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Presentación/p

*Presentación

La historia del barrio Bosque Calderón Tejada en Bogotá ha estado marcada por las tensiones propias de un barrio visto como ilegal. Pese a que más de cinco generaciones de familias llevan habitando este lugar desde inicios de siglo XX, a lo largo de su trayectoria, el acto de resistencia por parte de sus habitantes ante el posible desalojo y la presión inmobiliaria ha sido una constante. Pero no es solo eso lo que caracteriza al barrio. Su condición de espacio aferrado a las faldas de los cerros Orientales de Chapinero, su ubicación a orillas de la quebrada Las Delicias y el desarrollo de una tradición de organización comunitaria que ha luchado por la búsqueda y garantía de condiciones mínimas de habitabilidad también son circunstancias que lo definen. Sin estos elementos no podría hacerse referencia al vínculo que existe entre los habitantes y su barrio.

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El Bosque Calderón Tejada debe su nombre a un terrateniente bogotano que, durante las primeras décadas del siglo XX, adquirió amplios terrenos en las montañas de Chapinero en los que se desarrollaban actividades extractivas y productivas, entre las que se destacaban, por ejemplo, la siembra y tala de eucaliptos, los chircales y las minas de carbón. Todas estas actividades, realizadas en los cerros y alejadas para ese entonces del núcleo urbano, exigían contar con familias enteras —mano de obra— que vivieran en el lugar y pudieran realizar larguísimas jornadas que iniciaban a altas horas de la madrugada.

Tras la muerte del hacendado y casi a mediados del siglo XX, los lotes de terreno que hoy comprenden los límites del barrio nunca fueron reclamados por sus herederos, pues había cuantiosas deudas e impuestos por pagar. A diferencia de los lotes vecinos que han ido transformándose forzosamente, y en al-

gunos casos de forma violenta, en universidades y proyectos de urbanización para las clases acomodadas de la capital, el Bosque Calderón Tejada ha logrado, con grandes dificultades y tras años de insistencia, contar finalmente con todos los servicios públicos, una ruta de sistema de transporte urbano que circula hasta el barrio y que algunas viviendas tengan escrituras legalizadas ante Catastro.

Preguntarse por las formas en que se ha ido construyendo la historia urbana de la ciudad es una de las inquietudes que subyacen a la iniciativa de investigación de esta publicación, ganadora de la Beca de Investigación Histórica de un Barrio de Bogotá, del Programa Distrital de Estímulos del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural en 2020. Si bien la indagación de barrios y zonas en Bogotá se ha concentrado hasta el momento de forma rigurosa en la pauta que marcan la formalidad, la legalidad y los proyectos de urbanización desarrollados por firmas arquitectónicas, la comprensión de otros lugares que escapan a esta lógica, como el Bosque Calderón Tejada, da cuenta de una Bogotá más grande y compleja en términos de ocupación, crecimiento, historia, urbanismo y memoria.

Este título amplía la colección que el sello editorial ha conformado sobre barrios bogotanos, dentro de la que ya se encuentran ejemplos tan distintos como La Magdalena: consolidación urbana de una antigua quinta (2017), De la Divina Providencia al esplendor del Jorge Eliécer de Gaitán (2020) y ¡Cálcelo, sin compromiso! El arte de la zapatería en el barrio Restrepo en Bogotá (2021). La presente publicación enfila la colección, pero a diferencia de sus antecesores lo hace desde las márgenes de lo que implica ser un barrio informal.

Agradecemos a las autoras por el proceso de investigación realizado, que se traduce en la consignación de sus propias voces a través de crónicas, las que a su vez les otorgan voz a algunos habitantes del barrio y líderes de la comunidad. También a las personas del barrio que permitieron, mediante sus

relatos, fotografías, planos, documentos y caminatas por el sendero de la quebrada, conocer y enriquecer lo poco que se tenía documentado acerca del Bosque Calderón Tejada.

Con esta publicación esperamos hacer evidente a toda la ciudadanía cómo en los cerros Orientales, al lado de la quebrada Las Delicias, persistió un esquema de hacienda en pleno siglo XX, donde posteriormente, y debido a los procesos comunitarios desarrollados allí, nació un barrio que de forma independiente al estatus o estigma que sostiene da cuenta de relaciones de historia, ocupación, permanencia y arraigo. Esto, por supuesto, permite que ampliemos la mirada y la comprensión sobre la Bogotá que habitamos al mostrar la huella que este lugar ha dejado y continúa dejando en la trama urbana e histórica, y en el imaginario social de la ciudad.

Patrick Morales Thomas Director Instituto Distrital de Patrimonio Cultural