2 minute read

Piet Mondrian

Next Article
Jackson Polloc

Jackson Polloc

vimiento, Bart van der Leck y Theo van Doesburg. Con ellos y otros más (arquitectos, diseñadores…) funda la revista De Stijl.

Con ella este grupo de artistas querían representar las verdades absolutas del universo. A partir de ese mismo momento, Mondrian se expresaría sólo a través de planos de colores primarios y líneas rectas. Al final Van Doesburg acabaría usando diagonales, aburrido de tanta línea monótona, y un ofendido Mondrian se separaría definitivamente del grupo por semejante sacrilegio.

Advertisement

Piet Mondrian, el «pintor de los cuadraditos» fue un artista holandés que creó su obra en torno a la revista De Stijl, principal órgano de difusión neoplasticista.

Para tipos como Mondrian, el arte debía ser representado a través de líneas rectas y colores puros. Cada uno tiene su opinión.

En caso de Mondrian, esto se debía a que lo rectilíneo y lo cromáticamente puro era un símbolo de la expresión del orden cósmico. Esto está vinculado a las teorías teosóficas que estaban de moda en la Europa de la belle epoque y que a la larga no es más que un intento de abstracción diferente al de Kandinsky. Mucho más ordenado, más matemático… y más frío.

Se formó como maestro de dibujo de educación obligatoria y a finales de siglo en Amsterdam se empezó a relacionar con los innovadores grupos artísticos del momento. Ahí pinta sus primeras obras, a años luz de lo que vendría después: paisajes serenos, grises, tierras, tonos oscuros…

Pero en 1912 se traslada a París, donde conoció a gente como Leger o Braque que le descubren el nuevo y loco arte del siglo XX. Al principio se hizo cubista como ellos, pero poco a poco se fue interesando más por la abstracción.

La Gran Guerra llegó y el artista regresó a los Países Bajos, donde conoció a los que serían sus compañeros de mo-

Tras residir varios años en París y Londres, en 1940 se trasladó a Nueva York, donde su obra se vio influida por el dinamismo de la vida urbana y por los ritmos de la música estadounidense, factores que implicaron una mayor atención a las posibilidades constructivas del color. Por influencia de la tradición puritana holandesa y de la Sociedad Teosófica, con la que estuvo en permanente contacto a lo largo de su vida, Piet Mondrian dio forma a un proyecto que se extendió más allá de lo pictórico hasta acabar por convertirse en una empresa ética: el arte como guía para la humanidad a través de la pureza y la claridad.

Con la Segunda Guerra Mundial fueron infinidad los artistas europeos que huyeron a Estados Unidos, entre otras cosas para salvar sus vidas. Uno de ellos fue el neoplasticista Piet Mondrian que se instaló, como no podía ser de otra forma, en Nueva York.

La arquitectura, y sobre todo el jazz fueron dos de sus principales influencias en ese periodo americano. Sobre todo le gustaba un estilo de blues muy de moda en la época, el boogie-woogie, con ese ritmo sincopado, la irreverencia en la melodía y basado en la improvisación… más o menos como su obra pictórica.

Con un ritmo mucho más dinámico en sus geometrías, Mondrian deja de lado el color negro y basa este Broadway Boogie Woogie en líneas amarillas que se cruzan en puntos marcados con cuadrados de azul y rojo.

Un movimiento que sugiere la ciudad con sus luces eléctricas parpadeantes, o un rascacielos con sus ascensores, o quizás el movimiento del tráfico, y si nos ponemos anacrónicos, los píxeles de un videojuego o las piezas de un juguete montable de colores.

Una pieza pictórica ideal para escuchar lo que dice su título: un Boogie Woogie, esa especie de pre-rock and roll con octavas galopantes y acordes super-rápidos. Un matrimonio perfecto puede ser observar el cuadro con la música de, por ejemplo, las Andrew Sisters. Parece que al ritmo de la música los colores se ponen a vibrar y a bailar.

Núm. 7, edad adulta Af Klint

This article is from: