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- aĂąo 12 - jul. 2017 - $15


Rumbo a Octubre: del problema a la solución por nestor gorojovsky A principios de marzo de 2017, cuando

aún no estaban totalmente definidas las opciones electorales -que ya coagularon- de Cristina Fernández de Kirchner y Florencio Randazzo, el politólogo de las universidades de Buenos Aires y Lanús Ezequiel Ivanis escribió en la revista digital Zoom que en esos días ambos estaban participando de “un juego matemático llamado octubre de 2017, donde la operación lógica es la suma y no la división”. Y agregaba, refiriéndose a la Provincia de Buenos Aires y en ese momento específico de la historia argentina: “Ambos, juntos, superan el 40% de intención de voto en cualquier encuesta. Un número que otorga un seguro triunfo sobre la mejor fórmula de la alianza Cambiemos conformada por Esteban Bullrich y Facundo Manes.” En ese “juego matemático”, decíamos nosotros en la editorial del número anterior del presente periódico, “quien, por los motivos que sean, promueva la división del campo nacional, será un colaboracionista. Quien la combata y promueva la unidad electoral, será un patriota”. Lamentablemente, el campo nacional, otra vez, no supo sumar, y volvió a dividir. Cada cual opinará que el colaboracionista es “el Otro”. Lo concreto es que el debate interno del peronismo, nuevamente, se zanja en una elección nacional en vez de zanjarse en una contienda interna, y eso pese a contar con la herramienta de las PASO, que el propio peronismo generó bajo la presidencia de la Dra. Cristina Fernández de Kirchner. No nos hace felices este hecho. Ya en 2015 vimos los espantosos resultados de dispersar o desanimar el voto por candidatos que para muchos resultaban poco palatables. Estamos sufriendo la consecuencia, que es la derrota de Daniel Scioli en la segunda vuelta de las presidenciales, y la instalación en

la Casa Rosada y en la Provincia de Buenos Aires del horror macrista, cuya amplitud aún no terminó de mostrarse en toda su plenitud. Sin embargo, en la medida que el peronismo, tomado en su más completa y amplia definición, sigue siendo hasta ahora la mejor herramienta que supo darse el pueblo argentino para enfrentar al campo de la extranjería, los socialistas de la Izquierda Nacional que militamos en el partido Patria y Pueblo lo hemos respetado al peronismo tal como él es, sin desmedro de nuestra voluntad de ofrecer formas diferentes de organizar el movimiento nacional a la consideración de los argentinos, formas que, creemos, serán las que impidan cualquier futura restauración oligárquica una vez que el pueblo argentino retome el control de su país. Lo concreto, sin embargo, es que no nos correspondía pronunciarnos más allá de lo que hicimos. Ahora estamos, distrito por distrito, con realidades diferentes para las legislativas de Octubre y las PASO de agosto. En algunos casos, se logró unificar la elección interna con gran eficacia, como en la Capital Federal. En otros, no fue posible. En la Provincia de Buenos Aires, nos veremos forzados a optar, como la mayoría de los votantes del campo nacional, entre la Unidad Ciudadana de Cristina Fernández de Kirchner y el Cumplir, de Florencio Randazzo. Ante esta disyuntiva, no tenemos la menor duda de que nuestro apoyo se dirigirá hacia aquella de las dos opciones que más posibilidades tenga de cumplir con el objetivo central de los argentinos en este año electoral: deslegitimar al régimen tiránico de ocupación disfrazada que encabeza el Ingeniero Mauricio Macri y hegemoniza el


ultrarreaccionario, segregacionista, y antinacional hasta la médula Pro. Es en ese sentido, y no en otro, que Patria y Pueblo ha decidido apoyar a la candidatura de la compañera Cristina Fernández de Kirchner y del compañero Jorge Taiana, a la que votaremos además en lista completa, en la aspiración de trabarle al máximo posible las posibilidades de trapicheo parlamentario al régimen minoritario del estáblishment. Estamos convencidos de que una victoria indisputable de la candidatura de Unidad Ciudadana en la provincia de Buenos Aires será, como bien lo hizo notar ya el propio escriba macrista de Clarín Eduardo van der Kooy, quebrantará la espina dorsal de la alianza Cambiemos. “Ha declinado el optimismo, la visión colectiva expectante sobre el futuro”, dice van der Kooy sobre los 17 meses de poder macrista. Para él, empleado del gran capital, se trata de un “capital que el Gobierno administró con eficacia” en ese lapso. A decir verdad, lo que hizo el macrismo (y no podía sino hacer otra cosa, dada su orgánica ajenidad a las necesidades de las mayorías nacionales) fue dilapidar el capital político con el que contaba apenas un año y medio atrás. Como consecuencia, la “lluvia de inversiones”, que era la única apuesta de Mauricio Macri, se aleja cada vez más, y el desastre económico no tiene otro camino que la profundización. Si a eso

se suma un triunfo de la ex presidenta vilipendiada, injuriada, calumniada, perseguida (y ahora amenazada con ir presa a manos del pistolero judicial Bonadío, lo que casi seguramente termine engrosando el caudal de sus votantes) como en los mejores tiempos de 1955, solo en una timba segura (la “bicicleta” del Banco Central) podrá haber algún chaparroncito de verdes, que así como caigan al reseco suelo del verano argentino se evaporarán hacia la fuga de capitales. Sin ese bastón externo, a Macri solo le quedará el camino que ya emprendió: el que algunos economistas ya han definido, con precisión, como “populismo neoliberal”: endeudarse a tasas cada vez más altas en un planeta que ya no se globaliza sino que se empieza a desglobalizar, para sostener una ficticia “superioridad” de su base social plebeya, mientras va despojando de todos sus derechos, según los modelos chileno o, ahora, brasileño, a los trabajadores y los excluidos... con todas las consecuencias represivas que forman parte de ese tipo de “negociación”. Si es por los resultados de sus intentos actuales, tampoco es de esperar que eso le sirva de mucho. En la misma nota, van der Kooy admite que no le han sido propicias a Macri las imágenes de miles de compatriotas atrapados en supermercados a los que el macrismo financia desde el Banco de la Provincia de Buenos Aires, solo para poder llenar sus carritos cotidianos (y aún así esquilmados por

