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A Fuego Lento, la música clásica hecha tango
ISABELLA NAVARRETE
isabella.navarrete1105@gmail.com
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Este sexteto nació en el 2021 y hoy está a la espera de terminar de grabar su primer disco.
Entre las canciones que interpretan están
Sangre maleva, Lágrimas de sangre, En esta tarde gris, y El día que me quieras.
Violines, bajos acústicos y violoncelos emiten sus notas en el ambiente acogedor de la casa cultural La Puerta Rosa en el barrio Aranjuez. Se trata de A Fuego Lento, un sexteto de la Filarmónica Metropolitana, que ejecuta sus instrumentos entre retratos antiguos, murales y objetos de antaño. Allí los músicos interpretan melodías de tango sinfónico bajo la luz de un candelabro, cautivando y deleitando a los espectadores que se congregan allí.

Desde hace dos años, cada lunes a eso de las seis de la tarde, llegan los violinistas Mishel, Camilo y Catherine, afinan, repasan partituras y melodías, y se preparan para convertir los sentimientos en cadentes sonidos que oprimen, deliciosamente, el corazón.
A ellos se suma Santiago Morales en la viola. Él es el director musical del sexteto, el que lleva la batuta. Esta noche ensayarán las canciones, Entre tu amor y mi amor, Sangre maleva, Lágrimas de sangre, En esta tarde gris, y El día que me quieras
Con ellos están Julián en el chelo, Wendy en el bajo, Jonatan en la guitarra y Luisa con su delicada voz. Todos son músicos de profesión, formados en la escuela clásica entre las sinfonías de Beethoven, Mozart, Bach y Chopin. Quienes ahora afrontan el desafío de interpretar con instrumentos clásicos el tango, ese género popular que ha hecho del barrio Manrique un referente en toda Latinoamérica. De hecho, Santiago cuenta que “Representa un reto, sobre todo porque el tango no es un género comercial. Pero también es un orgullo llevarlo a las personas por medio de los jóvenes, demostrando que no es música para viejitos”.
El proceso de A Fuego Lento es seguido de cerca por Alejandro Vásquez Mejía, director de la Filarmónica Metropolitana. Él acompaña a los jóvenes cargando instrumentos, liderando ensayos, organizando conciertos. Durante la última presentación del grupo se le pudo ver una sonrisa, satisfecho de la acogida del público bajo la luz cálida de la Puerta Rosa.
Un alma enamorada
A Fuego Lento debe su nombre a una canción de la artista española Rosana Arbelo. De su letra se puede rescatar el verso “contigo tengo el alma enamorada”. Los instrumentos en vivo enamoran a quienes aprecian la belleza de lo inesperado.
Para Vásquez, “realmente, la música no es de nadie, es de todo aquel que desee disfrutar desde la esencia”. A esta perspectiva se une Luisa Múnera, una de sus pupilas: “Siento que es un género que se puede aprovechar muchísimo, lo que hace valer la pena el detenerse a apreciarlo”.
Como lo afirma su director, estos chicos buscan democratizar la música, contagiar a los más jóvenes y presentarles una alternativa de esparcimiento diferente a las discotecas, los bares y los antros. Educar el oído y el sentimiento es su objetivo en la Comuna 4.
Los planes a futuro
A fuego lento comenzó con seis músicos como un proyecto sin mayores pretensiones en el 2021. Luego de un par de ensayos, se dieron cuenta que la idea podía expandirse, y dos años después estaban viajando por México con un repertorio de primera clase.
“Fue maravilloso, estuvimos en varias ciudades del país azteca, entre ellas Toluca, Taxco. Metepec. La gente nos acogió con cariño y aprendimos de otros músicos”, comenta Santiago Morales, quien recuerda que han tenido la oportunidad de presentarse, aquí en Medellín, en el Festival Medellín Music Week y en escenarios del sector de Provenza en el barrio El Poblado.
El sueño de este sexteto es finalizar la grabación de su disco, el cual se espera que salga a la luz a finales de este año. Planean lanzarlo en las calles de la Comuna 4, como parte de un proyecto cuidadosamente elaborado y apreciado por los amantes de la buena música, como un exquisito manjar cocinado “A Fuego Lento”.
