Cuantas veces nos levantamos para iniciar actividades y nuestro ánimo es el mejor, mucha motivación, alegría, descansamos bien y tenemos la mejor actitud del día, y pensamos que nada ni nadie va a arruinarnos el día. Y cual va siendo nuestra sorpresa que en el peor de los casos nuestro día se vuelve un caos, prisas, enojos, contratiempos, discusiones, en fin sólo faltaría -como dicen por ahí- que un perro nos hiciera una gracia encima, y al final nuestro día se convierte en uno más sin éxito ni gloria. Esto aunque cotidiano no es algo que sea que tengamos que dejar que suceda, ya que nuestro objetivo es cumplir con nuestra misión día a día. Pero ¿si no sé cómo hacerlo? En la mayoría de las ocasiones la misma irá contenida nos lleva a que nuestra frecuencia energética sea baja, logrando enojos y arrebatos que lo único que provocan, es un gran dolor de cabeza. La situación no es ajena pues considerando que nuestro día a día está lleno de tantas actividades y pensamientos, que los enojos se acumulan hasta que estallamos buscando culpables a todo ese "estrés" contenido. Básicamente nos volvemos como una especie de "HULK" buscando liberar todo ese enojo. No obstante esa sensación, una vez liberada, nos lleva a una resaca moral que lejos de sentirnos bien, quisiéramos desaparecer de la faz de la tierra y que las cosas poco a poco se solucionaran de forma mágica y que aquellas personas a quienes nos llevamos en entre las "patas" -permítase la expresión- nos perdonaran sin dudarlo. Porque no mejor evitar todo este teatro emocional y buscar solucionarlo de otra forma. ¡Yo te propongo una! Para empezar creo que lo más importante es ubicar que en cualquier día y a cualquier hora, podrías ser atacado por una situación estresante o de enojo potencial, y que además no tendrías que buscar culpable, mejor, ubícate y
15