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los supermercadistas que, no olvidemos, dominan la Secretaría de Comercio así como las imperialistas del petróleo lo hacen con la de Energía). Por el otro lado de la ecuación, y más allá de que la situación del movimiento obrero en la Argentina exija un análisis más pormenorizado, ni creemos, como muchos de sus críticos de ultraizquierda, que la prudencia de la conducción cegetista sea una traición al pueblo argentino ni, tampoco, pensamos que el de la suma prudencia ante un gobierno orgánicamente dispuesto a eliminar el fuero laboral mismo sea el camino que más le conviene seguir a los trabajadores. Como siempre ha sucedido en nuestro país, solo la alianza de los trabajadores agredidos por una política de anticapitalismo selectivo del régimen Pro con las clases medias esquilmadas por un estáblishment que ya se ha convertido en un lujo demasiado caro para nuestro país salvará a la Patria. Motivos que no vienen aún al caso hicieron que las dos piernas del gigante, hoy por hoy, no marchen acompasadas. Si logramos aplastar el ímpetu macrista en 2017, tendremos oportunidad de hacer que marchen a la par en 2019. Y esto significa hacer política nacional en el más profundo de los sentidos: en el del reconocimiento mutuo y la negociación entre los diversos componentes del movimiento nacional, que no se logrará si las dirigencias que lo representamos omitimos reconocernos (no escabullimos el bulto) como parte del problema, para convertirnos en herramienta de solución. Es decir: las elecciones de agosto, y las de octubre, son cruciales en la Argentina. No vamos a ellas de la manera que hubiera sido más adecuada. Pero estamos aún en condiciones de preparar para Macri una salida indigna en 2019 y aprovechar el tiempo de tinieblas que nos depara la mera persistencia en el gobierno del Pro y de sus socios, más o menos presionada por la reptante amenaza de un retorno “populista” (es decir, del único soberano, que es el pueblo argentino). De aprovecharlo para que la próxima oportunidad, la tercera que tiene el movimiento nacional de remontar una contrarrevolución oligárquica, sea la vencida. A esas lides nos lanzamos.

Córdoba en una falsa disyuntiva por facundo piai

El arribo de los CEOs al poder se debe en gran parte a la dificultad del kirchnerismo para consolidar una nueva hegemonía en beneficio de las mayorías nacionales. No lo logró estando en el poder y difícilmente lo logre por fuera de la estructura del poder central del Estado. Esto no implica desconocer los aciertos del gobierno anterior en lo social, económico, cultural y político; ni negarle un rol clave a CFK en el devenir, acercando a lo más progresivo de los estratos medios al bloque nacional para frenar la entrega de Macri. Al respecto, cabe mencionar que la experiencia kirchnerista comienza a perder impulso en la medida en que fragmentó su base de sustentación al romper con gran parte del movimiento obrero organizado, pilar fundamental de cualquier expresión que se proponga el fortalecimiento de la nación y la liberación definitiva de la patria. La ruptura con parte del sindicalismo es un epifenómeno de la lógica de construcción política presente durante la primavera kirchnerista. El verticalismo personalista. Modo de conducción política aborrecido por referentes sindicales de dilatada trayectoria y abrazado con fervor por las juventudes kirchneristas que vieron en la obediencia absoluta la garantía para incrementar su capital político. Trocar cuadros políticos por burócratas adulones debilitó al movimiento político, lo dejó sin iniciativa propia y desorbitado fuera del poder. La situación política en Córdoba Asimismo, es natural que quienes fueron moldeados por esta lógica de conducción política se atomicen fuera del poder y busquen reacomodarse bajo la sombra del PJ local, puesto que no conciben militar fuera del oficialismo. Contra lo que algunos compañeros de base creen, cuya


honestidad no está en duda, Unión por Córdoba (UPC) no reúne los requisitos necesarios para ser la herramienta del pueblo de Córdoba en la lucha contra Macri, ya que es muy difícil cumplir ese rol mientras el gobernador vive elogiando al gobierno nacional. Frente al justificativo que estos compañeros plantean de “no entregarle la provincia a Macri y a los radicales”, consideramos falsa la dicotomía sobre la cual se basan (radicalismo cordobés contra el peronismo), ya que ambos –UCR y PJ- son expresiones distintas del neoliberalismo y tributan a lo que podemos categorizar como: partido único neoliberal cordobés.

les en las zonas fabriles. Esto explica el compromiso del peronismo cordobés con la pampa gringa y el consecuente rechazo de UPC al aumento de las retenciones en el año 2008, el apoyo a la quita de la presión impositiva al campo, el escaso impuesto inmobiliario rural y la participación del banco de la provincia de Córdoba en la devaluación de 2014 para beneficiar a los exportadores con un dólar alto.

El acompañamiento de los diputados de De la Sota y Schiaretti (el bloque Unidos Por Una Nueva Argentina, Córdoba) a las leyes que impulsó la Alianza Cambiemos y que comprometen el futuro de los argentinos, como el pago a los fondos buitres, el endeudamiento o el blanqueo de capitales, da cuenta de que nuestro gobernador es más que un aliado político de Macri. Es partidario del modelo neoliberal que Cambiemos instaura.

Vaya si será fuerte la ligazón entre UPC y el establishment que recientemente Macri logró bajar a De la Sota de la contienda de octubre y negoció una campaña de baja confrontación. El ex gobernador sostuvo en Cadena 3 que no tiene problemas en acompañar a Macri si llama a un gobierno de unidad nacional, “en donde haya peronistas no kirchneristas, radicales y gente del Pro”. Muchos especulan que el caudillo del PJ cordobés arregló no figurar en octubre a cambio de un lugar expectante en un eventual gobierno de unidad. Situación plausible si tenemos en cuenta la fragilidad en la que se encuentra la paz social.

Distintos elementos nos permiten afirmarlo: el intento de De La Sota de privatizar todos los servicios mediante la ley del Nuevo Estado; los posicionamientos de Schiaretti sobre las políticas económicas de Cambiemos, quien apoya la política monetaria y clama por mayor ajuste fiscal; por mencionar solo algunos. Basta caracterizar a la base social de este peronismo alvearizado para comprender la naturaleza reaccionaria de sus políticas. En los departamentos sojeros UPC obtiene la parte del león que le permite ganar la provincia, a diferencia de lo que ocurría históricamente, cuando el peronismo obtenía gran respaldo de los trabajadores industria-

En consecuencia, la inexistencia en Córdoba de un partido que represente el interés de las mayorías nacionales, constituido por representantes de esa mayoría hoy escamoteada por los gobiernos de turno, genera un vacío aprovechado por radicales y peronistas, hacedores del falso bipartidismo. Dos caras de una misma moneda, el partido único neoliberal cordobés. En efecto, consolidar una fuerza en las antípodas de los postulados con los cuales el neoliberalismo analiza la economía, la política y la sociedad, que democratice la producción y distribuya la riqueza, es el camino para romper esa falsa dicotomía.

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La izquierda, el sindicalismo y la clase trabajadora por juan perez florido

En las últimas semanas, el avance del Gobierno Oligárquico de Mauricio Macri, genera como toda contrarrevolución, divisiones y disputas dentro del campo nacional y popular. Para acabar con el Gobierno de los Ceos y poder avanzar en la transformación del país para lograr la integración con Latinoamérica, acabar con la pobreza y las desigualdades, necesita por parte de los patriotas revolucionarios, poder entender las diferencias y las relaciones entre la izquierda, el sindicalismo y la clase trabajadora.

