CARLOS V EN LA PINTURA HISTÓRICA DEL XIX
A SUMARIO
SEPTIEMBRE 2015
tica napoleónica para mostrar su Carlos V recibido por Francisco I en la Abadía de Saint Denis. El lienzo se centra en la cordial relación que en esos momentos reinaba entre ambos personajes, no en vano el emperador había obtenido el permiso para atravesar Francia con sus mercenarios alemanes, siendo ampliamente agasajado, una vez en París, por Francisco I. Gros da fe de ello en esta escena donde el marco medieval, favorecido por el formato vertical de la pieza, cede ante el exquisito gusto con que el pintor ha plasmado la vestidura de los personajes principales; oscura, con diversos
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matices, la del emperador y de un brillante tono dorado la del elegante monarca galo, quien, en animado gesto, parece explicar algo a un Carlos V que, en gallarda pose, presenta una expresión más severa. El lienzo tendrá una amplia repercusión entre los pintores del momento, quienes no dudarán en tomar como un canon las fisonomías y las vestimentas con que Gros define ambas figuras.
Carlos V recibido por Francisco I en la Abadía de Saint Denis. Antoine-Jean
Gros (1812)
Pero el emperador seguirá su camino para tomar Gante en 1540 y ejercer allí una dura represión, colocando en lo alto de las picas las cabezas de los revoltosos más recalcitrantes. Sin embargo, el hecho cierto es que los continuos conflictos militares a los que debía hacer frente habían vaciado prácticamente las arcas del imperio pese a las remesas llegadas de las Indias, teniendo que acudir, de nuevo, a los Fugger para salir de su atolladero financiero. A este respecto, resulta muy oportuno el cuadro del alemán Carl Ludwig Becker, donde Jacob Fugger quema en la chimenea de su confortable casa en Augsburgo, y en presencia del propio Carlos,