LO QUE APORTAN LOS çRBOLES Nos sorprenderá la infinidad de usos que los árboles, según sus propiedades y características, le han ofrecido al desarrollo de la civilización y la cultura, convirtiéndose en una de las especies más notables del reino vegetal y más benefactoras de la humanidad. Han resuelto casi todas las necesidades básicas de la sociedad proporcionando, a través de sus frutos, alimento humano o forraje para los animales domésticos, madera para múltiples aplicaciones, protección de las riberas y los nacimientos de agua (llamados “madres de agua”), néctar, alimento y albergue de avifauna; leña y carbón vegetal; refugio, sombra, cobijo y protección para los cultivos, el ganado y las personas. Son cercas vivas, mojón o referente espacial y sirven para el control y prevención de la erosión, la estabilización de taludes y como rompevientos. Los árboles son barreras contra el ruido, purificadores del aire, intercambiadores energéticos que liberan iones negativos y atraen los positivos, reguladores de la temperatura, atenuantes de la fuerza de las aguas, fijadores de nitrógeno; tienen usos medicinales, mágicos, aromáticos y en perfumería y en la ornamentación del paisaje. Son evocadores de la memoria, inspiración poética, potencia simbólica y emblemática, puntos de encuentro, de sociabilidad y atracción turística, mediación con la sagrado, compañía y silencio entre tantos otros . En las ciudades, como nos lo recuerda Pérez Arbeláez, “ablandan la rigidez geométrica de las líneas arquitectónicas”, “hacen resaltar la perspectiva de las calles y avenidas”, ofrecen un variado contraste cromático de acuerdo con la hora y los rayos de luz, oxigenan y purifican el aire bien polucionado por los automóviles y las industrias, alojan a los pájaros, refrescan el ambiente, aromatizan los lugares, embellecen la ciudad, generan espacios predilectos como los parques, para el encuentro, el ocio y el descanso, dan empleo y construyen de manera protagónica el paisaje urbano. Bogotá sería impensable sin sus árboles,
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