La revolución en una baldosa Nadie puede negar el trabajo de hormiga, diario, sistemático, sacrificado que hacen muchos compañeros de algunos partidos de izquierda (y pongo solo izquierda, para remarcar la diferencia con los compañeros que somos de izquierda nacional), en su intento sistemático de relación con la clase trabajadora. Ese intento se plasma muchas veces en la constitución de comisiones internas “clasistas” y quizás en lograr ocupar puestos en las regionales de la CGT o CTA. Pero esa lucha por ganar a los integrantes de la clase trabajadora más resueltamente radicalizados, no contempla los tiempos de la lucha sindical, o por decirlo de otra manera, quiere transforma un conflicto parcial, en una huelga revolucionaria. Pretenden transformar ese conflicto en una acción ejemplar que demuestre, la perversidad del sistema, la claudicación estructural de las conducciones “sindicales burguesas” y la necesidad del socialismo. Así, ni se genera una revolución en una baldosa y se tiende a concentrar a los trabajadores

en una conciencia conservadora, producto de las derrotas y la represión que genera por parte del gobierno de turno, dicha política radicalizada. Aquellos dirigentes sindicales que se mantienen en dichos partidos de izquierda tienen un discurso “izquierdista” para afuera, pero a la vez tienen prácticas de un “correcto” dirigente gremial burgués. Porque como dijo algún dirigente de la revolución rusa, la conciencia socialista, llega a la clase trabajadores desde afuera de las particularidades propias de las luchas sindicales por sobrevivir. Pretender, con un esquematismo digno del viejo stalinismo, que las conciencias crecen en etapas, es de un maniqueísmo improductivo para la transformación revolucionaria de la Argentina. La defensa de la baldosa en medio del terremoto En medio del Gobierno Oligárquico donde todas las condiciones de vida de millones de trabajadores se ven transformadas dramáticamente, la tendencia general de la clase trabajadora y de sus conduccio-


nes no es “ir por más” sino cuidar lo poco que se tiene. Es típico escuchar entre referentes de la izquierda, del nacionalismo popular inclusive del peronismo, que las centrales sindicales que representa a más trabajadores, en especial la CGT, en el mejor de los casos se han mantenido inactivos frente a los avances del Gobierno y en el peor son parte aliada a la cúpula empresarial y están vendiendo la sangre de los trabajadores. Esta imagen incorrecta de lo que representa el sindicalismo, lleva a apurar caracterizaciones y fragmentar al movimiento obrero, en un contexto, donde se necesita estar unido. La velocidad de la reacción frente a la andanada neoliberal es fruto de la precaución en la que el movimiento obrero se mueve en contextos hostiles. En la defensa del trabajo, de su trabajo, de su propia baldosa, en medio del edificio que se derrumba. La discusión que hay que plantearle a las conducciones sindicales, es la necesidad de sostener, en aquellas instancias donde no se garantiza, un nivel de discusión y concientización a los trabajadores sobre las condiciones del lugar de trabajo, del sector de la economía y del país, para garantizar que los integrantes de la clase trabajadora convocados a una batalla, sepan claramente cuáles son las condiciones generales de la misma. La fuerza de la clase trabajadora, no es solo tener un dirigente sindical “combativo” sino contar con el “obrero colectivo” para acompañar a esa conducción. La contracara de la revolución de la baldosa, es pretender salvar la baldosa del terremoto, en la justificación de “es lo que quieren los trabajadores”. Si los dirigentes no hacen parte a los trabajadores de sus decisiones, ellos los abandonaran porque no se sentirán partes de esas peleas. Ni la conservación, ni la revolución de la baldosa: la liberación de la patria El tema es poder entender los procesos por los que transcurre la clase trabajadora en un contexto de contrarrevolución oligárquica. Si no puede comprenderse la necesidad de contemplar el instinto de conservación que dicha clase tiene en este contexto, el grado de segmentación de dicha clase (proceso sobre el cual no hablamos, pero que tiene años en nuestro país), se cometerá el error de llevar a determinados sectores de dicha clase a una encerrona y a la confirmación de dicho instinto de conservación. Pero si las conducciones sindicales no descubren que deben ser más que el reflejo inmediato de la conciencia de los trabajadores, y no se salta a una conciencia de clase nacional que tenga proyecto de país, se sufrirán a largo plazo las mismas derrotas, en un contexto en el que el Gobierno Oligárquico quiere volver la situación de la clase trabajadora antes del 43. Los compañeros de Patria y Pueblo, creemos por eso, en la necesidad de un sindicalismo con los pies en la tierra, pero con un proyecto de patria.

SUTEBA y el fin momentáneo de la esperanza macrista

Cuando se inauguró las Sesiones del Congreso de

éste año, en un caso único en la historia, el presidente Mauricio Macri, no hizo mención a cómo mejorar la situación de los docentes y de la Educación Pública sino que amenazó a la dirección del SUTEBA, principalmente a Roberto Baradel, como si no representara a ningún/a trabajador/a de la educación. Las amenazas y descalificaciones siguieron, como también siguieron las movilizaciones y paros docentes y a pesar de todos los atropellos del gobierno nacional y sus “periodistas” vasallos, los docentes llegaron a reunir en una marcha un cuarto de millón de manifestantes. Ante esto, la esperanza radicó, en que uno de los principales dirigentes, el denigrado y amenazado Roberto Baradel, perdiera o ganara por poco la dirección del SUTEBA y así, descalificando a la dirección sindical, se descalificara a toda la movilización docente. La “izquierda”, que tiene la lista Multicolor en SUTEBA, contraria a Baradel, hizo cualquier cosa para ganar. Ante un dirigente sindical amenazado por un gobierno que viene a poner de rodillas a la clase obrera, quitando todas sus conquistas y organizaciones, y así amarrarlas a la doble cadena de la oligarquía antinacional y el imperialismo, la Multicolor llevó adelante una campaña demasiado alejada de lo que pudiera llamarse una política de izquierda. En vez de hacer un frente único con Baradel, brindarle apoyo ante las amenazas, y a la vez marcar sus diferencias políticas, cosa que hacían cuando eran de izquierda, hicieron todo lo contrario: su principal dirigente Romina del Plá se subió al pony de la gobernadora macrista Maria Eugenia Vidal, la esperanza para aplastar las conquistas docentes con rompehuelgas pagos, y se dejó seducir electoralmente por el periodismo vasallo que vende el humo y las provocaciones del macrismo.

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El 17 de mayo, el humo se disipó y el pony del comisario se tropezó, Baradel triunfaba por amplio margen, gracias a un sindicato que él supo poner en pie y los Socialistas de la Izquierda Nacional nos sentimos orgullosos de éste triunfo y de apoyar a un dirigente histórico y perseguido por éste gobierno antinacional. Como Socialistas tratamos de sacar lecciones para militar mejor El abrumador triunfo de la lista encabezada por Roberto Baradel con más del 70% de los voto demuestra la voluntad de los docentes por mantener el sindicato en pie de lucha. Aun con diferencias, ese alto porcentaje expresa, por un lado, la intención de no dividir a la dirección gremial en plena lucha, por otro, que el caballo del comisario no va en línea recta hacia una representación legitima y, por último, a pesar de la gobernadora Vidal los docentes de la provincia de Buenos Aires, incluso con diferencias ideológicas, no son zonzos y no compran humo. El desenlace de la paritaria docente deja en claro que la organización sindical y la voluntad de lucha de sus trabajadores permiten torcerle el brazo a un gobierno que apuesta a salarios de hambre.

