SUPLEMENTO - CRÓNICAS

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AÑO 2 - N° 64

Marcelo Quiroga Santa Cruz, a 42 años de su asesinato y desaparición

Págs. 6-7

‘Tenebrismo’ en la Casa Nacional de la Moneda

Gloria Serrano y David Crespo Gastelú por las Tierras del Kosko

Uncía y Llallagua, unidos por la Ruta del Estaño

Págs. 2-3

Págs. 4-5

Págs. 10-11

FOTO: RRSS

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DE LA OSCURIDAD COMO SÍMBOLO DE LUZ

‘Tenebrismo’ en la Casa Nacional de la Moneda Las obras pictóricas además de tener un comportamiento y actuación frente a la luz, con fines estéticos, cuentan con una finalidad discursiva. De fondo se busca una experiencia que produzca un estado de ánimo, dramático en algunos casos, a fin de interpelar al espectador. Marcelo A. Maldonado Rocha

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a Nueva Casa de la Moneda comenzó a construirse en 1726 para la instalación de la ceca potosina como parte de la política del Estado Colonial durante los reinados de Felipe V, Fernando VI y Carlos III, concluyendo su construcción con la acuñación de la primera moneda en 1773, con la imagen de Carlos III. Cabe mencionar que en el siglo XVIII se experimentaron importantes cambios económicos, políticos y administrativos, impulsando la construcción de casas de la moneda en España y allende los mares. De ahí que para la construcción de la nueva edificación en Potosí, vinieron

técnicos de España y levantaron la residencia en la antigua plaza del kh´atu. La Casa Nacional de la Moneda, (CNM), es un repositorio nacional que depende de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia; en su interior resguarda la compleja historia económica, artística y política ocurrida en el nuevo mundo, a efectos de la Colonia. A causa de que una parte de la transformación de la plata, en valor de cambio, tuvo lugar lo que modificó la historia del capitalismo a nivel mundial, ya que, a través de diversas maquinarias se convertía al mineral, recién extraído, en una pieza de intercambio y valor mundial. Aquello se refleja no solo en el complejo equipamiento instalado en décadas, sino en la gran cantidad de bienes culturales, indispensables para entender el mundo del arte en sus distintas épocas.

INTERPELAR E INTERPRETAR Algunos de estos detalles, me lo contó una de las guías del repositorio, María Esther Ramírez de la CNM, quien es de origen tupiceño y me orientó en un recorrido por lugares públicos y restringidos, además de recónditos espacios de la conocida como Casa de la Moneda. Cada paso que íbamos dando me relataba algo, desbordante de realidad y de ficción, contándome de maquinarias, obras de arte, patios, anécdotas y demás. Viví un recorrido de varias horas y quedé impactado por cómo la transformación del arte, la economía y la minería a nivel mundial está guarecido en un caserón tan fuerte, que podía servir de castillo. Mi búsqueda era por lo común. Es decir, conocer la ceca, macuquinas, salas de

DIRECTOR Marco Antonio Santivañez Soria

CORRECCIÓN José Antonio Orellana Carpio

Redes Sociales

EDITOR DE CRÓNICAS Estéfani Huiza Fernández

DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN Gabriel Omar Mamani Condo

COLABORARON: Luis Oporto Ordóñez Víctor Montoya David Aruquipa Pérez Marcelo A. Maldonado Rocha Ivert Elvis Fuertes Callapino

FOTOGRAFÍA Gonzalo Jallasi Huanca

www.ahoraelpueblo.bo La Paz-Bolivia Calle Potosí, esquina Ayacucho N° 1220 Zona Central, La Paz Teléfono: 2902587


DE LO TÉTRICO, Y DE LA OSCURIDAD COMO LUZ

numismática y dioramas de aplanadoras, laminadoras y acuñadoras. Sin embargo, fui sobrepasado por lo que encontraba. En mi primera vista me encontré con un Cecilio Guzmán de Rojas, alegórico a la guerra del Chaco, pero no fue el primero. Encontré otro, un ‘autorretrato’, que hace poco estaba herido, lo encontré desnudo, bañado y con el traje limpio. Estaba en el último piso de una construcción de cinco patios y que sobrepasa las cien salas, y muchos más ambientes. Cecilio estaba en los altillos, lo que en otros tiempos eran celdas para presos, conocidas como ‘duenderas’. En ese espacio habita el taller de Restauración y Conservación de la CNM, ahí estaba Cecilio en manos de sus restauradores, Edwin y Marcelo, quienes se formaron en la Escuela Taller Potosí. Mientras me mostraban con una variedad de luces, las veces que fue intervenido el lienzo, y me explicaban, cómo lo reensamblan teniendo en cuenta temperatura, textura de los materiales y la tensión en los bastidores, permitiendo que la obra pueda ser vista por más ojos, en las distintas épocas, vi lo íntimo del arte de Guzmán. El taller funciona en las buhardillas de la moneda, en el último piso, es un ambiente cálido, que está abarrotado de obras maltrechas, heridas e, incluso, agonizantes. Sin embargo, Edwin y Marcelo, quienes ejercen una práctica de cuidado sobre los bienes culturales les devuelven la vida y nos regalan la posibilidad de la experiencia estética. Cabe recalcar que, para mí, ellos son los últimos mohicanos de un proceso de formación para el trabajo de restauración del arte, tan importante, que necesita de nuevas mujeres y hombres, que puedan ejercer un cuidado sobre las obras de arte.

Las obras pictóricas además de tener un comportamiento y actuación frente a la luz, con fines estéticos, una intención óptima, hay una finalidad discursiva; por ejemplo, utiliza símbolos para mostrar matices sombríos y claroscuros del ser humano. De fondo se busca una experiencia que produzca un estado de ánimo, dramático en algunos casos, a fin de interpelar al espectador. Una tras otra, sala tras sala, de la escuela de Cuzco, a la de Charcas, la de Potosí a la de Calamarca y de las salas de Melchor Pérez de Holguín, su colección pictórica es copiosa. Entre los varios cuadros anónimos que hay en la colección, llamó mi atención, lo que fue la influencia de una etapa oscura, tenebrista y penante, que se esconde en el arte Sacro, y que, sobre todo, se puede ver en las colecciones de santos, siendo de los más retratados San Francisco de Asís, arrodillado o de pie, y acompañado de una calavera, que tiene un fuerte efecto. En vista de que la Orden Franciscana transformó la vida cotidiana, el arte y el ordenamiento territorial de la Villa Imperial. San Francisco es retratado penitente, pues por destino trágico, cuenta la leyenda, poseyó las mismas marcas (estigmas) que el nazareno padeció en la crucifixión. Tras la imagen de San Francisco, y este arte tenebrista, hay una intención de exhortación utilizando la contradicción de la oscuridad y lo tenebroso que permite escudriñar a través de una luz tenue que hace que sobresalgan ciertos elementos que pasan desapercibidos, seguramente la complicidad que congregó al sistema político-económico colonial y la Iglesia. Enfatizar en las figuras delgadas, escuálidas y afligidas corporal y espiritualmente llaman altamente la atención. Uno de los Franciscos se parece al cura Athelstan, de ‘Vikingos’, sacrificado por su herejía para con las creencias vikingas por el barquero Floki. Los esbozos iniciaron con Caravaggio, quien desmonta el perfil de los santos como seres puros, es decir arquetipos de la raza humana; al contrario, se los muestra desbordantes de pasiones, defectos, miedos y sufrimientos. Se presenta una humanidad desnuda, profunda desbordante de transgresión y pasiones. E inclusive utiliza modelos andrajosos y lo santo pasa de ser algo sobrenatural

