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POLÍTICA
ECUADOR | 1 AL 15 DE MARZO 2013
Revés electoral de las izquierdas: una derrota transitoria POR Franklin Falconí
El debate sobre los resul-
tados electorales se enciende. Aunque hasta ahora parecería que hay más preguntas que respuestas, lo cual es normal en las actuales circunstancias, sobre todo para quienes desde las izquierdas han enfrentado duras batallas contra el régimen de Rafael Correa y su proyecto totalitario; para quienes tienen una auténtica vocación democrática. No son pocos los momentos de álgida movilización popular y de masivas expresiones de rechazo a la política antiobrera y entreguista de la mal llamada “revolución ciudadana” durante estos últimos años. Y es por ello que las lecturas que se hacían hasta antes de que arranque oficialmente la campaña iban en el sentido de que Correa enfrentaría las elecciones del 2013 debilitado, con un nivel de desgaste en su imagen. Y así lo habían expresado los resultados de la consulta popular del 2010. Al menos de este modo lo interpretó la mayoría de quienes hacen política o análisis sociológico en el Ecuador. Pero estaba presente en los ciudadanos, y en gran medida en los mismos actores políticos de oposición, la idea de que la fortaleza electoral del Presidente de la República no sería un hueso fácil de roer. Algunos interpretan esta actitud como una debilidad que provocó que la imagen del Presidente como imbatible se afirmara con más facilidad: todos disputaban el ingreso a una segunda vuelta, en la que se suponía que Correa no solo que entraría,
sino que lo haría en primer lugar. Promover esta idea de imbatible fue lo central de la campaña de Alianza País en este proceso, la idea de que “ya tenemos presidente”, idea que pudo haber provocado en los ecuatorianos esa apatía evidente durante toda la campaña, además de un conformismo peligroso. “Correa ha de ganar” era el comentario común mucho antes de que se inicie el proceso. Y quienes decían eso estaban inconformes con el gobierno, querían un cambio, pero lo que podían percibir en su entorno era esa idea de imbatibilidad del actual mandatario. Esas mismas personas son las que ahora, después de los resultados, se preguntan: ¿cómo es posible que tanta gente haya votado por Correa, cuando tantos estaban insatisfechos con el gobierno? Como lo explicábamos en la edición anterior, a esto Noelle de Neumann lo llama “la espiral del silencio”, es decir, el temor a recibir una sanción social por responder en contra de lo que el poder ha instituido como “la opinión pública mayoritaria”. ¿Pesó esto en aquel 30 ó 40% de indecisos, que a última hora dio estos resultados al gobierno? ¿Será que muchos acudieron a las urnas simplemente a cumplir con una especie de trámite, porque el resultado parecía estar ya preestablecido? Recuérdese que el comentario común era que si no es por votos reales, el gobierno ganaría igual las elecciones, porque había la conciencia de que el Presi-
dente controla todas las funciones del Estado, incluido el Consejo Nacional Electoral (CNE). Se explicaría con esto el que muchos hayan preferi-
do el llamado “voto útil”, que convirtió a Guillermo Lasso en la segunda fuerza electoral. ¿No será que esa sen-
sación de pesimismo, poco a poco se convirtió en indiferencia, y no permitió a los electores identificar bien la propuesta más avanzada y