Infraestructura escolar y blindaje mediático Los periodistas de Cambiemos, arduos militantes del blindaje mediático, se esfuerzan día a día por no informar las graves deficiencias que existen en la Ciudad de Buenos Aires. Nuestra militancia es la inversa. La escuela secundaria 4 del D.E. 19 del barrio de Pompeya está sin clases, porque se mató un obrero cuando la refaccionaban. Los chicos vieron éste trágico accidente, también vieron antes como los cascotes caían cerca de ellos. También vieron un pozo hecho para mejorar la infraestructura y como Dios es argentino, o la tosca dura, o ambos, la escuela no se derrumbó en horas de clase. Esta no es la única escuela que está en problemas. Sabiendo que el PRO esta preocupado por la educación o por la plata que dejan los contratos de infraestructura, en el Comercial 18 Reino de Suecia, hace meses que se está haciendo el patio, a tres baldosas por semana, para alargar el tiempo de facturación. Dos aulas y el patio están inhabilitados hace rato. Acá no hace falta el chiste, de mal gusto, de si te caes o no te caes en la escuela pública. Te podes caer o se te puede caer mampostería y romperte el alma. Hace falta que los periodistas de los grandes medios alcahuetes del gobierno se les caiga un poquito la vergüenza y muestren, de una buena vez, como los contratistas de Horacio Rodríguez Larreta, están haciendo negocios, están desobedeciendo las normas de seguridad y laboral por el otro (el obrero que se mató tenía 17 años) y están poniendo en riesgo a los integrantes de la educación pública en general.

Aseguradoras de Riesgo del Trabajo: el abandono de la salud de los trabajadores. Para el bloque de poder hegemónico la

reforma laboral, la previsional y el ajuste en el gasto público, son los mecanismos que les garantizan cumplir sus objetivos, acentuar la distribución regresiva del ingreso, y restaurar en todos los órdenes el sistema neoliberal. En consonancia con esta lógica, el Gobierno de Mauricio Macri logró en febrero de este año la sanción de la ley que modifica el régimen de las Aseguradoras de Riesgo de Trabajo (ART). La norma supedita el acceso a la Justicia laboral, a una evaluación previa realizada por comisiones médicas. La medida tiene por objetivo dificultar los reclamos de los trabajadores ante accidentes laborales y contribuir al mayor beneficio de estos nefastos seguros de riesgo, que son a quienes verdaderamente habría que combatir para proteger la salud del pueblo trabajador. El sistema de ART tiene carácter obligatorio para todo empleador, pero está desvinculado del resto de la seguridad social. Es privado y se desenvuelve en el sector financiero con fines de lucro. Desconoce enfermedades profesionales y descarga el peso de estas últimas en la seguridad social y/o el sector público. Se calcula que del 7% al 9% del gasto total de las obras sociales se deben a la atención de patologías derivadas del trabajo (que le corresponden a las ART y son rechazadas por éstas). Ni pensar en aquellos que quedan inválidos y pasan a la cronicidad, impactando sobre el PAMI y el hospital público. O sea, que quienes siguen financiando el tratamiento de la enfermedad o del accidente, son los trabajadores, con ahorro genuino interno de salario diferido. Ni siquiera los exámenes periódicos semestrales que deben hacer a los empleados se realizan. Cuando alguna lo hace, no se focaliza las probables lesiones derivadas de las tareas correspondientes. Se hace el mismo examen para la empleada administrativa, que para el obrero que carga bolsas, sin ningún criterio preventivo ni médico. Durante los años del Gobierno Democrático Popular, no se logró derogar la ley de riesgos de trabajo, ni estatizar las ART, como se hizo con las AFJP. Esto permitió a las compañías de seguros acumular una amplia ganancia y


mantener una cuota de poder a través de la Unión de Aseguradoras de Riesgo de Trabajo (UART), la cual puede manejar hoy, como en la década del 90, la totalidad del sistema. Con el actual gobierno, las ART y la UIA, han instalado como prioritario discutir: la litigiosidad laboral y el ausentismo en el ámbito laboral, recreando, desde los medios de comunicación, un contexto catástrofe sobre la denominada “industria del juicio”. Pretenden instalar en la opinión pública y naturalizar como verdades estas cuestiones, cuando los datos demuestran que no son éstos los problemas principales en relación a la salud de los trabajadores. El debate sobre el ausentismo laboral, no es más que un intento discursivo para legitimar el avance sobre los derechos de los trabajadores y la promoción de una mayor precarización laboral, tanto en el plano legislativo, como en la negociación de los convenios colectivos de trabajo. Los datos oficiales, provenientes de la Encuesta de Indicadores Laborales del Ministerio de Trabajo, muestran que las ausencias laborales por razones imputables a los trabajadores afectaron diariamente, entre 2013 y 2015 al 0,66 % de los empleados. Los principales motivos de ausencia son las enfermedades y accidentes (muchos originados y/o agravados por las condiciones de trabajo), que explican el 68% de las inasistencias totales. El resto se explica por las licencias reconocidas en la legislación laboral, o en los convenios colectivos de trabajo. En cuanto a la magnitud del tema litigiosidad, que ha servido de excusa para la nueva reforma regresiva, la causa principal está en el incumplimiento Patronal-ART de las condiciones y medioambiente de trabajo, y en el ocultamiento jurídico epidemiológico de las enfermedades del trabajo. Se empeñan en

afirmar y demostrar un aumento de la cantidad de juicios iniciados a las ART durante los últimos cuatro años, pero omiten decir que éstas no se hacen cargo de la prevención y tratamiento de patologías con relación directa a las condiciones y tipo de trabajo. Cuando comparamos la cantidad de siniestros denunciados al Sistema de Riesgos de Trabajo durante el 2015 (650.000), con la cantidad de juicios en el mismo período (106.000), vemos que solo el 16 % de los trabajadores que se accidenta inicia juicio. Si además, lo comparamos a los 9.873.000 trabajadores afiliados al sistema, vemos que el 99% de los trabajadores no le hacen juicio a las ART. Lo que no dicen la ART y sus mentores del Gobierno es que con el aumento de la tasa de interés y la diferencia entre el valor de la indemnización y el tiempo del juicio, las ART hacen el negocio. Un aspecto central de las políticas preventivas de la enfermedad profesional está en la participación y el rol activo de los trabajadores y sus organizaciones, quienes deben asumir un papel protagónico en la lucha por cambiar un Sistema de Riesgos de Trabajo que está inspirado en las políticas neoliberales de los 90 y que a pesar de los avances democratizadores del anterior gobierno, se ha mantenido intacto, y puede hoy, gracias al Gobierno oligárquico, continuar avanzando para arrasar con los derechos de los trabajadores. Las estadísticas muestran que hay tres trabajadores por día muertos a causa de accidentes o enfermedades laborales (sólo en los registrados). Debería llamarnos a la reflexión en cuanto a continuar la convivencia con un sistema que lastima y daña no sólo a los trabajadores, sino a las empresas que abonan un servicio que no se brinda, desviando recursos que podrían servir a la inversión y a la seguridad e higiene de los trabajadores cuidando su único capital: la salud.

