a ser realmente. Era una zona programada, preestablecida, donde tenía justamente que centrase la difusión. Cuando me cambié de ropa al subir a la nave, me guardé sin que ellos al parecer se dieran cuenta, el reloj para ir cotejando las horas. De pronto, ante una señal de los que estaban en los paneles, Oxmalc, me tocó en el hombro y me dijo que le siguiera. Caminamos hacia el lado izquierdo donde había una pared lisa, que al abrirse mostraba una puerta y un corredor que se iba estrechando y que terminaba como en un doble juego de ventanillas amplias con unos escritorios con unos paneles. El guía sacó dos sillas para él y para mí y comenzamos a oir un ruido, como el motor de un funicular que resultó que el ovni estaba saliendo de la nave nodriza al espacio abierto. Fue la mayor impresión de mi vida ver dos planetas que eran dos lunas de Júpiter, una seguida de otra. Una de color rojizo con unas manchas de tono arcilloso como con cráteres amarillentos y también unas capas como de color azul brillante con una cierta cordillera muy baja de montañas pequeñas pero picudas. La otra, detrás, tal vez por la distancia lo parecía, más pequeña de color rojizo anaranjado. A la derecha se veía el planeta Júpiter, pero no como algo sólido, sino como cuando uno puede contemplar un espejismo, o sea, veía las distorsiones propias de los gases. ¡Realmente la vista era maravillosa!. Ibamos descendiendo con un movimiento en espiral, orbitando alrededor de Morlen y comencé a ver en algunos lugares, luces. Oxmalc me dijo: “Sí, son las ciudades que están bastante aisladas unas de otras y tienen autonomía propia”. Encima nuestro, podía ver la gran nave nodriza. El ovni bajaba despacio, meciéndose, como si fuera un gran colchón de plumas. Llegamos a tierra y me dijo que me levantara y que le siguiera. Hemos llegado a la puerta de salida mientras el resto de los guías ordenaban la nave por dentro. Hemos bajado por una rampa. La atmósfera era parecida a la nuestra pero más pesada. Al observar el cielo se veía de noche y no había muchas estrellas. Entre ellas me enseñó una de color como con brillo medio azul y me dijo: esa es la tierra. Una sensación increíble de melancolía y congoja me invadió.


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A mano izquierda, al borde de una cadena montañosa, se veía una instalación como una pirámide medio truncada y Oxmalc me explicó que era la sede de los Doce Menores de Morlen y que se encontraban allí más que nada, pendientes de nuestra colonia, ya que la ciudad hacia la que estábamos yendo, era la ciudad Confraternidad, donde se encontraban 12.ooo personas extraídas de la tierra en diferentes épocas de la historia y algunos evacuados por su voluntad, otros de zonas de paso naturales de dimensión como el triángulo de las Bermudas y algunos rescatados de las manos de civilizaciones extraterrestres que sacaron gente con fines de investigación. En un cañón de gran profundidad, no tan grande como el del Colorado, se veían como rampas que bajaban hacia la zona más profunda. En las rampas o niveles había como grandes cúpulas a ambos lados y de un lado a otro había unos puentes como de vidrio o cristal. En la parte más baja había mucha vegetación. Luego bajamos a una especie de túneles subterráneos y donde han salido un grupo de personas para darme la bienvenida. Procedían de Xilox, algunos con túnicas blancas, otros con trajes pegados al cuerpo de color celeste y otros con trajes muy brillantes como con lentejuelas. Eran seres sin pelo, con una nariz casi imperceptible y con un rostro como de pera invertida y bastante altos. Iban acompañados por un anciano de unos 70 años con una túnica blanca suelta y un gorro blanco y de apariencia terrestre. Oxmalc me dijo que era el hermano Joaquín, uno de los Doce Menores de Morlen. Los otros eran guías de Xilox que hacen de instructores de la comunidad humana que allí se encuentra. Me quedé solo con el hermano Joaquín, pues los demás se retiraron. A continuación vinieron como unas quince personas acompañados por un hombre moreno y alto, de raza negra, que era Xendor, uno de los 49 guías de Misión Rama, hijo de terrestres y nacido allí, en Morlen. Todas las personas que se acercaron a mí en diferentes momentos, me hablaron en castellano, lo que me sorprendió. Me explicaron que la comunidad humana allí, todavía no había desarrollado la telepatía. Me quedé con Joaquín y Xendor que me comentaron que las personas de fuera de la tierra son menos agresivas porque existen menos condicionamientos por parte del ambiente. También me dijeron que, entre los meses de Agosto y Diciembre se iba a registrar en Ganímedes, una visita poco usual: la visita de Jesús el Cristo con aquel cuerpo con el que fue glorificado y que naturalmente no es un cuerpo como el nuestro GANIMEDES y que quizá se quedara allí definitivamente o durante mucho tiempo, con los Veinticuatro Ancianos, de los que ya sabemos que tampoco tienen la apariencia física con la que se nos aparecieron en las experiencias Xendra. Asumen esa forma, aparentemente terrestre, para que entendiéramos que están en representación de toda la Galaxia, pero que no tienen esa forma física, sino que son más cercanos a lo que nosotros llamaríamos energía. Me sorprendí, pero lo acepté. Me recomendaron que ahora que lo vamos a tener más cercano, deberíamos salir más al desierto en grupos, que es donde se forjan los profetas. Nosotros, en Perú, trabajamos la meditación, la dieta prácticamente vegetariana, yoga, dietas, ayunos purificadores. También las relaciones sexuales las controlamos para no perder la gran cantidad de energía sexual que tenemos y que es muy importante. Todo este tipo de trabajos y otros relacionados, nos pueden ayudar poco a poco a desarrollar la telepatía, que dicen los guías, es la mejor forma de comunicarnos con ellos. Luego fui llevado a otro lugar donde Joaquin me mostró el famoso libro de láminas de metal dorado y me animó a tocarlo. Fue toda una experiencia y me habló entonces sobre la Gran Hermandad Blanca, cosas que no todas recuerdo. Me dijo Joaquín que existen dos libros que se darán a aquellos que en su momento sean capaces de trabajar con la información que contienen: El libro de amor de los de las Vestiduras Blancas y el libro de las Vestiduras Blancas.


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Según había comprobado por mi reloj, el viaje de la tierra a Morlen había durado tres horas. Y ocho son las que permanecí allí. Y otras tres de vuelta. Me dejaron en Chilca, donde me habían recogido. Hasta aquí el relato de Sixto sobre su experiencia última. Los que ya la habíamos escuchado en Madrid no nos sorprendimos, pero para la gente que estaba en Desojo fue muy interesante. Nos tomamos un descanso y Lice retomó el “mando” y comenzaron las preguntas. - Háblanos un poco sobre el nombre cósmico. - Es algo similar a los mantras de otras escuelas. Según los guías, es la clave vibratoria personal. Meditando con él, abre las puertas a la propia conciencia y al recuerdo de vidas anteriores. Se nos asignó en el momento en que nosotros asumimos la conciencia espiritual. - Vuelve a hablarnos sobre los cristales de cesio que parece que algunos no lo tienen muy claro. - La forma de recepción ya la hemos repetido muchas veces. Lo importante es que permiten canalizar la energía de la luz violeta y distribuirla de manera uniforme por todo el cuerpo. Estimular los centros de energía o chacras y desarrollar más rápidamente la conciencia. - ¿Qué pasa que los grupos de España están muy desmotivados y descontentos porque tras algunas experiencias positivas de contacto al principio, hace años que han dejado de darse.? Ya no creen que siga ningún tipo de contacto. - En España todo empezó con el libro de Juanjo Benítez. Aquí todo se desarrolló de forma silvestre y espontánea. No había ninguna guía, ni dirección. La gente comenzó a tener experiencias y vió que era muy fácil. Se recibían comunicaciones, había citas y se veían ovnis. Y esperaban algo más que no llegaba porque no había preparación, ni un cambio de actitud (AQUÍ DEBO DISCREPAR TOTALMENTE CON SIXTO Y EL YA LO SABE). Pensaban que iban a bajar, darles la mano y luego sería una anécdota para contar. Los que así pensaban eran unos estúpidos. Y mucha gente de los grupos me ha pedido cuentas y yo les he dicho que tal vez no asumieron su preparación interior, su cambio personal. Sin trabajo, sin entrega, sin preparación, el contacto y la ayuda de los guías no sirve más que de anécdota bonita. Yo creo que en España no se entendió la Misión Rama tal y como era. (VUELVO A DISCREPAR TOTALMENTE, PORQUE EN ESPAÑA, ANTES QUE EN OTROS PAISES, YA HABLABAMOS DE QUE TODO TENIA QUE VER CON EL HIJO DEL JEFE, Y DE UN CAMBIO PERSONAL. EL LECTOR RECORDARA QUE CUANDO YO ESTUVE CON EL EN SU CASA, YA LE DIJE DE QUE IBA LA COSA Y EL NO SE ACLARABA AUN). En fin, habría que reconsiderar la verdad de tantas cosas ya dichas , que mejor seguimos con la narración. - ¿Cuantos planetas hay definitivamente en nuestro sistema solar? - Once. Uno se destruyó. Fue por la intolerancia de unos seres que determinó la casi extinción de la vida en Marte. Los pocos que quedan viven bajo tierra y hay dos grupos claramente diferenciados: unos pequeñitos de 1,10 a 1,30 con la cabeza en forma de pera invertida y que ayudan a los otros más parecidos a nosotros y que son muy escasos. - ¿Y cómo entender nuestro trabajo en el plan cósmico? Ninguno tenemos un papel protagonista, solo somos instrumentos. Todos somos necesarios, pero ninguno imprescindible. Ningún gobierno, ningún sistema político, ninguna religión, ni aún la Misión Rama, va a salvar a la humanidad. Es cada ser humano el que tiene que salvarse a sí mismo. - Vosotros creo que realizasteis algún tipo de experiencia comunitaria ¿Verdad? - Nos fuimos a unos 550 kms. de Lima a una hacienda donde había 2.000 olivos. Al principio todo fue muy bien. El contacto con la naturaleza, el hacer el pan, recoger aceitunas, pero al cabo de ocho meses tuvimos que reconocer que todavía nos faltaba mucho para poder vivir en comunidad. También hay que reconocer que las labores del campo nos eran desconocidas, pero llegamos a aburrirnos de nosotros mismos, creíamos que éramos hermanos y todo eso, pero resultó que no. - ¿Tal vez a largo plazo hagáis otra intentona? - Puede ser. De hecho estamos pensando en la zona de Cuzco y empezarla con seis u ocho matrimonios. Pero muy a largo plazo. - Bueno, Sixto. No queremos molestarte más. Lo que deseamos ahora es que pases unas horas entre nosotros descansando y dándonos unos buenos paseos por los alrededores del pueblo que son muy bonitos. - No me molestáis con vuestras preguntas. Todo lo contrario. El intercambiar experiencias es muy agradable y siempre se aprende algo bueno. Gracias a vosotros por acogerme.