para encarnar en los más humildes. La humanidad se saca de las tinieblas a la luz. La tradición es retomada por Zurbarán, quien muestra el realismo de sus figuras entre luces y sombras. El tenebrismo en la pintura barroca emplea una ambientación luminosa, una convivencia entre zonas fuertemente iluminadas, con otras que quedan prácticamente en la oscuridad, realizándose, además, un primerísimo plano de los cuerpos con un fondo oscuro e impenetrable. Las penumbras en sus texturas (sfumato) y tonalidades, que arrojan un temple penitente y punitivo. Aunque la joya de la corona es la Virgen del Cerro y aquello no lo es por su pulcritud, delicadeza y acabado limpio al contrario lo es por su motivación pedagógica. Del arte como instrumento de transmisión pedagógica e instrucción, es decir, la institución eclesial a través de obras como la mencionada buscó la transformación al catolicismo de los indios que habitan la Villa Imperial. Es una obra para múltiples usos y con diversos significados. A nivel sociológico y político se evidencia como la cotidianidad fue transformándose, es decir, cambios en las formas de organización y de autoridad y la gestión del trabajo, se asienta una concepción del trabajo y de la economía, que concibe o se construye a partir de la máxima explotación de la fuerza de trabajo para sacar el mayor beneficio. Estos elementos se construyen como una Trinidad, que es la que gobierna encima del Cerro Rico. Entonces, este tipo de arte permitió la circulación discursiva que construía el sentido de pertenencia de los indios al mundo de los criollos. Cómo un espacio de producción de la Moneda, dejo de producir la misma a mediados del siglo XX, en el contexto de la revolución. No obstante, el equipamiento que supone todos los procesos en la cadena operatoria. La producción está (aún) montada en los ambientes acompañados de diversos soportes que da la sensación de que la gran maquinaria aún está en funcionamiento. Así, por ejemplo, la tracción animal requerida para los mecanismos de laminación de la plata, para su posterior acuñación, ocupan dos pisos de uno de los ambientes y muestran de manera lúdica un conjunto de elementos (tecnología, aparatos y técnicas), de manera similar, otros ambientes hacen un repaso por los distintos periodos económicos y sociales, pasando de la máquina de vapor a la electricidad.

FOTOS: GABRIEL SÁNCHEZ CASTRO

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HISTÓRICO PEREGRINAJE

Gloria Serrano y David Crespo Gastelú por las Tierras del Kosko La escritora indigenista, legítima intelectual de izquierda, fue invisibilizada y su nombre sepultado por el olvido. Únicamente Arturo Costa de la Torre, desgrana escasos rasgos de su existencia. Hoy, desde el Museo Nacional de Arte, se enfrenta el desafío de reconstruir su trayectoria y valorar su obra literaria. Luis Oporto Ordóñez

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a destacada pintora nacional, Ligia Siles, anunció la donación de la obra plástica de su abuelo David Crespo Gastelú –que custodiaba con celo en el Museo familiar en el barrio de Miraflores— al Museo Nacional de Arte, dirigido por Iván Castellón, quien instruyó el inventario especializado para efectivizar la transferencia. En esa labor Tatiana Suárez (conservadora) y Daniela Franco (investigadora) encontraron un hallazgo bibliográfico: ‘Tierras del Kosko’ (La Paz, Indoamérica, editorial Renacimiento, 1938), vibrante prosa indigenista de Gloria Serrano (1905), ilustrada por su esposo David Crespo Gastelú (1901-1947), con 43 figuras (acuarelas, dibujos y viñetas). La obra tiene particularidades que la hacen muy valiosa: tuvo una tirada de 1000 ejemplares, numerados, está ordenada en 14 frisos y trae un glosario de 35 voces quechuas, que son las claves para comprender su narración. En el apéndice, inserta nueve comentarios sobre su primer libro, ‘Jirones Kollavinos’ (1933). En el prólogo, Roberto Latorre Medina (18971949), intelectual de izquierda, calificó a su relato como “un bello emocionario” en el que “el bravo etnos aymara que consintió con el poderío keswa de una hora histórica, revivió en ustedes indígenamente. Aquí (…) germinó, ciertamente, la raíz del Tawantin Suyo. Aquí también, eje de nuestro mundo, los nuevos conquistadores, enraizaron, por hacerlo para siempre, su cruz, su civilización, y así, a través del infinito Altiplano, forjaron su Potosí. Vosotros lo sentistéis peregrinando. En los escombros. En los pucaras y las catedrales. En el alma de las gentes”. En efecto, en su “Ventanal” Gloria Serrano, enfatiza que “no es el Cuzco sagrado y monumental el que deshila en estas páginas”, sino que han “recogido con fervor y cariño palpitaciones del Cuzco viviente (que) encierra el Alma de la Raza”. Recorrieron palmo a palmo las tierras del Kosko, en un peregrinaje de 69 días, desde el 23 de marzo hasta el 31 de mayo de 1934, año en el que Bolivia se desangraba en una guerra fratricida con el Paraguay.