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La mafia de los juicios Ratificando su perfil ideológico el presidente de “algunos” de los argentinos ha hecho parecer la opinión que le merece los derechos de la clase trabajadora y en particular el derecho de defensa en juicio. “La mafia de los juicios labores”, así definió el presidente el legitimo derecho de los trabajadores argentinos de ejercer su defensa en las instancias judiciales.

El Mitrista del Mes Marcos Peña

El régimen laboral, una de las mayores conquistas jurídicas de la clase obrera para resguardar todo el sistema de normas laborales, que coloca a nuestro país a la vanguardia en la materia, y que fuera el resultado de grandes luchas de la clase y de la sensibilidad del gobierno popular del Gral. Perón, hoy pretende ser destruido de un plumazo. Reaccionario, pero no “zonzo”, el presidente no ataco directamente al movimiento obrero sino que utilizo el método que en el lenguaje del juego de Billar se lo llamo “Billa con Baranda”, atacando a los abogados laboralistas y a los jueces de la materia con un lenguaje procaz, insolente y desdeñoso, que habla a las claras de su ideología reaccionaria, pre-capitalista, antidiluviana, siendo los verdaderos destinatarios de la preocupación ética y jurídica del presidente, los trabajadores. Efectivamente esta reforma laboral y ética que propone, apunta a arrancarles a los trabajadores una herramienta de defensa de sus derechos, la más importante el derecho constitucional de defensa en juicio. Teniendo además el ataque presidencial otro objetivo, el principal, mejorar las condiciones de los futuros inversores, “una conquista” para ellos, sumando a los salarios planchados la desocupación que aumenta el ejército de reserva, la desaparición o desnaturalización de las paritarias, etc., para estimular y motivar a aquellas a hacer inversiones en nuestro país. Tamaña impertinencia presidencial no ha tenido en general la correspondiente réplica de las organizaciones gremiales, pasividad que importa allanar el camino del saqueo jurídico, social y económico de los trabajadores.

El Estado como administrador de los negocios de la oligarquía por tomás crespo

Si, en base al análisis concreto de la experiencia europea de mediados del siglo XIX, el Estado moderno fue correctamente caracterizado por la teoría marxista como una junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa, tal definición se vuelve menos contundente cuando se trata de analizar los procesos políticos en un país semi-colonial. En efecto, desde que el capitalismo se consolidó como el modo de producción y de organización social dominante a escala planetaria, el mundo se estructuró a partir de una tensión irresoluble entre países imperialistas y expoliados. En estos últimos, el Estado se convirtió en uno de los principales objetivos en torno a los cuales se articuló la lucha de clases. Lejos de ser ese órgano necesariamente opresor y garante del dominio capitalista a cualquier precio, el siglo XX


fue testigo de innumerables movimientos populares que en el llamado “Tercer mundo” sustentaron y condujeron desde administración estatal procesos de liberación nacional y redención social. En América latina, el Estado fue así muchas veces el articulador de amplios movimientos que, con mayor o menor fortuna, disputaron contra las clases efectivamente dominantes. En nuestro continente estas últimas distaban de ser las burguesías industriales europeas. Se trataba en cambio de oligarquías monoproductoras, rentistas, parasitarias, abocadas a sacar del circuito económico la riqueza que de él obtenían y ajenas a las nociones de inversión y reinversión características del accionar burgués clásico. Así, ante el raquítico desarrollo de las burguesías locales -sumado a la incapacidad de éstas de encabezar un proceso tendiente a consolidar la autonomía nacional debido a sus recurrentes sumisiones al imperialismo- fueron los Estados quienes debieron ponerse al frente de generar un proceso de acumulación que permitiera sostener el bienestar de nuestros pueblos. El Ejército –otro actor considerado irremediablemente reaccionario por las izquierdas cosmopolitas- cumplió muchas veces un rol central en ese camino. El peronismo en la Argentina, el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) en Bolivia, el gobierno de Getulio Vargas en Brasil, el del General Juan Velasco Alvarado en el Perú, la Revolución Mexicana, la Revolución Cubana y el chavismo en Venezuela son quizá los ejemplos más paradigmáticos de este fenómeno. Para las clases dominantes latinoamericanas, entonces, el Estado representa una permanente amenaza, ya que alberga siempre la posibilidad de ser recuperado por una alianza popular que lo ponga en contra de los intereses del privilegio y el saqueo. De ahí la necesidad que la oligarquía y sus socios tienen de quebrarlo cada vez que llegan a su administración, principalmente por la vía de las privatizaciones y el endeudamiento. El macrismo es un episodio más en esta larga tradición de las derechas liberales de encadenar al Estado y ponerlo al servicio de los intereses oligárquicos.

Para tal fin, difícilmente hubiesen podido encontrar un jefe de Gabinete de ministros más adecuado que Marcos Peña Braun. Descendiente de una familia que supo amasar su fortuna precisamente a partir de sus buenos vínculos con el poder político, Peña es la perfecta representación de esa clase social para la que el Estado no es más que un instrumento para facilitar sus negocios. Desde que asumió su cargo el 10 de diciembre de 2015. Peña Braun ha dado algunas definiciones significativas: -“Tenemos costumbres de país rico”, justificando así la transferencia de ingresos hacia las empresas energéticas a través de los tarifazos de agua, luz y gas. -”Las paritarias deben hacerse con los empleadores directos que son las provincias”, legitimando el desguace del Estado nacional en tanto que compensador de las asimetrías económicas y regionales que atraviesa el país. -“El hecho de que nos financien a cien años es una confirmación de que el mundo confía en que vamos a cumplir con las metas fiscales propuestas”, blanqueando que el endeudamiento tiene como contracara necesaria la exigencia de un brutal ajuste. -”Si sale tal como sale, va a ir a un veto, eso está claro”, en relación a la denominada “Ley antidespidos”, que proponía una serie de medidas favorables al trabajador en caso de ser cesanteado. Estas son solo algunas de las opiniones de Peña Braun, pero entendemos que son representativas de su ideario: es necesario bajar el nivel de vida del pueblo argentino, las provincias pobres deberán sobrevivir sin la ayuda del Estado nacional -lo que implica de hecho una reactualización de la dictadura de Buenos Aires sobre el interior que originó las guerras civiles del siglo XIX-, el endeudamiento tiene por fin agilizar la fuga de divisas de los grupos económicos dominantes y quebrar al Estado a través de un ajuste, y el gobierno será un garante de la explotación del capital sobre los trabajadores. Se trata, ni más ni menos, que del histórico programa del mitrismo, adecuado a las condiciones de nuestro siglo.