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23 - ISABEL ESTEBAN

Al margen de lo que nos había contado Sixto sobre la llegada hacia el mes de Agosto de Jesús-Cristo a Ganímedes, todos los grupos esotéricos del mundo se preparaban para realizar lo que se denominó como “Convergencia Armónica“. El día crucial iba a ser el 15 de Agosto. Todo el mundo se iba a reunir ese día para realizar una gran meditación y cualquier tipo de acto parecido, para intentar enviar mucha energía positiva al planeta. Grupos que se llamasen como se llamasen o viviesen, donde viviesen, pero que tenían como denominador común el Amor. El ayudar a los demás, el intentar cambiar a mejor este planeta, la paz. En el grupo de Bilbao con el que me había “tropezado” nuevamente, nos enteramos que Licey los suyos iban a unirse a ese trabajo mundial. Le pedimos permiso para unirnos a ellos y para Desojo nos fuimos unos cuantos. Nos alojamos en la casa que ya he comentado que tenían para invitados y nos dispusimos a pasar allí un par de días. Comimos en casa de Lice. - ¿Sabéis? Con esto de la Convergencia Armónica está viniendo gente que hace mucho tiempo que no aparecía por aquí. Y yo tenía en mente a unos en concreto y el otro día soñé que se me acercaban cinco personas a los que no veía el rostro, mientras escuchaba una voz que me decía: “Debes despertarlos“. Y yo pensé en esas personas de que os acabo de hablar. No han venido cinco, sino tres y eso me había descolocado. Mira por donde que vosotros que se suponía que no íbais a venir, estáis comiendo en mi mesa ahora mismo y sois cinco. ¿Qué curioso, no?

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El grupo de Desojo también era propietario en comunidad, de un terrenito al final del pueblo donde había columpios y varios juegos más para esparcimiento de los niños. En aquella campa se preparó todo para la meditación que se iba a realizar a la noche. Se llevaron sillas y alguna mesa por si era necesaria.

El que no faltó a la cita, evidentemente, fue nuestro flamante chófer cósmico, Juan Oliver. Y bastante entrada la tarde, él y yo nos bajamos hasta el único bar que había en el pueblo, a tomar algo y a fumar sin problemas, ya que en las casas de la comunidad estaba totalmente prohibido. Allí nos enrollamos con un vecino y nos invitó a visitar su bodega. En mala hora. No solo nos invitó a visitar la bodega, sino que sacó algo para “picar” bien acompañado por un vino estupendo de su propia cosecha. Comimos, bebimos, cantamos, y un poco “alegrillos” y ya bien entrada la noche, nos dirigimos hacia el lugar de la meditación. Como mucho nos temíamos, llegamos tarde. Nos fuimos a la cama avergonzados. A la mañana siguiente, bajamos los cinco al bar a tomar algo y a jugar al futbolín. Al cabo de un rato, uno del grupo de Fraternidad Cósmica, también entró en el bar. Cuando me vió, y como conmigo era con el que más confianza tenía, me dijo todo enfadado: - ¡Ya está bien lo tuyo! ¡Llevas demasiado tiempo parado, si hacer nada! ¿No te da vergüenza? En algún momento del libro, creo recordar haber comentado, que yo a veces, aunque no “vea” a los guías, si suelo notar su presencia. Pues bien. En el momento en que este chico me hizo el comentario anterior, noté de forma muy clara, una fuerte presencia a mi lado. “Alguien” estaba cerquita de mí, muy cerquita. Y se me pusieron los pelos de punta, me entraron unos escalofríos tremendos y, pese a que tenía toda la razón del mundo al echarme la bronca, yo me sentí muy feliz, porque hacía varios años que no les notaba cerca de mí, que no sentía ninguna presencia de forma tan clara. Habían vuelto. Se lo comenté a los que estaban conmigo, pero ellos no le dieron ninguna importancia. Ahora, pasada esa


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euforia, me puse muy serio. Si “alguien” estaba a mi lado, es que algo querían. Y como nunca sabes por donde van a salir los guías o con qué, me puse mosca y supe que tenía que sacar las antenas nuevamente y estar muy atento a cualquier cosa “anormal” que pudiera pasarme. Y con más rapidez de lo que solía ser habitual, algo fuera de lo normal me pasó. Y fue al domingo siguiente a nuestra estancia en Desojo. Bajé como tenía por costumbre a la Plaza Nueva de Bilbao, pues los domingos hay puestos donde se venden pájaros, peces, libros, se intercambian cromos, etc… Estaba comprando tierra para las plantas que tenía en casa, cuando lo noté. La cicatriz que tenía entre dos dedos del pié izquierdo, de una operación que me habían practicado a cuenta de un virus que se me infectó en el mes de Febrero, comenzó a dolerme. Rápidamente cogí un taxi y me subí a casa. Para las cinco de la tarde, tenía el dedo como una bota de grande. Como si no me hubieran operado nunca. El mismo lunes fui al médico y el martes, otro cirujano conocido mío, me abría el dedo en la misma consulta sin anestesia ni nada. A lo vivo. Me sacó todo el pus, me limpió bien la herida y como no le pareció normal lo que me había pasado, me mandó a hacerme unos análisis de sangre. Cuando me dieron los resultados al cabo de unos días, vimos que las transaminasas estaban muy altas. Tenía que dejar de beber mis famosos Gin-Tonics inmediatamente. De todas formas, como no era yo muy amigo de la medicina tradicional, sobre todo a la hora de tener que tomar medicación, me fui a ver a un iridiólogo que pasaba consulta una vez a la semana en una tienda que había y hay todavía, de productos naturales en la acera de enfrente de mi casa. Después de mirarme el iris un buen rato, me dijo: - Majete, desde hoy no puedes tomar ni una gota de alcohol. Si sigues bebiendo, no respondo de tu hígado. - ¿Tan mal está? - Mira: El hígado es un órgano que se recupera o regenera con bastante facilidad, pero hay que dejarle descansar. Y tu, por lo que me dices, le has estado machacando durante varios años. - ¡Es que si yo te contara mi vida…! - No me la cuentes ahora. Ya tendremos tiempo de charlar. Si tomas lo que te voy a mandar y dejas de beber, te aseguro que en unos meses estarás como nuevo. Compré todo lo que el iridiólogo me recetó y me fui para mi casa. Me serví un último Gin-Tonic y se me ocurrió la idea de que como tenía unos días de vacaciones, intentaría ir a pasármelos a Desojo, si Lice me dejaba. Al final, entre unas cosas y otras, hasta Noviembre no aterricé por allí. Para entender mejor lo que de ahora en adelante voy a contar, debo decir, que desde hacía varios años, yo estaba escribiendo un libro con mis memorias más o menos. En ese libro, y sin saber el motivo, yo me había puesto el nombre de Peter en vez del de Jose Luis que es el mío auténtico. Llegó un momento en mi narración, en el que, supuestamente, los guías debían poner a mi lado una mujer para que me ayudase el resto de mi vida a cumplir la misión que yo debía realizar en este planeta. Como había llegado en el libro a ese punto, y en mi vida no había aparecido dicha mujer, dejé de escribir. No podía continuar. Faltaba un personaje. Y ahora vamos a retomar la narración. En Desojo fui, como siempre, muy bien acogido. Dormía en la casa de invitados y luego desayunaba, comía y cenaba, bien en casa de Lice (sobre todo desayunar y comer), bien con cualquiera de las otras familias que me acogían cariñosamente, sobre todo sabiendo que estaba convaleciente y tenía que comer limpio y beber agua. Durante el día, o bien le ayudaba a Lice en la oficina o bien estudiaba numerología, astrología y cosas parecidas. Libros para aprender y leer, desde luego no faltaban. Y sobre todo a la noche, cuando todo el mundo se iba a la cama, pues se acostaban todos muy pronto para madrugar e ir a sus respectivos trabajos, yo me quedaba solo en la oficina hasta las tantas de la madrugada. Un día, entre los muchos libros, papeles, revistas que había en la Asociación, encontré unas fotocopias en forma de libro que me llamaron la atención. Y le pregunté a Lice: - Oye, Lice. ¿Qué es éste tocho? ¿De qué va? - Es una especie de libro que ha escrito una chica de Zaragoza que se llama Isabel. Cuenta una serie de