LA TIERRA DE AÑEJOS ESPÍRITUS El 23 de marzo saluda a la antigua capital del Incario como ‘Kosko Jatun Llaccta’, admira “la tierra de añejos espíritus” pero lacera su ser ver

al Aclla Wasi, convertida en refugio de las esposas de Cristo, Kori-Cancha, profanado en asilo del Dios conquistador, el palacio del Inca WiraKocha, transformado en Catedral. Surge el grito de indignación: “Muros incaicos vencidos, aplastados por paredes coloniales. Indios pisados por la Injusticia, gimiendo bajo su férula”; a tiempo de reivindicar su destino, pues esa “ciudad, abroquelada de ruinas”, se erige como “esperanza de Indoamérica!”, en la “que María Angola-india gruñona atada a la Catedral—confunda pronto sus sones de hierros rotos con los broncos pututus de liberación…”. Es la vena genuinamente socialista de Gloria Serrano. El 26 de marzo, integran la procesión del Cristo Indio, en la que “millares de indios llegan, enlazados por el cordel de la tradición, torcido por la costumbre”. El 30 de marzo, acuden al rito del Viernes Santo: “la muchedumbre considera al Cristo como un gran fetiche y ha de llorar su muerte con chicha y bailes”, parodia. El 2 de abril, salen de la ciudad y espectan un tinku, en el que los “poblachos contendores” San Sebastián y San Jerónimo se encuentran para “disputarse sangrientamente –la víspera de la fiesta—el primer lugar de su patrono en la llegada al Cusco”. El 2 de abril, retornan al Cusco, y se divierten en el “Té Piteado”, “Sirena mestiza. Es el canto del té mezclado con huaspay, que lo arrastra a terminar la tarde de chichería (…) para encontrarse en la desportillada taza del olvido y borrachera”. El 3 de abril visitan el barrio de San Blas, en cuya iglesia un artista indígena talló “estupendo púlpito escondido en el viejo templo” lo que le da pie a Gloria a reclamar in pectore por “el alma del tallista, egoístamente inmolado para que esta obra no tuviese símil ni repetición”. El 8 de abril, se dirigen a Anta y Chinchero, la tierra del Cacique Puma-Khawa, recorren las calles que respiran paz, filtran sosiego y adormece las inquietudes. Ella remarca: “Quizá las mata”. Disfrutan del mercado dominguero”. En la noche, vuelta al Cusco, se suman a la Noche de Cuasimodo, “resucitando ritos del pasado en esta procesión de embrujo y hechicería” en la que las mestizas se transfiguran en una “amalgama de liturgia colonial y cultos milenarios”, que “hace de mujeres simples y llanas, sacerdotisas de exóticas religiones”, que no es otra cosa que la identidad indígena que sobrevive a la imposición colonial. El 11 de abril. Viaje inolvidable en tren, llegan a Machupijchu, en una caravana de mujeres y artistas. Allí tropiezan con “espíritus nun-


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ca limitados en la amplitud de horizontes de la puna, volando libremente por la austeridad infinita de sus pampas, nos sentimos descentrados ante la gigantesca elevación de rocas que aprisionan la mirada. Perdidos, insignificantes, con pequeñez de mosquitos junto a la hosquedad de peñones ciclópeos”. Revela rasgos de los artistas que conforman la magnífica compañía en ese día memorable: la juguetona sonrisa de Nilda; los ojos de eterna tristeza de Yolanda; Gastelú, fervoroso intérprete del paisaje y del alma kolla; Olazo, pintor vernacular, elemento valioso en la tendencia americanista del Arte Nuevo; Alejandro González, fanático del ritmo lineal de la arquitectura y estética incaica, hace revivir el pasado; Marina—gran temperamento artístico— anhela modelar sueños haciéndolos tangibles. Gloria describe, extasiada: “La noche será larga, estirada por nuestra impaciencia. Albergue improvisado, el piso tiene blanduras de hamaca. Se hunden los pies y el cuerpo se balancea tropezando entre carrizos. Ni puertas ni ventanas que hagan rebotar las miradas y retroceder el viento. Puede el Amor libremente penetrar. Causar revuelo en las almas con su locura. Y entró… Ni la filosofía de Gonzalo logró detenerlo”, confiesa. El 15 de abril, viajan a Ollantaytambo: “pueblecito incaico. Conserva la arquitectura de los Hijos del Sol. Sencilla. Severa. Religiosa”. Y se traslada a la época de esplendor: “Solo faltan ellos para vivificar y dar colorido a la arcaica ciudad. Falta la belleza de sus trajes, la policromía de sus tejidos, la elasticidad de sus cuerpos deslizándose ágiles por las callejas. Faltan ñustas hermosas y ardientes, con calidez de morenas que adornen su cabellera con ñucchus y kantus”. Y, vuelve al presente: “Ironía… Ollantaytambo, población de mestizos,

no existen indios”. Y, evoca: “Solo en las ruinas perdura el apasionado amante de Cusi-Coillor que rugió de ira y odio ante los prejuicios sociales (…) El espíritu de Ollanta enrojece más los nucchus y los hace flores de rebeldía… El romance del enamorado guerrero inflama khantus y los destina para presentes de amor”. El 21 de abril, en Cusco, describe la Chicha y el Sapo. “Mesas pringosas, crujiendo de vasos enormes y festoneadas de cholos”, para afirmar que la chichería “no sirve más que para hiperestesiar su lloronería. Hinchar su sentimentalismo hasta hacerlo reventar en estallidos quejumbrosos. Pero allí está el antídoto contra la sensiblería lacrimosa del mestizo: el sapo. Chichería sin sapo tendría la amargura de un arpa sin cuerdas, de un cuerpo sin vida”. 3 de mayo, Fiesta de la Cruz Velacuy: “noche de bohemia áurea y luminosa! Dorada por la chicha, incendiada de marineras y wayños. Confiesa: “Sacudida de bohemia criolla, bailo con un obrero de camisa roja. Es un comunista de mirada leal, ensanchada por la convicción de grandes ideales. Cruz Velacuy de Musuj-calle. Cierra con broche de ternura y chicha la fiesta de esa noche… Cruz Velacuy… el mejor autógrafo que deja el Cuzco en el álbum romántico del Recuerdo…” El 13 de mayo, en las ruinas de Pissac, encuentra que “indios estilizados por la sombra,

perfilan con trazos vigorosos”. Le impacta que el ritmo –bronco y áspero— de los pututus armoniza con la rudeza del indio. Es el rito del Intihuatana. Y, reclama: “Con qué voluptuosidad sádica encadenarían al Inti. Y el Astro, complaciente y bonachón, se dejaba castigar”. El 31 de mayo, vuelven a Cuzco para Corpus Christi, la procesión más sagrada de la liturgia católica. En la larga espera “cholas y altares de Corpus, disimulan con chicha y ‘wayños’, la ansiedad de la espera”. Matiza describiendo a los santos: el gigantesco San Cristóbal, el hierático San Blas, el apolíneo San Sebastián, el paternal San Antonio Abad y la bella Virgen de la Merced. Y, entre todos, el patrón Santiago, el más caro al indio por estar junto a su paganismo idolátrico. Señor del Rayo. Santiago, el más apuesto y marcial”. Y se despiden con esta contundente conclusión: “Día de religiosidad, incienso y oraciones en cópula sacrílega con la noche de vicio y lujurias: indígena y mestiza interpretación del Corpus Christi Cuzqueño”. Gloria Serrano, escritora indigenista, legítima intelectual de izquierda, fue invisibilizada y su nombre sepultado por el olvido. Únicamente Arturo Costa de la Torre, desgrana escasos rasgos de su existencia. Hoy, desde el MNA, se enfrenta el desafío de reconstruir su trayectoria y valorar su obra literaria.