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La perniciosa extranjerización del comercio minorista por aurelio argañaraz

Los argentinos padecemos de una acentuada extranjerización y concentración de nuestra economía. Ello es palpable en el comercio minorista de los productos que consumimos a diario, ya que las principales superficies comerciales se encuentran en manos del capital extranjero. Este concentra el 58% de la venta de alimentos y bebidas. Frente a esta situación, solo un movimiento nacional que contenga política y socialmente al comerciante nacional, puede desconcentrar el mercado y defender a los sectores populares. Uno de los efectos de la política neoliberal iniciada en marzo de 1976, que prolongó la democracia, fue la extranjerización del comercio minorista. Ese proceso fue alentado por la Ley de Inversiones Extranjeras impuesta al país por Martínez de Hoz, que sitúa a los capitales foráneos en igualdad de condiciones frente al capital nacional. Es amargo señalar, en este punto, que dicha ley está hoy vigente, sin que ningún gobierno posterior al 83 se atreviera a dictar otra normativa, beneficiosa para el país, frenando la transferencia de las empresas ya existentes al capital foráneo. Las nuevas generaciones de argentinos no vieron las cadenas de supermercados creadas en el país con ahorro interno, que capitalizaban sus ganancias en el mercado interno, en lugar de girarlas hacia sus casas centrales en el exterior. Entre aquellas firmas se destacaba una gigantesca cooperativa, El Hogar Obrero, fundada por los socialistas en la década del 20. Esas cadenas –Almacenes Americanos fue pionera en Córdoba– fueron desapareciendo, en general compradas por grandes corporaciones de capital extranjero, como Walmart, Carrefour,

Consesud, Casino, etc. Según un informe de la Federación Argentina de Empleados de Comercios y Servicios (FAECyS), en 2011 dichas corporaciones acaparaban el 58% del total de la venta de alimentos y bebidas. Por su parte, el jefe del bloque FPV-PJ en la cámara de diputados, Héctor Recalde, sostiene que los siete mayores pulpos explican el 85 % del total de ventas y deben ser designados como grupos oligopólicos, que forman precios e imponen normas a una parte considerable de sus proveedores argentinos, a menos que se trate de grandes marcas, también dominantes, con quienes suelen asociarse. La concentración y extranjerización del capital comercial ha colocado en los márgenes del sistema a la inmensa mayoría de los almacenes, carnicerías y verdulerías del país, que trabajan, curiosamente, con un nivel de calidad de productos y precios muy similares a los que ofrecen los hipermercados, debido a un hecho que denunciamos por escandaloso: los hipermercados no trasladan al público, como en el ciclo anterior protagonizado por firmas argentinas, las enormes economías que genera comprar en una escala gigantesca, en relación a los precios a que logran proveerse los pequeños negocios del pequeño empresariado nacional. Esto es particularmente cierto y conforma un abuso liso y llano, en la comercialización de carnes, verduras y frutas. Se ha señalado que en ese reglón los márgenes de los hipermercados “trabajan” con utilidades del 1700% sobre costos. Los pequeños negocios, ahogados por las cadenas, son el medio de vida de centenares de miles de nuestros compatriotas. Se trata,

por lo reciente de la concentración, de un sector social no tenido en cuenta, como franja específica, en la política nacional. A nuestro juicio, es un componente de lo que suele denominarse el sujeto transformador, que no es atendido en sus intereses sectoriales por las fuerzas antiguas y obsoletas del país, anquilosadas en explotar sus símbolos tradicionales y desdeñosas del debate de los problemas nacionales. En el pasado reciente, bajo un gobierno popular, los sectores referidos no fueron considerados en las estrategias de precios y lo mismo sucede con el sistema financiero –aun el oficial– que privilegia la atención de “las grandes superficies”, particularmente como administradores de las Tarjetas de Crédito, que cobran más a los más pequeños, hasta hacerles imposible usar el servicio. Creemos necesario ocuparnos de esa franja numerosa de argentinos, objetivamente afectados en sus posibilidades de desarrollo por la creciente concentración del negocio en pocas manos. No se trata de registrar, rutinariamente, que han sido tradicionalmente un sector aficionado a respaldar al status quo. También lo han sido nuestras clases medias, que han dado cíclicamente muestras de radicalización en sentido nacional, democrático, popular. Es imperioso promover el debate con amplias franjas del pequeño comercio, con el propósito de impulsar una conciencia de su lugar en la Argentina extranjerizada de nuestros días, que nos permite apostar a la integración del sector en el vasto movimiento político-social que emancipará al país del poder imperialista.


UBER o una indeseable “inversión extranjera” Vaca Muerta. Hemos analizado antes el caso, asociado a la reestatización de YPF. Ahora, lejos de volver sobre dicha cuestión, sólo señalamos una norma general (sin consentir cualquier concesión al capital privado, cuya voracidad es invariable), para pasar al examen del caso Uber.

Pueden concebirse, creemos, inversiones extranjeras que sean útiles para el desarrollo nacional, bajo ciertas premisas. Otras sólo pueden dañarlo. La línea divisoria, para fijar posición en un caso puntual, puede establecerse de modo sencillo. Si no lo marean presuntos sabihondos, cualquiera puede dictaminar fácilmente cuál de las variantes tenemos delante y qué debe hacerse para no errar, contando con dicho criterio orientador. Sólo hace falta sentido común… y patriotismo: Si la inversión extranjera en determinado reglón (asociada, o no, con el Estado o con empresas privadas argentinas) viene a suplir una falta de recursos internos, que impide desarrollar un área determinada, debe considerarse. Caso contrario, cuando una empresa argentina es comprada por el capital foráneo, o este avanza sobre un mercado que era atendido por firmas locales, el país se debilita. Al enviar sus ganancias al exterior, objetivo sin el cual nadie se asoma a estas latitudes, los nuevos dueños nos privarán de divisas. Pero, si nuestro límite no es financiero, puede ocurrir –y esto justifica determinado aporte del capital extraño y cierta extranjerización, en determinadas áreas– que tengamos allí un déficit de capacitación, o un grado de inexperiencia en tecnologías complejas y novedosas. Una mezcla de ambos factores obliga al país a efectuar acuerdos de ese tipo, cuyo balance es positivo. Estos casos difieren, si los vemos objetivamente, de aquellos que son perniciosos para el país, meras concesiones al capital internacional o “debilidades” nacidas de falta de patriotismo, que no ponen frenos al capital extranjero, impidiendo que afecte la economía de la nación. En el gobierno pasado, una suma de carencia de capitales y de necesidad de asimilar tecnologías desconocidas fue la razón del acuerdo con Chevron para explotar el petróleo y gas off share, en