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“sueños” o “experiencias” que tuvo en días sucesivos hace tiempo y que es toda una historia. Por cierto, que como aparece el Hijo del Jefe, como tu le llamas, seguro que te gustará. - ¡Qué bien!. Esta misma noche me pongo a leerlo. Lo empecé y lo acabé. Resultaba que el sueño que había tenido, eran una serie de peripecias que un grupo de jóvenes españoles tenían en Jerusalem. Y, efectivamente, uno de los personajes de la trama era Jesús de Nazaret, pero con otro nombre y otro aspecto actualizado a los tiempos modernos. Vaya, que con vaqueros y eso. A medida que iba leyendo, me iba mosqueando. Comencé a sentir poco a poco, que la protagonista, una tal Raquel (que causalidad también), era la mujer que yo estaba esperando que apareciera en mi vida y así poder acabar el libro perfectamente. Tenía los pelos de mi cuerpo totalmente erizados, sentía energías extrañas, presencias y…, para colmo, resulta que aparece en historia un personaje que se llama Peter y que páginas más adelante acaba casándose con la protagonista. Con Raquel. Aquello era alucinante. A todo esto, quiero añadir, que unos meses antes, Lice me había mirado las previsiones astrológicas y me había dicho que en unos meses iba a aparecer una mujer en mi vida y que nos íbamos a casar. Por supuesto no le creí nada de nada. También es verdad que yo entonces no sabía nada de astrología. No sabía lo que sé ahora. Acabé de leer el libro a las cinco de la mañana. JUAN OLIVER Y EL AUTOR Pero ya no me quedaba ninguna duda. Raquel, o sea, Isabel, era la mujer que los primos iban a poner en mi camino. Tenía que hablar con ella. El resto de la noche la pasé dándole vueltas a la cabeza y esperando nervioso la llegada del alba para hablar con Lice. Yo creo que para las ocho o nueve de la mañana, no recuerdo bien, ya llamaba a la puerta de Lice para desayunar con él y con Rosa, su mujer. Al verme tan excitado, me preguntó: - ¿Te pasa algo? - ¡Que me he leído el libro entero esta noche!. - ¿Y que te han parecido la maña y sus experiencias? - ¿Que, qué me han parecido? ¿Te acuerdas de aquel libro que yo comencé hace unos años a escribir y que todavía no lo he terminado porque tenía que aparecer una mujer en mi vida? - Si. - ¡Pues ya ha aparecido!. - ¿Dónde? - En el libro. Es la protagonista. - ¿Qué dices? ¿Isabel? - La mismita que viste y calza. Tengo que verla y hablar con ella a la voz de ya- Pues lo tienes un poco difícil. - ¿Pues? - Porque hace unos meses se enfadó con nosotros y ha dejado de venir por aquí. No tuve tiempo de responder nada, porque en ese mismo momento sonó el teléfono de la casa, en cuya cocina estábamos desayunando, había un supletorio. Lice se puso al habla, estuvo unos minutos al aparato, mientras Rosa y yo seguíamos hablando del libro. Cuando colgó, nos dice: - ¿Sabéis quién era? - No, dijimos los dos casi a la vez. Si no nos lo dices.... - Isabel. La autora del libro que te acabas de leer. - ¿Qué? Dijimos también a la vez su mujer y yo, asombrados. - Sí. Me ha dicho que es ridículo entre amigos estar así, y que lo pasado es pasado, y que quiere darnos un abrazo. Que si podía venir mañana…


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Yo me quedé mudo. Estaba tan alucinado que no me creía lo que estaba oyendo. Bueno, la verdad es que todos estábamos que si nos pinchan no sangramos. Cuando por fin reaccioné. - Lice, dame el teléfono de esa chica, por favor. Si no tiene inconveniente, quiero hablar con ella. - Me dictó el número y, muy nervioso, llamé. -Si…¡dígame! -¿Se puede poner Isabel por favor? - Soy yo. - Mira, te llamo desde casa de Lice. Me llamo Jose Luis y soy de Bilbao. Estoy pasando unos días aquí y he leído tu libro. Me ha gustado mucho y tengo que hablar contigo urgentemente sobre él. Me ha dicho Lice que llegas el viernes a la tarde en autobús hasta Estella, donde te suelen recoger Luis y Félix. Pues bien, este viernes iré yo a esperarte. ¿Te parece bien? - De acuerdo. - Hasta el viernes. - Hasta el viernes. Y colgó. Llegué a Estella en mi coche, el bueno de Leal, con media hora de antelación. Estaba muy nervioso. ¿Sentiría lo mismo que yo? Pero ella no estaba esperando a nadie para casarse.¿O sí? ¿ Y si yo me equivocaba totalmente? ¿Sería guapa? ¿Cómo la reconocería? En esas estaba, cuando por fin vi que aparecía un autobús. ¿Sería el de Zaragoza?. Sí. Sí era. Llevaba el cartel en el cristal delantero. Me situé todo lo cerca que pude de las puertas para ver bien a las personas que iban a bajar. Una, dos, la sexta. Tenía que ser ella. Y además era muy guapa. También parecía que buscaba a alguien con la mirada. Me acerqué y le pregunté: -¿Eres Isabel? ¿Y tu debes de ser Jose Luis no? Llevaba una falda plisada, marrón con dibujos y por debajo de la rodilla. Una blusa amarilla y un abrigo negro completaban su indumentaria. Yo le cogí la bolsa de viaje y nos fuimos a una cafetería bastante grande que hay en la misma plaza de Estella. Allí estuvimos hablando durante no sé cuanto tiempo, hasta que se hizo de noche y tuvimos que salir pitando para Desojo. Se hacía tarde. Hablamos del Hijo del Jefe, de mi vida, de la de ella…Era el 20 de Noviembre de 1.987. Fue un fin de semana muy intenso. Hablamos y hablamos y hablamos. Del Hijo del Jefe, de toda su experiencia, de la vida de ambos, y, al parecer, nos enamoramos. Así, como suena. Además resultó muy sencillo, porque los dos teníamos la sensación de que ya nos conocíamos casi perfectamente. Yo, el domingo a la tarde, le acompañé a la estación de tren de Logroño, que era de donde partía para Zaragoza. Nos despedimos con un beso, un abrazo muy gordo y quedamos en llamarnos por teléfono. Cuando el tren se alejó, me metí en mi coche, donde me espera mi buen Tom y puse rumbo a Bilbao. A medida que iban pasando los kilómetros, comencé a sentir unas vibraciones muy fuertes por todo mi cuerpo y una presencia tremenda. Fue todo tan explosivo, que tuve miedo de salirme de la carretera y chocar contra algo, por lo que tuve que parar un rato el coche y rogar a quien fuese que estuviera conmigo, que yo ya sabía de quién se trataba a juzgar por la fuerza de las vibraciones, que me dejara un poco en paz y tranquilidad, al menos hasta llegar a casa. Al llegar le llamé por teléfono y le conté lo que me había pasado. También le pregunté si ella sentía hacia mí, lo mismo que sentía yo hacia ella. Y me dijo que sí. Dos días después me presenté en Zaragoza acompañado por Ricardo, uno de los de la comunidad de Desojo, que tuvo la amabilidad de conducir por mí. Al llegar y, tras saludar a sus padres, nos fuimos a una cafetería, donde le pedí que se casara conmigo. Ella dijo que sí y aquella noche dormí muy bien. Posteriormente tuve que volver a casa de sus padres a pedir su mano reglamentariamente. Nuestro noviazgo fue muy “sui géneris”. Me explico: Solo nos podíamos ver los fines de semana y para poder aprovechar el tiempo, pedimos permiso a la gente de Desojo para vernos allí, que era hacer solo la mitad de camino. A excepción de uno o dos fines de semana que estuvimos en Bilbao para que Isabel conociera la casa, la zona, a mis hijas.


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Pero los planes de boda se precipitaron un poco, ya que un buen día de los que estábamos en Desojo, se nos acercó uno de los miembros del grupo y, de bastantes malos modos y sin nosotros esperárnoslo para nada, nos echó prácticamente del pueblo, porque decía que estábamos abusando de su hospitalidad. Nosotros nos quedamos perplejos, confundidos y ofendidos incluso y ese sábado tuvimos que dormir en una pensión muy vulgar en el pueblo cercano de Los Arcos. Así que, entre que era una situación muy difícil de llevar, viviendo tan lejos uno de otro, un noviazgo normal y como creíamos que ya nos conocíamos bastante, cortamos por lo sano. Yo hablé con mi hermana Begoña y mi cuñado Koldo y me fui para Zaragoza también, para exponer la situación a los padres de Isa. El resultado fue que, el día 17 de Junio de 1.988, nos casamos en el Juzgado de Zaragoza con la presencia y acompañamiento de la familia de Isa al completo, mi hermana y mi cuñado (mi hermano no quiso venir de Madrid) y mis queridas hijas Rut y Tahía. A la boda también asistieron varios de nuestros amigos del “rollo”, encabezados, como no, por el chófer y en este caso también director de coro, Juan Oliver.


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24 - VIVENCIAS MAGICAS

Si el 17 de Junio era nuestra boda, el 24 estábamos en Desojo. Fue como nuestro viaje de bodas.

SINCRONIZADOR

Todo había empezado unos meses antes, cuando Lice informó a todos los que andábamos entonces pululando por allí, que había ido teniendo una serie de “experiencias” o “sueños” en relación a que tenía que organizar y realizar una Iniciación Solar. Según él, las personas que realmente estaban comprometidas con la misión de Amor al planeta y a sus habitantes, pertenecían, aunque no todos, a una Hermandad Solar con muchos siglos de existencia. Y ahora era el momento de reunirlos a todos, meditar juntos y entregarnos una especie de sincronizador solar con un diamante en el centro (en este caso un corindón que era el más barato) en forma de pirámide. El sincronizador era de un diseño que le fue “dictado” a Eugenio Siracusa hacía años por los extraterrestres y que era un sol del que salían un montón de rayos y todo ello de oro.

El iría recibiendo mediante “pruebas” y “señales”, los nombres de aquellos que debían participar en dicho evento. Por supuesto que Isa, Juan, Sixto y yo, estábamos entre los “elegidos”. Con el fin de que quede más claro lo que Lice tenía en mente sobre la Iniciación Solar, voy a transcribir sus propias palabras: Evidentemente, la Iniciación parte de una identificación espiritual con la gran familia solar y busca la perpetuación de un compromiso de servicio incondicional al Cristo Luminoso. Aunque parezca extraño, los que ahora estén, estuvieron antes y estarán después. Se trata de un compromiso que lleva al hombre a un nivel de conciencia superior, que debe aportar mayor responsabilidad consigo mismo y con los demás. No da absolutamente ningún poder, sino un mayor dinamismo en lo psico-espiritual de la personalidad del individuo. El Sol colgado del pecho con la pirámide psiquizada, activa el biorritmo y la sintonía vibracional del Iniciado, amplificando los estados de conciencia y los sentimientos, pero, ojo, si los sentimientos son inarmónicos, se aumentará la desarmonía del sujeto y por tanto será un foco de irradiación negativo para su entorno. Por el contrario, la armonía psiquiza el medio ambiente y el alma del Iniciado, irradiando una fuerza magnética de seducción espirirual. La Fraternidad Solar entre los Iniciados no tiene normas establecidas, sino que la onda pulsante irradiada por el sol, establece un código de comportamiento silencioso para cada Iniciado, estén éstos donde estén y hagan lo que hagan. La información sale perfecta del Cristo Solar y selecciona en sí misma al que no consigue la armonía física, psíquica y espiritual y entonces se hace perfecta la máxima: Ni están todos los que son, ni son todos los que están. Los Hijos del Sol no gustan de formalismos, sino de sustancias, y la identificación entre ellos, por encima de lo formal, se establece por la vibración y por los sentimientos. Habiendo llegado el despertar de los Hijos del Sol, los dispersos se deben reencontrar con un objetivo común: preparar la llegada del Cordero Solar.