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UN SOCIALISTA P

Marcelo Quiroga Santa Cruz, a 42

El intelectual y líder político fue una de las mentes más lúcidas que destelló con que algún día se sepa con certeza quién fue el asesino que disparó la ráfa Víctor Montoya

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ste 17 de julio se cumplen 42 años del asesinato y desaparición del connotado intelectual y líder político Marcelo Quiroga Santa Cruz (Cochabamba, 1931 – La Paz, 1980). Su entrega política iba a la par con la pasión por la literatura y el arte. En 1959 publicó su conocida novela ‘Los deshabitados’, que en 1962 ganó el premio William Faulkner a la mejor novela hispanoamericana escrita desde la Segunda Guerra Mundial, con un discurso narrativo sin acción alguna, sin descripciones de ambientes ni paisajes, pero con una profunda descripción de sus personajes, con una temática introspectiva sobre el destino y los conflictos existenciales del hombre. Su segunda novela, ‘Otra vez marzo’, inconclusa, apareció de manera póstuma en 1990. En 1960 publicó en ‘El Diario’ una serie de artículos sobre la situación boliviana bajo el título común de ‘La victoria de abril sobre la nación’, que fue también editada en formato de libro. Sus primeros textos literarios datan de su época de estudiante. Su primera obra fue el poemario ‘Un arlequín está muriendo’, escrita en 1952, poco antes de salir exiliado a Chile, y que aún permanece inédito. Sin embargo, continuó escribiendo versos a lo largo de su vida, algunos de los cuales se publicaron en periódicos y revistas, con el seudónimo de Pablo Zarzal, como cuando escribió el poema ‘No es en vano’, tras el golpe militar de Alberto Natusch Busch y la ‘masacre de Todo Santos’, que arrojó centenares de muertos y heridos en la zona central de la ciudad de La Paz, entre el Palacio Quemado y la Plaza de San Francisco, en noviembre de 1979. LITERATURA SOCIAL Y REVOLUCIONARIA En el poema ‘No es en vano’, arrancado desde el fondo de su alma, el poeta se muestra de cuerpo entero, retratándose en el texto y el contexto de sus versos, donde se despliega un humanismo auténtico, una literatura social y revolucionaria por excelencia. La tragedia humana tocó tanto la sensibilidad más profunda del poeta, quien denunció la violencia castrense en versos hilvanados con dolorosas palabras que, a ratos, se rompen en

gritos de protesta y sollozos de hondo pesar. No en vano en el citado poema, que publicó con el seudónimo de Pedro Zarzal en ‘Presencia Literaria’, el 2 de diciembre del mismo año en que se produjo la masacre, nos dice. “Dos/ fueron dos/ las semanas de noviembre/ una teñida de sangre/ y otra manchada de miedo./ Cuatro/ fueron cuatro/ dos en busca de fortuna/ y dos en busca de nombre./ Diez/ fueron diez/ los uniformes de hierro/ cinco sedientos de sangre/ y cinco ávidos de fuego./ Uno/ solo fue uno/ el terrible cancerbero/ mitad lengua de veneno/ mitad colmillo de acero./ Quinientos/ fueron quinientos/ caídos en el sendero/ unos vieron su victoria/ y otros vencerán de muertos./ Millones/ fueron millones/ los puños que se encendieron/ millones de corazones/ opuestos a la levita/ las balas y al cancerbero./ Millones/ serán millones los hombres/ que un día/ serán uno solo y nuevo”. Marcelo Quiroga San Cruz, amén de su magnífica calidad como poeta, fue sobre todo un autor prolífico de ensayos y artículos sociopolíticos en los cuales abordó una infinidad de temas de interés general, como lo atestiguan todas sus obras, desde ‘La victoria de abril sobre la nación’ (1960), hasta ‘Hablemos de los que mueren’ (1982). En 1966 fue elegido diputado por Cochabamba, como invitado independiente de la Comunidad Demócrata Cristiana, conformada por el Partido Demócrata Cristiano y la Falange Socialista Boliviana. Desde el parlamento continuó sus críticas al régimen de Barrientos; una posición radical que tuvo graves consecuencias para su vida personal, como el desafuero parlamentario, el secuestro, atentado con explosivos contra su domicilio, y, consiguientemente, la cárcel y el confinamiento en Alto Madidi, donde conoció a René Zavaleta Mercado y entró en contacto con el Control Obrero de Catavi, Sinforoso Cabrera, quien le informó sobre los objetivos políticos centrales de los mineros, cuyos principios ideológicos estaban planteados en la ‘Tesis de Pulacayo’; un programa revolucionario que fue aprobado en un congreso minero de 1946. Bajo el gobierno del general Alfredo Ovando Candía, fue ministro de Minas y Petróleo y, posteriormente, de Energía e Hidrocarburos; un cargo que él supo aprovechar para hacer

posible la nacionalización de la Bolivian Gulf Oil Company y escribir, con conocimiento de causa, los libros ‘Acta de transacción con la Gulf - Análisis del decreto de indemnización a Gulf” (1970) y “Oleocracia o patria’ (1976), aunque ya antes de que fuera ministro, escribió dos valiosos ensayos sobre el mismo tema: ‘Desarrollo con soberanía, desnacionalización del petróleo’ (1967) y ‘El gas que ya no tenemos’ (1968). Poco tiempo después que Marcelo Quiroga revirtiera los recursos petrolíferos a los bolivianos y pusiera en aprietos a los consorcios transnacionales, renunció a su cargo de ministro, al constatar que el general Ovando dio un brusco viraje hacia la derecha y ordenó la masacre de los guerrilleros en Teoponte. El 1 de mayo de 1971, durante el gobierno del general Juan José Torres y mientras estaba vigente la Asamblea Popular, fundó el Partido Socialista de Bolivia, junto a obreros, campesinos e intelectuales; pero, como ya se sabe, su proyecto político quedó trunco en agosto del mismo año, cuando el coronel Hugo Banzer Suárez protagonizó el golpe de Estado contra el gobierno progresista de Torres. En esas jornadas de agosto, Marcelo, con el fusil en la mano, peleó junto a las fuerzas populares que resistieron el golpe de Estado. No obstante, una vez derrotada la resistencia e instaurada la dictadura militar, se vio forzado a salir al exilio, primero a Chile, después a Argentina y, finalmente, a México, donde ejerció la docencia en la carrera de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional Autónoma de México, (UNAM). SOCIALISTA POR CONVICCIÓN En 1977 retornó clandestinamente a Bolivia, reasumió la conducción del Partido Socialista y adoptó la sigla PS-1 (Partido Socialista Uno), con el propósito de reafirmar la ideología socialista en el país, apoyado por varios sectores que


