Un Festín Patagónico, Viajes Culinarios por Aysén

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Un festín de mar y playa en la Zona de Fiordos y Canales

La recolección de mariscos es una costumbre arraigada en la zona hace miles de años.

Como si se tratara de un trozo de queque que uno acaba de cortar sobre la mesa y que comienza a desmenuzarse en trozos y migas de diversos tamaños, Aysén se ve desmembrado en muchos puntos de su geografía, formando fiordos, archipiélagos y cientos de islas que dan vida a un paisaje sin igual, de belleza única. El clima se caracteriza por fuerte vientos occidentales, lluvias, temperaturas frescas, humedad y cielos nublados, que permiten una paleta completa de verdes, con densos bosques de ciprés de las Guaitecas, variedades de coigüe, luma, lenga, alerce, arrayán, laurel, canelo, mañío, nalca y helechos. Y entre estos bosques densos y lluviosos, hay una abundante fauna, como pudúes, huemules, nutrias, coipos y una gran diversidad de aves. Según distintos arqueólogos, los fiordos y canales de Aysén entre la península de Taitao y el golfo de Ancud, eran navegados por los chonos por lo menos hace unos 5 mil años. ¿De dónde venían estos pobladores originarios? Aún las teorías no han sido probadas, pero

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la evidencia indica que un pequeño grupo de personas sobrevivió a la última etapa de glaciación, viviendo en un gigante “puente de terreno” que se extendía entre Asia y América del Norte, hace más de 20 mil años. De acuerdo a esta teoría, todos los pueblos originarios de las américas habrían migrado desde esta zona, hasta llegar finalmente a la Patagonia (Martinic, 2004, 2005). Los chonos fueron grupos canoeros nómades, expertos cazadores marítimos, que se alimentaban de lobos marinos, cetáceos, mariscos como choros, cholgas, picorocos, y peces que atrapaban en corrales construidos con rocas en las ensenadas. Es probable que mezclaran estos alimentos con algas, bayas y plantas que recolectaban en su entorno, así como con la carne de huemules, aves y otros animales, que cazaban según la oportunidad. A partir del siglo XVI, el litoral de Aysén comenzó a recibir navegantes europeos, abriendo nuevas rutas para acceder a sus conquistas en el nuevo mundo y explorar los terrenos que aún eran desconocidos. Este cambio marcó el comienzo del periodo colonial y el fin del mundo prístino original que había existido por miles de años. En los siglos siguientes, los chonos se integraron con la cultura huilliche, predominante en la isla de Chiloé, a través de las misiones establecidas por los jesuitas durante la colonización de Chile, los que reubicaron geográficamente a los indígenas. La extinción de los chonos, como pueblo originario ocurrió alrededor del año 1875, pero muchos investigadores creen que elementos de su cultura se preservaron gracias a esta fusión entre las tradiciones chono y huilliche. La cultura emergente

CAPÍTULO DOS: ZONA FIORDOS Y CANALES

de los antepasados de los chilotes, era una cultura de los fiordos, marcada por expertos navegantes, pero también por agricultores. Su territorio se extendió desde el sur de la isla de Chiloé hacia el actual litoral aysenino, y tuvieron una creciente dependencia de los víveres y vicios introducidos por los europeos y chilenos, adoptando una vida basada en trueque y comercio, siempre más cerca de la “frontera” con la sociedad occidental, donde podían satisfacer sus necesidades. Su gastronomía fue progresivamente más sofisticada, incorporando nuevos ingredientes que fusionaban la cultura chono, la cultura mapuche-huilliche y la cultura europea-chilena. A mediados del siglo XIX, los fiordos y canales de Aysén comenzaron a recibir nuevos impulsos poblacionales, asociados con la llegada de empresarios europeos, chilenos y sus respectivos trabajadores, muchos de ellos inmigrantes del sur de Chiloé. Por muchos años los trabajadores vivieron en campamentos de temporada, dedicados a la extracción de maderas, especialmente el ciprés de las Guaitecas muy utilizado para los postes de luz, los cercos de alambrados, estacas de viñedos y durmientes de ferrocarriles. También trabajaban en la obtención de pieles de lobo marino y huillín, fabricación de tejuelas, extracción de cholgas y pescados, y la ganadería. Sus familiares se quedaban en Chiloé o emigraban hacia los pueblos que paulatinamente fueron estableciéndose en la región, como Melinka, fundado en las Guaitecas en 1859, Raúl Marín Balmaceda (Bajo Palena) en 1889, Puerto Aysén en 1913, Puerto Aguirre en 1940 y Puerto Cisnes en 1955. Los pueblos servían como


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