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Esto es lo que Lice escribió en su momento. Total, que llegado el día, fuimos apareciendo por Desojo gente como por un tubo. Unos eran los que iban a recibir el Sol, o sea, Hermanos Solares y otros eran conocidos y pertenecientes a diferentes grupos Rama o de Fraternidad que querían participar en tal evento. Fue muy bonito y emocionante, porque nos reencontramos muchas personas que hacía tiempo que no nos veíamos pero que seguíamos en la brecha, aunque cada uno un poco a su bola. A última hora de la tarde y bajo una sospechosa tormenta exclusivamente compuesta de truenos, llegó Sixto Paz. La ceremonia estaba organizada perfectamente. En la campa que tenían al final del pueblo se había instalado una pirámide de considerables dimensiones, de cristal y dentro de la cual iban a permanecer los Soles que luego se iban a entregar a los Hermanos, durante toda la noche. Frente a la pirámide, había varias filas de sillas y al lado una especie de atrio desde donde, durante toda la noche, diversas personas iban a leer una serie de escritos relativos a la Iniciación y sobre los que íbamos a ir meditando hasta el amanecer, momento en que se iba a proceder a la imposición de los Soles. Alguien sacó varias fotos durante el SIXTO Y EL AUTOR EN LA INICIACIÓN acto y en una de ellas parece vislumbrarse la SOLAR silueta de una “cosa” redonda como con focos de luz. Aparece aquí al lado. Todavía era de noche cuando comenzó a llover y tuvimos que seguir la ceremonia en el salón de la casa de Gloria. Luego vino la imposición de los Soles. Lice se los colgaba del cuello a los pertenecientes a Fraternidad Cósmica y Sixto a los de la Misión Rama. Fue todo muy emocionante. Al mediodía nos fuimos todos, que éramos lo menos cincuenta o sesenta, a comer a un restaurante para camioneros que hay en Los Arcos que se llama Ezequiel y que ya estaban avisados de nuestra presencia. Y todos muy felices nos volvimos poco a poco para casa al atardecer. En Agosto de ese mismo año, Lice fue a Perú, donde se trabajó con el tema de la Clave 33, de la que ahora hablaré, y al año siguiente, repitió la Iniciación Solar con los grupos de Galicia. A raíz de que Sixto nos informara de la llegada del Espíritu Crístico a Ganímedes en Agosto de 1.987, se empezó a hablar de la clave 33. Ellos habían recibido un mensaje de Sampiac que decía: “Fuisteis reunidos a compartir una experiencia que enriquece, pues la clave del nuevo tiempo viene marcada por el número 3333, el cual es un código matemático, y del mismo se desprende el significado del 33, que es la alianza universal galáctica que mantiene la Confederación con Merla, o sea, la tierra, para ayudar en su transición dimensional evolutiva. El número 33 representa la madurez del hombre espiritual en un compromiso responsable y voluntario por la salvación de la humanidad, a través de la entrega total en el servicio desinteresado y consciente. El 33 es la clave numérica del sello de la estrella y de la cruz interior. Es la estrella conformada por los triángulos que se cruzan; es el ascenso mediante el despertar.” No obstante, a partir de Febrero de 1.988, Lice, por una serie de causalidades numéricas y fotográficas le dio otra interpretación. La clave 33 era ni más ni menos que (cito palabras textuales suyas): “la segunda y gloriosa venida de Jesucristo a la Tierra“. La cosa es que entre Sixto y él dieron mucha importancia al tema durante un tiempo. Viajes, reuniones…, hasta que todo se fue diluyendo. Si en Junio tuvo lugar la ceremonia de la Iniciación Solar, un mes antes, estando yo un día en el patio de operaciones del Banco, se me acercó un compañero de trabajo y me dijo: - Oye, Barturen, ¿Te interesaría hacer un programa de radio sobre esas cosas que tanto te gustan a ti, de ovnis y eso? - ¿Yo? Si no he hecho nunca nada parecido.


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- ¡Y qué importa!. - Pues chico, no se… - Piénsatelo. Soy amigo y colaborador del director de Radio Mundo, que es una radio que se oye en todo Euskadi y como está empezando, necesita programas con gancho. Además, las instalaciones están en las calzadas de Mallona cerca de tu casa. - Me parece muy interesante, pero me tendríais que explicar cómo se hace radio. - Tu tranquilo. ¿Le digo a Chus, el dire, que estás de acuerdo? - Lo pensaré. La idea es muy tentadora. - Bueno, piénsatelo y mañana me dices ¿vale? - De acuerdo. Hablé con Juan Oliver y le propuse el tema. Yo solo no iba a hacerlo, claro. Me dijo que le encantaría y que, además, nos podía ayudar una amiga suya que se llamaba Begoña. Por darle un toque femenino a la cosa. Y al cabo de una semana, aparecía en antena un nuevo programa de radio durante las noches de los martes en Bilbao. Le pusimos como nombre “Planeta tierra, alerta roja“. La sintonía de entrada era el tema de SUPUESTA NAVE EN LA INICIACIÓN SOLAR “Lucifer” (je, je) del disco de The Alan Parsons Proyect Eve. Yo era el director y Juan y Bego mis colaboradores. A partir de mi boda, hubo muchas veces en que Isabel también colaboraba con nosotros. El lema con el que iniciábamos los programas decía así: “Si hay virtud en el corazón, habrá belleza en el carácter. Si hay belleza en el carácter, habrá armonía en el hogar. Si hay armonía en el hogar, habrá órden en la nación. Cuando hay órden en cada nación, habrá paz en el mundo.” Fueron cuarenta y nueve programas maravillosos, al menos para nosotros. Y eso que, no solo no nos pagaron más que una vez dos o tres mil pesetas, sino que tuvimos que gastar de nuestro propio bolsillo para comprar las revistas especializadas en los temas de parapsicología, que eran tres, todos los meses, sino que cada invitado que venía al programa para ser entrevistado, cenaba en general en casa y luego era invitado a una copa en el bar Petit Stop para quitar la sed del programa. Comenzaba a las once de la noche y acababa a las doce. Se entienden los compromisos. Nos gustaba tener siempre algún invitado en directo y si eso no podía ser, le llamábamos por teléfono o íbamos nosotros a donde hiciera falta y le grabábamos una cinta. Tuvimos a lo más granado del mundo en contactismo. Sixto Paz, Lice Moreno, Máximo Camargo, Tefilo… En Marzo de 1.989, la radio quebró y se cerró. Y nosotros nos quedamos con las ganas. Nos gustaba mucho hacer radio. Es una experiencia maravillosa. Estuvimos mucho tiempo con verdadero mono de micrófono. Pero todo tiene un comienzo y un fin. Mientras lo hicimos fuimos muy felices. También durante ese año tuvimos otra maravillosa experiencia. En Agosto, los padres de Isa vinieron a pasar unos días con nosotros. Les enseñamos muchos lugares del entorno y una de las excursiones la realizamos al Santuario de Loyola. Quiero recordar al lector, que en uno de los primeros capitulos de este libro, comento, que al principio de nuestra andadura con los intentos de hacer psicografías, Gloria era la que mejor contactos hacía y que en uno de ellos, los guías le habían comunicado que en mi anterior vida yo había sido San Ignacio de Loyola. La cosa es que los padres de Isa ya sabían que andábamos metidos en el tema Ovni y cuando les contamos lo de mi anterior vida nos reímos mucho. No obstante se apuntaron encantados al viaje.


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Por aquellas fechas, llegabas a la casa donde nació y vivió Ignacio de Loyola, te daban un casette con las explicaciones necesarias y tu ibas recorriendo las diferentes habitaciones de la casa. Hoy día, hacen lo mismo, solo que algunas de las habitaciones están cerradas al público. Cuando acabe el relato, se verá el motivo de este cambio por parte de los Jesuítas. Pues durante el recorrido, entrabas en una habitación muy grande, dedicada a San Francisco de Borja, que fue el tercer general de la Compañía de Jesús (antes IV Duque de Gandía). Había un altar dedicado a él para celebrar misa y muchos objetos y documentos relacionados con su vida. Gran amigo de Ignacio. Ibamos mirando todo detenidamente, cuando de pronto, mi suegra nos dice: - ¿Habéis visto esto? ¿Estos dibujos no son ovnis? Nos acercamos para ver de qué hablaba y estaba parada delante de una vitrina, donde había una carta antigua. Y en los márgenes había unos dibujos que parecían perfectamente Ovnis. Ovnis, además, del estilo de los que yo suelo dibujar. - ¡Arrea!. Dije yo. Pues claro que parecen Ovnis. Nos quedamos perplejos y le hicimos unas fotos. Pero las fotos no quedaban muy bien, porque nuestra máquina era sencilla. Nos fuimos de allí muy mosqueados. Ya se fueron los padres de Isa, pero nosotros estábamos con la mosca detrás de la oreja y volvimos al cabo de unos días con unos amigos que tenían una buena cámara de fotos. Y estas si que salieron bien. Yo, en seguida me acordé del Padre Igartua, el jesuíta que ya hemos mencionado al principio del libro y que había hablado con Juanjo sobre ovnis y demás. Y ni corto ni perezoso, le pedí audiencia. Fuimos a verle Ricardo el de Desojo y yo. Le contamos la historia y le llevamos la mejor foto que teníamos. Nos explicó que aquella carta, que databa de 1.561, era una carta que Francisco de Borja, que vivía en Roma por aquellas fechas, había escrito a Ignacio, en CARTA DE FCO DE BORJA A IGNACIO DE LOYOLA castellano antiguo, por supuesto. Y que para él, aquellos dibujos tenían toda la pinta de ser una alusión a platillos volantes. Nos explicó, que , por aquella época, cuando alguien quería contar por carta algún secreto a otra persona, lo hacía escribiendo una carta un poco en clave, como diciendo cosas intranscendentes o raras, pero haciendo dibujos alusivos a lo que quería realmente decir. Todo esto, por si en el camino, alguien abría la carta para cotillear, cosa que pasaba muchas veces. Sobre todo teniendo en cuenta las largas distancias que tenían que recorrer a caballo o en carruajes, los correos correspondientes. Nos dijo que le dejáramos la foto, que iba a tratar de traducirla. Al cabo de unos quince días aproximadamente, nos llamó y a la Universidad de Deusto que nos fuimos encantados. Nos devolvió la foto y nos entregó la traducción. Leyó en alta voz la traducción y era como para echarse a reir, porque decía cosas sin mucho sentido y hablaba algo sobre alguna Marquesa o algo parecido, pero que nada tenía por qué interesar a Ignacio. Nos confirmó sus primeras sospechas. La carta no tenía importancia, lo importante eran los Ovnis. ¿Qué sabían Francisco e Ignacio sobre el tema y que estaba queriendo decir el uno al otro? Ni idea. Lo curioso del tema, era que de toda la correspondencia que existía entre ambos personajes, había un original en Loyola y una copia en Deusto. Pues la copia que debía existir en los archivos de la Universidad, no existía o se había volatilizado. Y eso al Padre Igartua le mosqueó muchísimo y eso que la había buscado por todas partes. Le agradecimos mucho su colaboración y nos fuimos más contentos que la pera pirulera. La pena es, que la traducción se la llevó Ricardo a los archivos de Desojo para publicarla junto con la foto en alguno de sus boletines, pero por problemas que hubo entre ellos, la carta debió acabar en algún cajón, olvidada o perdida. La Asociación Adonai y la comunidad de Desojo acabó desapareciendo.