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POR CONVICCIÓN

2 años de su asesinato y desaparición

n luz propia en la constelación política y cultural. El pueblo sigue clamando por aga contra su humanidad y dónde escondieron exactamente su cadáver. ya lo consideraban un líder indiscutible en el campo de la izquierda nacional. Fue tres veces candidato a la Presidencia y su perfil político creció como la espuma y, si no caía asesinado, se hubiese constituido en el primer presidente socialista de la república de Bolivia, porque estaba convencido de que, a pesar de su origen de clase, era un socialista por convicción. De ahí que en una entrevista que le hicieron en el programa ‘El Informal’ de radio ‘Nueva América’, poco antes de las elecciones de 1978, ante la crítica de sus contrincantes políticos, quienes lo acusaban de ser “un burgués que juega al socialista”, Marcelo Quiroga, con la inteligencia natural que lo caracterizaba, contestó seguro de sí mismo: “Creo que no es reprochable que alguien que hubiese nacido en un estrato social que no es el proletariado, que no es la clase obrera, se hubiese entregado a su servicio”. Y, refiriéndose a sus críticos, prosiguió: “A ellos debería recordarles que un socialista no lo es, precisamente y con carácter excluyente, por su origen de clase. No todo obrero por el hecho de ser obrero es un revolucionario (…) Lo que me parece reprochable, y de éstos tenemos muchos ejemplos en nuestra clase política, es que aquellos que nacen en el seno de la clase trabajadora, o en sectores populares, o sectores de la clase media de pequeños ingresos, consagren su vida a ascender socialmente, a acumular fortuna, a traicionar los intereses de la clase (de la) que son originarios”. Filemón Escobar, en su libro ‘Semblanzas’ (2014), relata que “Marcelo era un ser muy fino, no podía estar sin la ducha de cada día. Sufría más por la falta de ducha que de la comida o del agua”. Esto lo advirtió cuando ambos se sumaron a la huelga de hambre, iniciada por cuatro mujeres mineras a fines diciembre de 1977. Filippo cuenta: “Me dijo, mi cuerpo me

escuece, ráscame la espalda, que ‘mierda que no haya ducha en este lugar’”. Lo que Filippo no contó en sus ‘Semblanzas’ es lo que me refirió en cierta ocasión, cuando le pregunté por qué tenía el saco tan pequeño en una de las fotografías que incluyó en su libro ‘De la revolución al Pachakuti’ (2008). Me contestó que ese saco café a cuadros se lo prestó Marcelo cuando iban a entrevistarse con el presidente Alfredo Ovando Candia. Marcelo le dijo a Filippo, que por entonces se encontraba refugiado y protegido por los dirigentes de la FUL en el último piso de la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz, que no podía ir vestido como un ‘playboy minero’, con un sacón de cuero y pantalones jeans. Fue entonces que Marcelo le prestó su saco, cuyas mangas le quedaban cortas a Filippo. En 1979, estando como diputado en el congreso nacional boliviano, emplazó a juicio de responsabilidades al exdictador Banzer Suárez y sus colaboradores, por los delitos cometidos en siete años en los que se vulneraron los Derechos Humanos y se violaron los principios elementales de la Constitución Políticas del Estado. Planteó el juicio de manera brillante, con un lenguaje propio de los eximios oradores y con una documentación convincente entre las manos. Esta su actuación valiente y decidida, entre agosto y septiembre, fue, sin lugar a dudas, uno de sus aportes más significativos a la conciencia democrática de la nación boliviana. El juicio de responsabilidades a Banzer, como era de suponer, lo convirtió en un enemigo declarado no solo del exdictador, sino también de la fracción derechista más recalcitrante del Ejército. De modo que el 17 de julio de 1980, al producirse el sangriento golpe de Estado contra el Gobierno de Lidia Gueiler Tejada, el líder socialista, Marcelo Quiroga Santa Cruz, que se encontraba en la reunión de emergencia del Comité Nacional de Defensa de la Democracia, (Conade), en la sede de la Central Obrera Boliviana, (COB), junto a otros dirigentes políticos y sindicales, fue herido con una ráfaga disparada a quemarropa, presumiblemente por el suboficial Froilán Molina Bustamante, ‘El Killer’, quien se escabulló entre las fuerzas paramilitares al servicio de los golpistas Luis García Meza y Luis Arce Gómez.

VIVE EN LA MEMORIA HISTÓRICA Durante el asalto armado, que acabó con varias vidas, se supo que Marcelo Quiroga fue trasladado al Estado Mayor del Ejército, donde fue bestialmente torturado hasta la muerte y luego desaparecido. No se sabe hasta la fecha dónde fueron enterrados sus restos, aunque algunos testimonios, tanto de civiles como de militares, señalaron que el malogrado cadáver del líder socialista estaba enterrado en Santa Cruz, en la hacienda del expresidente Hugo Bánzer Suárez, un dictador sanguinario que se salvó de la justicia, a diferencia de sus sucesores, Luis García Meza y Luis Arce Gómez, quienes fueron sentenciados, por sus vínculos con el narcotráfico y sus crímenes de lesa humanidad, a 30 años de prisión sin derecho a indulto. Cuando leí el libro ‘Con el testamento bajo el brazo’ (2018), que escribió el abogado e historiador Tomás Molina Céspedes, con las entrevistas que le hizo a Luis Arce Gómez en la cárcel de máxima seguridad de Conchocoro, me enteré que el exministro de García Meza quería revelar el lugar donde estaba enterrado el cadáver de Marcelo a cambio de su libertad. Como es natural, sus confesiones me dieron mucho coraje, no solo por su conducta soberbia y de cara dura, propia de un militar de mentalidad nazista, sino porque yo estaba seguro que él mismo no sabía, con absoluta certeza, dónde estaban enterrados los restos de Marcelo Quiroga, aparte de lo que ya sabíamos todos, que uno de los autores intelectuales de su asesinato fue el dictador Hugo Bánzer Suárez, el enemigo principal del hombre que quiso hacerle pagar por sus delitos con todo el peso de la ley. El pueblo boliviano, a más de cuarenta años del asesinato y desaparición de Marcelo Quiroga Santa Cruz, una de las mentes más lúcidas que destelló con luz propia en la constelación política y cultural, sigue clamando por que algún día se sepa con certeza quién fue el asesino que disparó la ráfaga contra su humanidad y dónde escondieron exactamente su cadáver, a pesar de que todos sabemos que Marcelo no está muerto, sino que permanece vivito en la memoria de quienes compartíamos sus luchas, sus creaciones literarias y sus ideales de libertad y justicia.


