N° 337 Medellín, junio 19 de 2013
La Universidad de Antioquia, como espacio natural de discusión y lugar de encuentro de las diferentes visiones que convergen en ella, fue asaltada con prácticas típicas de la delincuencia común, pues no tiene otro nombre el uso de armas de fuego para forzar el desalojo del lugar de trabajo de algunos docentes; las patadas para violentar puertas y cometer robos como las tres cámaras digitales que fueron sustraídas del almacén del Instituto de Física de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales; el uso abusivo de los escritorios de profesores para la fabricación de artefactos explosivos, lo mismo que el hurto de extintores y algunos elementos como guantes plásticos.
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os hechos violentos protagonizados este jueves 13 de junio por un grupo de encapuchados que portaba pancartas y brazaletes alusivos a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia —Farc - EP—, no hacen más que poner en evidencia, de nuevo, lo lesivo que resulta imponer el uso de la fuerza sobre una comunidad indefensa obligada a desalojar la Ciudad Universitaria ante el estallido de artefactos explosivos, el enfrentamiento con la fuerza pública y la intimidación a la comunidad universitaria. La Universidad de Antioquia, como espacio natural de discusión y lugar de encuentro de las diferentes visiones que convergen en ella, fue asaltada con prácticas típicas de la delincuencia común, pues no tiene otro nombre el uso de armas de fuego para forzar el desalojo del lugar de trabajo de algunos docentes; las patadas para violentar puertas y cometer robos como las tres cámaras digitales que fueron sustraídas del almacén del Instituto de Física de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales; el uso abusivo de los escritorios de profesores para la fabricación de artefactos explosivos, lo mismo que el hurto de extintores y algunos elementos como guantes plásticos. (Ver fotografías de los daños y explosivos encontrados) Cuán distante se encuentra la protesta civilizada del vandalismo exhibido por estos actores violentos; cuán distante se encuentra la solución a sus peticiones de defensa de la educación pública si destruyen los limitados recursos que posee; cuán distantes están estas actividades dañinas del sentir colectivo de la gran mayoría que se ve obligada a interrumpir sus actividades gracias al temor que inspira un grupo que deshace con sus ataques lo que intenta sustentar con el discurso. Como directivas universitarias no podemos dejar de insistir en que la Universidad es por definición un lugar plural y un espacio expedito para que se den las discusiones propias de su deber ser, pero nunca, nunca podremos aceptar la utilización de mecanismos que lesionen los principios civilistas que la rigen, y nunca será suficiente dejar de invitar a todos los que hacemos parte de ella, a la ciudad, al departamento y al país, a rechazar los recursos a los que acuden los bárbaros en nombre del derecho a la protesta. Mantener la universidad abierta y en funcionamiento es la mejor manera de defenderla, y esa es la invitación que como Comité Rectoral hacemos a toda la comunidad, convencidos de que es una responsabilidad compartida. Comité Rectoral Medellín, junio 14 de 2013 N° 337 • Medellín, junio 19 de 2013
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