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La despedida

• Los restos mortales descansaron en el Monasterio Mater Ecclesiae hasta la madrugada del lunes 2 de enero.

• Desde el lunes 2 de enero el cuerpo estuvo expuesto para la visita de los fieles en la Basílica de San Pedro. La Basílica estuvo abierta el lunes de 9:00 a.m. a 7:00 p.m., y el martes 3 y miércoles 4 de enero, de 7:00 a.m. a 7:00 p.m.

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En este momento, el pensamiento se dirige espontáneamente al queridísimo Papa emérito Benedicto XVI, que nos ha dejado esta mañana. Recordamos con conmoción su persona, tan noble, tan amable. Y sentimos en el corazón tanta gratitud: gratitud a Dios por haberlo donado a la Iglesia y al mundo; gratitud a él por todo el bien que ha hecho y por su testimonio de fe y oración, especialmente en estos últimos años de vida retirada. Solo Dios conoce el valor y la fuerza de su intercesión, de sus sacrificios ofrecidos por el bien de la Iglesia.

La salud del Papa emérito Benedicto XVI comenzó a decaer desde el año 2020, cuando sufrió grave infección llamada herpes zóster; a finales del 2022, la Santa Sede confirmó que, por su avanzado estado de edad, su salud habría empeorado. El miércoles 28 de diciembre, al finalizar la Audiencia General, el Papa Francisco alertó sobre el padecimiento del Papa emérito:

El sábado 31 de diciembre, a las 9:34 a.m. (hora en Roma), en el Monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano, el Papa emérito Benedicto XVI, a los 95 años de edad, partió de regreso a la Casa del Padre, día que había estado esperando con la confianza en que Dios lo recibiría con su infinita misericordia: “Aunque pueda tener muchos motivos de temor y miedo al mirar hacia atrás en mi larga vida, me alegro, sin embargo, porque creo firmemente que el Señor no sólo es el juez justo, sino también el amigo y el hermano que ya ha sufrido Él mismo mis defectos y es, por tanto, como juez, también mi abogado”, escribió el Papa emérito en una carta a comienzos del año pasado.

Su funeral se llevó a cabo el jueves 5 de enero. El Vaticano solo invitó a delegaciones oficiales de Alemania e Italia, ya que no era el actual Pontífice en la silla de Pedro, por ende, no era el actual jefe de estado de El Vaticano. Además, él mismo pidió unas honras fúnebres sencillas.

Es la primera vez que un Papa preside las exequias de otro Papa; Su Santidad, el Papa Francisco celebró la Misa exequial el jueves 5 de enero en la plaza de San Pedro, donde acudieron miles de personas. Según información del portal oficial del Vaticano -Vatican News-, la Eucaristía fue concelebrada por aproximadamente 130 Cardenales, 400 Obispos y 3.700 sacerdotes, todos ellos de diferentes partes del mundo. Además, fueron acreditados unos 1.500 periodistas de diversos medios de comunicación internacionales.

• Las exequias fueron presididas por el Papa Francisco en la Plaza de San Pedro el jueves 5 de enero a las 9:30 a.m.

• El féretro del Papa emérito fue llevado a la Basílica de San Pedro y luego a las grutas vaticanas, para el entierro en el espacio donde estuvo inicialmente el Papa Juan Pablo II.

En su homilía, el Sumo Pontífice, describió a su predecesor como “el fiel amigo del Esposo”, encomendando a Dios su espíritu, para que su gozo “sea perfecto al oír definitivamente y para siempre su voz”. El Papa Francisco señaló a todos los presentes como “el pueblo fiel de Dios que, reunido, acompaña y confía la vida de quien fuera su pastor. Como las mujeres del Evangelio en el sepulcro, estamos aquí con el perfume de la gratitud y el ungüento de la esperanza para demostrarle, una vez más, ese amor que no se pierde; queremos hacerlo con la misma unción, sabiduría, delicadeza y entrega que él supo esparcir a lo largo de los años”

El Papa destacó “la entrega agradecida de servicio al Señor y a su pueblo, que nace por haber acogido un don totalmente gratuito”, esto, recordando las palabras de Benedicto XVI en la Misa Crismal de 2006, cuando afirmó que Jesucristo tomó posesión de su vida y servicio, diciéndole: «Tú me perteneces» Pero con ese gesto también me dijo: «Tú estás bajo la protección de mis manos. Tú estás bajo la protección de mi corazón. Tú quedas custodiado en el hueco de mis manos y precisamente así te encuentras dentro de la inmensidad de mi amor. Permanece en el hueco de mis manos y dame las tuyas»”.

El Papa emérito habría pedido ser sepultado en la tumba inicial de san Juan Pablo II, cuyos restos mortales fueron llevados en el año 2011 a la capilla de San Esteban, dentro de la Basílica de San Pedro.