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SOBRE VÍCTOR HUGO VIDANGOS

‘Ninón’: Un guerrero del Arco Iris El 28 de junio de 2022, el Centro de la Cultura Plurinacional de Santa Cruz rindió un homenaje a la lucha y trayectoria del activista, quien tuvo un papel predominante en la visibilidad de la población LGBTI. David Aruquipa

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Ninon Señora Bolivia 1996.

a noche del 28 de junio de 2022, los colores del arcoíris se apoderaron del Centro de la Cultura Plurinacional de Santa Cruz, (CCP), cada color abraza la memoria histórica de un gran activista Víctor Hugo Vidangos, conocido en el mundo del arte y la política como ‘Ninón’. Los significados de esos seis colores representan el orgullo de la diversidad sexual, y se plasman muy bien en el homenaje; el color rojo, la vida guerrera de este ser; el naranja su perseverancia para sanar sus heridas; el amarillo, la luz de su sabiduría y transmisión de conocimientos a las nuevas generaciones; el verde, la libertad de recorrer distintos paisajes y territorios; el azul, la paz, la armonía para contar su verdad y el morado, su espíritu libre y apasionado. El auditorio es un gran escenario para un defensor de los Derechos Humanos, una noche del arcoíris que me inspira a narrarles algunos de esos matices de su vida, cargados de alegría, belleza y poder.

CUMPLIR CON MI FAMILIA PARA VIVIR MI VIDA El 16 de junio de 1959 llega a la familia Vidangos un ser que revolucionaría las normas escritas por el conservadurismo y las reglas militares de su hogar, liderada por un padre que a través de prácticas disciplinarias llevaba en regla a su linaje. Ninón relata, “soy de una familia clase media de La Paz; mi padre era de los Yungas, mi madre de la ciudad de La Paz, somos seis hermanos, todos militares y mis hermanas casadas con militares”. Víctor Hugo en ese entorno desafiaba constantemente la ‘normalidad’ de su morada, desde su corta edad buscaba las formas de escabullirse de la cultura militar impuesta, para construir su feminidad deseada. En la inocencia de su niñez, escenificaba un mundo varonil de carros, pelotas y armas de juguete a la vista y satisfacción de su familia, mientras sus tesoros ocultos de satisfacción eran sus muñecas, a quienes vestía y cuidaba como seguramente quiso vestirse o soñaba de sí misma. Estudió en la ciudad de La Paz, en 1979 siendo adolescente su vida se desmorona, da un giro por la muerte de su madre, un duro golpe que su familia le hace sentir culpable, porque ya había iniciado sus salidas al mundo marica. Las sospechas y control se acentúan, apresura sus pasos y sale bachiller el año 1980, es consciente que debe cumplir con la

ritualidad de ingreso al cuartel, y lo hace sin reclamar, presta su servicio militar el año 81, en el regimiento Chichas N° 7 de Caballería, Regimiento de asalto. Ninón resalta: “sé manejar todas las armas bélicas, estuve un año y 3 meses en el cuartel, en una época donde servir a la Patria era esencial, especialmente para las familias conservadoras, yo tuve que hacerlo, cumplí con mi familia, porque sabía que era mi pasaje a la libertad, ellos querían verme en el cuartel, cuando salí de allí, seguí siendo la misma Ninón, y les repetí siempre: les cumplí ahora me dejan vivir mi vida”.

EMERGENCIA DE LAS CHINAS REBELDES La ciudad de La Paz se convierte en un detonante de recuerdos para Ninón: “viene a mi memoria los ensayos del Gran Poder, cada fin de semana, en locales del cementerio general, nos llevábamos la flor las ‘maricas’, como nos decían, la rebeldía nos hacía responder con risas desafiantes. La primera vez que fui a bailar de china morena fue con Peter Alaiza, ‘Barbarella’; tenía 15 años, tuve que mentir en mi casa, les dije que iba de excursión con mi curso a Puente Villa, y me fui a un pueblo vestido con el traje de china morena que me prestó Barbarella, era como la mascota del grupo de travestís, fue impresionante el poder de las chinas morenas que movía pueblos enteros”. Si bien por la corta edad de Ninón, no participó de todas las actividades iniciales de las matriarcas travestis, fue heredando el legado de rebeldía que ellas transmitían a las futuras generaciones de las que ella fue parte. Fue el inicio de una serie de aventuras en la vida pública; había que responder con osadía, se repetía contantemente un hecho histórico, casi una leyenda urbana, la coronación de Barbarella, realizada por el Club de las Reinas Misteriosas, ‘The Mysterious Queen Club’. Ese arresto masivo por la Policía en una dictadura estatal, sale en todas las noticias a nivel nacional, abriendo un debate social sobre el supuesto ‘atentado a la moral y las buenas costumbres’, todo el grupo de travestis estaba en el ojo de la tormenta.

BARBARELLA, UN EJEMPLO A SEGUIR Ninón en todas sus memorias reconoce a Barbarella, Ofelia, Chichina y otras, como las primeras activistas que aportaron a la cultura popular del país, donde su osadía, arte e irreverencia convirtieron su presencia en un grito de rebeldía hasta hoy en día, mucho más desde que Barbarella deja marcada a la dictadura militar con un beso marica. Ninón detalla con mu-


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Ninon china morena Santa Cruz.

cho orgullo este hecho como quién contara un mito, que también se la habían contado a ella. “El Gran Poder, en esos años era una fiesta marginal, nunca accedía al centro de la ciudad de La Paz, años después se logra ingresar al centro. El año 1974 yo tenía 15 años, entonces solo puedo repetir lo que me contaron, dicen que no se hizo esperar la presencia de Barbarella, recientemente llegada del Brasil, que causó gran sensación porque tenía buena figura, era alto, piernas torneadas con minipollera seductora, llevaba pelucas con canelones y rosas, emulando a las majas españolas. Ese año, el dictador Banzer, cuentan que asistió al Gran Poder, porque tenía que darse un baño de pueblo, estaba sentado en la cuarta fila de la gradería oficial, con guardaespaldas y folkloristas, seguro no quería mostrarse autoritario, tenía que mezclarse con la plebe, saludar a medio mundo y sonreír. Ese fue el momento en que Barbarella, más osada, se acercó, subió las graderías, le dio la mano, le plantó un beso desafiante y continuó bailando, luego se vino la persecución a las travestís y la expulsión de las fiestas populares. Ese beso queda marcado en la memoria de homosexuales de la época”.

