Dulce Pecado 01 - Gustos atrevidos (Janelle Denison)

Page 31

Janelle Denison – Gustos atrevidos

—Es muy afortunada de tenerte. —Somos afortunadas de tenernos la una a la otra —corrigió con énfasis—. En particular desde el momento en que mi padre no aportaba mucho en el campo del apoyo emocional, o incluso en seguridad financiera. Le sorprendió ese comentario. Sabía que el padre de ellas había fallecido hacía unos años de un ataque al corazón, pero los comentarios de Rebecca parecían aplicarse a sus vidas antes de que muriera. —¿Qué quieres decir? —preguntó. Ella volvió a titubear y Connor esperó en silencio que confiara en él. —Siempre pensé que mi padre tenía un trabajo con unos ingresos decentes — comenzó finalmente—. Jamás supe cuánto ganaba de verdad, pero vivíamos en una casa agradable en un buen vecindario y mi padre conducía un BMW descapotable. Teníamos un televisor de pantalla grande, una piscina y un jacuzzi en el patio de atrás, y un ordenador de última tecnología, que en su momento costó una fortuna. Cualquier artilugio electrónico nuevo que salía al mercado, debía tenerlo, y no se lo pensaba dos veces en sus ataques de consumo. Una suave brisa le agitó el cabello. —En cualquier caso, al morir mi madre, siempre que mi padre debía salir de la ciudad me dejaba dinero para comprar comida y lo que fuera que Celeste y yo necesitáramos para la escuela. Aprendí a ser frugal y ahorradora con lo que me daba, que a menudo apenas alcanzaba, porque odiaba pedirle más y siempre quería cerciorarme de que me ocupaba de las necesidades de Celeste —se encogió de hombros—. Yo nunca necesité mucho. Ver lo increíblemente generosa que había sido era otro motivo para caer rendido ante esa mujer. —Lo que no comprendí hasta mucho más adelante fue que mi padre tenía un problema de consumismo, y lo cargaba todo a las tarjetas de crédito, que nunca pagaba. De modo que con el tiempo terminó por acumular una deuda enorme que era casi imposible… —Lo haría otra vez sin pensármelo dos veces. —No lo dudo —la suave caricia de sus dedos en la mejilla de ella hizo que girara la cabeza para mirarlo, y entonces le preguntó—: Pero ¿qué me dices de ti, Rebecca? Parpadeó confusa. —¿Qué pasa conmigo? —Has hecho un trabajo extraordinario ocupándote de tu hermana, pero ahora que va a casarse y a comenzar una vida propia con Greg, ¿qué me dices de tu vida? Era como si supiera lo mucho que le costaba perder a su hermana, aunque no pensaba reconocerlo en voz alta. —Mi vida es buena.

Escaneado por Vale Black y corregido por Mercè

Nº Paginas 31-46


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.