Las calles se han vaciado de personas, pero se han llenado de plantas y animales. El confinamiento ha afectado a nuestra forma de vivir y también
al aspecto que tienen nuestras calles. No están solamente más vacías, sino que parecen abandonadas por una naturaleza imparable que gana
su paso a la humanidad. Muchas urbanizaciones de Rubí tienen ahora un aspecto inaudito al haber parado de trabajar los jardineros en sus calles
y parques, que ahora aparecen llenos de malas hierbas, tras estos dos meses y medio de confinamiento. Además, el uso de mascarillas y guantes
desechables afecta negativamente al medio ambiente y la biodiversidad que ha experimentado una proliferación insólita dentro de los diferentes
barrios de Rubí. La situación se ha vuelto insostenible para muchos vecinos que la sobrellevan utilizando los caminos clandestinos que conectan
las diferentes urbanizaciones durante estos días de cuarentena.