Lo más saliente del caso Uber es que lejos de aportar al país una producción o un servicio ausente entre nosotros, viene a desplazar al capital nacional de un servicio rentable a cambio de nada. El servicio de taxímetros no es mejor ni peor que el de otros países, y la nueva operadora no aporta al país alguna ventaja o servicio nuevo, o exija conocimientos extraños entre nosotros y justifique los daños que causaría a los prestadores del actual servicio. Sin celulares ni plataformas web, no disponibles entonces, por medio del uso de radiollamadas, en la década del 90 proliferaron en Córdoba empresas de remises, que competían con los taxímetros. Los usuarios los llamaban desde cualquier teléfono. Cobraban en efectivo, es obvio; un dato accesorio, sin importancia hoy, ya que actualmente más de un taxímetro cuenta con el servicio de cobro con tarjeta. También, como Uber, explotaron un marco de crisis laboral, que impulsaba a miles a la lucha por sobrevivir. Con el automóvil propio, sin pagar impuestos, y aportes previsionales, muchos desocupados tributaban a una “central” que receptaba pedidos y recibía una “comisión” del 25 %. En realidad, el remisero pagaba, además del “servicio” una protección legal, ya que las “centrales” estaban amparadas por la negligencia estatal y en algunos casos tenían como “socios” a figuras de la política. Todo lo cual era canallesco; pero, volviendo al presente ¿con la tecnología actual, no es posible que los mismos taximetristas, asociados, ofrezcan desde la legalidad el servicio que Uber se ufana en brindar, vendiendo espejitos del siglo XXI? Tan realizable es esto que acaba de formarse en la ciudad de Mendoza Tango-Taxi, creada por los taxistas, con la misma oferta y la promesa de añadir el pago con tarjeta, próximamente. Esto puede replicarse en toda la Argentina –país reconocido, por su desarrollo informático– sin dejar que ingresen capitales cuasi mafiosos, que pisotean las reglas de un servicio público –con la misma liviandad los hipermercados intentaron usurpar el área reglada que atienden las farmacias, como si fuese igual vender antibióticos que salamines–, sortean el trámite municipal de habilitación, sus controles, y el pago de impuestos exigidos al sector por las normas municipales. Atendido, hoy, por empresarios pequeños de capital nacional, que peso que ganan lo gastan o invierten dentro de la Argentina. Se subrayan, a favor de “lo nuevo”, las fallas de lo “viejo”. Es la tarea un lobby, que vende viajes que son un placer, con música, caramelos y un brindis. Espejitos de colores: ¿qué puede esperarse de una empresa que inicia actividades en el país sin inscribirse en AFIP, sin habilitación profesional, sin existencia legal? Debemos echar estos “inversores” que roban el ahorro interno, precarizando el trabajo del lugar al que llegan. Europa los rechazó. Estamos a tiempo.

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La industrialización argentina por jacinto paz

Tras el desastre nacional de Pavón (1861), la gue-

rra del Paraguay y las sangrientas intervenciones mitristas en las provincias de la Argentina profunda y orientada al mercado interno, el destino de la industria argentina quedó sellado hasta el día de hoy: debería combatir, una y otra vez, para reconquistar su propio mercado y sobrevivir a la cada vez más agobiante dictadura de los sectores agroexportadores. Las leyes proteccionistas, que se inician con la presidencia del tucumano Nicolás Avellaneda, perduran a lo largo de todos los gobiernos de la Generación del 80, pero son eliminadas progresivamente a partir de la crisis mundial de 1890, que tuvo nefastos efectos sobre la Argentina. Cuando el mitrista Manuel Quintana reemplaza a Roca, en 1904, la protección vuelve a ser casi nula. Según el censo de 1914 la población total era de 7.482.000 personas y la ocupada era de 3.223.000: industrias 1.246.000, agricultura y ganadería 800.800, comercio 349.000, transporte 111.000, otras profesiones 647.000. La industria siguió creciendo casi sin proteccionismo y fue conquistando el propio mercado interno antes abastecido desde el exterior. El 3 de Junio de 1922 el presidente Hipólito Irigoyen, creó YPF y en Diciembre de 1925 comienza la producción de la destilería de Ensenada, garantizando combustible para la industria y transporte en todo el país. En 1910-1914 el total del consumo de productos en el país era: nacional 62,2% - importado 37,8%. La gran crisis mundial de 1929-30 obligó a la oligarquía a administrar la economía ante una ola de proteccionismo y repliegue que alcanzó también al Reino Unido y, en 1936-1938, la proporción pasó a ser: nacional 74.6% - importado 25,4%. La producción Nacional en 1910-1914 se exportaba el 39,2% y se consumía en el mercado interno el 60,8%. En 1936-1938 se exportaba el 32.0% y se consumía el 68.0%. Las principales actividades industriales eran; frigoríficos, fabricas de conserva de carne, industria lechera, azucarera, harinera, vinícola, cervecera, desmote de algodón, aceites, tabaco, minería, destilería de petróleo, fábrica de cemento portland, industria textil, cubiertas y cámaras de automóviles y calzado. Por la crisis mundial de 1929 ingresa menos divisas

2da parte y el Estado interviene administrando el mercado de cambios, esta misma situación le permite llevar adelante una política de sustitución de importaciones para abastecer el mercado interno dando un impulso a la industria, aunque esta se basaba en una explotación de los trabajadores que no tenían derechos reconocidos. El 3 de Julio de 1941 Ramón S. Castillo asume la presidencia por la enfermedad de Roberto M. Ortiz, y toma dos medidas importantes; declara la neutralidad Argentina en la II Guerra Mundial, y crea el 16 de octubre de 1941 la Flota Mercante del Estado con 36 buques de transporte frigorífico, pesqueros y de pasajeros. El 23 de enero de 1943 por decreto se crea Altos Hornos Zapla y el 11 de octubre de 1945 se realiza la primera colada de acero. El 4 de Junio de 1943 los militares nacionalistas encabezados por los Generales Rawson y Ramírez toman el gobierno mediante un golpe de estado y el Coronel Perón es designado Secretario de Trabajo. El 4 de Mayo de 1945 se crea por decreto 9906 la administración general de transporte fluvial ATF, con barcos de pasajeros y de carga remolcadores, barcazas, cargueros autopropulsados. En ese contexto la clase trabajadora irrumpe en la vida política Nacional el 17 de Octubre de 1945 exigiendo la libertad del Coronel Perón preso en Martin Garcia quien desde la secretaria de Trabajo había establecido derechos que beneficiaban a los trabajadores. El 24 de Febrero de 1946 es electo presidente del General Perón encabezando un frente nacional contra la Unión Democrática. En el año 1943 se firmaron solo 4 convenios colectivos de trabajo, en el año 1947 se firmaron 283. Esa era la “demagogia” de Perón hacia los trabajadores. El salario medio de los trabajadores por obrero de 1943 a 1947 aumentaba a un 99,8% llegando a participar en un 50% del PBI. Los obreros registrados en la Industria en 1935 eran 452.307, en 1943 846.111 y en 1947 1.151.309. Y los salarios tomando al año 1943 como base igual a 100, en 1947 se llega a 271,9 mientras que en 1935 llegaban a un 45,4. El 15 de Enero de 1951 se crea la Flota de Navegación de Ultramar pasando de 200.000 a 1.500.000 la capacidad de tonelaje de carga, para exportar a