MIGRACIÓN A SANTA CRUZ Posterior a esta prohibición, Barbarella y sus compañeras nunca dejaron de bailar, los pueblos rurales fueron los nuevos escenarios de actuación donde continuarían la revolución festiva. Ninón, muy triste ve partir en los años 80 a su querida amiga Barbarella rumbo a la ciudad de Santa Cruz. Luego ella también decide migrar a Santa Cruz a vivir con su matriarca, el año 1991 da ese gran paso, deja a su familia y su historia paceña, para enfrentarse a nuevos desafíos, aventuras de amor, desamor, carnavales, transformismo, moda, fiestas, son parte de las memorias de estas hermanas de vida, Ninón recuerda: “hace 30 años radico en Santa Cruz, donde también impusimos el baile de nuestra morenada, como verás, hemos dominado el país con nuestro folklore, iniciamos bailando con los residentes paceños, era una fiesta pequeña que luego se amplía desde el año 1993, en ese entonces yo bailaba en la Morenada Mutualista Residentes Paceños, conformada por comerciantes, quienes enloquecían al vernos, debo resaltar nuestro toque marica, esa primera vez lucí un traje hermoso, muchos adornos, trabajé hasta el amanecer en

Ninon y Barbarella de fiestas.

mi traje, para lucirlo en la fiestas, fui a la parroquia de San Andrés a las 9:00 am, cansada pero la banda me revivía, cualquier paso improvisado me salía una belleza”. Ninón tuvo que pagar duro el derecho de piso en la ciudad camba, la complicidad con Barbarella fue esencial en ese proceso, hasta 1998, en el que Barbarella muere en su domicilio, hasta hoy no se sabe las causas de su muerte. Ninón nos cuenta: “ese día fatídico como de costumbre, voy al salón de belleza de Barbarella, nos encontramos con las otras chicas que trabajábamos allí, y vemos cerrado el salón, ¡qué raro! Nos preguntamos, ella no daba las llaves a sus empleadas, solía abrir a primera hora para que ingresemos, desesperadas la llamamos a gritos ¡¡¡Barbarella, Barbarella, Barbarella!!!, su cuarto estaba en el altillo del salón, un silencio envolvía la casa. Tuvo que abrir la Policía para ingresar a la casa de Barbarella, ella se encontraba en la tina de su baño inerte, sin vida. Las lágrimas enceguecían mis ojos, y toda mi vida con ella daban vueltas en mi cabeza, su cuarto estaba lleno de recuerdos, imágenes fotografías, pelucas, adornos coloridos. Me quedé huérfana, me había dejado mi referente de vida”. La rebeldía ya era parte de la vida de Ninón, ya no iba a soportar ningún tipo de humillación, es así que, el año 2004 se postula a la Alcaldía de Santa Cruz, una interpelación a la sociedad cruceña: el homosexual que se lo reconocía como un buen estilista estaba iniciando una carrera política para ser autoridad. La reacción de la gente fue predecible, le recordaron constantemente a Ninón que no intente ocupar los lugares de privilegio que estaban reservados solo para la clase media alta, no para ‘su clase’. Ninón relata ese proceso: “Mis mismas amigas, mis clientas, no piensan que una persona tiene todos los derechos y puede llegar a ser su alcalde, empezaban a hablar sobre mi sexualidad como si fuera lo único que me definiera, fue muy doloroso, no salí

Victor Hugo Vidangos en el cuartel.

electo, pero fue un precedente para que decida emprender otros caminos necesarios. El 2005 entro a la universidad con paso de parada a estudiar Derecho, fui muy crítico a los actos de corrupción interna, con mucha alegría me titulo como abogado penalista de la mano de mi hijo, luego hice maestría en derecho penal, y el 2019 fui candidato a Diputado Plurinacional por el Movimiento al Socialismo”. Este emblemático activista, tuvo un papel predominante en la visibilidad de la población LGBTI, con generosidad y compromiso social ha sabido formar una familia con sus dos hijos de vida, a quiénes entregó su amor y lealtad en la crianza y cuidado, con ellos disfruta y comparte esos triunfos, que fueron reconocidos. El 28 de junio de 2022, Edson Hurtado, director del Centro de la Cultura Plurinacional de Santa Cruz, enfatiza en su discurso. “Este homenaje a Ninón, se le da por el servicio que ha brindado a su comunidad, al movimiento LGBTI de Santa Cruz y de Bolivia, buscando siempre las mejores armas para la defensa de los Derechos Humanos, es un luchador constante, un ejemplo para las siguientes generaciones. La lucha de Ninón también ha sido por la visibilidad de la familia diversa, la presencia de su hijo en este acto, nos reafirma que el amor puede romper estereotipos y prejuicios, y proyectar una familia basada en la comprensión, aceptación y admiración. Bolivia le debe mucho a Víctor Hugo Vidangos ‘Ninón’, es nuestro guerrero del Arco Iris.


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DOMINGO 17 DE JULIO DE 2022

DOS PUEBLOS HERMANOS

Uncía y Llallagua, unidos por la Ruta del Estaño Los campamentos mineros, las pulperías, los teatros y demás construcciones sufren un total abandono, el tiempo les va pasando factura, pero ambas poblaciones se proyectan para ser parte de una ruta turística, la del estaño. Ivert Elvis Fuertes

Infraestructuras que fueron testigos del auge del Estaño Miraflores, Uncía.

El pueblo famosode Teatro Chorolque de los Santa Bárbara, Trabajadores Mineros, Imagen U.E. Chorolque Siglo XX, Llallagua.

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n los confines de la provincia Rafael Bustillos del departamento de Potosí, se hallan dos ciudades hermanadas por diferentes sucesos históricos, son Uncía y Llallagua, dos poblaciones que comparten una misma historia basada en la minería y el apogeo del estaño. Ambas son testigos mudos de la explotación estañífera desmedida que se vivió durante el primer tercio del siglo XX; las minas que se hallan en ambas poblaciones, aún son explotadas por cooperativas.

LA HISTORIA DE LA MINERÍA Cuando el español Juan del Valle llegó en 1557 al sitio donde hoy se encuentra Uncía, contagiado por el entusiasmo emprendedor de encontrar un yacimiento de plata parecido al del Cerro Rico de Potosí, inició labores de exploración en la Cordillera de Espíritu Santo abriendo un socavón en cuyo interior solo encontró estaño, un mineral que no tenía valor alguno en el siglo XVI, por lo que decidió llamar al lugar como Uncía, que en latín significa ‘ínfimo valor’. Tres siglos después, en 1892, Simón Iturri Patiño hacía el descubrimiento más grande de la minería post republicana que cambiaría su propia historia, como también la de nuestro país, convirtiéndose en uno de los hombres más poderosos e influyentes de su época. Junto a Carlos Víctor Aramayo y Mauricio Hochschild de origen alemán. Los tres fueron conocidos como los ‘Barones del Estaño’, ya que estos persona-


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jes tuvieron mucha influencia política en Bolivia hasta la Revolución del 1952, año en el que se nacionalizaron las empresas mineras.