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Pero la historia no terminó ahí. Por aquel entonces yo estaba muy en contacto con varios periodistas del Deia con los que a veces tomaba unas copas y con los que comentaba mis “historias” de ovnis y demás. Cuando les conté una noche la historia de Loyola, se lo tomaron en serio y al cabo de unos días, se presentaron cámara en ristre en la casa del santo y tomaron fotos de la famosa carta. Claro, los jesuítas se asustaron, intervinieron y les dijeron que aquellos dibujos eran “coronas reales” o algo parecido. La cosa es que no les gustó nada ver allí a los periodistas y mucho menos ver las fotos y los comentarios que ocupaban una página entera del periódico, el domingo día 11 de Diciembre de 1.988. Se armó un revuelo tremendo. Luego también se publicó en la revista Más Allá y no recuerdo si en Año Cero también. En vista del lío, decidimos volver a Loyola, como nadie sabía quienes éramos los descubridores, unas semanas después. Nuestra sorpresa fue mayúscula. La habitación dedicada a Francisco de Borja, que era donde estaba la vitrina con la carta, estaba cerrada a cal y canto. Intentamos abrirla y no pudimos. Y todos frustrados, cuando ya íbamos a acabar el recorrido, casi en la salida, vimos allí la vitrina con la carta. Pero, OJO AL PARCHE. Los dibujos u ovnis o lo que fuera, habían desaparecido. No estaban. Se habían volatilizado. O habían puesto allí una fotocopia hecha tapando los dibujos o los habían borrado, cosa creo improbable, al REPORTAJE DEL PERIÓDICO DEIA tratarse de un documento tan antiguo e importante. Esas obras de “arte” está penalizado “tocarlas”. Fuera lo que fuera lo que hubieran hecho, allí estaba el documento “retocado”. Posteriormente volví con mi amigo Javier Sierra y ya, en la siguiente visita, había desaparecido totalmente, vitrina, carta y todo. Y hasta hoy. El Padre Igartua falleció y la historia se acabó. Menos mal que conservamos las fotos. Mi suegra, en plan de guasa, me decía que aquello era una prueba de que efectivamente mi anterior encarnación había sido la de Ignacio de Loyola. En Enero de 1.989, mi ex esposa Raquel, me comunicaba de pronto, que se iba a vivir con nuestras hijas a Bruselas, porque había sacado una plaza para trabajar en la Comunidad Económica Europea. Me lo dijo prácticamente unos días antes, con lo que no tuve ni tiempo de reaccionar y poner el asunto en manos de algún abogado. Era la segunda vez que me las llevaba en contra de mi voluntad. No quiero hacer más comentarios al respecto, porque todo este asunto fue muy desagradable y trajo muchas consecuencias bastante negativas para casi todas y todos los involucrados. Todavía hoy, quedan secuelas muy difíciles de solucionar. Por eso no quiero tocar el tema en profundidad, y además este libro pretende ser alegre y divertido. Ese mismo año, en Octubre y el siguiente de 1.990, se celebraron sendos congresos ufológicos en El Vendrell. Allí estuve un año con Isa y otro solo, participando en la organización y tratando con la flor y nata de la ufología española. Allí intimé con Javier Sierra, con Bruno Cardeñosa, con Manuel Carballal, etc… A principios de los 90, la senadora Pilar Salarrullana, escribió un libro sobre sectas, donde incluía a Misión Rama, equivocadamente por supuesto.


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Y, aunque Sixto seguía teniendo experiencias con avistamientos de Ovnis en Chilca, con periodistas y todo, nosotros, los españoles, estábamos convencidos de que la Misión Rama se había terminado hacía mucho tiempo. Hablamos muy en serio con Sixto y cuando vino al segundo congreso del Vendrell, el día 14 de Octubre de 1.990, después de acabadas las conferencias del día y de cenar en una especie de cervecería, le pedimos a Sixto que acabara definitivamente con aquella historia. En dicha cena estábamos todos los miembros más antiguos e importantes de la historia Rama en España.


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25 - FIN DE LA MISION RAMA

Yo, que estaba a su derecha en la mesa, le puse la grabadora encendida delante y le pedí que por favor nos dijera lo que pensaba. Y esta es la transcripción de sus palabras: Como son casi las doce de la noche y nos esperan también en la radio, voy a tratar de ser breve. En el año 1.974 se inicia la experiencia de contacto inducida por los guías. Después de una salida de 50, 100 o 500 personas que podían vivir una experiencia impresionante, al cabo de dos meses no quedábamos ni 20 de todos ellos. A los que dejaron de venir, o les produjo cierto temor un mayor compromiso o ya habían visto lo que querían y no necesitaban más. Desde el primer momento, nosotros observamos que, al menos en la familia y en los más cercanos, se estimulaban las percepciones extrasensoriales. Se suceden las salidas y van ocurriendo fenómenos paralelos, como sueños y una experiencia espiritual muy profunda, muy intensa, que nos va uniendo y fortaleciendo. En Junio ya todos vivíamos experiencias, pero no había competencia entre nosotros. Cada uno tenía sus experiencias y en cada uno era diferente. A raíz de la experiencia de Benitez, hay problemas con mi padre que quiere promocionar el IPRI y van apareciendo otras personas y amigos suyos. Todavía no existía Rama, ni nada. La gente que llegó nueva, no tenía el nivel de percepción extrasensorial, ni sobre-estímulos, que nosotros ya habíamos conseguido. Aparece gente mayor y ajena a nosotros y llegamos a juntarnos hasta unos 40. Ya no cabíamos en el comedor de la casa de mi padre, ni en la sala de estar, ni en ninguna parte. Tuvimos que empezar a poner horarios y la gente empieza a tener predilección por unos o por otros ( mi hermano, Juan Acerbo y yo que éramos los que movíamos todo aquello) y comienzan los problemas. Unos grupos contra otros, todos dicen ser los únicos y verdaderos y se crea mucho malestar. Pero seguimos adelante porque los guías dicen que la Misión dura solo dos años y que se acaba en Agosto del 75, ya que para entonces había que realizar varios viajes, se daría el famoso libro de las vestiduras blancas y se daría todo. Los guías dicen que debemos poner un mínimo de organización. En Diciembre surgen más problemas por una señora que había estado con el grupo de Maharaji y le había dado todas sus joyas y hay una especie de cacería de brujas contra nosotros. A la vez, mi padre quiere que de charlas para los del IPRI. Pero nos engaña organizando cursos y otras salidas y hay se acaba la unión con mi padre. Se acaba la unión IPRI-MISION RAMA. Entonces se nos tacha de drogadictos, que teníamos alucinaciones, que somos una secta. Nos denunció una señora, hubo problemas judiciales, legales y de todo tipo. Ya no teníamos donde reunirnos, hasta que una familia que tenía un hotel, nos cedió un local. Y ya no hablábamos de Misión Rama, ni de grupo, sino solamente de gente vinculada e interesada en el contacto extraterrestre. Nosotros les contábamos nuestras experiencias y seguíamos haciendo salidas masivas, cuando los guías habían recomendado que las hiciésemos en grupos de 7 personas. Como las experiencias se daban, estábamos estusiasmados. Nosotros pedimos a los guías hacer las salidas masivas. Ya había otra calidad de gente, como profesionales, personas mayores que eran muy críticos y nosotros presionábamos a los guías. Y ellos nunca dijeron que no. Nos llegan las denuncias, persecución policial en los lugares donde nos reuníamos, nos prohibieron reunirnos y tuvimos que ir a la Seguridad del Gobierno a dar explicaciones. Más o menos, en una semana se arreglan las cosas, gracias a un abogado amigo de mi padre. Pero de las casi 80 personas que éramos, todas desaparecen. Quedamos mi papá, mi hermano y yo. Los del hotel nos dicen que no volvamos por allí. Todo esto fue muy duro para nosotros. Estando en esta situación, yo pido insistentemente a los guías un mensaje y un encuentro. Y me citan, no en Chilca, sino entre los Kms. 112 y 120 de la carretera Sur. Un lugar bien lejano y desértico. Estaba atardeciendo y a cierta distancia vi un gran resplandor y unas luces detrás de la colina. Y acelero el paso hacia allí, pensando en lo que les iba a decir: “que se olvidaran de nosotros, que no habíamos tenido el valor de defender nuestras ideas… yo me sentía decepcionado de mí mismo.”. Me sentía mal. Sigo


