Qué tan preocupado estaría usted si una persona extraña se introdujera todas las noches en el dormitorio de sus hijos? ¿Qué si el propósito del intruso fuera llenar la mente y el corazón de su
hijos con enseñanzas destructivas e imágenes pornográficas de naturaleza malvada? Obviamente usted se alarmaría y haría lo que fuera necesario
para atrapar al “criminal” y ver que esa persona fuera llevada presa y enjuiciada. Estoy aquí para decirle que un intruso en verdad está poniendo a sus hijos en riesgo. Sistemáticamente está acechando a sus hijos. Tristemente la mayoría de los padres y líderes cristianos no reconocen esta realidad. Lo que voy a presentar aquí seguramente llenará de temor su corazón… y debe asustarlo.