El zorro a cargo del gallinero Dando una vez más claras muestras de los lazos que

unen la política del Gobierno de Mauricio Macri con lo peor de nuestro pasado reciente, el Gobierno Nacional nombró a José A. Martínez de Hoz (hijo) en el Instituto Nacional de la Propiedad Intelectual, entidad encargada de proteger las patentes de la actividad fabril. El hijo del ex ministro de Economía de la Dictadura acompañará a Dámaso A. Pardo, quien en los años ’90 integró la Comisión Directiva de la Asociación Argentina de Agentes de la Propiedad industrial, integrada por los principales estudios que representan a empresas extranjeras en el país.

través del IAPI 14.000.000 de toneladas de granos y obtener las divisas necesarias para continuar industrializando el país ahorrando miles de millones de dólares en fletes y capitalizando al estado nacional. Se nacionalizan los ferrocarriles que estaban en manos inglesas y se otorgan los créditos de fomentos a la industria, y el Estado Nacional asume el papel rector en la economía por la incapacidad de los capitalistas nativos de convertirse en la burguesía pujante que el país necesitaba. El 15 de Junio de 1953 se crea Astilleros y Fabricas Navales del estado integrada por Astillero Rio Santiago y la Fabrica Naval de explosivos que produjo hasta el presente 80 barcos entre otros 2 petroleros para YPF y 1 para PDVSA el Eva Perón, de 60 mil toneladas cada uno. A partir de 1955 se instalan en Córdoba grandes fabricas metalmecánicas para producir motores, automotores, locomotoras y aviones. Pero la industrialización queda a mitad de camino al no desarrollar el país la industria pesada productora de bienes de capital los cuales son importados al igual que los componentes de bienes terminales, partes de automotores que hoy llegan al 70% con la consecuente salida de divisas. Lo cual impide tener un desarrollo autocentrado condenándonos a un desarrollo incompleto, agravado por los procesos de desindustrialización llevados a cabo por los Gobiernos antinacionales a partir de 1976 con la dictadura oligárquico militar los procesos de democracia dependiente de 1983 a 2003 revertidos parcialmente por los gobiernos nacionales de Nestor Kirchner y Cristina Fernandez, y a partir del 10 de Diciembre de 2015 nuevamente un brutal proceso de desindustrialización que lleva adelante la vieja y renovada Unión Democratica encabezada por Mauricio Macri y la UCR como furgón de cola.

Tanto Pardo como Martínez de Hoz (h) han sido denunciados por el Observatorio Sudamericano de Patentes por incompatibilidad de funciones, dado que ambos son socios y representantes legales del estudio Pagbam, que asesora a las principales empresas transnacionales en temas de propiedad intelectual. Más que un impedimento, esto parece un claro prerrequisito para ocupar un cargo en el Gobierno del PRO. En todos los cargos estratégicos se han nombrado a funcionarios cuya principal función es la defensa de los intereses de la oligarquía y del imperialismo y la destrucción de las conquistas de las mayorías. El objetivo del Instituto es la protección de los derechos de propiedad industrial, a través del otorgamiento de títulos o efectuando los registros establecidos en la legislación para ese fin. En un sistema capitalista, donde las nuevas tecnologías, los inventos que hacen ahorrar a los empresarios millones de pesos/dólares, incrementando las ganancias, son un nuevo campo de competencia interempresaria, donde el espionaje industrial está a la orden del día; una oficina de patentes en manos de representantes de las multinacionales, no ofrece la menor garantía para los emprendedores argentinos de gran ingenio y escasos recursos. Los pone a merced de la codicia imperialista, que no conforme con llevarse sus enormes ganancias a través de la fuga de capitales, también ansía apoderarse de las creaciones, de los inventos, que les permitan hacer punta en una rama industrial, a costa de las posibilidades de generar valor agregado nacional en nuestra industria. Desde tiempos de la Colonia, el apellido Martínez de Hoz aparece asociado a los intereses oligárquicos e imperialistas, enfrentando los intereses de las mayorías, ya sea negando la posibilidad de un gobierno patrio en 1810, como destruyendo la industria nacional en la década de 1970. Ahora desde un lugar aparentemente menor, los Martínez de Hoz siguen escribiendo un nuevo capítulo de ignominia.

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Dado que el papel principal en los países atrasados no lo desempeña el capitalismo nacional sino el capitalismo extranjero, la burguesía del país, en lo que respecta a su situación social, ocupa una posición mucho menos importante que la correspondiente al desarrollo de la industria. Teniendo en cuenta que el capitalismo extranjero no importa obreros, sino que proletariza la población nativa, el proletariado del país comienza bien pronto a desempeñar el papel más importante en la vida de la nación. En estas condiciones, el gobierno nacional, en la medida en que procure resistir al capitalismo extranjero, está obligado en mayor o menor grado a apoyarse en el proletariado. Por otra parte, los gobiernos de estos países atrasados que consideran inevitable o más ventajoso marchar hombro con hombro con el capitalismo extranjero destruyen las organizaciones obreras e implantan un régimen más o menos autoritario.

LA MIRADA ESTRATÉGICA Burguesía nacional y bonapartismo en América Latina por león trotsky

Así, la debilidad de la burguesía nacional, la ausencia de una tradición de gobierno comunal propio, la presión del capitalismo extranjero y el crecimiento relativamente rápido del proletariado minan las bases de cualquier régimen democrático estable. Los gobiernos de países atrasados, es decir, coloniales y semicoloniales, asumen en todas partes un carácter bonapartista o semibonapartista; difieren uno de otro en esto: que algunos tratan de orientarse en una dirección democrática, buscando apoyo en los trabajadores y campesinos, mientras que los otros instauran una forma de gobierno cercana a la dictadura policíaco-militar. Esto determina asimismo el destino de los sindicatos. Ellos están bajo el patronato especial del Estado o sometidos a cruel persecución. El tutelaje por parte del Estado esta dictado por dos tareas que éste tiene que afrontar: 1) atraer a la clase obrera ganando así un apoyo para su resistencia contra las presiones excesivas por parte del imperialismo; 2) al mismo tiempo, regimentar a los trabajadores, poniéndolos bajo el control de su burocracia. 2

Al morir Trotsky, se encontró entre sus papeles un artículo inédito titulado “Los sindicatos obreros en la época del imperialismo”, de un extraordinario valor teórico para esclarecer la naturaleza de los regímenes políticos de América Latina. Es un tema jamás tratado antes por la literatura marxista. Estas ideas sirvieron de base para la elaboración de la concepción actual de la revolución latinoamericana.


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