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contrapunto | el eslabón

página 18 | sábado 2 de diciembre de 2017

VOLVER A LOS TOCADISCOS

“Escuchar un vinilo hoy es un gesto poético” El músico rosarino Gonzalo Aloras se presentará este domingo en el marco del cierre de año del CEC. El ex cantante de Mortadela Rancia, acaba de lanzar Digital, un ensayo bailable que explora límites entre lo analógico y lo binario. Por Juan Pablo de la Vega

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ONZALO ALORAS ESTÁ RADICADO hace 20 años en Buenos Aires. El ex violero de Fito Páez, Abrepuertas, Macaferri y Asociados, Killer Burritos, y Los Divinos, entre otros grupos y proyectos de comunicación artística, desplegará en la ciudad que fue su cuna, los artefactos que usa en la actualidad. El domingo 3 de diciembre, a partir de las 20.30, Aloras brindará un recital electrónico, con un set que combinará guitarras, sintetizadores y programaciones. Acompañando una movida de video instalación que estará a cargo de Susel Berardo y Fernando Canabal. El otrora compositor pelilargo de Mortadela Rancia, agrupación que emergió en Rosario a principio de los noventa, y que coronó sus años en la escena editando Ciudad Paranoia en 1998, trae debajo del brazo su nuevo trabajo solista, un material que propone un juego entre lo tangible y lo intangible. Alojado también en plataformas disponibles en internet, el álbum explora un soporte inédito: el vinilo-digital. “Es una idea más bien poética lo de vinilodigital, justamente esto de mezclar los mundos. Desarrollamos una aplicación que, la verdad, está muy buena. La gracia de esto es hacerlo con vinilo en mano, te bajás una aplicación, escaneás la tapa del disco, y aparece virtualmente y en tres dimensiones, con una realidad aumentada. Y va desarrollando una bandeja giradiscos con la opción de picar el vinilo, pero todo en realidad vitual. Es el primer vinilo digital de la historia, en el sentido que tiene este concepto de unir lo analógico con lo digital. Es una especie de gran inutilidad también, es ahí donde yo creo que entra la poesía: tecnología, diseñadores, programadores, aplicaciones trabajando en algo que es un gesto poético, el hecho de tener una bandeja, el instrumento más antiguo y precario para reproducción de sonido, en realidad vitual. Es la idea de mezclar el pasado y el futuro”. Para el guitarrista, “este es el momento que nos toca. Socialmente estamos atravesados por la era digital, y quizá sin darnos cuenta estamos perdiendo muchas cosas, relaciones, amistades, parejas, por no tener una gestualidad, por no tocarse, por no estar sintiendo el olfato. Quizá nos dejamos como quien se deja llevar por una marea, sin preguntarse demasiado cuáles son las consecuencias de llevar este ritmo de vida y el orden de valoraciones que implica esta era, donde todo es imagen, todo es instantáneo, todo son rostros. Lo digo en el arte del disco: es la era del control. Básicamente surge de esta propuesta, pero son muchas co-

sas y en definitiva uno va escuchando las canciones y va descubriendo”. “Me gusta que mis discos tengan esa cosa conceptual, y que pueda linkearse con cuestiones filosóficas, sociológicas, artísticas, y también tecnológicas, como en este caso. Yendo a la música, sabemos que tenemos el acceso de todos los discos que existen, de todos los demos y todos los chimentos, y también de todas las fotos”, dice irónico, y concluye: “Y sopesando todo esto en la balanza, hay que ver”.

Salir de la pantalla interior Digital es un disco movilizante, pensado para bailar, o bailable para pensar. Se evoca el ritual de la danza con elementos del pop, el uso de herramientas de la electrónica y el rock. Y surgen joyitas como Mar del Poseidón, Olvidalo, Bajo la lengua, y Filosofía Disco Time. La edición en vinilo tiene una yapa: el tema Dragón. Sintetizadores, guitarras, producción, arreglos de voces; son pilares estructurales de la música bailable de Gonzalo Aloras. “Yo siempre de chiquito fui a bailar. Viste que hay tipos que se quedan sentados en la silla, o que no tienen una relación corporal con la música. Yo fui de los que bailé toda mi vida. En mi casa, en los cumpleaños, en las fiestas. Y me llamó la atención que siendo músico después de los 40 años no había hecho un disco pensado íntegramente para bailar. Y con respecto a la cuestión artística, soñé, trabajé mu-