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caminando hacia la colina y de pronto choco como con una pared invisible y fue tan fuerte lo que sentí, como una descarga eléctrica, que caí arrojado a unos metros a una especie de zanja. Cuando ya reacciono es de noche y ya no hay nada. Me quedo avergonzado y decido pasar, ya que estaba allí, la noche en el desierto. A la mañana siguiente, hice auto-stop y regresé a Lima. Al cabo de mes y medio aproximadamente, hubo problemas de tipo familiar y me entero de que mi hermano Charly (Carlos), estaba formando grupos ( dos o tres) y que uno en particular son todos mormones de jerarquía (Obispos y gente así). Mi hermano me pide ayuda porque no puede trabajar con los tres grupos y yo le digo que no, que bastantes problemas habíamos tenido ya. Pero insiste tanto que me convence. Y de ese grupo que yo llevaba, salió el primer informe del contacto extraterrestre escrito a máquina. Pero llegó el momento en que mi hermano tenía que hacer la milicia. Allí es a sorteo, como una lotería. Y nadie quiere ir, claro. Y mi abuela, por medio de unos conocidos, consiguió una beca en el Brasil y lo consiguió enviar para allí a casa de una hija suya. Y así se libró de la milicia y no pudo volver a Perú en varios años. Para entonces ya había más de tres grupos y es cuando surge toda la mecánica de los grupos. Pero ya en el 75, no se recibían mensajes, ni psicografías y ni teníamos el valor de intentarlo. Y tampoco se hicieron los viajes que estaban establecidos. Prácticamente hasta el año 1.981 no hubo ni contacto ni nada. Pero como ya había salido el libro de Benitez y la experiencia se extendía, fuimos sacando contactos antiguos. Nos escribía mucha gente y había que darles y decirles algo. Y así nos mantuvimos, hasta que en el año 81, forcé un poco a Marinita, mi esposa, y a mi primera hija a irnos a una experiencia de comunidad rural. Nos fuimos a la comunidad de Bella Unión. Al no estar yo en Lima, un chico del grupo, Carlitos Oré, que había tenido el año anterior unas experiencias muy intensas, también intentó con la gente una experiencia comunitaria. La verdad es que en aquella época los guías no se manifestaban y si algún contacto había, eran seguro mentalismos nuestros. Lo que fuimos aprendiendo, es que los guías, cuando no hacíamos las cosas de manera correcta, no se manifestaban, pero a poco que nuestra ilusión ponía en marcha algo positivo, se manifestaban. La verdad es que nosotros siempre fuimos honestos, pero cuando los guías no estaban cerca sentíamos una gran soledad. Estando en Bella Unión, yo recibí algunos mensajes que hablaban de cumplir el año semiótico, el año de los símbolos, que era la finalización propiamente de Rama y de intentar reponer lo que no habíamos hecho en el año 75. El mensaje le llega por terceras personas Carlos Oré y coge el teléfono y llama a personas de diversas partes del mundo, pero con un entusiasmo, con una fe y con una convicción de que algo iba a pasar, e, inexplicablemente, haciendo un llamamiento general, al que podían haber asistido un número de personas indeterminado, en la ciudad de Arequipa, llegan 144. Ni una más, ni una menos. Pero nuevamente surgen los problemas. Cuando se les explica que solamente son 24 las personas que van a vivir la experiencia y que los demás solo tienen que apoyarla. Entonces se empiezan a enfadar diciendo que han venido de muy lejos y que tienen que ser de los que estén en el acto. La tensión y las discusiones llegaron casi a la pelea física. Entonces, una persona hace un supuesto contacto y dice que todos van a vivir la experiencia, como para tranquilizar los ánimos. Y que esa noche íbamos a tener un avistamiento para corroborarlo. Esa noche no hubo avistamiento ni nada de nada. A la mañana siguen la agresividad y los enfrentamientos, hasta que dos personas realizan otro contacto confirmando los antiguos. Es decir: solamente eran 24 los de la experiencia y los demás están para apoyarla. Y que en prueba, esa noche se iban a ver sobre la ciudad, siete naves. Los que no estaban de acuerdo se reían y no se creían nada. Pero a la mañana siguiente y a la hora indicada y sin salir de la ciudad, se vieron tres naves que venían de un lado y cuatro del otro que se cruzaron entre ellas. El tamaño era como de pelotas de ping-pong, o sea, bastante grandes. Más que cualquier estrella o que cualquier planeta que podamos ver en el cielo. Más tarde se cumplieron los viajes, hubo experiencias alucinantes, pero ahí terminó todo. La comunidad fracasó y siguieron los problemas tratando de que disolviéramos todo. Pero nosotros hicimos todo lo contrario. Luchamos por seguir adelante, aunque los comunicados indicaban lo contrario.


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En la convención que ha habido este año 90, los guías han estado muy lejos de nuestras experiencias y ha sido un fracaso, como que ellos estaban boicoteando nuevamente nuestra actividad. Sin embargo, el año pasado sí nos invitaron a ir a Egipto y al Paititi. El viaje a Egipto fue más de comprobación para los periodistas y se dieron las condiciones de forma mágica. Pero demostró que sabemos hacer viajes en base a la amistad, al cariño, a una equivocada lealtad, aunque un poco mal interpretado todo, pero hubo experiencias muy contundentes, o sea, que se activó la conciencia y por estar allí se recibió parte de ese registro de información. ¿Pero era real y cierta? La verdad es que el viaje se hizo al margen de la Misión Rama y fue como un añadido. Pero volvió a pasar lo de siempre. Hubo peleas entre nosotros y no hubo armonía. En el Paititi volvió más de lo mismo. Más peleas. Estando solamente a 300 metros de la piedra de Pucharo, finalidad del viaje, por poco se pegan entre ellos delante de los aborígenes. Otro fracaso. Yo estaba en medio de la guerra de El Salvador y no pude llegar al viaje al Paititi. Allí, en El Salvador, Isabel Cepeda, recibió mensajes en los que los guías decían que como los dos viajes, a Egipto y al Paititi, no habían funcionado, que mejor que se repitieran. El segundo viaje a Egipto se ha hecho este año, pero no se activaron los resortes, no hubo fluido de información, pero sí trabajamos nosotros abriendo y cerrando puertas dimensionales. Considero que el viaje fue muy positivo. El segundo viaje al Paititi, se consigue lo mismo que en Egipto. Pero toda le gente vinculada e identificada con el proceso Rama, ya va sintiendo que la cosa no funciona. Pero este año 90, en Enero, hicimos la convención con unas 400 personas en Arequipa. Y ha sido una hecatombe, un desastre total. Ahí nos damos cuenta de que hemos jugado con las iniciaciones Rama, que no las hemos sabido valorar, de que teníamos muchas veces que haber sido solamente testigos y no hubo apoyo de los guías, ni manifestaciones de ellos, ni nada. Había que reconocer SIXTO Y EL AUTOR que estábamos fracasando de cabo a rabo. El encuentro mundial Rama previo al viaje al Paititi, fue otro desastre. 500 personas de 19 países acabaron en una batalla campal. Cada uno queriendo hacer las cosas como se hacían en sus respectivos países. Habíamos hecho lo contrario a lo que los guías nos habían dicho en el 74: “queremos calidad, no cantidad“. Lo mismo había ocurrido con los mensajes. Nos decían que los releyéramos, que no hacía falta preguntar y preguntar sin ton ni son. No hicimos caso. Y también los mensajes fueron muchísimas veces muy generales, porque los hacían gente que no estaba preparada. Y no se preguntaban cosas importantes y concretas. La historia del grupo, por llamarlo de alguna manera grupo, ha sido una colección de mentalismos y errores, pero ha habido un proceso muy positivo. Les podría decir “que sí, la Misión realmente terminó y que si ha terminado“, ha sido porque tuvimos el valor de continuar y de reparar el error que cometimos, una cuestión de honor. Lo hicimos mal, enredamos las cosas alentando falsas expectativas, desviamos la atención de lo que era realmente la Misión. La Misión era un verdadero despertar de conciencias y un enlazar, conectar a las personas con un flujo de información a la que podía tener acceso cualquier persona que se sensibilizara lo poquito, lo necesario, pero no para alentar dependencias con extraterrestres ni con maestros de las jerarquías blancas. Hemos comprendido que este asunto requiere mucha humildad, discernimiento, análisis crítico. De todas formas los guías han apoyado nuestra honestidad y nuestro valor y han visto lo caduco también. Han visto el fracaso de la Misión Rama y han dado otras misiones secundarias. Quiero decirles muchas cosas, pero no sabría muy bien, más que decirles que aquí he encontrado verdaderos amigos con los que he hablado, que me han apoyado siempre, que me han visto meter la


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pata y me lo han dicho, pero todos estábamos buscando la luz. Me han hecho pisar tierra con lealtad. La Misión empieza ahora realmente con lo vivido por cada uno, pero ya no como Misión Rama, porque los mensajes del 74 lo dicen muy claramente: “pronto no seréis más nombre, os llamarán pero solo seréis eso, seres encaminados a la evolución“. ¡Ojalá ahora realmente podamos encaminarnos a la evolución, sin esquemas, sin preconceptos, sin prejuicios y sobre todo, sin estructuras. Si ahora alguien me pregunta cómo despertar la conciencia, le diría primeramente si sabe él qué conciencia quiere despertar y lo que significa despertar la conciencia. Luego le diría que si está dispuesto realmente a dar lo mejor de él para conseguirlo. Y si su respuesta es positiva, le diré que lo haga de la forma que quiera, porque no importa el método, lo que interesa es la actitud. Si uno cree en lo que está haciendo, va a conseguir lo que busca y si no, por muchos maestros que busque, no conseguirá nada. Ya en la era de Piscis no hay maestros, tenemos que despertar a nuestro maestro interior. Terminan los grupos, pero ahora se inicia el trabajo individual, de la forma que cada uno quiera, para desarrollar y despertar la conciencia. Hay que darse cuenta de que existe un compromiso y una misión: “ser uno mismo”. Es más fácil trabajar por la paz del mundo y por la salvación de este planeta, que trabajar por salvarse uno. Porque cuando uno ha logrado su propia salvación, nuestro proceso ilumina a los demás, y crea una reacción en cadena y motiva al resto. Pero también hay que respetar el momento de cada uno. Rama procura despertar nuestros seres solares para que irradien vida y esperanza. Tenemos que tener una actitud positiva hacia la vida. Tenemos que creer y crear ese mensaje de los hermanos mayores que dicen que las profecías no han sido dadas SIXTO Y EL AUTOR EN EL para que se cumplan, sino para evitarlas y que no se cumplan. Que CONGRESO DEL VENDRELL el futuro es reversible, que ya todo lo malo pasó, que ese futuro ya ocurrió y todo se destruyó, pero que ha habido una ruptura del tiempo y el señor del tiempo, el Cristo y los guardianes del templo, se encuentran con los del tiempo, que somos nosotros, y ese era uno de los mensajes de Rama, y es que nos han dado una nueva oportunidad. Que casualidad que se estén dando tantas películas sobre los viajes en el tiempo y cosas parecidas. Quizás lo más maravilloso es que el tiempo se ha detenido y nos ha esperado y nos han dado una nueva oportunidad. Aunque fuese la única, aprovechémosla. Sería suficiente que pocas personas estuviesen conscientes para que la cosa cambiara y va a cambiar y está cambiando. Las profecías, incluso las de Nostradamus, se están cumpliendo, pero con un orden diferente, de tal manera que los resultados finales van a ser diferentes. Ojo con el pesimismo, que es un arma de las fuerzas oscuras de este mundo, que nos controlan y manipulan. Y tampoco seamos tan ingenuos de pensar que no va a pasar nada. Pasará lo que nosotros permitamos que ocurra. El que el grupo Rama se disuelva y rompa los esquemas de este país y de los demás países, podría ser quizás, la mejor ayuda, el mejor tributo que en este momento podríamos aportar al fenómeno del contactismo, al contacto extraterrestre, a los grupos espirituales y a todos. Ustedes saben que a mi jamás me ha interesado ni la fama ni el prestigio, simplemente lo tomé como un servicio, como misión personal y como algo colectivo también. Jamás busqué nada para mi. Creí que era importante, traté de hacerlo lo mejor que pude, me equivoqué a más no poder y he tratado de reconocerlo. Pero estén seguros que yo voy a seguir caminando por donde crea que es lo mejor y en el diálogo que pueda tener con mis amigos, con todos ustedes, espero que los errores no sean tan frecuentes en el futuro. Y ya no soy el coordinador de la Misión Rama, a lo que ya había renunciado en Enero pasado. Soy un contactado más, como muchos de ustedes, y como muchas personas que no han vivido estas experiencias. Yo no he tenido las experiencias por ser mejor que ellos, sino porque se me dio la oportunidad de ser útil, de hacer un servicio, ni mejor ni peor que nadie y que mi misión personal coincidía por aquí. Un abrazo de amor y paz para todos ustedes, amigos del alma.”