LA RUTA DEL ESTAÑO La vasta historiografía minera que encierra a las poblaciones de Uncía, Miraflores, Cancañiri, Siglo XX, Catavi y Llallagua, permite plantear un producto turístico que involucra a ambos municipios, es la denominada ‘Ruta del Estaño’, que muestra los hechos históricos de las empresas mineras de estaño, a fines del siglo XIX, como la ‘Empresa Minera Uncía de John B. Minchin’ y ‘La Salvadora’ que integran un amplio patrimonio en la región. Patiño logrará comprar a Minchin ampliando su cobertura empresarial, además de la ‘Compañía Estañífera Llallagua’, una empresa chilena que ingresó al país en 1906, un año después del tratado de Paz con Chile, completan los complejos mineros que en la posteridad Patiño también logrará obtener todas las acciones en julio de 1924, para ese año él fue el único propietario de las minas de Uncía y Llallagua; con ambos yacimientos constituidos como parte de su propiedad, formó la ‘Empresa Patiño Mines & Enterprises Consolidated Incorporated’, adquiriendo además el Ferrocarril Machacamarca – Uncía, nunca el norte Potosí, logró experimentar tanto desarrollo. Uncía tiene la dicha de contar con uno de los palacios en las que habitó Patiño junto a su familia, una construcción de arquitectura ecléctica, neoclásica con una torre de tres plantas. El lujoso inmueble además de los campamentos para trabajadores mineros, ingenios, andariveles, locomotoras y la Planta Diésel, permitió un crecimiento desmedido

de esa ciudad a inicios del siglo XX, siendo la más próspera del norte potosino; el año de 1921, el número de la población ascendió a más de 40 mil habientes. A partir de la creación de la minera Patiño Mines en 1924, todo el barrio de Miraflores de Uncía fue desmantelado y sus dependencias fueron trasladadas a Catavi en Llallagua, lo mismo sucedió con los andariveles que se reinstalaron en Siglo XX, la gerencia, la administración y el hospital fueron removidos debido a que Patiño consolidó nuevas viviendas para los trabajadores y fueron emplazados en Siglo XX, Catavi y Cancañiri. Por su parte, Siglo XX fue un campamento de trabajadores mineros, mientras que Catavi fue el área de manejo administrativo, una ciudadela en la que habitaron trabajadores extranjeros, de hecho, la oficina gerencial es la más lujosa, ahí se encuentra la pulpería y el Teatro Simón I. Patiño, un inmueble que en su momento fue el sitio donde se estrenaban los films del momento. En siglo XX también

están dos teatros: el de los Trabajadores Mineros y el 31 de Octubre; cada rincón de estos campamentos tiene una historia que contar, como esos amplios pampones cerca de Catavi en la que se jugaban golf, un deporte europeo popular entre los trabajadores foráneos. Uncía se encuentra a 320 y Llallagua a 327 kilómetros de distancia de la ciudad de Potosí, si se desea llegar a ambas ciudades, se recomienda tomar el tramo que une a las poblaciones de Ventilla, cruce Macha, Pocoata y Chuquihuta, hasta arribar a Uncía y Llallagua. El trayecto se encuentra asfaltado, pues todas estas poblaciones han sido unidas por la Diagonal Jaime Mendoza, un tramo que otorga gran facilidad para recorrer el norte potosino. Asimismo, Llallagua se halla a 93 y Uncía a 100 kilómetros de la ciudad de Oruro, cuya carretera también está asfaltada. Ambas poblaciones cuentan con establecimientos de hospedaje y lugares turísticos donde se puede encontrar una variada oferta de gastronomía de esa región.

Teatro Simón I. Patiño ubicado en Catavi, Llallagua.


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DOMINGO 17 DE JULIO DE 2022

POESÍA

José Cárdenas comparte su obra literaria ‘A corazón abierto’ El libro contiene sonetos, poemas y canciones cuyas letras se caracterizan por ser abiertas y se las puede incluir a cualquier melodía del folklore boliviano.

Redacción Central

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l escritor José Américo Cárdenas publicó el poemario ‘A corazón abierto’ en junio del 2017. El libro contiene sonetos, poemas y canciones. Una de las características del texto es que las letras son abiertas y se las puede incluir a cualquier melodía del folklore boliviano. “El sentimiento del amor está presente en mi poemario, siendo también una de las características del mismo. El amor es algo que nos mueve a todos los seres humanos, es tan fuerte que fácilmente podría cambiar el pensamiento y el actuar de la humanidad”, explicó. A Cárdenas le motiva a escribir sus experiencias, el silencio de las personas que intentan expresar algún sentimiento. Entonces utiliza las palabras, en ellas busca expresar el sentir común. El escritor considera que la poesía habita en innumerables lugares y se la puede encontrar en cada momento del día. “No solo habla de amor, sino de aspectos sociales, políticos, entre otros sucesos. Todo es poesía, toda gira en torno a ella”, expresó. ‘A corazón abierto’ representa el sueño cumplido que el autor tuvo desde niño. El autor Cárdenas manifiesta que la poesía debería servir de alimento diario del ser humano, más aún en el mundo actual. “La poesía te alimenta el alma y el espíritu, y si toda esa fuerza se la enseñara a los estudiantes, podríamos crear mentes nuevas y puras. Yo hago eso en mi trabajo como maestro. Soy una persona muy espiritual y por lo mismo creo en el amor, creo en el perdón y en la fidelidad”, agregó.

SONETO N°16 Quiero rozar tu piel suave, blanca y delicada como las nubes que rozan el cielo de la tarde, recordar el color de tu sonrisa a cada instante y sentirte una vez más en silencio, flor acendrada. Quiero perderme solo una vez más en tus ojos, encontrarme con la luz que a kilómetros rutilas, adentrarme en los prados verdes de tus pupilas y amarnos una vez más entre versos, sin despojos. Quiero volverte a ver solo un instante en mi vida, y en un minuto adular y abrazar el deseo de amarte y entre miradas seductivas entregarme a raudales. Quiero volverte a ver como un ángel de esperanza pues de Dios un regalo fuiste aquella tarde en mi vida, algo inefable, que en mis sueños te hacías tan solo mía.

José Cárdenas

SOBRE AL AUTOR José Américo Cárdenas Carreón, nació en la ciudad de Potosí, Bolivia. Es docente en la especialidad de Comunicación y Lenguaje. Tiene postgrados en ‘Comunicación y Lenguajes’ y en el uso de ‘Lenguas originaria y extranjera’. Participó de tres antologías poéticas en las que destacan; ‘Potosí Poético; Cuentos y Poesías de terror’, ‘Sombras en la oscuridad’ y ‘Antología de Poemas Latinoamericanos ‘Uniendo Fronteras’, entre otros. Actualmente radica en la ciudad de Sucre, Chuquisaca. Además, es un destacado músico y compositor. Para adquirir el libro ‘A Corazón Abierto’ comuníquese al número 73852749.


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