Este sector, dotado de valores arquitectónicos inigualables y espacios con inmensa relevancia cronológica, sobrevive al auge de las construcciones modernas; palpita aún como el corazón de una ciudad que se aproxima a los cinco siglos de existencia. En La Candelaria, denominación barrial del Centro Histórico, cohabitan ciudadanos de toda jerarquía social, con distintos rasgos culturales (incluso de procedencia, pues pululan los extranjeros que nunca se devolvieron) y dedicados a múltiples oficios o movidos por variados intereses.