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26 - PACO PADRON Y EL HIJO DEL JEFE

A partir de la disolución de Rama por parte de Sixto, cada uno siguió su camino personal. Juanjo seguía editando libros y viajando como un loco en búsqueda de casos que investigar, el grupo de Fraternidad Cósmica de Desojo se desmembró, Isa y yo seguimos de cerca todos los acontecimientos sobre el tema que se seguían produciendo y así fueron pasando los años. Yo me especialicé un poco en Astrología para poder ayudar a la gente de forma desinteresada, Isa utilizaba internet para comunicarse y ayudar de forma espiritual y con experiencias propias y así, cada uno tomó su rumbo. Hay que destacar que los que siempre habíamos estado como pioneros en el tema seguíamos comunicándonos nuestras propias experiencias y no perdimos el contacto. Tanto Isa como yo comenzamos una relación más intensa con Bruno Cardeñosa, que estuvo viviendo unos meses en casa, y sobre todo, con Javier Sierra. Hasta tal punto que viajé con él a Agreda en sus primeras investigaciones sobre Sor María, que luego desembocó en el famoso libro “La Dama Azul”. Y prácticamente, seguimos haciendo cosas parecidas. Siempre con las “antenas” sacadas por si acaso. Los guías, con naves o sin ellas, siguen cerca, pegaditos. Unas veces los notamos más y otras menos, pero sentimos que están siempre ahí. Sixto, una vez que disolvió Rama en España, siguió con la misma tónica de siempre en los países Sudamericanos. Siguió y sigue con el tema. Viajando y, ahora, dando charlas y “clases” o “talleres”, como se llaman ahora esas cosas. Ahora se han ido creando nuevos grupos en España y viaja con cierta regularidad. De todas formas, si tengo que hacer un balance de todo lo ocurrido durante todos estos años desde 1.974, tengo que decir que casi todo, por no decir todo, ha sido muy positivo. Si los guías han pretendido abrir consciencias, con su particular método pedagógico que es muy retorcido (siempre se ha dicho que Dios escribe derecho con líneas torcidas), lo han conseguido en un P. PADRÓN EN EL CONGRESO DEL VENDRELL tanto por ciento muy elevado. Han despertado a miles de personas, bien con las naves, con los contactos, con Desojo y Fraternidad Cósmica, con Lice, Sixto, Juanjo, Javi Sierra y demás. Hay que felicitar a los ángeles de toda la vida, usen naves o usen diferentes formas aunque no sean físicas algunas veces. Siempre han estado aquí y siempre estarán, porque son nuestros creadores y son responsables de nuestra evolución. A algunas personas los “despiertan” con enfermedades, desgracias, alegrías inesperadas, avistamientos, contactos, abducciones, o por cualquier método que ellos consideran el oportuno para cada persona, pero siempre están cerca. Solo hay que sacar las “antenas” y estar atento. Muchas veces los mensajes nos llegan a través del chofer de un autobús, del portero de tu casa o del borrachín con el que te tropiezas. Y siempre va en el mismo sentido: “ama a tu prójimo como a ti mismo”. No hay más mensaje. Y esto ya lo han dicho otros, miles de años atrás. Lo que ocurre que no siempre es fácil seguir el camino correcto. Pero no importa. Solo hay que intentarlo. Ellos ya saben que no somos perfectos. Algún día sabremos el motivo de toda esta andadura que se nos antoja muy difícil en este planeta tan bonito. Y hay que tener siempre presente que cuando cambiemos este “pijama” por otro más sutil, nadie nos va a reprochar nada, porque todo se basa en el amor. Nosotros mismos veremos nuestros errores y tendremos, como mucho, que ir un rato a la escuela correspondiente, para aprender lo que aquí no supimos o no pudimos. Pero ya me he enrollado, cuando lo que yo quiero es hablar de Paco. Paco Padrón era un periodista,


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guionista, productor, ufólogo, técnico y presentador de programas de radio, actor y profesor de futuros profesionales de la radio.Editó el primer disco de “Los Sabandeños” y fue el pionero de los temas relacionados con el contacto extraterrestre, no solo en Canarias donde nació, sino en toda España y parte del mundo entero. Y en 1.999 editó con su propio dinero un libro maravilloso, “Luces de Medianoche. El viajero del alma”. Como no creo que hay palabras para describir a un amigo del alma, no voy a seguir hablando de sus habilidades terrenales. No hay palabras. Juanjo y yo lo conocimos gracias al tema de Misión Rama y los contactos con los guías extraterrestres. Paco trabajaba en muchas de sus cosas terrenales, hasta que en Mayo de 1.974, su vida dio un giro de infinitos grados al tropezarse con el tema de los contactos extraterrestres. Y todo comenzó una noche en la que intentó suicidarse. Así, como suena. Su intento quedó frustrado por un suceso imprevisto y alucinante. En el momento en que quiso acelerar su coche para caer por un barranco, una luz se cruzó en su camino y en su vida. Y ahí comenzó una nueva vida. En vez de caer y morir, de pronto, y tras cegarle una fuerte luz, se vió dentro de su coche aparcado delante del portal de su casa. Y como era un hombre muy terrestre, se acojonó y trató de explicarse lo sucedido. Como no tenía respuesta coherente de ningún tipo, recurrió a unos amigos médicos de la Universidad de La Laguna, que le propusieron hacerle una regresión. Y ahí descubrieron que había sido abducido por una nave extraterrestre y “operado” de alguna manera. El lo cuenta muy bien en su libro y no voy a repetirlo yo. Y ahí comenzó su interés por los hermanos mayores o primos. El y un grupo, como decía, comenzaron a investigar y a intentar el contacto con ellos. Lo consiguieron en varias ocasiones y hubo más abducciones. En seguida vino el contacto con Juanjo, más experiencias, asistencia a congresos (donde yo le conocí personalmente), y luego se desarrolló una amistad que, más tarde sentimos y supimos, venía de vidas pasadas. En esto no me voy a alargar porque sería muy prolijo. Espero que el lector recuerde, que ya he hecho muchas alusiones a que el Hijo del Jefe tiene mucho que ver con este tema tan apasionante. Es más, creo que es el Jefe de la “banda” que anda por ahí arriba. Lo creo yo y lo cree Juanjo. Hay algunos más, muy conocidos, pero que por prudencia no voy a nombrar, que cree lo mismo que nosotros. Unos le llaman así, otros “nave nodriza” Y lo recuerdo, porque la última corroboración vino por parte de Paco. Para que no haya equívocos, voy a reproducir algo que él mismo dejó escrito: Ya estoy echado en el diván. Dispuesto a ser sofronizado, a ser hipnotizado, a que me induzcan a tener una profunda relajación. A intentar averiguar lo que ocurrió aquella noche del 9 de Junio de 1.975 en la playa “La Tejita”. Creo recordar que me sometí a tal experiencia como unas seis veces, hasta que llegó el momento, por la reiteración de las imágenes que percibía, en que dije: Se acabó. Ni una más. ¿Para qué? Siempre es lo mismo. Antes de seguir adelante contándoles esas percepciones, debo dejar constancia de que, con la hipnosis, se puede fabular de forma inconsciente. Lo que se “vive” en tal estado, no quiere decir que se ajuste a la más estricta realidad. De todas maneras, lo que yo percibo es nítido, muy claro y, siempre, se repite con idénticas características. Pienso sinceramente, que mi inconsciente ya podría haberse inventado otra historia más emocionante y, sobre todo, menos absurda. Hoy, a medida que las piezas del puzle van encajando, se que lo “visto” en aquellas sesiones, corresponde a una historia real. Voy a intentar simplificar el proceso descriptivo ya que todo esto ha sido muy divulgado por diferentes medios de comunicación y, especialmente, se recogió, magnificamente por Juanjo Benitez en su libro “100.000 kms tras los ovnis”. Todas aquellas sesiones fueron realizadas por expertos y bajo control médico.