cho tiempo y creo que logré hacer un disco bailable. Que lo puedas bailar con un trago en la mano pero que no sea superficial, porque si a su vez sos melómano, sensible o querés profundizar, hay un laburo terrible”, contó. Digital sucede trabajos como 12, que Aloras editó en 2011; la banda de sonido de la película ¿De quién es el portaligas?, de 2009, dirigida por Fito Paéz y de la que fue productor musical y actor; Algo vuela, su primer disco solista editado en 2000, y un disco con versiones suyas de canciones de tres pilares del rock argentino: Superhéroes (homenaje a Spinetta, Charly García, Litto Nebbia). Músicos con quienes compartió el arte de tocar y cantar, y a los que defiende si es necesario. Por eso no esquiva cuando se le consulta por el filósofo Alejandro Rozitchner, el asesor presidencial que meses atrás en una entrevista tildó a Spinetta de “demagógico, ignorante y resentido”, y que luego admitió que si el Flaco viviera, no tocaría para Cambiemos. Y aún en el hecho contrafáctico, se animó a decir que lo convencería finalmente. “La filosofía nació para resistir a los poderes. No podés hablar de un tipo o decir cualquier pelotudez. Primero, que no está; y después, ya sabemos quién es y la obra que tiene”, respondió Aloras.

Rosario adiós “Las ciudades son universos, te liberan de lo personal. Por eso me fui y por eso vuelvo a Rosario”, reflexionó Gonzalo acerca de la re-

lación con su ciudad natal. Y tomando el “adiós” que canta en Baires, en el comienzo del disco, asegura que “Rosario te dice adios a vos”. Y se explaya: “Los músicos de Rosario no se van porque tienen ganas, o sea, si yo hubiese podido desarrollar todos mis sueños, mis trabajos y mis cosas en la ciudad, no hubiera tenido la necesidad de vivir en otro lado. Lo que pasa es que es muy áspero hacer cosas allá. Me da la sensación que hay un mito alrededor de la ciudad, porque viajas por el mundo y te dicen: «¡Ah, rosarino!», como si en Rosario, del Paraná, surgiese algo. Y no surge nada, es un esfuerzo infernal de los artistas de allá para hacer algo. No hay una infraestructura, no hay lugares para tocar, ¡tenés que pagar para tocar! No logró Rosario constituirse a sí misma como un lugar cultural importante. Por eso te digo, a su vez tenés que explicar porqué sale tanta gente de ahí. Creo que sale propulsada. No te queda otra, tenés que irte. En cambio, de Buenos Aires te vas porque te querés ir”. Aloras recordó los años que antecedieron a la creación de Mortadela Rancia, el grupo que compartió con Lisandro Falcone y Diego Giordano a partir del 92. “Me gustaba, había bandas locales que tenían público, fans, y que tocaban para mucha gente. Esto de ir a ver a Graffiti al Monumento lleno, familias enteras, mucha movida. Yo era muy fanático, me gustaba Identikit, Punto G, Certamente Roma, cosas que yo escuchaba en los 80. Siento que eso después se perdió, y ahora tal vez se esté como retomando.” Y hablando de Rosario, y en la previa de un nuevo clásico futbolero en la ciudad, Aloras, de afiliación leprosa, habla del hecho colectivo, algo que vive cada vez que va a la cancha. “En la cancha es como que dejamos de ser uno, para ser todos. Es algo que me pasa con Rosario en general, cuando vengo es como que dejo de ser Gonzalo Aloras, y me construyo con todo lo que está alrededor, y después sí, llega esa figura tan pesada del Yo. La cancha o los recitales son acontecimientos colectivos que realmente nos liberan, y nos hacen dar cuenta que esos también somos nosotros. Somos una multitud. En la cancha todos afinan, y eso te da la pauta que no es personal, porque la mayoría somos todos unos muertos cantando, que si le ponés el mic a uno solo, nos vamos todos. Pero la afinación colectiva es una cosa que habría que estudiar”, sugiere el ex Mortadela, y pregunta por el escenario clásico: “Ah, en cancha de Central; bueno, lo miraremos, aunque ni siquiera ahora pasan los partidos, un desastre”, concluyó. El último tema de Digital se llama La música es Dios, algo así como una piedra filosofal de Aloras. “Quise cerrar el disco con esa canción puntualmente. La música es Dios, y yo creo que ahí sucede todo. Y hablando de filósofos que no son chantas, ya lo dijo (Friedrich) Nietzsche: «La vida sin música sería un error»”.


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