Periódico Cinco

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Y RELIG R O M A

Aquítamaulipas

LUNES 26 DE MARZOO• 2012

PERIODICO EL CINCO

SALMOS...

SALMO 19 (lit. 18) LA GLORIA DE DIOS SE MANIFIESTA EN LA CREACION El cielo proclama la gloria de Dios, el firmamento proclama la obra de sus manos. Cada día le pasa este mensaje al día siguiente, y cada noche le lleva a la otra noche esta bella voz. Sin que hablen, sin que pronuncien, sin que resuene su voz a toda la tierra alcanza su pregón, y hasta los límites del orbe su mensaje. El sol comienza alegra a recorrer su camino; como un atleta sale por un extremo del cielo, y llega hasta el otro extremo, sin que nadie pueda verse libre de su calor. La ley y las enseñanzas del Señor son perfectas. Son descanso del alma e instruyen al ignorante. Los mandamientos del Señor son justos, y alegran el corazón. Los mandamientos del Señor son puros, y dan luz a los ojos. La Voluntad del Señor es santa y eternamente firme. Los mandamientos del Señor son verdaderos y muy justos. Son de más valor que el oro fino; más dulces que la miel de un panal. Aunque tu siervo vigila para cumplirlos con cuidado,

PA Z,

¿quién conoce bien sus faltas? Perdóname, Señor, mis faltas ocultas. No permitas que el orgullo y la arrogancia me dominen, así quedaré libre e inocente de un gran pecado. Que te agraden, Señor, las palabras de mi boca, y los pensamientos y deseos de mi corazón, oh Señor, refgio y redentor mío.

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N IÓ

SALMO 19 (en liturgia el 18) CANTO A LA GLORIA DE DIOS He aquì un poema verdaderamente hermosa. Es un càntico de un lirismo o arte poético subido y arrebatador. Se divide en dos partes muy distintas: la primera compuesta por un poeta muy antiguo, canta las grandezas de Dios, al contemplar la naturaleza. Al contemplar las maravillas de la creación el alma se da cuenta de que hay un Dios que todo lo ha creado y lo dirige todo, y se siente animada a amarlo y admirarlo. La segunda parte fue compuesta por otro poeta quizás varios siglos después de la primera, y canta las bondades de la Ley del Señor. Al meditar acerca de lo perecto que son los mandatos que Dios ha dado, el espíritu humano se queda admirado de la inmensa sabiduría divina. Así en este salmo se canta en honor de dos obras maestras del Creador: la naturaleza con su imponente magestad, y la Ley divina con su maravillosa santidad. Sin palabras: el cielo y los astros van proclamando la grandeza de su Hacedor, y con palabras la Ley del Señor nos va llenando de luz y alegría el corazón y así nos va enseñando cuán admirable es nuestro Dios. Lástima que algunas personas no empleen más tiempo en contemplar las maravillas de la naturaleza y en meditar la Ley de Dios. Si lo hiciéramos, elevaríamos nuestro espíritu hacia el Creador y ardería de amor nuestro corazón. El salmo termina con dos peticiones muy bellas: “Líbrame Señor del pecado del orgullo, el gran pecado, y haz que te sean agradables tus palabras de mi boca y los pensamientos y deseos de mi corazón”: Bella oración, digna de repetirla muchas veces.

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Gloria al Padre…

SALMO 20 (en liturgia el 19) ORACION PARA PEDIR VICTORIAS El salmo es una oración confiada, pidiendo triunfos para los que son amigos de Dios. Es una serie continua de buenos deseos o augurios a favor de los que se esfuerzan por extender el reino de Dios. Todos los deseos aquí expresados se cumplieron perfectamente en Cristo, pero también se cumplirán en nosotros si confiando plenamente en el poder y en la bondad de Dios, seguimos luchando por extender su reino. Es un salmo muy antiguo. Fue compuesto en los tiempos de la monarquía de Israel, o sea seis siglos antes de Jc. Inicialmente era un himno que se le cantaba a un jefe del pueblo de Dios cuando salía a combatir por la causa del Señor y antes de la batalla iba al templo a ofrecer sacrificios. A todos los que luchamos por extender el reino de Dios, el salmo nos deja su promesa final: los que confían sólo en ayudas materiales caerán derrotados, pero los que confiemos plenamente en el auxilio del Señor, tendremos la victoria. SALMO 20 (lit. 19) ORACION POR LA VICTORIA DE UN AMIGO DE DIOS Que te escuche el Señor el día del peligro. Que el Dios mismo de Jacob te defienda; que te envíe auxilios desde el santuario de Sión. Que se acuerde de todas tus ofrendas y acepte con agrado lo que has ofrecido en sacrificio. Que cumpla los deseos de tu corazón, que dé éxito a todos tus planes. Que podamos celebrar tu victoria, y en nombre de nuestro Dios alzar banderas victoriosas.

Que el Señor te conceda todo lo que le pides. Ahora reconozco que el Señor da la victoria a su elegido, que lo ha escuchado desde su alto cielo, dándole prodigios con su mano victoriosa. Unos confían en sus carros, otros en su caballería. Pero nosotros invocamos y confiamos en el poder del Señor Dios nuestro. Ellos cayeron derribados, nosotros permanecemos en pie. Señor, dale la victoria a tu elegido y escúchanos cuando te invocamos. Gloria al Padre…

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SALMO 21 (en liturgia el 20) ACCION DE GRACIAS POR LOS EXITOS OBTENIDOS Este salmo es como una respuesta a las peticiones del salmo anterior. En aquél se pedían ayudas del cielo y en el presente se reconoce con gratitud que se ha obtenido con gran abundancia. Era un salmo que se cantaba en el templo cuando un jefe volvía victorioso de la lucha por defender al pueblo de Dios. La Iglesia, al cantarlo ahora, recuerda con alegría los triunfos que ha obtenido Cristo nuestro Jefe, y espera confiada que sus triunfos se repitan en nosotros sus seguidores. Al recitar el salmo podemos reconocer, que muchos de los favores aquí enumerados ya nos han sido concedidos por el Señor, por eso lo rezamos agradecidos recordando las victorias que nos ha permitido el Señor, único Autor de toda victoria espiritual. Recordemos siempre la belleza de este himno: “Quien confía en el Señor no fracasará”. SALMO 21 (lit. 20) UN CANTO DE ACCION DE GRACIAS

¡Señor, tu elegido se alegra por tu fuerza y cuándo goza tu victoria que le has concedido! Le has cumplido los deseos de su corazón y no le has negado lo que pedían sus labios.

Te adelantaste a bendecirlo con el éxito, y has puesto en su cabeza una corona de victoria. Te pidió vida y se la has concedido una vida larga y duradera. Tu victoria ha engrandecido su fama, lo has vestido de honor y magestad. Le concedes bendiciones incesantes, lo colmas de gozo en tu presencia.

Porque el que confía en el Señor, con la gracia del Altísimo no fracasará. Ven, Señor, con tu fuerza y tu poder, y al son de los instrumentos cantaremos tus victorias. Gloria al Padre…


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