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Me veo en el interior del coche, recibiendo, en plena cara, un fogonazo de luz que se introduce y se graba, para siempre, en mi cerebro. A partir de ahí, siento que me proyecto “volando”, hacia una especie de pasillo iluminado por numerosos cuadros, pequeños, que emitían colores suaves rosados y azules. Se encendían y apagaban constantemente, siguiendo una cadencia programada. Mi rápido viaje se vió interrumpido por la presencia de un ser. Tenía una altura normal. Iba vestido como uno de nuestros astronautas, con traje blanco. Llevaba un casco también blanco, pero su cristal opaco, no me permitía ver sus facciones. Sus manos estaban enfundadas en manoplas. Levantó una de ellas, como en señal de saludo o bienvenida. A continuación me veo en un lugar circular. Estaba solo y todo parecía de un color azulado. El suelo era blando, esponjoso. Se abre una puerta y en la siguiente secuencia, me veo tumbado boca arriba, sin camisa, con los pantalones puestos, sobre una superficie lisa que yo identifico como una camilla o mesa de quirófano. Pude apreciar la presencia de dos seres, vestidos igual que el que me recibió en el pasillo, aunque el color de sus trajes era negro. En uno de los laterales de los cascos llevan un signo que parece como una coma, igual que el primero. Colocan sobre mi cráneo una especie de casquete metálico, del que salían numerosos cables. Sin saber el motivo yo dije que eran veintitrés cables los que llevaba el casquete. Aunque posteriormente descubrí que aquello no era así, sino que mencioné una clave muy importante en mi vida. El 23. A mis espaldas sé que están aquellos seres y no siento miedo, más bien curiosidad sobre lo que estaban haciendo. P.PADRON Y EL AUTOR EN EL CONGRESO DEL No los puedo ver porque no puedo moverme, VENDRELL estoy inmovilizado. Además solo hay una luz sobre la camilla, lo demás está en penumbra. De pronto van hacia una especie de “archivador” y sacan dos tubos de color negro que salen del casco y los introducen en algún lugar de sus espaldas. Noto que me pinchan con algún instrumento punzante en mi sién izquierda. ( al día siguiente mi esposa vió que tenía una mancha oscura que no se quitó en muchos años). A continuación me ayudan a incorporarme y me dan la camisa. Noto que aquellas entidades sienten por mí un gran afecto y que lo saben todo sobre mí. Me dan un pequeño tironzillo de los pelos del pecho e intuyo que esa acción, que en la vida normal me cabrea mucho, la hacen de broma para ver mi reacción. Efectivamente me cabreo, pero acabo sonriendo. Tras aquellos cristales de sus cascos, intuyo que existen otras sonrisas de complicidad. No hay palabras. Solo silencio. Me pongo la camisa, y veo mi máquina de fotos sobre mi hombro. Después de esto me vi nuevamente en el pasillo luminoso, para ir a dar a una estancia toda iluminada de color azul y, en medio, distinguí una figura muy alta (podría tener más de dos metros y medio de estatura), envuelta en una especie de túnica. Tenía melena larga, rubia, dorada…No pude apreciar sus facciones ya que irradiaba una gran luz. Yo me acerco a ella. Me “acoge” con INFINITO AMOR. La sensación que recibí no la puedo describir con palabras. Todavía siento dentro de mí, aquella inmensa vibración de ternura sin límite. En esos momentos, en la sesión de hipnosis, tomo la forma fetal, guardando silencio. Me molesta que me pregunten o que me digan algo. No quiero hablar, estoy en paz conmigo mismo, fundido en los brazos de aquel gigantesco ser. Tras unos segundos me veo en la orilla de la playa, junto a mis compañeros, Emilio y Jose Manuel, mirando con mucho interés hacia lo que estaba sobre el mar. Fin de la sesión de hipnosis. Todas ellas duraron exactamente 35 minutos, el tiempo que se nos comunicó mediante la “ouija” que habíamos estado en el interior de la nave. ¿Quién era aquel ser, de elevada estatura y resplandeciente luminosidad que parecía no corresponder al entorno en que se desarrollaba la acción de cierta normalidad técnica y con la presencia de unos seres,


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asímismo aparentemente similares a nosotros? Yo mismo, en aquellos momentos, aunque me encontrara en una especie de paraíso, posteriormente, rechazaba dicha presencia ¡Ya estamos fabulando con figuras o presencias místicas! Sin embargo, hoy reconozco su identidad, la misma que en otros tiempos remotos, lejanos, perdidos en el laberinto de la memoria de los genes, me miró, dejando grabado en mi corazón, la tristeza y reproches de unos ojos que me recordaban mis anteriores compromisos en la rueda sin fin de la existencia. ¿Nombre? ¿Para qué? Solo es de gran utilidad para mí. Tanto, que nunca podré olvidar. Tampoco quiero olvidar. Todo lo contrario.” Yo había hablado muchas veces con Paco, pero jamás me había contado lo de la aparición y abrazo de este ser. Lo supe cuando me envió su libro en Junio del año 2.000. Cuando lo leí, le llamé inmediatamente por teléfono para que me corroborara la identidad del “individuo” en cuestión. Y me dijo: “JOSE LUIS, ERA EL HIJO DEL JEFE, NO ME CABE NINGUNA DUDA“. Y, pocos días después, Isa y yo nos cogimos un avión para Santa Cruz de Tenerife. Fuimos para estar con él en persona y hablar del tema. No tuvo tampoco entonces palabras para explicarnos lo que sintió. Su experiencia, aunque en otro contexto, tenía muchas similitudes con la mía. Estaba claro, el Hijo del Jefe no anda nada lejos y se desplaza en naves si hace falta. En el mes de Enero del 2.005, cuando le hice las previsiones astrológicas para el año, vimos que había alguna cosilla sobre la salud a la que no le dimos mayor importancia. Pero a medida que fueron transcurriendo los meses, primero se le encharcaron los pulmones y luego le subió mucho el azúcar y, posteriormente, le detectaron un tumor en el páncreas. El día 30 de Julio de ese año 2.005, partía a sus setenta años, hacia lo que el llamaba el “Planeta Azul”, rodeado de P.PADRÓN Y EL AUTOR EN SU DESPACHO DE sus seres queridos, viendo el mar desde la cama y con su TENERIFE música preferida. El dijo que se iba, pero lo que no dijo a nadie, era el motivo. Pero yo sí sabía por qué se mudaba de casa. Se fue porque tenía que hacer la entrevista de su “vida”. TENIA QUE ENTREVISTAR AL HIJO DEL JEFE. Al cabo de unos días, y mediante un pacto que había hecho en vida con Juanjo, le hizo llegar a éste, la información de que “allí” donde se encontraba, se estaba estupendamente y que era muy feliz.

¡¡¡ L E H A I M, P A C O ¡¡¡


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27 - EL VATICANO

No quiero acabar este libro sin un par de apuntes finales. Hace muchos años, recibí la llamada del jefe de prensa de una importante parroquia de Bilbao. Nos citamos y me presentó a un individuo que había venido de Roma para hablar conmigo. Venía de parte de Su Santidad Juan Pablo II. En un viaje relámpago, tuve que presentarme en el Vaticano. Todo ello bajo un estricto secreto. Ante mi asombro, fui conducido a los aposentos papales y allí me dejaron a solas con el Papa. En una sencilla ceremonia, me nombró “Cardenal In Péctore”. Al día siguiente, volvía a estar en mi casa, como si nada hubiera pasado. Por si hay personas que lo desconocen, los Papas tienen, entre otras prerrogativas, la facultad de nombra a un cardenal secretamente y sin que nadie lo sepa. Solo lo saben, él y el sujeto al que nombra cardenal. Y se llama “Cardenal In Péctore”. Este tipo de Cardenal trabaja a las órdenes directas del Sumo Pontífice. Debe guardar el secreto y solo queda liberado de sus obligaciones, a la muerte del Papa que le ha nombrado. Además puede hacer pública su identidad y, normalmente acaban dimitiendo de su cargo. La foto que incluyo, es la prueba de una de mis citas con el Papa. Todo esto, por supuesto, es broma, ¿o no...?. pero me hacia ilusión contarlo. Y voy a concluir con una preciosa poesía, que recibió una persona de Lima, mediante un contacto con uno de nuestros “primos” o hermanos mayores:


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SI VENIS DE LA GALAXIA Y HACIA ELLA VOLVEREIS DEL AMOR NO OS OLVIDEIS QUE DE “EL” ES VUESTRA GRACIA AL LLAMADO QUE ACUDISTEIS VUESTRA INTUICION OS LLEVO QUE DE INMEDIATO ELEVO PUES CON ELLA YA NACISTEIS FUISTEIS FIEROS BATALLANTES DE LA GUERRA DE TRES SOLES PERDONASTEIS AL QUE HIRIOLES Y VAIS AL CUARTO CAMINANTES VENCEDORES DE LA LUCHA VUESTRO PREMIO, VUESTRA OFRENDA PUES GANASTEIS LA CONTIENDA Y LA VIDA SERA MUCHA MAS AUN, FALTA OTRO POCO Y VEREIS VUESTRO DESTINO LIMPIO, PURO, CRISTALINO Y DE LUZ SEREIS UN FOCO AGUARDAD PUES CAMINANTES Y MARCHAD CON PASO FIRME Y QUE VUESTRO YO CONFIRME LO QUE INTUIS POR INSTANTES MIL OBSTACULOS AGUARDAN PERO ¡OJO! PUES YA TIENEN LAS LLAVES QUE OS CONVIENEN VIRTUDES QUE OS RESPALDAN EL SEÑOR OS HA ENTREGADO LAS FLORES DE LA VIRTUD LUCES QUE EN LA INFINITUD SON CONOCIMIENTO GANADO DEMOSTRAD PUES VUESTRO AMOR Y HACED VALER LA LEY QUE PRONTO LLEGARA EL REY A GOBERNAR CON HONOR

FIN


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INDICE

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01 LA NOTICIA................................................... 07 02 EL LENGUAJE DE LOS PRIMOS..................13 03 LA MUERTE DE MI PADRE...........................19 04 JUAN JOSE BENÍTEZ LÓPEZ.......................23 05 EL INCREÍBLE AÑO DE 1.975.......................27 06 GRUPOS Y EXPERIENCIAS.........................35 07 EL GANEKOGORTA.......................................39 08 EL LIBRO RAMA............................................45 09 EN EL MONTE GORBEA...............................49 10 REFLEXIONES Y ANÉCDOTAS....................53 11 EL CONTACTO DE SORDAZ........................59 12 EL VIAJE DEL PSIQUIATRA........................ .65 13 MILLONARIOS...............................................71 14 PERÚ..............................................................75 15 TIBERIO (EL AGENTE SECRETO)................81 16 SIXTO PAZ......................................................87 17 MACHU-PICHU...............................................93 18 LA TRAICIÓN.................................................101 19 LA ASOCIACIÓN ADONAÍ.............................107 20 SIXTO PAZ EN DESOJO...............................113 21 SIXTO Y LICERIO..........................................119 22 GANÍMEDES..................................................125 23 ISABEL ESTEBAN.........................................129 24 VIVENCIAS MÁGICAS..................................135 25 FIN DE LA MISIÓN RAMA.............................141 26 PACO PADRÓN Y EL HIJO DEL JEFE.........145 27 EL VATICANO................................................149



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